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medio, existente o de próxima invención, sin permiso por
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28007 Madrid
Anagrama «LUCHA CONTRA LA PIRATERIA»
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DERECHO
Introducción
MANUAL DE APRENDIZAJE MECANOGRÁFICO
Durante la Edad Media, la escritura era patrimonio casi exclusivo de los monjes, que
copiaban a mano con trazo artístico los textos bíblicos. De ahí el término “manuscrito”,
que en el futuro se opondrá a “mecanoscrito”. A partir de la invención de la imprenta, a
mediados de siglo XV, se produce una revolución en cuanto a la difusión de la escritura;
sin embargo, debemos puntualizar que la Biblia latina que imprime Gutemberg en 1450
pretende igualar la calidad de las biblias manuscritas reproducidas en los monasterios,
es decir, mantiene la caligrafía de la letra gótica, de trazo estrecho y caracteres puntia-
gudos, utilizada desde el siglo XIII. Los caracteres que conocemos hoy en día se deben a
la transformación cultural que conlleva el Renacimiento desde el siglo XIV; su escritura,
como en tantos otros elementos, rechaza las formas góticas y opta por las redondas y
anchas. La coincidencia de este cambio con la invención de la tipografía produce, a par-
tir del siglo XVI, una auténtica revolución en la imagen de la letra impresa, sobre todo en
el momento en que los tipos de plomo, diseñados a partir de los principios de la letra
humanística, se reproducen en los textos difundidos por la imprenta de Gutemberg.
Desde Gutemberg hasta 1872, la composición de los textos se hacía letra por letra.
Los tipógrafos escogían los caracteres de plomo de las cajas (en la posición superior se
encontraban las mayúsculas, aún hoy llamadas de caja alta por este motivo, y en las
inferiores se encontraban las letras minúsculas o de caja baja) y los colocaban uno por
uno en las galeras, las guías que servían para sujetarlas. Una vez terminada su utiliza-
ción, había que devolverlas una por una a su lugar de origen. Con este procedimiento se
componían de 1.200 a 1.500 signos por hora, realmente un ritmo muy lento si conside-
ramos que una página estándard actual cuenta con algo más de 2.000 signos.
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La carrera tenía dos partes: en primer lugar, cuarenta y cinco minutos de dictado y,
en segundo lugar, cuarenta y cinco minutos de copia de un texto desconocido. En este
duelo, que adquirió gran popularidad, también se oponían dos modelos de máquina de
concepciones diferentes: Taub utilizó una Caligraph, de teclado completo, mientras que
McGurrin defendió el teclado combinado de la Remington. Así pues, no sólo competían
dos técnicas distintas de mecanografía, sino también dos modelos de máquina.
McGurrin triunfó con gran repercusión en todo el país y la velocidad se impuso como
valor definitivo del avance mecanográfico, que entró en un rápido desarrollo a partir de
la aplicación de la electricidad al funcionamiento de los mecanismos.
En 1961, IBM presentó las máquinas en que la bola oscilante que contiene los sig-
nos sustituye el carro móvil, ya que ahora es la bola la que se mueve de izquierda a
derecha, y no el carro, que se mantiene fijo. En los años setenta esta misma empresa
ideó el sistema comunmente conocido como “margarita”, en que los caracteres se
encuentran fijados en un soporte flexible a la manera de los pétalos; de esta forma, en el
momento en que se presiona la tecla correspondiente a un signo, el disco gira hasta que
éste se encuentra a la altura del martillo de impresión, que golpea el pétalo y este presio-
na la cinta e imprime el carácter.
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