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RITMO

Del latín rhythmus, el ritmo es un orden acompasado en la sucesión de las cosas. Se trata de un
movimiento controlado o calculado que se produce por la ordenación de elementos diferentes.

El ritmo puede definirse como la combinación armoniosa de sonidos, voces o palabras, que
incluyen las pausas, los silencios y los cortes necesarios para que resulte grato a los sentidos.

Las artes, por lo tanto, tienen en el ritmo una de sus características principales. La literatura (tanto
la narrativa como la poesía) tiene su ritmo en la elección de las palabras y el equilibrio de las
oraciones. Por ejemplo: una sucesión de palabras con sílabas largas y oraciones extensas hace que
la obra tenga un ritmo lento.

En el caso de la música, el ritmo es la proporción existente entre el tiempo de un movimiento y el


de otro diferente. La organización de los compases, los pulsos y los acentos determinan la forma
en la cual el oyente percibe el ritmo y, por lo tanto, la estructura de la obra.

Algunos de los principales conceptos relacionados con el ritmo musical son:

Ritmo* el pulso: se trata de la mínima unidad de medición de tiempo, de una serie de pulsaciones
que se suceden constantemente para dividir el tiempo en porciones iguales. El pulso puede ser
regular o irregular y puede alterarse su velocidad dentro de una misma obra, sea que el propio
compositor lo indique o que lo decidan los intérpretes. Cabe mencionar que es indispensable
percibir el pulso de una obra para adentrarse en el estudio de la misma; por lo general, los
estudiantes de solfeo se valen de pequeños golpes con un lápiz o con el dedo índice sobre una
mesa para representarlo y analizarlo.

* el acento: se da cuando se asigna a un pulso en particular una intensidad mayor a la del resto.
Resulta muy importante para articular una frase musical, tanto durante el proceso de estudio
como a la hora de su interpretación en público, ya que permite organizar los compases de manera
métrica y acerca a los intérpretes a la intención del compositor, al dibujo que pretendía mostrar a
través de sus obras;

* el compás: es la porción de una pieza musical en la que conviven los puntos recién expuestos,
pulsos y acentos, la mínima expresión de su ritmo. La sucesión de pulsos, con sus respectivos
acentos, presentes en un compás, se repite a lo largo de toda la obra, a menos que el compositor
indique lo contrario. Esto no significa, claro está, que la melodía no varíe; el compás es el
esqueleto rítmico sobre el cual ésta se apoya. Existen distintas formas de clasificar los compases;
de acuerdo al número de tiempos que los conforman, por ejemplo, se puede hablar de binarios,
ternarios y cuaternarios. Cada tipo de compás tiene un tiempo fuerte, que representa la porción
que debe ser acentuada: en el caso de un compás de 2/4, el primero es fuerte y el segundo, débil;
para 3/4 (generalmente asociado al Vals), los tiempos son fuerte débil débil. Conocer y respetar
estos conceptos es necesario para el estudio de piezas muy complejas, ya que facilita la práctica
por partes y variando la velocidad para superar los desafíos uno a uno.
El ritmo también puede detectarse en los procesos naturales, como la sucesión periódica de
fenómenos geofísicos. Las mareas oceánicas y los meses lunares son sucesos vinculados a
procesos rítmicos.

En el lenguaje cotidiano, se asocia el ritmo a la velocidad con que se vive: “Mis vacaciones tuvieron
un ritmo frenético: recorrí cinco países y no estuve más de dos días en ninguna ciudad”, “Me gusta
ir al campo a visitar a mis abuelos, porque viven a un ritmo mucho más tranquilo y puedo
descansar”.

El ritmo, en general, es la repetición ordenada de elementos que produce la sensación de


movimiento, controlado o medido, sonoro o visual. Se considera que el ritmo significa flujo,
fluencia, curso; es decir, algo dinámico. El ritmo es una característica básica de todas las artes,
especialmente de la música, la poesía y la danza. También puede detectarse en los fenómenos
naturales. Decimos, por ejemplo, que un sonido es rítmico cuando se sucede en tiempos iguales o
en tiempos distintos que se repiten periódicamente.

El movimiento real de las cosas, es en lo que se basa el ritmo natural. En la naturaleza


encontramos ritmo en la marcha de los astros, en la sucesión de las estaciones, en los ciclos vitales
de las especies animales o botánicas, en el mecanismo de la respiración, de la circulación de la
sangre, etc., pues son procesos que se realizan con regularidad, en un orden y tiempo fijos. Por lo
mismo, siempre que organizamos las cosas de modo que entre ellas haya una relación, temporal o
espacial, constante, o los intervalos que las separan sean proporcionales, diremos que están
sometidas a un ritmo.

El ritmo en la música, es la relación de sonidos de cierta intensidad y duración o de pausas fijas


que se repiten o alternan cada cierto tiempo. Toma en cuenta la combinación regular de sonidos y
silencios. Todas las canciones y piezas musicales tienen ritmo. El pulso y el acento son indicadores
del ritmo que podemos marcar con palmadas, pasos o instrumentos de percusión, según la
duración de cada sonido. En la pintura, la escultura, la arquitectura y otras artes visuales, el ritmo
está determinado por las relaciones entre los elementos visuales y el espacio. Se define como una
sucesión de líneas, masas, formas, espacios, colores u otros elementos que se repiten o se
alternan.

Las artes escénicas como el teatro, la danza y los bailes coreográficos, presentan ritmos visuales
como la presencia, el vestuario y los movimientos de los actores y de los bailarines, las formas y
colores de escenario, los efectos de iluminación, y a su vez ritmos sonoros que provienen de las
voces de los artistas y de la música que acompaña estas manifestaciones artísticas. Por otro lado,
en la prosa escrita, el impulso rítmico determina el equilibrio de las oraciones y la disposición de
las palabras. El ritmo es un rasgo elemental que determina la estructura de la poesía. La rima
también contribuye al efecto rítmico de la poesía.
De donde nace el ritmo

Howard Goodall en su serie How Music Works expone teorías acerca de que el ritmo humano
recuerda la regularidad con la que caminamos y los latidos del corazón que hemos escuchado en
el vientre materno. Otras investigaciones sugieren que no se relacionan con el latido del corazón
directamente, sino con la velocidad del afecto emocional, que también influye en los latidos del
corazón. London escribe que el metro musical «implica nuestra percepción inicial, así como la
anticipación subsiguiente de una serie de pulsos que abstraemos de la superficie del ritmo de la
música mientras se despliega en el tiempo». La «percepción» y la «abstracción» de la medida
rítmica es la base de la participación musical instintiva humana, como cuando una serie de «ticks»
idénticos del reloj se divide en «tic-tac-tic-tac».

Joseph Jordania sugirió recientemente que el sentido del ritmo se desarrolló en las
primeras etapas de la evolución del homínido debido a las fuerzas de la selección natural.
Numerosos animales caminan rítmicamente y escuchan los sonidos de los latidos del corazón en el
vientre materno, pero sólo los humanos tienen la capacidad de unirse en vocalizaciones y otras
actividades rítmicamente coordinadas. Según Jordania, el desarrollo del sentido del ritmo era vital
para el logro del estado neurológico específico del trance de la batalla. Este estado fue crucial para
el desarrollo eficaz del sistema de defensa de los primeros homínidos contra los principales
depredadores africanos, una vez que los homínidos descendieron de la seguridad de las ramas de
los árboles a un terreno más peligroso. El grito de guerra rítmico, la percusión rítmica de
los chamanes, las perforaciones rítmicas de los soldados e incluso las fuerzas de combate
profesionales contemporáneas escuchando la fuerte rítmica de la música rock. Todos utilizan la
capacidad del ritmo de unir a los individuos humanos en una identidad colectiva compartida,
donde los miembros del grupo anteponen los intereses del grupo por encima de sus intereses y
seguridad individuales.

Conforme a unos estudios publicados en Current Biology, ciertos tipos de loros pueden conocer el
ritmo. El neurólogo Oliver Sacks afirma que los chimpancés y otros animales no muestran ninguna
apreciación similar del ritmo, pero propone que la afinidad humana por el ritmo es esencial, por lo
que el sentido del ritmo de una persona no se puede perder (por ejemplo, en un ictus).

«No hay un solo informe de un animal que esté siendo entrenado para dar golpecitos, picotear o
moverse en sincronía con un ritmo auditivo.» «No hay duda de que muchos amantes de las
mascotas rebatirán esta idea y de hecho muchos animales, desde los caballos Lippizaner de
la Escuela Española de Equitación de Viena a la interpretación de los animales de circo parecen
"bailar" la música. No está claro si lo están haciendo realmente o están respondiendo a sutiles
pistas visuales o táctiles que les dan los seres humanos a su alrededor.»

Es posible que las artes rítmicas humanas estén enraizadas hasta cierto punto en el ritual
de cortejo. El establecimiento de un ritmo básico requiere la percepción de una secuencia regular
de distintos pulsos de corta duración y, como la percepción subjetiva de la sonoridad está en
relación con los niveles de ruido ambiental, el pulso debe decaer hasta el silencio antes de que el
próximo tenga lugar si se quiere que sea realmente distinto. Por esta razón, los sonidos de rápida
transición de los instrumentos de percusión se prestan para la definición del ritmo. Las culturas
musicales que se basan en dichos instrumentos pueden desarrollar múltiples capas (polirritmia) y
los ritmos simultáneos en más de un compás, llamado polímetro. Tales son los ritmos cruzados del
África subsahariana y los entrelazados ritmos kotekandel gamelán indonesio. Hay infinidad de
muestras rítmicas destacables entre las culturas musicales de todo el mundo. Entre ellas cabe
mencionar el ritmo en la música persa, el ritmo en la música árabe, el usul en la música turca,
los ritmos dumbek o las tala en la música india.

Terminología

De todos los aspectos constituyentes de la música dos destacan por encima del resto, son el ritmo
y la melodía. Es más, para numerosos teóricos el ritmo es de estos dos, el único elemento
realmente indispensable en la música. En las partituras convencionales de música occidental el
ritmo se asocia con el tiempo y con la dirección horizontal, mientras que la melodía se relaciona
con la altura musical y con la dirección vertical. El ritmo «hace referencia a las duraciones de las
notas individuales, de las armonías (el ritmo armónico), de todas las partes en
una textura (el ritmo compuesto), de las longitudes de las frases, de los cambios de dinámica, de
los cambios de textura, etc.» El ritmo está marcado por la sucesión regulada de elementos
opuestos, la dinámica de los pulsos fuertes y débiles, el pulso tocado y el pulso del silencio
inaudible pero implícito, las notas largas y cortas. El oyente percibe esta sucesión temporal de
elementos que se ordena en la mente formando una estructura, siendo capaz de anticiparse a
ésta. Esto depende de la repetición de un patrón que sea lo suficientemente corto como para
memorizarlo. El compás se define como la organización de pulsos y acentos formando un patrón
que suele repetirse.
Cualidades para obtener el ritmo

El baile, como atestigua la historia de la humanidad, resulta un importante valor de nuestra


cultura que provoca goce y placer tanto en quienes lo ejecutan como en los espectadores. Sin
embargo, no todas las personas parecen tener oído musical para la danza, lo que nos hace
preguntarnos si acaso se puede aprender a tener ritmo, a pesar de haber nacido sin esta habilidad.
Hoy procuraremos darte algunas explicaciones.

El movimiento para el ser humano

Obviamente, el movimiento es una actividad imprescindible para el ser humano y justamente, de


esta actividad dependen todos los sistemas del organismo, desde el aparato óseo-muscular hasta
el cardiovascular. Sin faltar a la verdad, podemos decir que sin movimiento se deteriora
considerablemente la calidad de vida de toda persona.

Moverse es fácil, nacemos moviéndonos y morimos entre estertores. De hecho, la quietud es la


imagen de la muerte. Además, moverse es automático, nadie nos ordena hacerlo ni nos lo enseña.

Sin embargo, existen una serie de movimientos que ya no son tan espontáneos, sino que deben
ser aprendidos, como es el caso de caminar. ¿Quieren algo más complicado? Pero eventualmente,
unos antes; otros después, todos aprendemos a caminar cuando somos pequeños.

Caminar, una vez lo aprendemos, es voluntario. Decidimos cuándo y cómo hacerlo. El ritmo de los
movimientos para caminar se localiza en el sistema nervioso, específicamente en la médula
espinal. Son patrones que permiten que los músculos se muevan en perfecta secuencia y
equilibrio.

Entonces, ¿el baile podría basarse en los mismos mecanismos? A diferencia de caminar, bailar es
una actividad mucho más sofisticada. El baile y el ritmo están indisolublemente ligados.

Según los expertos, la persona debe aprender el movimiento rítmico de un paso, que es un patrón
musical fijo, y una vez esta se incorpora al sistema nervioso, todo lo que tiene que hacer es
repetir.

La clave está en practicar tantas veces como sea necesario hasta que el ritmo se fije. Todo parece
indicar que, efectivamente, el ritmo puede aprenderse siempre y cuando haya persistencia. Como
sucedía al aprender a caminar, el tiempo que tarda cada quien en hacerlo es individual y no puede
saberse con exactitud.

Así que si no sabes bailar y tus amigos te han repetido muchas veces que lo olvides, que no eres
precisamente rítmico, respóndeles que sí se puede aprender a tener ritmo y comienza al instante a
practicar clases de baile. Con paciencia y repetición todos podemos bailar.

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