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Max López
[Título del curso]
EL GLADIADOR
[Subtítulo del documento]
El Gladiador es una introducción de mis vidas pasadas hasta el
presente que se me ha manifestado en forma espiritual hemos
introducido también parte de mi vida actual en la que Boris Díaz mi
nieto me ha ayudado hacerlo una realidad de tiempos pasados a
tiempos presentes buscando con ello unir el presente y el pasado para
que esto sea una realidad.
Max López
Humnadí
MAXIMILIANO ALFONSO
LÓPEZ RODRÍGUEZ
El Gladiador A
Través Del
Túnel Del
Tiempo
NOVELA
2017
Debo agradecerle a las personas que contribuyeron a la redacción de
este libro sobre todo a mi nieto Boris Díaz que con su celular y su
computadora fue dándole vida a este nuevo libro de mis existencias
pasadas y que ha tomado el nombre de El Gladiador A Través Del
Túnel Del Tiempo que he ido visualizando a través de mi mente
psíquica las vidas que aquí se narran que fueron una realidad en el
pasado. Se los dedico a mis hijos Adriana Emperatriz López de
Samayoa, María del Carmen López de Díaz, Yarita López, Rosa
Abelina López, Max Eduardo López Chávez, Chochi López y Ángel
Ramón López Chávez que viaja en el eterno viento y también a mi
padre José Ángel López Soberani, a mi madre Rosa Julia Rodríguez
Chacón de López que también viajan en el eterno viento, también a
Rosa María y a Elmer Miranda, también a Mario Arévalo y a mi
hermana Chita su esposa y a mis sobrinos Mario, Juan, Pablo,
Claudia y Paty y también al licenciado Boris Díaz y al ingeniero Nery
Samayoa y también al conquistador del Peten: Walter Hernández
alias el Indio Blanco
Max López
Humandí
(Mi seudónimo)
Índice
Prologo
Dos palabras
Sinceramente
EL AUTOR
El Gladiador a través del túnel del tiempo narrado en forma psíquica
y anímica, iniciado en la mañana del día martes 8/1/2013 a las 4 horas
y 12 minutos de la madrugada.
Érase una vez en el principio de la Roma Antigua en la época de los
Cesares, cuando se vivía en el Capricho de sus desdenes y de sus
atrocidades, los cuales en su reinado todos llevaban el nombre de
Cesares. Su historia guía a través del Coliseo Romano también
llamado Circo por las actuaciones que allí se realizaban, eran
espectaculares de las guerras y de las atrocidades que ellos cometían
en los lugares que conquistaban. Mantenido por los Cesares para
contar sus glorias y para mantener al pueblo entretenido, para que no
sublevara y poder reinar a su antojo.
Allí valía para la plebe del pueblo Romano, pan, vino y espectáculo
gratis desde el amanecer y anochecer de todos los días espectáculos
de sangre y de orgías, plasmados en su arena, en sus gradas, en sus
aposentos y en todos los rincones del Circo Romano, todo era
vanidad, intolerancia, desasosiego, maldad y glorias sin mérito.
El espectáculo era constante el Circo no dormía, era un amanecer y
anochecer constante, como ya dije de maldad y atrocidad, nada digno
podía observarse.
Los Cesares mantenían a la plebe para seguir así en sus gobiernos,
constantes y corruptos. Allí nace y crece la historia del Gladiador, que
ahora lo cuenta a través de siglos en el Túnel del Tiempo.
En sus paredes y su arena húmedas de sangre, de tragedias que se
vivían todo el tiempo de su historia.
Dentro del coliseo había una escuela de gladiadores que se
adiestraban, para en cualquier momento pelear a muerte. La mayor
parte de ellos eran soldados capturados de otros países y continentes,
también habían profesionales que combatían por sueldo, premios o
apuestas y que podían venir de otros coliseos, que buscaban pelear en
el Gran Coliseo Romano, para hacerse de fama y fortuna o de su
muerte.
Hubieron varios gladiadores que se llenaron de gloria, si esto así
puede llamarse, pues esta consistía en matar o morir. Cuando su fama
era grande, les ponían pruebas cada día más peligrosas tales como
pelear o combatir con varios oponentes o dos fieras como tigres y
leones.
Los combatientes que cayeron del cielo eran muy rudos y sienten al
igual que las manos de ángeles, todo un ejército fue diezmado por
cinco gladiadores, cinco arqueras y tres gladiadoras del cielo. El
ejército no sabía qué hacer.
yoga y más adelante me dijo, “ya vienen, al otro grupo, no les ha ido
bien, el tigre mato a un lancero y ya regresaron a la aldea”. De pronto
me dijo sigamos adelante, parece que el tigre o tigra, se dispone atacar
al otro grupo. Avanzaron más rápido, solo nos quedaban tres perros,
pero iban valientes adelante. La tigra huyo, se sintió acorralada, que
era lo que buscábamos nosotros al caminar en círculos.
Cuando llegaron a la aldea todo era alegría, fue noche de fiesta y de
trabajo para quitarle la piel al animal.
Por la noche oímos el rugido del animal, a la mañana siguiente nos
bañamos en el rio, comimos y planificaron la cacería. Después del
medio día oímos rugir al animal, buscando a su compañero.
Decidimos caminar juntos, nos sentíamos más seguros. Los perros
adelante también se sentían mejor en grupo. Como a las seis de la
tarde, los perros empezaron anunciar la presencia de la tigra, nos
pusimos en círculo y buscando a los perros, de pronto un aldeano
apareció herido y dijo que el tigre se estaba comiendo a su
compañero, salimos corriendo, los perros estaban en círculo,
atormentando a la tigra.
Se le acercaban con furia, le habían perdido el miedo, y los ladridos
atormentaban al animal, otro gemido, y otro perro muerto. Los
cuatro estábamos acercándonos al animal, prestos a disparar, cuando
cuatro lanceros, sin esperar ordenes, lanzaron sus lanzas con tan mala
suerte que no dieron en el blanco y quedaron expuestos, los demás
hicieron más ruido con los bates y el animal se dé batía furioso con
los ladridos de los perros, que lo acosaban, de pronto salió un niño y
lanzo con furia una piedra con su honda y le pego a la tigra en la
cabeza, los lanceros ya más cerca atacaron, al mismo tiempo nosotros
disparamos, el animal se abalanzó al frente, y volvimos a disparar, y
huyo hacia dentro de la selva.
El guía comunico “va mal herida, dejo mucha sangre”, teníamos que
matarla, un animal así es más peligroso y la noche estaba ya cayendo,
los perros la seguían, estábamos muy retirados de cualquiera de las
aldeas, no llevamos mayor equipo para acampar y decidimos correr
más aprisa de donde se oían los perros. La tenían acorralada otra vez,
sobre un montículo, se cubría la espalda, tampoco alcanzaba a los
perros, di la orden que no atacaran los lanceros, hasta que nosotros
hiciéramos fuego.
Empezamos con nuestras lámparas y acto seguido disparamos, el
animal quedo herido y los perros ladraban, saque mi pistola y dispare
varias veces, cayo el animal, los perros se abalanzaron y la mordían
con furia, hasta que los apartamos. El yogui, que así le dije al que se
comunicaba a la aldea, me dijo: “Ya lo saben, vienen a encontrarnos”.
Esa noche en la aldea, durmiendo en mi carpa muy callado, soñé que
un hombre, corpulento cargado de cadenas me decía que se las
quitara, y me decía: “Solo tú puedes, soy el Griego, el Gladiador que
encadenaste” y desperté sobre saltado, pero me dije: “Parece que ya
lo he visto otras veces”, luego me dije: “Solo fue un sueño”.
Tuvimos buenos dividendos por la cacería de esos dos grandes
animales que ya habían matado a muchos aldeanos, ganado vacuno y
caballar. Perdimos seis buenos perros, nos llamaron de otras aldeas y
esa era nuestra vida cazar y evitar que nos cazaran.
Llegue a viejo, me traslade a un lugar más civilizado y poblado de la
India. Eduque a mis hijos, no fueron cazadores, gracias a Dios.
Cuando deliraba decidí aislarme y me auxilio mi esposa y mis hijos.
Volvía a ver al gladiador encadenado pidiéndome que le quitara las
cadenas. En medio de la vigilia de mi paso a la otra vida, reconocí al
Griego, y mi vida de Gladiador, de enfermero, torero y cazador. Me
dijo: “Te buscare en tu próxima vida, porque ahora ya no puedes”.
Seguiría narrando otras de mis existencias pero al final llegaríamos al
objetivo final de el Gladiador Griego; hace algunos años, estuvimos
en una reunión espirita en la casa de Oswaldo Rodríguez, estaban
presentes Don Alfredo Arana y su señora, mi papá José Ángel López,
Don Paquito de Paz, Don Antonio Arreaga, jefe de caminos, Vicente
Delgado, electricista, Don Doroteo Gutiérrez y algunos más que ya
no recuerdo.
De pronto después que se manifestaron varios espíritus, por medio
de Don Doroteo Gutiérrez, dijo un hermano: “Viene el griego”, y se
oyeron ruido de cadenas, esto lo oyeron todos los presentes, después
creo no recuerdo muy bien pero se presentó por medio de una
señora médium, no recuerdo su nombre, “Al fin puedes
escucharme”, me dijo, dirigiéndose a mí, “Soy el Griego, por el amor
de Dios, quítame las cadenas”, en ese momento, sentí escalofrió,
temor me quede en desarmonía completa, entonces mi papa y Don
Paquito de Paz me dijeron: “Haz lo que te dice, ¡quítale las cadenas!”,
“Como” conteste, “Solo hazlo”, me dijeron, me pare de la silla
donde estaba sentado, me dirigí a la médium, y se me figuraron las
cadenas, eran gruesas, desapareció la médium y el Griego estaba
frente a mi hincado, sentí temor pero extendí las manos y tome las
cadenas que tenía en sus hombros, deje caer y el ruido fue tan fuerte
de las cadenas que cayeron al piso que las personas que estaban abajo
en otra habitación gritaran “Que paso, que es ese ruido” y nosotros
dijimos: “No tengan pena, les explicaremos después”. “Gracias, siglos
de llevarlas puestas” dijo el Griego, “Lo merecía yo era un asesino
dentro y fuera del Coliseo Romano”, “Llevas bien tu vida” me
manifestó, “Ya te narre las otras y vendrán otras más aprovechadas en
la próxima seremos hermanos”. Se desvaneció y ya veía a la médium,
después fueron los comentarios, Oswaldo estaba sorprendido al igual
que los demás hermanos, después les comente de esa mi existencia
en el Circo Romano, y de cómo este hermano, me había venido
siguiendo a través de mis existencias, que acabo de narrar y que si no
hubiera sido por él no lo supiera, tal vez hubiera pasado
desapercibido, pero esa noche, que los hermanos presenciaron fue
real y sorprendente no he tenido otra experiencia igual.
Porque es:
Dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.
Agregue esta oración de San Francisco de Asís, al final de El
Gladiador del Túnel del Tiempo porque me siento agradecido que
Dios, ángeles y mis guías espirituales me hayan iluminado por escribir
este libro.