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Modelos en Exploración

R. Oyarzun

Encontrar un yacimiento es equivalente a la proverbial búsqueda de la aguja en


un pajar,

con la complicación en este caso, de que primero hay que encontrar el pajar
adecuado ...

Durante la década de los años 80 se impuso definitivamente un nuevo termino


en geología económica, con grandes repercusiones en lo que se refería a la
exploración de cuerpos mineralizados: el modelo. Un modelo es un conjunto de
información que describe los atributos esenciales de un tipo (clase) de
yacimiento mineral. En los modelos podemos distinguir dos tipos:

 Modelo empírico (descriptivo).


 Modelo teórico (genético).

La unión de ambos modelos permite perfilar lo que a su vez denominamos un


modelo de exploración.

Un modelo empírico es aquel que describe los atributos esenciales de un tipo


de yacimiento aunque las relaciones entre estos se desconozcan. Por ejemplo,
en un modelo empírico no entraremos a discutir porqué la zona de alteración
potásica y las mayores leyes primarias en un yacimiento tipo pórfido cuprífero
coinciden en el espacio, nos contentaremos con que es así, y basta. O nos
interesará saber que existe una distribución zonal de las zonas de alteración en
torno a un yacimiento de este tipo, y que las rocas típicas en que aparece en un
margen activo (e.g., Andes) son granodioritas, mientras que en un arco isla
típico (e.g., SW del Pacífico), son más bien de tipo diorítico.
Modelo empírico (descriptivo) de un yacimiento tipo pórfido cuprífero;
note como quedan bien establecidas las relaciones espaciales
(contactos) entre las rocas y la mineralización-alteración.

El modelo teórico es aquel en que los atributos esenciales se encuentran


interrelacionados a través de conceptos fundamentales. Por ejemplo, magmas
más evolucionados, generados en zonas de potente corteza continental dan
lugar a rocas calco-alcalinas típicamente granodioríticas, mientras que en los
arcos de isla, con cortezas más delgadas, el tipo es menos evolucionado,
generándose rocas dioríticas de la misma serie. En un modelo teórico también
tendremos que entender como se relacionan fisicoquímica y espacialmente las
fases silicatadas y sulfuradas en un pórfido cuprífero, y además comprender
adecuadamente la secuencia temporal de éstas.
Modelo teórico de un pórfido cuprífero, observe como de A a B
podemos apreciar la evolución del sistema y el origen de los fluidos
que intervienen en los procesos de alteración.

Esta percepción dual de los yacimientos nos lleva a la absurda polémica entre
teóricos y empíricos, ambos con su propia escuela de pensamiento. Dada la
importancia del tema, intentaremos comprender el enfoque de unos y otros.

La escuela teórica está basada en la ciencia de la geología económica.


Profesores universitarios y alumnos graduados emplean gran parte de su
tiempo y esfuerzos en estudiar yacimientos que ya han sido descubiertos. Estos
son cuidadosamente analizados, medidos y descritos con resultados que son
publicados en tesis y revistas científicas. El interés se centra normalmente en
explicar porqué una concentración anómala de minerales valiosos se ha
localizado en un punto concreto de la corteza terrestre. El enfoque se centra en
estudiar una gran variedad de yacimientos del mismo tipo. De ahí puede
deducirse que todos esos yacimientos están asociados con un tipo específico de
roca, y restringidos a esa particular litología por estructuras específicas u otros
factores. El siguiente paso es obvio y fácil, ir al campo y buscar ese tipo
específico de rocas. Después de identificar un área probable hay que buscar el
marco estructural adecuado, y si todo va bien, tendremos un nuevo yacimiento.
De hecho este enfoque funciona y éste es un ejemplo muy simple de como se
aplica el método. En otras palabras, alguien estudia un grupo de hechos (la
roca y la asociación estructural), crea una hipótesis (este tipo de yacimiento se
ha formado debido a la acción de tal o cual proceso), y prueba la hipótesis
(explorando). Cuando la prueba confirma la hipótesis (a través del hallazgo de
un nuevo yacimiento), ésta es elevada al status de teoría. Las teorías creadas a
través de este enfoque han sido empleadas con éxito en una variedad de
ambientes a nivel mundial.

Por otra parte, los seguidores de la otra gran escuela de pensamiento, i.e., los
empíricos, piensan que todo esto es una monumental pérdida de tiempo y
dinero. Su filosofía puede ser resumida en una frase: "los yacimientos están
donde se encuentran". Su argumento principal es: ¿ y qué pasa si el enfoque
teórico está equivocado, o en el mejor de los casos es incompleto ? Se corre el
peligro de pasar por alto un gran yacimiento sólo porque no encuadraba en el
modelo teórico que se estaba empleando. Los empíricos prefieren estudiar una
región y utilizar indicaciones indirectas obtenidas por métodos científicos de
prospección, e.g., geoquímica, geofísica, teledetección, etc., sin partir de una
idea preestablecida de donde se encontrará el yacimiento. Si existe un
yacimiento en el área estudiada y se encuentra lo suficientemente cerca de la
superficie, será detectado por esos métodos. Cuanto más grande el
yacimiento, más fácil será encontrarlo. La eficacia de este enfoque puede
ser ejemplificada por la historia del descubrimiento del gran depósito de Kidd
Creek (Ontario, Canadá). En este sitio se había detectado una gran anomalía
geofísica de conductividad, rasgo que podía indicar la presencia de minerales
metálicos, cerca de la pista de aterrizaje de Timmins. Todo el mundo conocía
este hecho pero, debido a que no encajaba en la teoría predominante, no se
consideró un dato importante. La compañía minera Texas Gulf Sulfur, con un
enfoque empírico, perforó en el área de la anomalía y el resto es conocido por
todos los geólogos económicos: se encontró uno de los yacimientos de cobre-
zinc más ricos del mundo.

Vista que ilustra la distinta percepción de los hechos los teóricos y los
empíricos, en este caso, dos cazadores. A la izquierda, el teórico dice,
"si puedo determinar de donde viene esto (ver las huellas) puede que
encuentre una fuente inagotable (de caza)"; el empírico le responde,
"y a quien le importa de donde viene, yo me voy a cazar éste y me lo
como".

Hasta la década de los 80 puede decirse que la balanza se inclinaba


fuertemente hacia el método empírico. La mayoría de los yacimientos habían
sido encontrados por prospectores que en muchos ocasiones carecían incluso
de una formación universitaria. Esto por solo hablar del siglo XX. Si nos
remontamos a épocas anteriores, e.g., la Edad Media o la Roma Clásica, el 100
% de los descubrimientos fueron una aplicación del método empírico (y que
mejor ejemplo que la España romana). Sin embargo, hay que reconocer que los
yacimientos que se detectaban antaño correspondían a cuerpos aflorantes, de
tal manera que su detección era relativamente simple. Esa situación está
cambiando radicalmente, ya que cada vez quedan menos recursos minerales
en o cerca de superficie. Probablemente la era de los empíricos esté acabando
y los teóricos tengan mucho que decir en la décadas venideras, ya que el
descubrimiento de nuevos yacimientos tendrá que pasar necesariamente por
una serie de razonamientos de carácter eminentemente teórico.
Solo resta esperar que los modelos teóricos tengan la suficiente flexibilidad
para evitar casos como el de Kidd Kreek. Para esto quizás si lo más adecuado
sería que se combinase lo mejor de ambos mundos, el pragmatismo empírico y
el enfoque científico de los teóricos. Tres descubrimientos probablemente
ejemplifiquen esta combinación y ojalá marquen el desarrollo futuro de la
exploración minera:

 Olympic Dam (Australia; Cu-Au-U): un yacimiento encajado en rocas


graníticas y brechas del Proterozoico Medio. Este yacimiento fue
encontrado en la intersección de dos megalineamientos gravimétricos y
magnéticos, de carácter continental, en una zona cubierta por más de
300 m de de rocas sedimentarias estériles del Proterozoico Superior y
Cámbrico.
 Neves Corvo (Portugal; sulfuros masivos): qué se puede agregar sobre
uno de los descubrimientos más elegantes de sulfuros masivos en toda la
historia minera. Aún geofísicos y geólogos se disputan la paternidad del
hallazgo, aunque no cabe duda que el descubrimiento fue el resultado de
la combinación de un excelente estudio estratigráfico, estructural,
tectónico, y geofísico. Destaquemos que el cuerpo mineralizado no era
aflorante y se encontraba a más de 200 m de profundidad.
 La Escondida (Chile; Cu-Mo): un pórfido cuprífero de alta ley que fue
encontrado gracias a la aplicación sistemática de un modelo conceptual.
La Escondida no es un yacimiento cualquiera en su tipo, siendo en su
momento el más rico y rentable dentro de la categoría de los pórfidos
cupríferos. Al igual que en los casos anteriores, el cuerpo mineralizado de
interés económico se encontraba a más de 200 m de profundidad bajo
gravas estériles.

Si bien Neves Corvo y La Escondida se encontraban en zonas favorables


(provincias metalogénicas de sulfuros masivos y pórfidos cupríferos
respectivamente), sus descubrimientos no pueden ser considerados como
obvios o fáciles. Se trataba de yacimientos no aflorantes, cuyo descubrimiento
puede ser considerado como totalmente geológico. El caso de Olympic Dam es
aun más espectacular, ya que ni siquiera se conocía ese tipo de yacimiento con
anterioridad. El que hoy se pueda hablar de yacimientos tipo Olympic Dam es
fruto de lo que podríamos llamar "empiricismo imaginativo" y de una
apuesta (bastante arriesgada por cierto) por este enfoque.

Una ayuda extra en la exploración de yacimientos minerales viene dada por el


desarrollo de los denominados mapas metalogénicos. En ellos se representa
la distribución de yacimientos minerales en una región (de mayor o menor
tamaño). Los mapas metalogénicos pueden representar una o más especies
metálicas, y más de un tipo de yacimiento. La agrupación de éstos puede venir
dada por el tipo de metal y/o el tipo de yacimiento, lo que da lugar a la
representación de metalotectos (acumulaciones metalíferas relacionadas con
un tipo concreto de asociación de rocas, formando agrupaciones de
yacimientos; terminología que se emplea en España: ver mapas metalogénicos
del IGME) o provincias metalogénicas. La diferencia entre ambos tipos de
representación es más de carácter semántico que real. Como mucho podríamos
decir que las provincias metalogénicas abarcan más territorio, y pueden
extenderse en algunos orógenos por miles de kilómetros (por ejemplo, pórfidos
cupríferos en Chile-Perú), y representar más de una edad de formación de los
yacimientos.

De alguna manera, el trazado de metalotectos y provincias metalogénicas


implica el desarrollo de conceptos teóricos y empíricos.

Un sector del Mapa Metalogénico de Murcia (IGME, 1973), donde


podemos observar dos metalotectos, definidos por líneas envolventes
de color azul (Pb-Zn-Ag), y marrón rojizo (Fe). Note además como los
símbolos (que representan mineralizaciones individuales) tienen
simbologías diferentes. Esto permite averiguar de manera rápida el
tipo de yacimiento de que se trata. Así, el color nos informa sobre el
metal, y el símbolo el tipo de yacimiento.
Representación de distintas provincias de pórfidos cupríferos,
organizadas por edades, en Chile, Argentina, y Perú.
Trazado de provincias metalogénicas distintas a gran escala.

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Finalmente, antes de pasar al siguiente capítulo del curso, recordemos aquí que
la exploración geológica, cuando se hace bien, es un proceso lento, que puede
tardar más de una década, y durante el cual muchas zonas que un momento
parecen poseer un cierto potencial, pueden ser finalmente descartadas. La
siguiente figura representa de manera esquemática las distintas etapas por las
que pasa durante una campaña de exploración:
Sucesivas etapas durante una campaña de exploración: diseño,
reconocimiento, trabajo de detalle, evaluación del prospecto.

Como podemos apreciar, en la etapa inicial (diseño) tenemos que considerar


diversos factores: fijar unos objetivos, esto es, qué tipo de yacimiento
buscamos (en función de precios de mercado, tradición de la compañía), en que
región (los mapas metalogénicos pueden ser ahora muy útiles, pero conocer la
situación política de un determinado país o región también lo es), determinar el
modelo de exploración (de esto ya hemos hablado en el capítulo), diseñar un
sistema organizativo (la exploración es una actividad compleja que requiere de
recursos humanos y materiales concretos), y finalmente (no por ello menos
importante), el presupuesto con se cuenta para dicha exploración. Durante la
etapa de reconocimiento ya estaremos realizando trabajos de campo
(cartografía, geoquímica) en la región que hemos seleccionado, y aplicando un
modelo de exploración concreto; ahora habrá que seleccionar zonas
específicas. Si las cosas han ido bien pasaremos a la escala de detalle, esto
significa que ya disponemos de un blanco de exploración, y estamos en el
momento de hablar de sondeos. Si las cosas siguen pintando bien, se pasa a la
etapa de evaluación del prospecto (posible yacimiento de carácter
económico). En general, si el tonelaje es el adecuado, la economía mundial y
local lo permiten, y el clima político es favorable (note la cantidad de
condicionantes), entonces, a lo mejor, después de años de trabajo, podremos
poner una mina en funcionamiento.
Pero claro, en el camino de la exploración, como ya hemos hecho notar con
anterioridad, hay más fracasos que éxitos. Una campaña de exploración
regional, digamos en una zona de 300 x 50 km, los geólogos de una compañía
generarán una gran cantidad de sectores potencialmente interesantes
(prospectos), sin embargo, sólo una fracción mínima de éstos (o ninguno)
llegarán a convertirse en yacimientos explotables. Una campaña de
exploración, basada en métodos esencialmente empíricos generará una gran
cantidad inicial de prospectos, mientras que otra basada en métodos teóricos
producirá un numero menor. La razón es simple, el geólogo empírico no se
preocupará demasiado del "cómo" unos determinados rasgos potencialmente
interesantes (e.g., zonas de alteración, fracturación, geoquímica) están
relacionados, mientras que el teórico, afinará más el enfoque, seleccionando así
un numero inferior de prospectos. Esto es así tal cual, y existen notables
ejemplos de éste fenómeno en el mundo. Hay prospectos que "en principio"
parecen excelentes, y que luego, llegados a la etapa de sondeos, muestran
resultados pobres o muy pobres. La siguiente figura ilustra estas relaciones:
La curva A representa una campaña de exploración basada en el
método empírico y la C un modelo teórico. A medida que transcurren
las distintas etapas de "afinamiento" (definición de prospecto,
generación de un blanco dentro del prospecto, sondeos en el blanco,
evaluación del recurso, definición del recurso, estudio de factibilidad,
puesta en marcha de una mina), el numero de prospectos generados
inicialmente cae rápidamente, siendo esto más notable en la curva A
que en la C. La curva B muestra lo que ocurre muchas veces, esto es,
que no se pasa más allá de una determinada etapa.

Bibliografía

Gammon, J.B. 1988. Gold !!! and other metals: how they are found and mined.
The Institution of Mining and Metallurgy, London, 83 pp.
Kesler, S.E. 1994. Mineral resources, economics, and the environment.
MacMillan College Publishing Co., NY, 391 pp.

Oyarzún, J. 1991. La evolución geológica y metalogénica de un orógeno: la


Cadena Andina. En: Yacimientos Minerales, (R. Lunar & R. Oyarzun, eds.), 695-
810.

Marjoribanks, R. 1997. Geological methods in mineral exploration. Chapman &


Hall, London, 115 pp.

Sierra, J., Ortiz, A., Burkhalter, J. & Iglesias, J. 1973. Mapa Metalogénico de
Murcia, escala 1:200.000, IGME, Madrid.

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