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Hospital de Tortosa Verge de la Cinta

Pediatria

PRÀCTIQUES
CLÍNIQUES
HOSPITALÀRIES II
CICLE REFLEXIVO

Inês Damasceno

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Reflexionar sobre nuestra práctica profesional, está de alguna forma inherente a la
profesión de enfermería. Sin una reflexión sistemática sobre nuestro trabajo, no conseguimos
"ver" en lo que no estamos tan bien y podemos mejorar.

Conseguir siempre un desempeño excelente en mis cuidados como enfermera, fue una
meta que siempre he querido alcanzar, y para acercarse a ella, la frecuencia de las prácticas de
pediatría es primordial, pues permitirá la profundización de mis conocimientos y la adquisición
de competencias que implicarán una mejor prestación de atención a los pacientes en el grupo
de edad de 0 a 16 años. Con esta reflexión, voy a describir una experiencia, utilizando el Ciclo de
Gibbs: describir la situación, explicitando lo que sucedió, los pensamientos y sentimientos que
se derivan, evaluar esa experiencia, en sus puntos débiles y fuertes, realizando su análisis crítico,
y terminando con la conclusión de lo que hice y lo intentaré hacer mejor en una próxima ocasión.

La enfermedad y la hospitalización constituyen una situación de crisis tanto para el niño,


como para la familia, pues asocia con una complejidad de eventos somáticos, psicológicos,
relacionales y sociales. La experiencia familiar de ida al hospital, puede llegar a ser perjudicial, o
en una fuente de crecimiento y maduración, dependiendo de los factores involucrados (Freitas,
2005).

La enfermería es por excelencia la profesión del cuidar, atendiendo al hombre a lo largo


de su vida. El niño y la familia, como tales, son objeto de los cuidados prestados por el
enfermero. Una de las situaciones en que este hecho se concreta, es la necesidad de ir a la
urgencia con el niño, de ahí la importancia de conocer profundamente cómo el niño / familia
vive la transición salud-enfermedad.

El cuidado de enfermería se vuelve extremadamente importante a partir del


conocimiento de la transición y sus consecuencias al individuo, en todas las circunstancias
biopsicosociocultura. Los supuestos básicos que deben acompañar las estrategias de cuidado
realizadas por el enfermero a un niño / familia en transición, se insertan en la comprensión de
la transición, desde la perspectiva de quien la experiencia e identificación de las necesidades
para el cuidado de este abordaje (Zagonel, 1999). Chick & Meleis (1986) exponen claramente
que las transiciones recaen en el dominio de la enfermería, cuando ellas son pertinentes a la
salud o enfermedad, o cuando las respuestas a la transición se manifiestan en los
comportamientos relacionados a la salud.

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En el marco de la etapa de Pediatría, realizado en el HTVC, tuve la oportunidad de
acompañar a un niño en edad preescolar, que llegó a la compañía de la madre y que recurrió al
hospital por primera vez. Fue un día que tuve la oportunidad de estar en las urgencias
pediátricas.

El "Alfonso" fue llamado a la clasificación y entró en la sala mirando al suelo, agarrado a


la pierna de la madre y su muñeco. Yo dije: "¡Hola Afonso!", No habiendo obtenido ninguna
respuesta. El niño, con una fosa avergonzada, se escondió detrás de las piernas de su madre.
Hasta que decidí usar su muñeco favorito como medio de comunicación y pregunté: "¿Tienes
un muñeco muy bonito, cómo se llama?". El "Afonso" se desvió lentamente de las piernas de la
madre y dijo en un tono muy bajo: "Luna". Me referí: "¿Puedo conocer a Luna?" Y el "Alfonso"
se acercó a mí, me entregó el muñeco y se sentó en la silla de la clasificación. La jugada es
importante y necesario, "una vez que funciona como forma de distracción y agente facilitador
de la comunicación, además de permitir una mejor adhesión a los tratamientos" (Batista et al,
2004, p.12). Al comunicarse con el niño / familia, el enfermero debe adecuar el lenguaje al grado
de pensamiento y comprensión, pues de lo contrario, el niño construye sus propias
explicaciones, resultando con cierta frecuencia en ideas aterradoras, distorsionadas y
generadoras de ansiedad (Machado, 2008). La estrategia de comunicación utilizada con el
"Afonso" fue eficaz, logrando romper el silencio y promover un acercamiento niño / enfermero.
Al realizar estas intervenciones, aplicé algunas competencias del enfermero, en particular
"demostrar conocimientos sobre técnicas de comunicación en la relación con el niño / familia";
"Demonstar habilidades de adaptación de la comunicación al estadio de desarrollo del niño"
(Ordem dos Enfermeiros, 2010).

Según la historia relatada por la madre, el "Afonso" estaba acostado en la cama de los
padres jugando y cayó al suelo. De esta caída resultó un traumatismo cráneoencefálico (TCE) sin
pérdida de conocimiento. Del TCE resultó un hematoma frontoparietal derecho. El niño se
encontraba tranquilo, consciente, obedecía a órdenes y por la evaluación de la Escala de
Glasgow, presentaba Score 15. La madre refirió que no presentó vómitos. Los TCE constituyen
uno de los mayores problemas de salud pública en los Estados Unidos, Europa y otros países
desarrollados. Antes de los 15 años, la mitad de las muertes debidas a trauma, son provocadas
por lesiones en el cráneo. La incidencia de niños y adolescentes con traumatismos aumentó, y
las lesiones en la cabeza se convirtieron en la mayor causa de muerte antes de los 35 años. Entre
los niños que no mueren, existe un porcentaje significativo que presenta dificultades de
comportamiento y de aprendizaje (Faria, 2006).

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La madre describía la historia rápidamente, presentando alguna tartamudez y temblor
en el habla. "Lo siento señora enfermera, pero estoy muy estresada y me siento culpable por
esto! Se tranquilizó a la madre, refiriendo que se iba a proceder a la evaluación de la situación.
El estrés consiste en el conjunto de reacciones fisiológicas, cognitivas y comportamentales, que
resultan de una relación continua, dinámica y bidireccional, entre la persona y el medio, en que
el medio exige, según la percepción del individuo, recursos adaptativos personales, para los
cuales el individuo no tiene una sólida respuesta (Guerra, 2006).

Se dio el refuerzo positivo por la madre haber traído al niño al hospital y refiriendo que
a pesar de ser necesario vigilancia, las caídas son frecuentes y características del estadio de
desarrollo del niño. Este diálogo se estableció para intentar que la madre se sintiera menos
culpable, sin embargo advirtiendo que no se puede descuidar la vigilancia y promoviendo la
adopción de "estrategias de coping y adaptación" (Ordem dos Enfermeiros, 2010). El coping es
el "conjunto de los esfuerzos cognitivos y conductuales del individuo, que constituyen un proceso
para manejar o gestionar solicitudes específicas o excesivas, independientemente de su eficacia"
(Oliveira, 1998, p. 290). Se hace indispensable el establecimiento de una relación de confianza
entre el niño / padres / enfermero, para satisfacer dudas, inquietudes y miedos, reforzando la
calidad e individualidad de los cuidados prestados y disminuyendo el grado de estrés vivido por
el niño / familia (Guerra, 2006).

El "Afonso" estaba quejándose, presentando una fáciles sugestivas de dolor y colocando


muchas veces la mano en la zona del hematoma. Según el guía orientadora de buena práctica
del dolor (Ordem dos Enfermeiros, 2008), el dolor es una experiencia sensorial y emocional
desagradable asociada a una lesión del tejido real, o potencial, o descrita en términos de tal
lesión.

Se aplicó la Escala de Faces, teniendo el niño apuntado al apartado 4. La evaluación del


dolor presupone la utilización de instrumentos de evaluación (Guia Orientador de Boa Prática
da Dor, Ordem dos Enfermeiros, 2008). De acuerdo con el protocolo existente en el servicio, se
le dio a la madre un supositorio de Paracetamol 250mg para administrar en el "Afonso". Para
minimizar el hematoma, se suministra hielo e informado a la madre que debería mantener
durante 20 minutos. Según el REPE (art.º 9, ponto 2), se consideran autónomas las acciones
realizadas por los enfermeros, bajo su única y exclusiva iniciativa y responsabilidad, de acuerdo
con las respectivas cualificaciones profesionales, ya sea en la prestación de cuidados, en la
gestión, en la enseñanza, la formación o la asesoría, con las contribuciones en la investigación
de enfermería. Al realizar estas estrategias, movilizé conocimientos y habilidades para la rápida

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identificación de focos de inestabilidad y respuesta adecuada (Ordem dos Enfermeiros, 2010).
Según Coyne (1995), la participación parental reduce la ansiedad del niño y de los padres en
diversas situaciones del hospital, siendo un área que merece una atención especial por parte de
los enfermeros.

La administración del analgésico al "Afonso", tuvo como objetivo la gestión del dolor,
promoción de su confort y minimización de la ansiedad. El control del dolor es un derecho de
las personas y un deber de los profesionales de la salud. Por esta razón, la Dirección General de
Salud instituye el dolor como quinto signo vital, determinando como norma de buena práctica
que la presencia de dolor y su intensidad sean sistemáticamente valoradas, diagnosticadas,
evaluadas y registradas. El éxito de la estrategia terapéutica depende de la monitorización
regular del dolor en todas sus vertientes (Guia Orientador de Boa Prática da Dor, Ordem dos
Enfermeiros, 2008). Geri las medidas farmacológicas de combate al dolor, aplicando así esta
competencia de un enfermero de salud infantil y pediatría.

Fue observado por la Pediatra, que dio indicación para la realización de una radiografía
al cráneo. Después de salir del gabinete, el niño fue a realizar el examen, acompañado por la
madre. A la llegada al SU había prescrito té azucarado, que bebió lentamente con agrado y
toleró. La madre ya estaba más tranquila, consiguiendo tener una conversación fluida, sin
cambios en el habla y esbozando siempre una sonrisa.

Alrededor de 15 minutos después de la realización de la radiografía, la médica observó


que el cráneo se presentaba íntegro y dio al niño. En el caso de que el "Afonso" estuviera más
postrado, con vómitos, cefaleas intensas y notas algún cambio relevante en el comportamiento
del niño, para recurrir nuevamente al SU. "Ofrecí una pegatina de Supervalente al Afonso,
refiriendo" Muy bien Afonso, te puertastete bien y Luna también! ", lo que me llevó a tener que
ofrecer una pegatina de supervalente también a la Luna. Alentar e informar al niño de cómo ha
sido valiente, es también una estrategia que el enfermero no debe desperdiciar, para promover
su autoestima y su autonomía, lo que podrá, en situaciones futuras, disminuir el estrés vivido
por el niño en acontecimientos similares. El sistema de recompensas, como ganar estrellas o
regalos, son a menudo valiosos (Whaley & Wong, 1997).

La reflexión de esta situación, me permitió aplicar estrategias para minimizar la ansiedad


de la madre, comunicar con el niño y gestionar su dolor, y de esta forma, promover el bienestar
y equilibrio fundamentales en esta transición salud-enfermedad. Donde sentía más dificultad
fue sin duda la manera de abordar a la madre y tranquilizarla.

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