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SUFI Amor y no-dualidad

Amor y no-dualidad1
Raimon Panikkar

Advaita

L
a idea según la cual Dios es Amor, con todas sus que debemos tener en consideración.
implicaciones, representa un desafío para un La percepción del Ser como amor cristalizado parece llevar
advaitin2 que pretende estar más allá de todo dualis a la experiencia de su estructura como amor universal, como
mo y por tanto –dado que el amor parece presuponer una efusión de amor que no tiene en cuenta los objetos a los
dualidad– estar también más allá del amor. Este problema que se dirige: en otras palabras, un amor total a todo aquello
es, ante todo, una cuestión interna del hinduismo que, en sus que lleva en sí una chispa del Ser. ¿Pero es el amor solamente
principales corrientes devocionales, es una religión del amor una armonía interna?, ¿no hay quizá, en él, otro elemento?,
(bhakti) y en sus aspectos más contemplativos y filosóficos una ¿puede existir sin cierto dinamismo afectivo?, ¿no requiere una
-
religión de la gnosis (jñ ana) (que pretende ser superior que la especial relación yo-tú, en la que ese «tú» concreto no puede
primera), pero es también una cuestión que, de una forma u otra, ser cambiado por ningún otro?, ¿existe realmente espacio en el
se plantea ineludiblemente en toda experiencia de no-dualidad. advaita para este amor particularizado y personal?
La respuesta convencional al problema, es que el amor Parece que la experiencia auténtica del amor humano no se
-
(bhakti) es sólo un primer paso hacia la gnosis (jñ ana): hasta contenta con una implicación con el otro como un otro gené-
que no hace su aparición la intuición suprema, no se puede hacer rico -en la cual el otro es en definitiva reducido al Sí-mismo-,
nada mejor que seguir el camino de la devoción. Es una típica sino que tiene necesidad del otro como de un otro particular,
respuesta adváitica: la bhakti no es más que una preparación personal e irrepetible. Todo verdadero amor es único: ¿dónde
-
al jñ ana, y debe abandonarse en cuanto se alcanza este último. encuentra entonces su lugar la universalidad?, ¿el amor de una
Una segunda respuesta, también tradicional, es que el madre hacia su hijo, por ejemplo, o el de un hombre hacia su
-
verdadero jñ anin 3
no cree en la bhakti para sí mismo, sino que amada, tiene un valor último?, ¿puede un advaitin sentir ese
cumple sus prescripciones por cuenta de otros, como se dice que amor?, ¿la amistad tendrá lugar en el cielo, es decir, en Dios?
hizo Sankara cuando cumplió los ritos funerarios por su madre, Un advaitin puede amar cualquier cosa: su afecto no condi-
o como las funciones de los sacerdotes en las ceremonias, que -
cionado por el nombre y la forma (n ama-rñpa) 4
, puede abrazar
se desarrollan por cuenta de la gente. Sin embargo no es una a todo; porque toda cosa, en la medida en que es, es el sí-mismo
respuesta completamente satisfactoria, en especial para ese y por lo tanto digna de amor. ¿Pero es este amor real?, ¿pode-
tipo de advaita que no quiere ignorar la existencia radical del mos aplicar el término «amor» a algo que hace abstracción de
amor. ¿Hay, entonces, en el corazón de un verdadero advaitin, todo cuanto tengo y que en cierto sentido elimina mi persona
un lugar para el amor? - hasta el punto que mi ego no posee nada que pueda atraer al
Se plantea ahora un tercer punto. Si el amor no debe de ser amante, ser entregado como un don o conquistar la devoción
una palabra vacía, implica una cierta tensión entre el amante y el del amado?, ¿qué amante o qué amado estaría satisfecho con
amado, o por lo menos una cierta distancia entre ellos. Bhakti, un amor sin ojos ni rostro?, ¿o bien éstas son sólo imágenes
en efecto, significa etimológicamente tanto separación (bañj) antropo­mórficas, sin sentido último alguno?
como dependencia (bhaj). Pero hay, además, otros aspectos La clásica respuesta adváitica es archisabida: no se ama a

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alguien -sea amigo, mujer o marido- por atestiguar el flujo incesante de la Vida implica, produce un Tú como su contra-
 -
sí mismo, sino por el atman 5
. El amor es divina: un Amor que se da plenamente parte necesaria (alius [el otro] non aliud
todo lo que hay; no hay amante o amado: y es salvado, por así decirlo, por la res- [lo otro], el partner –del Yo– no otro). En
toda distinción entre ellos es borrada. puesta total del amado, que devuelve el palabras más sencillas, de alguna manera
En ello hay una profunda verdad, en la amor del Amado respondiendo con amor. el Yo debe reflejarse en un Tú, aunque
medida en que responde a la exigencia Ahora bien, un advaitin es una este Tú sea sólo la producción del propio
de superar el dualismo, pero estoy, al persona que ha realizado la absoluta Yo y no un «otro» externo. En este Tú, el
mismo tiempo, convencido de que no es no dualidad del Ser, de la Realidad, del Yo se descubre a sí mismo, y realmente
la verdad más profunda que el advaita. Supremo, del Absoluto –sea cual sea el lo es (es decir el Yo). Por decirlo de otro
En mi opinión el advaita debería opo- nombre que escojamos para designar al modo: el Tú es la conciencia que el Yo
nerse al monismo estricto de la misma Inefable. No hay lugar para el dualismo no sólo tiene sino que es. En efecto este
manera que se opone a todo dualismo. pero tampoco para el monismo. El dua- Yo se conoce a Sí mismo, pero su cono-
En los párrafos que siguen intentaré man- lismo no puede ser la meta última, porque cimiento no es otra cosa que Aquel que
tenerme fiel a una intuición del advaita donde hay dos existe una relación entre conoce. Sin embargo, el Conocimiento
que trans­cien­de estos ha llegado a producir-
extremos de monismo se porque Aquel que
y dualismo. conoce ha salido de sí
Llegamos así mismo, por así decir,
al cuarto punto que, ha «amado» aquello
por sí mismo, como que Él, a través del
el cuarto estadio del amor, reconoce como
brah­m an 6, nos per- su (mismo) conoci-
mite tener una visión miento. Sí mismo tal
plena de lo último –y y como es conocido
el último misterio es por Sí mismo. Podría
lo que tratamos de no conocer ni siquie-
alcanzar. ra a Sí mismo si no
Si la estructura de fuese empujado hacia
lo último es el amor, fuera o si no se «des-
entonces éste es el pojase» de Sí mismo,
amor que ama, o amor sólo para reencontrar-
del amor, amor-en-sí- se inmediatamente en
mismo: es como un el «sujeto» (persona)
«ojo» que se ve a sí en el cual él se ha
mismo, una «volun- otorgado a Sí mismo.
tad» que se ama a sí Este don total de Sí es
misma, un «ente» que Amor. Ahora estamos
se vuelca fuera como mejor equipados para
«Ser», una «fuente» profundizar en nues-
que se reproduce to- tro problema.
talmente en una ima- El advaitin que
gen idéntica y que se ha establecido en
después emerge en el ese Yo –en el Abso-
Ser como aquello que luto, que podemos
acoge a la fuente. La «imagen» es el Ser. El símbolo Om decir que se conoce y ama a Sí mismo–
La fuente del Ser, puesto que es la fuente, reconoce y ama las chispas de Ser que
no es el Ser –sino precisamente su fuente. ellos que está por encima de ellos y es flotan rebosando de la nada por lo que
Además, para que este dinamismo y esta más definitiva que ambos. Y tampoco «son»: «partes» u «objetos» (aunque éste
tensión no pongan en peligro la total el monismo puede ser lo último, en la sea un uso impropio de las palabras) del
unicidad del Absoluto, el ojo «reflejado», medida en que niega el supuesto mismo conocimiento y amor divinos. Él conoce
el ser generado, la imagen idéntica no del problema. y ama las «cosas» de la misma manera en
interrumpe el flujo generoso del amor que Dios las conoce y las ama (por usar
divino sino que lo devuelve amando términos teístas), en un único acto con
con el mismo amor, respondiendo en la
El Advaita y el amor. el cual Él se conoce y ama a Sí mismo
misma medida, de modo que, visto desde
«fuera», parece que nada ha sucedido «en
la vida interna» del Absoluto. Sólo quien
D igámoslo así: Un advaitin se halla
establecido en el Yo único y supre-
mo (aham-brahman). Sin embargo este
y en el cual Él asocia todos aquellos
que nosotros llamamos seres presentes
sobre la tierra, sea cual sea la naturaleza
toma parte en este dinamismo puede Yo, por el hecho mismo de ser el Yo, que posean. El advaitin no sólo ve todas

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las cosas en el Uno sino que posee una dejaría de ser lo que es y sería en cambio Además, yo no amo a mi «madre» o a mi
percepción de toda cosa como no dual y otra «cosa» –la otra cosa con ese más. «compañera» porque es mi madre o mi
por tanto que no constituye una especie Consideremos ahora la cuestión compañera, sino por sí misma, por el Sí
de segundo frente al solo y único Uno: concreta del lugar que el amor huma- que hay en ella. La Upani s. ad tiene razón:
-
«un solo sin segundo»7 puesto que nin- no corriente tiene en el corazón de un es en virtud del  atman, del Sí-mismo,
-
gún dvanda, ninguna pareja, ninguna advaitin. Ante todo, hay que eliminar pero este atman   no es ni su alma ni la mía
dualidad puede ser última. Él ama todo todo tipo de afecto caprichoso debido a pero tampoco es algo distinto de ambas.
del mismo modo que el Amor único y causas psicológicas o estéticas; se admite Pero aquí está precisamente la
universal. En cuanto alcance e intensidad sólo aquel que tiene una justificación dificul­tad. En el amor de un no-advaitin
el verdadero advaitin ama como ama el on­tológica suprema. En otras palabras, el pro­blema ni siquiera surge: él ama al
Absoluto. debemos conectar el amor humano con otro en cuanto otro, al tú co­mo ese tú
Ahora bien, una cosa –sea la que el centro mismo del Absoluto, o de lo particular, vivido como realidad última,
sea– lo es en la medida en que es conoci- contrario admitir que la bhakti no está con el con­siguiente riesgo de idolatría.
da y amada por el Conocimiento y Amor en el mismo plano que el jñ ana. - He aquí porque en un contexto dualis-
absolutos. Como ya ta existe un cierto
hemos dicho, las cosas antagonismo entre
no son más que cris- el amor de Dios y el
talizaciones del amor amor de una criatura,
divino. Una cosa es y la religión du­alista
no sólo en la medida subraya la necesidad
en que es amada; ella de amar a la criatura
es ese mismo amor. En por amor de Dios.
sí misma no es nada. El amor adváitico
Si una cosa no fuese es incompatible con
una simple nulidad esta dicotomía. Si
no podría ser el «re- amo a mi amado (o a
cipiente» puro de ese mi amada), no puedo
único acto de amor amarlo ni por sí mis-
del Yo absoluto. Ahora mo ni por Dios. He de
bien, por el hecho de amarlo con ese idén-
que este acto divino tico amor con el que
crea precisamente esa amo a lo Último; para
cosa, la cosa íntegra, ser más precisos, esa
la cosa que comprende misma corriente de
su pro­pio origen, es el Amor que me arrastra
Yo total, el Amor to- al amor del Absoluto
tal e indivisible. Vista hace que yo ame a mi
respecto a sí misma amado como esa chis-
como la «cosa» en pa del Absoluto que él
«sí», aparece como (o ella) realmente es.
una imagen limitada Aún más: por decirlo
de un amor sin límites, en términos teístas,
de la misma manera el amor del advaitin
que la totalidad del sol hacia su amada es en
se refleja, aunque no realidad el Amor de
de manera completa, La danza cósmica de Shiva (Bronce del S. XIV) Dios hacia entram-
en cada uno de los tro- bos, el amante y la
zos de un espejo roto. amada.
Si hubiese que expresar esto en tér- Yo amo a mi madre, a una amiga, a La persona, en el contexto del advai-
minos teistas, carecería de sentido decir mi mujer o a mi hijo con un amor que no ta, no es más que el descenso concreto
que Dios ama a una cosa más que a otra, es intercambiable. No amo al objeto de –o la revelación– del Amor (divino). La
no sólo porque el «más» no tiene sentido mi amor sólo porque ella es «madre» o unicidad de toda persona se basa en esta
alguno referido a Dios, sino también «compañera», sino porque es ella. Nin- relación de Amor siempre distinto y por
porque igualmente carece de significado guna otra madre podría sustituirla, sólo tanto único. El amor adváitico no ama lo
respecto a las «cosas» mismas. Si Dios esa amada puede extinguir la sed del que individual sino lo personal, no la «pro-
amase una cosa un poco más de lo que ama; no puede existir sustituto alguno. piedad» de la amada, sino el don divino
efectivamente lo hace, esa «cosa» –en El amor no admite indiferencia. Toda que a ella le ha sido concedido: no lo que
cuanto cristalización del amor divino– cosa en la amada es diferente y única. la amada posee, sino lo que es.

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Raimon Panikkar SUFI

El amor adváitico

I ntentaré describir este amor. Yo te amo


amada mía, sin ningún «por qué» más
allá de mi amor y sin ningún «por qué»
REVELACIÓN
detrás de mi amor; te amo simplemente
en cuanto que descubro en ti al Absoluto
–aunque no como objeto, naturalmente,
sino como al mismo sujeto que ama en Era en Numancia, al tiempo que declina
mí. Te amo con un amor único y total que la tarde del agosto, augusto y lento,
es la corriente del amor universal que Numancia del silencio y de la ruina,
pasa a través de ti, por así decirlo, porque alma de libertad, trono del viento.
en mi amor por ti el amor universal se
despierta y encuentra su expresión. Te
amo en cuanto que eres –es decir en la La luz se hacía por momentos mina
medida en que tú eres realmente– el Ab- de transparencia y desvanecimiento,
soluto. No te amo a causa de mi mismo. diafanidad de ausencia vespertina,
Esto es esencial: Todo amor egoísta es esperanza, esperanza del portento.
incompatible con el advaita; todo tipo
de concupiscencia, sea ella deseo de
placer, de satisfacción, de seguridad, de Súbito ¿dónde? Un pájaro sin lira,
consuelo o similar, está excluido. Amarte sin rama, sin atril, canta, delira,
por mí mismo equivaldría a la peor forma flota en la cima de su fiebre aguda.
de idolatría: la egolatría. Todo amor que
mire a enriquecerme, a completarme, Vivo latir de Dios nos goteaba,
que –en una palabra– mire hacia mí,
puede ser quizás un amor humano y
risa y charla de Dios, libre y desnuda.
también bueno, pero no es en absoluto Y el pájaro, sabiéndolo, cantaba.
amor advái­tico. Este último no es ni Gerardo Diego
en función de Dios, como motivación
externa a mi amor, ni –aún menos– en
función de mi ego.
El único amor en armonía con el poco más completa si expresamos este existir un amor más personal.
advaita es el amor de Dios –en ambos amor en términos ontológicos. Amo a Sin duda he venido utilizando térmi-
sentidos de la expresión: es «mi» amor mi amada porque mi persona está esta- nos que pueden ser interpretados fácil-
hacia El y «Su» amor por mí, que pasa a blecida en el único Yo, y este Yo es Amor mente en sentido dualista. He hablado del
través de la criatura que yo amo. Es un y ama a mi amada. En este sentido, yo amante y de la amada como dos personas
amor verdadero y apasionado, sensible «participo» del amor de Dios hacia esa aquí en la tierra y he tomado como ejem-
a los más leves detalles del auténtico persona. Dios ama a esa persona perso- plo el amor entre un hombre y una mujer.
amor humano, y, sin embargo, es pasivo nalmente, tal y como es, y yo también. Sin embargo, he subrayado también que
porque no está fundamentado sobre el yo. Ella encuentra en mi amor el amor de estos dos sujetos no pueden ser consi-
Desde fuera podría parecer casi fatalista. Dios, de alguna manera «siente» que a derados como dos realidades últimas,
Todo amante está cogido, absorbido en través de este amor mío ella es amada. como dos polaridades puestas una frente
su amor, vencido por el amor. Hay amor Y ahora quizás podamos resolver la a la otra. El problema por tanto es éste:
en mí, y sucede que es dirigido hacia esta dificultad que habíamos mencionado ¿puedo yo, tal y como soy, una persona
persona en concreto. Es un amor que en- al principio: si las cosas están así, y si humana, amar tal y como es a otra per-
ciende en mí mi amor hacia el Absoluto, Dios ama a todo ser, ese toque personal sona, o por el contrario deberé renunciar
porque ese mismo amor no es distinto que caracteriza todo amor humano es a esta noción de relación interpersonal y
del Absoluto. Es un amor personal y totalmente preservado, porque aunque simplemente intentar desarrollar un amor
directo que pasa a través de mí para al- el amante esté «asociado» al amor uni- universal e indiscriminado dado que todo
canzar a la amada, y que en cierto sentido versal de Dios, él «comparte» la relación género de auto­afirmación es incompati-
hace ser a la amada. Es un amor creativo, constitutiva del amor de Dios hacia su ble con el advaita? Es precisamente aquí
porque –en términos teístas– es el mismo amada; o, en otras palabras, hay una donde el carácter catártico, purificador,
amor de Dios hacia una persona el que cercanía ontológica entre el amante y la de este supremo tipo de amor aparece de
llama al ser a esa persona. Un advaitin amada. Son como dos momentos o dos manera más clara.
puede amar solamente si el Absoluto polos en el amor infinito de Dios. Yo amo El amor advaita ha de ser divino y
ama; su amor no puede ser distinto. a mi amada porque soy ese amor de Dios cósmico, lleno de «personalidad» pero
Esta descripción puede hacerse un que hace que mi amada sea. No puede vaciado de toda individualidad, egoísmo,

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SUFI Amor y no-dualidad

capricho y concupiscencia. Es el amor de la Trinidad. Si Dios, el Padre, es el Yo 1. Este artículo es una adaptación hecha para
más profundo y más fuerte, y también supremo que llama –engendra– al Hijo la revista Sufí, y revisada por el autor, del
el más humano en cuanto que alcanza al como su Tú, que Lo manifiesta y Lo re- capítulo octavo de su libro Mito, Fede ed
corazón mismo del ser humano, su perso- fleja, entonces el Espíritu no es solamente Ermeneutica: il triplice velo della realtà. Ed.
Jaka Book, Milano 2000.
nalidad, su relación óntica con Dios y con el Amor personificado del Padre y el don
de sí mismo del Hijo sino la no dualidad 2. El advaitin es el que ha alcanzado la
otro ser semejante a él mismo. No es un
experiencia de la no-dualidad (advaita). El
amor de las cualidades individuales sino (advaita) del Padre y del Hijo. En otras
Advaita Ved a- nta, que se basa fundamental-
del corazón de una persona, un amor de la palabras, el advaita aplicado a la Trini-
mente en la interpretación que Sankar a- c a- rya
persona integral: cuerpo, alma y espíritu. dad significa que no hay tres entes distin-
hace de las Upani s. ad y de los Brahma Si s. tra,
Significa amar al otro como realmente tos (¡como si eso hubiese sido alguna vez es una de las escuelas filosóficas hindúes
es, un amor que descubre y al mismo posible!) sino que el único Yo se ama a sí más difundidas en la actualidad en muchos
tiempo lleva a cumplimiento la identidad mismo y descubre su no dualidad (que es ambientes espirituales. Se considera a sí mis-
de amante y amada. El verdadero amor el Espíritu) en el sí-mismo que es el Tú ma como el culmen de todas las religiones y
humano no consiste en mirarse el uno al (el Hijo). La Trinidad, desde el otro lado, filosofías en cuanto que introduce e interpreta
otro, sino en mirar en la misma dirección, aplicada al advaita muestra que en el no la «experiencia suprema» de la no-dualidad,
en el dar culto juntos en una adoración dualismo puede existir un espacio para o sea la esencial no-separabilidad entre el Sí-
unitiva. No es auténtico y definitivo si el Amor –entendido exactamente como mismo ( a- tman) y «Dios» (brahman). De las
el movimiento interno de este «Uno sin tres «vías» clásicas de salvación presentes en
no es un sacramento –un símbolo real
- el hinduismo –karman (las obras), bhakti (la
de la identidad divina descubierta en dos» (Eckam eva advit iyam).
adoración y el abandono) y jñ a- na (la gnosis
dos chispas peregrinas que se funden La esencia de la persona es relación.
meditativa)– esta escuela representa la últi-
conjuntamente para alcanzar el único Mi persona no es otra cosa que una rela- ma. En efecto se afirma que la «realización»
Fuego divino. ción con el Yo. Por decirlo correctamente o «liberación» se alcanza sólo a través de una
mi personalidad se coloca en el interior consciencia intuitiva. Advaita (en cuanto dis-
del Tú singular del único Yo. Pero mi tinto del Advaita Ved a- nta) sería el principio
El amor en el diálogo entre persona está también correlacionada con fundamental del no dualismo (a-dvaita: no
hinduismo y cristianismo los otros, roza, por así decirlo, las orillas dualidad), privado de sus conexiones con el
resto del aparato filosófico del Ved a- nta.

E
de la realidad de otras personas. Mi per-
l diálogo entre hinduísmo y cristia-
nismo es difícil y se llega en seguida
sona está también correlacionada con mi 3. Jñ a- nin es el seguidor de la vía de la gnosis
a un punto en que se bloquea, con el
amada a la que yo llamo tú y esta relación (jñ a- na).
yo-tú nos hace emerger de la nada gracias 4. N a- ma-r s. pa representa el límite de la exis-
consiguiente senti­m iento de frustra-
al poder del Espíritu dador de vida que tencia relativa. Para el advaita, el Supremo
ción, a causa de malentendidos básicos
es Amor. De ese modo nos aden­tramos está más allá de todo nombre y toda forma,
originados muchas veces en prejuicios
más y más en el Tú del Yo supremo, que pero para la bhakti ambos son manifestación
mutuos o en la falta de conocimientos del Divino (especialmente cuando se trata del
no es diferente de Dios mismo. Este es
adecuados. Para mencionar solamente nombre de Dios y de su imagen).
el máximo nivel de amor humano y al
algunos extremos, diré que se supone que
mismo tiempo la propia condición para 5. Cf. Brhad a- ranyaka Upani s. ad II,4,5
el hinduísmo no cree en un Dios perso-
nal y se piensa que no ve en la caridad
que sea posible: cuando el Espíritu con- 6. Según M a- n»ñkya Upani s. ad (especialmente
testa a Dios a través de nosotros. Aquí la 3-7), en el Absoluto hay cuatro estadios sim-
el primero de los deberes religiosos. El
personalidad alcanza su madurez, que es bolizados por la vigilia, el sueño, y el sueño
concepto de persona, que parece esencial profundo (estos tres estados son condiciona-
pura transparencia.
e indispensable en cualquiera exposi- dos), mientras que el cuarto estado (tur iya-
Quizás las últimas palabras del libro
ción de la fe cristiana, es aparentemente está más allá de todo condi­ciona­miento).
del Apocalipsis pueden ayudarnos a ex-
desconocido para la mente hindú y así 7. Cf. Ch a- ndogya Upani s. ad VI, 2,1
presar la misma idea: «El Espíritu y la
podríamos poner otros muchos ejemplos.
esposa dicen: ¡ven!»8, donde la esposa 8. Apocalipsis XXII, 17
Por otra parte, los hindúes más «ilumi-
asume y simboliza lo Universal trans- 9. Ch a- ndogya Upaniîad VI, 8,7 ss.
nados», que por lo general profesan el
figurado en el Amor y transparente a él,
advaita, consideran al cristianismo como
Amor que es precisamente el Espíritu.
una religión inferior, porque ve en Dios
«Ven» es la llamada al Supremo a través
esencialmente al otro y no consiente
del Amor, al advaita a través de la bhakti.
ninguna unión o identificación con él.
Tat tvam asi [esto eres tú]9. Un Tú eres
Para el advaitin la idea de persona es en
tú. Nosotros somos en la medida en que
sí misma relativa, por lo que aplicarla al
somos el Tú, el tvam del Uno.
Absoluto equivale a idolatría.
Es muy posible que el concepto de
persona precise ser revisado y tal vez
profundizado, pero en este momento
deseo hacer referencia a un único punto
que tiene especial relación con nuestro
argumento y discusión: a la implicación

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