Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
(I PARTE). Traducción
Infokrisis.- Entre 1970 y 1985 se tradujeron varios libros del autor
francés Louis Charpentier (Los gigantes y el misterio de los orígenes, El Misterio de los
Templarios, El Misterio de Santiago de Compostela, El misterio de la Catedral de Chartres y El misterio
Vasco), todos ellos eran de una calidad bastante superior a la de otros
sobre la misma temática, el material era original y de primera mano y
siempre aportaban algún elemento sorprendente o insólito. Se debió a
Charpertier que tuviéramos conociminto de los "compagnons" (los gremios
de origen medieval que luego conocimos con mucho detenimiento
durante los años que vivimos en Francia y que, en cierto sentido
determinó una parte importante de nuestra trayectoria personal). Pero
había un libro de Charpentier que jamás fue traducido al castellano a
pesar de que se notaba que era un libro escrito con pasión: El misterio del
vino. En el verano de 2008 aprovechamos para traducirlo por nuestra
cuenta y aquí lo ofrecemos a la consideración de nuestros amigos. Que
lo disfrutéis como se disfruta una copa de buen vino.
La historia antigua dice también que este digno patriarca –que se las
daba de hombre de buenas costumbres–, habiéndose emborrachado
con jugo de uva, se comportó de forma muy poco inteligente ante toda
su familia, llegando a desnudarse para pasar mejor su embriaguez.
Uno de sus hijos, Cam, cuenta la Biblia, mira a su padre desnudo con
curiosidad, lo que le valió el amargo reproche de sus hermanos, Sem y
Jafet, que cubrieron a su padre poniendo mucho cuidado de no mirarle.
Es evidente que esta parte de la Biblia –el Génesis– alude a una o, más
bien, a varias leyendas que se generaron cuando se produjo la subida
enorme de las aguas. Este ascenso de las aguas ha dejado muchas
leyendas en diversas memorias populares para no ofrecer una
apariencia o, al menos, una posibilidad de verdad.
Parece que puede evaluarse en torno a 200 metros el ascenso del nivel
de los mares provocado por la totalidad de las aguas glaciares fundidas.
En efecto, existe un fenómeno que los geógrafos no consiguen explicar:
en el perímetro de los continentes, el descenso es suave hasta un nivel
que suele llamarse la plataforma continental; luego, bruscamente,
pasa hasta el fondo del mar.
Noé fue advertido por Dios, según la Biblia; o bien –lo que es
igualmente admisible– era más sabio de lo que generalmente se
admite. Y por otra parte, está fuera de toda duda que era notablemente
sabio, como mínimo ingeniero en construcciones navales.
Además, para instalar los animales que Noé, al parecer, había recogido
antes de emprender su navegación, lo construyó con tres “pisos”, lo
que, en términos marinos, quiere decir un navío de tres puentes.
Ya que por definición, Dios sabe que la madera puede ser sometida a
los ataques de las lapas y los moluscos, decidió –y Noé tras él– que la
madera que sería empleada para el arca debía ser resinosa. Esta
madera resinosa, la encontramos más tarde en el arca que albergó en
su interior, según se cuenta, a las Tablas de la Ley; es una madera
muy resistente gracias a la resina no permite a los moluscos instalarse.
Por otra parte, algo que no deja de sorprender a los que, teniendo
conocimiento de morfología humana, contemplan la estatuaria egipcia,
es la similitud de la raza egipcia antigua con los rostros europeos. No
hay ninguna otra raza, en África o en Asia donde se les pueda
encontrar: ni entre los orientales de origen semita, ni entre los arios
llegados del norte del Caspio; estos últimos tienen ángulos faciales
completamente convexos, los turcos y los iranios también, así como
los arios de la India. Por el contrario no hay ninguna duda sobre el
paralelismo que puede establecerse entre el ángulo facial de las
cabezas de estatuas egipcias y las poblaciones europeas del Oeste.
Noé, como hemos visto, como cae por su propio peso, no era semita.
Aunque el pueblo hebreo lo haya integrado en su historia, era imposible
que fuera semita, pues el primer semita de la Biblia es el hijo mismo
de Noé, y su nombre es Sem. Antes que él, primero por el nombre y
luego por la raza, no existen semitas, y su padre si hubiera pertenecido
a esta raza hubiera debido ser el hijo de su hijo, algo que no parece
muy serio.
Luego está Cam; sobre él los redactores de la Biblia indicaron que son
los del país de Canaan, es decir el lugar que los semitas habían elegido
como Tierra prometida. Se prepara el terreno para la leyenda
declarando que, por orden del Eterno, Canaan será el servidor de Sem
e, incidentalmente, sin apoyar, de Jafet. Pero Jafet habitará en las
tiendas de campaña de Sem y será, de alguna manera, su invitado.
Esto explicaría este nombre de Noé. Hay otro elemento que puede, en
rigor, considerarse como un enigma, pero que, personalmente, me
encanta: se sabe que el vasco es actualmente la más antigua, la más
vieja lengua de Occidente y se admite que algunas raíces de sus
palabras vienen directamente del período glacial donde el país estaban
habitados por la raza de Cro–Magnon.
En estas condiciones, esta famosa “cosecha” del padre Noé toma una
apariencia muy alejada de la que le presta la Biblia y dejaría suponer
que el estado de conciencia obtenido no debía en ningún caso ser
perturbado por su familia; de ahí la disputa entre los tres hermanos.
2. Los Noé
Las historias similares a Noe abundan. Bajo este nombre u otro, “Noé”
atracó su navío en muchos lugares al concluir lo que se llamó el “Diluvio
Universal”. Son, evidentemente, como en la Biblia, historias más o
menos legendarias que se han transmitido de boca a oreja, desde
entonces. Quizás se trate siempre de la misma historia a la que se han
cambiado los lugares en función del folklore local.
Podríamos pensar, con cierta lógica, que la Biblia, en tanto que libro
muy antiguo utilizado por las religiones hebraica, cristiana y
musulmana, contiene leyendas que pudieran haber sido recuperadas y
localizadas por los representantes de estas tres religiones a través de
su historia, pero la leyenda del cabo Espartel, de origen bereber, era
completamente ajena a esta Biblia. Pues si los árabes son, en efecto,
semitas, los bereberes son de origen cro–magnón.
Señalemos que Noé se había contentado con apenas tres puentes, que
ya era en aquel tiempo un gran embarcación.
Para Noé, fue Yaveh quien dio las indicaciones para elegir la madera,
la construcción e incluso el calafateado para evitar la acción del agua.
Algún lector podrá pensar que llegaba de otro planeta… pero es mucho
más verosímil decir que venía, simplemente, de otro continente.
Sea como fuere, este Oannes pasaba el día entre los hombres
enseñándoles las letras, las ciencias y las artes, las leyes, la geometría
y la construcción de ciudades y de templos e incluso la astrología; los
inició en la agricultura y en todo lo que podía mejorar su existencia.
Y esto plantea una pregunta: ¿por qué este Oannes parte de cuyo
cuerpo parecía ser el de un pez, no sería el antepasado de nuestras
legendarias y conocidas sirenas?
Sea como fuere, se sabe, por los descubrimientos de los fósiles, que la
viña existían mucho antes incluso que las historias atlantes, mucho
antes de las enseñanzas que los atlantes –u otros– nos aportaron. Las
cepas fosilizadas que se han convertido en silex con extremadamente
antiguas, datando de varias decenas de miles de años.