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En esta sesión se revisó lo correspondiente a los diferentes roles que el docente juega dentro del aula.

Para esta
evaluación se requiere que describas situaciones reales en las que se puedan identificar claramente los diferentes roles
que juega el docente dentro del salón de clases.

Unidad 5. Desafíos de la docencia en el siglo XXI

Tema 1. Diversificación del rol docente. Introducción.

Hasta este momento hemos revisado desde la primera sesión los aspectos que conforman el
quehacer docente en los diferentes niveles educativos, la profesión y la profesionalización
docente, hemos hecho una revisión de la valoración de la práctica docente, su lucha por el
reconocimiento social y por la formación para alcanzar el título, así como la manera en la que las
políticas educativas se han ido transformando a lo largo de la historia y cómo éstas le han ido
dando forma a la figura del docente.

Vayamos ahora a la revisión de los desafíos a los que se enfrenta la docencia en el siglo XXI. La
diversidad actual, configura un espacio social fragmentado que confronta la mirada de la
singularidad escolar tanto en sus formas como en sus demandas. Hoy, a la escuela se le demandan
demasiadas cosas. Se le pide que enseñe de manera motivante cada vez más contenidos que sean
útiles; que contenga y que cuide; que acompañe a las familias; que organice a la comunidad; que
haga de centro distribuidor de alimentos, cuidado de la salud y de asistencia social; que detecte
abusos, que proteja los derechos y que amplíe la participación social. Todo ello de la mano de un
docente que cubra de forma ajustada con los requerimientos.

Estas nuevas demandas tienen que ver con nuevos tiempos. La escuela ya no puede ser
considerada una institución única y monolítica; lo que tenemos son múltiples y diversas escuelas,
enclavadas en las más disímiles “escenarios y geografías”, pertenecientes a los más variados
“paisajes”, transitadas y/o habitadas, inclusoras o exclusoras, amigables o violentas; habitadas o
resistidas. Por otra parte, ellas –en tanto instituciones sociales– no quedan al margen ni mucho
menos exentas de la complejidad, la incertidumbre, los fenómenos de desigualdad, las más
diversas problemáticas sociales, en las cuales participan sus miembros, docentes, padres y
alumnos. En las instituciones educativas y en las aulas repercute lo que ocurre en la sociedad, en
cada comunidad y en las familias.

Por eso, para pensar ahora en el oficio docente se debe acceder al conocimiento y a la
comprensión de lo que ocurre en ellas y alrededor de ellas. Como propone Tenti Fanfani en su
artículo Nuevos temas de la agenda de política educativa: “Explorar el afuera de la escuelas para
buscar las claves que nos permitan entender lo que pasa en su interior”, lo cual dará herramientas
para poder comprender el gran reto de pensar en el oficio de enseñar.

Alejandra Birgin, en su libro Pensar la formación de los docentes en nuestro tiempo, sintetiza de
manera muy atinada la situación actual de la educación: “La verdad es que la escena escolar no es
la misma, ni en términos de adultos, ni en términos de jóvenes, ni de lo que hablan, viven, o lo que
pueden producir”. Nuestros estudiantes no son los mismos. En el modelo tradicional, se los
consideraba sujetos pasivos que recibían de manera dócil la instrucción del docente. Hoy aparecen
activos, inquietos, capaces de discutir, de argumentar, de dar razones, de exigir atención…; sujetos
sensibilizados, además, por otros acontecimientos y posibilidades, según su ámbito social de
procedencia y actuación.

Como lo indica Antonio Bernal Guerrero en Por fin los objetivos de la educación personalizada:
“Los cambios experimentados en la sociedad tecnológica reclaman cambios en la educación,
cambios que coadyuven al impulso de las potencialidades favorecedoras del desarrollo personal y
contrarresten los posibles efectos perniciosos del impacto de las nuevas tecnologías”. Por lo que
nos enfrentamos a la urgente readaptación tanto de los conocimientos como de las actitudes
humanas en esta actual situación social y tecnológica. De manera tradicional, tomando como
referencia la lentitud de los cambios de la sociedad, la educación preparaba al hombre desde y
para unas condiciones de vida que apenas variaban durante mucho tiempo; en nuestros días, los
objetivos y las posibilidades de la educación están sometidos a procesos de modificación que, cada
vez, parecen acontecer con mayor premura.

Por ello, antes estos grandes retos que enfrenta el docente, su rol tiene que verse diversificado
para poder cumplirlos, revisemos a detalle en qué consisten cada uno de ellos:

Formador

Orientador

Tutor

Coaching

Administrador

Líder y modelo valores

Para complementar en el tema te recomendamos revisar el siguiente video titulado “El perfil
docente para el siglo XXI”, que se encuentra en YouTube en el enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=IYYeVQjmPrY. Recuperado el 1 de julio de 2014.

nidad 5. Desafíos de la docencia en el siglo XXI


Tema 2. Formador
Formador, ra.
1. adj. Que forma o pone en orden. U. t. c. s.

Real Academia Española. http://www.rae.es/


El docente como formador es cuando:

En este rol, el docente debe contribuir a que el alumno sea autónomo en los temas que se están
revisando, de tal manera que pueda prescindir de él en la práctica.

En la actualidad, el alumno que posee información, que sabe cómo obtenerla e interpretarla, juega
con gran ventaja sobre los que no cuentan con estas competencias, por lo que el docente en esta
función como formador cumple un papel esencial.

El docente como formador debe evitar que el alumno sea excluido de esta sociedad basada en el
conocimiento, por ello debe lograr que el alumno aprenda a aprender.
El docente como formador ha de dotar al alumno, a lo largo de la vida, de recursos internos de tal
forma que sea capaz, en cualquier momento, de obtener y alcanzar los objetivos que se ha
propuesto y los que la sociedad en la que vive le exige, de manera que pueda proyectar y
encontrar sus propias soluciones.

El formador es un profesional de la formación, y como todo profesional, debe:

 Estar capacitado para ejercer esta actividad.


 Poseer conocimiento teórico y práctico.
 Compromiso con su profesión.
 Capacidad e iniciativa para aprender e innovar en su ámbito.

El docente como formador debe ser un profesional del aprendizaje, un mediador entre los
conocimientos y las personas que deben adquirirlos. El mediador del aprendizaje debe mostrar
coherencia entre discurso y práctica, debe asumir personalmente los valores que pretende
transmitir; debe vivir el compromiso con la profesión de docente.

Por otra parte, el docente como formador, debe ser fugaz: los alumnos a los que forma, devendrán
en seres autónomos, y por tanto, prescindirán del formador como elemento dinamizador.

 Para complementar en el tema te recomendamos revisar el siguiente video titulado “¿Maestro


o Formador? Miguel Ángel Romero comparte una anécdota de Gandhi como inicio de su
post”, que se encuentra en YouTube en el
enlace: https://www.youtube.com/watch?v=UsQrJHB_ZYQ. Recuperado el 1 de julio de
2014.

Unidad 5. Desafíos de la docencia en el siglo XXI


Tema 3. Orientador
Orientador, ra.
1. adj. Que orienta. U. t. c. s.
Orientar.
1. Dirigir o encaminar a alguien o algo hacia un fin determinado. U. t. c. prnl.

Real Academia Española. http://www.rae.es/

El docente, en el rol de orientador, debe proporcionar ayuda al alumno, facilitarle estrategias que
coadyuven a:

En la actualidad se requiere de un docente optimista, comprometido con su profesión que ejerza


una praxis pedagógica que trascienda la transmisión de conocimiento y propicie un
acompañamiento continuo del educando en su proceso de formación y en la atención de
necesidades evolutivas, socio emocionales, morales y de aprendizaje a fin de desarrollar de
manera exitosa su rol de docente como orientador.

El rol orientador del docente, es, entonces, entendido como una tarea de apoyo, animación y
acompañamiento de los alumnos y alumnas dentro de la institución educativa, y es uno de
los modos del ejercicio de la función docente.

En este sentido, al considerar al docente como orientador personal, tal y como lo indica Gerardo
Castillo en La Dimensión Orientadora Del Docente, explica que un buen docente no se conforma
con guiar al grupo, sino que aspira a apoyar de forma individual; tampoco se conforma con orientar
al estudiante, sino que pretende ser soporte de la persona que estudia y ayuda a la persona total.
Intenta que cada alumno crezca como persona, aunque sin desvincular esto último del estudio: la
mejora como estudiante es un aspecto de la mejora personal en el sentido de hacer del estudio un
trabajo bien hecho.

El docente como orientador

Características
En relación con su persona

 Es innovador
 Se manifiesta tal y como es
 Manifiesta sus sentimientos
 Es persona y no materializa porque sí los proyectos de otros
 Es participativo
 Es crítico
 Es coherente
 Es técnico
 Cree lo que dice y hace
 Le interesa todo lo que ocurre en el grupo

En relación con el vínculo interpersonal

 Rompe el estereotipo del vínculo dependiente


 Es «no-directivo» como comportamiento global
 Es directivo para ayudar a que los demás modifiquen su propio rol
 Orienta al grupo y a los individuos en la búsqueda de su propia identidad
 Da coherencia al grupo
 Facilita los cambios en las actitudes y comportamientos del grupo
 Intenta que el grupo se independice del líder

En relación con los aspectos formativos

 Es un pedagogo de la acción
 Enseña a planificar y controlar la planificación
 Orienta la acción propuesta
 Facilita la revisión de los procesos y de los resultados
 Escucha y comprende las experiencias de los otros
 En relación con los aspectos técnicos
 Se preocupa por su propia formación
 Estudia los problemas
 Plantea soluciones y planifica formas de acción
 Es creativo
 Juzga sus propios actos
 Revisa y mejora sus actuaciones

Funciones

 Detectar las necesidades de los alumnos conectándolas con los programas de


aprendizaje
 Animar, dinamizar y facilitar el desarrollo de los alumnos
 Diseñar, dirigir y realizar cursos y talleres de su especialidad
 Localizar recursos para el desarrollo de las actividades
 Participar en el proyecto general formativo, responsabilizándose de las tareas
específicas que le son encomendadas
 Participar en un equipo multidisciplinar que desarrolle una acción formativa.

El docente en su rol de orientador, centra su interés en la personalidad del individuo, asimismo,


hace énfasis en el área personal-social, con una visión holística y desde un abordaje
biopsicosocial. En este sentido, el docente orientador es un elemento vinculante entre las
necesidades individuales de los educandos y las necesidades globales de la sociedad.
Actualmente, aunque la escuela conforma el centro de la educación dirigida, la familia sigue
ejerciendo la educación espontánea que reciben el niño, adolescente y adulto por parte de los
diferentes grupos sociales. Por lo tanto, el docente como orientador no debe considerar sólo el
aspecto personal sino abarcar también el contexto social y atender esa relación individuo-sociedad,
debido a que existen factores de orden extrínsecos o intrínsecos que pueden interferir en un
determinado momento en el ser humano. De esta manera, cobra fuerza las competencias que
debe desarrollar el docente en su rol de orientador.

Entonces, es en el desempeño del rol orientador, que el docente puede llevar a cabo esta labor de
una manera más humana promoviendo, planificando, evaluando e investigando tales experiencias;
considerando siempre los agentes que intervienen en el proceso educativo del alumno.

El docente en su rol de orientador se desenvuelve en un ámbito específico asociado a la


educación y a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Igualmente, deberá establecer un
engranaje de intercambio de ayudas, e información por medio de la orientación con las personas
significantes vinculadas con el estudiante, entre las cuales se destaca a la familia, con el objeto de
buscar soluciones en pro de una mejor relación personal- social y escolar, enriqueciendo así al
educando. Sin embargo, el orientador en el aula y el docente- orientador deberán abocarse a una
actualización que permita responder a las demandas de las reformas educativas.

Unidad 5. Desafíos de la docencia en el siglo XXI


Tema 4. Tutor
Tutoría es, según Arnaiz e Isus (1995), en su libro La tutoría, organización y tareas: "la capacidad que tiene
todo docente de ponerse al lado del alumno, de sufrir con él los procesos de alumbramiento conceptual, de
ayudarle a resolver sus problemas personales, de aprendizaje, de autonomía-dependencia, de relación [...]. Y
en esta tarea nadie puede quedar excluido. [...] Todos estamos invitados a mantener el diálogo como la
fórmula más eficaz de la relación de ayuda. La tutorización, es pues, un proceso de acompañamiento en el
aprendizaje vital".

El propósito del rol del docente como tutor es optimizar el proceso de enseñanza aprendizaje,
teniendo en cuenta la capacidad y potencialidad de cada alumno, al mismo tiempo que se busca su
mayor desarrollo. Por lo que, resulta importante que posea un amplio conocimiento de las
disciplinas requeridas con la finalidad de que pueda llevar acabo su función de una manera
eficiente.

El docente como tutor tiene la función de ayudar a la decisión del grupo y de cada alumno para que
se realicen como personas, en ayudar al desarrollo del grupo y de cada alumno individual y
socialmente, en apoyar al conocimiento, adaptación y dirección de sí mismo para lograr el
desarrollo equilibrado de sus personalidades y para que lleguen a participar con sus características
particulares de una manera eficaz en la vida cotidiana.

El docente en su rol como tutor debería, según Marina Müller en su libro Docente tutores,
orientación educativa y tutoría, de:

 Interesarse por los seres humanos y por atender sus problemáticas.


 Reconocer y respetar a cada ser humano como único y distinto.
 Recibir y contener empáticamente las problemáticas individuales, grupales e
institucionales.
 Mantener una distancia óptima respecto a las problemáticas atendidas, sin
involucrarse personalmente en las mismas y sin escudarse en una lejanía
defensiva.
 Aceptar el conflicto individual, grupal e institucional como aspectos integrantes del
aprendizaje.
 Conocer los propios límites y solicitar ayuda para afrontar situaciones difíciles, tanto
en lo personal como en lo estrictamente profesional.
 Proseguir en forma continua la propia formación profesional.

Docente en su rol como tutor


Debe ser una persona:

Aceptada

Se trata de un miembro en un grupo que en determinado momento puede volverse imprescindible.


Autorreflexivo

Debe reflexionar sobre su propia práctica tutorial y aceptar las críticas, ya sean del equipo docente,
del alumnado o de las familias.
Consciente

Su forma de actuar es ofrecida como modelo para los miembros del grupo.
Creativo

Le permitirá desplegar diferentes técnicas, actitudes y actividades cuando se relacione, pregunte,


maneje y entreviste al grupo.
Facilitador

Es importante que facilite la participación de todos los integrantes del grupo, evitando tanto las
intervenciones exclusivas de algunos, como los silencios exclusivos de otros.
Interesado por los fenómenos grupales

De este modo será más empático con las situaciones personales de cada uno y de las del grupo,
para un mejor funcionamiento de la dinámica grupal.
Manejo de la ansiedad

Esto implica ser tolerante, lo cual es básico, ya que implica por un lado una escucha atenta, y por
otro aceptar que el aprendizaje está centrado en el estudiante, y que son ellos los principalmente
responsables de su propio aprendizaje, y les da a éstos un rol protagónico y no a él como tutor.
Observador participante

Le permite ser un observador de la dinámica grupal y participar en los momentos en que esta
obstaculiza los objetivos de aprendizaje del grupo.
Debe de buscar en el alumno que:
Aprenda a conocerse así mismo

Es necesario que el alumno se detenga, piense y reflexione acerca de cómo actúa, siente y
reacciona al relacionarse con los demás y el mundo, explicar por qué esto es así, y tratar de
aceptarse así mismo. Sólo el reconocimiento y aceptación de o que él es, le permitirá implementar
los cambios necesarios en su vida personal, familiar, escolar y social y continuar así la
construcción positiva de su persona.
Valore sus cualidades

El alumno logre valorar juntamente con sus cualidades sus esfuerzos que realiza por cambiar o
modificar aquello que no le satisface. Para ello, el alumno debe tener un sentimiento de adaptación
y de bienestar basado en la confianza y la seguridad en sí mismos a partir de la cual construya y
su identidad y autonomía.
Adquiera una visión global y de su entorno

Esto le permite asumir su realidad y actúa en función a ella. Por lo tanto tiene que tomar conciencia
que le corresponde asumir un rol activo en la conducción de su vida, es decir, ser consciente de la
necesidad de establecer metas personales para la construcción de su proyecto de vida.
Aprenda a vivir en sociedad

El alumno debe adecuarse y adaptarse a las normas y reglas de convivencia es decir debe
respetar las normas de convivencia democrática.
Logre un adecuado manejo de sus emociones y reacciones

Logre aceptar y respetar a las personas en sus diferencias e individualidades.


Desarrolle la capacidad de diálogo

Expresar lo que piensa y siente, y escuchar también lo que piensa y siente el otro, desarrollando
así su capacidad empática.
Aprenda a tolerar la frustración

Logre enfrentar las dificultades. Aprenda a encontrar las alternativas de solución a sus problemas.
Logre enfrentar situaciones de riesgos y presión.

La relación entre el docente como tutor y el alumno, se debe desarrollar de tal forma que la
actitud del primero, dada su preparación, experiencia y madurez, facilite al segundo la confianza
para comunicar su intimidad, generándole una predisposición reflexiva ante las sugerencias y
consejos que se le ofrezcan. Todo docente debe ser tutor, pero primeramente debe prepararse
para ello, formándose con las habilidades antes mencionadas. Así mismo, debe tener en cuenta
que lo principal es externar su lado humano, el cual va a denotar el interés, respeto y
responsabilidad del docente-tutor hacia sus tutorados, que por consiguiente logrará que el alumno
interactúe y poco a poco contribuya a la calidad educativa.

nidad 5. Desafíos de la docencia en el siglo XXI


Tema 5. Coach
Coaching es una técnica que pretende descubrir la ciencia del ser humano como ente particular. Es un
proceso que se crea como mínimo entre dos personas donde uno (el coach) procura que el otro (el coachee)
tome conciencia, fortalezca su creencia en sí mismo y encuentre motivación para actuar responsablemente,
tras el dominio de su cuerpo, emociones y su lenguaje, desafiándose a sí mismo para conseguir sus objetivos
tanto dentro del dominio del ser como del hacer.

Es preciso poseer una sólida formación integral: personal,


profesional y social, con un fuerte contenido humanista, esta formación se puede complementar
desde la psicología, la pedagogía, la sociología, la filosofía, la economía, etc. pero el docente como
coach requiere fundamentalmente una dimensión ética y humana. Más allá de la propia dimensión
profesional, esta formación ha de fraguarse en la experiencia y vivencias personales que
proporcionen al docente la capacidad para orientar y ayudar a otros en el logro de sus metas.

Algo que es importante resaltar en este papel del docente como coach es que el docente necesita
de todos sus recursos y habilidades, además de un estado físico y psicológico equilibrado
que le permita asumir sus funciones con energía y ánimo para acompañar a sus estudiantes
en el logro de sus metas.

El coaching en el aula tiene como finalidad acompañar a los alumnos en su crecimiento personal,
emocional y a revisar las situaciones familiares que afecten su desempeño académico. La misión
del docente en su rol como coach es ayudar a los alumnos a desarrollar sus capacidades de auto
entendimiento y comprensión empática de sus personas significativas, con el propósito de que
puedan resolver de manera eficiente sus problemas personales, familiares y sociales.

El coaching en el aula es similar al coaching en los deportes. El objetivo primario es lograr


un mayor rendimiento y desarrollar los talentos de las personas.

En un proceso efectivo de coaching se requiere que los alumnos desarrollen su sentido de estar
conscientes de sí mismos, de modo que empiecen a revisar las diversas áreas de su vida, sean
capaces de establecer metas y de diseñar estrategias y actividades para lograrlas. Convirtiéndose
poco a poco en el que quieren ser en lo personal, así como mejorar su desempeño académico.

Un buen docente como coach se preocupa en ayudar a sus alumnos a que aumenten sus niveles
de conciencia en sí mismos y les anima a tomar decisiones positivas y a pasar a la acción.
Establece un ambiente de confianza y seguridad basado en la escucha activa y en la empatía.

El docente como coach es una persona vital, en constante cambio y crecimiento, ejemplo de
plenitud en diversos ámbitos de su vida, y que es capaz de:
El buen docente bajo los postulados del coaching, se conoce a sí mismo, tiene claros sus objetivos
y los valores y creencias que lo motivan, tiene diseñado un plan de acción en el aula y siempre que
puede es coherente, vive de acuerdo con los valores de sus objetivos.

El docente en su papel como coach ayuda a sus alumnos a:

 Descubrir y desarrollar su potencial.


 Revisar los elementos que consumen su energía.
 Revisar las diversas áreas de su vida y detectar los puntos de crecimiento que
obstaculizan su desempeño académico.
 Establecer metas y estrategias para mejorar diversas áreas de su vida.
 Establecer metas y estrategias para mejorar su desempeño académico.
 Diseñar su plan de vida y carrera y actuar en consecuencia.

Podemos decir de manera resumida que el coach necesita un amplio espectro de competencias
que generalmente son:

 Competencias aptitudinales
 Competencias de personalidad
 Competencias relacionales
 Competencias técnicas

Revisemos en qué consisten cada una de ellas:

Competencias aptitudinales: conocimientos, habilidades e


inteligencia.
Comprenden:
Visión

Permite comprender profundamente toda la complejidad de la situación y así poder ayudar al


alumno en la creación de alternativas realistas y superadoras de su situación problemática.
Sabiduría

Es la combinación de visión, conocimientos y experiencia. Es la capacidad de “ver” y lograr una


profunda comprensión a partir de los propios conocimientos y experiencia.
Competencias de personalidad: que definen su carácter y forma de
ser.
Comprenden:

Humildad

La palabra humildad proviene del latín humus, que significa tierra. Si superamos el sentido que
vulgarmente se ha dado al término y vamos a su etimología, podemos decir que humilde, es una
persona realista, que tiene “los pies en tierra”.
Curiosidad

Es el interés por aprender y lograr dominio sobre las circunstancias.


Flexibilidad

Se refiere a la capacidad de aprender desde cero, pero también de desaprender lo aprendido, para
“grabar” en su lugar algo diferente y nuevo. Es el proceso que podríamos definir como de
“antiesclerosis” en el sentido que flexibilidad no es debilidad, del mismo modo que firmeza no es
rigidez y “antinarciso" porque se es consciente de que nadie puede saberlo todo.
Seguridad en sí mismo

La seguridad en sí mismo surge de la convicción alcanzada a lo largo del tiempo, de haber logrado
resultados satisfactorios en el proceso de ayudar a otros.
Paciencia

La paciencia es una cualidad indicadora de fortaleza. Es la fortaleza necesaria para mantener bajo
control la ansiedad.
Consistencia

Sé es consistente cuando se observa inequívocamente una íntima relación entre lo que una
persona dice y lo que hace, cuando lo que expresa con palabras y lo que traduce en hechos
concretos guarda una íntima relación.
Coherencia

Ser coherente es ser consecuente con los propios valores y demostrarlo con los hechos
permanentemente, es mantener a lo largo del tiempo: hoy, mañana, y pasado, una línea de
conducta que permita percibir sus valores.
Convicción
Las convicciones son las creencias y los valores. Están profundamente arraigadas en la
personalidad y de ellas surgen los paradigmas o modelos mentales desde los cuales percibimos la
realidad y operamos sobre ella.
Proactividad

La palabra proactividad significa que podemos tomar la iniciativa. Significa que somos
responsables de nuestras propias vidas.
Competencias relacionales: que muestran el dominio en ambientes
sociales.
Comprenden:

Inteligencia emocional

La inteligencia emocional (IE) es la capacidad de percatarse de los propios sentimientos, así como
de los de los demás, y gestionarlos de forma beneficiosa. Se podría definir como inteligencia
interpersonal, o aún más simplemente como habilidades sociales. Dichas habilidades se pueden
dividir en cinco dominios: el conocimiento de las propias emociones (conciencia de sí mismo), el
control de las propias emociones, la motivación propia o interna, el reconocimiento de las
emociones en los otros y el manejo de las relaciones.

Competencias técnicas: que muestran el dominio de las


herramientas que se utilizan en el proceso del coaching.
En su definición lleva implícita los elementos que la comprenden.

Para complementar en el tema te recomendamos revisar el siguiente libro de las páginas 11 a 29.

 Bou Pérez, J. F. Coaching para docentes: El desarrollo de habilidades en el


aula. Club Universitario. España. Recuperado el 1 de agosto de 2014
de http://books.google.com.mx/books?id=KXNJHv0gjDMC

Unidad 5. Desafíos de la docencia en el siglo XXI


Tema 6. Administrador
administrador, ra.

(Del lat. administrātor, -ōris).

1. adj. Que administra. U. t. c. s.

administrar.

(Del lat. administrāre).

 tr. Gobernar, ejercer la autoridad o el mando sobre un territorio y sobre las personas
que lo habitan.
 tr. Dirigir una institución.
 tr. Ordenar, disponer, organizar, en especial la hacienda o los bienes.
 tr. Desempeñar o ejercer un cargo, oficio o dignidad.
 tr. Suministrar, proporcionar o distribuir algo.
 tr. Graduar o dosificar el uso de algo, para obtener mayor rendimiento de ello o para
que produzca mejor efecto. U. t. c. prnl.

Real Academia Española http://www.rae.es/

El proceso de formación de los alumnos exige diariamente una


serie de atenciones particulares, las cuales se encuentran dirigidas específicamente a lograr
mejorar la calidad de la educación de los alumnos. Frente a esta situación el docente
contemporáneo debe cumplir a plena cabalidad con una serie de roles importantes, como lo hemos
revisado hasta este momento, para propiciar una personalidad como profesional de la educación,
adecuada a los tiempos contemporáneos. Entre estos roles se encuentra el de administrador, el
cual le permite al docente gestionar diariamente el hecho educativo a través de una planificación
diseñada para aprovechar los recursos con que cuenta, siendo los referidos recursos los humanos,
conformados por los alumnos que están a su cargo; los materiales, conformado por los útiles
escolares con los cuales se desarrollan las actividades cotidianas; y por último los recursos de
infraestructura, que lo conforman por los bienes muebles e inmuebles.

El docente en su rol de administrador condiciona el


proceso de enseñanza - aprendizaje, diseñado para formar integralmente a los alumnos
basándose en una serie de paradigmas dirigidos a lograr tal fin. Así mismo, por medio del
desempeño de este rol el docente logra estimular aspectos que influirán positivamente en el
proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes, como es el caso particular de la
conformación de valores, las actitudes, aptitudes, habilidades y destrezas de cada uno de los
educandos, ya que el docente podrá gestionar y administrar el hecho educativo de una manera
más concertada logrando a la par la generación de un ambiente socioeducativo positivo, acorde a
las realidades y necesidades del país.

La visión del docente como administrador describe, además del correcto aprovechamiento de los
recursos con los que cuenta, la manera como éste se interacciona con los alumnos, al administrar
el tiempo de manera eficiente para favorecer la formación de todos sus estudiantes. Para lo cual
emplea estrategias diseñadas para cada caso particular e incluso en casos eventuales en los
cuales se logrará establecer paradigmas que estimulan y motivan la cognicidad de los estudiantes,
como por ejemplo la ayuda que brindan a los alumnos más destacados a los que presentan alguna
dificultad, logrando con ello recrear un ambiente proactivo en los ambientes de clase.

La labor del docente como administrador dentro del aula consta de cuatro funciones básicas:

 Planificación
 Organización
 Dirección
 Control

Revisemos en qué consisten cada una de ellas:

Planificación
La planificación es la más importante de las funciones de un administrador de aula, planificar es
determinar anticipadamente qué es lo que se va a hacer, todo proceso administrativo se inicia con
una planificación, ya que es aquí donde se determinan los objetivos y la mejor forma de ser
alcanzados.

Lo primero que debe hacer el docente de aula es seleccionar las metas, fijar objetivos y programar
para alcanzar las en forma sistemática, de manera tal que el proceso de aprendizaje sea
productivo.

La planificación permite la reflexión que la urgencia de lo cotidiano impide. Ahora bien, esa
reflexión lleva consigo un gran número de decisiones:

 Qué enseñar y para qué.


 Cómo hacerlo correctamente.
 Qué estrategias hay que utilizar.
 Qué actividades debemos proponer.
 Qué materiales hay que aportar.
 Qué recursos se deben utilizar.
 Qué secuencia será la más adecuada.
 Cómo debemos organizar el aula para que el trabajo sea más eficaz.

De allí que, debe caracterizarse por permitir realizar reajustes sin que por ello altere su continuidad,
además debe estar fundamentada en condiciones reales e inmediatas de lugar, tiempo y recurso.
La complejidad de la labor docente radica, no sólo en diseñar el proceso de enseñanza, no sólo en
planificar la enseñanza, sino en llevarla a cabo de modo que haga posible el aprendizaje.

Organización
La organización consiste básicamente en determinar las actividades que se realizarán, quienes las
realizarán y de qué forma. Por otra parte, organizar es el proceso de determinar y establecer la
estructura, los procedimientos y los recursos necesarios para el logro de los objetivos establecidos
en la planificación.

Dirección
En este elemento se logra la realización efectiva de todo lo planeado, por medio de la autoridad del
administrador, ejercida a base de decisiones, ya sea tomada directamente, y con más frecuencia,
delegando dicha autoridad, y se vigila simultáneamente que se cumpla en la forma adecuada todas
las ordenes emitidas.

Control
En el transcurso de enseñanza, básicamente está determinado por el proceso de evaluación, ésta
es la función que consiste en verificar el logro de los objetivos planteados en la planificación Jesús
Ruiz Lúquez en su artículo Gerencia en el aula señala: “la evaluación permite controlar las
capacidades de los alumnos en cada uno de los momentos del desarrollo de la estrategia.”

La calidad de la educación depende principalmente del docente, de la forma en que cumpla


con las funciones administrativas: planificación, organización, dirección y control.

Al relacionar el proceso educativo con la administración participativa, el docente cede su poder


conjuntamente con los alumnos, se desenvuelve en un escenario con sentido de mejoramiento
continuo para la calidad del aprendizaje, surge la necesidad de un escenario dinámico,
participativo, crítico. Para ello se recomiendan ciertas premisas para la evaluación con acción
participativa como:

Unidad 5. Desafíos de la docencia en el siglo XXI

Tema 7. Líder y modelo valores

líder.

(Del ingl. leader, guía).

1. com. Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora.


Real Academia Española http://www.rae.es/

“El liderazgo es una forma especial de influencia relativa a inducir a otros a cambiar
voluntariamente sus preferencias (acciones, supuestos y creencias) en función de tareas o
proyectos”. Antonio Bolivar

Los líderes promueven la velocidad y profundidad del cambio y al mismo tiempo conservan
aquellos aspectos más significativos de la cultura, valores y normas que son dignos de preservar,
Alfredo Rojas en el artículo El liderazgo docente: piedra angular en la educación de calidad en
América Latina indica: “La única manera que tiene un docente de constituirse en líder es que tenga
autoridad moral, que tenga credibilidad, infunda confianza, que los niños y niñas lo respeten, que
los jóvenes lo sigan. Sólo así se crearán atmósferas de paz y civilidad”.

Si se analiza en detalle a los docentes que tienen autoridad en sus aulas, es decir, que muestran
actitudes, comportamientos y rasgos que dan confianza, estabilizan el mundo, crean una
atmósfera de cordialidad, paz y civilidad y por esa vía infunden respeto y se les sigue, se podrá
constatar que disponen de competencias en dos ámbitos de su ser:

En un mundo en transición, donde el Estado y la sociedad se plantean el abandono de la utilización


de los castigos físicos y de la violencia como mecanismos legítimos para corregir, cambiar o
educar, donde se fortalece una "cultura de la calle", una neobarbarie para la cual la violencia no
solamente es legítima sino necesaria.

¿Qué herramientas quedan a los docentes para construir los climas necesarios que permitan
ejercer su labor en las aulas?

El liderazgo del docente en el aula por tanto no radica en su nivel de experto en torno a la
docencia y el aprendizaje, sino en su nivel de experto en torno a la capacidad de hacer trabajar a
los alumnos y, en concreto, de enseñar al alumnado a que aprenda a hacer lo que necesita saber.
Tal vez, modificar pedagógicamente el papel de los estudiantes en sus habilidades de aprendizaje
signifique que se vayan apropiando de sus particulares teorías de la acción como aprendices.

El docente en su rol como líder debe impulsar una visión positiva ante las dificultades o retos que
pudieran presentarse sin salida. Para lograrlo, es de suponer que sus esfuerzos serán producto de
un “querer hacer las cosas bien”, actuando por convicción propia; he aquí el elemento emocional,
como potenciador de la actitud del líder, se suma a ello la posibilidad de una entrega al trabajo, de
una mayor oportunidad de participación en las diferentes tareas, proyectos o actividades, como
reflejo de satisfacción y compromiso por el logro de fines conjuntos creándose una posibilidad
para elevar los niveles de calidad y productividad laboral.

Se debe tener presente que el liderazgo es la clave en la transmisión de valores. La integridad, la


práctica de la ética, son el resultado de una concepción interna que el líder posee como parte de
su bagaje axiológico y que puede proyectarse cuando actúa en coherencia con su modo de
expresarse. El líder docente realiza un rol que le demanda convertirse en un modelo o referente
para los demás, en tanto la esencia de su labor pertenece al plano formativo dentro del
compromiso profesional que le compete ejercer.

David Fischman en su libro El líder transformador dice: “No se puede enseñar liderazgo personal si
uno no es modelo de lo que predica”.

En las organizaciones educativas, existen ciertos grados de turbulencia en las interrelaciones


personales, a los cuales el líder tendrá que hacer frente con la ecuanimidad y equilibrio necesarios.
Muchas veces, se menciona la energía positiva del líder frente a las dificultades, siendo muy
importante, la forma como enfrente las mismas. En este sentido, la tolerancia psicológica es la
capacidad que tiene el líder cuando es capaz de utilizar el sentido del humor como recurso para
enfrentar situaciones probables de conflicto.

Es preciso preguntarse si la sabiduría está fundamentada en la autoridad de quien enseña, y sobre


todo, a través de sus acciones. Por consiguiente, es muy interesante lo que nos indica Gerardo
Remolina en el artículo Sabiduría, autoridad y libertad del maestro: “la verdadera autoridad no
violenta a nadie, no obra por imposición, sino por convicción. Su fuerza brota del mismo fondo de
la vida”, por tanto, la autoridad es, a diferencia del poder, una fuerza moral que se impone de
manera serena y tranquila y es aceptada de buena gana, porque es el fruto de la autenticidad.

La autoridad se basa en la experiencia de quien ha transitado por la vida vivenciando los valores
una total coherencia entre lo que dice y hace, lo que exige y da.

El docente debe enseñar con autoridad, que significa dominio del conocimiento y fuerza moral
que brota de su experiencia y autenticidad.

De aquí surge el testimonio de vida y la congruencia de quien comunica un saber.

El profesor del nuevo milenio manifiesta actitudes de liderazgo basado en una cultura
humanizante o de desarrollo integral de la persona; está llamado a constituirse como un nuevo ser
humano, un acompañante y no un protagonista. El auténtico líder debe tener una nueva filosofía
de vida, una concepción prospectiva del mundo y de las relaciones humanas que le permitan vivir
con autenticidad, al dar y recibir; de esta manera, coadyuva al desarrollo integral de la sociedad
del futuro.

Con el fin de lograr que la educación responda a estas exigencias, es necesario reflexionar sobre la
labor educativa que realizan los docentes, quienes en virtud de su misión, cultivan con asiduo
cuidado las facultades intelectuales de sus alumnos, desarrollan la capacidad del recto juicio,
promueven el sentido de los valores, preparan para la vida profesional, fomentan el trato
amistoso entre las personas de diversa índole y condición, contribuyendo a la comprensión mutua
para acrecentar las herencias intelectuales, espirituales y físicas. Además, se constituyen en
agentes para que la potencia se convierta en acto, o mejor, asisten al otro para que logre ser y
realizarse a plenitud.

El docente sabe que está en juego una vida, y eso entraña una gran responsabilidad ética, moral,
política y humana. Con estas expresiones se subraya que, al hablar de vida humana, no se limita
exclusivamente al aspecto “biológico”, al fenómeno común en los humanos y en los demás seres
vivientes, sino precisamente a lo que es más propio del ser humano: desarrollo integral de todas
las potencialidades de la persona.

El docente en su rol como líder ha de ser un dechado de valores humanos cuya influencia se
expresa en el amor, delegar y dejar hacer, inspirar, mediar, valorar y escuchar así como tolerar a
quienes piensan de modo diferente, educar más con el ejemplo que con la palabra, ser firme en
sus opciones y decisiones, motivar a quienes lo rodean para las buenas acciones, modificar o
innovar y construir, tener empatía o sinergia con quienes le son afines pero no rechazar ni
subestimar a quienes no lo son; comprometerse con audacia en la instauración de un mundo
nuevo y de la sociedad del conocimiento con sentido prospectivo, sembrar valores para cosechar
valores, tener fe en lo que hace y en lo que espera, dirigir hacia la consecución del bien, generar
vida, construir el futuro, dar y compartir, cooperar en el cuidado de la naturaleza, en la lucha por
una alta calidad de vida, recibir los frutos de su trabajo, orientar con sabiduría, exigirse a sí mismo
para exigir a los demás, persuadir para alcanzar un objetivo, interactuar, lograr que se hagan las
cosas, visualizar, transformar; en síntesis, ser competitivo, visionario y excelente. El docente como
potenciador de valores debe erigirse como un modelo de virtudes humanas.

Para responder a las exigencias del mundo actual, se necesitan no solamente científicos y técnicos
sino, ante todo, hombres y mujeres sabios o maestros que iluminen a los demás y los conduzcan
por los senderos de la vida, teniendo como centro del proceso educativo la totalidad de la
persona, sin ceñirse al cultivo de estrecha porción intelectual, por razón de lo que enseñan, como
lo indica Gerardo Remolina en el artículo Sabiduría, autoridad y libertad del maestro “sino que
esculpan la escultura íntegra del ser, como el artista el cuerpo entero de su obra, formando el
todo, no la parte, respetando en el alumno la insondable solemnidad del ser humano” lo anterior
significa asistir y presenciar el alumbramiento del aprendizaje que es el descubrimiento de la
verdad. El docente real, no tan sólo ideal, se encarga de iluminar mentes y corazones con esa
verdad única que no conoce las limitaciones impuestas por el relativismo secular, que es la del
aprender a ser persona.

Para complementar en el tema te recomendamos revisar el siguiente artículo, lo correspondiente


al tema: El liderazgo en los procesos de mejora: Evidenciando resultados.

Uribe, M. (2005). El liderazgo docente en la construcción de la cultura escolar de calidad: un


desafío de orden superior. Recuperado el 1 de agosto de 2014 de
http://es.slideshare.net/marcojfsduskos/liderazgo-2582118

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