Obras
()
About this ebook
Sus primeros libros, como Confidencias de Psiquis (Caracas, 1896), Sensaciones de viaje(París, 1896) donde se incluye el artículo «Alrededor de Nápoles», publicado anteriormente en El Cojo Ilustrado, en el cual se manifiesta su distanciamiento modernista, De mis romerías (Caracas, 1898), Cuentos de color (Caracas, 1899), son libros esencialmente literarios. Sin más tentativa de mensaje que el del deslumbramiento del artista ante Europa, principalmente ante París y el paisaje italiano.
Los libros que publica después corresponden a la época de su vida en que este empieza a participar activamente en la vida política de su país.
Sus libros de viajes, el conflicto del desarrollo plasmado en sus novelas, su marcado preciosismo y estilismo, el hondo psicologismo de su narrativa, inyectan a la literatura venezolana de su época un aire de vigencia y universalidad en momentos en que esta se encontraba todavía circunscrita al movimiento costumbrista.
Este volumen de las Obras de Manuel Díaz Rodríguez contiene textos vivaces. En ellos el escritor venezolano, figura central del modernismo hispanoamericano, participa en numerosas polémicas. Defiende el modernismo y debate con los tradicionalistas y los científicos deterministas de su época.
A continuación incluimos el índice de este volumen que, acaso, ayuden al lector a hacerse una idea de su contenido:
- Tic
- Las ovejas y las rosas del padre Serafín
- Música bárbara
- Ensayos
- Sobre el modernismo
- Alrededor de Nápoles
- Alma de viajero
Read more from Manuel Díaz Rodríguez
Camino de perfección Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Related to Obras
Titles in the series (100)
Cosas que fueron Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDefensa de Sucre Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa escritura de la memoria: De los positivismos a los postmodernismos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHistoria natural y moral de las Indias: Selección Rating: 4 out of 5 stars4/5200 años de la presencia alemana en Colombia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHistoriografía, marxismo y compromiso político en España: Del franquismo a la actualidad Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDiario de un testigo de la guerra de África Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl modernismo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEfectos del reformismo borbónico en el Virreinato del Nuevo Reino de Granada Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAntología Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsReseña verídica de la revolución filipina Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsJuicios literarios y artísticos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa gran huelga general: El sindicalismo contra la "modernización socialista" Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRelación de Michoacán Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAcordeones, cumbiamba y vallenato en el Magdalena Grande: Una historia cultural, económica y política, 1870 - 1960 Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCrónica mexicana Rating: 5 out of 5 stars5/5Del feudalismo al capitalismo: Cambio social y política en Castilla y Europa Occidental, 1250-1520 Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDiez días que estremecieron el mundo Rating: 5 out of 5 stars5/5Suma y narración de los incas Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsClases populares y carlismo en Bizkaia: 1850-1872 Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCartas desde Cuba Rating: 5 out of 5 stars5/5Europa, 1939: El año de las catástrofes Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsFragmentos autobiográficos Rating: 5 out of 5 stars5/5Nobleza y poder político en el Reino de Valencia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRepartiments a la Corona d'Aragó (segles XII-XIII) Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCataluña bajo vigilancia: El consulado italiano y el fascio de Barcelona (1930-1943) Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEstado y periferias en la España del siglo XIX: Nuevos enfoques Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsTestamento y codicilo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsPerfil de nuestras letras Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDiscursos de España en el siglo XX Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Related ebooks
El Poder Tiene Las Alas De Cristal Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDiario de una sombra Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsBorradores Virtuales Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa fábrica de emociones Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa familia Unzúazu Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa oración del sepulturero Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa sangre ante el espejo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos motivos de Caín Rating: 5 out of 5 stars5/5En la brevedad de las vigilias Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCanciones Para Un Disco Sin Música Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCuentos elegidos: El jorobadito y otros relatos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa extraña casualidad. Tomo 1 Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl último diciembre infinito Rating: 0 out of 5 stars0 ratings21 Gramos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl tiempo recobrado Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAcerca De Ti Y Otras Exageraciones Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsZapatos de lluvia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl hombre de cristal Rating: 1 out of 5 stars1/5¡Despierta ya! Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl banco de la desolación Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEste dolor sin palabras Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsGaraje 451 Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl vestido blanco Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRimas y Leyendas Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsMi queja: S.D.R.M., #1 Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsPuro Khaos Rating: 5 out of 5 stars5/5Las pequeñas cosas: una colección de retratos y tres cuentos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsSúcubo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHijos malditos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsSin monedas para el barquero Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
History For You
La Política Rating: 4 out of 5 stars4/5Cómo Romper Maldiciones Generacionales: Reclama tu Libertad Rating: 4 out of 5 stars4/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Rating: 4 out of 5 stars4/550 LÍDERES QUE HICIERON HISTORIA Rating: 4 out of 5 stars4/5Lecciones de la Historia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl Dios de Abraham, Isaac y Jacob Rating: 5 out of 5 stars5/5Las guerras de los judíos Rating: 5 out of 5 stars5/5Historia Universal: XXI capítulos fundamentales Rating: 4 out of 5 stars4/5303 frases históricas Rating: 4 out of 5 stars4/5La Ilíada y La Odisea Rating: 5 out of 5 stars5/5La Guerra Del Fin Del Mundo Rating: 5 out of 5 stars5/5El libro negro del comunismo: Crímenes, terror, represión Rating: 5 out of 5 stars5/5Civilizaciones Perdidas: 10 Civilizaciones Que Desaparecieron Sin Rastro. Rating: 5 out of 5 stars5/5Los Generales Más Brillantes De La Historia. Rating: 5 out of 5 stars5/5El gran libro de las especias Rating: 5 out of 5 stars5/5Curiosidades históricas: Anécdotas y datos.: Un libro para docentes, estudiantes y curiosos. Rating: 5 out of 5 stars5/5Breve historia de la economía Rating: 5 out of 5 stars5/5El conflicto palestino-israelí: En cien preguntas Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHistoria de Israel: Las fuerzas ocultas en la epopeya judía Rating: 3 out of 5 stars3/5Oratoria Pública: Habla y Supera tus Miedos Rating: 4 out of 5 stars4/5Los misterios de los celtas Rating: 5 out of 5 stars5/5Breve historia de la literatura universal Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl códice mexica Rating: 4 out of 5 stars4/5Momentos estelares de la humanidad: Catorce miniaturas históricas Rating: 5 out of 5 stars5/5La Historia Universal en 100 preguntas Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Reviews for Obras
0 ratings0 reviews
Book preview
Obras - Manuel Díaz Rodríguez
Manuel Díaz Rodríguez
Obras
Edición de Orlando Araujo
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Créditos
Título original: Obras.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica ilustrada: 978-84-9007-038-3.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-017-6.
ISBN ebook: 978-84-9007-430-5.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Tic 9
Las ovejas y las rosas del padre Serafín 23
Música bárbara 41
Ensayos 63
Sobre el modernismo 65
Alrededor de Nápoles 77
I 77
II 82
Alma de viajero 91
Libros a la carta 99
Brevísima presentación
La vida
Manuel Díaz Rodríguez nació en Chacao (Miranda, Venezuela) el 28 de febrero de 1871 y murió en Nueva York el 23 de agosto de 1927.
Escritor, médico, periodista y político. Es considerado por muchos estudiosos como uno de los mayores representantes de la prosa modernista hispanoamericana.
En 1902 publicó Sangre patricia, un retrato del desarraigo. Tras publicar esta novela y a raíz de la muerte de su padre, Díaz se hace cargo de la hacienda heredada, situada en los alrededores de Chacao. Entre 1903 y 1908 comparte su tiempo entre las labores agrícolas y literarias. Finalmente pone fin a su retiro rural con la publicación de Camino de perfección, libro donde expone la realización de su ideal literario: el ajuste perfecto entre la idea y la palabra. En 1909 dirige el Diario El Progresista y es nombrado vicerrector de la Universidad Central de Venezuela. Director de Educación Superior y de Bellas Artes en el Ministerio de Instrucción Pública (1911), ministro de Relaciones Exteriores (1914), Senador por el Estado Bolívar (1915) ministro de Fomento (1916), y ministro plenipotenciario de Venezuela en Italia (1919-1923). En 1921, publica su última novela, Peregrina o el pozo encantado. Presidente del estado Nueva Esparta (1925) y presidente del estado Sucre (1926), viajó a Nueva York en 1927 para tratarse una afección en la garganta y murió en dicha ciudad.
Tic
Era la segunda o tercera vez que volvía muy nerviosa de la calle:
—De algún modo necesito acabar con esta situación que me hace la más desgraciada de las mujeres. Debe de existir un medio capaz de libertarme de esa pesadilla que a todas partes me persigue, y he de encontrar ese medio. Ya no me puedo dominar. Cada vez se me va haciendo insufrible la presencia de ese amigote serio de mi marido. Si supiera lo antipático y odioso que me es, sobre todo cuando me mira, así como lo ha hecho hoy, dándose aires y tomando actitudes de moralista: parece como si quisiera decirme: «Señora, no sea usted coqueta». En todo caso, ¿a usted qué le importa, señor palurdo? ¿Le disgusto?: pues no ha debido salir nunca de su provincia, de su tierruca de salvajes o, a lo menos, ha debido dejar por allá todo el pelo de la dehesa, y así no turbaría usted la paz y el reposo de quien no ha hecho mal ninguno. Usted podrá ser muy bueno, sí señor, y hasta muy inteligente, como dice mi marido, pero no por eso deja de hacerme el efecto de una mosca importuna que, revolando a mi alrededor se me posara de tiempo en tiempo en la punta de la nariz, y continuase en el mismo revolar, y produciéndome el mismo cosquilleo impertinente, de una manera indefinida, por los siglos de los siglos. Con esas palabras y con ese tono debiera yo hablarle, franca y abiertamente, pero no me atrevo. Mientras tanto, él sigue siendo nuestro visitante más asiduo, nuestro compañero indispensable de las noches de teatro, de las partidas de campo, y mi suplicio continúa sin esperanzas de un término próximo. ¿Decírselo a mi marido? ¡Ni pensarlo! Ya una vez traté de participarle todo lo que su amigo me repugna, e hizo como que no me comprendía. Ahora me parece inútil insistir: de antemano sé lo que puede responderme. Achacará mi aversión a caprichos míos, y me dirá, seguramente, que sería muy cruel, de parte suya, cerrar las puertas de su casa a su amigo más íntimo, a su mejor camarada de colegio, sobre todo cuando este su amigo vive solo, sin más conocidos ni parientes, en toda la ciudad, que nosotros, ni más compañía que la nuestra. ¡Como si no fuese más cruel abandonarme al suplicio en que vivo hace ya algún tiempo! ¡Como si su amigote le fuera necesario y su mujercita indiferente! Pero ... ya veremos, señor palurdo, ya veremos ...
Y mientras Margarita hablaba así, ora consigo misma, ora como dirigiéndose a un interlocutor invisible y odiado, iba cambiando incesantemente de postura, como si en vez de estar sentada en un sofá blando y mullido lo estuviese, en realidad, sobre mil puntas de alfileres. En su inquietud creciente, cerraba los puños, golpeaba el suelo con los pies inquietos, y más y más encapotaba el entrecejo, donde una preocupación furiosa luchaba, se resistía, forcejeaba, destrozándose las alas de mariposa negra.
El —ya veremos, señor palurdo, ya veremos—, dicho en alta voz, había salido como involuntariamente de sus labios, traduciendo la amenaza que los nervios acababan de formular en un lenguaje oscuro formado de vibraciones muy finas. Luego, repitiendo la amenaza, Margarita se levantó del sofá, y se detuvo delante de un espejo a verse y remirarse con la expresión de un deseo que no admite espera, con la expresión de una voluntad inquebrantable y segura de la victoria.
¿Qué podía traer tan exaltados y locos a los nervios de aquella rubia indolente que, por su apariencia risueña y bondadosa, más que de huesos y carne parecía compuesta de una pasta suavísima y tierna, mezcla de rayos de Luna y harina de trigo candeal y leche muy blanca? Quizá un grano de polvo, una brizna de paja, ¿quién iba a adivinarlo?: nervios holgazanes, el ocio los vuelve antojadizos y exigentes, de modo que el menor contacto desagradable, por muy ligero y fugaz que sea, los irrita y los lleva al dolor más agudo. Margarita misma no hubiera podido decir claramente los motivos de aquello que le andaba por dentro; ni a satisfacción explicarse el origen de aquel odio que experimentaba por un hombre, el cual debía serie, cuando más, indiferente; ni cómo de ese odio pudo venir el deseo, todavía confuso pero irresistible que la empujaba hacia el mismo hombre, objeto y blanco de sus furias, con la tenacidad irreflexiva y ciega de la obsesión.
Lo que sí hubiera podido decir Margarita era que sentía un malestar semejante al malestar que siempre acompañaba a sus «pequeñas supersticiones», como llamaba ella ciertos desbordamientos y arranques súbitos de la voluntad, arranques y desbordamientos a los que Margarita solía bautizar también con los nombres de humoradas, pequeñeces, cosas de los nervios, y de los cuales hacía burlas, aunque no alcanzara a dominarlos. A veces, paseando en un jardín público, se le ocurría, de repente, que necesitaba llegar a cierto banco, a sentarse a la sombra de cierto árbol determinado, y de la llegada a ese lugar preciso, sin hallar obstáculo ninguno, sin tropezar, por ejemplo, en el camino, con personas que se aproximaran a saludarla, hacía depender ella la realización de un deseo, un capricho o una esperanza cualquiera, por muy noble