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Feminismo,

fundamentalismo islámico
y la política de la
contrainsurgencia1
Saba Mahmood y Charles Hirschkind apoyo a la campaña de la Mayoría Feminista
(Feminist Majority) contra el trato brutal del
Antes de ser expulsados del poder en Afganistán, Talibán a las mujeres afganas. La persona que
los Talibán eran vistos en occidente como un ré- encabezaba esta campaña era Mavis Leno, la
gimen retrógrado cuya misoginia intensa y odio esposa de Jay Leno, quien se había lanzado al
a todas las cosas modernas eran típicos del fun- activismo político al escuchar sobre la grave
damentalismo islámico. Algunas estrellas de situación de las mujeres afganas que vivían
Hollywood y la organización Mayoría Feminis- bajo el brutal régimen del Talibán. Las miem-
ta (Feminist Majority) hicieron una campaña bros de la Mayoría Feminista no sabían que
para “terminar con la discriminación de género Leno convertiría la grave situación de las mu-
en Afganistán”, pero pasaron por alto el papel jeres afganas bajo el régimen Talibán en un
que Estados Unidos había jugado en la promo- caso célebre: no sólo las estrellas de Holly-
ción de grupos extremistas islámicos en la re- wood se unieron a las filas de la campaña que
gión, equipándolos con armas, y creando un vino a ser llamada “Detengamos el Apartheid
ambiente político en el cual la emergencia de los de Género en Afganistán”, sino que un im-
Talibán era un resultado predecible. Saba Mah- portante número de revistas para mujeres (co-
mood y Charles Hirschkind, de la Universidad mo Glamour, Jane, Teen, etc.), además de pu-
de California en Berkeley, cuestionan los supues- blicaciones feministas como Sojourner, Off
tos que guiaron la campaña de la Mayoría Fe- our back y Ms., publicaron artículos sobre la
minista y exploran un prejuicio en contra de la grave situación de las mujeres afganas bajo el
religión y la tradición que nubla la visión occi- régimen del Talibán. La Mayoría Feminista
dental sobre el mundo islámico. afirma que fue su trabajo el que eventualmen-
te disuadió a los oficiales de la compañía
*** Unocal de abandonar los planes para desarro-
llar una tubería de gas natural en Afganistán,
Durante una noche fresca y con brisa en mar- y el que convenció a un Bill Clinton amiga-
zo de 1999, un buen número de estrellas de ble a Hollywood de condenar al régimen del
Hollywood se manifestaron para mostrar su Talibán.
Lo que nos sorprende de esta campaña fue
Mahmood, Saba y Charles Hirschkind, 2004, el estudiado silencio sobre el papel crucial
“Feminismo, fundamentalismo islámico y la política de
que Estados Unidos jugó para crear las condi-
la contrainsurgencia”, en ICONOS No.20, Flacso-
Ecuador, Quito, pp. 128-135. ciones miserables en las cuales estaban vivien-
do las mujeres afganas. Aunque la Mayoría
1 Una versión más extensa y anterior de este artículo Feminista y algunas de las publicaciones para
fue publicada en Anthropological Quarterly, Vol. 75, mujeres apuntaban hacia la guerra civil como
No. 2, 2002, pp. 339-354. Traducción: María More- un importante antecedente de la desgracia ac-
no. Revisión: Carmen Martínez Novo.

128 ICONOS
tual de las mujeres afganas, hubo pocos inten-

Gonzalo Vargas / Antonio Mena


tos de conectarla con el masivo apoyo militar
y económico que Estados Unidos, como par-
te de su estrategia de Guerra Fría, había pro-
visto al más extremista de los grupos religio-
sos militantes de Afganistán, lo cual había
preparado las condiciones para que los Tali-
bán llegaran al poder.
Dada su masiva popularidad, la campaña
de la Mayoría Feminista sirvió como elemen-
to clave en la construcción del régimen Tali-
bán como un enemigo particularmente mere-
cedor de “nuestra” cólera debido a su duro
trato a las mujeres. Después de los ataques del
11 de Septiembre, los cuerpos de las mujeres
afganas vestidas con la burqa se convirtieron
en el signo visible de un enemigo invisible
que nos amenazaba no sólo a “nosotros”, en
tanto ciudadanos de Occidente, sino a toda
nuestra civilización. Como dijo Laura Bush
en su mensaje de radio a la nación del 17 de
noviembre de 2001: “[Nosotros,] la gente ci-
vilizada de todo el mundo, manifestamos
nuestro horror, no sólo porque nuestros cora-
zones se duelen por las mujeres y niños de Af-
ganistán, sino también porque en Afganistán
vemos el mundo que los terroristas quisieran
imponernos al resto de nosotros.”
En el contexto de esta intensa preocupa-
ción por las mujeres afganas, es llamativo
cuán silenciosa ha estado la mayoría de
norteamericanos sobre las bajas civiles resul-
tantes de la campaña de bombardeo estadou-
nidense. En diciembre de 2001 -dos meses
después del comienzo de la ofensiva militar
estadounidense- el sitio web de la Mayoría
Feminista seguía enfocado neciamente en los
males del gobierno talibán, sin mencionar a
los cientos de miles de víctimas de tres años
de sequía que fueron puestos aún en mayor
riesgo de inanición debido a que el bombar-
deo estadounidense restringió severamente la
entrega de ayuda en alimentos. La Mayoría
Feminista no intentó sumarse a los llamados
que hicieron algunas organizaciones humani-
tarias -incluyendo la Misión de Mujeres Afga-
nas- para detener el bombardeo de tal forma
que la comida pudiera ser transportada a

ICONOS 129
frontera
estos 2.2 millones de afganos antes de que lle- Contrainsurgencia
gara el invierno.
El punto central no son las deficiencias y Es extraño cómo el creciente debate público
omisiones de la campaña de la Mayoría Femi- sobre la intervención estadounidense en la
nista, sino los supuestos y actitudes que hicie- guerra civil de Afganistán no ha alterado el
ron posibles tales omisiones. Estas no son es- circuito cerrado de la opresión a las mujeres,
pecíficas de la Mayoría Feminista sino que es- la maldad del Talibán y el fundamentalismo
tán ampliamente islámico. De nuevo debemos recordar algo de
presentes en la opi- esta impresionante historia. Los intereses es-
El punto central no son nión pública esta- tadounidenses se despertaron en lo que hasta
las deficiencias y omisiones dounidense: actitu- entonces había sido una parte descuidada del
de la Mayoría Feminista, des sobre el lugar suroeste asiático cuando la Unión Soviética
adecuado para la invadió Afganistán en 1979. El presidente
sino los supuestos y actitudes moralidad religiosa Jimmy Carter firmó un decreto con el propó-
que hicieron posibles tales pública en las mo- sito de comenzar operaciones encubiertas en
omisiones: actitudes sobre el dernas sociedades Afganistán para acosar a las fuerzas soviéticas
de ocupación a través del suministro de fon-
lugar adecuado para la islámicas y, en par-
ticular, sobre cómo dos, armas y otras formas de apoyo a los com-
moralidad religiosa pública y se supone que di- batientes afganos conocidos como los muja-
sobre cómo se supone que cha moralidad mo- hidín. Para 1986, bajo la administración de
dicha moralidad modele y con- dele y constriña el Reagan, este proyecto había crecido vertigi-
comportamiento nosamente, convirtiéndose en la mayor ope-
striña el comportamiento de las mujeres. El ración encubierta de la historia de los Estados
de las mujeres. Talibán se ha con- Unidos desde la Segunda Guerra Mundial.
vertido, de alguna En total, los Estados Unidos encauzaron más
manera, en un de 3.000 millones de dólares a los mujahidín,
fuerte símbolo de y Arabia Saudita, uno de los aliados más lea-
todo lo que la opi- les de los Estados Unidos, proveyó una ayuda
nión pública liberal financiera similar, si no superior.
considera en estos Durante toda la guerra entre la Unión So-
días como lamenta- viética y Afganistán, los críticos de las opera-
blemente equivocado en las sociedades islá- ciones encubiertas de la CIA expresaron prin-
micas, prueba de la intensa misoginia hace cipalmente dos denuncias: primero, que el
tiempo atribuida al Islam y, más categórica- grueso de la ayuda estadounidense fue encau-
mente, a aquellos movimientos dentro del Is- zado a los grupos islámicos más extremistas y
lam a los que se denomina fundamentalistas. conservadores de la oposición afgana; segun-
Que de los escombros dejados por el juego de do, que como consecuencia indirecta de las
las políticas de las superpotencias, desarrolla- operaciones de la CIA, la región afgana-pa-
do sobre los cuerpos y comunidades afganas, quistaní se había convertido en el mayor pro-
nosotros sólo podamos identificar las maqui- ductor de heroína y en un considerable mer-
naciones misóginas del fundamentalismo is- cado para armas ilícitas. Esta política de apo-
lámico, testifica el poder que tiene esta ima- yar a grupos islámicos extremistas en la re-
gen y la fuerza que ejerce en nuestra imagina- gión, y dotarles de los equipos militares y de
ción política. inteligencia más sofisticados, había creado
gradualmente, en un período de diez años, el
clima político en el cual la aparición del régi-
men Talibán era un resultado predecible.
Aunque el Talibán no llegó al poder hasta

130 ICONOS
1995, bastante después de que tanto Estados mayor proveedor de heroína en el mundo, es-
Unidos como la Unión Soviética se hubieran ta afirmación era cuando menos una tergiver-
retirado de la región, los métodos del Talibán sación de los hechos. Por el contrario, de
no eran muy diferentes de los de aquellos gru- acuerdo a las Naciones Unidas, el Talibán eli-
pos a los cuales Estados Unidos y sus aliados minó la producción de heroína de las áreas
habían ayudado. Tampoco son diferentes las bajo su control durante su primer año en el
prácticas de la Alianza del Norte, a la cual Es- poder. El estrecho enfoque de la Mayoría Fe-
tados Unidos apoyó -aunque con vacilaciones- minista sobre el gobierno Talibán y su silen-
durante su campaña en contra del Talibán. cio con respecto a la canalización de ayuda es-
La red de armas establecida entre Estados tadounidense a los grupos afganos más bruta-
Unidos, la inteligencia norteamericana (In- les y violentos (de los cuales el Talibán era só-
ter-Services Inteligence), la agencia de inteli- lo uno), parece arrojar una sombra sobre la
gencia de Pakistán y los mujahidín era noto- integridad de su campaña. Por lo menos sur-
riamente corrupta, y muchas de las armas que ge la pregunta de por qué las condiciones de
proveía la CIA terminaron siendo vendidas guerra, militarización e inanición fueron con-
en el mercado abierto o canalizadas a grupos sideradas menos injuriosas para las mujeres
de combatientes ya conocidos por sus tácticas que la falta de educación, de empleo y, más
excesivamente violentas en contra de los no notoriamente, de vestimentas occidentales.
combatientes que habitaban en el área de El silencio de la Mayoría Feminista sobre
conflicto. La CIA se hizo de la vista gorda so- estos temas estaba emparejado a una repre-
bre esta fuga de armas, interpretándola como sentación altamente selectiva y limitada de la
el costo necesario de una operación encubier- vida afgana bajo el régimen Talibán, que fil-
ta y, al hacerlo, convirtió a la región en una de traba toda la información que hubiera contri-
las áreas más fuertemente armadas del mun- buido a un entendimiento más matizado de
do. Además, cuando los mujahidín afganos la situación de las mujeres afganas. Por ejem-
ganaban control sobre las zonas liberadas de plo, el decreto Talibán de prohibir la entrada
Afganistán, pedían a sus partidarios que cul- de niñas y mujeres a las escuelas sólo afectó a
tivaran opio para apoyar su resistencia. Bajo una pequeña minoría de habitantes urbanos,
la protección de la CIA y de Pakistán, los mi- dado que la mayoría de la población vive en
litares paquistaníes y los combatientes de la áreas rurales donde las escuelas son casi ine-
resistencia afgana abrieron laboratorios de he- xistentes: aproximadamente el 90 por ciento
roína en la frontera entre los dos países. Para de la población femenina y el 60 por ciento
1981 esta región suministraba el 60 por cien- de la población masculina en Afganistán es
to de la demanda estadounidense de heroína. analfabeta. De igual manera, apenas se men-
En Pakistán los resultados fueron particular- cionó que la política del Talibán de desarmar
mente siniestros: el número de adictos a la a la población -y la estricta vigilancia de todas
heroína ascendió de un puñado en 1979 a un las áreas más importantes bajo su control- ha-
millón doscientos mil personas en 1995. bía hecho posible por primera vez en muchos
Enfocarse exclusivamente en el Talibán años que las mujeres salieran de sus casas sin
como la raíz de los problemas de Afganistán temor de ser violadas (por supuesto, ser gol-
obscurece tanto la causa de esos problemas peadas por una variedad de transgresiones
como su solución. Es típico de las afirmacio- morales seguía siendo una clara posibilidad).
nes de la Mayoría Feminista decir que “Afga- Por lo tanto, aunque las políticas de los Tali-
nistán, bajo el gobierno del Talibán, se con- bán habían empeorado las condiciones para
virtió en el productor número uno en el las mujeres urbanas, no afectaron sustancial-
mundo de opio y heroína ilegal”. Debido a mente la vida de la mayoría de mujeres rura-
que el Talibán no llegó al poder sino hasta les, ya sea porque muchos de los edictos del
1995, y que Afganistán ya era para 1985 el Talibán ya reflejaban hechos de la vida rural,

ICONOS 131
frontera
o porque aquellos edictos nunca fueron im- mante. En un editorial de noviembre de 2001
plementados. Tomar en cuenta estas realida- en Los Angeles Times, Ehrenreich se queja so-
des demanda una estrategia más matizada de bre la falta de análisis entre los progresistas
parte de quien desee ayudar a las mujeres af- del “odio a las mujeres” que los Talibán, y los
ganas a largo plazo. Ya antes de que empeza- fundamentalistas islámicos en general, exhi-
ra el bombardeo, una consecuencia de la ben. Luego procede a ofrecer una explicación
campaña de la Mayoría Feminista fue la dra- para este odio haciendo referencia a una “cri-
mática reducción de la ayuda humanitaria a sis global de la masculinidad” que supuesta-
Afganistán, hecho que sufrieron más dura- mente están enfrentando los hombres del Ter-
mente las mujeres y los niños, los miembros cer Mundo, debido a la entrada de las muje-
más vulnerables de la población. Cuando al- res en espacios de empleo y participación po-
gunos de quienes estaban preocupados pro- lítica. Lo que explica la misoginia de los Tali-
testaron por este resultado, fueron reprendi- bán en particular, sugiere la autora, es la ética
dos por ser blandos con los Talibán. Parecía masculinista de las madrasas (universidades
que cualquier intento de ampliar la discusión islámicas) en las que sólo se aceptan hombres
más allá de las prácticas reconocidamente y por lo tanto están desprovistas de la “in-
brutales de los Talibán estaba condenado a ser fluencia potencialmente suavizadora de ma-
etiquetado como antitético a los intereses de dres y hermanas”. Dado que Ehrenreich es
las mujeres. una experta que frecuentemente ha presenta-
do análisis contundentes de las condiciones
materiales de inequidad de género en este
Fundamentalismo país, es sorprendente que cuando concierne al
Islam, ella también, tal como la Mayoría Fe-
Afganistán y Pakistán han sido completamen- minista, pueda ofrecer un análisis de las con-
te transformados por los papeles para los que diciones de vida de las mujeres afganas que
fueron reclutados durante el conflicto de la apenas topa el contexto de la guerra persisten-
Guerra Fría. Una amplia distribución de ar- te, la galopante violencia étnica y tribal y la
mas, el entrenamiento militar y la creación de completa desintegración del complicado teji-
un floreciente tráfico de droga con su conco- do social de Afganistán que siguió a su parti-
mitante actividad criminal -todo esto en cir- cipación en la Guerra Fría. En lugar de ello,
cunstancias de pobreza desesperada- han teni- Ehrenreich fundamenta sus explicaciones en
do un impacto radical en las condiciones de las narrativas populares del impacto sicológi-
la acción política y moral para la gente de la co producido por la modernización (“crisis de
región. Colombia puede servir como una la masculinidad”) que es ejemplificado por el
comparación útil al respecto. Como ha sido fundamentalista islámico.
ampliamente reportado en Estados Unidos, la
violencia galopante está directamente ligada a
su estatus como uno de los mayores produc- Los parias del mundo
tores y traficantes de narcóticos y a la prolife-
ración de armas asociada con este tráfico. A Permítasenos dar un ejemplo de los proble-
pesar de que se reconocen el rol de la milita- mas relacionados con el concepto de “funda-
rización y las drogas en el caso de la violencia mentalismo global”. De manera similar a las
en curso en Colombia, en Afganistán más mujeres afganas hoy en día, Salman Rushdie
bien se buscan explicaciones en la sicología se ha convertido en Occidente en un caso cé-
del llamado fundamentalismo. lebre desde los años ochenta, cuando el Aya-
La amplia aceptación de la que goza esta tollah Khomeini emitió un decreto en contra
forma de comprender el problema, aún entre de la vida de Rushdie por haber escrito un li-
feministas como Barbara Ehrenreich, es alar- bro blasfemo que era supuestamente perjudi-

132 ICONOS
cial para la sensibilidad musulmana. En octu- una distribución más equitativa de los recur-
bre de 2001, Rushdie escribió un artículo en sos del mundo, el cine, la música, la libertad
el Washington Post, del que vale la pena tomar de pensamiento, la belleza, el amor.”
una cita, particularmente a la luz de la auto-
ridad moral que le ha sido concedida en Eu- Esta lista empareja de una manera extraña los
ropa y Estados Unidos como un defensor de principios políticos que se encuentran en el
las libertades liberales. Refiriéndose a quienes corazón de la política liberal con aquellos se-
llevaron a cabo los ataques del 11 de septiem- ductores íconos de placer que sugieren un
bre, Rushdie escribe: agradable sentimiento de auto-reconocimien-
to y superioridad entre los cosmopolitas. Es
“Sea lo que sea lo que los asesinos estaban tra- como si a Rushdie le preocupara que la serie-
tando de lograr, parece improbable que cons- dad de los primeros no pudiera ser convin-
truir un mundo mejor fuera parte de ello. Los cente sin el erotismo de los segundos (y aquí
fundamentalistas quieren derrumbar mucho anotaríamos que, entre las múltiples violen-
más que tan sólo edificios. Esta gente está en cias que han venido a definir a las mujeres af-
contra de -para ofrecer sólo una breve lista- la ganas, hay un prenda de vestir que siempre
libertad de palabra, un gobierno responsable, aparece al principio de la lista). La retórica
los judíos, los homosexuales, los derechos de funciona más o menos así: una sociedad en la
las mujeres, el pluralismo, el secularismo, las
cual las mujeres no pueden usar minifaldas
camisetas cortas, el baile, el no tener barba, la
también está en contra del sufragio adulto;
teoría de la evolución, el sexo.”
comer sánduches de tocino (o sea, de cerdo)
le equipa a uno para disfrutar de la literatura
Continúa después:
y el cine. En otras palabras, aquellos que han
“El fundamentalista cree que nosotros no
venido a ver al Islam como importante para
creemos en nada. En su visión del mundo, él sus vidas, su política y sus formas de expre-
tiene sus certezas absolutas, mientras noso- sión pública -y por lo tanto no comen cerdo,
tros nos hundimos en complacencias sibarí- no se besan en público, y no están de acuer-
ticas. Para probarle que se equivoca, primero do con la teoría evolucionista- están destina-
debemos saber que él está equivocado. Tene- dos a vivir en sociedades autoritarias, intole-
mos que estar de acuerdo en lo que importa: rantes y misóginas. La insinuación implícita
besarse en lugares públicos, los sánduches de es que cualquier desviación de las normas cul-
tocino, el desacuerdo, el último grito de la turales y políticas occidentales se convierte en
moda, la literatura, la generosidad, el agua, un peligro para todos los aspectos de nuestras
ICONOS 133
frontera
vidas, desde nuestro sistema político a nues- islámicos (como en los casos de Turquía,
tros placeres privados. Que este argumento se Egipto y Túnez) en el proceso electoral.
haga ahora, en un momento político en que
se les dice a los norteamericanos que estén en
alerta constante de “gente que se vea sospe- La religión pública
chosa”, debería hacernos tomar una pausa y
reflexionar. Frecuentemente se sostiene el argumento de
Las afirmacio- que si el mundo musulmán quiere llegar a ser
nes de Rushdie moderno y civilizado, debe relegar al Islam al
Sea cual sea el efecto del también son enga- espacio de lo privado y lo personal. Se nos ha
velo sobre las mujeres que lo ñosas en su descrip- dicho que cuando se permite a la religión en-
usan, también ha obscurecido ción de los movi- trar en el debate público y realizar demandas
nuestro campo de visión y mientos islámicos
contemporáneos, o
políticas, da como resultado políticas rígidas e
intolerantes que son particularmente perni-
nuestra capacidad para recono- lo que él llama ciosas para las mujeres y las minorías.
cer en las sociedades “fundamentalis- Uno de los muchos problemas de esta for-
musulmanas algo más que mo”. Un amplio mulación es que ignora las múltiples maneras
sector del movi- en que lo público y lo privado están interco-
misoginia y violencia patriarcal. miento islámico, a nectados en la sociedad moderna. Como han
Nuestra habilidad para pesar de Rushdie, reconocido las académicas desde hace algún
responder a estas formas de no está en contra tiempo, la división entre lo público y lo pri-
violencia dependerá de extender de un sistema polí-
tico multipartidis-
vado es bastante porosa; los dos están entrela-
zados íntimamente en todo el mundo. El
nuestra capacidad de visión. ta, ni del sufragio ejemplo más sorprendente de esta conexión
universal, ni de un es la reacción que la adopción del velo ha pro-
gobierno responsa- vocado en algunos países europeos y del Me-
ble. De hecho, en dio Oriente. En Francia, por ejemplo, una
muchas partes del decisión de las colegialas islámicas de usar to-
mundo islámico cados en la cabeza fue denunciada como per-
(tales como Egipto, judicial para la vida pública francesa; el go-
Indonesia, Turquía bierno francés prohibió los velos en las escue-
y Túnez) los partidos políticos islámicos ga- las públicas en 1994. De manera similar, en-
naron las elecciones cuando se les permitió tre 1998 y 2000 se impidió a más de 25.000
participar, y son parte de las voces que luchan mujeres entrar a los campus de las universida-
por una mayor democratización y liberaliza- des porque se rehusaron a sacarse sus velos, y
ción política. En Egipto, por ejemplo, el Par- cientos de empleadas públicas fueron despe-
tido Laborista (Hizb al-Amal), en coalición didas, rebajadas de categoría o transferidas
con una de las organizaciones islámicas más por la misma razón. En todas estas instancias
importantes en el Medio Oriente, la Her- se ignoraron los alegatos de las mujeres jóve-
mandad Musulmana, presenta regularmente nes que sostenían que su adopción del velo
candidatos en las elecciones locales y naciona- era una expresión de su fe personal, y no una
les. Adicionalmente, en los últimos diez años, apología de políticas islámicas censuradas por
los sindicatos egipcios de médicos, ingenieros el Estado. Ambos ejemplos no demuestran
y abogados han elegido a activistas islámicos solamente que lo privado y lo público están
para que sean sus líderes y representantes. En entrelazados sino, de modo más importante,
muchos casos, son los gobiernos cuasi-secula- que sólo ciertas expresiones de “fe personal” -
res de los países musulmanes los que han pro- y no otras- son toleradas aún en las modernas
hibido la participación de partidos políticos sociedades liberales. Esto es, lo que queda re-

134 ICONOS
legado a la esfera de lo personal sigue siendo propósito, valor y orgullo en la lucha por vivir
una decisión pública. Por lo tanto, necesita- de acuerdo con ciertas virtudes tradicional-
mos cuestionar la idea de que si los musulma- mente establecidas. La adopción voluntaria de
nes simplemente privatizan su fe, su compor- las mujeres de las que son consideradas prácti-
tamiento se volverá aceptable para las sensibi- cas patriarcales es explicada frecuentemente
lidades seculares. por las feministas en términos de falsa con-
Una de las razones por las cuales el velo ciencia, o de una internalización de valores so-
provocó una respuesta tan apasionada entre ciales patriarcales, forzados sobre aquellos que
las feministas en Francia es la suposición de viven en los confines asfixiantes de las socieda-
que es un símbolo poderoso del estatus su- des tradicionales. Incluso aquellos análisis que
bordinado de las mujeres en el Islam. Algunas demuestran el funcionamiento de la agencia
feministas francesas apoyaron la prohibición subversiva de las mujeres en la aprobación de
del tocado. En un artículo de 1994 de una in- las convenciones sociales, permanecen cir-
telectual feminista francesa de renombre, Eli- cunscritos dentro de la lógica de la subordina-
zabeth Badinter, se señala: “el velo... es el sím- ción y la insubordinación. Una mujer musul-
bolo de la opresión de un sexo. Ponerse jeans mana sólo puede ser una de dos cosas, o des-
raídos, usar el pelo amarillo, verde o azul, es- cubierta, y por lo tanto liberada, o con velo, y
te es un acto de libertad con relación a las por lo tanto todavía, de alguna manera, subor-
normas sociales. Ponerse un velo en la cabeza, dinada. ¿Pueden ser nuestros brasieres, corba-
este es un acto de sumisión. Es una carga pa- tas, pantalones, minifaldas, ropa interior y tra-
ra toda la vida de una mujer”. A pesar de que jes de baño tan fácilmente colocados a un la-
el significado simbólico del velo ha sido dis- do o al otro de esta división? ¿Pueden ser
cutido frecuentemente, particularmente por nuestras actividades diarias y decisiones de vi-
aquellos que se oponen a él, la cuestión es da realmente captadas y entendidas dentro de
mucho más compleja de lo que esta cita su- esta lógica de la libertad o el cautiverio?
giere. El velo ha sido cargado con tantos sig- Necesitamos desarrollar una forma de
nificados en los conflictos políticos y sociales pensar sobre las vidas de las mujeres musul-
contemporáneos que cualquier adscripción manas más allá de esta simple oposición. Es-
de un significado específico -tal como “sím- pecialmente en momentos de crisis como
bolo de la opresión a las mujeres”- es poco hoy, cuando tendemos a olvidar que el con-
convincente. junto particular de deseos, necesidades, espe-
Es interesante que Badinter se oponga a la ranzas y placeres que experimentamos no ne-
decisión en favor del uso del velo de muchas cesariamente agotan las posibilidades de desa-
jóvenes musulmanas en base a que, en un ac- rrollo humano. Necesitamos reconocer que
to concordante con (y por lo tanto no contes- sea cual sea el efecto del velo sobre las muje-
tatario a) las normas islámicas de la modestia res que lo usan, también ha obscurecido
femenina, no alcanza el status de “un acto de nuestro campo de visión y nuestra capacidad
libertad con relación a las normas sociales”. para reconocer en las sociedades musulmanas
Esto denota el grado hasta el cual el tema nor- algo más que misoginia y violencia patriarcal.
mativo del feminismo sigue siendo liberador: Nuestra habilidad para responder, moral y
se acepta a aquella que desafía las normas so- políticamente, de una manera responsable a
ciales (usando jeans raídos y tiñéndose el cabe- estas formas de violencia, dependerá de ex-
llo de azul), pero no a aquella que encuentra tender nuestra capacidad de visión.

ICONOS 135

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