Вы находитесь на странице: 1из 4

INSTITUTO PSICOLÓGICO PARA ESTUDIOS DE LA CONCIENCIA

Responsabilidad
profesional y
existencia.

Por: Cindy Moreno Venegas


Para: Prof. Nicolás Berasain
Psicología Existencial, IPEC

2017
“Los que amamos la verdad no tememos el agua turbulenta ni sucia. ¡Lo que tememos es el
agua poco profunda!”

IRVIN D. YALOM

El presente ensayo se basa en la reflexión respecto a la paradoja de la libertad y la


responsabilidad presentado en el texto I. Yalom. Por tanto, como primer tópico de reflexión nos
centraremos en el concepto de responsabilidad, aludido al ser, quehacer y al desgaste
profesional.
Desde esta premisa y considerando la cita ya presentada, dicha interpretación se basa en el
constante cuestionamiento de mi propia existencia y desgaste profesional, lo cual me ha llevado
a una profunda reflexión, que ha generado una crisis vocacional, respecto a mi condición como
profesional, iniciando desde aquí mi gran dilema.
Respecto a mi propia responsabilidad y libertad, siento que por mucho tiempo he vivido en un
constante engaño hacia mí misma, por el miedo al rechazo y al no ser suficientemente
importante para otros; quizás desde aquí se basa mi elección al querer ser psicóloga, ya que
siempre quise saber y entender mis propias vivencias, las de mi familia y las de todos aquellos
que me rodeaban, por lo que leyendo sobre la “responsabilidad y libertad”, siento que en pocas
oportunidades he sido consecuente conmigo misma, en torno a mis acciones y decisiones, no
pudiendo muchas veces poner fin a ciertas situaciones de vida que me causaban conflicto,
victimizándome muchas veces, poniendo responsabilidad en otros, respecto a mis acciones y
sentir.
Entendiendo esto y reflexionando sobre lo que alude el texto (responsabilidad) y tomando la
frase de Sastre en donde menciona “ser autor indiscutible de un hecho o cosa”, muchas
interpretaciones podría brindar, sin embargo e indiscutiblemente lo que aqueja este ensayo, tiene
relación al rol profesional de “psicóloga o terapeuta” y la transgresión que he creído sufrir, como
“aquel” que es visibilizado dentro de un rol profesional y es anulado como ser humano. De un
tiempo a esta parte, constantemente resuena en mí la pregunta ¿hasta qué punto nos transgrede
el rol a la propia existencia?, ¿en qué momento dejamos de ser persona y nos volcamos
netamente al rol de servicio?. Desde aquí reflexiono crudamente sobre el desgaste del
profesional, la desmotivación y frustración que conlleva está carga social, respecto a ser un “otro
de respuestas y saberes”, palabras señaladas por aquellos que acuden a “nosotros” en busca ya
sea de amistad, relaciones amorosas, familia y pacientes.
Desde aquí, me cuestiono incansablemente respecto a esto y a la necesidad propia y de otros,
respecto al no poder hacerse cargo de uno mismo, a ocupar un rol que cansa y desgasta, ya que
eres tomado en palabras vánales como una olla en la cual todos pueden depositar sus “recetas
de vida”, cargadas en vivencias de dolor y momentos de crisis constantes para muchos, desde
aquí y a mi manera de ver hoy el “ser psicóloga”, la cual también es hija, amiga, mujer,
profesional y por sobre persona, también sufriente y llena de necesidades, es muchas veces
invisible, sintiéndose transgredida desde su propia existencia.
Desde el punto de vista de aquellos que me rodean y me han hecho sentir como alguien carente
de “sentir” y que solo es vista “como una profesional”, la cual que debe tener respuestas a
todas las dudas existenciales y debe escuchar a todo quien lo necesite, obviando lo que se
siente, anulando su propio bienestar, ocupamos el rol de “mago sin magia” de las relaciones
humanas, en donde todo aquel que confiere de nuestra compañía, espera una respuesta mágica
a todas sus dudas, inquietudes, aflicciones y problemas de existencia, ante esto se altera mi
libertad desde la propia responsabilidad, en la cual no logro poner límites, en donde me
posicione para todos dentro del “rol” invisibilizandome a mí misma, quizás por miedo a no ser
suficientemente buena por solo “ser”. Por consiguiente y también así, el conflicto que presenta el
poder dar respuestas a otros, confiere muchas veces un goce al propio ego, lo cual implica un
conflicto propio respecto a nuestras necesidades; sin embargo esta concientización verbal, no
brinda respuesta a mí “sentir” ya que mi propio ego está en juego, operando la represión de éste
sentir, ¿pero hasta que punto llega eso?.
Con el transcurso del quehacer profesional me he dado cuenta del desgaste que existe respecto
a nuestra profesión y al desgano de la existencia propia y ajena, cuando alguien nos llega con un
sinfín de preocupaciones y vemos una seguidilla de causas repetitivas y acciones respecto a una
misma conducta, la cual aqueja a quien relata y se observa el foco de sufrimiento de ese ser y
observamos desde afuera su propia vivencia, como un espectador, lleno de respuestas por aquel
que padece y señalamos desde diferentes miradas como mejorar este “sentir”, y me doy cuenta
que una vez más, que aquel que padece, no se responsabiliza de sí mismo y vuelve a un sinfín
de repeticiones de la misma acción, la cual genera una frustración al propio rol y a los valores
personales, lo cual es un auto engaño, ya que solo busco con esto escapar de propia libertad,
no siendo capaz de entender de manera autentica al otro; ya que brindo soluciones desde mi
propia con inconformidad, victimizándome desde el rol, desplazando mis propias necesidades al
esté otro, por miedo. No haciéndome cargo de lo que tanto rechazo, el “no hacerse cargo”. Por
tanto a modo de conclusión es difícil y creo que no puedo dar respuestas a otros, ya que como
profesional no me responsabilizó ante mi propia vida, muchas veces haciendo por otros lo que
no hago por mí misma, quizás el aprendizaje de esto, está en permitirme ser y no asumir las
cargas de “otros”, entender que desde el rol, implica acompañar, no cargar, ya que para eso,
tengo mi propia vida, siendo capaz de responsabilizarme de mí y no de otros, sin desplazar ya
más culpas las cuales refieren a mis propias necesidades, mirando mi propio, ego, deseo y goce,
ante éste tan “sufrido” quehacer profesional, dejando de lado la deshumanización que realice
respecto a mi propia existencia la cual por un momento me hizo perder, mi libertad como ser
humano, la cual seguía mis propias reglas estructurales en torno a una conducta egocéntrica de
mi propio quehacer. Sin duda, será un largo trabajo el poder responsabilizarme de esto ya
escrito, ya que el problema de elegir quien quiero ser y que quiero hacer, tendrá que ver con la
transgresión de mis estructuras más arraigadas, las cuales tienes que ver, con la carencia de mi
propia existencia, pero desde aquí me brindo la libertad de hacerlo y aceptarlo, dejando la
angustia, como un sentir propio sin rechazar, sin entregarme a la negación de la propia voluntad.
Aceptar al ser el ser humano que soy, entendiendo mis limitaciones y aceptando las de otros y
acompañarlos en su propio andar desde el rol profesional, ya no desde el prejuicio, sino desde el
entendimiento que la realidad en así, tal cual es y no puede ser cambiada, solo aceptada.

Вам также может понравиться