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En el siglo XIX se creía ampliamente que el petróleo tenía un origen magnético y que este

emigró desde las grandes profundidades a lo largo de las fallas de la corteza terrestre. Hoy en
día, las evidencias sugieren que el material fuente del petróleo es la materia orgánica formada
en la superficie de la tierra. El proceso inicia con la fotosíntesis, en la que las plantas, en
presencia de luz solar, convierten el agua y el dióxido de carbono en glucosa, agua y oxígeno.
La glucosa es la materia para la síntesis de polisacáridos más complejos y otros compuestos
orgánicos.

La fotosíntesis es una parte del complejo ciclo del carbono. Normalmente la mayoría de la
materia orgánica producida por la fotosíntesis vuelve a ser reciclada en la atmósfera como
dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, el ciclo del carbono no es completamente eficiente.
Una pequeña cantidad de materia orgánica, alrededor de una parte en 1.000, escapa del reciclaje
y es enterrada. A través del tiempo geológico, este pequeño aporte ha producido grandes
cantidades de materia fósil, estimada en alrededor de 20x1015 toneladas métricas. No obstante,
la mayor parte de este material es ampliamente dispersado en la columna sedimentaria.
Solamente alrededor de una molécula de CO2 de cada millón tomado inicialmente por el
proceso de fotosíntesis es eventualmente convertida en petróleo económicamente explotable,
gas natural o carbón. La serie de eventos que hacen posibles las acumulaciones concentradas de
combustibles fósiles son, por lo tanto, altamente selectivas.

La materia orgánica se acumula preferencialmente en aguas tranquilas, es decir, en ambientes


de baja energía. Consecuentemente, la materia orgánica se encuentra principalmente en rocas
de grano fino, tales como lutitas y lodos limosos. Estos ambientes de baja energía se encuentran
usualmente en los océanos, lagos, o, en el caso del carbón, en los pantanos. Sin embargo no
todas las lutitas contienen suficiente materia orgánica para ser rocas madres. Las lutitas ricas en
materia orgánica son originadas tanto por una alta tasa de producción de materia orgánica,
como un alto potencial de preservación. Toda la materia orgánica del océano es formada
originalmente a través de la fotosíntesis. Los productores principales son el fitoplancton, que
son plantas microscópicas flotantes como las diatomeas, dinoflagelos y las algas verdes-azules.
La producción de fitoplancton está relacionada a variables físicas y químicas. La luz es
particularmente importante, debido a su papel en la fotosíntesis y la profundidad de
penetración en el océano define la zona fótica, cuyo espesor depende principalmente de la
altitud y claridad del agua (puede alcanzar más de 100 metros bajo la superficie en mares
tropicales).
El segundo factor importante es la tasa de aporte de nutrientes para la zona fótica,
especialmente fosfatos y nitratos, que son liberados por la descomposición bacterial de la
materia orgánica y son vitales para el crecimiento de plantas y animales. El oxígeno, aunque no
es importante para el fitoplancton, es vital para los animales que forman parte de la cadena
alimenticia. El fitoplancton incrementa el contenido de oxígeno de las aguas superficiales,
como un producto de la fotosíntesis. En el océano abierto, las zonas de alta productividad
orgánica ocurren en altas latitudes (alrededor de 60° Norte y Sur) y a lo largo del Ecuador. La
productividad es también muy alta en las aguas someras y bien mezcladas sobre las plataformas
continentales, especialmente donde los grandes ríos entran en el océano y aportan abundantes
nutrientes. Estos principios que gobiernan la distribución de materia orgánica en los océanos
modernos pudieron haber prevalecido en el pasado; pero es difícil de extrapolar estos datos
debido a que los continentes se han movido, los patrones de circulación oceánica han cambiado
y la diversidad de grupos de plantas y animales se ha alterado a través del tiempo.
Las áreas de alta productividad no son necesariamente las más adecuadas para la preservación
de la materia orgánica. La preservación ocurre más favorablemente en cualquiera de las
siguientes situaciones: tasa de deposición rápida y cuerpos de aguas pobres en oxígeno con
fondos anóxicos. En estos casos se evita la acción de bacterias aeróbicas que destruyen la
materia orgánica convirtiéndola en CO2 y H2O. La acción de las bacterias anaeróbicas a
profundidades relativamente superiores a los 100 cm, forma cantidades apreciables de metano
biogénico. Sin embargo, la mayoría de esta acción bacterial (tanto aeróbica como anaeróbica)
que destruye la materia orgánica ocurre dentro de los 30 – 60 cm superiores del sedimento, por
lo que este enterramiento rápido solo permite que las bacterias actúen por un breve tiempo y la
descomposición es menos completa. La preservación también se ve favorecida por la
estratificación de las aguas de fondo pobres en oxígeno; tal como ocurre en lagos y lagunas
someras, y en mares restringidos donde el agua fresca de los ríos entre un cuerpo de agua
salada densa.
La mezcla de las aguas es inhibida entre las capas. El oxígeno producido por la fotosíntesis o
disuelto en el agua de la atmósfera, en la capa más superior, no puede circular a la capa inferior.
Como resultado; las aguas más densas y más profundas se hacen anóxicas y la materia orgánica
puede preservarse fácilmente. Un buen ejemplo actual de aguas estratificadas y deficientes de
oxígeno es el Mar Negro y el Mar Muerto. La estratificación de las aguas y deficiencia del
oxígeno disuelto no ocurre solamente en lagos y mares aislados, sino en plataformas llanas y
amplias donde la circulación puede ser mínima. Ejemplo: “Evento Anóxico Cretácico”, donde
el pico de preservación de la materia orgánica coincide con el pico de transgresión cretácica
sobre las plataformas continentales. En ambientes continentales, la degradación de la materia
orgánica es principalmente aeróbica y las acumulaciones de material orgánico sólo ocurre en
lagos estratificados o en pantanos de carbón anaeróbicos.
Diagénesis de la materia orgánica.
Hay tres estados importantes en el entrenamiento y evolución de la materia orgánica a
hidrocarburos: diagénesis, catagénesis y metagénesis. La diagénesis se inicia tan pronto como
el sedimento es enterrado, y aquí se considera que incluye todos los cambios que ocurren hasta
el estado de generación de petróleo. Los lodos recién depositados son inconsolidados y pueden
contener más del 80% de H2O en sus poros. Estos lodos se compactan rápidamente. La mayor
parte de la porosidad se pierde en los primeros 500 metros. Luego la compactación continúa
mucho más lentamente. Cualquier materia dentro de estas lutitas es sometida a cambios
complejos. El punto de inicio de estos cambios son los cuatro (4) grupos principales de
compuestos orgánicos o biopolímeros que son sintetizados por plantas y animales:
Carbohidratos, proteínas, ligninas y lípidos. Los carbohidratos ocurren tanto en plantas como en
animales e incluyen azucares simples, tales como glucosa, y sus polímeros complejos, tales
como la celulosa y almidón. Las proteínas principalmente en animales y, en menor proporción
en las plantas. La lignina es construida de cadenas de carbono armónicas de alto peso
molecular, y ocurre solamente en plantas superiores. Los lípidos ocurren tanto en plantas como
en animales. Ellos son compuestos insolubles, y son los materiales precursores principales de
los hidrocarburos líquidos.
Durante la diagénesis temprana, los biopolímeros complejos son rotos y transformados en
moléculas más pequeñas y simples, llamadas geomonómeros. Las proteínas son las menos
estables, seguidas por los carbohidratos, lípidos y ligninas. El más activo de los geomonómeros
reaccionará espontáneamente con cada uno de los otros y polimeriza hasta producir
geopolímeros complejos estables. A diferencia de los biopolímeros, los geopolímeros tienen
una estructura aleatoria y son, por lo tanto, resistentes a la biodegradación. Estos cambios son
llevados a cabo primero por las bacterias y procesos químicos no biológicos, y más tarde por el
craqueo termal. La transición a geopolímeros ocurre en un tiempo geológicamente corto,
probablemente sólo unos pocos cientos o millones de años. Con el incremento del
enterramiento, la materia orgánica pierde casi todo su nitrógeno, mucho de su oxígeno y azufre,
y algo de su hidrógeno y carbono. La mayoría de los heteroátomos se pierden en la forma de
moléculas pequeñas, tales como CO2, NH3, N2, O2, H2O y H2S.
El único hidrocarburo producido en cantidades medibles durante la diagénesis es el metano
biogénico, como producto de la destrucción anaeróbica. El producto final de la diagénesis de la
materia orgánica es el Kerógeno, que se define como la materia orgánica en las rocas
sedimentarias que es insoluble en solventes orgánicos, a diferencia de la porción soluble de la
materia orgánica que se denomina bitumen. Bajo el microscopio, el Kerógeno se presenta
como fragmentos orgánicos diseminados. Algo de este material es estructurado, es decir, son
reconocibles como fragmentos de tejidos de plantas, esporas, algas, etc. Estos fragmentos con
cierta estructura derivados de plantas pueden ser agrupados en unidades biológicas distintas
denominadas macerales, que son equivalentes en el Kerógeno a los minerales en las rocas.
Tres grupos de macerales principales son importantes: Vitrinita, exinita e inertinita. La Vitrinita
es el maceral dominante en muchos Kerógenos y es el componente principal del carbón. Este se
deriva casi enteramente de tejidos leñosos de las plantas terrestres superiores, principalmente
ligninas, por lo que es difícil romper y puede aparecer en casi todos los ambientes
depositacionales (marino o no marinos), y es generalmente el tipo más abundante de partícula
estructurada. Los macerales Exinita son derivados en su mayoría de algas, esporas, polen y
cutículas de hojas cerosas. Los altos porcentajes de exinita no son comunes, pero si está
presente, esto implica ambientes marino somero o locutrino. Los macerales de Inertinita
provienen de varias fuentes que han sido intensamente oxidados antes de ser depositados y
reciclados. La inertinita es un componente usualmente de menor proporción en el Kerógeno.
Algunos componentes del Kerógeno son amorfos, los cuales han sido rotos mecánicamente y/o
químicamente alterados por bacterias y hongos, enmascarando y destruyendo su estructura
original. Esos componentes no son verdaderos macerales, aunque el término “amorfinita” se ha
aplicado a estos materiales.
Las partículas amorfas probablemente representan el material fuente de hidrocarburos más
atractivo en el Kerógeno, debido a que éstas pueden madurar al petróleo a temperaturas
significativamente más bajas que los macerales asociados. Además un volumen de material
amorfo producirá una cantidad mucho mayor de hidrocarburos, ya que su volumen ha sido
reducido y su densidad incrementada en comparación con los tipos estructurados. El material
amorfo tiene una mayor representación de partículas derivadas de exinita, debido a que este
grupo esta compuesto de partículas blandas con menos moléculas complejas, que son más
fáciles de romper que los tejidos leñosos más resistentes del grupo de la vitrinita.
Hidrocarburos y Tipo de Kerógeno.
Los tipos de macerales y partículas amorfas presentes en el Kerógeno afectan su capacidad para
generar hidrocarburos, así como también, determinan el tipo de petróleo generado. Los
Kerógenos precursores del petróleo pueden dividirse en dos grupos: el tipo I o Kerógeno algal
que tiende a producir crudos que son ricos en hidrocarburos saturados. El tipo II o Kerógeno
mixto que tiende a producir petróleos nafténicos y aromáticos, y más gas que el tipo I. El
Kerógeno tipo III generará principalmente gas seco y algunos petróleos, principalmente
parafínicos, derivados de sus constituyentes amorfos y exinita. Hay un cuarto tipo de Kerógeno
pero es muy raro, que prácticamente no tiene capacidad para generar petróleo o gas.
Tipos Origen Constituyentes Orgánicos
En su mayoría sus
Condiciones de generación componentes son de algas de
de algas marinas, lacustrinos, Exinita (alginita) algunos
I incipiente material amorfos derivados de
Algal carbonoso. material de algas.
Partículas amorfas derivadas
principalmente de
II Descomposición y reducción Fitoplanton, Zooplanton y
de materia orgánica en algunos organismos
Marinos ambientes marinos superiores; algunos macerales
(Mixtos) principalmente. son de este grupo.
Formado principalmente por
Restos de vegetación Vitrinita, algunas Exinitas
continental (maderas, (no algal) y amorfos por
III esporas, hojas, cutículas, descomposición de sus
Carbonos resinas, tejido de plantas). componentes.
Principalmente constituidos
Charco Fósil y otros por Inertita y algunos
IV materiales oxidados de amorfos en descomposición
Inerte vegetación continental de materia vegetal.
Cambios Químicos con la Maduración del Kerógeno.
En la diagénesis cada tipo de Kerógeno tiene una química única, ya que su composición esta
controlada por los tipos de macerales y los biopolímeros originales que lo constituyen. Esta
variabilidad química de los tipos de Kerógenos inmaduros y los cambios que ocurren hasta que
el petróleo es generado pueden presentarse como gráficos de la relación hidrógeno/carbono
(H/C) versus la relación oxígeno carbono (O/C). Este gráfico es llamado Diagrama de Van
Krevelen.
Gráfico de Van Krevelen.
Si estos Kerógenos son calentados, pueden alcanzar el segundo estado de la evolución de la
materia orgánica o catagénesis, que se define como la etapa en la que el petróleo y el gas
natural es generado del Kerógeno. Debido a que las moléculas de petróleo y gas tienen altas
relaciones H/C, la generación de petróleo causa que la relación H/C del Kerógeno residual
disminuya. Finalmente, todos los tipos de Kerógenos convergirán a lo largo de un patrón
durante el estado final en la evolución de la materia orgánica o metagénesis. Durante la
metagénesis, la generación de petróleo y gas a partir del Kerógeno cesa, pero una cantidad
considerable de gas metano puede generarse por alteración termal del crudo previamente
generado. El Kerógeno residual de este estado llega a formar carbón puro o grafito.
Profundidad, Temperatura y Tiempo en la Formación de Petróleo.
Las profundidades a las cuales se inicia la
generación de hidrocarburos dependen del
gradiente geotermal local, el tipo de Kerógeno
y la historia de soterramiento. En la figura a la
izquierda muestra las profundidades de
generación máxima, mínima y promedio para
el petróleo, gas y metano biogénico. A la
profundidad promedio de 1-2 kilómetros se
inicia la catagénesis y alcanza su máxima
generación entre 2-3 kilómetros de
profundidad; denominándose este
rango “ventana de petróleo”. La catagénesis
tardía se inicia a profundidades de 3-3.5
kilómetros y esta es la zona principal de
formación de gas (húmedo o seco). Por debajo
de los 4 kilómetros, la roca se hace
sobremadura, iniciándose la metagénesis y
solamente es generado metano. La correlación de la generación de petróleo con profundidad es
principalmente una función del incremento de temperatura.
Las leyes de la química dicen que la tasa de una reacción es una función tanto de la temperatura
como del tiempo. El tiempo puede compensar a la temperatura y viceversa. Las rocas madres
que han permanecido relativamente frías pueden tomar unos 100 millones de años o más para
generar petróleo, mientras que las rocas madres jóvenes pueden generar hidrocarburos en unos
pocos millones de años, si están a temperaturas suficientemente altas. El efecto de la
temperatura es exponencial, mientras que el tiempo es lineal. En consecuencia, la temperatura
juega un papel más importante en la maduración de la roca madre que el tiempo. Las rocas
madre del Paleozoico que nunca han sido calentadas por encima de 50°C no generarán petróleo,
no importa el tiempo que pase. En contraste, el tiempo juega un papel insignificante en la
generación de petróleo de rocas madres jóvenes en cuencas activas con gradientes termales
altos. La generación temprana de hidrocarburos se encuentra donde ocurre enterramiento rápido
y donde los gradientes geotermales son relativamente altos. Aunque la generación de
hidrocarburos tenga lugar en un lapso de tiempo breve (geológicamente hablando), esto no
significa que sea inmediatamente de la deposición de la roca madre, ya que esta última puede
permanecer a profundidades muy someras y a bajas temperaturas por un largo período de
tiempo, antes de ser enterradas a suficiente profundidad para generar hidrocarburos.
Paleotermometría.
Mucha información esta basada en las temperaturas de fondo de los pozos medidas en el
presente, y no en paleotemperaturas. A menudo, el gradiente geotermal fue más alto cuando la
cuenca era activa, que en el presente. Es de una importancia crítica, por lo tanto, ser capaz de
medir la máxima temperatura a la que una determinada roca madre ha sido cocinada por medios
de paleotermómetros adecuados. Algunos métodos de Paleotermometría están basados en las
propiedades físicas y químicas del Kerógeno, otros utilizan las propiedades de la roca. El
Diagrama de Van Krevelen es uno de los métodos empleados, ya que después que el tipo de
Kerógeno ha sido determinado microscópicamente, el punto en el cual se encuentra dentro de
su patrón de evolución puede ser fácilmente determinado.
El color del polen y las esporas también pueden utilizarse como un paleotermómetro, ya que
cuando estas son calentadas, su color cambia progresivamente del amarillo claro al naranja,
marrón rojizo, marrón oscuro y finalmente negro; indicando la temperatura más alta alcanzada
por la roca madre. Otro método esta basado en la reflactancia de la vitrinita (Rm) del Kerógeno.
Existen otros métodos indicadores de maduración, tales como la fluorescencia de la exinita.
Usualmente, deben utilizarse al menos dos métodos de Paleotermometría diferentes para
asegurar la madurez de una roca madre determinada.
Lutitas Petrolíferas.
Las rocas madres no siempre alcanzan la madurez termal necesaria para generar petróleo o gas,
y permanecen rellenas de Kerógeno. Cuando contienen cantidades apreciables de Kerógeno,
estas rocas son frecuentemente denominadas Lutitas Petrolíferas. Este petróleo puede ser
producido solo por calentamiento de la lutita petrolífera en una atmósfera inerte hasta unos
500°C, proceso este conocido como pirólisis. El contenido de materia orgánica necesario para
clasificar a una de estas rocas como lutita petrolífera ha sido establecido en 5% por los
economistas; y las mismas contienen principalmente Kerógeno tipo I o tipo II. Se estima que el
volumen de petróleo contenido en estas lutitas, a nivel mundial, es de 4 trillones de barriles, del
cual sólo alrededor del 2% es recuperable utilizando la tecnología actual.

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