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La introducción
La introducción necesita una frase que llame la atención o una palabra que atrape a la
audiencia. Ésta debe estar relacionada a tu tema. Luego estableces el significado del
tema y el propósito de tu discurso. Informa a la audiencia sobre las zonas del tema que
intentas abarcar y cómo les interesará a ellos. Por ejemplo, si estás hablando de temas
ambientales, podrías querer compartir algún caso de estudio interesante. Esto crea una
base común con la audiencia y les da una razón para escucharte.
El cuerpo
El cuerpo cubre la parte principal del discurso. Necesitas sacar adelante tus puntos clave
con un respaldo adecuado y evidencia. La estructura del discurso de oratoria podría
seguir un formato informativo o uno persuasivo. La diferencia entre ambos está en su
estado. En un formato informativo, el cuerpo del discurso esencialmente habla de la
mirada del pasado presente y futuro del tema en discusión. En el formato persuasivo, el
foco está en el problema, la causa y la solución para un aspecto particular del tema. En
general, el formato persuasivo es el preferido sobre el informativo para hacer discursos
de oratoria efectivos.
La conclusión
Presenta una conclusión bien pensada para dar una buena última impresión a la
audiencia. Si la conclusión es vaga, todo el buen trabajo realizado anteriormente en el
cuerpo del discurso será en vano. Resume los puntos principales del discurso. Ofrece
una justificación de tu punto de vista en el tema y restablece el propósito del discurso.
Invita a la audiencia a ser parte de la solución para resolver problemas ambientales si
ese es tu tema. Dale una acción a seguir a la audiencia. Utiliza un llamado de atención
adecuado para cerrar el discurso. Este podría estar vinculado con el llamado de atención
de la introducción.
Existen diversas situaciones en las que tenemos que expresar nuestros conocimientos,
pensamientos y sentimientos con respecto a lo que pasa a nuestro alrededor, sobre
nuestra realidad, incluso sobre nosotros mismos. Es importante tener un orden lógico
en todo lo que decimos y tener muy claro el objetivo que estamos persiguiendo.
Primer Paso. Definir el objetivo: ¿Qué quiero lograr con mi discurso?
El primer paso para elaborar un discurso es definir qué es lo que quiero lograr con lo
que voy a decir. Por ejemplo: ¿Quiero entretener a mis oyentes? ¿Quiero que compren
los nuevos productos de mi empresa? ¿Quiero motivarlos para que aporten al
mejoramiento del campo deportivo del barrio? o simplemente ¿Quiero exponerles mis
conocimientos sobre un tema en específico?
Tener claro el objetivo permite tener las ideas bien definidas para elaborar el contenido
del discurso. Así podemos buscar fácilmente, argumentos concretos que sustenten
nuestras afirmaciones. Si no lo hacemos, sería como estar perdido en terrenos muy
amplios, sin saber qué camino tomar.
En este paso se tiene que buscar toda información (datos, ideas, juicios) sobre el tema
que vamos a abordar. Se refiere a todo lo que vamos a decir y en qué orden lo vamos a
decir. Aquí debemos preguntarnos ¿qué es lo que quiero que conozcan mis oyentes?
Por ejemplo: Si mi objetivo es, motivar a los oyentes para que aporten al mejoramiento
del campo deportivo del barrio, tendré que buscar datos cómo ser:
En este último paso se debe realizar la conclusión en base a nuestro objetivo (entretener,
motivar, mostrar, etc). Es necesario destacar nuestra idea principal de manera que se
quede latente en nuestros oyentes después de terminar el discurso. La forma en que
terminemos es determinante para logar el objetivo, por ello no debemos cometer el error
de dedicar más tiempo a la recolección de datos y descuidarse de la parte final,
dedicándole menos tiempo y esfuerzo.