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1 Este Consejo Federal, luego de haberlo deliberado en el seno de la 83ª Asamblea Anual Ordinaria,
interpreta como soporte físico el referido al soporte en formato papel, es decir, la información
brindada por escrito al consumidor, no siendo asimilable aquella que se brinde por medios digitales
como correo electrónico o dispositivos de almacenamiento masivo o CDs o similares.
el proveedor determine”) y trasladando al consumidor la decisión de recibirla en formato
físico o papel, quien deberá expresamente solicitarlo así. De esta manera la nueva redacción
legal ha transformado en regla lo que antes era la excepción y viceversa.
En este sentido, este Consejo Federal entiende que, tanto la modificación introducida por el D.N.U.
mencionado, como la derivada de la Resolución 915-E/2017 SC, constituyen un retroceso jurídico
en la defensa de los derechos de consumidores y usuarios de bienes y servicios. Los derechos de los
consumidores, en tanto derechos reconocidos y receptados constitucionalmente, constituyen
derechos humanos estrechamente vinculados con los derechos económicos, sociales y culturales del
ciudadano y para los cuales resulta claramente aplicable el denominado “principio de
progresividad”. Este principio reconoce que no puede, ni deben producirse retrocesos legislativos en
la materia, situación que entendemos acontece con la sanción de los textos legales mencionados.
Por otra parte, vale la pena destacar que tanto la Constitución Nacional en su
artículo 42, cómo el Código Civil y Comercial de la Nación en su artículo 1.100, el artículo 4 de
la LDC –aún luego de la reforma en análisis-, claramente prevén que la información debe ser
brindada de manera gratuita por el proveedor, exigencia que, para aquellos casos en los que
la misma sea brindada de manera digital por medio de correo electrónico o mediante el
acceso a una página web o a través de cualquier otro medio similar mediante internet,
dejará de verse cumplida, toda vez que para acceder a la misma, el consumidor o usuario
deberá contar con un servicio de internet que en todos los casos es pago y/o concurrir a
algún lugar que brinde este servicio y que, obviamente, también deberá abonar.
Párrafo aparte merece el análisis a través del cual el Poder Ejecutivo Nacional decide
y lleva adelante las modificaciones aludidas, en un caso mediante una Resolución de la
Secretaría de Comercio y, en el otro, modificando un texto legal de orden público como es la
Ley de Defensa del Consumidor (artículo 65, Ley 24.240) por intermedio de un decreto de
necesidad y urgencia, herramienta que, si bien resulta constitucionalmente reconocida,
constituye un remedio frente a situaciones que verdaderamente revistan dichas características
de “necesidad” y de “urgencia”, características que, en lo referido a la modificación del artículo
4 de la LDC, entendemos no se verifican en el presente.
Entendemos que, frente a reformas legislativas de una ley de orden público como la
LDC, que protege derechos de sujetos vulnerables frente a los eventuales abusos e
incumplimientos de aquellos que tanto económica, como jurídica y fácticamente se
encuentran en una posición ventajosa, y en virtud de los efectos y consecuencias concretos
que dichas modificaciones conllevan en el desarrollo diario y cotidiano de las actividades de
la vida en general de los ciudadanos, se impone un debate y un diálogo amplio,
multidisciplinario y que involucre a la totalidad de los actores sociales, jurídicos, estatales y
de los sectores de la sociedad civil comprometidos y con competencia en la aplicación de
estas normas de protección de derechos y en la defensa de los consumidores y usuarios.