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Qué es un POT, para qué sirve y cómo nos involucra?

Por, Wolfang Carvajal.


Arquitecto UFPS
Magister en Estudios Urbano Regionales Universidad Nacional de Colombia
wfcarvajalc@unal.edu.co

Un Plan de Ordenamiento Territorial, es una hoja de ruta, resultado del proceso de


concertación entre Gobierno, Ciudadanos, Instituciones y Empresas para definir
(ordenar) el Desarrollo de una Ciudad, Área Metropolitana, o Departamento, es
decir Territorio, ya que el potencial de desarrollo de un territorio depende de su
ordenamiento.

El Desarrollo debe ser en términos Económicos, Ambientales, Sociales, Culturales,


y Físico Espaciales (éstos se denominan subsistemas dentro del gran sistema
territorio).

El Plan se redacta en un documento normativo junto a unas cartografías (son


realizadas por técnicos, los cuales deben conocer el territorio a profundidad, pero
también deben plasmar todo el ejercicio de participación ciudadana -concertación-
). De manera que, lo que allí se representa, debe ser el resultado de la visión
conjunta de la sociedad, que se expresa de manera sintética en el llamado
“modelo de ocupación territorial”.

El modelo de ocupación territorial determina dónde, cuándo, cómo, y por qué se


construyen proyectos y programas que afectan o benefician a las comunidades.
Puede ir desde una ocupación dispersa, fragmentada, de baja densidad,
insostenible, a una ocupación concentrada, que integre espacios públicos con
privados, con mejores densidades, más sostenible, incentivando la articulación
equilibrada entre los subsistemas antes señalados.

Esto en la práctica, involucra las actividades cotidianas que realizamos en un


territorio: el trabajo, la vivienda, el ocio, la recreación.

Seguidamente, durante 12 años, el POT debe materializar (hacer realidad) ese


Modelo de Ocupación.
Es un error creer que el POT sólo fija las zonas de expansión, y el uso del suelo
rural, suburbano y urbano, ésto se ha convertido en un objetivo de negocio, que
convierte al POT en instrumento que sirve sólo a intereses particulares poniendo
en riesgo la sostenibilidad, generando un modelo de ocupación disperso, aislando
espacialmente a las comunidades que resultan ubicadas en suelos de expansión, y
con ello, la no presencia de vías adecuadas, de servicios y transporte públicos, que
conecten sus viviendas a zonas ya desarrolladas, la expansión urbana afecta el
paisaje, las áreas agrícolas, y los recursos ambientales presentes en los suelos
rurales, además que, muchas veces se realiza en suelos de riesgo.

Otro error del POT, es que ha creado proyectos urbanos sólo en áreas definidas
mediante caprichos e intereses particulares, y no mediante una planeación integral
que vincule beneficios al conjunto de la sociedad y que vitalice, active o potencie
sectores que puedan estar degradados o que sean necesarios intervenir para
generar su desarrollo integral.

Pero ha sido más lo que el POT ha dejado de hacer, por ejemplo, no ha logrado dar
atención a las zonas constituidas como asentamientos en riesgo, y precariedad, allí
hay un descuido que se evidencia igualmente en la poca atención a los recursos
ambientales, a las soluciones en movilidad y transporte, y diariamente los
habitantes de un territorio tienen que padecer afectaciones vinculadas a los
fenómenos naturales, escases de agua, el deterioro de los ecosistemas y un
transporte público deficiente.

El POT es importante, porque debe garantizar la Función Ecológica y Social de la


Propiedad, la Prevalencia del Interés General sobre el Particular, y la Distribución
Equitativa de las Cargas y Beneficios mediante:

· Uso equitativo y racional del suelo,


· Preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural,
· Prevención de desastres,
· Ejecución de acciones urbanísticas eficientes e integrales,
· Efectividad del derecho a la vivienda y a los servicios públicos,
· Creación y defensa del espacio público,
· Armonía entre las entidades territoriales, autoridades ambientales, instancias y
autoridades administrativas y de planificación.

Agregado a éstas premisas, la ley 388 de 1997 (POT), en su artículo 22 de la


participación comunal en el ordenamiento del territorio, define que “en el curso de
la formulación y concertación de los POT, las organizaciones cívicas debidamente
reconocidas de los barrios o veredas, a través de mecanismos democráticos que
aseguren la representatividad de los elegidos podrán designar representantes para
que transmitan y pongan a considerar sus propuestas sobre los componentes del
plan, y podrán proponer: 1. Usos y aprovechamientos del suelo en micro zonas de
escala vecinal, y podrán referirse a normas de paisajismo, regulaciones al tránsito
vehicular y demás previsiones tendientes al mantenimiento de la tranquilidad de la
zona, 2. Formular y proponer planes parciales para actuaciones urbanísticas, 3.
Ejercer acciones de veeduría ciudadana que garanticen el cumplimiento o impidan
la violación de las normas establecidas”.
Además, el artículo 24 de instancias de concertación y consulta define que “el
alcalde a través de la oficina de planeación es responsable de coordinar la
formulación oportuna del proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial y someterlo
a consideración. Y antes de la presentación al concejo municipal se surtirán los
trámites de concertación interinstitucional y consulta ciudadana, de acuerdo a los
siguientes procedimientos:

1. El proyecto de Plan se someterá a consideración de la Corporación Autónoma


Regional o autoridad ambiental correspondiente. 2. Concertación con la Junta
Metropolitana, 3. Consideración del Consejo Territorial de Planeación y 4.
Concertación con gremios económicos, agremiaciones profesionales y se realizará
convocatorias públicas para la discusión del plan, incluyendo audiencias con las
juntas administradoras locales.

Las administraciones municipales establecerán los mecanismos de publicidad y


difusión del proyecto de plan de ordenamiento territorial, que garantice su
conocimiento masivo.

La consulta democrática deberá garantizarse en todas las fases del plan de


ordenamiento, incluyendo el diagnóstico, las bases para su formulación, el
seguimiento y la evaluación”.

Durante todo el 2017 se celebraron los 20 años de implementación de la ley 388


de 1997 (POT), a través de foros regionales denominados “20 años de
ordenamiento territorial: experiencias y desafíos”, donde se evaluaron sus
alcances, errores, y también las responsabilidades en construir territorios más
sostenibles.

Para ello, el ministerio de Vivienda Ciudad y Territorio, vinculó al Departamento


Nacional de Planeación (DNP), y los ministerios de Transporte, de Ambiente y
Desarrollo Sostenible, de Agricultura y Desarrollo Rural, y de Minas y Energía,
junto a entidades como la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo y Desastres,
y La Universidad Nacional de Colombia, entre otras instituciones educativas y
organismos. A continuación las conclusiones generales más importantes:

· Hay un compromiso del gobierno nacional para dar acompañamiento y asistencia


a los municipios y que fortalezcan su capacidad técnica y administrativa, y se
impulsen procesos de gobernanza colaborativa y fortalecimiento institucional. Ya
que no se puede formular POT a expensas de la realidad, y no se puede hacer
desde el escritorio ni copiar los planes. Esto genera una posibilidad muy clara para
la descentralización del Estado, y que los entes territoriales puedan definir su
desarrollo autónomo en términos de igualdad de oportunidades en un escenario de
competitividad regional. Para ello, el DNP está implementado el programa POT
MODERNOS, lo cual es una garantía de acompañamiento en la formulación de
planes con altos estándares de calidad.

· Además de lo anterior, los POT se han hecho desde una perspectiva sectorial, por
lo que se debe dar mayor prioridad a la poblacional; el ordenamiento territorial no
es exclusivamente técnico-administrativo, sino que requiere una amplia
participación política y ciudadana, ésto implica una ciudadanía activa, que exprese
sus conocimientos del territorio, pero también que los gobiernos los reconozcan.
La información, la participación y la transparencia deben ser la base de la toma de
decisiones sobre el territorio. Se requiere muchos esfuerzos en términos de
capacidad institucional para que la ciudadanía acceda a la toma de decisiones,
además de foros, seminarios y talleres permanentes.

· Todas las decisiones finales en materia de ordenamiento territorial deben estar


soportadas en el conocimiento científico, para lograr un mejoramiento de la
información, donde toda la sociedad debe estar en constante construcción del
conocimiento de su territorio, para cerrarle el paso a la politiquería, esto asegura
la eficiencia y eficacia del POT.

· Se debe superar la visión municipal, y pasar a una visión supramunicipal y


regional; que los planes consulten y tomen en cuenta a sus vecinos, porque se
comparten temas como la vivienda, las áreas productivas, los recursos naturales y
la movilidad, que no pueden estar pensados aisladamente, sino en un contexto de
áreas metropolitanas y región. Es importante señalar también que el DNP
desarrolla un acompañamiento para iniciar la construcción de Planes Estratégicos
Metropolitanos de Ordenamiento Territorial (PMOT), y Planes de Ordenamiento
Departamental (POD), los cuales se deben corresponder y articular con el
municipal. Como ejemplo, se están adelantando en las áreas metropolitanas del
Valle de Aburrá, de Barranquilla, y Bucaramanga, y a nivel departamental, en el
Valle del Cauca, Quindío, Antioquia, Cundinamarca y Santander.

· Incorporar los temas de gestión de riesgo, y los componentes de transporte,


infraestructura y energías alternativas.

· La preponderancia de lo ambiental, como eje de la planeación y la gestión


territorial, el tema del agua, el aire, y los recursos no renovables, añadido a la
ruralidad como un factor clave, pues no sólo somos ciudades, sino que debe existir
una articulación urbano - rural, en temas como la seguridad alimentaria, y ser
conscientes de la huella ecológica y los costos ambientales.

· El fortalecimiento de las ciudades intermedias y la desconcentración de las


grandes ciudades, es una visión nacional que debe ser aprehendida en el nivel
local.

· Se debe consignar normas claras, precisas y aplicables, para poder armonizar los
intereses privados con los intereses colectivos. Esto garantiza seguridad jurídica
para inversión en los proyectos.

· Existe desafíos en los instrumentos de captura de valor del suelo, pues no se está
contando con los recursos necesarios para proveer la demanda de servicios
básicos. La plusvalía es el instrumento menos implementado, para encontrar
fuentes adicionales de recursos y responder a la demanda de bienes y servicios.

En Cúcuta, se adoptó el primer POT en el 2001, en el 2011 tuvo una modificación


excepcional, en el 2012 y 2013 se incorporaron suelos de expansión urbana, y
hoy, en 2018, se está llevando a cabo su revisión, la cual deberá estar alineada
con lo fijado por el DNP y los problemas expuestos, especialmente para cumplir
con el objetivo de la descentralización del Estado.
Esto debe llevar a construir un POT Cúcuta que fije Desarrollo con perspectiva de
Competitividad Regional. Es importante reiterar que, la Participación Ciudadana
asegura la eficacia de las políticas públicas respecto a las necesidades y
aspiraciones del conjunto de la sociedad.

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