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1 EL VALOR DE GRECIA PARA EL FUTURO DEL MUNDO Si el valor de la vida del hombre sobre Ia tierra se smidiera en délares, mzillas y eaballos de vapor, la An- tigua Grecia sélo tendria la importancia de un territo- rio minisculo y de extremada pobreza: sus instrumen- tos e invenciones estin més cerca de la lanza y el arco del salvaje que del telégrafo y del aeroplano de nuestra época, Aum més: si dejamos un lado los cosas mera~ mente materiales y tomamos como médulo la forma de vivir y el nivel de cultura, el oficinista corriente que va todos los dias a su trabajo, hojeando distraidamente el periédico mafianero, vive mejor y es una persona ini nitamente mejor informada que el ateniense medio que asiste encantado a las tragedias de Esquilo. Unicamente ‘tomando como patrén el espiritu—ante el cual la cosa realizada vale menos que la calidad del espiritu que la realiza; que da menos importancia a la suma de cono- cimientos adquiridos, que al amor del conocimiento mis ‘mo; que estima més un acto de herofsmo que la bondad Gren 4 ta sostenida y uniforme—es como puede juzgarse la gran face de Grecia como algo extsordinaio y de alot Con este criterio, si es razonable y legitimo aplicar Jo, estamos en condiciones de comprender por qué la literatura griega clasica fué la hase de Ja edveacibn en toda Is antigiiedad posterior; por qué su redescubri ‘miento, aunque fragmentario e imperfectamente enten- Ado, fué capaz de intoxicar los espiritus mas finos de Europa y de producir una especie de “Renacimiento” es- piritual, y por qué su estudio reiterado puede ser ain tuna tarea digna de ocupar las vidas de los hombres y capaz de proporcionar a la Humanidad guia e insp\- Ahora bien: ges este criterio legitimo y razonable? Una frase sin analizar no mos sirve para nada, Pero es- toy seguro que éste es el criterio natural de cualquier historiador filoséfico. Supongamos que se afirma que un Sptico corriente de nuestros dias sabe mas éptica que Roger Bacon, el inventor de los anteojos; supongamos que se deduce de ello que aguél vale como éptico miis que éste, y que Bacon no tiene nada que ensefiarnos; zeual es a respuesta? Es, supongo, que, al recibir de sus ‘maestros cierto caudal de conocimientos, Bacon tenia ¢n si algo capaz de encattarlo en direcciones insospecha as, haciéndolo inmensamente mayor y mas fecundo, El “éptico corriente quiz ha afiadido algo a lo que apren- id, pero no mucho, y sin duda ha olvidado 0 confun- dido tna gran parte. Por esta razén, si estudiando la vidu © los libros de Bacon entramos en contacto con su €s pi pL FUTURO DEL 3IUNDO > i ss vveza y cialidsd nap sriney adguirimos algo de su vives y i ea ek de mac mis que el ero saber espn, ve Juda dificil de apreciar en ef caso acre mca parsmente tenn; 6 Hibros de wn ante ‘ce més amplio, como, por ejemplo, los de Darwin, es ficil para cualquier lector darse cuenta de la presencia de un espiritu realmente grande que irradia tna ense- fianza distinta a la def manual mas excelente y moder- no, En filosoffa, religi6n, poesia y en los tipos més altos del arte, la grandeza del espiritu del autor es, por lo general, lo tinico gue importa: la fecha en que trabajé casi se ignora, Por esta razén, en las ciencias téenicas el elemento det mero hecho, del mero conocimiento, es tan enorme, y los elementos de imaginacién, cardcter y demés por el estilo, son tan escasos. Por ello, en una época progresiva, los libros de cfencia se quedan en se- guida atrasados, y cada nueva edicién sustituye general mente a la anterior, y es muy raro que una obra cienti- fica sobreviva como libro de texto més de diez afis. Los Principia de Newton son casi un ejemplo dinico en- tre las obras modernas, Sin embargo, hay unos cuantos libros de este tipo. Aproximadamente hasta 1900, los elementos de geome- tria venian siendo enseftados en toda Europa conforme un texto escrito por un griego llamado Buclides, en el siglo 1v 0 11 antes de Cristo, Este libro de texto ha perdurado unos dos mil afios. La gente ha encontrado ahora, sin duda, muchos errores en Euclides, pero le ha sido necesario todo este tiempo para descubrirlos, 6 4 LeaApO DE cnecra Asimismo he conocido a un sefior anciano que me dijo que en un buen colegio inglés de principios del si- glo x1x le habian sido ensefiados los principios de la ‘gramitica formulados por tn escritor amado Dionysius ‘Thrax 0 Dionisio de Tracia. Dionisio fué un griego del siglo 1 antes de Cristo, que hizo o levé a término el notable descubrimiento de que existia una cosa que se Tama Ta ciencia gramatical; es decir, que los hombres, fen su habla cotidiana, siguen, sin darse cuenta, un ex- traotdinariamente sutil_y complicado conjunto de nor mas que pueden ser estudiadas y sistematizadas, Dio- nisio no hizo el deseubrimiento por sf mismo; fué Me vado a él por su maestro Aristarco y por otros, y st libro habia sido reeditado varias veces en los mil nove- cientos y pico de afios transcurridos antes de que aquel sanciano fuese al colegio. Un tercer caso: a través de toda la antigiiedad y de a Edad Media, 1a ciencia médica estuvo basada en los escritos de dos antiguos médicos: Hipéerates y Galeno, Galeno fué un griego que vivid en Roma en los prime- ros tiempos del Imperio; HipSerates, otro griego que vivid en la Tsla de Cos en el siglo v antes de Cristo. ‘Una gran parte de la historia de Ia medicina moderna cs la historia de 1a emaneipacién det dominio de estos dos grandes antiguos, Pero un pequefio tratado atribut- do a HipScrates, el juramento prestado por los estudian- tes de medicina en Ia época ctisica de Grecia al enfren- tarse solemnemente con los deberes de su prof templeaba aiin en mi tiempo para Ia ensefianza de los es~ ina, en Escocia, y se usa todavia en algunas Universidades americanas. El discipulo juraba honrar y obedecer a su macstro y cuidar de sus hijos en caso necesario; atender a sus enfermos del mejor odo que estuviera a su alcance; no usar nunca ni en- fear a usar Ia magia, Jos hechizos ni otros medios so- ‘renaturales; no sunsinistrar jamés veneno ni realizar operaciones ilegales, y no abusar nunca de la sitwacién copecial de intimidad de que goza, naturalmente, un mé dico en la casa de un paciente; sino, por el contrario, recordar continuamente que entra en ella como amigo y para auniliar a cualquier miembro de la misma, En Ia actualidad, hemos abandonado este juramento: supongo que no creemos ya tanto en el valor de los juramentos, Pero el primero que lo ide6 realizé una gran hazafia: descubrié y definié el sentido de su alta pro- fesién en palabras que los médicos de lenguas descon- cidas y paises no descubiertos han aceptado y recono- ido como fiel expresién de sus anhelos durante unos dos mil aos. ero, gqué es lo que queremos ilustrar con estos tres ejemplos? ,1.a rapide con que estamos desechando os Sltimos vestigios del yugo de Grecia? No; no es eso. Quiero sefalar que, incluso en el dominio de la ciencia, donde €l progreso es tan rapido y los libros tienen tan corta vida, los griegos de la gran época tuvieron tal enip y vigor que sus libros han gozado de una vitali- dad no igualada por ningin otro pueblo, Sustituyamos ahora la imagen del Euctides, como borroso e imper- fecto libro. escolar inglés, por la det viejo Enclies, que con poguisins bros, y gon sélo wn gran tablero de 8 moe arena en el suelo, planeé, descubrié, reunié y formulé las primeras leyes de la geometria hasta escribir, final- mente, uno de los grandes libros elementales del mun do, Libro que siguié siendo un pilar y un faro de la “Humanidad mucho tiempo después de que desapareciese el mundo politico que Euclides conocié y de que los reyes a quienes habia servido fuesen dominades por les romanos, éstos, a su vez, sojuzgados por los birbaros, yy los mismios bérbaros, con mucho trabajo y a desgana, cducados, gracias, en parte, al libro de Euclides. Todo «ll, para terminar, en nuestra propia época, con que po- demos aprender su geometria sin necesidad de al Si ha Mlegado ef momento en que Euclides tiene que ser reemplazado, que To sea; pero ha. sostenido fa antor- cha bastante tiempo, y los libros cfentificos estén des- tinados a ser superados. Y la misma extraordinari talidad espiritual que ba permitido a Hipéerates y a Euctides, y hasta a Dionisio de Tracia, perdurar dos mil aiios, fué puesta por los griegos de la gran época en otras actividades que no son evolutivas y perecederas, sino eternas. Es éste un extremo elemental, pero tan importante, {que merece que nos dletengamos en él un momento. Si Teemos un viejo tratado de medicina 0 de mecénica, po- demos admirarlo y considerarlo como una obra del ge- rio, pero advertimos también que esté anticuado: se ha quedado atrés y tenemos que ir més allé de él. Pero ‘cuando leemos a Homero 0 a Esquilo, si desde un prin- cipio podemos admirar y comprender sus obras, no ex- peimentanoe casi nunca Ta sensacin de haber Negado DARA BL FUTURO DEL MUNDO 7 nis all, La sentimos, sin duda, en lo que atafie a las Cosas de menor entidad: al saber, a los detalles de té- ica, a la civilizacién y a cosas por el estilo; pero ¢s muy dificil que ninguna persoria sensible crea nunca que hha tperado su cualidad esencial: Ja cualidad que Tos ha hhecho grandes. Es indudable que en todo arte hay un elemento de o ciencia, y este elemento es el progresivo. in hay otro elemento que ni depende del co- nocimiento ni progresa; sino que posee una especie de valor estacfonario y eterno, como la belleza del amane- cer, 0 el amor de tina madre por st hijo, o la alegria de tun animal joven, o ef valor de un méstir al soportar el tormento, Con todos nuestros progresos to hemos po dido superar estas cosas: siguen estando ahi, como la luz sobre las montafias. La fnica cuestin es saber si po- demos elevarnos hasta ellas. Y Jo mismo ocurre con to- das las grandes creaciones de la imaginacién humana. Casi podemos afirmar que no hay la menor probabili- dad de que puesto un poeta a expresar el efecto eser: cial que se propuso Esquilo en Ia escena de Casandra, del Agamenén, lo haga mejor que él. Lo fnico que los hombres tienen que hacer con esa escena es compren- derta y extraer de ella todo el goce y Ta emocién y la ma- ravilla que contiene. Esta cualidad esencial aparece quiz més clara en poesia: en la poesia la parte de conocimiento importa ‘menos. En arte hay una constante evolueién de los ins- trumentos y de los medios y procedimientos téenicos El artista moderno puede pensar que, aunque quizas no G FL LxGabo De onucta pueda hacer una estatua tan bien como Fidias, es po- sible que tuviera algo que ensefiarle a éste y que, en todo caso, puede ejercitar su arte en temas mucho mis va- riados y mis estimulantes para su imaginacién. En filo- sofia, la mezcla es mas sutil y profunda. La filosofia dlepende siempre, en algin modo, de la ciencia, aunque Ja mejor filosofia parece poseer generalmente alguna cevalidad eterna de la imaginacién creadora, Platén ¢s- cribié un didlogo sobre la constitucién del mundo, el Timo, que twvo una gran influencia en época poste- Flor, y que a nosotros, con nuestros vastos y superiores conocimientos cientifios, nos parece casi disparatado, Sin embargo, cttando Platon escribe sobre la teoria del conocimiento o sobre el sentido iiltimo de la justicia 0 del amor, ningiin buen filésofo puede ponerlo de lado: la cuestidn estriba en si podemos elevarnos a fa altura y sagacidad de su pensamiento. Y aqui surge otro punto, igualmente sencillo e im portante, si queremos comprender nuestra relacién con «1 pasado, Supongamas que uno dice: “Comprendo per- fectamente que Platén © Esquilo pueden haber tenido ideas magnificas; pero seguramente todo lo que han cho de algtin valor tiene que haberse convertido macho antes de ahora en patrimonio comin. No es menester volver hasta los griegos para buscarlo. No tenemos que volver a Copérnico y estudiarlo para saber que la tierra gira alrededor del sol.” ¢Qué hemos de contestar? Pues que tal razonamiento ignora exactamente la diferencia centre Jo progresivo y lo eterno, entre couocimiento € imaginacién, Si Harvey descubre que Ia sangre no esti mado eternas, las cosas del espiritu y de la imaginaci¢ produjo. Si el valor de un paseo determinado radica en ‘0 un refor- BIBLIOTECA 2 RL LEGADO DE GRECIA vital y significativa del pasado encontramos objetos de dos clases. En primer lugar, hay cosas como la Venus de Milo, 0 el Libro de Job, 0 Ia Repiblica, de Platéu, que son valiosas e interesantes por si mismas, debido 1 sus cualidades intrinsecas; en segundo lugar, hay otras como el Cédigo romano de las Doce Tablas, 0 la in- vvencién de la imprenta, o el relato de ciertas grandes ba- tallas, que son interesantes principalmente como causas de otras cosas aun mis grandes que ellas © por consti- tuir nudos del gran teiido historic: las primeras tienen interés artistico, las segundas s6lo tienen interés histo- rico, aunque es evidente que en cualquier caso concreto encontramos tna mezcla de ambos "Pues bien: In Antigua Grecia es importante en am- bos aspectos. Para el artista o el poeta posee, en grado realmente extraordinario, la calidad de Ja belleza. Por tjemplo, para buscar un contraste con Roma: si se ha en excavaciones en ta muralla romana de Cumberland Se encontrara una diversidad de objetos, altares, inscrip- Giones, figurillas, armas, botas, zapatos, lenos de inte- Ste histérieo, pero que no son mucho més bellos que Tos Spjetos que podames encontrar en un montén de tras- tos modernos, Y lo mismo puede decirse de la mayor parte de las excavaciones en todo el mundo, Pero si 8x pevamos vn lugar clésico 0 preclisico del mundo gritgo, unque earezca de interés histrico, encontraremes Pras: tieamente que todos Tos objetos son bellos. Los mismos nares to serin; las insripciones, bien modeladasi tre las figurllas, por corrientes y seneillas que s==D» PWS” den encontrarse algunas de tipo grotesco, pero las otras pana EL FUTUNO DEL MUNDO WN oseerin una verdad y wna gracia especiales; las énio- ¥y los modelos serén igual- ras tendrin formas bellas, mente bellos, Si se nos ocurre excavar un Iugar de en- todos ten- terramientos y tropezamos con unos epitafios, firdn en torno suyo--aungue Ios versos no estén bien tnedidas o las palabras estén escritas defectuosamente— este inexplicable toque de belleza ‘Quisiera no decir sobre esto cosas insensatas, Peru se puede probar este extremo précticamente con una ¢o- leccién de epitafios griegos: es la tinica manera de pro- bar lo que hemos dicho, La belleza es uit hecho, y si in- tentamos analizar sus causas, quizés en parte lograre- ‘mos comprender emo se ha producido. En primer lugar, no es una belleza ornamental: es tina belleza estructural, directa y sencilla. Compérese un atleta jugando al tenis con un fornido dignatario en- vuelto en una tinica dorada, O comparese un buen yate * moderno, ligero, grécil, sencillo, con un galeén del si- glo xvr, relumbrante de dorados y moviéndose pesada- mente, 0, incluso, con un pomposo junco chino: el yate ¢s, con mucho, el mas bello de todos, aunque no tenga ni Ia centésima parte del ornamento, Es bello porque ss tes y au etrctira son snilas, Los otros son esencialmente abigarrados y, por consiguient - pins de roy clrines, Pu bin: ens mayo, cosas griegas tienen la belleza del yate. Los griegos usa- ban mucho la pintura; pero, aj Dio nee fan sls chs Seeks gen a las gargolas, acaba por no ver nada en lo sencillo. Por Ms * BL LBaADO pe necia Jo general, tuna estatua griega carece de todo ornamen- to: un muchacho que corre 0 reza, un hombre que me- dita, aparece en ella expresado con una convencién sen: cilla y majestuosa, verdadera o falsa, con una anatomia yy unos planos exactos © no, y sin otra preocupacién que la de la belleza més verdadera. Esto podria quizé parecer insulso al artista medie- val autor de Ia talla de un rey, que recuerdo haber visto fen una ciudad del este de Europa: una corona cente- lleante, de cristales de colores, tuna gran tinica carmesi lena de adornos y, dentro de ella, wna faz idiota, sin expresién, ni huesos, ni misculos. Esto no es lo que un griego entiende por belleza. Lo mismo puede reafirmar de gran parte de la poes griega. No es, desde Iuego, que la convencidn artistica fuera la misma, ni siquiera semejante, en el tratamiento de la piedra y en el tratamiento del lenguaje. La poe- sia griega es estatuaria en el sentido de que depende en gran parte de su estructura orgénica; no lo es, de nin- grin modo, en el sentido de que sea érfa, rigida, o inco- fora, Pero esta poesta tiene, en conjunto, una desnuder yy ima severidad que defraudan al lector moderno, a60s- ‘tumbrado, como esti, a una retérica profusa y a una muy frecuente exageracién. Encontramos en ella la mis ima sencillez y severidad de la escultura griega. El poe- ta tiene algo que decir y lo dice lo mejor y mas exacta- ‘mente que puede, en la forma més adecuada, y si el lec~ tor no se interesa, le da lo mismo. Con algunas excep- ciones que se explican perfectamente, el poeta griego no soe er ei og, con in ge PARA EL FUTURO DEL MUNDO 6 gente pueda pasar por alto la insulsez de lo que dice en sracia al ropaje con que lo vist Pero aqui tropezamos con una aparente dificultad. Lo poesia griega, decimos, es muy directa, sencilla y ca- rente de todo ornamento inesencial. Y, sin embargo, cuando la traducimos y ojeamos nuestra traduccién, Ia Principal impresin que experimentamos es que st €s- plendor ha desaparecido: una cosa que era elevada y sublime se ha eonvertido en algo pobre y vulgar. Cual: quiet helenista sincero, cuando abre uno de sus viejos poetas, siente en seguida la presencia de algo elevado € infrecuente: algo asi como la atmésfera del Paraiso per- dido, Pero el lenguaje del Paraiso perdido ha sido tra- bajado cuidadosamente y embellecido por su elevacién y su rareaa; el lenguaje del poema griego es sencillo directo. ¢Qué ifica esto’ ? in 7 _Sélo puedo suponer que el lenguaje normal de la poe: sia griega es en si mismo, en cierto sentido, sublin Muchos criticos aceptan esto como un hecho evidente aunque, sis cierto, #5 um hecho muy extrafio y digno de median. En parte depende de la mera culos Kaireis horon fs es problable que suene mis bellamen- te que “Te alegra ver Ia luz", pero la eufonia no puede serlo todo. El sonido de una gran parte de la poesia Briere, ora sea como la pronuniamos nosotros, oa co ‘mo la pronunciaban los antiguos, es para los oidos mo- dernos casi feo. Ello se debe, maura parte, a la es tructura de ta Tengua griega; los flélogos dicen que el Briego es, por su estructura, desarrollo y poder de ex- Presién, el idioma mas perfecto que conocen, Es cierto " 6 BL LH6ADO DE onsciA que, a veces, 0S encontramos con ears ram que ian pensamicinte Spresurse en griego con gracia y faiidad, ‘cido y torpe en inglés, francés 0 ale- man, Pero ningun: iguna de estas razones llega al fondo de la cuestién, curuncles eeros u® tee ee —— vulgar? Evidentemente, sus 0 las imégenes que habitualmente evocan en quienes las emplean, Una palabra que pertenece al len. kvaje de tos bates y de loe salones de blr legato impregnarse de la atmésfera que predomina en tales si- tos: una palabra que nos sugiere a Milton o a Carlyle, tendré el aroma del espirta de ests hombres, Me re, sisto, por lo tanto, a la conclusién de que, si el lenguaje de la Povsia Sriega tiene para quienes lo eonocen int ‘mamente esta cualidad especial de penetrante y austera bles lo se debe aguas alin de spo usaban tenjan habitualmente un tono més elevado, tanto en intensidad como en nobleza, que las nuestras. Es un idioma mas fino porque expresa los sentimientos de unos hombres més finos. Por “hombres mas finos” no quiero necesariamente dar a conocer hombres que se conducen mejor, ya sea conforme a su tipo de vida o al nuestro; sélo quiero de- cir hombres para quienes las cosas hermosas del mun- do, la salida del sol, el mar, las estrellas, el amor de tun hombre por otro, y la lucha contra el mal por amor a lo bueno, y aun las cosas corrientes, como la carne y la bebida, y las cosas malas, como el odio y el miedo, tie- nen, por decirlo asi, un relieve mas acueado que el que oN tros y suscitan una reaccién més ri PARA EL FUTURO DEL MUNDO nos ofrecen a 2050 pida y noble. © Restumamos el razonami te. Partimos del hecho indiscutil aque vivieron hacia el siglo v (a. de ©) diversas obras de arte, acpalmente libros— que €n vez de perecer razonablemente, o de perder su vigencia duc seid ae lv hombes go ls erearon, perdu todavia y pueden producir aiin elevados pensamientos Y emociones intensas, ‘Al intentar explicar este hecho extraiio he vvado que los griegos tenian un grande y agudo instinto de la belleza, y de una belleza de un tipo determinado. Se trata de tna belleza que no radica nunca en el ador- no innecesario, sino en la verdadera esencia y estruc~ tura del objeto, En literatura hemos visto que la belleza especial que llamamos griega deriva, en parte, de la ve- racidad, sencillez y manera directa con que los griegos dicen lo que tienen que decir, y, en parte, de una esj- cial agudeza y nobleza de la lengua, que parece scr el modo natural de expresién de espiritus finos y nobles. zPodemos unir de algin modo estas cosas con el fin de explicarlas 0, en todo caso, de relacionarlas con més claridad? Una metéfora muy vieja y a menudo engaio- ‘sa nos ayudaré. Se ha dicho: “El mundo era entonces joven.” Desde luego, hablando con precisién, no lo era. En la duraci6n total del ‘mundo o del hombre, los dos mil afios largos que nos separan de la época de Pericles ‘no cuentan mucho, ni podemos imaginar que tun hom- . jento antes de seguir adelan- ble de que los griegos produjeron, por una raz6n w otra, monumentos, cestatuas y libros—prit ‘mos obser~ x ML Liao DE GHECIA bre de sesenta aiios se sintiera més joven en el siglo ¥ antes de Cristo que hoy. Justamente ocurria lo contra rio, porque entonces no habia gafas ni dientes postizos. ‘Sin embargo, en un sentido, el mundo era entonces jo- ‘ven, por lo menos nuestro mundo occidental, el mundo del progreso y de Ix humanidad; pues los principios de casi todas las cosas grandes que los espiitus pro- gresivos aman hoy surgieron entonces en Grecia, Joven no es, quizas, Ia palabra mas exacta, Hay cier- tas plantas—algunas clases de aloe, por ejemplo—que permanceen durante un mimero indefinido de afios sin elevarse apenas del suelo, y, de pronto, ewando han act mulado suficiente fuerza vital, crecen hasta diez pies » chan flor, muriendo después, 9 mostrando sefales de agotamiento, Salvo la muerte, parece como si algo de ‘esto ocurriese de tiempo en tiempo a la especie huma- hha, 0 por lo menos a aquella parte de la misma que es capaz, en cierto modo, de producir flores; pues muchas ruzas y naciones Hevan gran parte de su historia una vida nada progresiva, mis bien estancads, que @ veces les sirve justamente para conservar su acervo de cos tumbres, y a veces les lleva al abismo. Por eso, la his toria no tiene nada que decirnos de ellas. [a historia delmundo consiste esencialmente en Ia historia de esas épocas, muy escasas, en que una parte del universo se ha elevado sobre si misma y ha hecho brotar flores o frutos. 'A nosotros nos ha ocurrido vivir en la mitad 0, qui~ zis, en el final de uno de esos periodos. Probablemente, im el siglo pasado han teriido lugar més cambios en la PARA kL FUTURO, DEL MUNDO v vida cotidiana, en las ideas y en el aspecte general del mundo que durante cualquier otro periodo de cuatro st gos de la Fra cristiana. Y este hecho nos ha Hevado a considerar el progresa répido como wna condicién nor- imal de la especie humana, cosa que nunca ha sido asi. Otro periodo de florecimiento, de duracién relativa- mente corta y de area reducida, pero maravillosamente pido e intenso, tuvo lugar en las partes més meridio~ rales de In peninsula balcénica aproximadamente entre los siglos vr y av antes de Cristo. ste tipo de florecimiento es ef que lena al mundo de esperanza y, por consiguiente, lo hace joven. Ima sginemos un hombre que acaba de hacer un descubri ‘miento o un invento, un hombre feliz en amor, el ini ciador de agin gran movimiento social triunfante, 11 hombre que esta escribiendo un libro o pintando ut ‘cuadro que sabe que son buenos; pensemos en unos hombres que han combatido en favor de una gran cau sa, que antes de su intervencidn parecia perdida, y que ahora esti triunfante; pinsese en Inglaterra, cuando la ‘Armada acababa de ser derrotada; en Francia, durante fa alborada de ta Revolucién; en América, después de Yorktown: estos hombres y estos paises se han elevade por encima de si mismos. Sus facultades sera mis fuer- tes y acusadas; habré en el aire una especie de alborozo, tuna sensacién de caminar por nuevos senderos, espera. zas nacientes y posibilidades inexploradas, confianza en ue todo se puede lograr slo con que pongamos bas- tante empefio en alcanzarlo, En este sentido, el mundo seri joven, Creo que fué joven asi en la époea de Te: 2 HL uEGADO De onecta tmistocles y Esquilo, Y esta javentud constituye la mi- tad del seereto del esprit griego, YY aqui tropezamos con una objecién que quisis ha estado acechando en la mente de muchos letores. “Todo csto—se dird—pretende ser un simple andtisis de he- ‘chos conocidos; pero, en realidad, es una completa idea lizacién, Estos griegos que usted lama tan “aobles”, hace tiempo que no tienen secrets para nosotros. La an- tropologia fa voleado sus refletores sobre ells. No son solamente sus arados, sus armas, sus instrumentos ma- Scales y sts Idolos pintados los que se asemejan alos de los salvajes, sino todo To que a ellos se refire. Mux ‘hos de ellos estaban sumidos en las supersticiones mis dlogradantes; muchos practicaban vicios antinaturales; fen momentos de gran temor pensaban algunos que 12 rncjor "medicina” era un sacrificio humano, Después de cto, casino vale Ia pena decir que su estructura socal ‘estaba en gran parte basada en la esclavitud; que vivian tn pequeias ciudadesinsignfcants, igual que nidos de Seispas, cada eual en guerra con su vecino mis préximo J in mitad de ellos jen guerra consigo mises! Si nuestro antgriego sigue hablando, dejard, probs- blomente, de decir la verdad. Le detendremos cuando Kodavia coincidimos con él, Estos eargos son ciertos en Conjunto, si queremos entender lo que Grecia signi- fica, heros de admitrlos y medialos. Tengamos = cn tn es fajeron alguna poesia ate de los ms no bles, ef ms fino pensamiento politico, le Sos os vial que el mundo conoce; segundo, que asf { | oe qyeron y vieron, y hasta, quizis, las que produjeron are azavilas, extaban separadas por una lve y prec ria barrera del salvaje. Rasquemos a un ruso civilizado aos en aegid al trtaro salvaje. Rasque a eeeeages gee, 9 halaremes, xn dads, au ean) verdant primitv, algo ene king y pln. on 2s junto mareiloso y sorprendente, El sects tpn implied eta cos tan tremend, H- tos Ile sets de fees salvaje, cometides or mi estas Tsar ceca ae ths han Pando de temibe hehzeonsaoguinaron 8 ever tm vida no tomentepadona, sao haste lan, trpicay socal. Hemos eos Ton faponses secret, tel copaco de un genracin wea stape de progress ue nomamene baled haere en varlon sgn, Peo en todos estos ejemplos, los hombres sélo se han de jndo pia por ls enfants de umn eval supe Tory depos de toto; wo han lead profi obs deren gro exrenrltaro 9 orga, En ation ne rev loimens segue qu os giogn ben ence: tne poo al influence earners: Telnet pe de Geedeca foron on Tens eg ace etd proce Bury, acotmbrada tere pcs dor frucho Su cieactn soba says, Detone Sevclng tom debi tencén alos eco qu flan ot res ton de abafomo.y_supersclin que cnceneen co Grea; elena deena, l,l earl a atopldor de mujeres et ngulara que ota inquen sca su cata 5 arta, & Gi BL LeGADO DE onECIA Pero no son estas gentes las que constituyen Grecia, gentes que podemos encontrar en todo ¢l mundo histé- rico, mas corrientes que las zarzamoras. Lo que cons- tituye a Grecia no es nada fijo y estacionario: ¢s el mo- vimiento que conduce de todo esto al estoico o al “so- fista’” del siglo v, que condena la esclavitud y la niega, que ha abolido todas las supersticiones cruentas y que predica una religién basada en la filosofia_y en la huma~ nidad, que pide para las mujeres los mismos derechos cspirituales que tiene el hombre, que cousidera a todas las criaturas humanas como hermanos y al mundo como “gna gran ciudad de dioses y hombres”. Es este movi- miento el que no encontraremos en otras partes, lo mis- ‘mo que no encontraremos las estatuas de Fidias, los dié- logos de Platén ni las tragedias de Esquilo y Euripides. ‘De esto resultan dos o tres consecuencias. Como cose construida tan de prisa, con tal esfuerzo tenso y par tiendo desde tan abajo, la civilizacin griega fué, en me- dio de todo su esplendor, curiosamente inestable y len ide fallas, Tales fallas la hicieron mucho peor, sin dude para las gentes que vivieron en ella; pero dificilmente isminuirin su interés instructive para quienes Ia estu- tian, Mas bien todo lo contrario, demas, la vecindad Snmediata del salvaje da al espiritu griego ciertas cua- Tidades que los que pertenecemos a civilizaciones mas seguras y solidas dariamos mucho por poseer. Este es- pirita brota dgil y recto. No se desalienta nunca. Su Torpresa e interés ante el mundo estin siempre loran0s Y. finalmente, tenemos una cualidad curiosa y muy im. portante que, a menos que esté en um error, pertensss ¢ | PARA EL FUTURO DEL MUNDO 25 ta civiligacién griega mis que a ninguna otra: en un grado realmente extraordinario surge limpia de la natu- faleza, sin casi ninguna complicacién de eredos ya for- rmados, de costumbres y tradiciones. ‘No olvido, naturalmente, la prehistérica civilizacién 1 ni las formas peculiares—bastante sencillas en fut mayoria—en que cae la religién griege. Es posible que mi hibito de vivir mucho entre cosas griegas-me ‘extravie un poco, haciéndome olvidar, debido a la larga familiaridad con ellas, lo extrafio que pudieron parecer al principio. Pero hechas estas salvedades, creo que este punto de partida claro desde Ia naturalera es, en con- junto, una eualidad cierta, + Si un europeo o un americano atento quiere est cosas chinas 0 indias, no sélo tiene que aprender cier- tos datos de historia y mitologia, sino que, ademés, ha dle moldear st espirita en cierto sentido: ha de ponerse, por decilo ast, unas gafas determinadas. Si desea estu- diar cosas medievales, si se dedica incluso a un poeta tan universal como Dante, ocurre algo por el estilo. Teo- rias curiosas acerca del Papa y del Emperador, uns sofia escolistica, una teologia extrafia y, para el 1a moderno, mas bien horrible, flotando sobre las Mamas del Infierno: todo esto tiene que levarlo en cierto ‘modo en la imaginacin para poder comprender a Dante. Con las cosas griegas ocurre esto en escala mucho me- not. El fondo histérieo e imaginative de los diversos grandes poetas y filésofos es, sin duda, muy importante. ‘Una gran parte de la obra de la moderna erudicién se dedica ahora a ponerlo mas en claro. Pero, en conjunto, 4 Aejando a un lado por el moment Studer de tradaceiém, la owt greg habe es mente a cualquier persona que esté dispuesta a pensar sencillamente, y el arte y la poesia hablan del mismo modo a cualquiera que pueda usar su imaginacién y ¢0- zar de la belleza. No tiene que colocarse la armadura, © los anteojos, de ningtin sistema nuevo, para entender- Tos; so tiene que liberarse del suyo: tarea de mis pro- vecho y menos fatigosa Esta conelusién me parece que apmas pod diseu- tirse, pero el punto presenta dificultades y quiero dete nerme. En primer lugar, esto no quiere decir que el art sviego sea lo que lamamos “naturalist” o “realist Es marcadamente lo contrario, Para el griego, el arte es siempre una forma de Sophia, o Sabiduria, una Techmé, con reglas que tienen que aprenderse. Su aire de ex: tremada sencillez es engafiosa, La columna que parect recta tiene en realidad curvas sutles. El bajorrelive fu- neral que parece representar con la forma més sencilla posible a una mujer que dice adiés a su hijo, esté dis- puesto, plano por plano, con Ia més fina babilidad y, f veces, con tuna deliberada falsficacién de la perspec tiva. Hay siempre alguna convencién, alguna idealira- én, algiin toque de Tuz, que nunca se han visto en la tierra ni en el mar. Pero, a pesar de todo, creo que el arte griego esté cen un grado notable muy préximo a la naturaleza, El ojo del artista sera siempre atento al objeto, y, aunque fo representa conforme a su estilo, éte es siempre nor- imal y sobrio, sin afectacién ni exageracién y, en los PARA EL PUTO sempos, sin conveneionalism, ES arte, si imeros tiempos, sin convencionl _ Ft r raural normal, tl como sHTge ial sae endo el hombre se propone Por i vex y Hbremente expresar [a belleza. Por ejemplo, fl lenguaje de In poesia griega es marcadamente dis- into del de la prosa y se observan incluso claras dife- tercias de lxico entre Is diversas clases de’ poesia. Es nist ea muy raro que la poesia trate del presente, fino del pasado, y de un pasado ideal. Lo que debemos fdvertir aqui es que esta norma, corriente en todas las grandes épocas pofticas, no 5, al parecer, una cosa hitrara y artifical, sino wa tendencia que brota natu- ralmente con las primeras grandes expresiones del sen- timiento postin. ‘Ademds, esta proximidad a la naturalezs, esta ca- reac de un sistema de pensamiento rigido unifica- dor, obrando con otras extisas, ha conducido a a ex- traordinaria variedad y multiplicidad de aspectos que son tino de los més esplendidos encantos de la. Antigua Gre- cia si se Ia compara con Tera, Asia o ia Roma pri mitiva. Geogrifcamente, et un pequefio pais con un Ttoral muy quebrado y un terrtoriointegrado por un gran nimero de valle casi sslados. Politicamente, era tua confusa unidad constitida por numerosos Estados independientes: una ciudad amurallada de unos cuantos miles de habitantes era suficiente para formar un estado. Y los ciudadanos de estos Estados eran més bien capa- ces con exceso de tener ideas propias y de combatir por ella, De agut se derivé en la prictica un aislamiento yy una desunién grandes y una debiitacién general, en OO wines Perjuicio de tos propios gris c ios griegos; pero la misma causa Gondujo en la literatura y en el psnamiento lin ‘mensa vatiedad y vitalidad de que gozamos hoy los que estudiamos a Grecia, a Es casi imposible encontrar un tipo de pensamiento © estilo Tterario que no tenga sit paralelo en la ‘Anti- gua Grecia, sdlo que aqui fos hallanios en su forma més sencilla y primitiva, Huellas de todas las cosas que pu- dieran creerse mas antigriegas pueden encontrarse «a su literatura: Ja voluptuosidad, ef ascetismo, el cult Ia sabiduiia, el desprecio al saber, ef ateismo, el pie tismio, la religiGn que sirve at mando y Ia religion que se aparta de las cosas del mundo: todos estos y casi todos los demis puntos de vista puede decirse que se hallan representados en a historia de este pequefio pue- blo. Y apenas encontrariamos una sola generalizacion fen este estudio que el autor no pudiea rebatir con ejen~ plos de lo contrat. ‘Sentimos en general una gran auscncia de trabas: el spirit humano libre, més bien inexperto, intensamente interesado por la vida y leno de esperanza, buscando fen todas direcciones aquella excelencia que los griegos Taman aret@ y guiados por agin instnto peculiar hacia la mesura y la belezs Ta variedad existe y no podemos olvidarla, Sin em- bargo, hay en medio de Ia diversidad ciertas caracte- isticas generales centrales, debidas en su mayor parte festa misma cualidad de freseura y proximidad a la naturales, ise contempla una estatua grigga 0 un bajorrelieve Jka eh FUTENO DEL MUNDO 27 si se lee tna obra cualquiera de Aristételes, es muy probable que nos sintamos al principio wn poco fos. Por qué? Porque todo es tan normal y tan verdadero fan exento de exageracién, de paradojas, de énfasis ex tremado; tan lejos de esas seudo formas fascinadoras de ta locura que despiertan en nosotros Tos mismos dur~ tmientes sentimientos enfermizos. “Estamos cansados podemos exclamar—de ver estos hombres hermosos, perfectamente sanos, con caras graves y con huesos ¥ rmisculos normates! ; Estamos hartos de que nos digan ‘que la virtud es un término medio entre dos extremos 1y que tiende a hacer felices a fos hombres! No nos sen- timos interesados sino cuando se nos dice que la virtud esté en la abnegacién mas extremada o en la mis ex- trema y despiadada afirmacién de si mismo; 0 que Ie virtud es una infame mentira, Y en cuanto a las esta tuas, dadnos un hombre macilento, de cuerpo deforme y ‘ojos cavernosos, maldiciendo a Dios, o dadnos algo leno de grasa y de colorines..” Qué es lo que se encuentra en el fondo de este sen- timiento, que admito que toma a veces formas mis ra- zonables que las que acabo de indicar? Es ta misma razén psicolégica que motiva los eambios de modas en fl arte y en los vestidos: la que hace amar las cosas cextraias y explica el éxito de la prensa de caricter sensacional, Es el tedio o ennui. Hemos tenido dema- siado de A; estamos cansados de es0: sabemos ya en qué consiste y lo despreciamos; dadnos algo de B, 0, mejor, aun, de Z. Y después de una fuerte dosis de Z. suspiramos de nuevo por que comience el alfabeto, = TEL LE0AD0 De onEcIA aio ensemos ahora ex una rss que no ball me fterés gor el munds qu ala poser css bo nas y rechazar las malas; lena del deseo de saber y sect del eesti: Peete persona, el goce consiste en ver las cosas como som y en juzger- Ins rormaimente, No et cansada de vr mines 20% rales y sanos en un cuerpo sano y bien formada: eso Je encanta, Si uno contrae los miseuios para producir una presién, diré con desagrado: “iQue feo es extol” 0 ‘Los misetlos de tn hombre no son asf!” Habri ob- servado que las Mgrimas son saladas y més bien cx- Tientes; pero si se le dice, eomo un poeta madera, que fas Lagrimas de su heroina son ‘mis ardientes que el fuego, més saladas que el agua del mar”, probablemen- te pensard que esta ealificacin es dxifaver, “x0 com vineente” y, por lo tanto, Woypiy, “ria”. En la esfera religiosa y moral es donde estamos mis acostumbrados al uso habitual del lenguaje enftico: ex- presiones que sdlo son ciertas en Tos momentos de exal~ tacién, las empleamos como lugares comunes de la vida cotidiana, “Es mil veces peor ver suftir a otro que st- ftir uno mismo.” “El verdadero amor sblo desea In fe- Ticidad del objeto amado.” Esta especie de “retérica pom- posa” ha Hegado formar parte de nuestros hibites tmentales, lo mismo que ciertas metéforas derivadas de medidas ya en desuso forman parte de nuestro Tenguaje Cotidiann, Por esto nos deja um poco frios una lengua en fn que apenas se usa una metéfora, excepto cuando apa- Wes ™ pana BL FUTURO DEL MUNDO » dda de un modo grafico, y en la que ne ‘cmos heroicos sino cuando se sienten corre ota el extrero de seniros verdaderos. /Sig- esto que el griego permanece siempre, POF dC cs en ana temperatura normal, que nunca sicnte Goociones intenses y arrebatadas? De ningin modo- Mostraria una falta de fe en el valor de la vida ima- ‘al conclusién, e implicaria que sélo se puede al- anzar la gran emocién de propésito, 0 por una exage- racién habitual de las pequefias emociones, cuando pro- bablemente la verdad es exactamente lo inverso, Cuan- do surgen las grandes cosas, el griego tiene a punto la palabra elevada y el pensamiento sublime. Es el que ha- bitualmente exagera el que quizés falle. ¥, después de todo, jlas grandes cosas tienen la seguridad de legar! 1a facultad de ver las cosas con claridad y de saber lo que es bello y noble, no interrumpido por momenté- neos cansancios © por cambios de gusto, es un don muy raro y quizés nunca ha sido poseido plenamente por 1a dic. Pero hay una profunda regla de arte que ordena al hhombre que se halla sumido en medio de todos sus es- tudios de los diversos estilos, o en la tarea de ordenar sus propios pensamientos, se rétremper dans la nature de vez en cuando: vigorizarse de nuevo en la naturaleza. Y de modo semejante parece como si el mundo tuviese de ver en euando que vigorizarse de nuevo con el hele- nismo; es decir, que en medio de los diversos artificios, extravagancias y cambios de convenciones del arte y de las letras, debe tener una mirada atenta para lo que ‘se produjo cuando el hombre desperté por vez primera rece evidencia cexpresan_sentimi 90 ta HI LEGADO DE a la verdad y ala belleza y mira Como tina cose nue Y Mita el mundo limpiamente RCIA dene! $80 ma exageracion? Creo que no. Pero no po- "Mos intentar aqui una defen: z de vata En coins, fens completa de exe puto talent al interés artistic de Gree, Sei poss se artistico de Grecia. Seria posible del ‘smo modo referirse al interés hsttio. Entonces ve famos que—en lo que concierne a aquel sector de la Hiumanidad del que depende la cvcatin ordeal Jas semillas de casi todo to que més vale en el progreso humano fueron sembradas en Grecia, El concepto de la bbelleza como un goce en si misma y como guia de la vida, fué expresado por vez primera y del modo mis pleno fen Grecia, y las leyes conforme a las cuales las cosas son bellas © feas, fueron en gran parte descubiertas ¥ formuladas alli. Las ideas de libertad y justcia, Ia bertad corporal, de palabra y de pensamicnto, fa justi- cia entre el fuerte y el débil, el rico y el pobre, penetra la totalidad del pensamiento politico griego y fué, con fallas notorias, Hevada realmente a la prictica en un geris mialle 1 in maine semaiondes wee foncepto de Ia verdad como un fin que hay qué perse- chr yaistar por medi de experiencia y ee ima cién, y, especialmente, por Ia razdn—concepto esen- ies 9 opal de beri y tan opus ala ar Guia como a 1a obediencia ciega—, quizés no ha sido saeyca tan claraments comprendido como por Ios prime- os escritores griegos que se oruparon de cienia y de filosofia. PARA BL FUTURO DEL MUNDO 3 Nos quedamos maravillados ante la perfecta libertad de su pensamiento, Otro concepto surgié después, cuan- do las pequefas ciudades-estados con derechos exclusi- vos de ciudadania se unieron bajo una ribrica mas am- plia: la idea de hermandad universal entre los hom- bres. Grecia se di6 cuenta muy poco después de la gue- ra con Persia que tenia una misién en el mundo, que 1 helenismo representaba, frente al birbaro, la forma més clevada de vida humana y la excelencia, 0 oreté frente a lo vulgar y conseguido sin esfuerzo. Aparece primeramente el rudo patriotismo, que con- sideraba todo lo griego superior a todo lo bérbaro; vie~ ne Iuego la reflexién, que muestra que no todos los griegos son verdaderos portadores de Ia luz, ni todos los barbaros, sus enemigos; que el helenismo era una ccualidad del espiritu y que no dependia de la raza a que tun hombre pertenecia ni del lugar donde habia naci- do: entonces surge la nueva palabra y el concepto Golponizng, hhumanitas, que hizo del mundo, para los estoicos, tuna comunidad. Ningin pueblo conocido for- ‘mulé claramente estos ideales antes que el griego, y los que después han repetido estas palabras nos parecen, fen su mayor parte, como si fueran ecos de los pensa- mientos de los antiguos griegos. Estas ideas, la investigacién de la verdad, de la be- Ileza, de la libertad, de la perfeccién, no son todo, Han sido en el mundo un fermento de inquietud han sos- tenido wna antorcha que no siempre ha sido grata de mirar. Pero hay otro ideal que es, por lo general, més SIBLIOTE 7 BL tucabo bs casa fuerte y que puede legar a anularlas como cosas per- niSosts, Es el de sumision en lugar del de ia ibertad surecintiento de los sentidos frente a la belleza, 4a aceptacién de la rutina en vez de la investigacién de la verdad, la creencia en Ja alucinacién o en la pasién en vez de creer en la razén y en el juicio mesurado, el allanamiento de las diferencias entre lo bueno y lo malo, y la afirmacién de que todos los seres humanos y todos los estados del espiritu tienen igual valor, Si algo asi resultara al fin conveniente para el hom- bre, entonces Grecia habria desempetiado la parte del gran raquero en Ia historia humana, Habria encendido falsas luminarias que han conducido nuestro bareo a si- tios peligrosos. Pero, en todo caso, en medio de la cal- ma y de la tormenta, ha mantenido sus luminarias; las encendié antes que ningiin otro pueblo y las sostuvo con el miximo de luz durante su corto reinado; ya crea- ‘mos en una vida individual fundada en la libertad, a r3- én, Ja belleza, la perfeccién y Ia investigacién de ta verdad, y en una vida internacional encaminada a la fraternidad humana; ya ereamos que estos ideales son las grandes artimafias de la politica, hay bastante mo- tivo para que en cada generacién dediquemos algunos tun poco de tiempo y de atencién al estudio de esas im- portantes fuerzas, en el momento en que aparecieron por primera vez-de modo consciente en las mentes de nuestros antecesores espirituales, En el pensamiento y en el arte de la Antigua Grecia, mejor que en ninguna otra parte, encontraremos esas fuerzas y, asimismo, en RET : 4 pana st FUTURO DeL MU8OO sus grandes oponentes, frescas, claras y con cada vasta cuestin, realizada werial, y con cada problema, for- cierta medida, relativamente sencillas, en pequefia escala mat mulado en sus términos més reducidos. Grepexr Murray,

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