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ANTROPOLOGIA TEOLOGICA

Antropología teológica o antropología cristiana es una rama de la teología


dogmática cristiana que estudia al hombre desde el punto de vista de la revelación, en especial
la Sagrada Escritura, estableciendo el concepto cristiano del hombre.

Ha estado desde siempre presente dentro de las ramas de la teología, donde más que dilucidar
la condición humana desde la revelación se intentaba encontrar en la Biblia y en la Tradición
las pruebas o sostén de la antropología propia de la escolástica.

Desde el Concilio Vaticano II (en ámbito católico), este tratado afronta el problema del hombre
en cuanto destinado a participar de la naturaleza divina, del hombre en cuanto, según la
revelación, está llamado a ser hijo de Dios.

Los principales temas de los que se ocupa esta disciplina son los siguientes:

 La justicia original o el estado en que se habrían encontrado Adán y Eva antes del
pecado original.
 El pecado original.
 La doctrina de la justificación.
 La inhabitación de Dios en el alma o la gracia divina.
 Su dimensión sobrenatural.
 La divinización del hombre o su condición de hijo de Dios.

Conceptos teológicos:
 cristología:
Es la parte de la teología cristiana que dedica su
estudio al papel que desempeña Jesús de
Nazaret (desde los puntos de vista tanto humanos
como divinos, bajo el título de Cristo o Mesías).
Sin embargo, los detalles menores de su vida no
son tan importantes para la cristología, y sí lo son
más bien el quién era, la Encarnación y los
eventos más importantes de su vida (su
nacimiento, su muerte y su resurrección).

Algunos puntos clave de la cristología incluyen:

 Su naturaleza humana.
 Su naturaleza divina.
 La interrelación entre estas dos
naturalezas, cómo interactuarían y se
afectarían entre sí.
 hijo del hombre:

La expresión Hijo del


Hombre o hijo de hombre)
es la más utilizada para
referirse en los
Evangelios a Jesús de
Nazaret. En los evangelios
sinópticos es mencionada
en 66 ocasiones. En los
otros libros del Nuevo
Testamento apenas aparece:
sólo una vez en los Hechos
de los Apóstoles y tres
en Apocalipsis: Hecho 7:56;
Ap. 1:9,13, 14:14.

El sentido de esta expresión tiene gran importancia ya que, en los Evangelios, el texto es
usado por Jesús para referirse a sí mismo. Se discute si se trata o no de un título de Jesús, y si
puede arrojar luz acerca de lo que Jesús pensaba sobre sí mismo.

Con anterioridad a los Evangelios, la aparición más significativa de esta expresión tiene lugar
en el Libro de Daniel, en el Antiguo:
Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que
mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron
el poder, dejándolas vivas una temporada. Seguí mirando y en la visión nocturna vi venir
en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó
ante él. Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo
respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
(Dn 7, 11-14)

Parte del libro está escrito en arameo y parte en hebreo. El compilador final de la obra unió el
texto hebreo y el arameo y le añadió ciertos pasajes que hacen alusión a la profanación del
Templo por parte de Antíoco IV, lo que permite datar la compilación en el año 165 a. C. Es un
libro de estilo apocalíptico.

Así como el anciano representa a Dios, el hijo del hombre, representa a Jesús, el Mesías que
había sido prometido por el anciano, nacido de una virgen como lo dijo el profeta Isaías:

Muy bien, el Señor mismo les dará


la señal. ¡Miren! ¡La virgen
concebirá un niño! Dará a luz un
hijo y lo llamarán Emanuel (que
significa “Dios está con
nosotros”). (Isaías 7:14).

Otros usos de la expresión se


encuentran en el Libro de Enoc,
conservado en una versión etíope y
en el Libro Cuarto de Ezra.
El punto de vista Judío-Mesiánico

En la literatura apocalíptica rendida por el santo profeta Daniel, Jesús acepta poner su vida en
expiación por el pecado, se desprende voluntariamente de tales atributos, y viene a ser el
Siervo sufriente de 'Adonay .Por lo tanto, es un título legítimo que el Mesías reclamó y usó para
anunciar que debía poner su cuerpo en expiación por los pecados del Pueblo y posteriormente
vencer al pecado y a la muerte con su resurrección de entre los muertos para nunca más morir
y su regreso al padre como la gavilla mecida.
El punto de vista católico

Según los teólogos católicos, este libro, perteneciente al Canon Hebreo (Tanaj), a las sección
de los Escritos (Ketubim), dio lugar al uso de la expresión «Hijo del Hombre» aplicado
al Mesías esperado por el pueblo judío.

Es aplicado por los evangelistas, en sentido mesiánico, a Jesús de Nazaret. Aparece en


el Relato de la Pasión que sirve de fuente a los tres evangelios sinópticos, por lo tanto anterior
al año 70 en que suele fecharse el de Marcos, y según los expertos uno de los relatos más
antiguos de los que componen los evangelios:
Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por Dios vivo a que nos
digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús contestó: Tú lo has dicho. Más aún, yo
os digo: desde ahora veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del
Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.
(Mt 26, 63-64; Mc 14, 61-62; Lc 22, 66-69)

El Evangelio según san Juan, más tardío que los tres sinópticos, abrevia el relato de la Pasión,
de modo que el proceso ante los judíos, en el que se manifiesta la expresión Hijo del Hombre,
se distribuye por los capítulos previos al prendimiento de Jesús:
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del
Hombre? Él contestó: ¿Y quién es, Señor, para que crea en Él? Jesús dijo: Lo estás
viendo: el que te está hablando, ése es. Él dijo: Creo, Señor. Y se postró ante Él.

(Juan 9, 35-38)

El punto de vista de Geza Vermes

Geza Vermes, uno de los más destacados estudiosos del Jesús histórico, documenta con
varios ejemplos la tesis de que "hijo de hombre" es un idiotismo propio
del arameo de Galilea con que el hablante alude a sí mismo. Con respecto a su utilización en el
Libro de Daniel, para Vermes la expresión no hace referencia a un individuo concreto, sino que
alude colectivamente a "los santos del Altísimo". No obstante, admite que con posterioridad se
desarrolló una interpretación mesiánica del texto del libro de Daniel, pero la sitúa a partir del
siglo II. En ningún caso admite que la expresión "hijo de hombre" tenga en el evangelio un
carácter titular, y opina que:
"Fue este giro idiomático lo que los discípulos galileos de Jesús, de mentalidad
apocalíptica, debieron "escatologizar" por medio de una midrash de Daniel 7:13."
Creación del hombre
La antropogonía es la clase relato de carácter mítico-religioso sobre el origen del hombre, su
creación o surgimiento y por extensión de su cultura.

La creación del hombre en sumeria


Los sumerios, instalados en la Baja Mesopotamia, crearon varios relatos para la creación del
hombre; en todos ellos aparece como siervo -aunque no esclavo- de los dioses. Ante la
carencia de cuidados y atenciones, los dioses crearon a los hombres para que les hicieran
templos, les confeccionaran vestidos y les consiguieran comida. Nammu creó al hombre con la
arcilla del Abzu. Otras narraciones cuentan que el hombre brotó de la tierra igual que las
plantas.
La creación del hombre en Grecia
Existen varios mitos relacionados con la creación del hombre en la Antigua Grecia, el
mito Pelasgo -el primer hombre-, el mito sobre las cinco edades o razas del hombre, el mito
de Deucalión y Pirra y el mito del titán Prometeo, amigo de los hombres, para quienes robó el
fuego a los dioses.

En el mito de los Pelasgos, el primer hombre que brotó de la tierra de Arcadia es Pelasgo, a él
siguieron otros a los que enseñó a construir cabañas y a alimentarse de bellotas, y a coserse
túnicas de piel de cerdo.

Según cuenta Hesíodo, el mito de las cinco edades o razas del hombre indica que, como un
fruto más, los primeros hombres nacieron espontáneamente de la Tierra como súbditos
de Crono. Estos primeros hombres fueron la denominada raza de oro, vivían sin preocupación,
no envejecían y la muerte no era más que un sueño. Desaparecieron. Vino la raza de plata,
comedores de pan, creados también por acción divina. Estaban sometidos a sus madres y eran
pendencieros. Zeus los destruyó a todos. Vino después la raza de bronce, nacieron como
frutos de fresnos, comían carne además de pan y eran guerreros e insolentes. La peste se los
llevó a todos. La cuarta raza también era de bronce, aunque más noble y generosa, habían
sido engendrados por dioses en mujeres mortales. Lucharon por Tebas, son héroes y habitan
los Campos Elíseos. La quinta raza es la raza actual de hierro, descendientes indignos de la
cuarta. Son degenerados, crueles, maliciosos, lujuriosos, malos hijos y traicioneros.

En el mito del Titán Prometeo se cuenta que


cuando ya estaba todo creado faltaba la
criatura que pudiera albergar dignamente el
espíritu. Prometeo bajó a la Tierra y
cogiendo arcilla modeló una criatura a
imagen de los dioses. Para animar esa arcilla
modelada pidió a todos los animales
cualidades, buenas y malas, y las encerró en
el pecho de la figura. La olímpica Atenea,
diosa de la sabiduría y amiga de Prometeo,
quedó admirada e infundió en la figura el
hálito divino.

El mito de Deucalión (hijo de Prometeo) y su


mujer Pirra cuenta como éstos se salvaron
del diluvio provocado por la ira de Zeus, al
construir una balsa en el monte Parnaso que
les permitió su salvación. Zeus finalmente se
apiadó y paró el diluvio.
Deucalión y Pirra pudieron finalmente bajar a tierra y vieron que no quedaba ninguno de su
especie. Ante un templo a Temis suplicaron la regeneración de la raza exterminada. La diosa
Temis respondió: arrojad detrás de vosotros los huesos de vuestra madre. Entendió Deucalión
que se refería a la gran madre Tierra, por lo que fueron arrojando piedras que fueron
convirtiéndose en humanos; las que arrojaba Deucalión tenían forma humana masculina y las
que arrojaba Pirra forma femenina. Así recuerda el hombre la tosquedad y dureza de donde
procede.
La creación del hombre en el Génesis
El Génesis es el primer libro de la Torá ("La Ley" o Pentateuco) y también el primer libro
del Tanaj, la biblia hebrea (conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento). La
biblia es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo

En los primeros capítulos del Génesis se describen en una forma popular el origen y creación
del mundo, el hombre y la vida en general. La gran mayoría de los cristianos consideran los
primeros capítulos del Génesis como escritos simbólicos, que no deben ser entendidos
literalmente. Mientras que sólo unos pocos, los creacionistas y defensores de la teoría
del diseño inteligente, creen que sean históricamente correctos.

La historia de la creación del hombre en el Huerto del Edén aparece en el segundo capítulo. En
el primer capítulo Dios crea primero a los animales, y entonces crea al hombre y a la mujer a su
imagen, sin establecer ninguna prioridad entre ellos; pero en el segundo capítulo, en la
creación del Huerto del Edén, muchos ven que Yahweh Elohim crea a los animales, Adán y
finalmente crea a Eva de una costilla de Adán, o de su costado según la traducción (Génesis
2:18).

Junto con el origen del hombre, en el


relato Bíblico encontramos fechas, que
teniendo en cuenta la fecha comúnmente
aceptada del diluvio universal de
2370 a.C. nos permiten retroceder en la
corriente del tiempo hasta 4026 a.C.
fecha en la que se sitúa la creación de
Adán. Esto se determina según Génesis
5:3-29 y Génesis 7:6, 11.
Si sumamos los 1.656 años de Génesis
5 a 2370 a.C., llegamos a 4026 a.C. para
la creación de Adán, quizás en el otoño,
puesto que en el otoño comenzaba el
año en los calendarios más antiguos.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a


imagen de Dios lo creó; varón y hembra
los creó. (Génesis, 1.27)

De la costilla que le había sacado al


hombre, el Señor Dios formó una mujer y
se la presentó al hombre. (Génesis,
2.22).

La creación del hombre en el Corán


El Corán es el libro sagrado del islam (religión monoteísta abrahámica), que para
los musulmanes contiene la palabra de Dios. En el capítulo, sura o azora 53, referido a Alá, se
dice:
Él ha creado las parejas, macho y hembra,
a partir de una gota de esperma cuando se eyacula. (Corán, 53: 45-46)

La creación del hombre en la religión escandinava


Para la mitología nórdica existen dos versiones o mitos sobre el origen del primer hombre. En
uno de los mitos el primer hombre -Askr o fresno- y la primera mujer -Embla u olmo- nacen de
los troncos de los árboles a los que tres dioses -Odín, Viliy Vé- dotan de vida. En otra versión
dos seres humanos salen del árbol cósmico Yggdrasill.
Otros relatos sobre la creación y el
origen del hombre
Todas las culturas y religiones tienen relatos
o mitos sobre la creación del mundo y también
sobre la creación del hombre. Los mitos sobre la
creación son historias mitológico-religiosas que
suelen describir la creación del mundo, del primer
hombre, de la Tierra, la vida y, en general,
del universo usualmente como un acto deliberado
de creación realizado por una o más deidades.

Dualismo
Se llama dualismo a la doctrina que afirma la existencia de dos principios supremos, increados,
contornos, independientes, irreductibles y antagónicos, uno del bien y otro del mal, por cuya
acción se explica el origen y evolución del mundo; y también, en un sentido más amplio, a las
doctrinas que afirman dos órdenes de ser esencialmente distintos, con más o menos
radicalismo: por ejemplo, ser ideal y ser real, Dios y mundo, naturaleza y gracia (en el
plano cognoscitivo razón y fe), materia y espíritu, orden físico (de la necesidad) y
orden moral (de la libertad y el deber) (en el plano cognoscitivo constatación y valoración ética),
conocer y querer (plano de la actividad consciente), bien y mal (plano de la actividad moral),
etc. En el primer caso se trata del dualismo en el sentido más estricto y usual del término, y se
puede llamar dualismo teológico, cosmogónico(relativo al origen del cosmos) o religioso; en el
segundo caso se puede hablar de un dualismo filosófico o metafísico, que se opone de modo
irreductible al panteísmo y el holismo.

En la filosofía china se utilizan los términos yin y yang para indicar la dualidad de todo lo
existente en el universo yendo más allá de dos principios supremos e irreductibles y pudiendo
ser aplicados a cualquier objeto o situación.

Dualismos filosóficos
En diferentes autores se han dado formas muy diversas de dualismos ontológicos. Se
encuentra en Pitágoras, con la oposición entre límite e ilimitado, par e impar, a las que
corresponden otras ocho oposiciones; en Empédocles, con el contraste entre la amistad y el
odio, que Aristóteles interpreta como el Bien y el Mal; en Anaxágoras con el caos primitivo y la
inteligencia; en los atomistas, con el vacío infinito y la multiplicidad de corpúsculos invisibles.
Se acentúa en Platón, con los dos mundos: el mundo inteligible de las ideas, eterno, inmutable
y necesario, y el mundo sensible de la materia, temporal, mudable y corruptible (alma
encerrada en un cuerpo). Platón desvaloriza el mundo de la materia; de su doctrina procede la
imagen del cuerpo como cárcel del alma. El dualismo platónico reaparece completo en
los neoplatónicos, aunque en éstos se añade la doctrina de la emanación, que liga ambos
mundos.

Descartes acentúa el dualismo entre el espíritu y la materia. Kant introduce un nuevo dualismo:
entre la razón pura y la razón práctica, el mundo natural de la apariencia (fenómeno) y
el determinismo, y el mundo moral de la realidad en sí y la libertad.
Los espiritualistas posteriores insisten en el dualismo entre naturaleza y espíritu.

Teología del Cuerpo


La Teología del Cuerpo es el título conjunto de una serie de 129 catequesis dadas por
el papa Juan Pablo II durante sus audiencias de los miércoles entre septiembre de 1979 y
noviembre de 1984. Fueron las principales enseñanzas de su pontificado. Sus textos completos
fueron más tarde compilados y publicados como una única obra: La Teología del Cuerpo: El
Amor Humano en el Plan Divino o bien Varón y mujer.

El punto de partida es la creación: el ser humano ha sido plasmado como hombre y mujer. A
partir de esa reflexión se llega a una visión integral que permite una respuesta adecuada al
problema del matrimonio y de la procreación. Por tanto, se trata de establecer lo que Juan
Pablo II llama una “antropología integral” o mejor una teología del cuerpo.

El apartado sobre la "antropología adecuada" está dividido a su vez en tres secciones que son
reflexiones a partir de textos del evangelio y que reflejan tres momentos de la historia del
hombre:
a. El origen del hombre y su inocencia según el
designio de Dios.
b. El hombre caído por el pecado y redimido por
Cristo.
c. El hombre resucitado o "escatológico" en su
situación definitiva.

Los puntos a los que Juan Pablo II dedica mayor


atención son dilucidaciones sobre el significado de
la soledad inicial del hombre, la unidad originaria de
hombre y mujer, y la desnudez sin pudor. Todo ello
sirve de base para afirmar el profundo significado
esponsal que el cuerpo humano tiene.

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