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programación sanitarias
1. Planificación y programación
La planificación consiste en un proceso continuo de anticipación de los recursos y servicios
sanitarios necesarios para lograr unos objetivos definidos según un orden de prioridades, sin
olvidar el contexto y las posibles alteraciones que pueden aparecer por la influencia de factores
internos o externos.
En el lenguaje coloquial, plan y programa a veces se utilizan indistintamente, pero tienen alcances
diferentes y se refieren a distintos niveles de concreción. Al hablar de plan nos referimos a un
proyecto global donde se recogen decisiones de carácter general que expresan las líneas
fundamentales, y que se concreta en uno o varios programas donde aparecen, de forma detallada
y clara, todos los elementos de la intervención.
Análisis de la situación
Esta es la fase de recogida de datos e interpretativa. Es necesario recoger la información sobre
las condiciones reales de la población de forma completa y pertinente, es decir, adecuada al
contexto y a lo que se pretende hacer, incluyendo:
- Marco referencial: datos geográficos, demográficos, socioeconómicos, educativos,
políticos y culturales.
- Perfil epidemiológico: para analizar con objetividad la situación se utilizan indicadores
de salud.
- Recursos: materiales, humanos, financieros, organizativos.
- Elementos favorecedores y obstáculos que existen para que la población esté sana.
De los datos recogidos y del análisis de la realidad se extrae un diagnóstico de salud que debe ser
objetivo, completo (que valore a todo el conjunto de la población) y temporal (se refiere a un
momento determinado), lo cual nos conduce a descubrir los problemas y las necesidades de la
población:
- Problemas de salud: son los estados de salud deficiente.
- Necesidades: es lo que falta para que la situación real se corresponda con la ideal.
Los tipos de necesidades son:
o Normativa: la define el experto cuando juzga que algo se aparta de la norma.
o Sentida o percibida: es de la que toma conciencia o perciben las personas o
comunidad en relación a su estado de salud y a sus deseos sobre los servicios
sanitarios.
En definitiva, el análisis de resultados hace que se detecten los problemas y las necesidades, y
exige que la planificación sanitaria presente una hipótesis de trabajo sobre las posibles causas y
sus soluciones, y que finalmente se tomen las decisiones teniendo en cuenta los distintos factores
que influyen. Por ejemplo, si decidimos cambiar un comportamiento no saludable, encontraremos
que existen e influyen factores predisponentes, facilitadores y de refuerzo.
Establecer prioridades
El siguiente paso en la planificación es jerarquizar los problemas para poder definir las
actuaciones preferentes. Se utiliza como criterio de prioridad la importancia del problema, y para
ello se valoran:
- Su extensión: la amplitud o frecuencia con la que éste aparece (incidencia y/o
prevalencia).
- Su gravedad: mortalidad, calidad de vida, producción de invalideces o limitaciones
funcionales, pérdida de años de vida y riesgos para la comunidad derivados de él.
- Su trascendencia sociocultural: por la valoración, las creencias y actitudes de la
población ante el problema y la necesidad que siente de solucionarlo.
- Su evolución: cuál sería la tendencia o la evolución natural si no interviniéramos sobre
ese problema de salud.
Determinación de metas
Para desarrollar un plan es imprescindible que previamente se determinen las metas
fundamentales y que se plantearán para un plazo de tiempo más bien largo. Así, se han de
describir:
- Las metas o fines ideales: serían, por ejemplo, “Mejorar el estado de salud de la
población, aumentar la esperanza de vida y los años libres de incapacidades”.
- Las grandes directrices del plan: siguiendo con el ejemplo anterior, una línea
prioritaria de actuación podría ser: “Fomentar los hábitos saludables en los distintos
entornos sociales”
- Los objetivos: para redactar correctamente cada uno de los objetivos, se tendrá
presente que:
o Se exprese con un verbo de acción dirigido al problema o a la necesidad de salud y
que facilite la observación de lo conseguido.
o Sea un criterio graduable y se cuantifiquen los resultados esperados.
o Exprese el ámbito de acción y concrete la población a la que se dirige, la llamada
población diana.
o Delimite el tiempo para lograr el resultado
o Existan procedimientos útiles para la evaluación.
Cada programa de salud debe presentar sus objetivos específicos, tiene que establecer
claramente las necesidades en materia de personal, locales, tecnología, equipos y suministros,
métodos, vigilancia y evaluación, calendario de actividades y la manera de asegurar la
coordinación entre los diversos elementos y los programas afines.
Evaluación
Con la evaluación se intenta valorar una actividad y los resultados de esta, para lo que se utilizan
una serie de criterios y normas. Nunca debe interpretarse como una crítica negativa, ni mostrar
recelo y miedo ante ella, sino que debe considerarse como un paso imprescindible para aprender
y mejorar las actuaciones presentes y futuras.
La evaluación es un proceso continuo que debe abarcar todas las fases de la planificación, de
modo que se han de evaluar la definición del plan, el diseño, la ejecución y el resultado. Si bien
uno de los puntos fundamentales es éste último: la valoración del resultado o el impacto que ha
tenido el plan, ya que no tiene sentido llevar a cabo una actuación si no observamos
posteriormente si ha sido eficaz, efectiva y eficiente.
Introducción
Lo primero que aparece en la programación es una descripción de:
- Los aspectos del problema de salud:
o En qué consiste el problema o necesidad
o Cuáles son las dimensiones del problema (extensión y gravedad)
o Factores de riesgo y su contribución al problema
- La población diana:
o Edad
o Factores sociales, culturales, educativos y comunitarios.
o Hábitos y costumbres
Objetivos
Los objetivos enunciados que describen el resultado que se espera o se busca. Cuanto mejor esté
formulado un objetivo, más fáciles serán su ejecución, consecución, el seguimiento de las
acciones emprendidas y la evaluación de su cumplimiento.
o Claridad: han de ser entendidos en todo momento y por todos los implicados
o Mensurabilidad: han de poder medirse
Actividades
Para definir las actividades se tendrán en cuenta las posibilidades que existen, ya que dependen
de las características, valores, cultura, conocimientos previos de las personas a las que van
dirigidas, etc. Aparecerán detalladas las normas y los procedimientos en aquellas acciones que lo
precisen por su novedad, o porque se quiera establecer el mecanismo más correcto, pero si las
actividades necesitan una explicación más amplia es preferible que se añada un anexo con todos
los detalles necesarios.
Previsión de recursos
Para tener éxito en la implantación del programa es necesario contar con una serie de recursos
que ha de ser:
- Adecuados: que sirvan para desarrollar las actividades y permitan alcanzar las metas
fijadas.
- Eficaces: que sean capaces de conseguir los fines
- Suficientes: que no exista subutilización ni sobreutilización
- Accesibles: que no estén alejados, no existan barreras socioeconómicas, organizativas
ni otras.
Cronograma
Hay que establecer el tiempo y el ritmo de ejecución del programa, delimitando su inicio y su fin, y
se ordenarán las actividades, precisando cuándo y durante cuánto tiempo se realizará cada una
de ellas.
Ejecución
Una vez completadas las fases anteriores, llega el momento de la implementación o de poner en
práctica el programa. Existen muchos programas posibles, y es evidente que será distinto ejecutar
uno de vacunaciones que uno de educación sanitaria, pero podemos utilizar como ejemplo el caso
de la implantación de un programa de educación para la salud.
En este caso, como sanitario, hay que presentarse como un colaborador, conocer los puntos de
vista de las personas a las que se dirige el programa, aumentar la autoestima del cliente y reforzar
sus puntos positivos, saber y aprovechar el lugar que ocupan los grupos con los que se trabaje
dentro de la comunidad, ofrecer datos objetivos, relacionar y comparar las actuaciones con otros
problemas ya resueltos y crear seguridad psicológica en los miembros del grupo.
Evaluación
Evaluar es emitir un juicio según unos criterios. Su finalidad no es “aprobar” o “suspender” sino
buscar la mejora de las actuaciones presentes y futuras. Esto exige un mecanismo de seguimiento
permanente y un registro de datos para conocer el desarrollo del proyecto y la evolución hacia las
metas definidas para así reorientar o bien continuar con lo programado.
Todas las fases de la programación necesitan ser revisadas, por lo tanto se debe evaluar: