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INTENCIÓN INICIAL DEL AUTOR

PARODIA O IMITACIÓN BURLESCA

Tanto en el Prólogo de la I Parte como en el de la II,


Cervantes muestra la idea de que su creación obedece a
la necesidad de criticar los libros de caballería, cuya
popularidad resultaba ya perniciosa para el buen gusto y
el buen seso del público:
“(...) es una invectiva contra los libros de caballerías (...) la
obra no mira a más que a deshacer la autoridad y cabida que en
el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías (...)
aborrecidos de muchos más” (I Parte)

“(...) no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los


hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de
caballerías, que por las de mi verdadero D.Quijote van ya
tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna” (II Parte)

Para ello utiliza la parodia del género. PARODIA: “Imitación burlesca de


una obra o de un género literario grave o serio”.

Se basa en los temas, situaciones y formas característicos del género


parodiado, para violentarlas y reducirlas al absurdo mediante procedimientos
diversos (la exageración, el extrañamiento, la degradación...), con la intención de
poner de relieve lo que de artificioso, irreal e inverosímil incorpora el género en
cuestión. Por eso, el autor tenderá a acumular temas y procedimientos de raíz
humorística.

Elementos paródicos de El Quijote:


 edad y gallardía
del héroe
 nombre(s) del
protagonista
 armadura y
vestimenta; escudero y montura
 hazañas
 enamorada
 lenguaje
anacrónico
 presencia de
cronistas y narradores
LOS PERSONAJES
DON QUIJOTE

 CARÁCTER: El rasgo más destacable de Alonso Quijano es la bondad.


Representa la llaneza y el aristocratismo. Dada su idea de la igualdad entre los
hombres, trata a Sancho como un igual, pero tiene una concepción aristocrática
de la sociedad.
Para Don Quijote el linaje de sangre es
importante, pero si va acompañado de la
discreción y honra personal. Para él, el hombre
es hijo de sus obras, la virtud no se hereda, sino
que se conquista.

Tiene rasgos de valentía y de cobardía. El


personaje no es rectilíneo, sino que oscila, como
Sancho. Su firme vocación de caballero andante
y su locura le hacen extraer fuerzas de un
cuerpo cincuentón y achacoso.

Es bueno, afable y llano en el trato en los momentos de distensión, cuando


se encuentra a solas con Sancho. Su lenguaje entonces es coloquial, su discurso
es relajado, su tono didáctico y también muestra su sentido del humor. Sin
embargo, frente a terceras personas y cuando cree estar en medio de una
aventura, su lenguaje se torna caballeresco y su actitud, inflexible, en lo que
concierne a las normas de caballería. Se encoleriza con facilidad cuando obtiene
una mala respuesta a sus requerimientos, e incluso llega al insulto y a la palabra
soez. Su carácter colérico le lleva a esa transición rápida entre tranquilidad y
accesos de cólera.

D. Quijote necesita transformar la realidad, vivir aventuras, hacer la vida


literatura, por eso en la I Parte, cuando se le contradice, monta en cólera. Sin
embargo, en la II Parte, como son los otros los que transforman la realidad para
él, pierde la iniciativa; la cólera deja paso a la pasividad y al desengaño.

Su locura es monomaniática, sólo se manifiesta ante cuestiones de


caballería y ante terceros (cuando está solo con Sancho sus razonamientos son de
hombre cuerdo). Es razonable, comedido, sensato y demuestra una amplia
cultura. Por eso su enajenación no es ni completa ni permanente. Es más bien una
ofuscación por su voluntad de ser y actuar como caballero andante (siempre
indica quién quiere ser).
Al final de la historia, D. Quijote simboliza el desengaño. En la I Parte
aparece triunfante. El ejercicio de la caballería le ha hecho mejor y ha alcanzado
la fama, lo que él quería. Pero en la II Parte el juego se le ha ido de las manos. Se
ve obligado a admitir que el encantamiento de Dulcinea ha sido una invención de
Sancho y su mundo imaginario empieza a desmoronarse. Luego, todos fingirán a
su alrededor para burlarse de él. Al no necesitar ejercitar su locura, su
convencimiento empieza a flaquear y en sus palabras se trasluce la duda. El
desengaño se abre paso.

LOS PERSONAJES
SANCHO PANZA

 CARÁCTER:
Sancho es cristiano, caritativo y sentimental. Es
fundamentalmente bondadoso. Es pacífico, pero
no cobarde; prudente, incluso timorato, pero sabe
hacerse respetar. Procura evitar el peligro, pero no
permite los abusos, y es capaz, por mantener la
honra, de afrontar con gallardía las situaciones
difíciles.

El narrador nos lo presenta inicialmente como


un personaje “de poca sal en la mollera”, que confía en las promesas de su señor
y atiende a sus enseñanzas sobre la caballería andante. Pero pronto desconfía de
ellas, simplemente basándose en su observación de la realidad. D. Quijote
interpreta la realidad desde su experiencia literaria, pero Sancho lo hace desde la
experiencia y la percepción de los sentidos (se fía de lo que ve, oye, toca...).

Es ejemplo de la cultura popular. Posee una sabiduría natural basada en el


sentido común y en su talante práctico (pragmatismo). Pero también aparece
como un tipo crédulo y simple. Su complejidad como personaje radica en estas
contradicciones: es crédulo pero no necio.

Su papel fundamental es el de contrarrestar la locura del amo. Con su buen


sentido y al tener “los pies en la tierra”, permite al lector no olvidar nunca el
mundo real en el que se mueven los personajes, no el literario. Es el que advierte
de la realidad a su amo aunque éste no le escuche (los rebaños, los molinos, etc.)

Sancho es socarrón, ingenioso y a veces cruel. Pasa de la placidez al enojo


con facilidad, aunque su carácter natural es el del buen humor (flemático). En él
recae la comicidad de la historia, por su socarronería, su forma de hablar o
incluso su aspecto y conducta. Es un personaje verosímil, humano, lleno de vida
y contradicciones que oscila entre:
- la ambición, la caridad y la salvación de su alma
- la simpleza y la agudeza de ingenio
- el miedo y la dignidad

Sancho nunca olvida quién es.

TIPOS FOLCLÓRICOS Y TRADICIONALES

Ambos personajes están extraídos de la tradición carnavalesca: contraste


entre el gordo y el flaco. Don Quijote representa el ayuno, la abstinencia y la
delgadez de la Cuaresma. Sancho, por su parte, representa la gula, la panza llena
y a don Carnal.
El nombre elegido para los personajes
también es significativo: el hidalgo se
llama Quijano, Quijada o Quesada. Quijada
alude a acto de bravuconería; Quesada
aluda a la locura y al queso (en la tradición
medieval, el queso era un atributo del
loco); Quijote con el sufijo –ote era típico
de las novelas de caballería (sir Lancelote o
Lanzarote). Pero al anteponer el Don, tan
español, surge la burla. Por último, Quijano evoca el término sano. El calificativo
de la Mancha acentúa la burla frente a Palmerín de Inglaterra, Belianís de Grecia,
etc.

Sancho es nombre tradicionalmente asociado a rústicos pastores. Sancho


es sinónimo de hombre de pueblo, cristiano viejo y bobo. Su apellido Panza hace
referencia a la gordura y al Carnaval (San Panza era una fiesta celebrada en
honor del rey de la gordura en esas fechas).

SU POSICIÓN SOCIAL Y SUS MOTIVACIONES

Alonso Quijano aparece al inicio de la obra como un hidalgo pobre, que ha


consumido su hacienda en la compra de libros de caballería. Sancho es un
labrador pobre de la aldea de Don Quijote, con mujer e hijos, hombre de bien, del
pueblo llano y cristiano viejo.

Los motivos de Alonso Quijano para convertirse en


D. Quijote: llena sus ratos de ocio leyendo libros de
caballería hasta que pierde el seso y abandona sus
obligaciones. Alonso Quijano aparece, por tanto, como un
hombre insatisfecho con su propia realidad, que proyecta
sus anhelos hacia el mundo ideal de los libros de caballería,
que intenta resucitar. Sale de su aldea para huir de la
mediocridad en la que vive y dar así sentido a su vida. Ya
como caballero, D. Quijote busca alcanzar la fama terrenal y la gloria eterna
mediante la ayuda al prójimo, el servicio a la república y, por supuesto, el amor,
motor de su actividad.

Los motivos de Sancho Panza para convertirse en escudero de D.


Quijote: En principio es por necesidad, tal y como dice a su mujer. Le mueve la
esperanza de encontrar fortuna junto a su señor (necesidad y codicia). La ínsula
simboliza la aspiración que tiene por medrar socialmente, y actúa en Sancho
como Dulcinea con D. Quijote, es decir, es la esperanza, el motor que le da
fuerzas para continuar. Si Alonso Quijano siempre quiere salir de su aldea,
Sancho siempre repite su deseo de volver con los suyos. Si no lo hace, es por
amor y fidelidad hacia su amo, sentimientos de los que Sancho es muy
consciente. También es importante para él la salvación de su alma, como buen
cristiano. Así, Sancho oscila entre su honradez de espíritu y sus ambiciones
materiales.

Ambos personajes sufrirán al final el desengaño: la experiencia de Sancho


en la ínsula Barataria como gobernador será fruto del engaño, al igual que las
aventuras que D. Quijote protagoniza en la II Parte.

LAS RELACIONES ENTRE DON QUIJOTE Y SANCHO

Su relación está llena de oscilaciones. Inicialmente Sancho adopta una


actitud de dependencia, manteniéndose en un segundo plano, a la expectativa.
Pronto manifiesta sus dudas sobre la cordura y promesas de su amo, por lo que
no se priva de hacer críticas (siempre amenaza a D. Quijote con volver a la aldea
al menor contratiempo). En la I Parte se llegará al enfrentamiento entre ambos
personajes (llegan incluso a golpearse).

En la II Parte Sancho adquiere mayor relieve en la obra. Controlará


psicológicamente a su amo con la argucia del encantamiento de Dulcinea;
provocará celos en D. Quijote por las atenciones que recibe de la Duquesa;
llegará a protagonizar en exclusiva episodios, como los de la Ínsula Barataria.
Finalmente, D. Quijote aceptará su protagonismo y establecerá con él un pacto
tácito entre iguales. Al final de la obra el caballero pasará a depender de su
escudero, al estar en sus manos el desencantamiento de Dulcinea.

Se ha producido un proceso de
influencia mutua (quijotización de
Sancho y sanchificación de D.
Quijote). El compartir experiencias les
lleva a modificar su carácter inicial:
Así, D. Quijote empieza a
preocuparse por lo material, hace
manifestaciones de prudencia y adopta una actitud pasiva. Está más dispuesto a
escuchar que a actuar. Se le ve propenso al desánimo.
Por su parte, Sancho se muestra cada vez más entusiasmado por la
caballería, habla a lo cortesano, está orgulloso de su fama, gobierna con dignidad
y prudencia. Al final es el que anima a su amo a continuar las aventuras.

Pero la evolución más importante que se produce en ellos tras vivir juntos
tanto tiempo, es el afecto y el respeto que acaban profesándose, es decir, la
amistad que nace y se consolida entre ellos. Su relación se profundiza y vemos
como la bondad, la llaneza y la sensibilidad natural de los dos prevalecerá sobre
cualquier tipo de interés o deseo personal.

LOS PERSONAJES
TIPOS

En El Quijote los personajes pueden clasificarse de muchas maneras, pero


de acuerdo a su carácter literario, podemos hablar de:

 personajes
reales: son los personajes de la historia
principal, siempre que actúan bajo su
verdadera personalidad. Se les describe
de forma realista, aunque a veces el
narrador utilice rasgos caricaturescos. Su
realismo se acentúa en comparación con
otros personajes de la obra (los fingidos y fantásticos). A ellos pertenece la
clase media rural (el Ama, la sobrina, el cura, el barbero, Sansón Carrasco),
los labradores (Sancho Panza, su mujer e hijos) y otros como Maritornes,
los venteros, los Duques. Aldonza Lorenzo es un personaje real, pero sólo
aludido, no aparece en la obra.

 personajes fingidos, fantásticos y literarios:


son los personajes reales cuando actúan bajo una personalidad falsa o
imaginaria, como D. Quijote, la princesa Micomicona, la Trifaldi, el
Caballero de los Espejos, Altisidora, etc. Cada uno es creación de un
personaje real que aparece en la obra. Los personajes fantásticos y literarios
son casi siempre aludidos (existen en boca de otros personajes, no tienen
una actuación real), como la princesa Antonomasia, los encantadores, etc.
De origen literario son Montesinos, Durandarte, Amadís, Belianís, etc.
Sirven para recrear el mundo caballeresco y fantástico en el que vive D.
Quijote.
 personajes de las narraciones interpoladas:
son arquetipos literarios, es decir, poseen los rasgos propios de los
personajes del tipo de historias que protagonizan: el desesperado de amor, la
doncella ofendida, el enamorado o marido celoso, etc. Sus problemas,
reacciones y conductas obedecen a esquemas repetidos en la moda literaria.
Todos están predestinados. Es el caso de Cardenio, Luscinda, Dorotea,
Marcela, etc.

 Las personificaciones: están representadas por


el rucio y por Rocinante. Ambos animales cumplen un papel importante en
la historia. Representan en el mundo animal el lazo de unión que existe
entre sus amos; se les atribuyen cualidades casi humanas y para sus dueños
no son meras caballerías (véase lo que supone para Sancho perder su rucio).

LA ESTRUCTURA DE LA NOVELA
ASPECTOS ARGUMENTALES Y TEMÁTICOS

La obra consta de dos partes separadas entre sí por 10 años. El título varía:
 El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha. (1605)
 El ingenioso caballero D. Quijote de la Mancha. (1615)

El adjetivo ingenioso alude al trastorno de D. Quijote, y actúa aquí como


sinónimo de “loco”, “excéntrico y furioso”, con connotaciones de “visionario”.

En relación a la estructura, el problema básico es el de la gran variedad de


historias asociadas a la historia principal de los protagonistas, que van
articulándose y creando todo un universo literario.
Tenemos por un lado la historia principal, que narra el proceso de locura
del hidalgo Alonso Quijano el Bueno y las aventuras que corre, mientras dura su
enajenación, bajo la personalidad de D. Quijote de la Mancha. Es una historia de
desarrollo lineal, cuyos episodios recogen el itinerario que siguen D. Quijote y
Sancho por tierras manchegas, aragonesas y catalanas. Esta historia es el eje
argumental del libro. El personaje realiza tres salidas: dos en la I Parte y la
tercera y definitiva en la II.
Por otro lado están historias secundarias, contadas por el narrador
principal, a veces por el propio D. Quijote o Sancho, o por personajes que actúan
disfrazados. Son historias necesarias para la comprensión y desarrollo de la
historia principal.
Por último, están las historias interpoladas o
intercaladas, que son relatadas por personajes
episódicos o secundarios, no necesarias para el
desarrollo o comprensión de la historia principal,
que suponen un intermedio o paréntesis en ésta, y
que a veces son leídas por un personaje a los
demás. Son historias ajenas a la narración principal. Todos estos relatos tienen
como tema central el amor y siguen los rasgos de los subgéneros narrativos de
moda en la época: hay novelas pastoriles, sentimentales, moriscas...
Esta estructura utilizada por Cervantes de intercalar historias dentro de la
historia principal era una técnica narrativa muy apreciada y seguida en el
Renacimiento (gusto por la multiplicidad de historias) que daba mayor realce a la
novela. Pero esta manera de novelar también evolucionará en esos diez años, por
eso vemos cambios significativos en la II Parte. Se reducen drásticamente los
relatos interpolados. Cervantes prefiere centrarse más en sus protagonistas y
desecha digresiones innecesarias. Si cuenta historias, estarán incluidas como
episodios de la narración principal para no romper la unidad estructural.
Cervantes ya no abandonará a sus protagonistas, salvo en la narración
alterna de la Ínsula Barataria. No quiere distraer al lector y prefiere profundizar
en la trama principal.

TEMAS DE EL QUIJOTE

La complejidad de la estructura con tantas historias hace que no haya un


solo tema. Hay un tema central que está relacionado con la intención del autor y
con la historia principal: el choque que en la sociedad del hidalgo Alonso
Quijano produce la resurrección anacrónica del ideal caballeresco andante
por parte de D. Quijote.

Es un ideal que va contracorriente y que desencadena un conflicto tanto


novelesco como humano. La defensa ardiente que hace Don Quijote del amor, de
la igualdad, de la libertad, de la justicia, de la verdad, de la honradez, de la
belleza, de la caridad, ponen de manifiesto las contradicciones y las carencias de
la sociedad de la época. En la obra se reflejan, por tanto, todos los vicios y
defectos de la realidad del momento: la desigualdad, el abuso de poder, el
desamor, la fealdad, la apariencia, la injusticia, la falta de caridad, la hipocresía...

Como temas secundarios podemos señalar:

 El amor  Como sentimiento ideal que muestra


D. Quijote por Dulcinea. El impulso amoroso
mueve al personaje, junto al altruismo y la
búsqueda de gloria y fama.
 Como asunto de las numerosas
historias sentimentales recogidas en la obra. En
este caso es un amor literario que sigue los tópicos
de la época: final feliz o trágico, abnegación o
sacrificio, desdén, cobardía...
 Las armas (la milicia, la caballería, la vida de soldado)  son un
elemento de parodia (alusión a costumbres, personajes, aspectos
legendarios e inverosímiles, etc.), pero también una filosofía de la vida (en
este caso es un tema tratado con seriedad, como el discurso de las armas y
las letras, historia del capitán cautivo, etc.). Para Cervantes–D. Quijote, las
armas son un muy honroso camino para que un hombre sirva a su
república y alcance fama y fortuna.

 El linaje, la fama y la honra  para D. Quijote hay dos clases de


personas: los que llegan al honor y fortuna por nacimiento y los que los
adquieren a través de sus actos (uno es hijo de sus obras).

 Lo literario  queda reflejado en muchos momentos:


- escrutinio sobre los libros de caballería
- definición que hace D. Quijote de la poesía
- aparición de personajes que escriben: Don Quijote escribe versos a
Dulcinea y Altisidora; Ginés de Pasamonte escribe su autobiografía
picaresca, se alude a obras de Cervantes...
- alusión al Quijote de Avellaneda, al éxito de la I Parte, etc.

 Lo ético y lo moral  mediante digresiones a lo largo de la obra,


Cervantes trata aspectos trascendentales de la vida humana y nos muestra
su punto de vista:

Parte I:
- discurso de la Edad de Oro (aparece el concepto
de igualdad, de justicia y libertad)
- coloquio de los caballeros en la I Parte
(conceptos de libertad, esclavitud, Inquisición)

Parte II:
- coloquio sobre la educación, la hermosura, la
elección de marido, la expulsión de los
moriscos, el juego, la caza, la hechicería, los agüeros, la lealtad, la
soberbia y el desagradecimiento, etc.

RELACIÓN TEMA-ESTRUCTURA

De la I a la II Parte de El Quijote observamos la evolución de la historia,


del personaje y del punto de vista del autor. Cervantes supera y trasciende el
propósito inicial de hacer un libro de burlas y finalmente escribe la gran novela
universal.

El Quijote (1605):
exaltación de la caballería  caballería comprometida  derrota
El Quijote (1615):
caballería impuesta  caballería negada (desengaño)

En la I Parte, D. Quijote quiere hacer su vida


literatura y luego ponerla en práctica (caballería
comprometida). Pero las artimañas de terceros (el cura y
el barbero, Dorotea, etc.) le harán regresar a la aldea
mediante fingimientos (derrota y vuelta a casa).

En la II Parte, sin embargo, D. Quijote ya no es un


caballero porque así lo quiera, sino por el peso de la
fama. Él hace ya el mínimo papel que representa. Son
los demás los que le obligan a seguir desempeñándolo:
las aventuras se las preparan los demás personajes que
han leído la I Parte. Ya no es la mente del protagonista,
sino los engaños del resto de personajes los que le harán ver otra realidad. D.
Quijote se ve metido en una farsa creada para él.
La negación de la caballería se produce con el final desastroso y con
miedo de la última aventura.

Al final de la obra, D. Quijote recobra la


lucidez y la cordura y la obra pone su punto final:
la estructura se cierra en un círculo: ya no habrá
más salidas, ni sueños, ni ilusiones.

EL TIEMPO Y EL ESPACIO
La obra está marcada por el anacronismo
intencionado de Cervantes. El tiempo de la narración de
los hechos está plagado de errores y ambigüedades. El
Quijote comienza sus andanzas un día determinado de
julio y las concluye en torno al 20 del mismo mes. Parece
que el tiempo no ha transcurrido.

El espacio es itinerante (el oficio de caballero así lo


exige). Las aventuras andantes se desarrollan al aire libre,
en espacios naturales (caminos, bosques...) y le surgen al paso de su deambular.
Las aventuras fingidas son, sin embargo, sedentarias y se sitúan en espacios
humanos (ventas, viviendas o palacios) en los que los protagonistas se detienen.
Las historias interpoladas incluyen espacios muy variados (urbanos,
moriscos, pastoriles, etc.).
También se incluyen espacios imaginarios, como la cueva de Montesinos,
espacio inventado por D. Quijote sobre el modelo de espacios caballerescos, y la
Ínsula Barataria, espacio fingido por las argucias de los Duques (ambos en la II
Parte).

Así como las novelas de caballería sitúan las acciones en lugares exóticos
o ideales, la novela cervantina se sitúa en espacios reales y geográficamente
conocidos por los lectores (La Mancha, Puerto Lápice, Sierra Morena,
Barcelona...), y a los que se alude en la obra como lugares caballerescos
(intención paródica).

LA LENGUA Y EL ESTILO
EL DIÁLOGO

Uno de los grandes valores de la novela es el uso del diálogo que permite,
entre otras cosas, reforzar el vínculo entre los protagonistas, cuya amistad se va
forjando a través de él. Los protagonistas no sólo hablan, sino que conversan, se
escuchan, se van conociendo y aceptando en la convivencia mediante un diálogo
continuo y enriquecedor.
El respeto mutuo se va acrecentando hasta que al final de la obra, D.
Quijote y Sancho no son simples vecinos, o amo y criado, sino verdaderos
amigos.

A través del diálogo, Cervantes desarrolla las situaciones del argumento;


caracteriza a sus personajes y muestra sus diferentes puntos de vista de la
realidad; expresa una determinada visión del mundo y debate cuestiones
literarias; introduce el humor en la historia...

Hay un diálogo central o eje dialogado de la


novela que tiene lugar entre D. Quijote y Sancho. Se
caracteriza por la naturalidad, la fluidez y la
serenidad del tono. Casi no hay diálogos entre el resto
de personajes cuando no están presentes los
protagonistas.
Abundan los coloquios sobre asuntos
caballerescos, a veces con intención paródica, otras,
con intención grave. Sancho es el único personaje que
parece desconocer todo lo relativo al mundo de la
caballería andante, por lo que D. Quijote asume la
tarea de aleccionarlo y, así, al hilo de los
acontecimientos, le va comentando las costumbres,
situaciones que viven en clave caballeresca, pero con un tono didáctico y
coloquial.
A veces D. Quijote se para a hablar con los personajes que encuentra en su
camino. Se trata de episodios estáticos que sirven para exponer la ideología del
protagonista sobre cuestiones sociales, morales, literarias, políticas, etc. En estos
casos el argumento no progresa. Es importante lo que se dice, no lo que sucede.

También abundan en la obra fórmulas de expresión


oral muy diversas, utilizadas por los personajes:
 los soliloquios o parlamentos de un personaje a
solas y para sí mismo.
 los discursos: son intervenciones de D. Quijote
cercanas al monólogo. Tienen tono
argumentativo y están dirigidos a personajes
que no replican (los de la edad de oro, el
dirigido a los galeotes, el de las armas y las
letra...). Son una manifestación pacífica de la
exaltación caballeresca de D. Quijote.
 las fórmulas caballerescas: son frases hechas
que sirven para la expresión de sentimientos (dolor, admiración,
agradecimiento...) y se dirigen a seres ausentes o inanimados (plegarias,
elogios, invocaciones, maldiciones, ofrecimientos caballerescos...)

PROCEDIMIENTOS HUMORÍSTICOS

La novela está enmarcada por el humor: elección de un loco como


protagonista, el espacio y tiempo realista frente al comportamiento del personaje,
la ironía del narrador, etc.

El Quijote transforma en parodia los motivos o


situaciones de la tradición caballeresca, tan en boga
y tan conocida en la época: las prostitutas se
convierten en doncellas, la venta en castillo, las
ovejas en caballeros... En casi todas las aventuras de
la I Parte D. Quijote termina apaleado, por lo que el
efecto cómico se incrementa.

El humorismo afecta especialmente a los


diálogos, ya sea por el tema tratado, por la situación
del hablante, por los recursos utilizados, etc. Así,
encontramos diálogos que aluden a lo escatológico,
a las necesidades fisiológicas de los personajes, a lo erótico y a la sexualidad, a lo
feo, a la higiene, al aseo en las costumbres de los personajes, etc. Todo ello
introduce lo vulgar y prosaico en un mundo fingidamente caballeresco, por lo
que el contraste mueve a risa.
Otro recurso humorístico se verá en las descripciones: de los personajes
(rasgos, vestimenta, comportamiento), de objetos, de paisajes, etc

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