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Trabajo Práctico
Hegel considera que el gran mérito de Lutero fue haberle abierto los ojos
al mundo cristiano para que comprendiera el verdadero sentido de la
reconciliación realizada por Dios en Cristo, reconciliación en el más
amplio sentido de la palabra, porque al haber reconducido a la
conciencia a su interioridad efectiva la identificaba con la presencia
misma del espíritu (Jorge Aurelio Díaz: 235).
Es Lutero quien efectivamente produce la liberación del espíritu, creando de este modo la
interioridad espiritual, el principio de la subjetividad:
En este sentido Díaz comenta: “Fe y goce (Genuss) son los términos que resumen allí el
descubrimiento protestante de la interioridad y de la intimidad” (Jorge Aurelio Díaz: 235,
236). Esto es, la subjetividad liberada:
En general, la fe no es la certeza propia tan solo del sujeto finito, sino que
es la certidumbre subjetiva de lo eterno, de la verdad existente en sí y por
sí, de la verdad de Dios (…) se trata de una certidumbre que no conviene
al individuo según su particularidad, sino según su esencia (…) La verdad
no es para los luteranos un objeto hecho, sino que el espíritu subjetivo
debe recibir en sí y hacer morar en sí al espíritu de la verdad (Hegel, 1974:
659).
Para concluir: el pensamiento y la obra de Lutero es la que permite la libertad del espíritu
como conocimiento de sí y para sí, la apertura de la interioridad como una subjetividad no
tan sólo pensante sino sintiente, que se cumple en la fe y en el goce de Cristo.
Bibliografía: