Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Molinete hidráulico
Los molinetes sirven para medir la velocidad en los líquidos. El molinete consiste en una hélice de 6 a 12
cm de diámetro (Fig. 6-12), que arrastra por intermedio de un tornillo sin fin una rueda dentada provista
de un contacto eléctrico. El contacto cierra el circuito de un timbre o de un registrador de banda de papel
cada 10, 20, 50 ó 100 revoluciones de la hélice. El molinete, provisto de cursor y tornillo de fijación, se
instala en un vástago vertical a la altura del punto, donde se requiere medir la velocidad. La velocidad del
fluido es directamente proporcional al número de revoluciones de la hélice e inversamente proporcional
al tiempo transcurrido entre dos timbrazos consecutivos.
Los molinetes se utilizan mucho para medir los caudales de los ríos (aforos) en aquellas estaciones en
que se prevé una futura utilización de la energía en un salto hidroeléctrico. Con ayuda de los molinetes
se construyen las curvas hidrógrafas. Se gana tiempo utilizando varios molinetes montados en una barra
horizontal en las secciones rectangulares o vertical en las secciones irregulares. El molinete mide la
velocidad en un punto; integrando los productos de estas velocidades locales por áreas transversales
convenientemente escogidas, se mide el caudal. Un molinete provisto de registrador, montado en un
conducto forzado de una central, permite controlar el caudal en cada instante.
Anemómetros térmicos (hilo caliente y película caliente)
La velocimetría láser Doppler (LDV, por sus siglas en inglés), también llamada velocimetría láser (LV)
o anemometría láser Doppler (LDA), es una técnica óptica para medir velocidad de flujo en un punto
deseado sin perturbar el flujo. A diferencia de la anemometría térmica, la LDV no involucra sondas o
alambres insertados en el flujo, es un método no-intrusivo. Como la anemometría térmica, puede medir
con precisión velocidad en un volumen muy pequeño, y también se puede usar para estudiar los detalles
del flujo en una localidad, incluso fluctuaciones turbulentas, y se puede trasladar a través de todo el
campo de flujo sin intrusión.
La técnica LDV se creó a mediados de la década de los años sesenta y encontró una amplia aceptación
debido a la alta precisión que ofreció tanto para flujos de gas como de líquidos; la alta resolución espacial
que ofrece; y, en años recientes, su capacidad para medir los tres componentes de velocidad. Sus
desventajas son el costo relativamente caro; el requisito de suficiente transparencia entre la fuente láser,
la posición del blanco en el flujo y el fotodetector; y el requisito de alineación cuidadosa de los haces
emitido y reflejado para precisión. La última desventaja se elimina para el caso de un sistema LDV de
fibra óptica, porque está alineado en la fábrica.
El principio operativo del LDV se basa en el envío de un haz de luz monocromática (todas las ondas están
en fase y a la misma longitud de onda) coherente hacia el blanco, la recolección de la luz reflejada por
las pequeñas partículas en el área del blanco, la determinación del cambio en la frecuencia de la radiación
reflejada debida al efecto Doppler y la relación de este cambio de frecuencia con la velocidad del flujo del
fluido en el área del blanco.
Los sistemas LDV están disponibles en muchas configuraciones diferentes. En la figura 8-74 se muestra
un sistema básico LDV de haz dual para medir un solo componente de velocidad. En el corazón de todos
los sistemas LDV está una fuente de poder láser, que por lo general es un láser helio-neón o argón- ion
con una salida de potencia de 10 mW a 20 W. Los láser se prefieren sobre otras fuentes de luz, porque
los haces láser son sumamente coherentes y altamente enfocados. El láser de helio-neón, por ejemplo,
emite radiación en una longitud de onda de 0.6328 μm, que está en el rango de color rojo-naranja. El haz
láser se divide primero en dos haces paralelos de igual intensidad por medio de un espejo medio plateado
llamado divisor de haz. Entonces ambos haces pasan a través de una lente convergente que enfoca los
haces en un punto en el flujo (el blanco). El pequeño volumen de fluido donde los dos haces intersecan
es la región en la cual la velocidad se mide y se llama el volumen de medición o el volumen focal. El
volumen de medición recuerda un elipsoide, por lo general de 0.1 mm de diámetro y 0.5 mm de longitud.
La luz láser se dispersa por medio de las partículas que pasan a través de este volumen de medición, y
la luz dispersada en cierta dirección se recolecta con una lente receptora y se pasa a través de un
fotodetector que convierte las fluctuaciones de la intensidad de la luz en fluctuaciones de una señal de
voltaje. Finalmente, un procesador de señal determina la frecuencia de la señal de voltaje y por lo tanto
la velocidad del flujo.
Velocimetría de imagen de partícula
La velocimetría de imagen de partícula (PIV, por sus siglas en inglés) es una técnica de láser pulsátil
doble que se usa para medir la distribución de velocidad instantánea en un plano de flujo cuando se
determina fotográficamente el desplazamiento de las partículas en el plano durante un intervalo muy
breve. A diferencia de los métodos como la anemometría de hilo caliente y la LDV, que miden velocidad
en un punto, la PIV proporciona valores de velocidad simultáneamente a lo largo de toda una sección
transversal, y por ende es una técnica de campo completo. La PIV combina la precisión de la LDV con la
capacidad de visualización del flujo y proporciona mapeo instantáneo de campo de flujo. Todo el perfil de
velocidad instantánea en una sección transversal de una tubería, por ejemplo, se puede obtener con una
sola medición PIV. Un sistema PIV se puede visualizar como una cámara que puede tomar una
instantánea de la distribución de velocidad en cualquier plano deseado del flujo. La visualización común
del flujo proporciona un cuadro cualitativo de los detalles del flujo. La PIV también ofrece una descripción
cuantitativa precisa de varias cantidades del flujo como el campo de velocidad, y por lo tanto la capacidad
para analizar numéricamente el flujo con el uso de los datos de velocidad ofrecidos. Debido a la capacidad
de campo completo, la PIV también se usa para validar paquetes computacionales de dinámica de fluidos
(CFD, por sus siglas en inglés).
La técnica PIV para medición de velocidad consiste de dos pasos principales: visualización y
procesamiento de imagen. El primer paso es sembrar el flujo de partículas adecuadas con la finalidad de
indicar el movimiento del fluido. Luego un pulso de haz de luz de láser ilumina una delgada rebanada de
campo de flujo en el plano deseado, y las posiciones de las partículas en dicho plano se determinan
cuando se detecta la luz dispersada por las partículas en un video digital o cámara fotográfica colocada
en ángulos adecuados al plano iluminado (Fig. 8-77). Después de un breve periodo Δt (usualmente en
ms), las partículas se iluminan de nuevo con un segundo pulso de haz de luz de láser, y se registran sus
nuevas posiciones. Con la información de estas dos imágenes de cámara sobrepuestas se determinan
los desplazamientos Δs de partícula para todas las partículas, y la magnitud de la velocidad de las
partículas en el plano iluminado por el haz de luz de láser se determina a partir de Δs/Δt. La dirección del
movimiento de las partículas también se determina a partir de las dos posiciones, de modo que se
calculan los dos componentes de velocidad en el plano. Los algoritmos integrados de los sistemas PIV
determinan las velocidades a miles de elementos de área llamados regiones de interrogación a través de
todo el plano y muestran el campo de velocidad sobre el monitor de computadora en cualquier forma
deseada.
Instrumentación y métodos de medición de caudales.
Los instrumentos para medir caudales se llaman caudalímetros, siendo la característica esencial de todos
ellos, en contraposición a los instrumentos volumétricos, el ser un instrumento que mide el flujo
instantáneo o caudal, que puede variar de un momento a otro.
Caudalímetros de flujo cerrado
Los caudalímetros más importantes de esta clase pueden reunirse en dos
grupos: caudalímetros de área de paso constante y caudalímetros de área de
paso variable. El primer cuerpo es con mucho el más importante. Adaptando a
un caudalímetro un integrador se obtiene el flujo total o volumen que ha circulado
por la tubería. La fig. 6-20 representa un integrador conectable a cualquier tipo
de caudalímetro dotado de transmisión neumática.
Caudalímetros electromagnéticos
El fundamento es la Ley de la inducción electromagnética de Faraday; el voltaje inducido entre dos puntos
de un conductor que se mueve cortando en ángulo recto las líneas de flujo de un campo magnético es
proporcional a la velocidad del conductor. En este caso el conductor es el mismo fluido, cuyo caudal se
requiere medir. La tubería del caudalímetro, que se embrida con la tubería principal, se introduce en el
campo magnético, creado por el arrollamiento de campo. Los electrodos montados en ángulo recto a las
líneas de fuerza del campo magnético están en contacto con el líquido y se comportan como las escobillas
de un generador. Por ellos sale la corriente inducida, cuya medida nos da una medida del caudal.
Caudalímetros de ultrasonido
Consta de un trozo de tubería que se embrida en la tubería principal por la que circula el líquido. Está
dotado de dos centros emisores de radiaciones ultrasónicas y de dos centros receptores: el centro emisor,
1, irradia en la dirección de la velocidad, v, del fluido; mientras que el centro 2 lo hace en sentido contrario.
Uno y otro rayo forman un ángulo β con v. la radiación 1 se transmite a mayor velocidad que la 2. Las
velocidades c1 y c2 se calculan con el aparato, dada la distancia 1 entre emisor y receptor.