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LA MEGAMINERIA EN ARGENTINA

Artículo recibido el 19 de septiembre de 2017

LA MEGAMINERÍA
EN ARGENTINA:
NARRATIVA DE LA
CONFLICTIVIDAD
// Gabriela Trad Malmod, Federico Sanna Baroli y José Gambina1∗

Resumen
El presente escrito busca abordar la problemática de la mine-
ría y particularmente de la mega minería en la Argentina durante
el gobierno kirchnerista. Se analizan en forma conjunta aspectos
sociales, económicos, legales, ambientales y con perspectiva de
género, con el propósito de comprender de manera integral el fe-
nómeno estudiado, en una coyuntura mundial y regional en la cual
los distintos modelos de desarrollo -con matices- se asientan en
actividades extractivas.
Si bien se reconoce que el extractivismo constituye un importan-
te elemento de los modos de desarrollo de los países de la región,
es importante considerar el sustento social, los intereses de clase
y las alianzas geopolíticas privilegiadas por cada administración
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para determinar el perfil adoptado por los diferentes gobiernos la-


tinoamericanos en la construcción de sus proyectos políticos.

Palabras clave: extractivismo – mega minería - kirchnerismo

1- Gabriela Trad Malmod, estudiante de la licenciatura en sociología y del profesorado en sociología, Becaria
Cicitca, UNSJ, E-mail: gabrielatradmalmod@gmail.com; Federico Sanna, Abogado, adscripto a la cátedra de
Derecho Constitucional de la carrera de Abogacía en la UNSJ, E-mail: federicosannabaroli@gmail.com; José
Gambina, estudiante de la licenciatura en ciencias geológicas, UNSJ, E-mail: gambinagote@gmail.com
Introducción
El presente escrito buscará abordar la problemática de la mine-
ría y particularmente de la mega minería en la Argentina durante
el gobierno kirchnerista. Es necesario aclarar que el análisis de la
actividad, debe hacerse desde distintos enfoques que se encuentran
interrelacionados entre sí. La única forma de intentar compren-
der esta problemática, es analizando en forma conjunta el aspecto
social, económico, legal, ambiental y con perspectiva de género,
entendiendo que esto se relaciona a una determinada concepción
de la actividad minera. Dicha concepción, es la que entiende como
mejor y única posibilidad de explotación para los minerales de pri-
mera categoría, la mega minería (gran escala) metalífera a cielo
abierto practicada por empresas transnacionales.
En segundo término se debe aclarar que, el análisis aquí reali-
zado, trasciende al proceso kirchnerista como tal. El problema de
la mega minería y en general del extractivismo es un problema re-
gional y mundial del capitalismo, e incluso de muchos países que
se encuentran en vías de construir el socialismo. Particularmente
en la Argentina, para entender este modelo debemos remontarnos
mínimamente a la década del 90 y continuar el análisis hasta la
actualidad. Una de las primeras medidas que tomó el gobierno de
Mauricio Macri, mediante el Decreto 349/2016 fue la de quitar
las retenciones a las empresas mega mineras. Bajo el argumento
de darle competitividad al sector y generar puestos de trabajo, se
otorgó una nueva e irrisoria concesión, que significó una enorme
transferencia de ingresos a los sectores concentrados y transna-
cionalizados de la economía. No nos caben dudas, de que estas
empresas si bien contaron con enormes beneficios no cuestionados
durante la etapa kirchnerista, encuentran aún más “seguridad jurí-
dica y económica” en un gobierno al mando de empresarios como
Mauricio Macri.
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En tercer lugar, es menester realizar otra acotación. Este ensayo,


se distancia de aquellos posicionamientos que utilizan únicamente
el “barómetro extractivo” para analizar estos procesos. Esta di-
mensión constituye un importante elemento del contexto regio-
nal, pero no determina el perfil adoptado por cada gobierno. Para
caracterizar esa fisonomía hay que considerar el sustento social,
los intereses de clase y las alianzas geopolíticas privilegiadas por
LA MEGAMINERIA EN ARGENTINA

cada administración. Por ende, hay que aclarar las diferencias con
quienes entienden que por no haber terminado de trascender al ex-
tractivismo, se debe englobar dentro de la misma categorización
a diversos procesos latinoamericanos (Katz, 2016). Esta visión
puede ser dada desde dos perspectivas, la crítica absoluta o la re-
signación. Quienes igualan los procesos desde la crítica absoluta,
tienden a negar cualquier diferencia y sostienen que todos los pro-
cesos son “relatos” progresistas para encubrir el saqueo (sí adheri-
mos a que fueron vaciados los bienes comunes, sin que esto haga
invisibilizar otros lineamientos progresistas), equiparando así a
gobiernos neoliberales, neodesarrollistas y socialistas. En cambio
quienes se ubican en la resignación, equiparan a todos los gobier-
nos progresistas, sosteniendo que en ningún lado se ha erradicado
este problema. Desconociendo de esta manera a los gobiernos más
radicales de la región, que han restringido los beneficios de estas
empresas y que también buscan una nueva institucionalidad que
otorgue plena participación a las comunidades en las decisiones
sobre su destino.
Este escrito, abordará distintos ejes de la mega minería: mar-
co legal, impacto económico, comunidades y Derechos Humanos,
responsabilidad de los Estados y situación de la provincia de San
Juan. Se buscará hacer una contribución, con el fin de poder aportar
a la construcción de un proceso popular que contemple las luchas
de distintas comunidades a lo largo y ancho del país. Planteando el
debate sobre la posibilidad de construir un nuevo modelo produc-
tivo, teniendo como posible eje transversal al ecologismo popular.

Marco Legal
Se debe comenzar por un breve repaso histórico del régimen le-
gal de la actividad minera en la Argentina. Lo primero a mencionar
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es que a diferencia de los hidrocarburos2, las minas fueron desde


la sanción del Código Minero en 1886 (presidencia de Julio A.
Roca), de dominio privado del Estado Nacional o Provincial, se-
gún fuese el territorio donde se encontrasen. Es decir en la historia
argentina, no hubo casi un control del recurso minero por parte del

2- En el año 1992 los recursos hidrocarburíferos se transfirieron del dominio de la Nación al dominio de las
provincias. Ley 24.145
Estado Nacional como sí lo tuvimos en materia hidrocarburífera.
La excepción está dada por la Constitución de 1949 que en su artí-
culo 40 establecía la propiedad imprescriptible e inalienable de la
Nación sobre los minerales.
Producto de los cambios económicos internacionales, y de las
“recetas” impuestas a la Argentina, en la última década del siglo
XX, se llevaron adelante una serie de reformas en la legislación
minera. Las modificaciones que se instalaron, tuvieron en miras
aumentar la “competitividad” de la actividad para atraer inversio-
nes extranjeras. Más allá de lo discutible en sí mismo de las re-
formas, se hicieron en un contexto con precios muy bajos de la
onza de oro (menos de 300 dólares) , pero se mantuvieron intactas
cuando el precio de la misma en el mercado internacional escaló
casi ininterrumpidamente de 300 dólares en 2003 a 1900 dólares
en 2011 (Ámbito Financiero, 2017). Estas normas -a las cuales
adhirieron la totalidad de las provincias mineras- otorgan, confun-
diendo seguridad jurídica con seguridad económica, a la minería
un régimen de estabilidad fiscal del que no goza ningún habitante
de nuestro país, por el término de 30 años (Antonelli et al., 2011).
Entre las principales leyes que podemos mencionar están: ley de
inversiones mineras (24.196), ley de creación de la comisión bica-
meral de minería (24.224), ley de ratificación del acuerdo federal
minero (24.228), ley de régimen de financiamiento y devolución
anticipada del Impuesto al Valor Agregado (IVA) (24.402), ley de
actualización del Código de Minería (24.498), tratado Binacional
entre la Argentina y Chile de integración y complementación mi-
nera (25.243), ley de valor de Boca de Mina (25.161).
Todo el andamiaje jurídico que se montó se tradujo en enormes
beneficios impositivos, en una inigualable libertad empresarial y
en concesiones de la Soberanía3. En el año 2004, Néstor Kirchner,
emitió el Decreto 753 por el cual se otorga total libertad a las em-
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presas mineras para negociar en el exterior las divisas obtenidas en


sus exportaciones, sin pasar por el Banco Central.
Este modelo minero se tradujo en problemas sociales y econó-
micos, que no sólo perjudicaron a distintas localidades del país

3- El tratado de integración y complementación minera establece que los inversores podrán usar los
recursos naturales, se encuentren o no dentro del área concesionada (Ley 25.243, año 1996). Desaparece
así la frontera para los negocios mineros, pensando en el interés de las empresas y no en las necesidades
de la región.
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sino que también terminaron tensionado al propio gobierno, y su-


mado a muchos otros factores le permitieron a la Alianza Cambie-
mos tomar el poder en el año 2015.

Ley de Glaciares
Si bien existen muchos ítems para desarrollar sobre la legisla-
ción minera, es necesario darle prioridad a la Ley de presupuestos
mínimos para la preservación de los Glaciares y el Ambiente Pe-
riglacial (Ley Nº 26.636, 2010). La “primer” ley de glaciares fue
aprobada en 2008 por unanimidad en la Cámara de Diputados y
luego por el voto afirmativo de 47 Senadores, con solo 3 votos en
contra. Cristina Kirchner la vetó por el decreto 1837/08, con la
firma de Sergio Massa como Jefe de Gabinete. En los consideran-
dos del mismo expresó: “gobernadores de la zona cordillerana han
manifestado su preocupación con lo dispuesto por la norma san-
cionada”. A través de dicho decreto convocó a un foro en el ámbito
de la Secretaría de ambiente para tratar el veto presidencial. El 10
de Diciembre de 2008, el Diputado Bonasso presentó un proyecto
de ley de glaciares (Expte. 6769-D-2008). En el 2009 el Senador
Filmus presentó un nuevo proyecto de ley producto del trabajo
en el foro. El mismo no contenía la figura del ambiente perigla-
cial, la cual fue incorporada tras arduos debates, por la propuesta
del Diputado Bonasso (Antonelli et al., 2011). El proyecto final
fue aprobado el 29 de septiembre de 2010, con solo 35 votos afir-
mativos, 12 menos de los que había tenido el proyecto de hace
dos años (Senado Nacional, 2010).
En el período intermedio entre ambas leyes, varias provincias
sancionaron leyes provinciales de protección, menos amplias que
la nacional. Luego, con medidas cautelares de por medio, se in-
tentó frenar la plena aplicación de la ley. Esto quedó sin efecto
porque en 2012 la Corte Suprema de Justicia de la Nación revo-
có la cautelar presentada por varias empresas, entre ellas Barrick
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Argentina S.A. y se puso en vigencia todo el articulado de la ley


(Centro de Información Judicial, 2012). En 2014 la CSJN recha-
zó una demanda de inconstitucionalidad presentada por la Cámara
Minera de Jujuy (Centro de Información Judicial, 2014). Sin em-
bargo hasta el día de hoy no se cumple con su efectiva vigencia. El
inventario de glaciares sigue siendo una deuda, además de las ex-
cesivas demoras en su comienzo, se dejaron de lado los glaciares
menores a una hectárea, con lo cual muchos cuerpos de hielo de la
Provincia de San Juan y del país quedarían afuera de la protección
(Infobae, 2016). Los glaciares y el ambiente periglacial, son casi
la única fuente de agua de la provincia de San Juan, por lo cual su
cuidado se vuelve aún más necesario. Según el artículo 41 de la
Constitución Nacional, la Nación tiene la potestad constitucional
de establecer leyes de presupuestos mínimos pese a que los recur-
sos naturales sean de dominio de las provincias.

Impacto económico
Durante el kirchnerismo, se vivió bajo un gobierno de corte neo-
desarrollista (Katz, 2016). Sin embargo, este progresismo no se
tradujo en muchas áreas que terminaron marcándole un límite al
propio modelo. Esto, sumado a los intereses de los grupos con-
centrados por tener un gobierno que les brinde más confianza,
colocó al kirchnerismo en un callejón sin salida, o al menos con
poco margen de maniobra.
El modelo neodesarrollista enfrentó una serie de problemas
económicos, entre ellos podemos mencionar: el déficit en la ba-
lanza comercial de la mano de una industrialización dependiente
de insumos importados, la fuga de divisas, y el mantenimiento de
un sistema impositivo regresivo (Katz, 2016). Muchas de estas si-
tuaciones se relacionaron con luchas que dieron distintas organi-
zaciones en el país contra las diferentes formas de manifestación
del extractivismo (mega minería, agronegocio, fracking, negocios
inmobiliarios).
En primer término, debe entenderse que “el control estatal sobre
las divisas es imprescindible para superar el status de Argentina como
agroexportador de productos básicos” (Katz, 2016: 166). Si bien du-
rante el kirchnerismo el perfil exportador no se ha primarizado, sí se
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mantuvieron actividades que en sí mismas contribuyen a la primariza-


ción de la economía e incluso a la desregulación de nuestro comercio
exterior (Hagman, 2014). El decreto 753 del año 2004 -mencionado
anteriormente-, generó un costo para el Estado al desregular dichas
exportaciones. La suma entre empresas transnacionales4 y la actual ley

4- En 2009, 36 de las 40 empresas más grandes que operan en el rubro minero y canteras eran
transnacionales (Félix y López, 2012).
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de inversiones extranjeras que otorga total libertad para remitir utilida-


des y el grueso de las ganancias giradas a las casas matrices, ha sido
uno de los factores influyentes en la fuga de divisas y la no reinversión
industrial a que el mismo neodesarrollismo aspiraba como eje progra-
mático (Katz, 2016). Todo esto, se tradujo en problemáticas que termi-
naron condicionando al mismo gobierno. Se buscó aminorar parte de
estas dificultades con medidas heterodoxas como el cepo al dólar, pero
que no modificaron la raíz del problema, en donde se encontraba entre
otras cosas la actividad mega minera.
Por otro lado, el déficit en la balanza comercial, atribuible a diver-
sos factores (cuyo estudio pormenorizado no es fruto de este trabajo),
encontró una contribución en las importaciones realizadas por las em-
presas dedicadas a la megaminería. Las mismas están exentas del pago
de impuestos por la importación de bienes de capital y de todo insumo
relacionado con la ejecución de sus actividades. Además de ello, este
factor no resulta menor a la hora de analizar la imposibilidad de desa-
rrollar una industria local en las provincias que hemos sido testigos de
la megaminería. En sintonía con esto, la misma CEPAL ha reconocido
que “las aglomeraciones productivas locales en torno a la minería, son
hoy por hoy, más un desafío que una realidad constatable” (An-
tonelli et al., 2011: 38). Por ende, parte de los problemas que el
mismo kirchnerismo reconoce y manifiesta haber tenido en torno
a los impedimentos para avanzar en la industrialización y evitar
el déficit de la balanza comercial, tienen una pata en el régimen
jurídico-económico de la actividad minera en el país.
Cabe mencionar que la megaminería también fue parte clave del
sistema impositivo regresivo. No se logró avanzar en una reforma
impositiva integral, las 16 exenciones impositivas con que cuenta
la actividad mega minera, son un claro ejemplo de ello (Antonelli
et al., 2011)5. El poder y las ganancias de estas empresas no se
vieron afectados, conservando dentro de un gobierno progresista
a núcleos enquistados del poder real6, que dejan enormes pasivos
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ambientales, fragmentación social y problemas económicos, y a su

5- El 15 de Abril de 2009 la Presidenta Argentina y el Gobernador de San Juan, José Luis Gioja, se reunieron
con Peter Munk. El 28 de Abril de 2009 se firmó el acuerdo impositivo sobre Pascua-Lama entre representes
del gobierno argentino y chileno (Antonelli et al., 2011).

6- Jorge Mayoral (Secretario de Minería 2002-2015) era accionista de Millstone S.A en 2009. En ese mismo año
esa empresa compartía domicilio con Barrick Argentina S.A. en la calle Marcelo T. de Alvear 674, primer piso,
CABA. Si bien no se avanzó más que en denuncias, esto es algo por lo menos que debe llamar a todos/as a
la reflexión (Antonelli et al., 2011).
vez terminan funcionando como detractores de cualquier mejora
popular.
Por último, es importante decir que la actividad mega minera,
es principalmente de capital intensivo, cada un millón de dólares
invertido, se crean apenas entre 0,5 y 2 empleos directos (Anto-
nelli et al, 2011), por ende si bien ha generado puestos de trabajo
no representa para nada una fuente de trabajo ideal7. Cabe agregar
que en estas actividades de capital intensivo es menor la partici-
pación del salario de los trabajadores en el valor agregado total
que ellos producen con su trabajo: la mayor parte es ganancia del
capital (Antonelli et al., 2011). Otro de los problemas que afec-
tó al país, fue el índice de desempleo que tendió a consolidarse
como un límite estructural. Entre 2004 y 2006, por cada 10% de
crecimiento en el PBI, el empleo aumentaba 4,4%. En la segunda
etapa del neodesarrollismo, entre 2007 y 2011 aproximadamen-
te, la relación entre crecimiento económico y el crecimiento del
empleo cayó a la mitad (Féliz y López, 2012: 58). Al cierre del
segundo trimestre del año 2015, el nivel del desempleo se ubicó en
6,6% (INDEC, 2015).
Por lo expuesto, es necesario repensar un modelo productivo
que se sustente con otro tipo de actividades, sin enormes pasivos
ambientales y generando mayor cantidad de puestos de trabajo. En
esa ecuación, las actividades a gran escala y de capital intensivo,
no parecen ser la opción para romper con los índices estructurales
de desempleo en la Argentina.

Comunidades y Derechos Humanos, una mirada a nivel global


Otro eje prioritario para llevar adelante un análisis integral sobre
esta problemática consiste en abordar el impacto de estos empren-
dimientos sobre las comunidades. Probablemente este sea uno de
los aspectos más relegados en las discusiones en torno a la mega-
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minería. Pero hablar de este tema exige hacer referencia al derecho


a la tierra, al derecho al agua, al derecho sobre la autodetermina-
ción de los pueblos sobre los bienes comunes. En otras palabras,

7- En Argentina en 2007 (con varios proyectos en explotación y construcción), los empleos directos
representaban el 0,24% de la PEA. En Chile, la minería factura 8 veces más que en la Argentina, el empleo de
la minería (incluyendo contratistas) era el 2,4% de la PEA, según datos del año 2009. En San Juan que no se
dieron demasiados datos a conocer, salvo al comienzo, con Veladero en explotación, y Casposo, Gualcamayo
y Pascua Lama en exploración o construcción en 2006 el empleo (directo e indirecto) calculado representaba
entre el 7% y el 8% de la PEA provincial (Antonelli et al., 2011).
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implica hacer foco en cómo las comunidades se relacionan con es-


tos emprendimientos en sus distintas instancias y el grado de auto-
nomía respecto a la decisión sobre el propio modelo de desarrollo.
La contracara entre la situación de pobreza y la falta de trabajo
frente a las promesas de un supuesto desarrollo que brinde posi-
bilidades de superar dicha situación constituye una combinación
elemental que pretende polarizar los debates de manera funcional
al poder transnacional, impidiendo complejizar las discusiones y
visualizar posibles alternativas8.
Lo común en esta área es que las poblaciones no tengan ningún tipo
de consulta previa sobre la instalación de dichos proyectos, mucho me-
nos la posibilidad de discutir la magnitud del mismo, el método em-
pleado, etc. Según informes presentados ante la Comisión Interame-
ricana de Derechos Humanos (2014), en muchos casos la gente toma
conocimiento de la presencia de los mismos por el cambio en el mo-
vimiento del lugar, por la presencia de camiones o la carencia de agua.
Estos elementos conducen a la emergencia de conflictos de largo
plazo y con poco margen de acción para la población. Resulta posible
evidenciar que estos procesos de organización implican una creciente
“feminización de la resistencia”, donde las mujeres asumen un lugar
activo en la defensa de sus comunidades. Dicha situación suele ser en-
tendida en el marco de una división sexual del trabajo que posiciona
a las mujeres como encargadas de todo lo referente a la economía del
cuidado (o en otras palabras, a la reproducción de la vida), lo que inclu-
ye en estos casos la protección sobre el medioambiente. En este orden:
“las mujeres no se reconocen como feministas de manera explícita,
sino que se empoderan en el marco de las luchas. La mujer, entonces,
resignifica la lucha respecto del hombre. Aparece un nuevo lenguaje
de valoración de los territorios, opositor a los lenguajes cientificistas
de los gobiernos y las empresas” (Svampa, 2015). De esta manera, se
trasciende el lugar asignado en el sistema capitalista y patriarcal
para defender identidades territoriales y formas de habitar (Come-
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lli, 2010).
Pero a su vez, las multinacionales presentan ciertos mecanismos
en común a nivel global, que son desplegados para poder instalarse

8- En particular, en la provincia de San Juan se dio un fenómeno de concentración y centralización económica,


intensificado desde comienzos de los años 80 hasta principios de los 90. Esto se constata por la disminución del
porcentaje de la gran burguesía, pequeña burguesía acomodada y pequeña burguesía pobre sobre el total de la
PEA y el aumento del proletariado y semiproletariado.
en determinados territorios. Por un lado, estas empresas financian
universidades, centros de estudio y de debate, entre otras institu-
ciones. Tal es el caso de la Universidad de Toronto, la universi-
dad más importante de Canadá, el centro Munk Debates donde se
desarrollan los debates políticos, e incluso centros de salud, que
reciben millones de dólares por parte de la fundación perteneciente
a Peter Munk, quien fue el presidente y fundador de Barrick Gold
(Tedesco, 2012; La Nación, 2011). Paralelamente, en Argentina los
fondos YMAD (Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio) pro-
venientes de la minera La Alumbrera, Catamarca, financian desde
el año 2008 a distintas Universidades Nacionales, entre las que
se encuentran la UBA, UNCuyo, UNER, UNGS, UNP, UNSA,
UNSJ, UNSL y la UNT (Unión de Asambleas Ciudadanas, 2010)9.
De esta manera, los principales CEOs mundiales apuntan a cons-
truir una imagen de responsabilidad y solidaridad empresarial, a la
vez que canalizan la manera en que ciertos debates son dados (o se
anulan) tanto en las regiones donde desarrollan la actividad minera
como en sus mismos países.
Por el otro, las transnacionales implementan una serie de meca-
nismos que incluyen amenazas, represión, hostigamiento y asesi-
natos a referentas y referentes políticos regionales. Estos hechos
no pueden ser analizados como casos aislados, sino como parte
fundamental de un engranaje que necesita neutralizar movimientos
sociales y resistencias. Según el Observatorio de Conflictos Mine-
ros en América Latina, hasta la actualidad existen 229 conflictos
en curso en relación con la actividad megaminera en la región,
de los cuales 27 corresponden a la Argentina (OCMAL, 2017).
Los mismos se encuentran referidos a hechos de represión, des-
plazamiento de comunidades, irregularidades judiciales y conta-
minación ambiental, incluyendo conflictos transfronterizos como
en el caso del proyecto Pascua-Lama (entre Chile y Argentina, de
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la empresa Barrick Gold). La presencia de mecanismos judiciales


totalmente frágiles y arbitrarios han llevado a criminalizar y tomar
acciones legales sobre los/as activistas.
Estos elementos tienen por objeto romper el tejido social y ge-

9- YMAD nació en 1958 a partir de la Ley Nacional Nº 14.771, estableciéndose como una sociedad integrada
por la provincia de Catamarca, la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y el Estado Nacional. En 1994
se crea la Unión Transitoria de Empresas con la empresa Minera Alumbrera Ltd., a partir de lo cual percibe
actualmente solo el 20% de las utilidades de su explotación. De ese porcentaje, el 60% es destinado a la
provincia de Catamarca, el 20% a la UNT, y el otro 20% a las Universidades Nacionales (UAC, 2010).
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nerar oposiciones hacia dentro de las comunidades, lo que parali-


za y criminaliza el movimiento social. Al obstruir la organización
e instalar determinado discurso hegemónico, se busca borrar del
mapa el desarrollo de proyectos políticos alternativos.
En este sentido, durante el año 2015 se registraron 156 activistas
asesinados/as en 17 países del mundo, entre los que se destacan
Honduras, Guatemala y Brasil, lo que suma 640 desde el 2009.
Desde hace unos años el movimiento feminista busca visibilizar el
constante aumento de los femicidios territoriales, en el marco de
un plan sistemático donde se asesina mujeres por razones ligadas a
la defensa de sus territorio (Korol, 2017).

Responsabilidad de los países de origen


La responsabilidad sobre todo lo que implica el desenvolvimien-
to de este tipo de actividades extractivas, compete en primer lugar
a las empresas y a los gobiernos de los países donde dichos em-
prendimientos se desarrollan. Pero también los trasciende. Existe
una responsabilidad internacional que incluye específicamente a
los Estados de origen de dichas empresas. Y en este punto resulta
necesario hacer un apartado sobre el rol de los países desarrolla-
dos y particularmente de Canadá. Se trata de uno de los países que
alberga el 75% de las casas matrices de las empresas mineras del
mundo, a la vez que el 60% cotiza en la Bolsa de Toronto (CIDH,
2014). El Tribunal Permanente de los Pueblos, tras tres días de au-
diencias sobre los impactos de la megaminería en América Latina,
declaró en 2014 a cinco empresas canadienses como responsables
de violaciones a los derechos humanos, cuyos proyectos extrac-
tivos se encuentran localizados en América Latina. Entre ellas se
encuentra la Barrick Gold, la transnacional más grande del mundo
respecto a la extracción de oro, con emprendimientos en la provin-
cia de San Juan –Argentina-, en Chile y en Perú (Barrick, 2017).
La misma ONU, a través de un informe sobre empresas y Dere-
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chos Humanos, declara que el sector minero es el sector industrial


con más denuncias respecto a este tipo de crímenes (ONU, 2008).
En la actualidad, entre el 50% y 75% de la actividad minera
en América Latina es desarrollada por empresas canadienses, entre las
que se destacan Barrick Gold, Yamana Gold, Teck, Goldcorp, Kinross
Gold, Pan American Silver y Gran Colombia Gold (CIDH, 2014).
La cuestión minera constituye el debate central que atraviesa
las relaciones bilaterales establecidas entre dicho país y los Estados
latinoamericanos, tal como lo demuestra la última reunión entablada
entre Mauricio Macri y el Primer Ministro canadiense a fines del 2016.
Existe un significativo apoyo del Estado canadiense a estas transnacio-
nales, traducido en financiamiento, seguros e incluso tratados de libre
comercio. Todos estos beneficios, sin requerir ningún tipo de garantía
previa respecto a posibles daños ambientales, sociales y económicos10.
Resulta necesario destacar la existencia de denuncias expuestas frente
a Trudeau e incluso ante distintos organismos internacionales de Dere-
chos Humanos, por parte de más de 180 organizaciones sociales. Pese
a ello, no existe en la actualidad ninguna política concreta que ponga
freno a los avasallamientos y crímenes cometidos por estas empresas.
El Estado canadiense, junto con el resto de los Estados de origen,
son responsables en lograr que se investigue, penalice y tome medidas
para prevenir los constantes crímenes a los Derechos Humanos come-
tidos por las empresas registradas o localizadas en su jurisdicción.

San Juan y la Minería


Una vez desarrollados los ejes anteriores, cabe hacer una expo-
sición sobre la situación de San Juan. La minería en la provincia
representa una actividad histórica, vinculada a la explotación de
minerales no metalíferos, que en el siglo XIX representó una de
las actividades más señeras e importantes de la Argentina. La ac-
tividad minera metalífera a pequeña escala se remonta a nuestros
pueblos originarios, que hacían uso de los metales antes de la épo-
ca de la colonización. Desde el 2003 en adelante se desarrolla un
programa provincial minero, el cual se basa en una visión a largo
plazo como modelo de transformación productiva y socioeconó-
mica en San Juan (Gambina, 2015).
La actividad en la provincia se enmarca a grandes rasgos en la
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explotación de minerales metalíferos y no metalíferos. Este última


hace referencia a la explotación y producción de minerales indus-
triales y rocas de aplicación como: cales, Calcita, Sulfato de Mag-
nesio, Calizas, Mármol, Cuarzo, Talco, Bentonita, Arcillas Feldes-
páticas y Micas. Mientras que la minería metalífera se refiere a

10- Algunos de estos programas son Export Development Canadá, el Consejo de Inversión del Plan de
Pensión de Canadá y el Canadian International Development Agency. En 2011, el EDC financió con más de 7
billones de dólares canadienses al sector minero (Council of Hemispheric Affairs, 2014).
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la producción de minerales como Oro, Cobre, Plata, Molibdeno


y Uranio. En el 2005, en el contexto de una escalada mundial11,
comienza la producción de la Mina Veladero. Desde entonces
este sector experimenta un crecimiento exponencial acompañado
de políticas de estado que aseguran que la única actividad eco-
nómicamente posible a desarrollar en la provincia sea la minería
a cielo abierto. Aducen que las características demográficas (70
% aproximadamente del territorio es montañoso) generan grandes
complicaciones para el desarrollo de otras actividades como la vi-
tivinicultura, el turismo, etc. (Gambina, 2015).
Actualmente en la provincia se encuentran tres proyectos mega
mineros. Estos son:
Mina Veladero. Departamento Iglesia. Concesión Barrick Gold
S.A y Shandong Gold Group Co. Ltd.
Mina Gualcamayo. Departamento Jáchal. Concesión Yamana
Gold y Minas Argentina S.A.
Mina Casposo. Departamento Calingasta. Concesión Austral
Gold12.
Conforman el potencial minero de la provincia 1.008 propieda-
des mineras, 822 han sido solicitadas y registran titularidad de em-
presas extranjeras, 59 pertenecen al Instituto Provincial de Explo-
raciones y Explotaciones Mineras (IPEEM) y las 127 titularidades
restantes, se encuentran en manos de personas físicas y pequeñas
empresas (Martínez, 2012).

Implicancias de los derrames en la mina Veladero


Los tres derrames de solución cianurada ocurridos en la mina Ve-
ladero13, producto de la negligencia de la multinacional Barrick
Gold S.A, generaron gran revuelo en la provincia e incluso a nivel
nacional debido al desconocimiento de las consecuencias posibles
para la vida humana y el sistema ambiental.
El proceso llevado adelante en Veladero para la extracción de
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los metales preciosos es a través de valles de lixiviación. Dicho


sistema consiste en el “regado” de toneladas de roca trituradas con
solución cianurada mediante un circuito cerrado. Es importante

11- Fuente: Ministerio de Minería de la Provincia de San Juan, 2013.

12- Estos fueron registrados a partir de declaraciones de la misma empresa en las siguientes fechas: 13/9/15;
8/9/16 y 28/3/17 (Barrick Gold S.A, 2017).
mencionar a qué nos referimos cuando hablamos de un compuesto
químico en solución. Una solución es una mezcla homogénea de
dos o más sustancias, la sustancia disuelta denominada soluto y
la sustancia donde se disuelve denominada disolvente. Otro dato
a tener en cuenta es que el ácido cianhídrico que se utiliza en la
lixiviación se encuentra en una proporción aproximada de 5ppm;
es decir cada 1 millón de partículas de solución se encuentran 5 del
cianhídrico; compuesto que se degrada fácilmente al entrar en con-
tacto con el aire y el agua. Debido a esto, el impacto de la solución
cianurada en el medio ambiente pasaría a ser un tema secundario
ya que lo que podría generar mayor preocupación es la solución
“rica” derramada, que se obtiene con posterioridad al procesa-
miento del mineral. En virtud de que el circuito es cerrado, junto
con la solución cianurada también se derramaron millones de litros
de solución “rica”, compuesta de cianuro cargada con oro, plata,
manganeso, aluminio (elementos muy nocivos para el sistema am-
biental ya que no se desagradan). Aquí reside el mayor problema
ya que si estos metales se incorporaran a un cauce natural de un
río o se infiltraran en el suelo y en las napas subterráneas, éstas po-
drían contaminarse, con posibilidades de que ello sea irreversible.
En palabras de Robert Moran, “el derrame minero en San Juan
tenía algo más peligroso que el cianuro” (Infobae, 2016).
Es importante mencionar que no se han publicado datos sufi-
cientes sobre los derrames, existieron diversos análisis que arro-
jaron resultados altamente contrastantes. Los realizados por la
propia empresa dieron resultados negativos de contaminación.
Por otro lado a pedido de la asamblea de vecinos/as “Jachal no
se toca”, la Universidad Nacional de Cuyo realizó una serie de
análisis (UNCuyo, 2015). Estos fueron llevados a cabo por el La-
boratorio de Análisis Instrumental de la Facultad de Ingeniería, se
tomaron muestras en los cursos de agua de los ríos Potrerillos, La
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Palca, Las Taguas, Blanco y Pachimoco, el día posterior al primer


derrame. Se detectaron 1,48 miligramos por litro (mg/l) de manga-
neso, cuando el promedio histórico en ese punto del río La Palca es
de 0,25 mg/l de agua y cuando el valor máximo tolerado por la ley
nacional para riego y consumo animal es de 0,2 mg/l de mangane-
so. En tanto, en el caso del aluminio, se verificaron 70 mg/l cuando
el promedio a esa altura del río es de 3 a 4 mg/l y el valor máximo
LA MEGAMINERIA EN ARGENTINA

tolerado por norma nacional para riego y consumo animal es de 5


miligramos por litro (UNC, 2015).
El gobierno de San Juan, en ese entonces a cargo del Ingeniero
José Luis Gioja, y los directivos de las cámaras mineras y presta-
doras de servicios mineros se declararon públicamente en contra
del informe. Lo calificaron de “malicioso”, aduciendo que la UN-
Cuyo buscaba generar un enfrentamiento entre la población san-
juanina y la vecina provincia de Mendoza (Perfil, 2015).
Lo que queda claro es que la empresa no cumple con su lema de
“Minería responsable” ya que desde el primer derrame en septiem-
bre de 2015 ocurrieron 3 más de conocimiento público. Todos los
derrames fueron justificados por la empresa aduciendo problemas
técnicos y de mal funcionamiento del proceso de lixiviación (Ba-
rrick Gol S.A., 2017). En el primer derrame argumentaron que una
compuerta del aliviadero estaba abierta por posibles deshielos y
debido a esto la solución pudo escapar del valle de lixiviación, en
otro derrame un bloque de hielo generó un desacople de cañerías
que transportan solución rica. Esto muestra la incompetencia de
la empresa, que posterior al derrame producido en marzo del co-
rriente año para salvaguardar su imagen/negocio vendió la mitad
de sus acciones en América Latina al coloso chino Shandong Gold
Group Co.Ltd.
La recopilación de datos realizada y el análisis de los mismos,
deja planteados muchos interrogantes sobre la situación en la Mina
Veladero. La posibilidad de un daño ambiental se torna posible. Se
define el daño ambiental como toda alteración relevante que modi-
fique negativamente el ambiente, sus recursos, el equilibrio de los
ecosistemas, o los bienes o valores colectivos (Ley 26.675, 2002).
El caso de San Juan resulta ejemplificador, para intentar compren-
der cabalmente todas las aristas de la problemática mega minera
que incluyen conflictos económicos, sociales, y ambientales.
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Conclusiones
En síntesis, se ha buscado cristalizar las problemáticas que la
actividad mega minera trae para un desarrollo económico nacional
y sustentable (ecológica y laboralmente). El modelo extractivista
y el desembarco de las corporaciones transnacionales en nuestro
país, han generado una serie de consecuencias tales como: pérdida
de soberanía, vaciamiento de bienes comunes, fuga legal de enor-
me cantidad de divisas al exterior y un Estado que en términos de
recaudación y recursos recibe una suma ínfima en relación a un ne-
gocio de miles de millones de dólares. Esta situación se traduce en
una enorme transferencia de la renta y de los bienes comunes. Los
países latinoamericanos, necesitan garantizar una entrada rápida
de divisas, por lo que muchas veces se priorizan las actividades
primarias. Si bien, esto puede traducir ciertos beneficios en con-
textos mundiales de precios elevados de los commodities, tiende
a reproducir la dependencia y a ser una dificultad para superar es-
tructuralmente el lugar de la región como exportadora de produc-
tos primarios en la división internacional del trabajo.
Esta situación es una deuda pendiente en toda Latinoamérica.
Los gobiernos más radicales de la región han planteado el debate
en torno a la cuestión de la matriz productiva y han restringido o
nacionalizado los beneficios de estas empresas, lo cual constituye
un paso favorable. La nacionalización por sí sola tampoco basta,
ya que se trata de una problemática más profunda, y que requie-
re una revisión completa de los modelos productivos. Se entien-
de que la superación debe ser mediante una reforma estructural e
integral, que se realice construyendo junto con las comunidades.
Priorizar el proceso de participación y discusión por parte de las
mismas, respetando el derecho de decisión y autodeterminación
constituye un eje fundamental a la hora de pensar un modelo de
desarrollo integral.
En el contexto argentino, cabe mencionar que el Kirchnerismo
no tuvo un diálogo fluido con gran parte de las comunidades que
protagonizaron estos problemas. Los gobernadores provinciales
del FPV, mucho más conservadores (desde distintos puntos de vis-
ta) que la conducción nacional, tuvieron una política de dureza e
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invisibilización hacia estos reclamos. En esto no se cumplió lo que


muchos intelectuales del mismo kirchnerismo proponen sobre la
relación con estas problemáticas. Uno de ellos sostuvo:

“Las polémicas y los antagonismos de intereses


entre productivistas y ecologistas son agenda
LA MEGAMINERIA EN ARGENTINA

cotidiana en todo el planeta. En la Argentina


se suscitaron muchos, el mejor mecanismo para
resolverlos es la “licencia social”, esto es, so-
meter el diferendo a alguna forma de pronuncia-
miento popular” (Wainfeld, 2016: 188).

Estos pronunciamientos se llevaron adelante en algunos lugares,


pero en muchos, fueron totalmente vedados por los gobiernos provin-
ciales como es el caso de San Juan.
Reiteramos que estas problemáticas, no sólo perjudican a las comu-
nidades y no son compatibles con la construcción de una sociedad
socialista, sino que también perjudican a distintos tipos de gobiernos
progresistas, incluidos los neodesarrollistas, desgastándolos económi-
ca y socialmente. Por ende cualquier proceso progresista debe, para
asegurar su propia subsistencia práctica, dar lugar a estas discusiones
y demandas.
Respecto al contexto actual, los espacios políticos liberales o de de-
recha como la Alianza Cambiemos, no solo que no representan una
solución posible, sino que además otorgan aún más beneficios a las
empresas megamineras transnacionales. Es necesaria la construcción
de una nueva mayoría popular, que contenga las experiencias positivas
de gobiernos progresistas, pero a su vez las supere.
Todo este trabajo no es fruto de un análisis “romántico”, ajeno a la po-
lítica real, sino de entender la necesidad de debatir sobre cuál debe ser
la forma más efectiva para tener una sociedad justa, sin zonas de sacri-
ficio ni conservación de los grupos concentrados enquistados. Existen
experiencias exitosas de resistencia a lo largo de la Argentina y tam-
bién del continente, tal es el caso de Esquel, Famatina, y muchos luga-
res más, donde a través de la organización popular lograron poner
freno a estos centros mundiales de poder. Recuperar sus recorridos, y
59 / de ba tes u rg en te s

pasar a una fase propositiva son tareas necesarias a llevar adelante por
nuestros movimientos. Debemos comenzar ese camino, recuperando
experiencias pasadas (cosmovisiones aborígenes), con las necesidades
presentes, teniendo perspectivas socialistas, ecologistas y feministas,
que nos permitan avanzar en la construcción de un nuevo modelo pro-
ductivo para la Argentina y Nuestramérica.
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