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MATTHEW LIPMAN
Preguntar qué es filosofía nos remite a toda la historia de la filosofía, así podríamos hablar
de la filosofía como una pregunta por el orden (los presocráticos), como búsqueda de la
razón ética y política (Sócrates y Platón), como un saber de la esencia (Aristóteles), como
forma de vida (estoicos y epicúreos), como reflexión sobre la experiencia de la fe (Santo
Tomás), como reflexión sobre el conocer humano (racionalismo y empirismo), como saber
acerca del hombre (Kant, el idealismo, Nietzsche, Marx), como reflexión sobre el lenguaje
(filosofía analítica, fenomenología, hermenéutica y estructuralismo), etc. Pero, además, "la
filosofía tiene linderos, más o menos definidos, y márgenes. Anchos márgenes, bien es
cierto, de tal modo que para muchos (...) sería muy difícil distinguir, por ejemplo, si
Antonio Machado es menos filósofo que Sartre o Unamuno. Pluralidad y márgenes que
hacen ciertamente complejo su concepto"[1]. Un concepto complejo y múltiple pues "qué
clase de filosofía se elija depende de qué clase de hombre se sea"[2], teniendo esto en
cuenta y para situarnos (o sitiarnos, ya que toda reflexión y palabra está sitiada) vamos a
atender a la raíz, al origen de la reflexión filosófica, a saber, el asombro y la maravilla ante
el mundo, en palabras de Aristóteles: "los hombres -ahora y desde el principio- comenzaron
a filosofar al quedarse maravillados ante algo, maravillándose en un primer momento ante
lo que comúnmente causa extrañeza y después, al progresar poco a poco, sintiéndose
perplejos también ante cosas de mayor importancia"[3]. Esta capacidad de asombrarse y de
preguntarse acerca de lo que hay es lo que tienen en común niños y filósofos y, como
hemos indicado, es el punto de partida de la filosofía.
De ahí que Filosofía para Niños sea un programa sistemático y progresivo, especialmente
diseñado para niños y adolescentes desde los 3 hasta los 18 años, compuesto por una serie
de materiales para trabajar en el aula y unos libros que ayuden al profesorado a la
preparación de las sesiones.
- Desarrollar las destrezas de razonamiento de los niños y niñas. Mediante la lectura de los
materiales, el diálogo y la reflexión sobre temas como la verdad, la justicia o el amor se van
desarrollando las destrezas de razonamiento que no sólo facilitarán al alumnado la
adquisición de conocimiento en otras materias sino que le aportarán unas herramientas
básicas para su vida cotidiana y para configurar su personalidad.
- Familiarizar a los niños y niñas con los componentes éticos de la experiencia humana.
Dentro de la reflexión filosófica y concretamente de la ética, lo que se pretende no es
cambiar necesariamente las creencias de los niños, sino ayudarles a encontrar razones
mejores y más sólidas para creer en aquellas cosas en las que, después de una cuidadosa
reflexión, ellos han elegido creer. “Si queremos ciudadanos adultos que sean racionales
respecto a los valores, deberíamos introducir a los niños en la investigación en valores de
tal manera que puedan descubrir por sí mismos que aquello que posee un valor genuino no
es el objeto de un deseo cualquiera, en todo caso trivial e inmaduro, sino que más bien es
aquello cuya pretensión de ser algo de valor está apoyada por la reflexión y la
investigación”[8].
- Reforzar tanto los aspectos emocionales como cognitivos de la experiencia de los niños y
las niñas. Se presenta como un programa de metacognición pues lo que permitirá
desarrollar las capacidades de un pensamiento complejo de alto nivel es la reflexión sobre
el propio pensamiento[9].
- Crear una atmósfera que induzca al aprendizaje convirtiendo el aula en una comunidad de
investigación. Cuando se anima a los niños y niñas a pensar filosóficamente convertimos el
aula en una comunidad de investigación, una comunidad donde se da un compromiso con la
investigación y con las técnicas responsables de búsqueda que presuponen una apertura a la
evidencia y a la razón. Vamos a ver con más detenimiento qué entiende Lipman por
Comunidad de Investigación.
Este pensar por uno mismo se potencia desde un aula entendida como una Comunidad de
Investigación. Éste es uno de los conceptos clave del programa de Lipman y remite a la
tradición filosófica: por un lado, a Peirce, con su noción de una comunidad de
investigadores en busca de la verdad; por otro, a Dewey y su insistencia en una educación
activa y, por último, a Freire, Mead, Vygostky y a los orígenes mismos de la filosofía, a
Sócrates, con el papel fundamental del diálogo en clase y las relaciones que se establecen
entre profesor y alumnos[12].
Hay que entender que en este aula, entendida como una Comunidad de Investigación, está
tanto el profesor como los alumnos, el papel del profesor será el de guiar la discusión, abrir
nuevos caminos de diálogo y favorecer que se establezca un ambiente que haga posible la
transformación del aula en una comunidad de investigación, pero en ningún caso de manera
forzosa pues de lo que se trata es de procurar una enseñanza activa. Como vemos, la
educación activa no elimina la figura del profesor, la transforma invirtiendo el proceso
pedagógico habitual y superando, de este modo, la falsa escisión entre contenidos y
métodos en la enseñanza.
Pero la pieza fundamental de este esquema, aquello que convierte el aula en una comunidad
de investigación es el diálogo: "la filosofía ha demostrado, como no lo ha hecho ninguna
otra disciplina, que su metodología dialógica es una versión elaborada de los diálogos que
sostenemos con nosotros mismos cuando pensamos, y su vasto cuerpo de escritos se presta
fácilmente a la construcción de materiales para cada nivel de edad. Al mismo tiempo, el
tipo de cuestiones propuestas por la filosofía es intergeneracional en cuanto a su alcance y
universal en cuanto a su atractivo, porque se trata de cuestiones que tienen que ver con las
experiencias normales de todo ser humano, e intenta iluminar los aspectos del mundo que
más se suelen dar por sabidos"[13]. Un diálogo que se va tejiendo en la urdimbre de la
experiencia, de la experiencia propia que se comparte y se amplía en el seno de la
comunidad de investigación, una comunidad en la que no se busca destacar ni aprovecharse
del otro sino cooperar en la búsqueda de un mayor esclarecimiento de nuestros puntos de
vista (tras la reflexión y el análisis crítico), atendiendo a la pluralidad de opiniones desde el
respeto y la escucha paciente.
Éste es el modo de proceder que propone el programa Filosofía para Niños: recuperar los
temas clásicos de la tradición filosófica occidental para, a partir de su discusión en el aula,
estimular a los niños y niñas para que sean más reflexivos, más críticos, más creativos y, al
mismo tiempo, más solidarios.
Las novelas van introduciendo progresivamente, según la edad del alumnado, los diversos
temas y cuestiones filosóficas y van se complementan con su correspondiente manual para
el profesor. A continuación se detallan estas novelas que conforman el programa de
Filosofía para Niños:
Kio está visitando la granja de sus abuelos y ahí se hace amigo de Gus, quien vive con su
familia no lejos de allí. Kio ayuda a Gus a descubrir el mundo, superando la barrera de la
ceguera de éste. Se plantea un primer en contacto y encuentro con el mundo y sus
elementos. Se centra en la observación, clasificación, descripciones, relación parte-todo,
sentido-finalidad, etc.
Filosofía del lenguaje: PIXIE. Manual del profesor: En busca del sentido.
Pixie nos cuenta cómo crea la historia de su criatura misteriosa. Con ella aprendemos a
contar cuentos, a descubrir la realidad a través del lenguaje y a crear e inventar nuestra
identidad personal mediante la narración y la búsqueda de sentido. Las habilidades que se
desarrollan en este programa consisten en aprender a detectar ambigüedades, imprecisiones,
símiles, metáforas, analogías, elaboración y precisión de conceptos, etc.
Harry y sus amigos descubren la importancia del diálogo y del desarrollo de las habilidades
básicas del pensamiento y del razonamiento como instrumentos de la investigación. El
relato está enfocado principalmente al desarrollo de destrezas de razonamiento formal e
informal aplicadas también al campo de la ética, de la estética, de la educación, de la
política, etc. Se practican fundamentalmente inducciones, deducciones, conversiones,
formulaciones, silogismos, formación de hipótesis, etc.
La historia de Lisa continua el argumento de la novela anterior pero esta vez orientado a los
problemas y cuestiones de orden moral y ético, como la igualdad, la imparcialidad, la
honestidad, la verdad y la mentira, la naturaleza de las normas. Se fomenta el desarrollo de
las siguientes destrezas: uso de criterios, formación de juicios, justificar razones, detectar
prejuicios, defender creencias, distinguir entre causas y consecuencias, aplicar las reglas
lógicas a cuestiones éticas, etc.
Esta novela nos presenta a Suki, que escribe poesía, y la relación de éste con un compañero
al que le cuesta enfrentarse a los deberes de la clase de literatura: cómo le va a ayudar en
sus tareas mostrándole el significado de la literatura y desvelándonos la relación entre
pensar, leer y escribir. Las habilidades principales que se promueven son las siguientes: se
recuperan y amplían las adquiridas con las novelas sobre filosofía del lenguaje y lógica,
incidiendo en las técnicas propias de la escritura, como la narración, descripción,
versificación, creación, interpretación, crítica, etc.
Filosofía de las Ciencias Sociales: MARK. Manual del profesor: Investigación social.
Mark, compañero de Harry, es acusado de destrozar varias aulas del colegio y tiene
problemas personales. Partiendo de esta situación conflictiva la novela permite aplicar las
destrezas de razonamiento y las habilidades del pensamiento crítico y creativo al ámbito de
la filosofía social y política. Se potencia la reflexión sobre los distintos temas y conceptos
que caracterizan la filosofía política: ley y justicia, democracia y libertad, instituciones
sociales, familia, etc.
3. Un caso práctico
La sesión comienza con la lectura común del texto, en este caso, de la novela Pixie:
"¡Ahora me toca a mí! ¡He tenido que esperar tanto tiempo hasta que los demás han
contado sus cuentos!
Puedo cruzar mis piernas y andar de rodillas. Mi padre dice que ando como si estuviera
hecha de goma. Ayer por la noche puse mis piernas alrededor de mi cuello y anduve
apoyándome en las manos"[14].
Como hemos indicado el profesor tiene la misión de ser "el árbitro de la discusión, facilitar
y estimular a los alumnos el razonamiento sobre sus propios problemas y trascender sobre
el contenido inmediato que hay que transmitir"[15]. La clase será más provechosa si los
alumnos y alumnas encuentran por sí mismos el camino del diálogo, un diálogo en el que se
argumenten las ideas propias aportando razones acerca de cada opinión y se atienda con
respeto a los puntos de vista de los compañeros. Se trata de volver al origen de la filosofía,
al diálogo socrático, sin imponer las propias ideas ni adoctrinar, hablar y ser escuchado,
leer juntos y razonar en comunidad, recorriendo el camino que nos acerca a una mayor
comprensión de nosotros mismos y de lo que nos rodea, a través de la palabra, propia y
ajena, en esa relación intrínseca que se nos revela en la práctica del diálogo entre leer,
hablar, pensar y escuchar[16].
Para finalizar este apartado voy a citar los fines de esta discusión filosófica de la que
estamos hablando: el descubrimiento de puntos u opiniones, ayudar a los estudiantes a
expresarse, la explicación de los puntos de vista del alumno, la interpretación, la búsqueda
de consistencia, la petición de definiciones, la petición de razones y descubrir y examinar
alternativas.