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ARAGÓN / FILOSOFÍA / JUNIO 08 / REFERENTES

ELIJA UNA DE LAS OPCIONES PROPUESTAS.

OPCIÓN 1

1. Exponga una teoría del conocimiento de la Edad Antigua (3,5 puntos).


2. Exponga una teoría política de la Edad Contemporánea (3,5 puntos).
3. Desarrolle tres referentes elegidos entre los siguientes: escolástica, empirismo, positivismo,
existencialismo, estructuralismo (3 puntos).

RESPUESTAS:

OPCIÓN 1

3. Desarrolle tres referentes elegidos entre los siguientes:


(3 puntos)

- Escolástica: Etimológicamente, escolástica viene del latín “schola”, escuela, porque inicialmente
escolástica significaba el saber cultivado en la Edad Media en las escuelas monacales, episcopales o
palatinas.
A pesar de que los pensadores de esas escuelas seguían tendencias variadas (platonismo, neoplatonismo,
aristotelismo, etcétera), se suele utilizar el término escolástica para definir la filosofía cristiana
medieval.
De la escolástica surgieron comentarios en los que se recogían las “lectiones”, las “quaestiones” y las
“disputationes”. Las “quaestiones” tenían siempre la misma estructura: exposición del problema, tesis
que va a mantener el profesor, observaciones críticas a la tesis propuesta, respuesta a cada una de las
objeciones, y solución.
En la filosofía escolástica cristiana se suelen distinguir tres etapas: el período de formación, hasta el
siglo XII (San Anselmo, Pedro Abelardo); el período de apogeo, durante el siglo XIII (Tomás de Aquino);
y la crisis o decadencia, en el siglo XIV (Guillermo de Ockham).
Todos los filósofos cristianos están inspirados por el aristotelismo y el agustinismo neoplatónico. Son,
fundamentalmente, teólogos, es decir, buscan la fundamentación racional de aquello que previamente
aceptan por la fe. Por ello todos tienen la preocupación de conciliar la reflexión racional con la teología.
Algunos, como Tomás de Aquino, contribuyen de forma decisiva a la autonomía de la razón al señalar
diferentes campos de conocimiento.
Los temas más importantes y comunes en todos los filósofos cristianos de esta época son el tema de
Dios y su demostrabilidad, la distinción entre el Ser y los seres, el hombre, la naturaleza del
entendimiento y el problema de los “universales”.

- Empirismo: El empirismo es el segundo gran movimiento de la Filosofía moderna. Empirista es toda


filosofía según la cual el origen y el valor de nuestros conocimientos depende de la experiencia.
Entendido así, el Empirismo es una constante en la historia del pensamiento pues existió antes de la
modernidad y vuelve a surgir en la época contemporánea. Ahora bien, el Empirismo moderno, también
llamado Empirismo inglés, es una corriente filosófica contrapuesta en muchos aspectos al racionalismo
del siglo XVII. La contraposición es más clara si se tiene en cuenta que el racionalismo había tomado
como modelo a la ciencia moderna en su aspecto matemático, mientras que el empirismo había recogido
el otro aspecto, la importancia de la experiencia. El primer filósofo de esta corriente es Locke. La línea
inaugurada por él la continúan, radicalizándola, Berkeley y Hume, dos típicos representantes de la
Ilustración. El empirismo sostiene que todos los conocimientos parten de los sentidos, de la experiencia
sensible, y rechaza la teoría del innatismo defendida por el Racionalismo. Para los empiristas el
conocimiento no trasciende de los límites de la experiencia y el criterio de verdad es la verificación

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empírica. La reflexión filosófica no puede traspasar los límites que impone la experiencia, por lo que el
problema de la existencia de Dios no tiene especial importancia.

- Positivismo: El positivismo es una corriente filosófica que se impone en la segunda mitad del siglo XIX.
Su fundador y máximo representante es A. Comte. El positivismo considera que la clave para lograr la
reforma social de la humanidad está en la ciencia, la única fuente segura de conocimiento. El saber
científico, positivo, se atiene a los hechos observados. La construcción del saber se realiza a partir del
análisis de los hechos y de las relaciones entre los hechos. El hombre conoce para actuar sobre las cosas
y modificar su curso en función de las necesidades de la vida: “saber es prever, pero prever para
proveer”, dice Comte.
El positivismo de Comte se basaba en la fe en el progreso, en la creencia de que la Historia consiste en
un proceso de mejora y perfección imparable, que llevará al hombre a un estadio en el que sus
necesidades se solucionarán racionalmente y donde imperará un orden moral justo y pacífico. Para
Comte la culminación de este proceso se dará cuando la ciencia impregne todos los ámbitos humanos;
esto se producirá en una evolución en tres fases o estadios: teológico, metafísico y positivo. Este
proceso también se da en el ámbito del saber.

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