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A partir de esta actividad fue modelando lo que sería sus tres textos principales
de este período: Principios de Psicología (1911), Criminología (1913) y
Sociología Argentina (1913)
Ciento cuarenta y cuatro obras escritas por los más grandes pensadores
argentinos formaron la colección La cultura argentina, esta serie fue editada por
Ingenieros, que más o menos al mismo tiempo fundó la Revista de Filosofía, un
periódico bimestral guía del pensamiento argentino de la época durante diez
años.
“Todos los hombres son simuladores, en mayor o menor grado, siendo ello
indispensable para la adaptación de la conducta a las condiciones del
medio….la simulación es el medio preferido en la lucha por la vida”1.
Considera la criminología como la ciencia del delito concebido como un
acto que resulta de un proceso psicológico, en el cual el individuo debe
adaptarse a su medio próximo en que los factores biológicos y orgánicos
siempre son coexistentes dentro de lo físico enmarcado en lo social. El delito
es una transgresión de las limitaciones impuestas por la sociedad al individuo
en la lucha por la existencia, en que lesiona directa o indirectamente el ajeno
derecho a la vida, cuyas condiciones son establecidas por la ética social y
tienden a fijarse en fórmulas jurídicas, variables según las circunstancias de
tiempo, modo y lugar referidas al contexto. El concepto ético del bien y el mal,
el concepto jurídico de honestidad y delincuencia, no son realidades estables,
sino representaciones colectivas incesantemente renovadas.
1
Ingenieros, José,(1902) “Simulación en la lucha por la vida”, Buenos Aires
siempre un producto social; está representada por el carácter y se manifiesta
por la conducta.”2.
Se impone una reforma penal substantiva del Código Penal que exige
una reforma esencial de la ley de procedimientos y la reorganización de los
actuales sistemas penitenciarios. La aplicación de criterios científicos al
estudio del delito tiende a reemplazar al Derecho Penal clásico por otro
fundado en los datos de la criminología. El estudio de las causas
determinantes del delito evidencia que junto a los factores sociales y físicos
2
Ingenieros, J.(1913); Criminología, Daniel Jorro Editor, Madrid,.
3
Ídem.
4
Ídem..
existen siempre factores antropológicos del delito, representados por
anormalidades de los delincuentes.
V —ESTABLECIMIENTOS ESPECilALES
En torno de esos tres grandes tipos de establecimientos
penitenciarios, deben jiorecer los institutos de carácter especial.
1.° Los asilos de contraventores, cuyas variantes podrían
ser los asilos para bebedores, para vagabundos y mendigos,
para auxiliares del delito, etc., destinados especialmente
á la profilaxia y tratamiento de los sujetos antisociales que aún
no han delinquido, de los malvivientes, estudiados entre nosotros
por De Veyga y Ensebio Gómez.
Es notoria la tendencia á poner las contravenciones bajo
la jurisdicción penal, dada la reconocida ineficacia de la simple
jurisdicción policial. Se advierte, también, en muchos países,
el propósito de convertir los asilos de contraventores
en reformatorios para los reincidentes, acordando el beneficio
de la condena condicional para la primera contravención.
Ese propósito es más visible en cuanto se refiere á los alcoholistas
consuetudinarios, que suelen cometer delitos de diversa
índole en estado de ebriedad y que las leyes penales vigentes
eximen de pona bajo pretexto de «irresponsabilidad».
Atendiendo á su «tcmibilidad» el Congreso de Washington
emitió el siguiente voto:
I. El Congreso reconoce el éxito de la experiencia hecha
por ciertos países, durante los últimos diez años, que han
destinado establecimientos especiales para la detención prolongada
(dos ó tres años) de delincuentes ebrios habituales.
I I . Estima que no es necesario completar con un tratamiento
médico especial, la disciplina de estos establecimientos
; pero es esencial al éxito del método empleado, que el
tra.ta.miento higiénico y médico de los pensionistas de este gócero de
instituciones, sea dirigido por médicos prácticos y
calificados.
I I I . Es de desear la mayor extensión d& esta clase de
detenciones de criminales ebrios, bajo el contralor del Estado,
con el fin de contenerlos en su desvío, en el primer período,
y evitar así condenas repetidas é inútiles.
2.° Los asilos de menores, cuya conducta antisocial hace
indispensable una pedagogía correctiva y una secuestración
provisoria, antes aún de ser legalmente delincuentes. '
Nos hemos referido á ello al hablar de los reformatorios
para jóvenes. Huelga insistir sobre su necesidad; sólo contiene
hacer constar que la sociedad tiene el derecho de secuestrar
á los menores, cuya conducta sea maniñesiamenté
antisocial ó peligrosa, antes de que cometan delitos. No hay
en ello restricción de libertad civil; el menor no la posee, y
sólo se trata de substituir la patria potestad por la tutela del
Estado. No se concibe que pueda haber inconveniente en recluir
á un menor ineducado ó inmoral, puesto que estos asilos
deben ser simples escuelas profesionales, sin mayor disciplina
que la impuesta por el temperamento mismo de cada asilado.
3.° Eas prisiones de procesados, que la ley presume inocentes
y que no conviene promiscuar con los delincuentes ya
condenados.
Hay para ello dos razones : una de justicia y otra de higiene
moral.
Algunos países han resuelto este problema; los más siguen
promiscuando á inocentes procesados y á criminales envilecidos,
sin reparar que estos últimos resultan maestros de
los primeros en las artes del mal.
4.° Los manicomios criminales, para aquellos delincuentes
que sufran de alienación mental y requieran un rógimen
ó tratamiento médico que no es posible darles en los
establecimientos penitenciarios; hay ventajas en que ellos
funcionen como simples dependencias de los manicomios comunes,
destinadas á alienados peligrosos
Tal como iuncionan en la actualidad, los muuicoinios criminales,
las secciones especiales en manioo-mios comunes y
los pabellones especiales en las cárceles, canecen de toda
significación clínica j de todo valor práctico : son simples
«depósitos judiciales» de alienados que han coiuctido delitos.
Junto á sujetos peligrosísimos se encuentran dementes
absolutamente inofensivos; la rigurosa severidad con que
debe custodiarse á los primeros no puedo aplicarse <í los segundos,
que representan un í'aclor de hacinamicnLo para esos
institutos, y se ven privados de los beueücios que tendrían
en los manicomios comunes y colonias de alienados.
5.° Las cárceles de mujeres, organizadas de acneulo con
las indicaciones especiales determinadas por su sexo.
Debe en ellas introducirse el criteno aplicado ya en los
reformatorios, procurándose que el trabajo no sea, como en
la actualidad, una explotación de la detenida ó un simple pasatiempo.
Deben enseñarse profesiones útiles y bien retribuidas,
á fin de que al volver al seno de la sociedad la mujer
pueda bastarse á sí misma con su trabajo, sin el complemento
del robo ó la prostitución. Todo está por hacer en este sentido,
pues en casi todos los países las cárceles do mujeres son
manejadas por Hermanas de la Caridad ó Comisiones de Damas,
cuya buena voluntad no basta para instruir y educar á
las detenidas de manera que puedan afrontar las contingencias
de la lucha por la vida. La liberación condicional y la
pena indeterminada pueden tener aquí una aplicación más
generosa que entre los hombres.
VII.—CONCLUSIONES
La negación de las bases teóricas del Derecho Penal clásico
no implica desconocer á la sociedad el dercclio do prevenir
ó reprimir la actividad antisocial de los delincuentes ;
tiende, más bien, á asegurar la eficacia d© esa defensa, actualmente
comprometida por las leyes.
próximo pasado, so'oro roloiu'ióa do iiienoios varónos por inlubilidad ó
indignidrid do les ¡¡adres.
(1) En ül estiblccimieiito en quo sea colocado el ex detenido, solamente
al dueño so daiá á conocer su condidón do liberado, pidiéndole
reserva sobre osti condición.
f) Periódicamente el visitador deberá iniormarso do la conduotn
do los liberados, tratando do obtener de los patrones que, cti el caso di
que abandoncii el trabajo, den aviso inmediatamente.
Art. 3." Bijo el régimen do la iiboitad condicional, cuanclo él se»
cátablcoido por la ley, el visitador dará cuenta á la Dirección do la car
cel de la iutracci-ón de cualesquiera de las condiciones, do cu;)0 cumpli
miento dependo la continuación do la libertad.
Art. 4." El visitador lorinari un prontuario do cada liberado y
monsudlmontp elevará un iníormo á la Dii'eccióu do la cárcel sobro lai'
gestiones que baya practicado.
Alt. 5.° Los directores de la Penitenciaría, cái-cel do encausados,
colonia correccional do menores varones, cárcel correccional do muje
res, y cuando sea opoituno, el do la Pcniteneiaiía y cárcel do roini i
cientos do Tierra dol Fuc¿o, so lounirán periódicamente, para adoptu
las medidi,>s nocesiriao teudieutes á ar^non.zar la acción do Ibs \isi
tadores.
Art. G." Tin la' Penitenciaría y cárcel de roincidontos do Tieii
del Fuego so proyeefcirá, por la Dirección, la mejor forma de aplica; iói
de esto decreto; y eu las demás cárceles de los ter itorios nacionali
los gobernadores, de acueido con los directores, nombiarán Comis OUÍ
do vecinos caracterizados para que, en combinación con las autoridjdi
c/cr/an ol patronato en la forma definida por los arts. 1." y 2.° de i > >
deci'cto. '
Art. 7." Todas las encinas do la Administrición nacional do')ei ii
proporcionar á las do patronato los datos que los sean indispcnsjblí
pura el mejor desempeño do sus funciones.
La profilaxia y preYención de la delincuencia tiene mayor
importancia qu© la represión misma. Sus medios son, principalmente,
cuatro: legislación social en la más generosa acepción,
profilaxia de la inmigración, educación social de la infancia
y readaptación social de los malvivientes.
Frente á los delitos ya cometidos, la defensa social no sa
limita á castigar á sus autores ; se propon© la readaptación social
de los reformables y la secuestración de los irreformables.
La experiencia de los últimos años ha resuelto elj problema en
sentido optimista, decidiéndose la organización carcelaria en
favor de los reíormatorios, que en ciertos países y regiones
pueden revestir el tipo de colonias.
Sea cual fuere el régimen de delitos y penas vigente, es
indispensable la organización sistemática de los establecimientos
carcelarios, conforme á un plan de conjunto. Sus condiciones
de reforma y seguridad deben adaptarse á las categorías
de los sujetos, con las variantes sugeridas por el estudio psicológico
individual. El concepto de la desigualdad de los delincaentes
conduce á una desigualdad de las penas; toda reforma
penitenciaria debe tender hacia una marcada clasificación
en grupos, ya que no es posible una absoluta individualización
práctica de la pena. Las penas de prisión, penitenciaría y presidio
deben corresponder a los delincuentes de temibilidad mínima,
mediana y máxima, descontándose en establec.'mientca
apropiados para la reforma ó la seguridad, según los casos. La
posición legal de los delincuentes se modifica si la represión se
funda sobre su temibilidad y no sobre su responsabilidad. Una
represión más severa corresponde á los delincuentes cuyo delito
es una resultante de factores permanentes, expresión de
teridencias irreparables del carácter. La represión debe ser
medianamente severa para aquellos cuyo delito es consecuencia
de la combinación mixta de factores bológicos y sociales,
siendo la expresión de anomalías psicológicas más ó menos
transitorias y reparables. Debe ser mínima la represión contra
los delincuentes accidentales y los criminaloides, en cuyos
delitos prevalecen los factores mesológieos, y son poco importantes los
orgánicos. La correlación entre esto criterio penal
y micslra clasificación de los delincuentes facilita las aplicaciones
prácticas dp la criminología, concillando el ciiteric
clínico y él jurídico para transformar la justicia penal en una
institución do profilaxia y defensa social.
En torno de los tres tipos carcelarios fnndamcntales deben
existir establecimientos especiales: loa asilos de contraventores
y para bebedores, los asilos de menores, las prisiones de
procesados, los manicomios criminales, las cárceles de mujeres,
etc.
La readaptación social de los excarcelados complementa
el programa de lucha contra la delincuencia, comprendiendo
los patronatos do excarcelados y la tutela do los inadaptables.