Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
www.permanyer.com
Marta Ferrándiz y Mercè Genové
Coeditores
Elena Català
Editor
3.a EDICIÓN
del Dolor
Tratamiento
Manual de
Las Dras. Elena Català, Marta Ferrándiz y Mercè Genové,
pertenecientes al Servicio de Anestesiología de la Clínica del Dolor
del Hospital Universitario de la Santa Creu i Sant Pau, son expertas
profesionales en el campo del diagnóstico y tratamiento del dolor,
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
PERMANYER
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
www.permanyer.com
Marta Ferrándiz y Mercè Genové
Coeditores
Elena Català
Editor
3.a EDICIÓN
del Dolor
Tratamiento
Manual de
NOTA DE LOS AUTORES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
consideren más actualizada.
© 2015 P. Permanyer
Mallorca, 310 - 08037 Barcelona (Cataluña). España
Tel.: +34 93 207 59 20 Fax: +34 93 457 66 42
ISBN: 978-84-9926-842-2
Dep. Legal: B-29.414-2015
Ref.: 2426AM151
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Barcelona
Albert García-Muret
Servicio de Anestesiología, Reanimación
Lluís Albert Bainac Albadalejo
y Clínica del Dolor
Servicio de Anestesiología, Reanimación
Hospital Universitario de la Santa Creu
y Clínica del Dolor
i Sant Pau
Hospital Universitario de la Santa Creu
Barcelona
i Sant Pau
Barcelona Mercè Genové Cortada
Servicio de Anestesiología, Reanimación
Carmen Castillo Pérez y Clínica del Dolor
Enfermera de la Clínica del Dolor Hospital Universitario de la Santa Creu
Hospital Universitario de la Santa Creu i Sant Pau
i Sant Pau Barcelona
Barcelona M.a Àngels Gil de Bernabé Sala
Servicio de Anestesiología, Reanimación
Elena Català Puigbò y Clínica del Dolor
Servicio de Anestesiología, Reanimación Hospital Universitario de la Santa Creu
y Clínica del Dolor i Sant Pau
Hospital Universitario de la Santa Creu Barcelona
i Sant Pau
Alejandra Gómez González
Barcelona Servicio de Neurología
Hospital del Mar
Rubén Díaz Jové
Barcelona
Servicio de Anestesiología, Reanimación
y Clínica del Dolor Héctor Hernández Ontiveros
Hospital Universitario de la Santa Creu Servicio de Urgencias
i Sant Pau Hospital Universitario de la Santa Creu
Barcelona i Sant Pau
Barcelona
Cristina Durán Olivé Susanna Illa Ribera
Psicóloga Clínica Servicio de Anestesiología, Reanimación
Clínica del Dolor y Clínica del Dolor
Hospital Universitario de la Santa Creu Hospital Universitario de la Santa Creu
i Sant Pau i Sant Pau
Barcelona Barcelona
Autores
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Hospital Universitario Vall d’Hebron
Antonio Ojeda Niño
Barcelona
Clínica del Dolor
Hospital Quirón Teknon
Míriam Mateo Roca Barcelona
Servicio de Urgencias
Hospital Universitario de la Santa Creu Pilar Otermin Vallejo
i Sant Pau Directora Asistencial
Barcelona Badalona Servicios Asistenciales
Badalona, Barcelona
Ángela Mesas Idáñez
Servicio de Anestesiología, Reanimación Ana Parera Ruiz
y Clínica del Dolor Servicio de Anestesiología, Reanimación
Hospital Universitario Vall d’Hebron y Clínica del Dolor
Barcelona Hospital Universitario de la Santa Creu
i Sant Pau
Martha Cristina Melo Cruz Barcelona
Servicio de Anestesiología, Reanimación
y Clínica del Dolor Antonio Pascual López
Hospital Universitario de la Santa Creu Unidad Cuidados Paliativos
i Sant Pau Hospital Universitario de la Santa Creu
Barcelona i Sant Pau
Barcelona
Joan Molet Teixidó Miren E. Revuelta Rizo
Servicio de Neurocirugía Servicio de Anestesiología, Reanimación
Hospital Universitario de la Santa Creu y Clínica del Dolor
i Sant Pau Hospital Universitario de la Santa Creu
Barcelona i Sant Pau
Barcelona
Marisa Moreno Bueno
Servicio de Anestesiología, Reanimación M.a Victoria Ribera Canudas
y Clínica del Dolor Servicio de Anestesiología, Reanimación
Hospital Universitario de la Santa Creu y Clínica del Dolor
i Sant Pau Hospital Universitario Vall d’Hebron
Barcelona Barcelona
IV
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Badalona, Barcelona
Isabel Serrano Alenza
Rodrigo Rodríguez Rodríguez Enfermera de la Clínica del Dolor
Servicio de Neurocirugía Hospital Universitario de la Santa Creu
Hospital Universitario de la Santa Creu i Sant Pau
i Sant Pau Barcelona
Barcelona
Juan Wulff Alonso
Maria Rull Bartomeu Unidad de Psicosomática
Médico Consultor Medicina Interna
Unidad de Dolor Hospital Universitario de la Santa Creu
Hospital Universitario Joan XXIII i Sant Pau
Tarragona Barcelona
V
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Abreviaturas
A B
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ACO anticoagulante
ACP analgesia controlada por CAD-R Cuestionario de
el paciente Afrontamiento ante
el Dolor Crónico
ADME asta dorsal de la médula
CAE conducto auditivo
espinal
externo
ADT antidepresivo tricíclico CCA córtex cingulado
AEE actividad eléctrica anterior
espontánea CCD cefalea crónica diaria
AEM Agencia Española del CGPR péptido relacionado
Medicamento con el gen de la
AEMPS Agencia Española de calcitonina
Medicamentos y CHEOPS Children’s Hospital of
Productos Sanitarios Eastern Ontario Pain
Scale
AINE antiinflamatorio no
esteroideo CHIPPS Children Hospital
Infant Postoperative
AL anestésico local Pain Scale
AP anteroposterior CI consentimiento
ARA II antagonista de los informado
receptores de ClCr aclaramiento de
angiotensina creatinina
ARD amplio rango dinámico Cmáx concentración máxima
ASA Sociedad Americana de COX ciclooxigenasa
Anestesiología CPPD cefalea pospunción
ATLS Advance Trauma Life dural
Support CRIES Scale Crying, Requires Oxigen
ATM articulación Saturation, Increased
temporomandibular Vital Signs, Expression,
AVC accidente vascular Sleeplessness
cerebral CV cardiovascular
Abreviaturas
D EPQ-R Cuestionario
de Personalidad de
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de moins de 7 ans aux
DN4 Neuropathic Pain urgencies
Diagnostic
Questionnaire EVN escala verbal numérica
DREZ dorsal root entry zone
DSM-IV Diagnostic and
Statistical Manual of F
Mental Disorders IV
FDA Food and Drug
DT dolor torácico Administration
DTF dolor torácico funcional FG filtrado glomerular
DTNC dolor torácico no FLACC Face, Legs, Arms, Cry
cardiogénico and Consolability Pain
Scale
E
EAPC Asociación Europea G
de Cuidados Paliativos
G5% glucosado al 5%
ECG electrocardiograma
G6PDH glucosa-6-fostato-
ECM esternocleidomastoideo deshidrogenasa
EEII extremidades inferiores GABA ácido γ-aminobutírico
EIAS espina ilíaca GBP gabapentina
anterosuperior G-CSF factor de crecimiento
EMA European Medicines granulocítico
Agency GI gastrointestinal
EMG electromiograma Glu glutamato
EMLA eutetic mixture of local Gly glicina
anesthetics GM-CSF factor estimulante
EPOC enfermedad pulmonar de las colonias de
obstructiva crónica macrófagos-granulocitos
VIII
Manual de Tratamiento del Dolor
GRADE Grading of K
Recommendations
L
H
LANSS Leeds Assessment of
HADS Hospital Anxiety and Neuropathic Symptoms
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Depression Scale and Signs
HPC hemicránea paroxística LCR líquido cefalorraquídeo
crónica LLLT láser de baja energía
HTA hipertensión arterial LSB-50 Listado de Síntomas Breve
HZ herpes zoster
M
I
MDV microdescompresión
IAM infarto agudo de vascular
miocardio MHD 10-hidroxicarbacepina
IASP International Association MOS Medical Outcomes Study
for the Study of Pain
Sleep Scale
IBP inhibidor de la bomba
MPQ McGill Pain Questionnaire
de protones
IC intervalo de confianza
ICD International N
Classification of Diseases
NA noradrenalina
IDET intradiscal
electrotermal therapy Na-K ATPasa sodio-potasio
adenosintrifosfato
IECA inhibidor de la enzima
convertidora de NFCS Neonatal Facial Coding
angiotensina System
im. intramuscular NGF factor de crecimiento
IP3 inositol trifosfato nervioso
IRSN inhibidor de la NIPS Neonatal Infant Pain
recaptación de serotonina Scale
y noradrenalina NK1 neurocinina 1
ISRS inhibidor selectivo de la NMDA N-metil-D-aspartato
recaptación de serotonina NNT número de pacientes
it. intratecal necesario a tratar
IX
Abreviaturas
NOC nociceptina R
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
NPSI Neuropathic Pain
Symptom Inventory RFC radiofrecuencia continua
NR no referido RFP radiofrecuencia pulsada
NRC no recomendable rHuKGF-1 factor de crecimiento
de los queratinocitos
recombinante humano
O RIPS Riley Infant Pain Scale
RM resonancia magnética
OFQ orfanina fluorquinolona
RMf resonancia magnética
OMS Organización Mundial
funcional
de la Salud
RN recién nacido
ON óxido nítrico
RPNR ramo posterior
del nervio raquídeo
P RT radioterapia
Rx radiografía
p.o. por vía oral
PC pancreatitis crónica
PET tomografía por emisión S
de positrones
PG prostaglandina sc. subcutáneo
PGB pregabalina SD síndrome de dolor
PIC presión intracraneal SDRC síndrome de dolor
regional complejo
PIPP Premature Infant Pain
Profile SF suero fisiológico
PTG punto gatillo SF-36 Short Form-36
SG semana de gestación
SGPA sustancia gris
periacueductal
Q
SII síndrome del intestino
QT quimioterapia irritable
X
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
SNP sistema nervioso TVP trombosis venosa
periférico profunda
SNS sistema nervioso
simpatico
SOAP Screener and Opioid
U
Assessment for Patients UCI Unidad de Cuidados
with Pain Intensivo
SOE sistema opioide UCIN Unidad de Cuidados
endógeno Intensivos Neonatales
SP sustancia P
SPECT single-photon emission
computed tomography V
SPSS Statistical Package v.o. vía oral
for the Social Sciences
VEF1 volumen de espiración
SS córtex somatosensorial forzada en el primer
STAI Cuestionario de segundo
Ansiedad Estado-Rasgo VS Cuestionario de
Vicisitudes Sociales
T VSG velocidad de
sedimentación globular
TA tensión arterial VVZ virus de la varicela
TC tomografía zoster
computarizada
TCE traumatismo
craneoencefálico
W
TENS estimulación eléctrica WHO World Health
transcutánea Organization
XI
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Índice
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
2. Las clínicas del dolor ....................................................................... 23
Las clínicas del dolor ........................................................................ 23
Tipos de dolor.................................................................................... 24
Clasificación del dolor crónico ......................................................... 25
Pacientes candidatos a ser visitados en una clínica del dolor ....... 25
Dinámica de actuación...................................................................... 26
Historia clínica del paciente con dolor ........................................... 26
Evaluación del dolor ......................................................................... 31
Pruebas complementarias ................................................................. 33
Gestión de las unidades de dolor ..................................................... 33
Conclusiones ...................................................................................... 34
Bibliografía ......................................................................................... 34
Marta Ferrándiz y Elena Català
3. Abordaje psicosocial del dolor crónico ........................................... 35
Exploración psicológica..................................................................... 37
Terapia psicológica ............................................................................ 42
Evaluación psicológica de los pacientes candidatos a
implantes de neuromodulación ................................................... 48
Diseño práctico para no especialistas ............................................. 53
Bibliografía ......................................................................................... 53
Cuestionarios ..................................................................................... 54
Anexo A .............................................................................................. 55
Anexo B .............................................................................................. 56
Anexo C .............................................................................................. 57
Carme Rius, Cristina Durán y Juan Wulff
II. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICODEL DOLOR
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Uso clínico de los opioides en el dolor agudo postoperatorio ..... 90
Uso clínico de los opioides en el dolor crónico:
recomendaciones de utilización................................................... 90
Manejo del dolor agudo en pacientes que reciben tratamiento
crónico con opioides .................................................................... 94
Bibliografía ......................................................................................... 97
Elena Català y Marta Ferrándiz
6. Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes
en el tratamiento del dolor ............................................................. 99
Antidepresivos usados en el tratamiento del dolor......................... 100
Anticonvulsivantes usados en el tratamiento del dolor ................. 103
Corticoides más utilizados en el tratamiento del dolor ................. 108
Tratamientos tópicos ......................................................................... 109
Otros................................................................................................... 111
Bibliografía ......................................................................................... 113
Anexo 1. ............................................................................................ 114
Elena Català y Lluís Albert Bainac
7. Tratamiento tópico ............................................................................ 115
Introducción ...................................................................................... 115
Apósito de lidocaína al 5%: Versatis® .............................................. 116
Capsaicina en crema ......................................................................... 120
Capsaicina al 8% en parche (Qutenza®).......................................... 122
Crema EMLA...................................................................................... 124
Antiinflamatorios no esteroideos tópicos......................................... 127
Bibliografía ......................................................................................... 129
Marta Ferrándiz y M.a Teresa Santeularia
8. Analgesia controlada por el paciente .............................................. 131
Introducción ...................................................................................... 131
Terminología ...................................................................................... 134
Modalidades de uso ........................................................................... 135
Elección del fármaco......................................................................... 136
Vías de administración ...................................................................... 136
XIV
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de un bloqueo nervioso ................................................................ 151
Material necesario para la realización de técnicas regionales ....... 152
Fármacos empleados ......................................................................... 153
Indicaciones principales .................................................................... 154
Técnicas regionales ............................................................................ 156
Puntos gatillo .................................................................................... 169
Conclusión ......................................................................................... 170
Bibliografía ......................................................................................... 170
Albert García-Muret
XV
Índice
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Valoración del dolor .......................................................................... 231
Pre-emptive analgesia y analgesia preventiva ................................. 232
Estrategias terapéuticas .................................................................... 232
Analgésicos menores no opioides ..................................................... 233
Analgésicos opioides .......................................................................... 238
Fármacos coadyuvantes..................................................................... 243
Analgesia regional ............................................................................. 244
Analgesia postoperatoria en situaciones especiales......................... 259
Puntos clave en el manejo del dolor postoperatorio .................... 266
Bibliografía ......................................................................................... 268
M.ª Teresa Santeularia, Mercè Genové y Miren E. Revuelta
15. Dolor en los pacientes politraumáticos ......................................... 271
Cambios fisiopatológicos en el traumatismo................................... 271
Tratamiento del dolor en el politraumatizado ................................ 272
Bibliografía ....................................................................................... 293
Marisa Moreno y Susanna Illa
16. Mucositis............................................................................................ 295
Clínica ................................................................................................ 295
Etiología ............................................................................................. 298
Manejo estratégico ............................................................................ 299
Bibliografía ....................................................................................... 310
Mercè Genové y Ana Parera
17. Cefaleas y algias faciales ................................................................ 311
Introducción ...................................................................................... 311
Clasificación de las cefaleas .............................................................. 312
Bibliografía ....................................................................................... 327
Alejandra Gómez y Martha Cristina Melo
18. Dolor neuropático I. Generalidades ................................................ 329
Definición ........................................................................................... 329
Fisiopatología ..................................................................................... 329
Etiología ........................................................................................... 331
Clínica ................................................................................................ 331
XVI
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Bibliografía ....................................................................................... 361
Dolor postamputación y miembro fantasma ................................. 362
Bibliografía ....................................................................................... 372
Elena Català y Marta Ferrándiz
20. Síndrome de dolor regional complejo .......................................... 373
Historia y terminología..................................................................... 373
Criterios diagnósticos........................................................................ 374
Mecanismos fisiopatológicos ............................................................. 375
Etiología ............................................................................................. 376
Clínica ................................................................................................ 378
Diagnóstico ........................................................................................ 379
Tratamiento ........................................................................................ 381
Conclusiones ...................................................................................... 387
Bibliografía ......................................................................................... 388
Esther Márquez, M.a Victoria Ribera y Ángela Mesas
21. Dolor lumbar ..................................................................................... 389
Introducción ...................................................................................... 389
Fisiopatología del dolor lumbar ....................................................... 390
Clasificación del tipo de dolor ......................................................... 392
Diagnóstico ........................................................................................ 393
Etiología ............................................................................................. 401
Tratamiento ........................................................................................ 404
Guías de actuación terapéutica según la fisiopatología
de la lumbalgia ............................................................................. 417
Bibliografía ......................................................................................... 417
Anexo 1. ............................................................................................. 418
Anexo 2. ............................................................................................. 419
Maria Rull, Elena Català y Marta Ferrándiz
22. Dolor miofascial................................................................................ 421
Introducción ...................................................................................... 421
Definición ........................................................................................... 421
Clasificación ....................................................................................... 422
XVII
Índice
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Omalgia .............................................................................................. 443
Coxalgia .............................................................................................. 446
Gonalgia ............................................................................................. 449
Bibliografía ......................................................................................... 454
Marta Ferrándiz y Rubén Díaz
24. Dolor visceral .................................................................................... 455
Introducción ...................................................................................... 455
Anatomía ............................................................................................ 457
Dolor torácico .................................................................................... 460
Dolor abdominal .............................................................................. 463
Dolor pélvico ..................................................................................... 465
Tratamiento ........................................................................................ 466
Conclusiones ...................................................................................... 468
Bibliografía ......................................................................................... 468
Eddy Patricio Salvador, Antonio Ojeda y Luis Aliaga
25. Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos ................ 469
Introducción ...................................................................................... 469
Tipos de dolor .................................................................................... 469
Síndromes de dolor asociados a cuadros neoplásicos .................... 473
Estrategia terapéutica ....................................................................... 480
Bibliografía ......................................................................................... 492
Antonio Pascual y Óscar Fariñas
26. Dolor en el paciente mayor ............................................................. 493
Introducción ...................................................................................... 493
Epidemiología .................................................................................... 493
Definición ........................................................................................... 494
Prevalencia del dolor ....................................................................... 494
Cambios en la viabilidad de los instrumentos de evaluación ........ 495
Envejecimiento y percepción del dolor ........................................... 496
Seguridad y eficacia de los fármacos analgésicos ........................... 497
Manejo del dolor agudo intrahospitalario ....................................... 498
Anestésicos locales ............................................................................ 500
XVIII
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Dolor postoperatorio ......................................................................... 513
Dolor oncológico ............................................................................... 530
Dolor neuropático ............................................................................. 533
Dolor de miembro fantasma ............................................................. 535
Bibliografía ......................................................................................... 536
Susanna Illa e Inma India
V. MISCELÁNEA
28. Funciones de la enfermera en el manejo del paciente
con dolor ........................................................................................... 539
Verificación de la actividad programada en las diferentes
agendas de la unidad .................................................................... 540
Acogida del paciente en la unidad y valoración inicial .................. 540
Técnicas analgésicas más utilizadas en el dolor crónico ............... 541
Dolor agudo y analgesia postoperatoria .......................................... 559
Bibliografía ......................................................................................... 562
Isabel Serrano y Carme Castillo
29. Dosis equivalentes orientativas de opioides por diferentes
vías de administración ..................................................................... 563
M.a Àngels Gil de Bernabé
30. Criterios de solicitud de exploraciones complementarias
en el dolor a nivel raquídeo: ¿cuándo y cuáles? .......................... 567
Introducción ...................................................................................... 567
Pruebas complementarias: generalidades ........................................ 568
Pruebas de imagen en dolor cervical .............................................. 569
Pruebas de imagen en dolor lumbar ............................................... 570
Bibliografía ......................................................................................... 572
Míriam Mateo, Iván Agra y Héctor Hernández
31. Tablas de dermatomas e inervación muscular .............................. 573
Índice analítico ........................................................................................ 575
XIX
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Prólogo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de tratamiento del dolor en el año 2003 y le dedicamos la segunda
edición, en 2008, en la que colaboró como autor. Nunca hubiera ima-
ginado que, con el entusiasmo que iniciamos la tercera edición y des-
pués de su colaboración en dos capítulos junto con su equipo de la
Clínica del Dolor del Centro Médico Teknon, me tendría que enfrentar
a dedicarle in memoriam esta tercera edición.
A Luis le debemos la puesta marcha, junto con el Dr. Juan María
Villar Landeira, director del Servicio de Anestesiología durante el pe-
riodo de 1975 a 2004, de la Clínica del Dolor del Hospital de la Santa
Creu i Sant Pau de Barcelona en el año 1976, con reconocimiento
institucional y asistencia diaria desde 1984. Yo tuve la suerte de acabar
mi residencia de anestesiología y unirme a ellos poco después. Así fue
como empezó mi andadura por el campo del dolor a su lado durante
muchos años y fui creciendo profesionalmente de la mano de una per-
sona con gran ambición profesional. Y todo ello, llevado a buen puerto,
como hizo él, resulta extraordinario, pues hace que la dedicación, el
esfuerzo y el estudio constante sean algo innato en el quehacer diario.
La larga trayectoria profesional, científica y docente de Luis se vio
reflejada en muchísimas actividades. Fue pionero en nuestro país tanto
en el campo de la anestesia regional como en el del dolor. Cabe destacar
los cursos intensivos teórico-prácticos del bloqueo nervioso del Hospi-
tal de Sant Pau, que se iniciaron en 1987 y aún siguen realizándose hoy
en día de la mano del equipo que Luis dejó en su querida Unidad de
Dolor de Sant Pau (este año 2015 ha sido el XXXVII). Estos cursos
fueron pioneros en la enseñanza de anestesia regional y son recordados
por múltiples especialistas, que asistieron tanto a la parte práctica como
a la teórica y que hoy en día se han convertido en sus docentes.
En el año 2001 Luis se incorporó al Centro Médico Teknon, donde
fue director del Servicio de Anestesiología y Clínica del Dolor. Allí
Prólogo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
A todas estas cualidades profesionales debemos añadir su cualidad
humana ayudando tanto a los que se iniciaban en el campo del dolor y
la anestesia regional como a los que ya trabajábamos más estrechamente
y durante años con él. Siempre tenía presentes y se acordaba de aquellas
personas que en su día habían hecho que él formara parte de su entorno
profesional. A muchas de ellas las incluyó para siempre como compa-
ñeros de su infatigable vida profesional y a otras como a grandes amigos.
Luis, gracias por tus enseñanzas, por haber confiado en mí durante
todos los años en que fuiste mi «jefe» en la Clínica del Dolor de Sant
Pau que fundaste y por tu cálida amistad.
Posiblemente sin ti mi trayectoria profesional en el ámbito del dolor
hubiera sido diferente, y este libro, al que tanto aprecio le tengo, posi-
blemente no existiría.
Mil gracias una y otra vez, Luis. Esperamos que esta tercera edición
sea también de tu agrado, y todo el equipo de profesionales de tu querida
Clínica del Dolor de Sant Pau te la dedicamos con todo nuestro cariño.
XXII
I.
FUNDAMENTOS
Y GENERALIDADES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
1
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
INTRODUCCIÓN Y CONCEPTOS
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
escasos y limitados a una ansiedad leve. El dolor crónico no
posee una función protectora y, más que un síntoma, se pue-
de considerar una enfermedad. Es un dolor persistente que
puede perpetuarse durante un tiempo prolongado después de
una lesión, e incluso en ausencia de ella. Suele ser refractario
a los tratamientos y se asocia a importantes síntomas psico-
lógicos.
4
Manual de Tratamiento del Dolor
NEUROANATOMÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
se dividen en tres grupos, en función de su estructura y velocidad de
conducción: de tipo A, que a su vez se dividen en Aα, Aβ, Aγ y Aδ, de
tipo B y de tipo C. Las fibras Aδ y C son las encargadas de la nocicepción.
Las terminaciones libres de dichas fibras corresponden a los nociceptores
anteriormente mencionados. Las fibras Aδ están mielinizadas y trans-
miten las sensaciones de manera rápida y localizada; son capaces de
modular la intensidad del impulso nervioso. Las fibras de tipo C, más
numerosas, son amielínicas, de conducción lenta y responsables del
dolor difuso y persistente, una vez desaparecido el estímulo. El umbral
de dolor de estos receptores no es constante y depende del tejido donde
se encuentren. Se distinguen tres grupos de nociceptores: cutáneos,
musculoarticulares y viscerales.
– Nociceptores cutáneos: presentan un alto umbral de estimula-
ción, sólo se activan ante estímulos intensos y no tienen actividad
en ausencia de estímulos nocivos. Los nociceptores Aδ están si-
tuados en la dermis y la epidermis, y responden exclusivamente
a estímulos mecánicos. Los nociceptores de tipo C se sitúan en
la dermis y responden a estímulos de tipo mecánico, químico y
térmico, y a las sustancias liberadas por el daño tisular.
– Nociceptores musculoarticulares: en el músculo, los nociceptores
de fibras Aδ responden a contracciones mantenidas del músculo
y los de tipo C, a la presión, el calor y la isquemia muscular. En
las articulaciones existen también estos dos tipos de nociceptores,
y se sitúan en la cápsula articular, los ligamentos, el periostio y
la grasa, pero no en el cartílago. En función de la intensidad del
estímulo (presión y/o movimiento), se clasifican en cinco cate-
gorías (I-V).
– Nociceptores viscerales: la mayor parte son fibras amielínicas o
de tipo C. Hay dos tipos de nociceptores viscerales: de alto umbral,
5
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
el correspondiente a las neuronas de primer orden, que en la transmisión
sensitiva también reciben la denominación de primera neurona sensorial.
La sustancia gris se comporta como una primera estación sináptica,
y en ella tienen lugar los fenómenos de procesamiento y modulación
del impulso doloroso. Está anatómicamente diferenciada en 10 láminas
o capas: las seis primeras y funcionalmente también la décima forman
el asta posterior medular (Fig. 1). Las fibras Aδ cutáneas terminan fun-
damentalmente en las láminas I y V, y las fibras de tipo C, en la lámina
II (también denominada sustancia gelatinosa) y, en menor proporción,
en las láminas I y III. Las fibras procedentes de los nociceptores mus-
culares y articulares sinapsan en las láminas I, V y VI, y los nocicepto-
res viscerales de tipo C lo hacen en las láminas I, V y X. Por lo tanto,
las terminaciones centrales de la primera neurona sensorial presentan
una distribución anatómica definida en función de la localización del
nociceptor (cutánea, visceral o musculoarticular) y del tipo de fibra que
transmite el estímulo.
Las fibras de tipo C conectan también a este nivel con motoneuronas
y neuronas simpáticas, desencadenando los actos reflejos medulares y
las manifestaciones autonómicas asociadas al dolor.
6
Manual de Tratamiento del Dolor
IV
VI
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
X
VII
IM
VIII
IX
IX IX
VM LM
7
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
pos receptores, con frecuencia bilaterales y que se activan o se
inhiben en función del tipo de estímulo.
Vías ascendentes
Una gran proporción de neuronas nociceptivas de la médula espinal
envía sus axones a centros supraspinales, sobre el tronco del encéfalo
y el tálamo, principalmente el complejo medular reticular, el complejo
reticular mesencefálico, la sustancia gris periacueductal (SGPA) y el
núcleo ventroposterolateral del tálamo. La mayor parte de la informa-
ción se transmite por vías cruzadas ascendentes situadas en la región
anterolateral de la médula espinal, aunque existen fibras que ascienden
ipsilateralmente (Fig. 2). Los fascículos ascendentes mejor definidos
anatómicamente son el espinotalámico, el espinorreticular y el espino-
mesencefálico.
Las neuronas de la lámina I establecen conexiones a nivel medular
con el sistema simpático torácico y participan en los reflejos somato-
simpáticos. Además, establecen conexiones con neuronas ventrolatera-
les medulares y con la porción caudal del tracto solitario, dos zonas
implicadas en la regulación cardiorrespiratoria. Las neuronas de las
láminas profundas del asta posterior (especialmente las neuronas ADR)
proyectan fundamentalmente hacia el área reticular del mesencéfalo y
otras áreas implicadas en las respuestas motoras y somatosensoriales.
Las fibras que llegan a la formación reticular son responsables de la
situación de alerta frente al dolor.
Otros fascículos implicados en la transmisión y modulación del dolor
se sitúan a nivel de la sustancia blanca medular, como el fonículo dorso-
lateral descendente, con funciones antinociceptivas, y las columnas dor-
sales, relacionadas con la transmisión del dolor de origen visceral.
8
Manual de Tratamiento del Dolor
Sensación
de dolor Disforia
Amígdala
Núcleo
Tálamo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
parabraquial
Asta dorsal
Figura 2. Vías del dolor. SS: córtex somatosensorial; CCA: córtex cingulado anterior;
GRD: ganglio raíz dorsal (adaptada de Bolay H. Neurology 2002).
Mecanismos talamocorticales
La sensación de dolor incluye tres componentes: discriminativo o sen-
sorial, afectivo y cognitivo. Los elementos discriminativos (localización,
intensidad y duración) están integrados en el complejo ventrobasal del
tálamo y la corteza somatosensorial (áreas S1 y S2), que a su vez están
interconectados con áreas visuales, auditivas, de aprendizaje y memoria.
Estas áreas poseen neuronas nociceptivas con características similares a las
neuronas medulares de clase II y III. El componente afectivo/cognitivo de
la sensación dolorosa podría estar localizado en los núcleos talámicos
9
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los estímulos nociceptivos activan a la vez los mecanismos ascenden-
tes de la transmisión nociceptiva y los mecanismos encargados de la
modulación de la magnitud de esta señal nociceptiva, a nivel periférico,
espinal y supraspinal. Es el denominado sistema modulador descendente,
formado por una red anatómica bien caracterizada que regula el proce-
samiento de la señal nociceptiva en las dos direcciones, ya sea inhibién-
dolo o facilitándolo, dependiendo de varias circunstancias. Se origina en
diferentes núcleos del tronco del encéfalo y en diferentes estructuras
corticales y subcorticales, y finaliza en el asta dorsal medular. Los meca-
nismos inhibitorios mejor identificados son los que se encuentran en el
asta dorsal medular y están constituidos por neuronas intrínsecas espi-
nales inhibitorias y fibras descendentes de origen supraspinal. Las neu-
ronas espinales inhibitorias actúan mayoritariamente a nivel presináp-
tico y se activan ante señales dolorosas, fundamentalmente prolongadas,
impidiendo la transmisión del estímulo hacia las neuronas de segundo
orden. De los distintos sistemas endógenos de proyección supraspinal
que modulan la información aferente, el mejor caracterizado es el que
proyecta desde la SGPA, la formación reticular, el bulbo rostral ventro-
medial y el tegmento dorsolateral, todos ellos situados en el tronco de
encéfalo, hacia las láminas superficiales del asta dorsal de la médula.
Las vías descendentes moduladoras del dolor están sometidas a un
doble control: un control ascendente (bottom-up control), en el que la
modulación del estímulo nociceptivo está influenciada por las propias
características del estímulo, y un control descendente (top-down con-
trol), donde la actividad de los centros superiores que controlan la
conducta, procesos cognitivos como la atención, el estado de ánimo y
factores emocionales, puede activar las vías moduladoras descendentes,
regulando la información nociceptiva que se recibe en un contexto
determinado.
10
Manual de Tratamiento del Dolor
NEUROQUÍMICA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
recibiendo la modulación de los sistemas inhibitorios. Estos sistemas están
constituidos por transmisores y receptores capaces de disminuir la libera-
ción de transmisores excitatorios y la excitabilidad neuronal. Los sistemas
inhibitorios mejor conocidos son el opioide, el α-adrenérgico, el colinérgi-
co y el GABAérgico. Estos sistemas se activan a la vez por el estímulo
doloroso y parecen actuar sinérgicamente con el sistema excitatorio.
11
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Adenosina
α2-adrenérgico
Somatostatina
Tipo II Bradicinina
Histamina
Eicosanoides Excitación/sensibilización
PGE2
Serotonina (5-HT1-2)
Tipos III y IV NFG Modificación de la expresión genética
Mediadores de la activación-sensibilización
de los receptores periféricos
A nivel periférico, las diferentes noxas o estímulos nociceptivos,
mediante la liberación local de numerosos agentes químicos, activan
simultáneamente mecanismos excitatorios e inhibitorios que determi-
nan las características de la señal dolorosa que alcanza el asta dorsal
12
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
mecanismos diferentes que no están claramente establecidos. Se
han identificado diversos subtipos de receptores serotoninérgi-
cos, con funciones diferentes en la nocicepción. Los más relevan-
tes, en cuanto a la transmisión del dolor, son los receptores 5-HT3,
que se encuentran en el SNC y en las fibras periféricas algésicas.
A nivel periférico, la serotonina activa directamente las fibras
nociceptivas y potencia el dolor inducido por cininas. A nivel
central, participa mayoritariamente en la modulación inhibitoria
del dolor.
– Noradrenalina: en presencia de inflamación periférica, las termi-
naciones sensoriales expresan receptores α-adrenérgicos, y esta
sustancia induce una excitación y sensibilización de la fibra pe-
riférica. Sobre la médula y otros centros superiores, la noradre-
nalina participa en la modulación inhibitoria del dolor.
– Histamina: interviene en los procesos inflamatorios originando
vasodilatación y edema. Su papel en la activación directa del
nociceptor se desconoce, y, en general, evoca poca respuesta,
excepto en subpoblaciones de fibras C mecanorreceptoras.
– Óxido nítrico (ON): se trata de un radical libre que actúa como
mensajero en la mayoría de sistemas biológicos. Parece estar
implicado en la nocicepción tanto a nivel periférico como central.
A nivel periférico, podría favorecer la transmisión del dolor en
lesiones inflamatorias. En el SNC, modula la liberación de diversos
neurotransmisores (ácido γ-aminobutírico [GABA], serotonina,
Glu) y podría participar en procesos de plasticidad y sensibilización
central. Además, el sistema ON/GMP cíclico parece estar implicado
en la analgesia inducida por antiinflamatorios no esteroideos,
opioides y probablemente anestésicos locales.
13
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Citocinas: las interleucinas, el factor de necrosis tumoral o los
interferones son citocinas que estimulan los nociceptores de
forma indirecta al activar la síntesis y liberación de PG.
– Factor de crecimiento nervioso (NGF): actúa uniéndose a los
receptores de tipo III de la membrana y, una vez interiorizado,
regula la expresión de ciertos genes y estimula la síntesis de SP
y CRRP. El incremento de los niveles de NGF puede inducir una
sensibilización central por el aumento de estos neuropéptidos,
facilitando la transmisión supraspinal mediada por receptores de
N-metil-D-aspartato (NMDA) (glutamatérgicos).
– Sustancia P: una vez liberada en las terminaciones periféricas de
los nociceptores, produce vasodilatación, aumento de la permea-
bilidad capilar y aumento de la producción y liberación de media-
dores inflamatorios. Estos efectos contribuyen a mantener la res-
puesta inflamatoria y la sensibilización de los nociceptores, aunque
parece que no producen una estimulación directa de los mismos.
Además de estos mediadores, a nivel periférico, se han identificado
sistemas inhibitorios que participan en la modulación del proceso no-
ciceptivo. Tiene especial relevancia el sistema opioide endógeno, que
se halla ampliamente distribuido por el organismo y es uno de los
sistemas modulares más importantes de la nocicepción a nivel perifé-
rico. Se ha demostrado la existencia de genes que codifican modulado-
res para los transmisores y receptores opioides en localizaciones peri-
féricas, a nivel de los GRD, las células endocrinas y el sistema inmune.
En la periferia, los receptores opioides están localizados en las fibras
sensoriales y simpáticas de distintas estructuras y en células inmunes, que
posiblemente expresan genes que codifican β-endorfinas y encefalinas.
14
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
mente, esta información ya procesada alcanza centros superiores, don-
de induce respuestas vegetativas, motoras y emocionales, y donde ade-
más el dolor se hace consciente. Los centros de modulación supraspinal
están peor caracterizados y se conoce poco sobre su funcionamiento,
pero los avances tecnológicos en neuroimagen han permitido identificar
las estructuras corticales y subcorticales implicadas en el procesamien-
to y modulación central del estímulo nociceptivo.
15
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
P P
NMDA –
NK1 AMPA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
IP3 Ca++ GABAa
mGlu NOS PKC Gly
Propagación
activar los canales del receptor NMDA que se mantienen en reposo de-
bido a un bloqueo magnesio dependiente, impidiendo la prolongación de
la respuesta.
En situación patológica, los receptores AMPA y NMDA se reclutan.
Ante una noxa o estímulo doloroso mantenido, el Glu en sinergia con
la SP, que se libera simultáneamente, produce una estimulación pro-
longada del receptor AMPA y, como consecuencia, un potencial postsi-
náptico prolongado, capaz de remover el magnesio y facilitar la despo-
larización del receptor NMDA. La ocupación glutamatérgica del receptor
NMDA desencadena un incremento del Ca++ intracelular y la activación
de una serie de sistemas enzimáticos (activación de fosfolipasas, aumen-
to de la producción de PG y de ON) que producen una despolarización
mantenida de la neurona de segundo orden. Sustancias como las PG y
el ON, liberadas extracelularmente, difunden y estimulan las neuronas
aferentes primarias, manteniendo así el estímulo excitatorio. Esta si-
tuación conduce a un estado de hiperexcitabilidad neuronal y facilita el
mantenimiento de la transmisión nociceptiva (Fig. 3).
16
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
fibras Aδ y C desencadena la liberación de neuropéptidos y Glu.
Estos, a su vez, actúan postsinápticamente sobre los receptores
específicos de las neuronas de segundo orden, sensibilizándolas y
favoreciendo el impulso de esta información. A todo esto se añade
la activación de las fibras C sobre las interneuronas de la porción
más externa de la sustancia gelatinosa, que favorece también la
liberación de Glu. Todo ello produce un incremento del Ca++
intracelular que conduce a la activación de la fosfolipasa A2,
formando ácido araquidónico y liberando PG. Asimismo, condu-
ce a la activación de la óxido nítrico sintetasa (NOS) presente en
las fibras C y en las neuronas de segundo orden, formándose ON.
Ambas sustancias, PG y ON, se difunden extracelularmente y
facilitan la liberación de neurotransmisores excitadores (neuro-
transmisión retrógrada), tanto de las aferencias primarias como
de las secundarias, ya sea por acción directa del ON o interaccio-
nando con receptores específicos, como en el caso de las PG.
17
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
ventromedial del bulbo rostral (núcleo magno y reticular del rafe) y aca-
ban en las láminas I, II, V, VI y VII del asta dorsal. A nivel supraspinal, el
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Noradrenalina: los cuerpos celulares de las neuronas noradrenérgicas
se encuentran en los núcleos pontobulbares, locus coeruleus y núcleo
subcoeruleus, y terminan en las láminas I, II, IV, VI y X. Sus acciones
antinociceptivas en el ámbito espinal son mediadas preferentemente por
receptores α2, y a nivel supraspinal participan tanto receptores α2 como α1.
Se ha comprobado que la liberación espinal de noradrenalina tiene un
efecto potenciador de la inhibición algésica serotoninérgica.
Péptidos opioides: aunque se distribuyen ampliamente por el SNC,
la SGPA contiene una extensa población de receptores opioides, sobre
todo µ y δ, así como de péptidos endógenos (encefalinas, dinorfinas y
endorfinas). La liberación de opioides endógenos activa las vías descen-
dentes inhibitorias y produce antinocicepción espinal y supraspinal. Su
acción reduce la excitabilidad de membrana de las neuronas presináp-
ticas que llegan al ADME, con lo que disminuye la liberación de SP y
aminoácidos excitatorios.
Acetilcolina (Ach): por estudios animales se ha podido demostrar la
acción inhibitoria de la colinesterasa espinal y el aumento consiguiente
de los niveles de Ach. Esta sustancia parece aumentar la latencia de los
estímulos dolorosos, acción que realiza a través de la activación de
receptores muscarínicos.
INHIBICIÓN DE ESTÍMULOS DE BAJA DENSIDAD
Ácido γ-aminobutírico: actúa sobre los receptores postsinápticos
GABAa y GABAb, y produce una hiperpolarización de la membrana que
disminuye la liberación de neurotransmisores excitatorios, especial-
mente del Glu. Es un neurotransmisor básico de la población de inter-
neuronas espinales que actúa sobre las fibras gruesas Aβ, inhibiendo su
efecto excitador.
18
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en el tronco cerebral, y su funcionamiento es todavía bastante desco-
nocido. Las principales estructuras encargadas de la inhibición supras-
pinal son la SGPA, el área dorsolateral del tegmento pontomesencefáli-
co y la región rostral ventromedial del bulbo. En estas estructuras se
integran impulsos de diverso origen, como el tálamo, el hipotálamo,
áreas del sistema límbico como la ínsula o la amígdala y áreas cortica-
les como el córtex prefrontal, orbitofrontal y del cíngulo anterior. Como
respuesta, se pone en marcha toda una serie de procesos neuroquímicos
que culminan en la liberación de sustancias analgésicas como las cate-
colaminas, los opioides endógenos, Ach o serotonina con acción espe-
cífica sobre el asta dorsal medular. El mejor conocimiento de estos
sistemas endógenos de modulación del dolor ayudará a aumentar la
eficacia de los tratamientos analgésicos.
19
Mecanismos y vías de transmisión del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
esta manera, los estímulos de baja intensidad que activan estas
fibras pueden favorecer la liberación de estos neuropéptidos en
el asta dorsal medular y producir una hiperexcitabilidad ante
estímulos nociceptivos. También se ha demostrado la existencia
de una situación de hiperexcitabilidad simpática, derivada de un
aumento de la expresión de α-adrenorreceptores en los axones
de las fibras nociceptivas primarias. Así, las catecolaminas libe-
radas localmente o en la circulación pueden estimular estas fibras
y promover el mantenimiento de la sensación dolorosa.
– Fenómeno de sprouting o arborización de la fibras de tipo A:
este fenómeno es uno de los mecanismos que más influyen en la
aparición de alodinia (sensación dolorosa ante un estímulo no
doloroso). Esta arborización afecta principalmente a las fibras Aβ,
que se activan con mayor facilidad por estímulos de bajo umbral
no necesariamente nociceptivos. Como se ha comentado ante-
riormente, el aumento de población de estas fibras y su hipersen-
sibilización pueden favorecer un estado de hiperexcitabilidad
dolorosa central.
20
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ralgesia a tejidos no lesionados (dolor referido). Todos estos fe-
nómenos pueden persistir aunque haya desaparecido la lesión
periférica. Por lo tanto, las alteraciones en la percepción algésica
se deben a cambios tanto morfológicos como funcionales deriva-
dos de la existencia de mecanismos de neuroplasticidad. No debe
olvidarse tampoco que el dolor es finalmente una experiencia
sensorial y, por lo tanto, de difícil cuantificación. Su espectro
varía desde el dolor generado por un daño tisular concreto hasta
aquel generado sin un estímulo periférico identificable. La atención,
el aprendizaje y la expectación son factores que varían la valoración
consciente del dolor y añaden mayor complejidad a la interpreta-
ción individual de la experiencia dolorosa.
BIBLIOGRAFÍA
Basbaum AI, Bautista DM, Scherrer G, Julius D. Cellular and molecular mechanisms of pain. Cell.
2009;139(2):267-84.
Besson JM. The neurobiology of pain. Lancet. 1999;353(9164):1610-5.
Bolay H, Moskowitz MA. Mechanisms of pain modulation in chronic syndromes. Neurology. 2002;59(5
Suppl 2):S2-7.
Brooks J, Tracey I. From nociception to pain perception: imaging the spinal and supraspinal pathways. J
Anat. 2005;207(1):19-33.
Iannetti GD, Mouraux A. From the neuromatrix to the pain matrix (and back). Exp Brain Res. 2010;205(1):1-12.
Loeser JD. Pain as a disease. En: Cervero F, Jensen T, eds. Handbook of clinical neurology. Elsevier; 2006.
p. 11-20.
Ossipov MH, Dussor GO, Porreca F. Review series central modulation of pain. J Clin Invest. 2010;120(11):3779-87.
Pertovaara A, Almeida A. Descending Inhibitory Systems. En: Cervero F, Jensen TS, eds. Handbook of
Clinical Neurology. Vol. 81. Elsevier B.V.; 2006. p. 179-92.
Price DD. Psychological and neural mechanisms of the affective dimension of pain. Science. 2000;
288(5472):1769-72.
Rainville P. Brain mechanisms of pain affect and pain modulation. Curr Opin Neurobiol. 2002;12(2):195-204.
Treede RD, Kenshalo DR, Gracely RH, Jones AK. The cortical representation of pain. Pain. 1999;79(2-3):105-11.
Woolf CJ, Ma Q. Nociceptors--noxious stimulus detectors. Neuron. 2007;55(3):353-64.
Woolf CJ, Salter MW. Neuronal plasticity: increasing the gain in pain. Science. 2000;288(5472):1765-9.
21
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
2
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
to con el que puede ser difícil convivir. En la mayoría de las ocasiones el
síntoma del dolor está relacionado con una lesión o una enfermedad. No
obstante, el dolor como síntoma que expresa el paciente es el resultado
de un proceso «elaborado y complejo» propio de cada persona, variable
en el tiempo y que puede aumentar o disminuir por diferentes motivos,
como el estado de ánimo, la actividad física o incluso otras experiencias
vividas con anterioridad. Todo esto nos puede hacer entender la dificultad
que entraña en muchas ocasiones el tratamiento del dolor crónico.
El dolor crónico constituye la forma de dolor con mayores repercu-
siones sobre el individuo, por el grave deterioro de su calidad de vida,
y la sociedad, por los gravosos costes que supone. Es un síntoma que
afecta y preocupa a las personas, ya sea por su etiología, ya sea por
el sufrimiento que conlleva. En los últimos años se ha convertido en el
síntoma acompañante que con mayor frecuencia lleva a la población a
la consulta médica, convirtiéndose en uno de los principales problemas
de salud pública.
En una encuesta realizada por Català, et al. en 2001 sobre una
muestra de 5.000 personas de la población general española se objetivó
que la prevalencia de dolor en general era del 30% durante un día deter-
minado y del 42% si se objetivaba durante la semana anterior. También
se observó que el 23% de este dolor era crónico (más de tres meses de
evolución).
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Tipos de clínicas del dolor
Lo primero que se necesita para poner en marcha una clínica del
dolor es personal especializado y un local de trabajo adecuado: consul-
torios, sala de bloqueos/infiltraciones con monitorización y control de
enfermería y posibilidad de quirófanos o salas con técnicas de imagen
como radiología específica, radioescopia o ecografía. De todas maneras,
las necesidades dependerán del tipo de clínica del dolor de que se dis-
ponga.
El Comité de Terapéutica del Dolor de la Sociedad Americana de
Anestesiología clasifica las clínicas del dolor de la siguiente forma:
– Modalidad terapéutica: ofrecen algún tratamiento en concreto,
como acupuntura, psicoterapia, técnicas neuroquirúrgicas.
– Sindrómicas: están dedicadas al estudio y tratamiento de algún
dolor en concreto: lumbalgias, cefaleas, neuralgias.
– Unidades unidisciplinarias o multidisciplinarias, dependiendo de
si poseen uno o varios especialistas: ofrecen todo tipo de evalua-
ción y/o tratamiento de cualquier tipo de dolor.
TIPOS DE DOLOR
– Dependiendo de la cronología: dolor agudo o dolor crónico (más
de tres meses).
– Dependiendo de la enfermedad: dolor oncológico o dolor no
oncológico.
– Dependiendo de la fisiopatología del dolor: nociceptivo, neuropá-
tico, visceral o somatoforme.
24
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
International Classification of Diseases (ICD), de junio de 2015, divide
estas alteraciones en siete grupos genéricos:
Cada uno de estos grupos tiene unas subcategorías que abarcan di-
ferentes criterios diagnósticos.
El dolor crónico primario es una nueva definición que engloba cuadros
de dolor de etiología desconocida, tales como el dolor lumbar no muscu-
loesquelético, el dolor generalizado, la fibromialgia y el colon irritable.
25
Las clínicas del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Historia clínica detallada que valore con exhaustividad al paciente,
tanto física como psíquicamente.
– Historia del síntoma del dolor, evaluando el tipo de dolor, el tiempo
de evolución, la intensidad del mismo, los síntomas acompañantes,
la incapacidad que produce y los tratamientos efectuados.
– Exploración del paciente.
– Diagnóstico.
– Tratamiento.
– Seguimiento con visitas más o menos periódicas.
– Resultados, que se evalúan según:
• La disminución del dolor.
• La reducción del consumo de fármacos si el paciente tomaba
muchos.
• La mejora de su actividad diaria.
• La incorporación a sus actividades normales o de trabajo.
26
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
cidad del paciente.
– Reconocer las señales de peligro que pueden impedir el
diagnóstico y tratamiento del paciente.
Técnica de la entrevista
El primer paso al hacer una historia clínica consiste en elegir entre
realizar una entrevista cara a cara con el paciente o usar listas de pre-
guntas o formularios estandarizados, que pueden ser de naturaleza
general o modificados para cuadros específicos. Si bien los formularios
estándar ofrecen, sobre todo al médico inexperto, la ventaja de ser
completos y evitar el posible olvido de elementos importantes, privan,
tanto al paciente como al médico, de una oportunidad para desarrollar la
comunicación mutua, que es sin duda un importante aliado terapéutico.
27
Las clínicas del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
son un excelente punto de partida para establecer una buena relación de
confianza y comunicación, que se prolongará y se perpetuará en la fase
de tratamiento, obteniéndose mejores resultados del mismo.
En un contexto de dolor agudo, el paciente suele sentir ansiedad
relacionada con el dolor, pero los síntomas son de corta duración, la
historia suele ser breve, y el sitio y la causa no están influenciados por
otros factores. El paciente no se siente desesperanzado ni escéptico en
relación con el especialista en dolor. Sin embargo, en el caso del pa-
ciente con dolor crónico, la historia es más compleja, el sitio de origen,
los mecanismos y la causa del dolor son más oscuros, y el paciente está
más insatisfecho con los médicos en general.
Aunque la entrevista debe ser lo menos dirigida posible, quizás sea
necesario reencauzar algunos aspectos si la narración del paciente re-
sulta demasiado errática. Es preferible establecer un determinado ritmo
durante la entrevista, para destinar un tiempo adecuado a cada parte,
sin permitir que el paciente prolongue una narración carente de interés
y después acelere otras partes de la historia.
La experiencia enseña que las preguntas se deben formular de forma
sistemática y ordenada. Generalmente, las preguntas siguen este orden:
– Dolencia principal.
– Historia de la dolencia presente:
• Forma de inicio.
• Distribución espacial.
• Evolución temporal.
• Factores provocativos.
• Factores paliativos.
28
Manual de Tratamiento del Dolor
• Tratamiento actual.
• Aspectos cuantitativos.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Revisión de sistemas:
• Dolor en cada sistema.
• Salud general.
• Tabaco, alcohol, fármacos.
– Antecedentes familiares:
• Familiares con dolor similar.
• Familiares con dolor de otro tipo.
• Familiares con enfermedades incapacitantes.
• Familiares con otras enfermedades.
• Familiares fallecidos y causas de muerte.
– Historia laboral y social:
• Situación conyugal.
• Familiares dependientes.
• Educación y ocupación.
• Empleo o estado de incapacidad actual.
• Apoyo económico.
• Descanso.
• Participación en funciones sociales externas.
• Efectos sociales del dolor.
La finalidad del interrogatorio es:
– Diferenciar entre dolor agudo y dolor crónico.
– Distinguir entre procesos dolorosos que amenazan la vida o un
miembro y procesos crónicos o recurrentes que justifican el
tratamiento pero no suponen un peligro para la vida.
– Identificar el tejido origen del dolor (músculos, tendones, li-
gamentos, nervios, raíces nerviosas, plexos, sistema nervioso
29
Las clínicas del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
comenzó el dolor? Estas pruebas cronológicas incluyen la dife-
renciación entre el dolor agudo y el dolor crónico.
– ¿Cómo es el dolor? Descríbalo.
– ¿Cuál es la intensidad del dolor? Conviene compararlo con algún
otro dolor que sea fácil de recordar y comprender para el pacien-
te, como el dolor del parto en la mujer o el dolor de un varón
que haya sufrido un cólico nefrítico o una fractura. Más adelante
veremos más detalladamente las escalas del dolor.
– ¿Dónde se localiza el dolor? ¿Se irradia o se extiende a otros lados
del cuerpo?
– ¿Tiene usted alguna otra enfermedad?
– ¿Qué tratamientos se han intentado en el pasado para aliviar el
dolor? Debe interrogarse acerca de fármacos sospechosos, como
los opioides o las benzodiacepinas; los bloqueos neurales, que a
veces son considerados como ineficaces, cuando no se han blo-
queado las raíces implicadas; y los fracasos de tratamientos far-
macológicos, cuando en realidad no se han empleado las dosis
adecuadas.
– ¿Qué medicamentos está tomando actualmente? ¿Ha tenido al-
guna reacción alérgica?
– ¿Qué factores hacen que usted se sienta peor o mejor?
– ¿Qué repercusiones ha tenido este dolor en su vida, ya sea en el
ámbito laboral, social o interpersonal? Esta pregunta puede re-
velar problemas psiquiátricos ocultos. Debe hacerse hincapié en
la satisfacción laboral y conyugal, la actividad sexual, la duración
de la pérdida de trabajo, los pasatiempos abandonados…
30
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Métodos verbales: unidimensionales y multidimensionales.
– Evaluaciones conductuales.
– Medidas fisiológicas.
Métodos verbales
Las manifestaciones verbales o escritas son técnicas específicas para
valorar las impresiones subjetivas de los individuos, y son las valoracio-
nes que deben utilizarse en las unidades del dolor. Se recomienda usar
un método unidimensional conjuntamente con otro multidimensional
(por ejemplo, la escala visual analógica [EVA] + el Cuestionario Bre-
ve del Dolor [BPI]).
– Métodos unidimensionales:
• Escalas verbales descriptivas (dolor leve, moderado, intenso e
insoportable).
• Escalas numéricas verbales o visuales (de 0-10 o de 0-100).
• Escala visual analógica: consiste en una línea de 10 cm anclada
en un extremo con el título «no dolor» y en otro con «máximo
dolor imaginable». La puntuación de la intensidad del dolor se
lleva a cabo marcando un punto de la línea o deslizando un
cursor cuya distancia se traduce en centímetros.
– Métodos multidimensionales: incluyen todas las escalas desarro-
lladas de manera específica para la evaluación de los distintos
aspectos relacionados con el dolor:
31
Las clínicas del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
validadas al español.
• Tests psicológicos/psicopatológicos y de calidad de vida (véase
capítulo 3).
– Escalas de valoración del dolor neuropático: son instrumentos de
medida que ayudan a conocer mejor la enfermedad (dolor) desde el
punto de vista del paciente. La utilidad de estos instrumentos de-
pende básicamente de su fiabilidad, validez e interpretabilidad clíni-
ca. Existen diferentes cuestionarios específicos de dolor neuropático:
• Neuropathic Pain Scale (NPS).
• LANSS Pain Scale.
• Neuropathic Pain Questionnaire (NPQ).
• Neuropathic Pain Symptom Inventory (NPSI).
• Neuropathic Pain Diagnostic Questionnaire (DN4).
• Pain DETECT.
• Screening Tool.
La NPS y el NPSI son escalas para determinar la intensidad del dolor
neuropático y realizar un seguimiento de la sintomatología del pacien-
te con el tratamiento propuesto. Son aplicables a la investigación.
El NPQ, el LANSS y el DN4 ayudan al clínico a determinar la pre-
dominancia del dolor neuropático en un paciente con dolor mixto.
El NPQ abreviado es el cuestionario más corto, pero necesita un
análisis estadístico para su resolución.
El DN4 consta de 10 preguntas que se contestan con un sí o un no
y, aunque las cuatro últimas deben ser realizadas bajo exploración, el
cuestionario puede cumplimentarse casi en su totalidad, al igual que el
Pain DETECT, en la sala de espera, lo que permite al médico de atención
primaria ahorrar tiempo de consulta.
32
Manual de Tratamiento del Dolor
Métodos conductuales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Existen numerosas conductas claramente indicadoras de la experiencia
dolorosa: quejidos, muecas, suspiros, posturas corporales, absentismo
laboral… La observación de estos hechos puede ser efectuada tanto por
personas cercanas al paciente como por personal entrenado.
Métodos fisiológicos
Son poco utilizados en la práctica clínica diaria. Citaremos, por
ejemplo, el estudio de las respuestas psicofisiológicas del sistema ner-
vioso autónomo, el estudio de patrones electromiográficos, los poten-
ciales evocados, la neurografía percutánea, la determinación de péptidos
opioides endógenos en el líquido cefalorraquídeo, los cuales disminuyen
durante el dolor, los reflejos nociceptivos de dolor, la determinación
de catecolaminas, cortisol y hormona antidiurética, y la determinación de
parámetros respiratorios.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
En cada enfermedad o síndrome doloroso desarrollados en los diferen-
tes capítulos se especifican detalladamente las pruebas complementarias
necesarias. No es aconsejable solicitar un número excesivo de pruebas o
solicitar pruebas no indicadas (véase capítulo 30).
33
Las clínicas del dolor
CONCLUSIONES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La historia del paciente debe intentar:
– Establecer la comunicación entre el médico y el paciente.
– Investigar la causa y el mecanismo de producción del dolor.
– Diferenciar entre dolor agudo y dolor crónico, y de dife-
rentes etiologías.
– Evaluar los tratamientos previos, como una guía para el
tratamiento futuro.
– Descubrir señales de alerta en el paciente problemático
que puede obtener ganancias secundarias o que presente
alteraciones psicopatológicas remarcables.
BIBLIOGRAFÍA
Abrams B. Historia clínica del paciente con dolor. En: Raj PP, ed. Tratamiento práctico del dolor. 3.a ed.
Madrid: Harcourt; 2002. p. 349-55.
Bouhassira D, Attal N, Alchaar H, et al. Comparison of pain syndromes associated with nervous or somatic
lesions and development of a new neuropathic pain diagnostic questionnaire (DN4). Pain. 2005;
114(1-2):29-36.
Català E, Reig E, Artés M, Aliaga L, López JS, Segú JL. Prevalence of pain in the Spanish population:
telephone survey in 5000 homes. Eur J Pain. 2002;6(2):133-40.
Cid J, Acuña JP, De Andres J, Diaz L, Gómez-Caro L. ¿Qué y cómo evaluar al paciente con dolor crónico?
Evaluación del paciente con dolor crónico. Rev Med Clin Condes. 2014;25(4):687-97.
Goucke CR. The management of persistent pain. Med J Austral. 2003;178(9):444-7.
Keogh E, Herdenfeldt M. Gender, coping and perception of pain. Pain. 2002;97(3):195-202.
Miralles F, González-Darder JM, Vaca JM, Failde I, Zafra J. Investigación en el dolor, dolor experimental y valoración
del dolor. Calidad de vida. En: Torres LM, ed. Medicina del dolor. Barcelona: Masson; 1997. p. 19-31.
Riley JL 3rd, Wade JB, Myers CD, Sheffield D, Papas RK, Price DD. Racial/ethnic differences in the experience
of chronic pain. Pain. 2002;100(3):291-8.
Simon SM. Exploración física del paciente con dolor. En: Raj PP, ed. Tratamiento práctico del dolor. 3.a
ed. Madrid: Harcourt; 2002. p. 356-78.
Treede RD, Rief W, Barke A, et al. A classification of chronic pain for ICD-11. Pain. 2015;156(6):1003-7.
34
Capítulo
3
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El dolor es un elemento esencial de la condición humana. Su presen-
cia a lo largo de la vida es ocasión de sufrimiento y trauma, pero al mismo
tiempo su necesidad y utilidad son evidentes para el mantenimiento de
la integridad biológica.
El dolor es una señal de alarma que moviliza a quien lo siente y
constituye un elemento esencial en el diagnóstico del problema. Este
tipo de dolor, a pesar del malestar que produce, no constituye un pro-
blema psicosocial. Es el dolor persistente, el que se mantiene a pesar
de tratar las causas que lo originan, el que interfiere en la vida normal,
familiar y laboral del paciente, es decir, en su calidad de vida.
En el primer caso, hablaríamos de dolor agudo relacionado con un
daño orgánico, con carácter temporal, que remite con un tratamiento
adecuado y tiene una finalidad beneficiosa para el organismo, cumplien-
do una función biológica y adaptativa.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
miento personalizado, «a medida» para cada paciente, incorporando
también las particularidades culturales que modularían la expresión
de su dolor.
El dolor es una experiencia subjetiva que sólo es accesible para la
propia persona. Esta experiencia perceptiva es el resultado de un cúmu-
lo de factores que interaccionan de una manera compleja. La percepción
del dolor, como resultado final, tiene su inicio en una estimulación
sensorial, una modulación intermedia que lo relaciona con aspectos
comportamentales y motivacionales concretos, que responde a un gra-
do de integración superior a nivel cortical. Así pues, insistimos, la ex-
periencia del dolor viene dada como un conjunto, como un todo, y
resulta complejo determinar el protagonismo que tiene cada uno de sus
elementos y la relación entre estos. En cualquier caso, se impone una
visión global sistémica.
36
Manual de Tratamiento del Dolor
EXPLORACIÓN PSICOLÓGICA
Es importante detectar la psicopatología y los aspectos psicosociales
que pueden incidir en la evolución y adherencia al tratamiento.
Para ello realizamos una entrevista psicodiagnóstica, administramos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
una batería de cuestionarios e indicamos la terapia psicológica corres-
pondiente.
Entrevista psicodiagnóstica
37
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Exploración psicopatológica
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
DSM-IV es la siguiente: alteración del sueño, astenia y fatiga, disminu-
ción de la atención y la concentración, inquietud, intranquilidad y
agitación psicomotriz. Estos síntomas corresponden a la existencia de
una psicopatología aún no especificada.
Posteriormente se precisan los dos cuadros clínicos de depresión y
ansiedad con los síntomas descritos.
Un tercer nivel consiste en diferenciar la depresión mayor de la
distímica menor y, en cuanto a la ansiedad, la crisis de angustia o pá-
nico de la ansiedad generalizada.
Un último grado de gravedad, dados los riesgos de autolisis que
pueden presentarse, se halla dentro de la depresión mayor, la melancolía
y la depresión psicótica (véase anexo A).
Exploración psicosocial
38
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
También se detalla la vida en la escuela, el nivel de rendimiento y
las relaciones con los compañeros y los maestros, haciendo una valoración
del tipo de relaciones sociales que guarda el paciente.
En cuanto a los antecedentes familiares, se usa un diagrama en el
que se recogen los datos familiares de parentesco, valorando el tipo de
relación entre los miembros del conjunto familiar, lo cual proporciona
información genética y ambiental.
Todo ello da información sobre el estilo relacional del paciente con
su entorno próximo y social, para poder valorar también la posibilidad
de apoyo familiar y social, las capacidades de comprensión e intelectuales,
las creencias, valores y expresión cultural del dolor.
Cuestionarios
Los cuestionarios se utilizan para obtener información comple-
mentaria del estado psicológico del paciente, pero no pueden usarse
únicamente como criterio de valoración.
39
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tar con un índice de medida del dolor para cada una de las dimen-
siones es de gran utilidad para la caracterización general del dolor
y, consiguientemente, para la indicación y aplicación del programa
terapéutico más adecuado.
– Breaf Pain Questionnary: consta de cuatro ítems para valorar la
dimensión sensorial del dolor que califican su intensidad como
máxima, mínima, media y actual, con unas puntuaciones de
entre 0 (ausencia de dolor) y 10 (peor dolor imaginable), y siete
ítems para medir la dimensión reactiva al dolor valorando el
grado de interferencia de 0 a 10 según la actividad general,
el estado de ánimo, la capacidad para caminar, el trabajo habi-
tual, las relaciones sociales, el sueño y el disfrute de la vida.
– Cuestionario de Depresión de Beck (BDI): consta de 21 pregun-
tas, cada una de las cuales representa una dimensión, pudién-
dose así valorar global y específicamente los siguientes aspectos:
estado de ánimo, pesimismo, fracaso, descontento, sentimiento
de culpa, necesidad de castigo, odio hacia uno mismo, autoa-
cusaciones, impulsos suicidas, llanto, irritabilidad, aislamien-
to social, incapacidad de decisión, imagen del propio cuerpo,
incapacidad de trabajo, trastornos de sueño, fatigabilidad,
pérdida de apetito, pérdida de peso, hipocondría y pérdida de
la libido.
– Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI): comprende esca-
las separadas de autoevaluación que miden dos conceptos inde-
pendientes de la ansiedad, como estado (E) y como rasgo (R). La
ansiedad estado (A/E) está conceptualizada como un estado o
condición emocional transitoria del organismo humano que se ca-
racteriza por sentimientos subjetivos, conscientemente percibidos,
40
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
mas físicos, limitaciones del rol: problemas emocionales, salud
mental, vitalidad, dolor y percepción de la salud general. También
explora los cambios experimentados en el estado de salud en el
último año.
– Cuestionario de Vicisitudes Sociales (VS): puede dividirse en sie-
te apartados, cada uno de los cuales merece distinta valoración:
satisfacción, adaptación, apoyo en el grupo, capacidad de previsión,
somatizaciones, confrontación y acontecimientos en los últimos
dos años.
– Listado de Síntomas Breve (LSB-50): consta de 50 ítems y está
compuesto por siete escalas principales (psicorreactividad, hiper-
sensibilidad, obsesión-compulsión, ansiedad, hostilidad, somati-
zación y depresión), dos subescalas (alteraciones del sueño y altera-
ciones del sueño ampliada) y una escala de riesgo psicopatológico.
– Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS): consta de 14 ítems
y la intensidad o frecuencia del síntoma se evalúa en una escala
Likert de 4 puntos (rango: 0-3). El rango de puntuación es de
0-21 para cada subescala y de 0-46 para la puntuación global. En
ambas subescalas, los puntos de corte son: 0-7: normal; 8-10 du-
doso, y ≥ 11: problema clínico.
– Medical Outcomes Study Sleep Scale (MOS): consta de 12 ítems
que exploran el impacto o interferencia ocasionados por la enfer-
medad, por un tratamiento o, en general, por cualquier estímulo
externo sobre la arquitectura del sueño (idoneidad, sueño óptimo,
cantidad, despertares bruscos, ronquidos, sueño alterado y somno-
lencia). Además, mediante la suma de nueve o seis de los 12 ítems
del instrumento, se evalúa el índice global de interferencia del
41
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Cuestionario de Personalidad de Eynsenck-Revisado (EPQ-R):
consta de 83 ítems que evalúan las tres dimensiones básicas de
la personalidad: extraversión, neuroticismo y psicoticismo, junto
con una escala complementaria de disimulo que permite medir
la deseabilidad social.
TERAPIA PSICOLÓGICA
42
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
negativos. Además, con todo ello intentamos promover la autoconfianza
y mejorar el estado de ánimo del paciente.
43
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
concreta a partir de la cual se relacionan y sitúan en la realidad (el yo
doloroso).
El paciente con dolor crónico, fijando su rol de enfermo, puede
lograr con facilidad y sin riesgo de rechazo atenciones o afectos de los
demás, evitar esfuerzos y tensiones, alejarse del conjunto de obligacio-
nes, controlar la conducta de los demás e indirectamente castigar a
otros privándoles de la atención de las personas que ahora están
ocupadas cuidándole a él. Asimismo, puede usar el dolor como expre-
sión no culpable de agresión, siendo de esta manera más socialmente
aceptado.
Así pues, el dolor crónico puede facilitar la estructuración de formas
adaptativas de relación que responden a problemáticas emocionales del
paciente, y no sólo de las conductas derivadas del propio dolor. Por ello,
para mantener tal equilibrio, se tenderá a mantener y perpetuar la
sintomatología del dolor, o al menos a no facilitar su disminución. Es
decir, para el paciente sería su forma de equilibrio y de compensa-
ción-regulación de su forma especial de relación con el mundo.
A algunos pacientes, una vez completada la entrevista psicodiagnós-
tica, se les indica psicoterapia grupal, ya sea por el hecho de compartir
la misma enfermedad de dolor con otros pacientes o por características
personales que les permiten beneficiarse de este tipo de terapia.
44
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
vidualizado, es el de mejorar el nivel de control activo y autodominio
del paciente sobre sus síntomas, y, como consecuencia, mejorar también
su calidad de vida, incorporar medidas de cuidado físico y psicológico,
mejorar o regular el aspecto emocional, aumentar las conductas asertivas,
realizar actividades que lo motiven y mejorar las relaciones personales de
pareja, familiares, de trabajo, con el personal sanitario, etc.
La intervención psicológica se realiza en un grupo constituido por
5-6 pacientes y está limitada a nueve sesiones de 1 h y 30 min semana-
les más una sesión de refuerzo a los tres y los seis meses.
Para seleccionar a los pacientes que integrarán el grupo se siguen
unos criterios de inclusión-exclusión, según los datos obtenidos a través
de la entrevista psicológica y el resultado de los cuestionarios adminis-
trados:
– Criterios de inclusión: capacidad de comprensión de los objetivos,
tener expectativas realistas.
– Criterios de exclusión: ausencia de motivación y compromiso,
falta de control de impulsos, depresión mayor, psicopatología
grave, pacientes con clara ganancia secundaria (litigios…).
Una vez formado el grupo, se inician las sesiones grupales, cada una
de las cuales se estructura en cuatro partes:
– Revisión de tareas: para poder generalizar la estrategia aprendida
en la sesión es imprescindible el entrenamiento fuera de las se-
siones, ya que permite que el paciente desarrolle un papel activo
en el cuidado y mantenimiento de su salud.
– Presentación didáctica: en cada sesión se aborda un tema central
relacionado con el dolor.
45
Abordaje psicosocial del dolor crónico
SESIÓN 1: PRESENTACIÓN
Objetivo: introducir el programa y fijar el encuadre y las expectati-
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
vas, además del registro basal del dolor y de las variables psicosociales
pretratamiento.
Se realizan las presentaciones entre los pacientes y con el terapeuta,
y se explica a los pacientes en qué consisten la terapia grupal y el con-
tenido de las sesiones. Se les pide respeto hacia los participantes del
grupo, confidencialidad, compromiso de asistencia, implicación activa
y expectativas realistas ante el dolor.
Se administra una batería de cuestionarios con el objetivo de determi-
nar los cambios antes y después del tratamiento, y se entrega el diario
del dolor para poder registrar el dolor basal.
Se da información didáctica sobre el dolor crónico, destacando los
aspectos psicosociales.
46
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
SESIÓN 5: ACTIVIDADES DIARIAS Y EJERCICIO FÍSICO
Objetivo: introducir cambios en las pautas de actividad; relacionar
la actividad con la salud y su influencia en la mejora del estado de
ánimo; introducir actividades agradables en la rutina de los pacientes.
SESIÓN 7: COMUNICACIÓN
Objetivo: toma de conciencia de cómo el dolor ha interferido en la
comunicación con los demás; aprender a empatizar con la dificultad
que pueden sentir sus familiares al acercarse a ellos, los pacientes;
proponer alternativas de comunicación asertiva.
SESIÓN 9: RECAPITULACIÓN
Objetivo: revisión de los temas tratados; toma de conciencia de que
el grupo es el primer paso en el proceso, de que los cambios son pro-
gresivos y de que es necesario continuar trabajando en el futuro.
47
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
SESIÓN 10: SESIÓN DE SEGUIMIENTO
Objetivo: reforzar las estrategias aprendidas; compartir la situación
actual del dolor valorando los logros adquiridos y su mantenimiento
durante los meses posteriores al tratamiento grupal.
48
Manual de Tratamiento del Dolor
Entrevista psicodiagnóstica
Es importante valorar si existe algún trastorno afectivo mayor no
tratado, o deficientemente tratado, o algún trastorno de la personalidad
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
que puedan afectar a la percepción del dolor, la cooperación…, o bien
un problema de drogas o alcohol, presente o pasado, no tratado o defi-
cientemente tratado, además de conocer las expectativas y atribuciones
en relación con el dolor y la terapia propuesta, las estrategias de afron-
tamiento y el tipo y grado de apoyo social.
Administración de cuestionarios
Los cuestionarios que utilizamos habitualmente son los siguientes:
– Valoración del dolor: BPI y McGill.
– Ansiedad y depresión: STAI-ansiedad y BDI-depresión.
– Afrontamiento y satisfacción general: CAD-R y VS.
– Personalidad: EPQ-R.
– Perfil psicopatológico: LSB-50.
A algunos pacientes, según el perfil obtenido, se les administra,
además de los cuestionarios habituales, algunos más específicos.
49
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Criterios de exclusión
Una vez completadas la entrevista psicodiagnóstica, la administración
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de cuestionarios y la entrevista a un familiar cuidador, se realiza una
valoración global para ver si el paciente es candidato al tratamiento de
neuromodulación.
Los criterios de exclusión son los siguientes:
– Psicopatología grave.
– Trastorno de la personalidad.
– Esquizofrenia y trastornos psicóticos.
– Falsas expectativas respecto al dolor y el tratamiento.
– Déficit cognitivo grave o pobre comprensión del sistema.
– Trastornos relacionados con sustancias psicoactivas.
– Afrontamiento pasivo del dolor.
– Falta de apoyo familiar y pobre comprensión del entorno familiar.
– Búsqueda de compensaciones laborales económicas y litigios sin
resolver.
En algunos pacientes el criterio de exclusión puede ser temporal, es
decir, se puede posponer la colocación del implante de neuromodula-
ción cuando el perfil del paciente puede ser cambiado o modulado
mediante intervención psicológica y/o médica. Para ello será necesario
el seguimiento de algunas sesiones de psicoterapia para poder trabajar
algún aspecto desadaptativo del paciente previo al implante.
Informe psicológico
El informe psicológico, que ha de ser lo más completo posible, hace
referencia a los datos sociodemográficos del paciente, así como a su
50
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tados del tratamiento, pero nos puede ayudar a saber en qué medida
debemos intervenir en las dimensiones sensorial, emocional y cogniti-
va del dolor, y buscar un tratamiento específico si existe algún factor
de riesgo psicológico que actúe como mediador o modulador del dolor
crónico.
Es importante no sólo identificar a aquellos pacientes en los que más
probablemente el tratamiento será efectivo, sino también ayudar a los
que tienen potencial de lograr buenos resultados.
Existen unos predictores psicológicos que debemos buscar en el
paciente para obtener un mejor beneficio terapéutico:
– Control emocional.
– Utilización de estrategias de afrontamiento activas.
– Nivel adecuado de información del paciente.
– Expectativas razonables y realistas respecto a la terapia.
– Apoyo y aceptación de la técnica propuesta por parte de la fa-
milia.
– Perfil del cuidador primario no distorsionador.
Una vez decidido que el paciente es candidato a la colocación del
implante de neuromodulación, se le comunican los puntos débiles a
tratar de forma previa al implante y se programa el número necesario
de sesiones semanales de 45 min.
La preparación del paciente y de la familia depende de sus caracte-
rísticas personales, de la enfermedad a tratar, del tipo de implante y de
su localización.
51
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
bidireccional, predispone a una información de mejor calidad.
En este tipo de tratamiento cada paciente tiene unas expectativas
diferentes respecto a la mejoría del dolor. Es importante reajustarlas a
la realidad de los resultados, para mejorar el nivel de satisfacción del
paciente.
Hay que explicar al paciente que la tecnología está diseñada para
aliviar el dolor, más que para curar, y que el beneficio máximo de re-
sultados es un proceso. El grado de alivio del dolor es variable y se
suele alcanzar durante los meses siguientes al implante.
52
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de forma sencilla y en un mínimo tiempo alteraciones psicopatológicas
que, de no tenerse en cuenta, perjudicarían la terapia a realizar (véanse
anexos B y C).
BIBLIOGRAFÍA
Aronoff GM, Gallagher RM, Feldman JB. Evaluación psicosocial y tratamiento del dolor crónico. En: Raj
RR, ed. Tratamiento práctico del dolor. 3.a ed. Madrid: Harcourt; 2002. p. 165-76.
De Pablo J, Valdés M. Aspectos psicológicos asociados al dolor crónico. En: Aliaga L, Baños JE, De Barute-
ll C, Molet J, Rodríguez de la Serna A, eds. Tratamiento del dolor. Teoría y práctica. 2.a ed. Barcelona:
Publicaciones Permanyer; 2002. p. 43-8.
Franco ML. Valoración del paciente: criterios de inclusión y exclusión. En: Grupo Español de Neuromod-
ulación. Guía Española de Neuroestimulación. ESRA; 2006.
Jensen MP. Psychosocial approaches to pain management: an organitzational framework. Pain.
2011;152(4):717-25.
Merayo Alonso LA, Cano FJ, Rodríguez Franco L. Variables que predicen la adherencia a la terapia para el
dolor crónico. IV Congreso Nacional de Psicoterapias Cognitivas, 2007.
Soriano JF, Monsalve V. Valoración, afrontamiento y emoción en pacientes con dolor crónico. Boletín de
Psicología. 1999;62:43-64.
Villemure C, Bushnell MC. Cognitive modulation of pain: how do attention and emotion influence pain
processing? Pain. 2002;95(3):195-200.
53
Abordaje psicosocial del dolor crónico
Wulff J, Fortuny RS. [Approximation to psychopathologic disorders for non-specialized physicians. Simplified
version of the third edition of the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-III)
CUESTIONARIOS
BDI: Cuestionario de Depresión de Beck (adaptación española de Jesús Sanz y Carmelo Vázquez, 1998).
BPI: Cuestionario Breve del Dolor, de C.S. Cleeland y K.M. Ryan, 1994 (adaptación española de X. Badía y
C. Muriel, 2003).
CAD-R: Cuestionario de Afrontamiento ante el Dolor Crónico. Soriano J, Monsalve V. Rev Soc Esp Dolor.
2004.
EPQ-R: Cuestionario de Personalidad de Eysenck, de H.J. et al. (traducción y adaptación de G. Ortet y M.I.
Ibáñez, 1985).
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
HADS: Hospital Anxiety and Depression Scale, de A.S. Zigmong y R.P. Snaith, 1983.
LSB-50: Listado de Síntomas Breve, de L. de Rivera y M. R. Abuín, 2012.
MPQ: McGill Pain Questionnaire sobre adjetivación del dolor de Melzak (traducción y adaptación de J.
Wulff, et al.).
MOS: Medical Outcomes Study Sleep Scale, de R.D. Hays, S.A. Martin, A.M. Sesti y K.L. Spritzer, 2005.
SF-36: Cuestionario de calidad de vida Short Form-36 (traducción y adaptación de Alonso, et al.).
STAI: Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo de Spielberger (traducción y adaptación de N. Seisdedos).
VS: Cuestionario de Vicisitudes Sociales, de C. Durán y J. Wulff, 1986.
54
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Servicio de Medicina Interna. Psicosomática. Barcelona
Psicopatología
– Acusada inhibición
– Frecuentes antecedentes
psicomotriz
familiares
ANEXO A
Disminución – Terror
– Descontrol
de la atención y
– Alteración cognitiva: – Agitación Crisis de
la concentración • Aprensión-temor – Descarga vegetativa intensa angustia
" • Preocupación excesiva – Vivencia catastrófica o pánico
O • Situación fuera de control – Despersonalidad
T – Alteración motora: – No se detecta psicogenia
J • Tensión-contracturas
F – Curso crónico
Inquietud, E • Inquietud
intranquilidad, B • Hiperactividad – Intensidad somática moderada
E – Activación sistema – Aprensión y preocupación continua
agitación Ansiedad
autónomo – Expresión vegetativa moderada
psicomotriz generalizada
– Anticipación imaginaria de
desastres personales y familiares
– Psicogenia formulable
Esquema diagnóstico. Versión simplificada de los criterios del Diagnostic and Statical Manual of Mental Disorders (DSM-IV).
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Manual de Tratamiento del Dolor
55
56
ANEXO B
SEXO:
FECHA:
NOMBRE:
NÚM. H.C.
APELLIDOS:
FECHA DE NACIMIENTO:
HOMBRE MUJER
EDAD:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
ANEXO C
FECHA DE NACIMIENTO:
HOMBRE MUJER
EDAD:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Manual de Tratamiento del Dolor
57
58
Servicio Medicina Interna. Psicosomática
Abordaje psicosocial del dolor crónico
SEXO:
FECHA:
NOMBRE:
NÚM. H.C.
APELLIDOS:
FECHA DE NACIMIENTO:
HOMBRE MUJER
EDAD:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
TRATAMIENTO
II.
DEL DOLOR
FARMACOLÓGICO
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
4
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son un grupo de fárma-
cos químicamente muy heterogéneo que poseen actividad analgésica,
antiinflamatoria, antiplaquetaria y antipirética. Ejercen su acción far-
macológica mediante la inhibición de la enzima de la ciclooxigenasa
(COX), que interviene en la síntesis de prostaglandinas, tromboxanos y
leucotrienos, responsables del dolor y la inflamación. Se han descrito
dos isoenzimas de la COX (ciclooxigenasa 1 [COX-1] y ciclooxigenasa 2
[COX-2]). La COX-1 es la fisiológica o constitucional y se halla funda-
mentalmente en la mucosa gastrointestinal (GI), el hígado, las plaque-
tas y el riñón, mientras que la COX-2 es inducible y se encuentra casi
exclusivamente en los procesos inflamatorios. La inhibición de estas dos
isoenzimas de la COX es responsable de los efectos beneficiosos (anti-
inflamatorios, antipiréticos y analgésicos) de los AINE, pero también de
sus efectos adversos en aquellos órganos donde la actividad COX juega
un papel clave.
Los AINE varían en su selectividad en la inhibición de las dos
isoenzimas de la COX. Los AINE no selectivos (o tradicionales),
como el ibuprofeno y el diclofenaco, inhiben tanto la COX-1 como
la COX-2; el término de AINE selectivos, o coxib, hace referencia a
los AINE que inhiben selectivamente la isoenzima COX-2 (celecoxib,
etoricoxib).
INDICACIONES
La principal indicación para el empleo de los AINE es la disminución
del dolor. Están indicados en el dolor nociceptivo de intensidad leve-mo-
derada y con componente inflamatorio.
Tratamiento oral I: antiinflamatorios no esteroideos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
EFECTOS SECUNDARIOS
La principal limitación de los AINE son sus efectos secundarios:
– Gastrointestinales: el riesgo de un evento adverso GI varía entre los
distintos AINE (Tabla 1). Los coxib presentan un perfil de toxicidad
GI más seguro que los AINE no selectivos. Clínicamente pueden
manifestarse con dolor abdominal, dispepsia, náuseas, vómitos, dia-
rrea, erosiones, úlceras, perforación y hemorragias GI que pueden
ser evidentes u ocultas y manifestarse en forma de anemia. El de-
sarrollo de anemia o descensos de la hemoglobina > 2 g/dl es fre-
cuente en pacientes que toman AINE, aun en asociación con
inhibidores de la bomba de protones (IBP). El celecoxib se asocia
a una menor probabilidad de desarrollar este efecto adverso.
– Hepáticos: colestasis, citolisis, aumento transitorio de las transa-
minasas (es frecuente, pero no suele progresar) y hepatitis aguda
fulminante (es excepcional).
– Renales: los AINE producen una disminución de la función renal
y retención de agua y sodio. Clínicamente pueden manifestarse con
elevación de las cifras de creatinina séricas, edema, hipertensión,
desequilibrio hidroelectrolítico, fallo renal, necrosis papilar o síndro-
me nefrótico. El riesgo relativo de presentar algún evento adverso
renal es diferente para cada tipo de AINE, pero aparentemente no
depende de la clase de AINE. La toxicidad es dependiente de la
dosis y del efecto acumulativo debido al tiempo de exposición.
– Cardiovasculares (CV): edemas, hipertensión arterial (HTA), ries-
go de insuficiencia cardíaca congestiva. La administración de
AINE tradicionales y de coxib se asocia a un incremento del
riesgo de desarrollar síndrome coronario agudo u otros episodios
62
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
*El número de cruces indica una evaluación semicuantitativa del nivel de riesgo frente al
no uso. Los niveles de evidencia no son idénticos y, en ocasiones, son limitados. AAS: ácido
acetilsalicílico; ACO: anticoagulantes; CV: cardiovascular; GI: gastrointestinal; IBP: inhibidor
de la bomba de protones.
Tomado de las Recomendaciones para una prescripción segura de AINE: documento de
consenso elaborado por expertos nominados por tres sociedades científicas (SER-SEC-AEG).
Reumatol Clin. 2014;10:68-84.
63
Tratamiento oral I: antiinflamatorios no esteroideos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Antes de usar AINE se deben valorar otras opciones terapéu-
ticas (farmacológicas y no farmacológicas).
– Los AINE se deben prescribir siempre a la dosis mínima eficaz
y durante el mínimo tiempo posible. Sólo en casos muy especí-
ficos, como la espondilitis anquilosante, puede estar justificado
el uso continuado a largo plazo.
– Los AINE producen una mejoría en la calidad de vida de pacientes
con enfermedades como la enfermedad reumática aguda o crónica.
– Riesgo CV:
• El uso de tanto de AINE tradicionales como de coxib incre-
menta de forma similar el riesgo de desarrollar un evento
CV (síndrome coronario agudo, accidente vascular cerebral,
problemas arteriales periféricos).
• Los AINE con menor riesgo CV son el naproxeno, a dosis de
500 mg/día, y el ibuprofeno, a dosis ≤ 1.200 mg/día. El pa-
racetamol tampoco incrementa el riesgo CV.
• En todos los pacientes que tomen AINE de forma crónica debe
realizarse una estimación del riesgo CV al menos una vez al año.
• Todos los AINE se asocian a un incremento de la presión
arterial en pacientes hipertensos, y es más frecuente en
pacientes con comorbilidad renal y/o CV preexistente. Este
riesgo es mayor con los coxib.
• Se recomienda monitorizar la presión arterial tras el inicio
de AINE en ancianos, sujetos con HTA previa y pacientes con
enfermedad renal crónica.
• Los AINE están contraindicados en pacientes con HTA des-
controlada.
64
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
hemorrágicas.
– Interacción con el uso de antiagregantes:
• Se debe evitar la utilización de AINE, incluso a corto plazo,
en pacientes con infarto agudo de miocardio previo que
toman aspirina (ácido acetilsalicílico [AAS]), ya que se asocia
a un incremento del riesgo CV.
• En pacientes que toman AAS a dosis bajas, la asociación con
ibuprofeno, naproxeno e indometacina interfiere con el efec-
to antiagregante de AAS, por lo que se debe evitar usarlos
conjuntamente.
• En pacientes que toman AAS para prevenir episodios CV que
requieran un tratamiento crónico con AINE, los coxib son
una opción terapéutica a considerar.
– Riesgo GI:
• El uso de AINE se asocia a un aumento del riesgo de lesiones
y complicaciones del tracto GI alto y bajo.
• Se debe realizar una evaluación personalizada del perfil de
riesgo GI basal de cada paciente y del AINE a utilizar.
• La edad superior a 60 años es un factor de riesgo por sí solo
para la aparición de complicaciones GI en pacientes que
toman AINE, riesgo que aumenta de forma progresiva con
la edad.
• La presencia de antecedentes de úlcera péptica gastroduo-
denal, complicada o no, es un factor de riesgo para el
desarrollo de complicaciones GI en pacientes que toman
AINE.
65
Tratamiento oral I: antiinflamatorios no esteroideos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
• El riesgo de complicaciones GI aumenta si se usan dosis
altas de AINE de forma mantenida. Este riesgo es constante
durante todo el tiempo que se mantiene el tratamiento.
• La asociación de AAS y paracetamol no incrementa el daño
mucoso gastroduodenal con respecto al uso de AAS solo, por
lo que pueden utilizarse conjuntamente.
• El uso de un coxib reduce las complicaciones en el tracto
GI alto y bajo. Los coxib se asocian a una menor frecuencia
de lesiones GI que la asociación de un AINE tradicional y un
IBP.
• En los pacientes que sufren enfermedad inflamatoria intes-
tinal se debe evitar el uso de AINE, y, en caso de que sea
necesario utilizarlos en fases quiescentes de la enfermedad,
se recomienda el uso de coxib a dosis bajas y durante un
tiempo corto.
66
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
No
Naproxeno + IBP†
Alto Naproxeno
Bajo¶ Existe
riesgo CV
*Los datos son más robustos para celecoxib que para etoricoxib.
†En caso necesario, naproxeno + IBP o celecoxib a dosis bajas (200 mg/24 h) ± IBP, durante
ello, en el grupo de bajo riesgo GI no se contempla que haya un riesgo CV muy alto, pues, al
estar con AAS, su riesgo GI es ya intermedio, como mínimo.
67
Tratamiento oral I: antiinflamatorios no esteroideos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de primera elección para los pacientes que presentan dis-
pepsia asociada al tratamiento con AINE no selectivos o
coxib.
– Riesgo hepático:
68
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
o en diálisis) el empleo de AINE está contraindicado por el
riesgo elevado de desarrollar un evento renal adverso.
69
Tratamiento oral I: antiinflamatorios no esteroideos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Ácido pirrolacético Ácido mefenámico 500 6-8
Tolmetin 200-400 6-8
Ácido propiónico Ketorolaco 15-30 4-6
Ibuprofeno 200-800 8-12
Naproxeno 250-500 8-12
Benzotiacínicos Ketoprofeno 50-100 6-8
Peroxicam 10-20 12-24
Sulfananlidia Tenoxicam 20 24
Nimesulida 100-200 12
Inhibidores de la COX-2
70
Tabla 3. AINE para uso parenteral en dolor agudo
Paraceta- Perfalgan® – Adolescentes y adultos Perfusión ev. durante SF G5% – A pesar de no ser un fármaco
mol Un vial de 100 > 50 kg: 15 min antiinflamatorio, tiene
ml contiene 1 g • Dosis: 1 g/8-6 h propiedades analgésicas y
de paracetamol • Dosis máxima diaria: antipiréticas similares a los
4g AINE
– Niños > 33 kg, – No tiene efectos gastrolesivos
adolescentes y adultos ni sobre la coagulación
< 50 kg: – Toxicidad hepática por
• Dosis: 15 mg/kg sobredosis
• Dosis máxima diaria: – Precauciones en insuficiencia
60 mg/kg hepática, alcoholismo crónico,
– Insuficiencia renal grave deshidratación
(ClCr ≤ 30 l/min):
administrar cada 6 h
Metamizol Nolotil® Dosis habitual: 2 g/8 h – Inyección ev. directa: no. SF G5% – Efecto miorrelajante y
magnésico Ampollas de 2 g En caso necesario, se espasmolítico
en 5 ml diluye en 50 ml de SF o – Escaso efecto gastrolesivo y
G5% y se administra sobre la agregación
lentamente plaquetaria
– Infusión intermitente: si – Agranulocitosis en
se diluye en 50-100 ml 5-8 casos/106
de suero y se administra – Las ampollas pueden
en 20-60 min administrarse por vía oral
Continúa
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Manual de Tratamiento del Dolor
71
72
Tabla 3. AINE para uso parenteral en dolor agudo (continuación)
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Tabla 3. AINE para uso parenteral en dolor agudo (continuación)
Principio Presentaciones Dosis Forma de administración Sueros Observaciones
activo compatibles
– Contraindicado en – Inyección im.: sí (lenta y
insuficiencia renal grave profunda)
(< 50 ml/min)
Diclo- Voltaren® Dosis: 75 mg/24-12 h – Inyección ev. SF G5% – Aunque la ficha técnica
fenaco Ampollas de Dosis máxima diaria: directa: no. Puede irritar recomienda sólo la vía im.,
sódico 75 mg en 3 ml 150 mg la pared vascular. En existe documentación y
caso necesario, se diluye experiencia de uso de las
la ampolla en 20 ml de otras vías
SF y se administra – La forma inyectable no debe
lentamente (2 min) administrarse durante más de
– Infusión intermitente: no 2 días. Una vez pasada la
recomendable. En caso crisis aguda, hay que pasar a
necesario, se diluye en los comprimidos o
100-500 ml de suero supositorios
– Infusión continua: no – Potente analgésico y
recomendable. En caso antiinflamatorio. Útil sobre
necesario, se diluye en todo en dolor osteoarticular y
500 ml de suero y se cólico renal
administra 6-12 h
– Administración im.: es
la mejor documentada
Tomado de Arrondo Velasco A. Farmacología de urgencias. Utilización de antiinflamatorios no esteroideos en urgencias. Servicio de
Farmacia, Hospital de Navarra.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Manual de Tratamiento del Dolor
73
Tratamiento oral I: antiinflamatorios no esteroideos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En lo referente al peso neonatal, se ha reportado un aumento signi-
ficativo del riesgo de bajo peso al nacer después de la exposición durante
el segundo trimestre a ibuprofeno y diclofenaco, pero no después de la
exposición a naproxeno o piroxicam.
Así mismo, la literatura revisada reporta una asociación entre el uso
de ibuprofeno durante el segundo y tercer trimestres y el asma infantil
a los 18 meses.
CONCLUSIONES
El acercamiento a los pacientes con dolor comienza por identificar
la causa subyacente y un tratamiento específico de la enfermedad. El
agente farmacológico de primera línea para el tratamiento sintomático
del dolor leve-moderado, en muchas ocasiones, es acetaminofeno o un
AINE.
Aunque diferentes AINE tienen efectos analgésicos similares, los
AINE orales están asociados con acontecimientos adversos significativos
que la introducción de los COX-2 selectivos no ha eliminado. Además
de los eventos adversos GI, el tratamiento oral con AINE no selectivos
y el tratamiento con agentes COX-2 selectivos también aumentan el
riesgo de eventos CV de forma dependiente de la dosis.
Cuando los inhibidores de la COX-2 se comercializaron por primera
vez en 1999, hubo un aumento global del 50% en las recetas de AINE
en relación con el año anterior (1998), lo que indica que los médicos y
los pacientes estaban esperando que se comercializaran AINE con mayor
seguridad y eficacia. De momento, seguimos esperando nuevas estrate-
gias para reducir el riesgo de eventos adversos sistémicos relacionados
con los AINE como parte de un enfoque global de la gestión del dolor.
74
Manual de Tratamiento del Dolor
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
2014;78(9):2111-8.
Blondell RD, Azadfard M, Wisniewski AM. Pharmacologic therapy for acute pain. Am Fam Physician.
2013;87(11):766-72.
Finkel R, Clark MA, Cubeddu LX, Fontán FF. Lippincott’s ilustrated reviews: Pharmacology. 4.a ed. Wolters
Kluwer, Lippincott Williams & Wilkins; 2009.
Lanas A, Benito P, Alonso J, et al. Safe prescription recommendations for non steroidal anti-inflammatory drugs:
Consensus document elaborated by nominated experts of three scientific associations (SER-SEC-AEG).
Reumatol Clin. 2014;10(2):68-84.
Manvelian G, Daniels S, Gibofsky A. The pharmacokinetic parameters of a single dose of a novel nano-for-
mulated, lower-dose oral diclofenac. Postgrad Med. 2012;124(1):117-23.
Maund E, McDaid C, Rice S, Wright K, Jenkins B, Woolacott N. Paracetamol and selective and non-selective
non-steroidal anti-inflammatory drugs for the reduction in morphine-related side-effects after major
surgery: A systematic review. Br J Anaesth. 2011;106(3):292-7.
Nalamachu S, Pergolizzi JV, Raffa RB, Lakkireddy DR, Taylor R. Drug-drug interaction between NSAIDS
and low-dose aspirin: A focus on cardiovascular and GI toxicity. Expert Opin Drug Saf. 2014;
13(7):903-17.
Nezvalová-Henriksen K, Spigset O, Nordeng H. Effects of ibuprofen, diclofenac, naproxen, and piroxicam
on the course of pregnancy and pregnancy outcome: A prospective cohort study. BJOG. 2013;120(8):
948-59.
White WB, Schnitzer TJ, Bakris GL, Frayssinet H, Duquesroix B, Weber M. Effects of naproxcinod on blood
pressure in patients with osteoarthritis. Am J Cardiol. 2011;107(9):1338-45.
75
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
5
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Existen diferentes terminologías que rodean a estos fármacos:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
fisiológica la transmisión nociceptiva en mamíferos. El SOE es un sis-
tema neuroquímico compuesto por receptores (receptores opioides) y
sustancias transmisoras (péptidos opioides endógenos), que están am-
pliamente distribuidos en el sistema nervioso central (SNC) y en el
periférico, y se encuentran en estrecha relación con las vías sensoriales
que conducen la información nociceptiva.
78
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
dad de unirse al receptor, pero carecen de actividad intrín-
seca.
79
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Precursor Propiomelano- Proencefalina Prodinorfina Pronociceptina/
cortina OFQ
(corticotropina,
melanotropina,
β-lipotropina)
Analgesia:
Supraespinal +++ – –/hiperalgesia Hiperalgesia
Espinal ++ ++ + +
Periférica ++ – ++
Depresión
respiratoria +++ ++ –
Miosis ++ – +
Reducción de ++ ++ +
la motilidad
digestiva
Sedación ++ – ++
Euforia +++ – –
Disforia – – +++
Dependencia +++ – +
Agonista Morfina Morfina Pentazocina Ro-64-6198
Antagonista Naloxona Naloxona Naloxona
CLASIFICACIÓN
Desde el punto de vista funcional y farmacológico, los analgési-
cos opioides se clasifican según su acción y los efectos sobre el tipo
de receptor en donde se fijan e interactúan. De esta manera, se
dividen en:
80
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
De todas estas propiedades (Tabla 1) derivan sus acciones, ya sean
analgésicas o de otro tipo.
Los agonistas puros no poseen techo terapéutico en su acción anal-
gésica, mientras que los agonistas parciales y los agonistas-antagonistas
presentan efecto techo, menor depresión respiratoria y menor tendencia
a la dependencia física.
Otra clasificación muy utilizada, pero menos coherente, divide los
analgésicos opioides en débiles o potentes, dependiendo de su potencia
analgésica a las mismas dosis. Únicamente la codeína y el tramadol son
considerados como débiles, mientras que el resto de analgésicos opioi-
des se consideran potentes.
81
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
su absorción. Como la absorción de un fármaco depende de la libera-
ción de la sustancia activa, el conocer los diferentes tipos de liberación
resulta relevante para comprender la farmacocinética del fármaco. A
continuación se presentan los diferentes tipos de liberación de los fár-
macos:
– Liberación inmediata (immediate release), convencional o rápida:
preparaciones en las que la liberación de la sustancia o sustancias
activas no está deliberadamente modificada. El perfil de disolución
de la sustancia activa depende esencialmente de sus propiedades
intrínsecas.
– Liberación modificada (modified release): preparaciones en las
que la velocidad y el lugar de liberación de la sustancia o sustan-
cias activas están modificados por una formulación particular o
por un método de fabricación especial. Existen los siguientes
tipos:
• Liberación retardada (delayed release) o lenta.
• Liberación controlada (controlled release) o extendida: el princi-
pio activo es liberado escalonadamente en el tiempo.
• Liberación sostenida (sustained release) o continuada: el princi-
pio activo se libera a una velocidad constante, con el objetivo de
conseguir una velocidad de absorción también constante y así
disminuir las fluctuaciones de los niveles plasmáticos.
• Liberación prolongada (prolonged release) o ampliada.
82
Manual de Tratamiento del Dolor
Morfina
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
lización hepática (glucuronidación) a glucurónido-3-morfina y glucu-
rónido-6-morfina, con acción analgésica, y se excreta por vía renal (se
aconseja disminuir la dosis en caso de insuficiencia renal).
Presentaciones: oral: liberación inmediata en comprimidos y acuosa;
liberación prolongada y endovenosa (ev.).
Vías de administración: oral, ev., subcutánea, epidural e intradural.
Oxicodona
Es un derivado semisintético del alcaloide natural opioide tebaína
(agonista de los receptores κ, µ y δ).
La vía oral, con buena biodisponibilidad (mejor que la morfina), es
la más utilizada.
Se metaboliza en el hígado por el citocromo P450 2D6 (los metaboli-
zadores lentos pueden obtener un escaso efecto analgésico) a dos metabo-
litos: noroxicodona y oximorfona. Este último es activo, pero su concen-
tración es baja y no se cree que contribuya al efecto de forma importante.
La oxicodona es menos histaminógena que la morfina.
Presentaciones: oral (liberación inmediata y prolongada); ev. Existe
la presentación oral de liberación prolongada de oxicodona con naloxona
para prevenir los estados de estreñimiento ligados al uso de opioides.
Vías de administración: oral y ev.
Fentanilo
Es un derivado sintético de la fenilpiperidina y agonista de los re-
ceptores µ. El fentanilo y sus derivados están relacionados con la
83
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Presentaciones:
– Parches transdérmicos con dosis crecientes (12, 25, 50, 75 y 100 µg
de fentanilo por hora).
– Ampollas de 0,05 mg/2 ml, 0,05 mg/ml o 0,01 mg/2 ml.
– Aplicador bucofaríngeo para chupar con dosis de 200, 400, 600,
800, 1.200 y 1.600 µg.
– Comprimidos sublinguales con dosis de 50, 67, 100, 133, 200,
267, 300, 400, 533, 600 u 800 µg, dependiendo de las diferentes
presentaciones comerciales.
– Tableta bucal de fentanilo, con dosis de entre 100 y 800 µg.
– Film soluble bucal con dosis de 200, 400, 600, 800 y 1.200 µg.
El 51% del fentanilo se absorbe desde la mucosa oral y el 49%
restante es deglutido con la saliva. Tiene una biodisponibilidad
del 71%.
– Aplicador intranasal. Con esta vía se evitan algunos inconvenientes
de la administración oral: náuseas, vómitos, sequedad bucal, ulcera-
ciones de la mucosa, mucositis. El Spray intranasal de fentanilo es
un aerosol de partículas de fentanilo de tamaño homogéneo en
solución acuosa de pectina y con baja viscosidad de 100-800 μg por
pulverización. Las dosis varían entre 50 y 400 µg, según las formas
comerciales. Debido a que la farmacodinámica de ambas formas es
diferente en cuanto a sus picos de absorción, no debe sustituirse un
fármaco por otro, por el consiguiente riesgo de efectos secundarios
(advertencia de abril de 2013 de la Agencia Española de Medica-
mentos y Productos Sanitarios).
Vías de administración: transdérmica, ev., transmucosa.
84
Manual de Tratamiento del Dolor
FENTANILO TRANSDÉRMICO
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
anatómico donde se aplique. Se debe tener precaución en pacientes cuya
absorción dérmica pueda estar alterada, como en los estados caquécticos,
estados febriles o edema en la zona de aplicación.
FENTANILO TRANSMUCOSA
Debido a su alta liposolubilidad, el fentanilo se absorbe rápidamente
a través de la mucosa bucal o nasal (25% de la dosis total), y más len-
tamente por la vía GI convencional (75% restante). El efecto analgésico
comienza en 5-10 min, con una Tmáx a los 20-40 min de la toma de la
unidad. La vida media de eliminación es de unas 7 h.
Debido a estas propiedades, su indicación estriba en el paciente con
dolor irruptivo, término que se utiliza para definir una exacerbación
del dolor de forma súbita y transitoria, que aparece sobre la base de
un dolor de fondo persistente, que por otra parte es estable y está ade-
cuadamente controlado. Está indicado cuando se precisa un rescate
rápido analgésico por un dolor irruptivo. La vía nasal es más rápida que
la bucal, pero debe ajustarse mejor la dosis.
Debe tenerse en cuenta, antes de su prescripción, el estado de las
mucosas, tanto bucales como nasales, y, en consecuencia, ha de evitarse
en procesos que cursen con mucositis.
Su utilización está aprobada en el dolor de origen canceroso, pero
no en el dolor crónico no oncológico (DCNO) (véase capítulo 25).
Hidromorfona
La hidromorfona se une principalmente a los receptores opioides µ y
en menor grado a los receptores δ, sin presentar efectos en los receptores κ.
Su unión a los receptores tipo µ es la causa del efecto analgésico, así
como de la aparición de efectos secundarios.
85
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Vía de administración: oral.
Metadona
Es principalmente un agonista µ, pero ejerce también una acción
antagonista sobre el receptor N-metil-D-aspartato del glutamato. Esto
le confiere propiedades analgésicas especiales sobre el dolor neuropático
y menor sensibilización del sistema opioide del que se observa frente al
resto de fármacos opioides; se utiliza también en la deshabituación de
estos fármacos.
Es más liposoluble que la morfina.
Tras su administración oral o parenteral su unión a las proteínas
plasmáticas es alta. Se metaboliza en el hígado principalmente por
N-desmetilación. Sus metabolitos se eliminan por vía renal o digestiva
(bilis). Su vida media es prolongada y es susceptible de acumularse con
una amplia variación en sus concentraciones plasmáticas durante el
tratamiento entre los pacientes. Ello hace que deba ser utilizada por
médicos con experiencia en este fármaco.
A diferencia de otros opioides, se ha descrito que puede producir un
aumento del intervalo del QT (ECG).
Presentaciones: oral (comprimidos y acuosa), parenteral.
Vías de administración: oral, ev. y subcutánea.
Buprenorfina
Es un agonista parcial de los receptores µ y un antagonista de los recep-
tores κ. Su agonismo por los receptores µ le confiere unas características
especiales tales como efecto techo, entendiendo que a partir de dosis
86
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
con facilidad basándose en dosis equianalgésicas.
Presenta una alta unión a las proteínas plasmáticas (96%). Se me-
taboliza en el hígado a N-dealquilbuprenorfina (norbuprenorfina) y a
metabolitos glucurónidos conjugados. Dos tercios de sustancia activa
se eliminan sin cambios en las heces y un tercio por vía renal. Es el
opioide de elección en insuficiencia renal grave, en ancianos lábiles
y/o en pacientes de elevada comorbilidad.
Dada su liposolubilidad puede emplearse la vía transdérmica para
su uso, al igual que ocurre con el fentanilo. La dosis de 35 µg inicia su
efecto analgésico a las 24 h, pero también tarda unas 16-24 h en desa-
parecer tras la retirada del parche, lo cual se debe tener en cuenta si se
ha de retirar por efectos adversos.
Presentaciones: parches transdérmicos de 35, 52,5 y 70 µg/h. Com-
primidos de 0,2, 0,4 y 2 mg. Ampollas de 0,3 mg.
Vías de administración: transdérmica, sublingual y ev.
Codeína
La codeína o metilmorfina es un alcaloide que se encuentra de for-
ma natural en el opio. Es un agonista µ muy similar a la morfina, pero
se caracteriza por tener menor potencia analgésica, menor techo antiál-
gico, menor acción depresora del SNC y ninguna capacidad de inducir
farmacodependencia.
Se metaboliza en el hígado, a través de reacciones de O-desmetila-
ción, N-desmetilación y conjugación con glucurónico. Uno de sus
metabolitos es la morfina, responsable de ciertos efectos de la codeína.
Aproximadamente el 5-10% de la codeína se convertirá en morfina, y
el resto se transformará por glucuronidación. Debido a la baja velocidad
87
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
o en combinación con un antiinflamatorio no esteroideo o paracetamol.
Vías de administración: oral.
Tramadol
Es un agonista puro, no selectivo, de los receptores opioides µ, δ, κ,
con mayor afinidad por los µ. Otro mecanismo que contribuye a su efec-
to analgésico es la inhibición de la recaptación neuronal de noradrenali-
na (NA), así como la intensificación de la liberación de serotonina (5-HT).
Así pues, es un fármaco con acción dual, indicado en el dolor nocicepti-
vo y neuropático. Debido a ello, posee efecto techo con dosis máximas
recomendadas de 400 mg/día.
Tras su administración oral, se absorbe más de un 90% de la dosis,
independientemente de la ingestión simultánea de alimentos. La biodispo-
nibilidad es aproximadamente del 70%. Posee una elevada afinidad tisular,
y su unión a las proteínas plasmáticas es del 20%. La concentración plas-
mática máxima se alcanza 2 h después de su administración oral. La vida
útil no supera las 6-8 h. La metabolización tiene lugar en el hígado, a
través de las isoenzimas CYP3A4 y CYP2D6. Sufre procesos de O-desmeti-
lación y N-desmetilación, así como la conjugación de los derivados O-des-
metilados ucurónicos. Únicamente es activo el O-desmetiltramadol. Existen
considerables diferencias cualitativas interindividuales entre los demás me-
tabolitos. Hasta ahora se han identificado 11 metabolitos en la orina. Los
estudios realizados en animales han demostrado que el O-desmetiltramadol
es 2-4 veces más potente que la sustancia de origen. Tanto el tramadol
como sus metabolitos se eliminan casi completamente por vía renal (90%).
El perfil farmacocinético es lineal dentro del margen de dosificación
terapéutico. La relación entre las concentraciones séricas y el efecto
analgésico es dosis dependiente.
88
Manual de Tratamiento del Dolor
Tapentadol
Es el opioide más novedoso de que disponemos. Se trata de un poten-
te analgésico con propiedades opioides agonistas del receptor µ y propie-
dades adicionales de inhibición de la recaptación de NA. Esto le confiere
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
propiedades analgésicas, a diferencia de otros opioides, tanto en el dolor
nociceptivo como en el neuropático. A diferencia del tramadol, tiene
mayor potencia analgésica opioide y es básicamente inhibidor de la NA,
ya que la inhibición de la 5-HT es mucho menor. Ello le confiere la ven-
taja de poder utilizarse conjuntamente con los inhibidores selectivos de
la 5-HT tan usados hoy en día en muchos pacientes. No obstante se re-
comienda, por este mecanismo de acción de inhibición de las aminas, no
sobrepasar la dosis diarias de 500 mg, a no ser que el facultativo que lo
prescribe lo crea oportuno en función del paciente.
Su biodisponibilidad es del 32% debido a que su metabolismo de
primer paso hepático es considerable, y la concentración plasmática
máxima se alcanza entre las 3 y las 6 h. Se distribuye ampliamente por
el organismo y se une poco a las proteínas plasmáticas (20%).
Aproximadamente el 97% del fármaco original se metaboliza; la prin-
cipal vía de metabolización es la conjugación (70%), y otra pequeña frac-
ción (15%) se metaboliza por el citocromo P450 a través de las isoenzimas
CYP2C9, CYP2C19 y CYP2D6. Ninguno de sus metabolitos tiene actividad
analgésica. Sus metabolitos se excretan casi exclusivamente (99%) por vía
renal, con una semivida de eliminación de 4 h. Según la ficha técnica, no
se necesita ajuste de dosis en pacientes con insuficiencia renal leve y mo-
derada, ni en pacientes con insuficiencia hepática leve. En pacientes con
insuficiencia hepática moderada debe utilizarse con precaución, iniciando
la administración por la dosis más baja, es decir, 25 mg de tapentadol LP
y con una frecuencia de administración no mayor de una cada 24 h. No se
recomienda su uso en pacientes con insuficiencia renal o hepática grave.
Presentaciones: oral de liberación prolongada cada 12 h: 25, 50, 100,
150, 200 y 250 mg.
Vía de administración: oral.
89
Tratamiento oral II: opioides
Sufentanilo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Se une a la α1-glucoproteína en el 92,5%, se metaboliza en el hígado
y su semivida de eliminación es de 120-165 min.
Vía de administración: ev., epidural, intranasal, sublingual.
Recientemente se ha diseñado un sistema de tabletas de sufentanil
sublingual. Es un sistema de analgesia controlada por el paciente, prepro-
gramado, manual, que permite a los pacientes autoadministrarse compri-
midos de 15 µg de sufentanilo debajo de la lengua, con un tiempo de cierre
de 20 min. Las características farmacocinéticas de este fármaco permiten
su administración y absorción tras una única o repetidas administraciones.
Se convierte, pues, en un opioide ideal para el tratamiento del dolor
agudo, agudo postoperatorio de moderado a intenso y a tener en cuenta
en dolor irruptivo.
90
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
A pesar de su gran utilización y actual consumo en pacientes afectos
de DCNO, su eficacia y seguridad sólo han sido medianamente demos-
tradas en ensayos clínicos a corto plazo. La evidencia, por tanto, es
débil y procede de estudios básicamente observacionales; además, no
está claro si los resultados de dichos estudios son extrapolables a la
población que se visita en la práctica clínica habitual.
Por ello, conocer las medidas o guías de consenso para el buen uso
de estos fármacos es básico para los facultativos que prescriben opioides
a largo plazo a pacientes que sufren DCNO. En este sentido, a lo largo
de los últimos años han ido apareciendo en la gran mayoría de las so-
ciedades científicas de los países desarrollados recomendaciones para
un uso apropiado y responsable de los opioides en el tratamiento del
dolor crónico no oncológico.
91
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Evaluar la funcionalidad a corto y largo plazo, teniendo presen-
tes la función cognitiva, el estrés emocional, la actividad ocupa-
cional, las tareas domésticas, el sueño y la actividad y cualidad
sexuales.
– Evaluar las posibles contraindicaciones relativas al uso de estos
fármacos: enfermedades respiratorias, renales y hepáticas cróni-
cas, trastornos cognitivos o psicopatológicos y dificultades socia-
les, así como las contraindicaciones absolutas, como una adicción
reciente a fármacos.
– La prescripción de un opioide puede ser realizada por el médico
que conoce al paciente y su entorno, pero en el caso de un
paciente con un dolor complejo y de difícil diagnóstico y trata-
miento, es mejor remitirlo a una Unidad del Dolor para poder
evaluar el dolor desde una perspectiva multidisciplinaria.
– Se debe informar al paciente y a sus familiares de las propiedades,
efectos secundarios y buen uso de estos fármacos, y todos ellos
deben estar de acuerdo con la información.
Los cuestionarios recomendados y utilizados en la Unidad del Do-
lor del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, de forma previa al trata-
miento con opioides en el paciente con DCNO, son el Cuestionario
Breve del Dolor (BPI), el HADS, el SF12, el Screener and Opioid
Assessment for Patients with Pain (SOAP), el Medical Outcomes
Study Sleep Scale (MOS) y el consentimiento informado (CI).
2. Durante el tratamiento:
– La prescripción debe tener como objetivo encontrar la dosis que
produzca en el paciente una buena analgesia, sin interferir en su
92
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
do las necesidades individuales. Es imprescindible hacer una
prevención de los posibles efectos secundarios más frecuentes,
como las náuseas y los vómitos.
– En las visitas de control, además de valorar la intensidad del dolor,
se debe evaluar también la calidad de vida, los efectos adversos y
el comportamiento del paciente (ha de objetivarse si ha realizado
otras visitas para el control del dolor en diferentes servicios).
– El ajuste de la dosis se debe realizar de forma gradual (25-30%
aproximadamente) en cada control y se ha de mantener la dosis
mínima efectiva el mayor tiempo posible. Siempre se tiene que
prescribir analgesia de rescate.
– El uso de opioides en el tratamiento del DCNO no debe conside-
rarse, en principio, un tratamiento de por vida; por este motivo,
los pacientes tienen que ser visitados y controlados regularmente
(se recomienda cada 2-3 semanas al inicio y cada 12-15 cuando
se estabilizan las dosis) por el mismo médico o por su equipo.
3. Retirada del tratamiento:
– Debe plantearse la retirada del tratamiento con opioides cuando
no se haya obtenido ningún alivio del dolor o cuando este haya
sido escaso; cuando la causa o la supuesta causa del dolor haya
sido resuelta por otros mecanismos; cuando aparezcan efectos
indeseables no tolerables, tanto por parte del paciente como del
médico, o cuando el propio paciente prefiera no seguir con el tra-
tamiento prescrito.
– La retirada debe hacerse paulatinamente e intentando que el
dolor del paciente no empeore. Ha de ser lenta y dependerá de la
93
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En resumen, hoy en día, la falta de una sólida evidencia referente al uso
de opioides en el tratamiento del DCNO a largo plazo hace necesario que
las recomendaciones elaboradas por las diferentes sociedades científicas
para el buen uso terapéutico de los opioides sean de obligado cumpli-
miento, intentando adaptarlas al entorno o país donde reside el paciente.
94
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Tratamiento analgésico efectivo.
– Prevención de la aparición del síndrome de abstinencia y
evitar la sobredosificación.
– Tratamiento de los trastornos psicológicos afectivos (ansiedad).
– Tratamiento al alta con una adecuada terapia opioide de man-
tenimiento.
Guía de tratamiento
Las guías de tratamiento se basan en estudios retrospectivos y en la
experiencia de los profesionales. Sin embargo, existe un claro consenso
acerca de dos consideraciones:
– Hay que continuar con las dosis habituales de opioides y admi-
nistrar los suplementos necesarios según la agresividad de la
cirugía.
– En los pacientes adictos confirmados o cuando se quiere retirar
el fármaco, el periodo peroperatorio no es el indicado para ini-
ciar un programa de deshabituación.
95
Tratamiento oral II: opioides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
gran parte el dolor postoperatorio. Debe mantenerse por vía
sistémica la dosis de opioide basal previa que tomaba el paciente,
para evitar así el síndrome de abstinencia.
– Manejo intraoperatorio:
96
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Son preferibles los opioides agonistas de acción prolongada para
sustituir las dosis del opioide habitual, preferentemente morfina,
hidromorfona, oxicodona o metadona (se emplea más en pacien-
tes en deshabituación).
– No hay que administrar tramadol, opioides antagonistas (naloxo-
na o naltrexona), ni agonistas-antagonistas (nalbufina, butorfanol
y pentazocina) en pacientes dependientes de opioides potentes,
por el riesgo de desencadenar un síndrome de abstinencia.
– En los procesos agudos que cursan con dolor intenso (el más
frecuente es el postoperatorio) la analgesia debe cubrir las nece-
sidades básicas de opioides, con dosis equivalentes a las que el
paciente toma habitualmente, y hay que añadir un tratamiento
eficaz para el control del dolor postoperatorio, ya sea con dosis
adicionales de opioides y/o asociando otras terapéuticas analgé-
sicas. La analgesia multimodal sigue siendo el mejor método
analgésico. La analgesia locorregional es la indicada en estos
procedimientos.
(Véanse las tablas orientativas de conversiones y equivalencias de
opioides en el capítulo 29.)
BIBLIOGRAFÍA
Català E, Ferrándiz M, Lorente L, Landaluce Z, Genové M. Uso de Opioides en el tratamiento del dolor
crónico no oncológico. Recomendaciones basadas en las guías de práctica clínica. Rev Esp Anestesiol
Reanim. 2011;58(5):283-9.
Gupta S, Atcheson R. Opioid and chronic non-cancer pain. J Anaesthesiol Clin Pharmacol. 2013;29(1):6-12.
[Internet] Disponible en: www.aemps.gob.es
[Internet] Disponible en: http://www.digemid.minsa.gob.pe/UpLoad/UpLoaded/PDF/Catalogacion/DIGEMID/
Productos_Farmaceuticos/Diccionarios/D_Tipo_Liberacion.pdf
Kress HG. Clinical update on teh pharmacology, efficacy and safety of transdermal buprenorphine. Eur J
Pain. 2009;13(3):219-30.
97
Tratamiento oral II: opioides
Noble M, Treadwell J, Tregear S, et al. Long-term opioid management for chronic non cancer pain. Cochrane
Database Syst Rev. 2010;20(1):CD 006605.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Trescot A, Datta S, Lee M, Hansen H. Opioid pharmacology. Pain Physician. 2008;11(2 Suppl):S133-53.
Trescot A, Helm S, Hansen H, et al. Opioids in the management of Chronic Non Cancer Pain: un Update
of American Society of the interventional Pain Physicians’ASIPP Guidelines. Pain Physician. 2008;11
(2 Suppl):S5-62.
Willsie SK, Evashenk MA, Hamel LG, Hwang SS, Chiang YK, Palmer PP. Pharmacokinetics properties od
single and repeated dose sufentanil sublingual tablets in healthy volunteers. Clin Ther. 2015;37(1):
145-55.
Yuen Ho K, Chua NH, George J, et al. Evidence-based guidelines on the use of Opioids in Chronic Non
Cancer pain- A Consensus Statement by the Pain Association of Singapore Task Force. Ann Acad Med
Singapore. 2013;42(3):138-52.
Zepetella G, Davies AN. Opioids for the management of breakthrough pain in cancer patients (Review).
Cochrane Database Syst Rev. 2013;10:CD004311.
98
Capítulo
6
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor son una serie
de fármacos cuya primera indicación no es la analgésica; por lo tanto,
no son farmacológicamente clasificados como analgésicos, pero alivian
el dolor solos o en combinación con otros analgésicos.
Se utilizan frecuentemente para controlar los síntomas que acompañan
al dolor (trastornos del sueño, trastornos del estado de ánimo, descargas
eléctricas, alodinia…) y que pueden alterar enormemente su percepción.
– Capsaicina.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Antidepresivos tricíclicos
Son los siguientes: amitriptilina, imipramina, desipramina, clomi-
pramina, nortriptilina y doxepina. El más utilizado en dolor crónico es
la amitriptilina; si no es tolerable, pueden usarse la imipramina o la
nortriptilina (metabolito desmetilado de la amitriptilina).
Fueron los primeros fármacos antidepresivos usados en el tratamiento
del dolor y siguen usándose tanto por su poder analgésico y mejora del
dolor como por su bajo coste.
La acción analgésica es debida a un doble mecanismo. Por un lado,
existe una inhibición de la recaptación de NA y serotonina (5-HT) a
nivel de la membrana de las terminaciones nerviosas, con lo que se
bloquea la transmisión del impulso nociceptivo. Por otro lado, la acción
analgésica también estaría relacionada con el sistema opioide, ya que
se ha comprobado que su efecto analgésico es revertido por la naloxona.
Se cree que también pueden existir otros mecanismos que expliquen la
actividad analgésica de los antidepresivos tricíclicos, como una acción
estabilizadora de los focos endógenos, que descargan con alta frecuen-
cia, y una acción desensibilizadora en los receptores de los neuro-
transmisores a nivel de los brotes nerviosos, que aparecen tras la de-
nervación de las terminaciones nerviosas. No obstante, su acción sobre
la inhibición de la recaptación de NA parece ser el efecto analgésico
más importante.
Poseen una buena absorción por vía oral, pero con un efecto de primer
paso intenso, por lo que su biodisponibilidad es baja. Se unen intensa-
mente a las proteínas plasmáticas (80-95%) y son muy liposolubles.
Su semivida de eliminación es elevada (entre 10 y 20 h), por lo que
se pueden administrar en 1-2 dosis diarias.
100
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
antidepresivos; se empieza con 10 mg por la noche de amitriptilina y
se va aumentando hasta los 25 mg/8-12 h si es necesario.
Sus limitaciones estriban en los efectos adversos, que los hacen
desaconsejables en personas de edad avanzada o con comorbilidad. Las
más destacables son las siguientes:
– Reacciones anticolinérgicas: sequedad de boca, estreñimiento,
retención urinaria, congestión nasal, íleo paralítico, visión borrosa,
glaucoma.
– Efectos cardiovasculares: hipotensión ortostática, taquicardia,
palpitaciones, alteraciones de la conducción cardíaca, arritmias.
– Efectos neurológicos: sedación, temblor fino en manos y cabeza.
– Otros: aumento de peso, sudoración, hepatitis, rash cutáneo,
fotosensibilidad, impotencia, trastornos de la eyaculación.
101
Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor
Sus efectos adversos son los comunes a los antidepresivos más cono-
cidos y, a diferencia de los tricíclicos, no poseen acción anticolinérgica
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Su dosis recomendable en dolor es de entre 150 y 225 mg al día,
de liberación normal o prolongada (una vez al día).
Debido a su importante efecto serotoninérgico, a dosis altas debe
retirarse paulatinamente.
La duloxetina es un inhibidor dual, potente y equilibrado de la recap-
tación de 5-HT y NA que presenta aproximadamente la misma afinidad
para unirse a ambos transportadores de monoaminas, a diferencia de la
venlafaxina, lo que facilita su dosificación.
Su eficacia en el tratamiento de la depresión mayor estaría relacio-
nada con un efecto sobre el sistema monoaminérgico en el cerebro
(sistema nervioso central [SNC]), mientras que, en el caso del dolor,
actuaría sobre las vías serotoninérgicas y noradrenérgicas descendentes
inhibitorias del dolor (SNC).
Es un IRSN que no tiene afinidad con los receptores colinérgicos,
histaminérgicos, adrenérgicos, opioides, de glutamato y de ácido γ-ami-
nobutírico (GABA), ni con los sitios de unión de los canales de sodio,
potasio y calcio; de ahí su perfil de efectos secundarios más favorable,
además de su fácil dosificación.
Se absorbe tras la administración oral, alcanzando el valor de con-
centración máxima (Cmáx) a las 6 h de la administración de la dosis. La
biodisponibilidad oral absoluta de la duloxetina varía entre el 32 y el
80% (media: 50%). Los alimentos retrasan el tiempo hasta alcanzar la
Cmáx, de 6 a 10 h, y disminuyen ligeramente el grado de absorción,
aunque estos cambios no tienen significación clínica.
Se une en un 96% a las proteínas plasmáticas, se metaboliza en el
hígado por CYP1A2 y CYP2D, y los metabolitos se excretan principal-
mente en la orina. La vida media de eliminación de la duloxetina oscila
102
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
hasta los 60 mg. En dolor no se recomienda llegar a los 90 o 120 mg/día.
Posee la indicación de dolor por neuropatía diabética, pero en las
guías de dolor neuropático la recomiendan en todo tipo de dolor neu-
ropático.
Otros fármacos antidepresivos menos utilizados pero con caracte-
rísticas similares son la mirtazapina y la trazodona.
Gabapentina
Es un fármaco desarrollado en un principio para el tratamiento de
la epilepsia; posteriormente se utilizó para el dolor neuropático. Posee
indicación terapéutica para este tipo de dolor. Es un derivado del neu-
rotransmisor GABA, pero no actúa sobre los receptores GABAérgicos.
Se desconoce su mecanismo de acción exacto, pero se piensa que su
acción terapéutica en el dolor neuropático implica a los canales iónicos
de calcio tipo N voltaje dependiente uniéndose a la subunidad α-2-δ de
los mismos en el sistema nervioso.
La gabapentina es bien tolerada por vía oral en la mayoría de pacientes;
se une muy poco a proteínas plasmáticas y es eliminada prácticamente sin
103
Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
y astenia. También podemos observar edema periférico, aumento de
peso y molestias gastrointestinales (GI).
Pregabalina
La PGB tiene un perfil farmacológico similar al de la gabapentina; su
mecanismo de acción exacto también se desconoce. Al igual que la gabapen-
tina, el principal sitio de unión es la subunidad α-2-δ del receptor tipo 1.
La unión de la PGB a esta subunidad altera la cinética y la dependencia del
voltaje de los canales de calcio, y, al reducir el ingreso de calcio a los ter-
minales nerviosos, disminuye la liberación de diversos neurotransmisores,
como el glutamato, la NA, la calcitonina y la sustancia P, entre otros. Se
cree que la disminución en la liberación de los neurotransmisores provoca
la acción analgésica del fármaco. La potencia y afinidad de unión de la PGB
a la subunidad α-2-δ es seis veces más que la de la gabapentina. Al igual
que esta, la PGB no tiene actividad en los receptores GABA.
Se absorbe rápidamente y alcanza las Cmáx en la primera hora. La
biodisponibilidad promedio supera el 90% y es independiente de la
dosis, a diferencia de lo que ocurre con la gabapentina. No hay unión
a las proteínas plasmáticas ni metabolismo hepático, y su excreción es
por vía renal (el 98% de la dosis absorbida se excreta sin cambios en la
orina). La eliminación de la PGB es proporcional a la depuración de
creatinina y se recomienda una reducción en el 50% de la dosis diaria en
los pacientes con una depuración de creatinina de entre 30 y 60 ml/min.
No se han identificado interacciones farmacológicas, al igual que ocurre
con la gabapentina.
Respecto a la dosificación, el tratamiento se inicia con 25-75 mg día,
con un rango terapéutico de 50-600 mg/día, en dos tomas.
Sus efectos adversos son parecidos a los de la gabapentina.
104
Manual de Tratamiento del Dolor
Carbamacepina
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
recambio de dopamina y NA. Estabiliza las membranas nerviosas hipe-
rexcitadas, inhibe las descargas neuronales y reduce la propagación
sináptica de los impulsos excitatorios.
Su absorción es lenta y variable, pero se absorbe casi por completo
en el tracto GI. Presenta una alta unión a proteínas (55% en niños y
76% en adultos), por lo que tiene múltiples interacciones medicamen-
tosas. Se metaboliza en el hígado y su metabolito carbamacepi-
na-10,11-epóxido (vía citocromo P450 3A4) posee actividad anticonvul-
sionante, antidepresiva y antineurálgica. Su eliminación se realiza por
vía renal (72%). Su inicio de acción varía según el paciente. En el caso
del antineurálgico, su inicio varía entre las 24 y las 72 h.
Los efectos adversos más frecuentes son: visión borrosa, cefalea
continua, escuchar o percibir los sonidos a una frecuencia menor o
mayor que la normal, mareo, aumento de la frecuencia de crisis con-
vulsivas, falta de apetito, somnolencia y debilidad.
Respecto a la dosificación, el inicio siempre debe ser lento para
obtener una mejor adherencia y tolerancia al fármaco: 100 mg/día,
que se van aumentando hasta llegar a los 1.200-1.600 mg/día repar-
tidos en tres dosis.
La principal indicación en dolor es la neuralgia del trigémino o tic
doloroso.
En tratamientos prolongados se recomienda hacer perfiles de fun-
ción hematológica y hepática, así como niveles plasmáticos del fármaco.
Oxcarbacepina
Es un análogo de la carbamacepina con mejor perfil de efectos se-
cundarios. Se trata de un derivado estructural de la carbamacepina, a la
105
Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
máticas en un 40% y se metaboliza en el hígado. Las enzimas hepáticas
citosólicas convierten rápidamente la oxcarbacepina 10-hidroxicarbace-
pina (MHD), el principal metabolito responsable del efecto farmacoló-
gico del fármaco. El MHD es metabolizado a su vez por conjugación
con ácido glucurónico. Cantidades menores (4% de la dosis) se trans-
forman por oxidación en un metabolito sin actividad farmacológica
(derivado 10, 11-dihidroxi [DHD]). Se elimina principalmente en forma
de metabolitos excretados básicamente por vía renal. Más del 95% de
la dosis se secreta en la orina.
La dosis inicial es de 150-300 mg por la noche, y posteriormente
se incrementa 150-300 mg cada 3-5 días. Dosis máximas: 1.200 mg
en tres dosis.
Sus efectos adversos son parecidos a los de la carbamacepina, pero
mejor tolerados.
Topiramato
Parece tener múltiples mecanismos de acción. Reduce la duración
de las descargas y el número de potenciales de acción que son genera-
dos con cada descarga, probablemente por el bloqueo de los canales de
Na+ voltaje dependientes. Aumenta la actividad GABA en un locus no
benzodiacepínico de los receptores GABAa.
Es de poca utilidad en el dolor neuropático, pero, debido a su me-
canismo de acción, puede usarse cuando los otros fármacos no pueden
utilizarse.
Presenta una buena y rápida absorción por vía oral. Su biodisponi-
bilidad es del 80%. Tiene una baja unión a proteínas plasmáticas (15%).
Se metaboliza por hidroxilación, hidrolisis y glucuronoconjugación en
106
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
hasta alcanzar los 100-200 mg/12 h. Dosis máxima diaria: 400 mg.
No tiene indicación aceptada para el tratamiento del dolor neuropático.
Clonacepam
Es un fármaco de tipo benzodiacepínico que actúa sobre el SNC, con
propiedades ansiolíticas, anticonvulsivantes, miorrelajantes, sedantes e
hipnóticas. Inhibe el canal de Na+ y se fija al receptor benzodiacepínico
del receptor GABAa (asociado al canal de cloro [Cl–]). Aumenta la per-
meabilidad del canal de Cl−, dando lugar a una hiperpolarización neu-
ronal, una disminución de la excitabilidad y una inhibición de la trans-
misión nerviosa.
Utilizado hace años para el tratamiento del dolor neuropático, con
la llegada de los gabapentinoides su uso ha disminuido considerable-
mente. Tiene la ventaja frente a los otros de que se dispone de la vía
endovenosa.
Se absorbe rápida y completamente tras su administración oral; su
biodisponibilidad es casi del 90%. El grado de unión a proteínas plasmá-
ticas es del 86%. Se metaboliza en su mayoría en el hígado, a través de
oxidación e hidroxilación, y se han identificado hasta cinco metabolitos.
Se elimina mayormente por vía renal. Sólo una pequeña porción es
excretada de forma inalterada. En casos de insuficiencia renal no es
necesario disminuir la dosis.
Sus efectos adversos son los propios de las benzodiacepinas.
Respecto a la dosificación, se administra de forma oral como
comprimidos o gotas. Se inicia el tratamiento con 0,5 mg/día, dosis
que se incrementa 0,5 mg cada 3-4 días. Su rango terapéutico es de
1-5 mg/día.
107
Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Están indicados básicamente en procesos dolorosos neuróti-
cos tales como neuralgias postraumáticas o hernias discales con
dolor radicular. También se utilizan los corticoides depot para
procesos invasivos (infiltración facetar del raquis, infiltración
epidural, radicular, hombros dolorosos, rodillas…).
En general, poseen una buena absorción por vía oral, con una bio-
disponibilidad de alrededor del 90%. Poseen un importante metabolis-
mo hepático, dando lugar a numerosos derivados esteroideos inactivos
que posteriormente sufren procesos de conjugación. Su eliminación es
renal.
108
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
neuronales, que, según se piensa, causa una regulación a la baja de los
canales de sodio, conduciendo a una reducción del dolor. Es decir, como
otros anestésicos locales, la lidocaína previene o alivia el dolor por
medio de la interrupción de la conducción o el impulso nervioso impi-
diendo la entrada de iones Na+ a través de la membrana nerviosa.
Cada apósito adhesivo de 14 x 10 cm contiene 700 mg (5% en p/p)
de lidocaína (50 mg de lidocaína por gramo de base adhesiva) con los
siguientes excipientes: parahidroxibenzoato de metilo 14 mg, parahi-
droxibenzoato de propilo 7 mg y propilenglicol 700 mg.
Alrededor del 2-3% de la dosis de lidocaína total aplicada está dis-
ponible sistémicamente y es similar para las administraciones únicas y
múltiples; es decir, al aumentar el número de uno a tres apósitos utili-
zados simultáneamente, la exposición sistémica aumenta menos que
proporcionalmente al número de apósitos empleados.
Se metaboliza rápidamente en el hígado a varios metabolitos. La
principal vía metabólica de la lidocaína es la N-desalquilación a monoe-
tilglicinexilidida y glucinexilidida, ambas menos activas que la lidocaína
y disponibles en concentraciones bajas. Estos metabolitos se hidrolizan
a 2,6-xilidina, que se convierte en 4-hidroxi-2,6-xilidina conjugada.
La eliminación es renal en un 90% en forma de metabolitos. Menos
del 10% lo hace de forma inalterada.
Versatis® está indicado para el alivio sintomático del dolor neuropático
asociado a una infección previa por herpes zoster (neuralgia postherpética
[NPH]) en adultos.
El área dolorosa debe cubrirse con el apósito una vez al día durante
12 h dentro de un periodo de 24 h. Cuando sea necesario, los apósitos
pueden cortarse en tamaños más pequeños, con ayuda de unas tijeras,
109
Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
nas. Si no ha habido respuesta después de este periodo o si cualquier
efecto de alivio sólo puede relacionarse con las propiedades protectoras
de la piel del apósito, el tratamiento debe suspenderse, porque los ries-
gos potenciales pueden superar a los beneficios en este contexto.
Está contraindicado en pacientes con hipersensibilidad conocida a
los anestésicos locales de tipo amida, por ejemplo, bupivacaína, etidocaí-
na, mepivacaína y prilocaína, o a la propia lidocaína o a los excipientes
mencionados.
No debe ponerse el apósito en la piel inflamada o lesionada, como
en caso de lesiones de herpes zoster activas, dermatitis atópica o heri-
das. También debe evitarse su uso en las membranas mucosas y el
contacto de los ojos con el apósito.
Las reacciones sistémicas por sobredosificación del fármaco son muy
raras, pues los niveles plasmáticos del fármaco son muy bajos; no obs-
tante, debe valorarse su uso y utilizarse con precaución en pacientes
con insuficiencia cardíaca grave, insuficiencia renal grave o insuficien-
cia hepática grave.
110
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
analgésico tipo tramadol ev. El parche debe permanecer colocado 30 min
en los pies y 60 min en otras partes del cuerpo. Una vez quitado, se
limpia la zona con un gel limpiador.
Pueden transcurrir entre un día y dos semanas antes de que Qutenza®
empiece a surtir efecto. El tratamiento puede repetirse cada tres meses,
en función de los síntomas del paciente.
Los efectos secundarios constatados con más frecuencia (observados en
más de un paciente de cada 10) son dolor y eritema (enrojecimiento)
en el lugar de la administración. Ello hace necesario tener precaución en
los pacientes hipertensos y cardiópatas. También pueden observarse
con menor frecuencia picor, pápulas, vesículas, edema, hinchazón y
sequedad en el lugar de la aplicación.
Está indicado en pacientes con dolor neuropático periférico.
OTROS
Baclofeno
Es un agonista GABA que actúa como relajante muscular; por eso
su principal indicación es la espasticidad.
Se administra por vía oral o intratecal; esta última es la más uti-
lizada en las Unidades de Dolor de tercer nivel (véase capítulo 12).
Tiene una baja unión a las proteínas séricas (~30%) y una vida media
de entre 3 y 4 h. Atraviesa la barrera hematoencefálica.
Sus efectos adversos son básicamente los siguientes: somnolencia,
náuseas y vómitos, confusión y vértigos, hipotonía, cefaleas, temblor,
reacciones alérgicas. Debe tenerse mucho cuidado con la supresión
111
Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor
brusca, pues puede causar una gran espasticidad con dificultad respira-
toria grave. Por tanto, las dosis se deben ir aumentando lentamente.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Ketamina
Es un fármaco utilizado de forma habitual en anestesia que actúa
principalmente a nivel de los receptores NMDA y de los receptores
muscarínicos, opioides y monoaminérgicos.
Bloquea los receptores NMDA de forma no competitiva; parece que
este bloqueo es el responsable de los cambios en la excitabilidad neuronal,
inhibiendo las descargas de los potenciales de acción y la hiperexcitabi-
lidad neuronal producida por estímulos repetidos de las fibras primarias
aferentes de pequeño diámetro. La acción antinociceptiva de la ketamina
ha sido descrita tanto en dolor agudo como en dolor crónico.
La ketamina contiene una mezcla racémica al 50% de los dos isó-
meros ópticos que existen. El isómero S(+) es 2-3 veces más potente a
nivel analgésico que el isómero R(–).
La ketamina, administrada por vías tan variadas como la oral, la
subcutánea o la espinal, es útil en dolores con características neuro-
páticas o en casos de hiperalgesia inducida por opioides.
La vía oral presenta un importante metabolismo de primer paso
hepático. El metabolismo hepático es complejo. Uno de los metabolitos
producto de la metabolización es la norketamina, que posee de un ter-
cio a un quinto de la potencia de la ketamina. Penetra rápidamente en
los tejidos bien irrigados, redistribuyéndose posteriormente en el mús-
culo y en otros tejidos pobres en grasa, lo que puede contribuir a su
acumulación cuando se administra en dosis repetidas.
Los efectos secundarios más descritos son los simpaticomiméticos,
que pueden producir taquicardia e hipertensión arterial, y las alucina-
ciones o alteraciones de la percepción, aunque suelen presentarse en
112
Manual de Tratamiento del Dolor
menor proporción a las dosis utilizadas para control del dolor, especial-
mente si se efectúa una prevención con dosis bajas de benzodiacepinas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Clonidina
Fármaco agonista α2-adrenérgico que actúa reduciendo la descarga
simpática periférica. La estimulación de receptores presinápticos α2-
provoca la disminución de la liberación de NA en el SNC.
Es utilizada en las Unidades de Dolor de tercer nivel como fárma-
co por vía epidural-intratecal, en pacientes con intenso dolor rebelde
a otros tratamientos más convencionales (véase capítulo 12).
Respecto a las dosis recomendadas, debe iniciarse con dosis muy
bajas, que se irán aumentando buscando su efectividad analgésica con
mínimos efectos adversos: 10 µg/día. Las dosis más habituales oscilan
entre los 25 y los 100 µg/día por vía intratecal.
BIBLIOGRAFÍA
Chou R, Huffman LH; American Pain Society; American College of Physicians. Medications for acute and
chronic low back pain: a review of the evidence for an American PainSociety/American College of
Physicians clinical practice guideline. Ann Intern Med. 2007;147(7):505-14.
Furr-Stimming E, Boyle AM, Schiess MC. Spasticity and intrathecal baclofen. Semin Neurol. 2014
Nov;34(5):591-6. doi: 10.1055/s-0034-1396012. Epub 2014 Dec 17.
Lunn MP, Hughes RA, Wiffen PJ. Duloxetine for treating painful neuropathy, chronic pain or fibromyalgia.
Cochrane Database Syst Rev. 2014;1:CD007115.
Mishra S, Bhatnagar S, Goyal GN, Rana SP, Upadhya SP. A comparative efficacy of amitriptyline, gabapentin,
and pregabalin in neuropathic cancer pain: a prospective randomized double-blind placebo-controlled
study. Am J Hosp Palliat Care. 2012;29(3):177-82.
Model d’atenció als pacients afectes de dolor crònic a Catalunya. Maneig del pacient amb dolor neuropàtic
a l’atenció primaria. Criteris de Planificació de les Unitats del Dolor. [Internet] Disponible en: http://
www.gencat.cat/salut/depsalut/html/ca/dir2251/index.html.
Moore RA, Derry S, Aldington D, Cole P, Wiffen PJ. Amitriptyline for neuropathic pain in adults. Cochrane
Database Syst Rev. 2015;7:CD008242.
Moore RA, Wiffen PJ, Derry S, Toelle T, Rice AS. Gabapentin for chronic neuropathic pain and fibromyalgia
in adults. Cochrane Database Syst Rev. 2014;4:CD007938.
Rathmell JP, Benzon HT, Dreyfuss P, et al. Safeguards to prevent neurologic complications after epidural
steroid injections: consensus opinions from a multidisciplinary working group and national organi-
zations. Anesthesiology. 2015 May;122(5):974-84. doi: 10.1097/ALN.0000000000000614.
Verdu B, Decosterd I, Buclin T, Stiefel F, Berney A. Antidepressants for the treatment of chronic pain. Drugs.
2008;68(18):2611-32.
113
Tratamiento oral III: fármacos coadyuvantes en el tratamiento del dolor
ANEXO 1.
Ejemplo de fármacos coadyuvantes en el dolor neuropático. Algoritmo de tratamiento
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Control a los 7 días: revisar EVA/revisar efectos secundarios/revisar pauta
Gabapentina
Tramadol/Otros*
114
Capítulo
7
INTRODUCCIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La vía tópica consiste en la administración de sustancias analgési-
cas que puedan ser bien absorbidas a través de la piel sin perder su
poder analgésico. Las ventajas de esta vía para el paciente son notorias:
la comodidad que conlleva, sobre todo en pacientes politratados, la
hace aconsejable en diversos cuadros clínicos que se acompañan de
dolor.
Nombraremos sólo los fármacos analgésicos disponibles en nuestro
país:
Mecanismo de acción
Versatis® tiene un mecanismo de acción doble: la acción farmacológica
de la lidocaína difundida y la acción mecánica del apósito de hidrogel
que protege el área hipersensibilizada.
La lidocaína contenida se difunde de manera continua en la piel,
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
produciendo un efecto analgésico local. El mecanismo por el que se
produce este efecto se debe a una estabilización de las membranas
neuronales, que, según se piensa, causan una regulación a la baja de
los canales de sodio, conduciendo a una reducción del dolor; es decir,
como otros anestésicos locales, la lidocaína previene o alivia el dolor
por medio de la interrupción de la transmisión del impulso nervioso,
impidiendo la entrada de iones Na+ a través de la membrana nerviosa.
La lidocaína actúa sobre los nociceptores cutáneos hiperactivos y
sobre los ectópicos desensibilizados:
– Bloquea los canales de las pequeñas fibras nerviosas periféricas:
• Fibras C no mielinizadas.
• Fibras Aδ mielinizadas.
– La inhibición por parte de la lidocaína del canal del sodio estabi-
liza el potencial de acción de la membrana neuronal de las fibras
anormalmente excitadas Aδ y C. Ello produce una disminución
de las descargas ectópicas y la consecuente analgesia.
– Las fibras intactas Aβ adyacentes a los nociceptores degenerados
pueden ser estimuladas por la lidocaína, bloqueando los canales
del sodio y disminuyendo las descargas de las fibras Aβ ectópicas.
116
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Se metaboliza rápidamente en el hígado a varios metabolitos. La
principal vía metabólica de la lidocaína es la N-desalquilación a mo-
noetilglicinexilidida y glucinexilidida, ambas menos activas que la li-
docaína y disponibles en concentraciones bajas. Estos metabolitos se
hidrolizan a 2,6-xilidina, que se convierte en 4-hidroxi-2,6-xilidina
conjugada.
La eliminación es renal en un 90% en forma de metabolitos; menos
del 10% lo hace de forma inalterada.
Indicaciones
117
Tratamiento tópico
este fármaco como una opción terapéutica de segunda línea, con una
débil potencia de recomendación en el alivio del dolor neuropático
Aplicación
El área dolorosa debe cubrirse con el apósito una vez al día hasta
12 h dentro de un periodo de 24 h. Cuando sea necesario, los apósitos
pueden cortarse en tamaños más pequeños, con tijeras, antes de retirar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
la lámina de liberación. En total, no deben usarse más de tres apósitos
al mismo tiempo.
El apósito debe aplicarse en la piel intacta, seca y no irritada (des-
pués de la curación del herpes), inmediatamente después de extraerse
del sobre y de retirar la lámina de liberación de la superficie del gel.
Los pelos que haya en el área afectada deben cortarse con unas tijeras
(no afeitarse).
El resultado del tratamiento ha de reevaluarse después de 2-4 semanas.
Si no ha habido respuesta después de este periodo o si cualquier efecto
de alivio sólo puede relacionarse con las propiedades protectoras de la
piel del apósito, el tratamiento debe suspenderse, porque los riesgos
potenciales pueden superar a los beneficios en este contexto.
Limitaciones
Está contraindicado en pacientes con hipersensibilidad conocida a
los anestésicos locales de tipo amida, por ejemplo, bupivacaína, etidocaí-
na, mepivacaína y prilocaína o a la propia lidocaína o a los excipientes
mencionados.
El apósito no debe aplicarse en la piel inflamada o lesionada, como
en lesiones de herpes zoster activas, dermatitis atópica o heridas. Tam-
bién debe evitarse su uso en las membranas mucosas y hay que evitar
el contacto del apósito con los ojos.
Las reacciones sistémicas por sobredosificación del fármaco son muy
raras, pues los niveles plasmáticos del fármaco son muy bajos; no obs-
tante, debe valorarse su uso y utilizarse con precaución en pacientes
con insuficiencia cardíaca grave, insuficiencia renal grave o insuficiencia
hepática grave.
118
Manual de Tratamiento del Dolor
Normas de administración
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Si debemos aplicar más de un apósito porque la superficie
dolorosa es muy extensa, pueden cortarse en trozos más pe-
queños, pero siempre antes de despegar la zona de liberación.
– Si el paciente refiere quemazón o irritación sobre el área
de aplicación, debe retirarse el apósito hasta solucionar el
problema.
Efectos adversos
– La toxicidad de la lidocaína aparece con concentraciones sanguíneas
por encima de los 5 µg/ml. Con las recomendaciones anteriores,
el pico de concentración en sangre no supera normalmente los
0,13 µg/ml al cabo de 6 h de exposición al fármaco.
– Edema o eritema: suelen ocurrir mientras el apósito está apli-
cado y desaparecen espontáneamente a los pocos minutos de
retirarlo.
– En los estudios realizados hasta el momento, no se han recogido
casos de intolerancia al fármaco.
En un estudio reciente del año 2015, Irving, et al. defienden la
eficacia similar, en pacientes con NPH, de los apósitos de capsaicina al
8% y de la lidocaína al 5% respecto a los diferentes tratamientos ora-
les. Así mismo, objetivaron un aceptable coste, relacionado con las
mejoras del umbral de calidad de vida del paciente, cuando se compa-
raban con los tratamientos orales habituales en el tratamiento del
dolor neuropático.
119
Tratamiento tópico
CAPSAICINA EN CREMA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Mecanismo de acción
La estimulación nociceptiva periférica induce la liberación de la
sustancia P, que es un neuropéptido endógeno mediador de los impulsos
nociceptivos que activa las fibras C amielínicas, aumentando la transmi-
sión del impulso doloroso desde la periferia hacia el sistema nervioso
central (SNC).
La capsaicina actúa deplecionando la sustancia P, tanto a nivel perifé-
rico como central. Favorece la liberación de la sustancia P e inhibe la
biosíntesis y el transporte axonal de la misma, lo que conlleva una deple-
ción de la misma en el SNC y en el sistema nervioso periférico. Además,
su administración también se ha relacionado con la reducción de otros
péptidos en las fibras amielínicas, como el péptido relacionado con el gen
de la calcitonina, la somatostatina y el péptido vasoactivo intestinal. En
estudios practicados en animales, se ha propuesto que la depleción de la
sustancia P se produciría por una degeneración de las fibras C.
La capsaicina presenta una acción bifásica:
– Primero produce una fase excitatoria mediante su unión a un
receptor de potencial transitorio vaniloide 1 (TRPV1), el cual se
encuentra en las fibras C nociceptivas de las raíces de los ganglios
dorsales, produciendo una liberación de sustancia P. Una dosis
única de capsaicina, aplicada en la piel o las mucosas, produce
un dolor de tipo quemazón, cuya intensidad y duración se corre-
lacionan con la descarga nociceptiva y la liberación de neuropép-
tidos como la sustancia P.
– Posteriormente produce una fase de inactivación que proporcio-
na una analgesia prolongada, lo cual incluye resistencia a las
120
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de transcripción del factor transductor y activador de la transcripción 3
(STAT3). Se postula que la capsaicina, debido a sus propiedades vaniloi-
des, será un nuevo bloqueante de las vías de activación STAT, con un
posible potencial de prevención y tratamiento en el mieloma múltiple
y en otros procesos oncológicos.
Utilización clínica
Indicaciones
La principal indicación es en el tratamiento del dolor neuropático
periférico que cursa con hiperalgesia al pinchazo, hiperalgesia mecáni-
ca y térmica, y en el dolor urente continuo, aunque también hay refe-
rencia en los dolores inflamatorios articulares. Existen en la literatura
diversos estudios de su uso en NPH y en polineuropatía diabética con
resultados variables. Los mejores resultados se producen cuando existe
una hipersensibilidad del nociceptor sin alteración de la sensibilidad
del territorio afectado. La clínica que presentan la mayoría de estos
pacientes es: dolor urente o quemazón + alodinia + hiperalgesia.
En una revisión sistemática de 2004, se obtuvo un número de pa-
cientes necesario a tratar (NNT) para la neuropatía diabética de 4,2 y
121
Tratamiento tópico
Efectos adversos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El efecto más frecuente es la sensación de quemazón en la zona
aplicada. También suele aparecer prurito y eritema. Estos efectos acos-
tumbran a ser transitorios, pero pueden prolongarse durante algunas
semanas, e incluso obligar a suspender el tratamiento en algunos pa-
cientes. Puede provocar irritación de las mucosas y la córnea si no se
lavan bien las manos tras su aplicación.
El hecho de que este producto deba administrarse cada 4 h y con
precaución (a ser posible con guantes desechables) limita considera-
blemente su utilización.
122
Manual de Tratamiento del Dolor
Mecanismo de acción
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ción los «desensibiliza» y los incapacita para responder a los estímulos
que normalmente provocan dolor en los pacientes con dolor neuropá-
tico periférico. Existe, por tanto, una desfuncionalización de las fibras
C nociceptivas a nivel celular (de sus mitocondrias y del retículo endo-
plasmático). Se produce una liberación masiva del ión calcio, que sale
de la membrana celular, inactivando los canales del sodio. Las altera-
ciones de los nociceptores cutáneos inducidas por capsaicina son rever-
sibles, recuperándose su funcionalidad en unas semanas.
Utilización
El parche debe administrarse en un medio hospitalario y sólo puede
aplicarse en la piel intacta, no irritada y seca. Los parches pueden cortar-
se para ajustarlos a la zona afectada, y no deben aplicarse más de dos a
la vez en un mismo paciente. Antes de aplicar el parche la zona puede
tratarse con una pomada de anestésico local para mitigar así las molestias,
aunque en estudios recientes se ha observado que las molestias se mitigan
igualmente con un analgésico de tipo tramadol endovenoso administrado
30 min antes del procedimiento, hecho que reduce el tiempo de estancia
hospitalaria, mejorando la rapidez y facilidad de aplicación del parche.
El parche debe permanecer colocado 30 min en los pies y 60 en otras
partes del cuerpo, evitando las zonas faciales. Una vez quitado, se limpia
la zona con un gel limpiador.
Pueden transcurrir entre un día y dos semanas antes de que empie-
ce a surtir efecto. El tratamiento puede repetirse cada tres meses, en
función de los síntomas del paciente.
Resultados
En diferentes estudios se ha observado que el resultado del trata-
miento con capsaicina al 8% depende directamente de la duración del
123
Tratamiento tópico
Efectos adversos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los constatados con más frecuencia son dolor y eritema (enrojeci-
miento) en el lugar de la administración. Ello hace tener precaución
en los pacientes hipertensos y cardiópatas. También puede observarse
con menor frecuencia picor, pápulas, vesículas, edema, hinchazón y
sequedad en el lugar de la aplicación. No hay evidencias a largo plazo
de alteraciones sensitivas o neurológicas en pacientes con NPH o poli-
neuropatía secundaria al VIH.
CREMA EMLA
En 1979, Evers y Broberg obtuvieron una mezcla de anestésicos
locales (lidocaína y prilocaína), EMLA, que cumplía los requisitos ne-
cesarios para proporcionar una analgesia cutánea adecuada: elevada
eficacia analgésica con mínima incidencia de efectos secundarios. Este
producto tiene capacidad para producir anestesia cutánea efectiva tanto
en la piel intacta como en la lesionada.
La elección de prilocaína y lidocaína se basa en el elevado margen
de seguridad de ambos anestésicos. La concentración óptima de la
mezcla de lidocaína y prilocaína se obtiene con la emulsión al 5%.
Concentraciones menores no producen analgesia suficiente y concen-
traciones mayores no incrementan la duración del efecto analgésico ni
disminuyen el periodo de latencia.
124
Manual de Tratamiento del Dolor
Utilización clínica
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Posología: a partir de 1 g de crema, se obtiene un efecto
analgésico oscilante y dependiente del tipo de enfermedad a tratar;
dosis de 0,5 g son insuficientes para proporcionar una anestesia
adecuada, por ejemplo, a la venopunción. La dosis recomendada
es de 2,5 g/10 cm2 de superficie cutánea a analgesiar.
Tiempo de oclusión: diversos estudios han demostrado que
la analgesia dérmica es máxima tras 90-120 min de oclusión. El
tiempo total de oclusión no debe ser superior a las 4 h. Sin em-
bargo, en mucosas, piel lesionada o enfermedades dermatológicas,
se aconseja un tiempo de oclusión de 5-15 min, sin sobrepasar
los 30 min.
Periodo de latencia: el efecto analgésico máximo no se obtie-
ne inmediatamente después de retirar el apósito, sino transcu-
rridos unos minutos. El efecto es máximo a los 30 min después
de 90 min de aplicación y a los 60 min después de 120 min de
aplicación.
Duración del efecto analgésico: generalmente, a las 4 h de
retirar la oclusión, la analgesia cutánea es del 90% y a las 6 h,
del 80%. Si la zona de aplicación es la facial, puede llegar a ser
de hasta 10 h.
Indicaciones
Terapia del dolor: Actualmente el uso de la crema EMLA se ha
visto muy limitado por la aparición de los parches de capsaicina al 8%
y de lidocaína al 5%.
125
Tratamiento tópico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
antes de la aplicación de capsaicina, reduce la sensación de que-
mazón inducida por este fármaco y atenúa la hiperalgesia térmica
de forma significativa si se compara con placebo.
Anestesiología: en venopunciones y en punciones arteriales.
Tratamientos dermatológicos: hiperhidrosis, biopsias o exéresis de
lesiones de diferentes etiologías.
Efectos adversos
Los efectos adversos son infrecuentes y el riesgo de toxicidad es muy
bajo, por encima de los tres meses de edad, si se siguen las normas de
aplicación del fármaco.
Tras la aplicación del producto, los efectos locales más frecuentes son:
palidez, eritema y edema. Se ha comprobado que a mayor tiempo de
aplicación de la crema, mayor concentración intradérmica y penetración
más profunda, mayor incremento en la perfusión microvascular cutánea.
También se han descrito casos de dermatitis alérgica de contacto,
hiperpigmentación y púrpura (este último efecto se produce con mayor
frecuencia en el uso pediátrico).
La posibilidad de toxicidad sistémica es muy remota, y los niveles
plasmáticos alcanzados a las dosis recomendadas se mantienen muy por
debajo de los niveles tóxicos. La intoxicación de lidocaína-prilocaína
tiene serias consecuencias, como cambios en la conducción cardíaca,
excitación o depresión del SNC y metahemoglobinemia. Se ha descrito
un caso de intoxicación con pérdida del nivel de consciencia y posterior
recuperación total en un niño de dos años al que se le aplicó EMLA en
el 80% de la superficie corporal, para la exéresis de múltiples mollus-
cum contagiosum.
126
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los AINE son fármacos que se han venido utilizando a lo largo de
los años como primera línea terapéutica analgésica. Sin embargo, de-
bido a sus efectos adversos sistémicos, en ciertos casos muy graves, su
utilidad en los últimos tiempos ha sido controvertida. De ahí el intento
de utilizar el mismo principio activo, pero de una manera tópica, para
minimizar sus efectos adversos sistémicos.
En una revisión sistemática de Cochrane del año 2012 de 34 estudios
aleatorios doble ciego, en los cuales se comparaba al menos un AINE
tópico en cualquiera de sus formulaciones (crema, gel, parche o solu-
ción), para el alivio del dolor musculoesquelético crónico en adultos,
se concluyó lo siguiente:
– Los AINE tópicos fueron significativamente más efectivos que el
placebo disminuyendo el dolor debido a problemas osteomuscu-
lares.
– Los mejores resultados los obtuvo el diclofenaco en la osteoar-
tritis, con un NNT de 6,4 en al menos el 50% de alivio del dolor
durante 8-12 semanas, al compararlo con el placebo.
– Hubo pocos datos para calcular otros NNT de otros AINE indivi-
dualmente.
– No hubo diferencias significativas en términos de eficacia entre
los AINE orales y los tópicos.
– Se objetivó un aumento de efectos adversos locales graves.
– Los efectos adversos gastrointestinales no difirieron del placebo,
pero fueron menos frecuentes que con los AINE orales.
En otra revisión sistemática de Cochrane de 2015, que incluía
61 estudios aleatorios doble ciego, en pacientes adultos con dolor
127
Tratamiento tópico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
agudo musculoesquelético, se comparó los AINE tópicos (en forma de gel,
spray o crema) con placebo y/o AINE orales. Las conclusiones de los
autores fueron las siguientes:
– Los AINE tópicos proporcionan una buena calidad analgésica en
condiciones agudas, semejante a la que proporcionan los AINE
orales.
– Las formulaciones en gel de diclofenaco, ibuprofeno y ketoprofeno
y algunos diclofenacos en formulación de parches proporcionan
los mejores efectos analgésicos.
– El NNT del diclofenaco en gel es de 1,8; el del diclofenaco en
parches, de 3,2; el del ketoprofeno en gel, de 2,5; y el del ibupro-
feno en gel, de 3,9 (Tabla 1).
– Los efectos adversos son mínimos en todos los casos.
Por último, en un estudio aleatorio, doble ciego y controlado con
placebo, del año 2015, se ha comprobado la efectividad analgésica del
diclofenaco tópico al 1,5% en el dolor neuropático secundario a NPH y
el síndrome complejo doloroso regional. Tras dos semanas de tratamien-
to, los pacientes que recibieron diclofenaco tópico obtuvieron una pun-
tuación en la escala visual analógica menor al grupo placebo y una va-
loración mejor del test sensorial cuantitativo. Sin embargo, no hubo
diferencias significativas en cuanto al dolor constante, al dolor punzante
y a la hipersensibilidad de la zona afectada.
Estamos ante un campo abierto a nuevas investigaciones y ensayos
clínicos con mayor potencia científica.
128
Manual de Tratamiento del Dolor
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
surgery for cancer. Reg Anesth Pain Med. 2000;25(4):350-5.
Finnerup NB, Attal N, Haroutounian S, et al. Pharmacotherapy for neuropathic pain In adults: a systematic
review and meta-analysis. Lancet Neurol. 2015;14(2):162-73.
Finnerup NB, Pedersen LH, Terkelsen AJ, Johannesen IL, Jensen TS. Reaction to topical capsaicin in spinal
cord injury patients with and without central pain. Exp Neurol. 2007;205(1):190-200.
Fishbain DA, Lewis JE, Cole B, Rosomoff HL, Rosomoff RS. Lidocaine 5% patch: an open-label naturalistic
chronic pain treatment trial and prediction of response. Pain Med. 2006;7(2):135-42.
Gulsoy A, Ertrugul D, Sahin M, Tutuncu N, Demirer A, Demirag N. The analgesic efficacy of lidocaine/
prilocaine (EMLA) cream during fine-needle aspiration biopsy of thyroid nodules. Clin Endocrinol.
2007;66(5):691-4.
Irving G. The role of the capsaicine 8% patch (Qtenza®) in the treatment of postherpethic neuralgia. US
Neurology. 2015;11(1):34-9.
Jaggar SI, Scott HC, James IF, Rice AS. The capsaicin analogue SDZ249-665 attenuates the hyper-reflexia
and referred hyperalgesia associated with inflammation of the rat urinary bladder. Pain. 2001;89(2-3):
229-35.
Jensen TS, Høye K, Fricová J, et al. Tolerability of the capsaicini 8% patch following pretreatment with
lidocaine or tramadol in patients with peipheral neuropathic pain: A multicentre randomized, asse-
sor-blinded study. Eur J Pain. 2014;18(9):1240-7.
Mason L, Moore RA, Derry S, Edwards JE, McQuay HJ. Systematic review of topical capsaicin for the
treatment of chronic pain. BMJ. 2004;328(7446):991.
Mick G, Baron R, Finnerup N, et al. What is localized neuropathic pain. A first proposal to characterize
and define a widely used term. Pain Manage. 2012;2(1):71-7.
Neri I, Savoia F, Guareschi E, Medri M, Patrizi A. Purpura after application of EMLA cream in two children.
Pediatric Dermatol. 2005;22(6):556-8.
Rashiq S, Knight B. Treatment of reflex sympathetic dystrophy with EMLA cream. Reg Anesth.
1994;19(6):434-5.
Wieringa JW, Ketel AG, Van Houten MA. Coma in a child after treatment with the “magic salve” lido-
caine-prilocaine cream. Ned Tijdschr Geneeskd. 2006;150(33):1805-7.
129
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
8
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
INTRODUCCIÓN
Con la finalidad de mejorar el control del dolor postoperatorio, se
desarrolló, a finales de la década de 1980, un nuevo concepto de anal-
gesia que implicaba la participación activa del paciente en el tratamien-
to de su propio dolor. La técnica de la analgesia controlada por el pa-
ciente (ACP) consiste en la autoadministración por parte del paciente
de pequeñas dosis de un fármaco analgésico determinado, a intervalos
previamente fijados y de acuerdo con sus necesidades. Se lleva a cabo
mediante bombas de infusión programables controladas electrónica-
mente por microprocesadores. Cuando el paciente presenta dolor, acti-
va el sistema presionando un botón, que libera una dosis previamente
establecida de analgésico. Una vez administrado el bolus, se pone en
marcha automáticamente un dispositivo de seguridad que impide cual-
quier administración posterior hasta que haya transcurrido cierto tiem-
po desde la última dosis. Este intervalo, denominado lockout, o tiempo
de cierre, se programa previamente y tiene como objetivo dejar al fár-
maco un margen de tiempo suficiente para que pueda ejercer sus efec-
tos, evitando de esta manera la sobredosificación. Este sistema de ad-
ministración puede complementarse con una infusión continua basal
para asegurar el mantenimiento de concentraciones analgésicas esta-
bles, pero el bolus a demanda es el elemento definitorio de esta técnica
analgésica.
La ACP es el único sistema que permite ajustar con precisión la
concentración plasmática del fármaco analgésico adecuada a las nece-
sidades del paciente según la intensidad del dolor, manteniendo niveles
estables próximos a la concentración analgésica eficaz mínima, dismi-
nuyendo sus efectos indeseables. Se ha mostrado altamente eficaz com-
parada con la forma tradicional de analgesia en bolus intermitentes, la
Analgesia controlada por el paciente
secundarios
Efecto analgésico
Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Tiempo (h)
Figura 1. Relación entre la concentración plasmática de analgésico y los efectos
clínicos. La línea continua hace referencia a la ACP ev. y la discontinua, a la inyección
im./4 h (modificado de Grass JA. Anesth Analg. 2005).
Paciente
con dolor
Otros Aviso a
efectos enfermería
Absorción Valoración
del dolor
Inyección Revisión
analgesia órdenes
médicas
Preparación
analgésia
132
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Su utilización está sujeta a una estricta vigilancia de posibles into-
lerancias y efectos secundarios del fármaco, y a la dosis en cuestión. Es
difícil predecir la dosis inicial del fármaco que proporcione un buen
control del dolor, por lo que, después de la administración de una dosis
más o menos protocolizada, deben valorarse el grado de control del
dolor (generalmente mediante la utilización de la escala analógica vi-
sual) y la aparición de efectos secundarios en relación con el fármaco
utilizado, y hay que modificar la pauta analgésica en función de los
resultados.
En las tablas 1 y 2 se recogen las ventajas e inconvenientes ligados
a la técnica de ACP.
133
Analgesia controlada por el paciente
TERMINOLOGÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los dispositivos de ACP consisten en un sistema impulsor de anal-
gésico controlado por un microprocesador, con distintos parámetros a
programar antes de su utilización:
– Dosis de carga (loading dose): consiste en la administración de
una dosis inicial de analgésico para conseguir controlar el dolor
antes de iniciar la técnica de ACP. Lo ideal es que se inicie una
vez se ha controlado el dolor mediante la titulación endovenosa
(ev.) de morfina, lo cual también permite evaluar las necesidades
analgésicas del paciente y determinar, en consecuencia, el bolus
y el intervalo de cierre.
– Dosis a demanda, incremental o bolus: es la cantidad de anal-
gésico que el paciente recibe de forma inmediata a su demanda.
Esta dosis se fija de acuerdo con el analgésico utilizado y debe
ser lo suficientemente amplia para proporcionar analgesia sin
originar efectos tóxicos. Esta dosis es inicialmente empírica y
puede modificarse en función de los resultados (control del dolor
y los efectos secundarios).
– Intervalo de cierre o de seguridad (lockout): corresponde a un
límite de tiempo entre dos demandas efectivas durante el cual es
imposible recibir medicación. Este parámetro, establecido por el
médico, tiene como objetivo permitir que la medicación de la
dosis del bolus ejerza su acción, evitando la sobredosificación. El
ajuste adecuado de la dosis del bolus y del intervalo de cierre
determina la analgesia efectiva para cada paciente.
– Perfusión continua (rate): en algunas modalidades de ACP puede
asociarse a las dosis a demanda una infusión basal del fármaco a
dosis bajas.
134
Manual de Tratamiento del Dolor
MODALIDADES DE USO
Las modalidades de utilización de la técnica de ACP son muy
variadas, y su elección depende del tipo de dolor a tratar, de las ca-
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
racterísticas del paciente, del fármaco elegido y de la bomba de ACP
disponible:
135
Analgesia controlada por el paciente
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
se han utilizado antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y anestésicos
locales.
El opioide ideal para su empleo en ACP debe ser de inicio de acción
rápido, potente, sin efecto techo, con una duración de acción intermedia,
no debe producir tolerancia o dependencia y ha de carecer de interacciones
medicamentosas y efectos secundarios. Aunque en la clínica no dispone-
mos de este opioide ideal, se han utilizado la mayoría de ellos, y los más
frecuentes son la morfina, el fentanilo y el tramadol.
Los AINE (metamizol, ketorolaco) también han sido utilizados en
ACP para el tratamiento del dolor postoperatorio, solos o en combinación
con opioides menores de tipo tramadol.
Los anestésicos locales se utilizan en las técnicas de ACP de bloqueos
periféricos y por vía espinal. En esta última, se pueden administrar
solos o asociados a opioides. La vía peridural ha obtenido buenos resul-
tados en el tratamiento del dolor agudo postoperatorio y en la analge-
sia del parto, mientras que la vía intratecal se reserva para el tratamien-
to del dolor crónico. Se suelen emplear anestésicos locales de larga
duración de acción y a baja concentración para minimizar el bloqueo
motor. La bupivacaína o levobupivacaína al 0,0625-0,125% y la ropiva-
caína al 0,1-0,2% son los más utilizados.
VÍAS DE ADMINISTRACIÓN
136
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Deben vigilarse y tratarse los posibles efectos adversos, las constantes
hemodinámicas, la frecuencia respiratoria, la retención urinaria y el
grado de sedación, así como el consumo de analgésicos y el grado de
analgesia, ajustando los parámetros de la ACP en consecuencia.
En los últimos años se ha potenciado la utilización de la ACP en
técnicas de analgesia regional, ya sea central o periférica; la vía epidural
ha sido la más comúnmente utilizada en el dolor agudo. La ACP epidu-
ral está considerada como la mejor opción terapéutica en los casos de
dolor intenso, sobre todo tras la cirugía ortopédica de las extremidades
inferiores, en politraumatizados y tras la cirugía torácica y de abdomen
superior e inferior. Permite utilizar la asociación de anestésicos locales
y opioides, potenciando el efecto analgésico y reduciendo los efectos
secundarios de cada uno de estos fármacos.
En cuanto a los bloqueos periféricos, el bloqueo paravertebral es
el más utilizado en la modalidad de ACP, fundamentalmente para el
control del dolor postoperatorio tras la cirugía torácica y traumatis-
mos torácicos unilaterales. También se ha utilizado en bloqueos del
plexo braquial en sus distintos abordajes (axilar, interescalénico e
infraclavicular).
Cuando se empleen técnicas de ACP regional deben tenerse en cuen-
ta una serie de precauciones: disponer de un acceso venoso seguro;
vigilar los efectos secundarios de los fármacos administrados, funda-
mentalmente el grado de sedación y la posibilidad de depresión respi-
ratoria cuando se utilicen opioides, y las consecuencias derivadas del
bloqueo simpático cuando se usen anestésicos locales; no administrar
fármacos depresores del sistema nervioso central, ni mórficos sistémi-
cos cuando se administren opioides espinales (salvo por orden expresa
del médico responsable), y controlar el nivel sensitivo en la ACP epidural
137
Analgesia controlada por el paciente
INDICACIONES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La principal indicación de las técnicas de ACP es el tratamien-
to del dolor agudo, particularmente del postoperatorio, cuyas
características corresponden a un dolor basal continuo, con agu-
dizaciones descendentes en frecuencia e intensidad, que se pro-
longa durante varios días. También han sido utilizadas en el
tratamiento del dolor crónico, fundamentalmente oncológico.
INSTAURACIÓN Y SEGUIMIENTO
Para la implantación de estas técnicas de ACP en una unidad de
hospitalización, más allá de las unidades de reanimación, se necesita
138
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de la ACP. Debe comprender el funcionamiento del sistema de adminis-
tración de los bolus a demanda, sus ventajas y limitaciones, y la conve-
niencia de utilizar el bolus anticipado para evitar la exacerbación del
dolor, antes de una movilización, cura o cualquier maniobra capaz de
desencadenar dolor.
139
Analgesia controlada por el paciente
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Pacientes con más de 80 años.
– Ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos.
– Sometidos a trasplante de órganos.
– Con dolor incontrolado o efectos secundarios cuando reciben un
tratamiento «convencional».
– Pacientes con el siguiente perfil farmacológico:
• Tolerancia a los opioides (empleo regular durante > 3 meses).
• Antecedentes de abuso de alcohol etílico.
• Antecedentes de drogadicción ev.
• Antecedentes de mantenimiento con metadona.
• Uso previo de cócteles analgésicos.
• Patrón de ACP observado: uso de > 4 mg/h de morfina o equiva-
lente.
– Los casos de obesidad mórbida, síndrome de Pickwick o síndrome
de apnea del sueño pueden suponer una contraindicación poten-
cial de las técnicas de ACP.
– En los pacientes con dolor crónico los criterios de inclusión/
exclusión son menos estrictos, ya que tanto la enfermedad
álgica y su evolución como su entorno varían considerable-
mente.
140
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El seguimiento debe ser realizado por personal entrenado, ya sea
para objetivar la calidad de la analgesia, mediante escalas de valoración
del dolor, ya sea para detectar y, si es necesario, tratar los efectos se-
cundarios, que en su mayor parte dependen del tipo de fármaco admi-
nistrado y de la vía de administración.
En el inicio de las técnicas de ACP, la dosis del bolus se programa
de forma empírica, en función de los protocolos establecidos por la
Unidad de Dolor o el Servicio de Anestesiología, y se modifica según los
resultados del seguimiento del paciente. El peso del paciente puede ser
un buen parámetro para calcular la dosis del bolus inicial, aunque
existe una pobre correlación entre este y los requerimientos de anal-
gesia. Siempre es preferible instaurar bolus altos con tiempos de
cierre algo espaciados, en lugar de bolus pequeños y tiempos de cierre
muy cortos, pues los pacientes pierden confianza en el sistema si no
logran el alivio del dolor con los bolus administrados. Por otra parte,
el hecho de utilizar bolus altos no supone un incremento significati-
vo de la dosis total empleada, ya que el propio paciente, una vez ob-
tenido el alivio del dolor, reduce la frecuencia de autodemanda. Si con
esta dosis inicial el paciente no consigue una buena analgesia, a pesar
de administrarse las suficientes demandas, se incrementará la dosis del
bolus en un 25-50%; si, por el contrario, el paciente presenta efectos
secundarios o una sedación excesiva, se disminuirá la dosis en un
25-50% (Fig. 3).
Con la utilización de opioides, ya sea por vía ev. o epidural, debe
buscarse la aparición de dos signos clínicos de implicaciones graves:
somnolencia y depresión respiratoria. Una puntuación superior a 4 en
la escala de sedación de Ramsay, la presencia de desorientación o con-
fusión mental y una frecuencia respiratoria inferior a 10 son signos
premonitorios de depresión respiratoria, por lo que deberá suspenderse
141
Analgesia controlada por el paciente
¿Dolor?
No Sí
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Reeducación bolus 25-50% y/o
uso ACP tratamiento cierre 25-50%
Revaloración paciente
¿Dolor?
No Sí
¿Causa tratable?
No Sí
Infusión basal
AINE Tratamiento
+ bolus
¿Efectos secundarios?
142
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
basal es demasiado alta.
Los efectos secundarios más frecuentes de la utilización de opioides
son las náuseas y vómitos (en aproximadamente el 50% de los casos),
la retención urinaria, el prurito y el íleo.
La utilización de anestésicos locales puede provocar una disminu-
ción de la fuerza de las extremidades inferiores y retención urinaria.
En las técnicas de ACP epidural debe controlarse el nivel sensitivo
para poder detectar una posible migración del catéter al espacio suba-
racnoideo. (Para más información sobre los efectos secundarios, véase
capítulo 14.)
PAUTAS ORIENTATIVAS
En las tablas 3 a 9 se describen distintas pautas de ACP, modificables
según las necesidades.
143
Analgesia controlada por el paciente
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Fármaco Dosis del bolus Tiempo de cierre
(mg) (min)
Tipo de ACP Dosis de carga Infusión Bolus Tiempo N.o máximo Indicaciones
(ml/h) de cierre de bolus/h
Catéter lumbar
144
Manual de Tratamiento del Dolor
Tipo de ACP Dosis de carga Infusión Bolus Tiempo N.o máximo Indicaciones
(ml/h) de cierre de bolus/h
Catéter torácico
Levobupivacaína Levobupivacaína al 2-4 ml/h 1-2 ml 10 min 4 Postoperatorio de
al 0,125% o 0,25% o cirugía torácica
ropivacaína al ropivacaína al 0,2% y de abdomen
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
0,2%+ 3-6 ml superior
fentanilo +
2-3 µg/ml fentanilo 25-200 µg
Levobupivacaína Levobupivacaína al 2-4 ml/h 1-2 ml 10 min 4 Postoperatorio de
al 0,125% o 0,25% o cirugía torácica
ropivacaína al ropivacaína al y de abdomen
0,2%+ 0,375% superior
morfina 3-6 ml
0,04 mg/ml +
morfina 0,5-3 mg
La levobupivacaína puede sustituirse por bupivacaína.
– Dosis de carga
+
– Perfusión: bupivacaína o levobupivacaína al 0,25% o ropivacaína al 0,375%
6-8 ml/h
– Bolus: 2-3 ml
– Tiempo de cierre: 30 min
145
Analgesia controlada por el paciente
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Dosis de carga: bupivacaína o levobupivacaína al 0,125-0,25% o ropivacaína al
0,2% 20-30 ml
– Perfusión: bupivacaína o levobupivacaína al 0,125% o ropivacaína al 0,2% 4-5 ml/h
– Bolus a demanda: 2 ml
– Tiempo de cierre: 10 min
– N.o máximo de bolus a la hora: 4
Pauta de ACP
146
Manual de Tratamiento del Dolor
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Drugs. 2006;66(18):2321-37.
Paul JE, Bertram B, Antoni K, et al. Impact of a comprehensive saferty initiative on patient-controlled
analgesia errors. Anesthesiology. 2010;113(6):1427-32.
Singerlyn FJ, Seguy S, Gouverneur JM. Interscalene brachial plexus analgesia after open shoulder surgery:
continuous vs. patient-controlled infusion. Anesth Analg. 1999;89(5):1216-20.
Wigfull J, Welchew E. Survey of 1057 patients receiving postoperative patient-controlled epidural analgesia.
Anaesthesia. 2001;56(1):70-5.
147
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
TRATAMIENTO
III.
DEL DOLOR
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
INTERVENCIONISTA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
9
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
INTRODUCCIÓN
La anestesia regional forma una parte muy importante del arsenal
terapéutico en el alivio del dolor crónico. Supone la pérdida temporal
o definitiva de las sensaciones dolorosas de una parte del cuerpo por un
efecto sobre la transmisión nerviosa. Esta interrupción se puede llevar
a cabo por diferentes técnicas y actúa principalmente a cinco niveles:
– Bloqueo nervioso periférico (de plexo o de tronco).
– Bloqueo nervioso central (epidural o subaracnoideo).
– Bloqueo paravertebral.
– Bloqueo simpático.
– Bloqueo intraarticular.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
adecuadamente monitorizado (electrocardiograma continuo, pulsioxime-
tría y tensión arterial [TA] no cruenta) y disponer de acceso venoso.
– Sedación: es recomendable practicar una sedación adecuada a
cada paciente. Los fármacos más comúnmente empleados son las
benzodiacepinas, especialmente el midazolam. Sin embargo, en
ocasiones puede ser necesaria y recomendable una sedación más
profunda, que incluya fármacos hipnóticos (propofol) y opioides
(remifentanilo, alfentanilo, fentanilo).
– Agujas: sus características dependen de la técnica regional em-
pleada (agujas de neuroestimulación para los bloqueos de plexo
de 3,5, 5 o 10 cm; aguja Sprotte o Whitacre del calibre adecuado
con/sin introductor para los bloqueos subaracnoideos; aguja de
Tuohy de calibre 17-18 G para el bloqueo epidural; agujas ecogé-
nicas para los bloqueos con ecografía).
– Catéteres de infusión continua de plexo, epidural o subaracnoideo.
– Neuroestimulador del nervio periférico: permite la transmisión
de un impulso eléctrico controlado capaz de desencadenar un
potencial de acción en un nervio motor. La duración recomen-
dable del estímulo es de 0,1 ms y la frecuencia, de 1-2 Hz. La
intensidad debe ajustarse en cada momento; en la fase de locali-
zación nerviosa una intensidad de 1 mA es la habitual para redu-
cir progresivamente la intensidad hasta conseguir la respuesta
motora a una intensidad inferior o igual a 0,5 mA. Cuando se
combina la estimulación con la ecografía, podemos estimular
desde el principio con una intensidad de 0,5 mA.
– Jeringas: es importante seleccionar correctamente la jeringa para
el bloqueo que se desea realizar. La presión que será necesario
152
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
lización de bloqueos periféricos para el tratamiento del dolor
crónico (superficiales, como la infiltración de puntos gatillo, e
incluso profundos, como el bloqueo paravertebral, facetario o del
piramidal). La localización ecográfica del nervio permite mejorar
la calidad del bloqueo y evita la punción de estructuras adyacen-
tes, disminuyendo las complicaciones. Asimismo, el uso de la
ecografía evita la irradiación del paciente y del profesional, y
reduce los costes de la realización del bloqueo (no se requiere
técnico ni quirófano o sala con protección radiológica).
FÁRMACOS EMPLEADOS
Los fármacos empleados para interrumpir la transmisión se describen
a continuación.
Anestésicos locales
En dosis única: lidocaína al 1% o mepivacaína al 1% (recuperación
rápida), bupivacaína al 0,125-0,25%, ropivacaína al 0,2-0,375%, levobu-
pivacaína al 0,125-0,25% (efecto prolongado).
En perfusión: ropivacaína al 0,2-0,375%, bupivacaína al 0,125-0,25%,
levobupivacaína al 0,125-0,25%.
Neurolíticos
Alcohol al 50-75% con o sin anestésico local (AL) (bupivacaína al
0,125-0,25% o ropivacaína al 0,2%).
Fenol al 6% con o sin AL.
153
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
Corticoides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Otros
Opioides (opioides liposomales: sistemas de liberación controlada
para la administración prolongada de fármacos a nivel espinal, subcu-
táneo e intramuscular).
– Clonidina (agonista α2).
– Baclofeno (GABA-agonista).
– Toxina botulínica.
INDICACIONES PRINCIPALES
Bloqueos diagnósticos y diferenciales
Al considerar el uso de un bloqueo nervioso en el tratamiento del
dolor crónico oncológico y no oncológico, siempre se debe recordar
que la percepción del dolor depende de varios factores interrelacio-
nados (sensitivos, psicológicos y del entorno). Así pues, tanto la
indicación como la valoración de un bloqueo diagnóstico dependen
de varios factores complejos que presentan importantes limitaciones
(Tabla 1).
Por lo tanto, no sólo se debe prestar atención a la correcta realiza-
ción del bloqueo, sino también a la valoración de la respuesta obtenida
y a la interpretación de los resultados.
Sin embargo, a pesar de las limitaciones, en algunos pacientes el
bloqueo diagnóstico con AL constituye la única manera de confirmar
el diagnóstico, como los bloqueos simpáticos en pacientes con síndrome
dolor complejo regional (SDRC) mantenido por el simpático.
154
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Balance alterado entre la actividad de las fibras gruesas y finas
– Bloqueo de los sistemas inhibitorios descendentes espinales
– Analgesia inducida por estrés
– Potenciación descendente de la nocicepción
– Convergencia (inputs de varios campos receptivos indican actividad en la
segunda neurona)
Limitaciones por plasticidad
– Sensibilización (potenciación nociceptiva por estímulos previos de fibras finas)
– Desaferenciación (nuevos campos para los nervios después de la pérdida de
otras aferencias)
Limitaciones por la complejidad del efecto de los AL
– Bloqueo raramente completo (aferente sensitivo, eferente simpático)
– Bloqueo subjetivo sin cambios sensitivos objetivables
– Bloqueo diferencial impredecible (tipo de fibra, tiempo de exposición)
– Bloqueo uso dependiente (la actividad nerviosa influye en el efecto anestésico)
Limitaciones por los efectos sistémicos de los AL
– Eliminación de la actividad espontánea del neuroma
– Depresión de la transmisión nociceptiva espinal
– Bloqueo de la sensibilización central
Limitaciones por factores psicológicos
– Problemas de comunicación
– Evaluación en un medio no familiar
– Divergencia de las agendas del paciente/médico
Limitaciones por la variabilidad anatómica
– Referencias anatómicas en teoría estándares siguen una curva de distribución
normal (final del saco dural)
– Especial variabilidad en las regiones lumbar y sacra (sacralización L5,
lumbarización S1…)
– Salida anómala de las raíces espinales por los agujeros de conjunción (8% de
los pacientes)
155
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
Bloqueos pronósticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
TÉCNICAS REGIONALES
156
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Administramos 3-4 ml (retrobulbar) o
6-10 ml (peribulbar) de solución (AL)
Ramas distales Bloqueos diagnósticos – Aguja fina de 25-30 G
del nervio Neuralgias – Palpamos los surcos supratroclear,
oftálmico Dolor oncológico supraorbital e infraorbital
(Fig. 1) – Administramos 1-3 ml de solución
(AL solo o con corticoide) en cada
rama (sin entrar en los forámenes)
Nervio occipital Cefaleas con espasmo – Aguja fina y corta, punción por fuera
mayor muscular (neuralgia de la inserción occipital del músculo
de Arnold) trapecio en un punto 3,5 cm por
debajo y 1,5 cm hacia afuera de la
protuberancia occipital
– Retiramos 1-2 mm la aguja y
administramos 2 ml de solución
(AL solo o con corticoide)
– Con la ecografía, visualizamos el
nervio en situación medial respecto a
la arteria occipital mayor
Nervio occipital Cefaleas con espasmo – Aguja fina y corta, punción medial a
menor muscular (neuralgia la inserción del músculo ECM en la
de Arnold) apófisis mastoides
– Dirección medial y cefálica hasta
contactar con la base del cráneo
– Administramos 2 ml de solución
(AL solo o con corticoide)
Plexo cervical Diagnósticos y – Superficial: en el borde posterior del
superficial y terapéuticos en cuello músculo ECM a nivel de la
profundo y hombro intersección con la vena yugular
externa (punto de Erb): 10 ml de AL
– Profundo: línea entre la apófisis
mastoides y la unión
esternoclavicular. Tres puntos de
punción a 1,5-3 y 4,5 cm de la
157
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
al hacer un barrido en dirección
craneocaudal, los troncos pasan de
superficiales a profundos respecto al
músculo ECM
Profundo: buscamos las raíces
de C3, C4 y C5 en las apófisis
transversas (imagen de sol naciente)
con la arteria vertebral situada por
fuera
Nervio Neuralgias faciales e – Aguja de 22 G, punción en el punto
glosofaríngeo intrabucales medio entre el borde posterior
Neoplasias de la de la mandíbula y la apófisis
orofaringe mastoides
– Avanzamos hasta contactar con la
apófisis estiloides, redirigimos
por delante y profundizamos
0,5-1 cm
– Administramos 2-4 ml de solución
(AL solo o con corticoide)
158
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Plexopatía braquial correspondiente
– Contactamos y sobrepasamos la
apófisis transversa hasta percibir la
pérdida de resistencia
– Dosis inicial: 8 ml de solución (AL +
corticoide)
Bloqueos en la extremidad superior
Bloqueo Indicaciones Técnica
(en dolor crónico)
Interescalénico Rehabilitación del – Aguja de 3,5 cm, punción en el surco
(Fig. 2) hombro interescalénico a la altura del
Miembro fantasma cartílago cricoides, a unos 2-3 cm de
Neoplasias profundidad
Dolor vascular – Con ecografía: punción entre el
escaleno anterior y el medio
alrededor de los troncos nerviosos
– Dirección perpendicular a la piel,
respuesta muscular con el
neuroestimulador: flexión o extensión
del codo, abducción del brazo
– Dosis inicial: 20 ml de solución (AL)
– Perfusiones continuas: difícil fijación
del catéter por la movilidad de la zona
Infraclavicular Rehabilitación de – Aguja de 5-10 cm, punción 2,5 cm
(Fig. 3) hombro y mano por debajo del latido de la arteria
Miembro fantasma subclavia a nivel infraclavicular
Neoplasias – Abordaje lateral: 2 cm por fuera
Dolor vascular y 2 cm hacia abajo de la apófisis
SDRC coracoides: buscamos respuestas
motoras en la mano
– Dosis inicial: 20-30 ml de solución (AL)
– Perfusiones continuas: cómoda
fijación del catéter
159
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Con ecografía: fácil visualización de
las ramas alrededor de la arteria axilar
Nervio Hombro doloroso – Paciente en posición sentada con los
supraescapular brazos (Fig. 5) descansando a ambos
(Fig. 5) lados del cuerpo
– Se traza una línea que recorre la
espina de la escápula (del borde
acromial a su parte medial). En su
punto medio se traza otra línea
perpendicular a ella
– La escotadura coracoidea y el punto
de punción quedan unos 2 cm por
encima y por fuera de la intersección
de estas dos líneas
– Aguja de 22 G; hacemos contacto óseo
– Administramos 6-8 ml de AL solo o
con corticoide
Bloqueos en la extremidad inferior
Bloqueo Indicaciones Técnica
(en dolor crónico)
Nervio ciático Síndrome piramidal – Aguja de 10-12 cm
(en la nalga) Neuralgias – Abordaje posterior de Labat: línea
Miembro fantasma entre el trocánter mayor y la espina
SDRC ilíaca posterosuperior: trazamos una
Dolor oncológico línea perpendicular desde un punto
medio: punción a 5 cm
– Dirección perpendicular a la piel, a
unos 6 cm de profundidad. Con
neuroestimulación podemos obtener
respuesta del ciático y a continuación
retirar hasta estimular el músculo
piramidal (rotación externa del
miembro)
160
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
(en el hueco Miembro fantasma – Abordaje posterior: en el vértice del
poplíteo) SDRC hueco poplíteo
Dolor oncológico – Abordaje lateral: a 7 cm del pliegue
poplíteo entre el músculo
semimembranoso y el bíceps femoral
– Dosis inicial: 10-20 ml de solución
(AL solo o con corticoide)
– Con ecografía: fácil visualización en
la división de los dos troncos (interno
y externo) del ciático
Nervio femoral Neuralgias – Aguja de 5 cm
(Fig. 6) Miembro fantasma – Punción 0,5 cm por fuera de la
SDRC arteria femoral entre el ligamento
Dolor oncológico inguinal y el pliegue inguinal
– Dirección paralela a la arteria femoral
en dirección cefálica
– Dosis inicial: 10-20 ml de solución
(AL solo o con corticoide)
– Con ecografía: fácil visualización
Nervio Meralgia parestésica – Aguja de 5 cm
femorocutáneo – Punción 2 cm hacia dentro y 2 cm
hacia arriba de la espina ilíaca
anterosuperior
– Profundizamos 1-2 cm y administramos
5-10 ml de AL en abanico
Nervio safeno Neuralgias – Inyección subsartorial unos 10 cm
por encima de la rodilla y con
control ecográfico
– Administramos 7 ml de AL y
corticoide
Nervio Neuralgias Colocamos la sonda ecográfica
genitofemoral postraumáticas o perpendicular al ligamento inguinal
postherniorrafia justo por encima de los vasos femorales.
inguinal Seguimos proximalmente la arteria
161
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
realizar una inyección intravascular
Bloqueos torácicos
Bloqueo Indicaciones Técnica
(en dolor crónico)
Epidural Dorsalgias – Localización del espacio epidural con
torácico Hernias discales pérdida de resistencia y control
Neuralgia radiológico
postherpética – Dosis inicial: 6-8 ml de solución (AL
Dolor oncológico + corticoide)
Paravertebral Neuralgia – Punción 3-4 cm por fuera de la línea
torácico postherpética media a la altura de la apófisis
(Fig. 7) Neuralgias espinosa correspondiente
unilaterales – Contactamos y sobrepasamos la
Dolor oncológico apófisis transversa hasta percibir la
pérdida de resistencia
– Dosis inicial: 10-12 ml de solución
(AL solo o con corticoide). Puede
dejarse un catéter; dosis: 6-8 ml/h
– Con ecografía: entre dos costillas,
seguimos medialmente el músculo
intercostal interno hasta que se
convierte en membrana intercostal
interna e inyectamos entre esta y la
pleura parietal
Intercostal Neuralgias – Punción a 6-10 cm por fuera de la
(Fig. 8) Dolor oncológico línea media
– Contactamos la costilla y la
sobrepasamos por el borde inferior
– 2-4 ml de AL por el nivel bloqueado
(generalmente 2-3 niveles),
perfusiones continuas 5-10 ml/h
– Con ecografía: identificamos vasos
intercostales en el borde inferior de
162
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
colgante o columna de suero) con
aguja epidural de 18 G o control
mediante ecografía
– Catéter introducido 5-6 cm
– Bolus inicial de 10-15 ml, perfusión
de 5-8 ml/h
Bloqueos lumbares (véase capítulo 21)
Bloqueo Indicaciones Técnica
(en dolor crónico)
Epidural lumbar Lumborradiculalgias – Localización del espacio epidural con
(hernia discal, pérdida de resistencia. Es
síndrome del canal recomendable el control radiológico
lumbar estrecho) o ecográfico para determinar el nivel
Neuralgia principalmente
postherpética – Dosis inicial: 8-10 ml de solución (AL
Dolor oncológico + corticoide)
SDRC
Paravertebral Neuralgia – Punción 3-4 cm por fuera de la línea
lumbar postherpética media a la altura del espacio
SDRC interespinoso correspondiente
Dolor oncológico – Contactamos y sobrepasamos la
apófisis transversa hasta percibir la
pérdida de resistencia
– Dosis inicial: 10-12 ml de solución
(AL ± corticoide)
Plexo lumbar Neuralgia – Punción 5 cm por fuera de la línea
postherpética media a la altura de la línea entre
SDRC ambas crestas ilíacas
Dolor oncológico – Con ayuda de la neuroestimulación,
avanzamos hasta obtener la
contracción en el músculo cuádriceps
– 10-20 ml de AL como dosis inicial
163
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
capítulo 12) LCR
– Dosis test con 0,5-1 mg de morfina
– Catéter y reservorio implantado
subcutáneo (morfina ± AL)
– Neurolisis con alcohol (hipobaro) o
fenol (hiperbaro)
Radicular Neuralgias – Paciente en decúbito prono
Hernias discales – Localizamos con escopia (perfil) el
agujero de conjunción del nivel
deseado
– Visualizamos la raíz por contraste
– Administramos 1-2 ml AL +
corticoide
Bloqueos intraarticulares
Bloqueo Indicaciones Técnica
(en dolor crónico)
Facetas Síndrome facetario – Paciente en decúbito prono
(cervical, lumbar) (lumbares) o decúbito supino
(cervicales), control con radiografía
– Aguja de 8 cm/22 G
– Localizamos la articulación con
escopia y administramos 4-5 ml de
AL (por nivel) en la zona
periarticular (± corticoide)
164
Manual de Tratamiento del Dolor
Figura 2. Bloqueo
interescalénico me-
diante ecografía (fle-
cha blanca: visión de
los tres troncos ner-
viosos entre el mús-
culo escaleno medio
y anterior).
165
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
166
Manual de Tratamiento del Dolor
167
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
2
1
7
5 4
168
Manual de Tratamiento del Dolor
PUNTOS GATILLO
El síndrome de dolor miofascial constituye un gran grupo de trastornos
musculares caracterizados por la existencia de puntos hipersensibles
denominados puntos gatillo, en uno o más músculos y/o tejidos conec-
tivos y asociados a otros síntomas, como rigidez, espasmo muscular,
limitación de la motilidad y debilidad.
169
Bloqueos nerviosos y técnicas de infiltración
CONCLUSIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
to, siempre siendo conscientes de las limitaciones de los bloqueos. Cada
día aparecen técnicas nuevas que permiten optimizar los bloqueos y,
por lo tanto, mejorar los resultados (neuroestimulador, control ecográ-
fico, tomografía computarizada, escopia, técnicas de radiofrecuencia…),
lo cual probablemente incidirá en un mayor uso.
BIBLIOGRAFÍA
Aliaga L, Baños JE, De Barutell C, Molet J, Rodríguez de la Serna A. Tratamiento del dolor. Teoría y práctica.
2.a ed. Barcelona: Publicaciones Permanyer; 2002.
Aliaga L, Català E, García Muret A, et al. Anestesia regional hoy. 3.a ed. Barcelona: Publicaciones Permanyer;
2006.
Blanco R. Manual de anestesia regional y ecoanatomía avanzada. Ediciones S.L. Mataró; 2011.
Ribeiro de Araujo D, De Matos Alves Pinto L, De Fátima de Assunção Braga A, et al. Drug-delivery systems
for local anesthetics: therapeutic applications. Rev Bras Anestesiol. 2003;53:663-71.
Hahn MB, McQuillan PM, Sheplock GJ. Regional anesthesia. An atlas of anatomy and techniques. St.
Louis: Mosby; 1996.
Han SC, Harrison P. Myofascial pain syndrome and trigger point management. Reg Anesth. 1997;
22(1):89-101.
Manchikanti L, Candido KD, SinghV, et al. Epidural Steroid Warning Controversy Still Dogging FDA. Pain
Physician. 2014;17(4):451-74.
Waldman SD. Atlas of interventional pain management. Filadelfia: WB Saunders Company; 1998.
170
Capítulo
10
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El sistema nervioso simpático anatómicamente está estructurado en
tres componentes: fibras eferentes, fibras aferentes y ganglios/plexos
simpáticos. En general, sus raíces (ramo comunicante blanco) se origi-
nan en la columna intermediolateral de la médula espinal y pasan por
las raíces ventrales para unirse a la cadena de ganglios paravertebrales
de cada lado de los cuerpos vertebrales. La posición anatómica de la
cadena simpática se correlaciona a nivel de cada cuerpo vertebral en
una posición mediolateral 2 cm antes del borde anterior del mismo. Del
ganglio simpático paravertebral salen las fibras posganglionares, algu-
nas de las cuales vuelven al nervio raquídeo (ramo comunicante gris),
y se dirigen acompañando a las estructuras vasculares hacia los terri-
torios a inervar junto al nervio somático.
Ne 11
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Ne mayor
Ne
Ne menor
Ne inferior
4/5
Figura 1. Cadena simpática. G1: plexo celíaco; G2: mesentérico superior e inferior;
G3: hipogástrico superior. El hipogástrico inferior es la continuación del superior
a nivel pélvico; recibe la inervación de las raíces sacras. Ne: nervio esplácnico.
172
Manual de Tratamiento del Dolor
A B
TÉCNICA
Posición: paciente en decúbito supino, cabeza en extensión mode-
rada.
Referencias: 2 cm por encima y 2 cm de forma lateral a la horquilla
esternal.
Mediante escopia en visión anteroposterior (AP) y lateral, se locali-
za el nivel de C6-C7. Se desplaza el músculo esternocleidomastoideo y
el paquete vascular carotídeo hacia el lateral. Se introduce la aguja (22 G
de calibre) en un plano perpendicular hasta contactar con el tubérculo
anterior de C6 (profundidad sobre 2-2,5 cm). Se comprueba la difusión
del contraste anterior a los procesos con el fluoroscopio en posición
lateral. Se realiza el abordaje con ecografía para evitar atravesar estruc-
turas como el tiroides o el esófago. Por vía anterior en el mismo sitio
de punción y con una aguja de calibre 22 G se localiza la apófisis trans-
versa de C6; el ganglio se encontrará anterior al músculo longus collis
y lateral al esófago (Fig. 2).
173
Bloqueos del sistema nervioso simpático
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
al 0,5% 1,5 ml + 40 mg de triamcinolona 1 ml; total: 5 ml.
Efectos adversos: epistaxis, parestesia de dientes o paladar. Síndrome
de Horner, bloqueo del nervio laríngeo recurrente, perforación de trá-
quea, esófago o vasos. Inyección intratecal, neumotórax.
174
Manual de Tratamiento del Dolor
TÉCNICA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de a la lámina. A ese nivel se introduce una aguja con punta curva de
calibre 22 G avanzando en visión en túnel hasta obtener contacto óseo,
se comprueba en visión lateral y se progresa hasta observar que la aguja
abraza el cuerpo vertebral. Mediante contraste radiológico se asegura
la difusión en sentido cefálico y caudal por el mismo plano de la aguja.
Se administra anestésico local. También se pueden utilizar técnicas de
radiofrecuencia (RF) (véase capítulo 11).
Volumen: entre 6 y 8 ml, 1:1 (ropivacaína al 0,25% + lidocaína al
0,2%), con o sin triamcinolona 40 mg.
Radiofrecuencia convencional: aguja de 10 cm con punta activa de
5 mm. Se comprueba que no se encuentra cerca de un nervio paraverte-
bral o frénico. Antes de efectuar la lesión se administra anestésico local
(AL) y se recomienda 80º durante 90 s, dos o más lesiones por cada nivel.
Efectos adversos: neumotórax, neuritis intercostal al realizar RF,
daño a órganos del mediastino posterior.
175
Bloqueos del sistema nervioso simpático
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
posición oblicua entre 20 y 30º.
Se introduce la aguja en visión AP hasta alcanzar el lateral de los
cuerpos vertebrales, se realiza una proyección lateral y se avanza hasta
observar la punta de la aguja entre los dos tercios y un tercio anterior
del cuerpo vertebral. Se inyectan 5 ml de contraste por cada aguja para
comprobar que la posición sea correcta (visión AP y lateral).
Volumen a administrar: punción bilateral: 5-7 ml de ropivacaína al
0,2% con corticoide depot; punción única: 10-15 ml de AL. Para neu-
rolisis, fenol al 6-7%.
Radiofrecuencia convencional: con aguja de 15 cm de punta curva
y 15 mm de punta activa. La estimulación sensitiva a 50 Hz-1 V debe
notarla en la zona epigástrica. El estímulo motor a 2 Hz-2 V no debe
estimular los nervios intercostales. Se administra ropivacaína al 0,5%
(2-5 ml) más triamcinolona 40 mg y se aplica RF térmica de 80º duran-
te 90 s. La segunda lesión se hace rotando la aguja 180º.
Neurolisis: alcohol al 70-100% 12-15 ml o fenol al 6-10%.
Efectos adversos: hipotensión, diarrea posbloqueo, parestesias de
nervio somáticos, trombosis vascular, paraplejia por isquemia vertebral,
hematoma retrotorácico y los observados en el bloqueo del ganglio
celíaco por vía posterior.
176
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Enfermedad abdominal benigna aguda; dolor por pancreatitis, embo-
lización de la arteria hepática o alcoholización de lesiones hepáticas.
– Diagnóstico para diferenciar el dolor visceral del dolor muscu-
loesquelético del abdomen superior.
TÉCNICA
Posición: existe el abordaje por vía posterior en decúbito prono y el
abordaje en decúbito supino por vía anterior; nosotros sugerimos este
último abordaje y mediante ecografía, siendo el punto de punción 2 cm
por debajo del xifoides.
Se introduce una aguja de calibre 22 G (15 cm de longitud) 2 cm
debajo del xifoides. Mediante control ecográfico se avanza la aguja hasta
colocarla en posición preaórtica, por encima del tronco celíaco (Fig. 3).
Se administra suero salino estéril 10-12 ml para confirmar la posición.
Una vez en posición, se realiza un test diagnóstico y pronóstico con AL;
si el test es efectivo, se procede a la neurolisis con alcohol etílico.
Volumen a administrar: test pronóstico: 15 ml de bupivacaína al
0,5% o lidocaína al 1,5%. Neurolisis: 30-40 ml de alcohol etílico al 50%.
Efectos adversos: los más frecuentes son dolor en el sitio de inyec-
ción, diarreas agudas e hipotensión, todos ellos transitorios. Otros son:
neumotórax, derrame pleural, quilotórax, inyección intraperitoneal,
punción de grandes vasos, disección aórtica, pericarditis. En la vía pos-
terior: inyección intradural, epidural o disco intervertebral.
177
Bloqueos del sistema nervioso simpático
Indicaciones:
– Enfermedad vascular periférica, arteriopatías vasoespásticas.
– SDRC de extremidades inferiores.
– Neuralgia postherpética, síndrome de dolor en miembro fan-
tasma.
– Dolor visceral.
– Dolor discogénico con pseudoirradiación.
TÉCNICA
Posición: en decúbito prono, se eleva la cadera con una almohada
debajo de las crestas ilíacas. En el abordaje lateral o de Reid, se locali-
zan las apófisis espinosas de L2-L4 mediante fluoroscopia en AP y
después oblicuo 15-20º hacia el lado a tratar hasta que la apófisis trans-
versa desaparece cubierta por el cuerpo vertebral. Se marca como pun-
to de entrada la intersección del borde inferior de la apófisis transversa
y el cuerpo vertebral. Se inserta la aguja curva (22 G de calibre) bajo
control radiológico y con un ángulo de 45-60º en visión túnel; después,
con el arco en lateral para objetivar la profundidad y llegar hasta el
borde anterior del cuerpo vertebral (Fig. 4). Si se obtiene contacto óseo,
se redirige hacia el lateral buscando colocarse en el borde anterolateral,
por delante de la inserción del músculo psoas.
178
Manual de Tratamiento del Dolor
179
Bloqueos del sistema nervioso simpático
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Dolor no oncológico en enfermedad ginecológica (enfermedad
pélvica inflamatoria, endometriosis, dolor pélvico crónico).
TÉCNICA
Posición: existe el abordaje retroperitoneal lateral, el medial, el
transdiscal y la vía anterior. Para el abordaje lateral el paciente se coloca
en decúbito prono.
En visión AP a nivel lumbosacro se obtiene una imagen para locali-
zar el espacio intervertebral L4-L5; el punto de punción se localiza a
5-7 cm de la línea media y se cambia a visión lateral. Se introduce una
aguja de 15 cm (22 G de calibre) 45º medial y caudal para obviar la
transversa de L5 y el ala sacra. Se avanza hasta que la punta de la agu-
ja está en la zona anterolateral del cuerpo de L5. Se introduce la aguja
contralateral guiándose por la primera aguja. En visión AP se comprue-
ba que la punta de la aguja se encuentra en la unión de los cuerpos
L5-S1 y se administran 3 ml de contraste, buscando una imagen de
difusión medial y lateral del contorno correspondiente a la fascia ante-
rior del psoas.
Vía anterior: decúbito supino, cama en 15º en tremdelemburg, se
localiza por fluoroscopia en AP el cuerpo vertebral de L5 y se introduce
una aguja de calibre 22 G perpendicular hasta obtener contacto óseo.
Volumen a administrar: 6-8 ml de ropivacaína al 0,2% por cada
aguja con o sin corticoide. Neurolisis: fenol al 6-10% por cada lado
hasta 10 ml.
Efectos adversos: punción vascular anatómicamente próximo a la
arteria y la vena ilíaca, hematoma retroperitoneal, inyección intraperitoneal,
180
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Bloqueo del ganglio impar
Nivel de evidencia: 1C.
Indicaciones: dolor perineal crónico, visceral, neuropático o por
invasión maligna a nivel perineal. Suele tratarse inicialmente de un
bloqueo diagnóstico; si se confirma, se puede hacer una terapia mediante
neurolisis.
TÉCNICA
Posición: decúbito prono con elevación de la cadera.
A nivel sacro, se localiza en visión AP y se marca la línea media.
Mediante visión lateral se visualiza el espacio interdiscal sacrococcígeo.
Se busca atravesar las estructuras previamente anestesiadas hasta llegar
al ligamento sacrococcígeo posterior y el periostio. Una vez llegado a
este punto, se busca la pérdida de resistencia para acceder al espacio
retroperitoneal. Con contraste radiológico se comprueba la localización
de la punta de la aguja y mediante contraste se busca una imagen de
coma invertida (Fig. 5).
Volumen a administrar: 5 ml de ropivacaína al 0,2% con o sin
corticoide (triamcinolona 40 mg). Neurolisis: 4-6 ml de fenol al 6%.
Radiofrecuencia: se usa la técnica de doble aguja, una a través del
ligamento sacrococcígeo y otra a través del disco coccígeo. Estímulo
sensitivo: 50 Hz, 1 V, y motor: 2 Hz, 3 V.
Efectos adversos: dolor en el sitio de punción, discitis, perforación
rectal, punción vascular.
181
Bloqueos del sistema nervioso simpático
BIBLIOGRAFÍA
Day M. Sympathetic blocks: the evidence. Pain Pract. 2008;8(2):98-109.
MacMahon SB, Koltzenburg M. Wall y Melzack: tratado del dolor. 5.a ed. España: Elsevier; 2007. p. 523-25.
Menon R, Swanepoel A. Sympathetic blocks. Contin Educ Anaesth Crit Care Pain. 2010;10(3):88-92.
Raj PP, Lou L, Erdine S, et al. Interventional pain managment image-guided procedures. 2.a ed. Philadelphia:
Saunders Elsevier. 2008.
Reig E, Abejón D, Contreras R, Insauti J, Del Pozo C. Manual of Interventional Procedures for Pain Treatment.
Vol. 1. Radiofrequency. 2.a ed. España: Cuatro Escalón, S.L.; 2004. p. 21-71.
182
Capítulo
11
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
INTRODUCCIÓN
En estos últimos años ha ido aumentando el uso de las técnicas que
utilizan la radiofrecuencia (RF) con finalidad analgésica en el manejo
del dolor crónico. Dicha técnica, que se denomina así por coincidir la
frecuencia usada con la de las ondas de la radio, consiste en aplicar una
corriente eléctrica de alta frecuencia (≈ 500 kHz) a un tejido. Siguien-
do el efecto Joule, los electrones que circulan entre los dos electrodos
transforman parte de su energía cinética en calor.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
neural que se halla cerca de la punta no aislada del electrodo es calen-
tado a temperaturas que generan su destrucción (> 45 ºC). La lesión
aumenta de forma lineal durante los primeros 40-45 s y después se
estabiliza al alcanzar la temperatura máxima. La lesión tiende a adoptar
una forma elipsoidal rodeando la punta del electrodo de RF. Estudios
recientes muestran que la infiltración con diferentes tipos de fluidos
de forma previa a la realización de la RFC modifica tanto el tamaño de
la lesión como el tiempo requerido para alcanzar el máximo tamaño
de lesión, de manera específica según el tipo de fluido. La preinyec-
ción de cualquier fluido, excepto para agua, hetastarch o lidocaína en
0,7% de NaCl, tiene como resultado un aumento del índice de eficien-
cia (área lesionada/tiempo de lesión) en comparación con la no infiltra-
ción previa de fluido. Incrementando la concentración iónica del fluido
se aumenta el tamaño de la lesión. Esto se consigue mediante la dismi-
nución de la impedancia y el aumento de la potencia de la administra-
ción de la RFC.
En la RFP el efecto sobre el tejido neural es diferente, debido a que
no se alcanzan temperaturas destructivas para el tejido, pues son otros
mecanismos los que producen el alivio del dolor. El campo eléctrico
que se genera alrededor del electrodo de RF es el efecto más importan-
te de la RFP. Este campo eléctrico modula el tejido circundante me-
diante oscilaciones de cargas iónicas, la modificación de polarizacio-
nes y voltajes de membrana. Todos estos efectos participan en la
neuromodulación, pero los mecanismos exactos mediante los cuales
se produce la antinocicepción en la RFP siguen bajo investigación
científica, al igual que el tiempo necesario para cada estructura que
queramos abordar. Por tanto, hasta que no aparezcan nuevas aporta-
ciones basadas en evidencia probada, el tiempo de realización sigue
siendo empírico.
184
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en la punta del electrodo. Este dato es importante, pues debere-
mos tenerlo en mente cuando coloquemos la aguja en el punto
a tratar (target).
PROTOCOLO DE UTILIZACIÓN
Se coloca la cánula cerca de la estructura objetivo, a través de refe-
rencias anatómicas y técnicas de imagen (ecografía, rayos X o tomografía
computarizada).
185
Técnicas de radiofrecuencia en dolor crónico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Debemos evitar generar una lesión motora. S. Cosman observó que
debe comprobarse mediante una estimulación motora a 2 Hz y 1 ms
de amplitud de pulso, al doble de voltaje que el que ha provocado la
estimulación sensitiva. Si no se produce ninguna contracción mus-
cular, podemos asumir con seguridad que no produciremos una le-
sión motora en la zona a tratar. Cuando trabajamos en el raquis, hay
que recordar que se debe descartar la respuesta motora en las extre-
midades.
Es importante mantener la temperatura por debajo de la de ebulli-
ción (100 ºC), porque pueden producirse quemaduras fuera del área
objetivo, además de la aparición de gas y la carbonización de la punta.
Se recomienda mantener la temperatura por debajo de los 85 ºC como
margen de seguridad.
186
Manual de Tratamiento del Dolor
187
Técnicas de radiofrecuencia en dolor crónico
188
Manual de Tratamiento del Dolor
líneas (Fig. 3). Se puede utilizar la ecografía como ayuda para localizar
el nervio.
No infiltraremos en profundidad, ya que podríamos bañar el nervio
con anestésico local y no encontrar respuesta a la estimulación.
Insertaremos el electrodo de RF hasta notar contacto con el hueso
e intentaremos localizar la escotadura supraescapular. Realizaremos la
estimulación según el protocolo de uso. Es un nervio mixto. Daremos
como satisfactoria una estimulación sensitiva a menos de 0,5 V que nos
indique cercanía.
Realizaremos un tratamiento de RFP de dos ciclos de 120 s a 45 V
(temperatura menor a los 42 ºC).
189
Técnicas de radiofrecuencia en dolor crónico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
colo de uso. Hay que recordar que es un nervio sensitivo puro. Daremos
como satisfactoria una estimulación sensitiva a menos de 0,5 V.
Realizaremos un tratamiento de RFP de dos ciclos de 120 s a 45 V
(temperatura menor a los 42 ºC).
190
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
DEL NERVIO FEMORAL
– Posición del paciente: situamos al paciente en decúbito supino
con las piernas en una ligera abducción.
– Posición del operador: nos situamos en el lado a tratar.
Mediante referencias anatómicas y, si es posible, con ayuda de una
ecografía, localizaremos el nervio femoral. Localizaremos el ligamento
inguinal y la arteria femoral, e introduciremos la aguja de forma lateral
a la arteria femoral. Realizaremos la estimulación según el protocolo
de uso. Es un nervio mixto. Daremos como satisfactoria una estimulación
sensitiva a menos de 0,5 V.
Realizaremos un tratamiento de dos ciclos de 120 s de RFP a 45 V
(temperatura menor a los 42 ºC).
191
Técnicas de radiofrecuencia en dolor crónico
Nervio pudendo
INDICACIONES
El bloqueo del nervio pudendo está indicado en el tratamiento del
dolor pélvico y/o perineal crónico.
192
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
BIBLIOGRAFÍA
Cosman ER Jr, Cosman ER Sr. Electric and thermal field effects in tissue around radiofrequency electrodes.
Pain Med. 2005;6(6):405-24.
Erdine S, Yucel A, Cimen A, Aydin S, Sav A, Bilir A. Effects of pulsed versus conventional radiofrequency
current on rabbit dorsal root ganglion morphology. Eur J Pain. 2005;9(3):251-6.
Provenzano DA, Watson TW, Somers DL. The interaction between the composition of preinjected fluids
and duration of radiofrequency on lesion size. Reg Anesth Pain Med. 2015;40(2):112-24.
Sluijter ME, Imani F. Evolution and mode of action of pulsed radiofrequency. Anesth Pain Med. 2013;2(4):
139-41.
Van Boxem K, de Meij N, Kessels A,Van Kleef M, Van Zundert J. Pulsed radiofrequency for chronic intractable
lumbosacral radicular pain: a six-month cohort study. Pain Med. 2015;16(6):1155-62.
193
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
12
INTRODUCCIÓN
La neuromodulación es el proceso por el cual la actividad neuronal
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
creada por el dolor puede ser alterada o «modulada» a través de sus vías
de transmisión. El asta posterior medular es el lugar de mayor modu-
lación. El resultado es una disminución de la actividad en la transmisión
del dolor.
Como recordatorio, al crearse el impulso nociceptivo se crean las
siguientes funciones:
transducción transmisión percepción
La percepción es el estadio final de la transmisión del dolor, en el
cual la actividad neural del sistema somatosensorial tiene como resul-
tado la sensación subjetiva de dolor.
El término de neuromodulación para el tratamiento del dolor se
aplica a las técnicas que, de una forma más o menos invasiva y no des-
tructiva (es decir, reversible), se usan para la finalidad descrita. No
obstante, existen también fármacos que modulan la transmisión noci-
ceptiva. En este capítulo se describen las técnicas más utilizadas, que
son las de neuroestimulación, y los fármacos espinales.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tipo de corriente más adecuada para sus molestias.
La analgesia inducida por la TENS suele iniciarse a los 20 min,
aunque puede inducirse rápidamente o al cabo de horas.
Hay una gran variedad de modelos comerciales de TENS, y todos
constan de componentes similares. Un generador alimentado por una
batería produce la energía necesaria para ser conducida mediante unos
cables hasta unos electrodos (ánodo y cátodo) colocados en la superficie
de la piel. El paso de la corriente eléctrica desde los electrodos hasta la
piel se facilita mediante la aplicación de un gel conductor.
La resistencia (impedancia) que ofrezca todo el sistema, desde el
generador hasta la superficie de la piel (cables, electrodos y gel conduc-
tor), debe ser lo más baja posible.
La sensibilidad de la piel es otro factor a tener en cuenta y varía
ampliamente según la zona a tratar.
El generador tiene diferentes mandos para variar tanto cuantitativa
como cualitativamente la corriente eléctrica generada.
La intensidad varía desde 0 hasta 100 mA, y debe ser modificada por
el paciente hasta conseguir una parestesia intensa pero no dolorosa.
Cuando han pasado unos minutos de tratamiento, el paciente se acos-
tumbra, por lo que debe aumentar la intensidad hasta conseguir de
nuevo un mismo nivel de parestesia hasta el final de la sesión.
La frecuencia, o cantidad de impulsos eléctricos por segundo, se
mide en hercios (Hz) y varía desde 0 hasta 150 Hz. Permite dos tipos
de estimulación: a baja frecuencia (1-10 Hz) y a alta frecuencia. La
mayoría de los pacientes prefieren frecuencias de entre 40 y 100 Hz. La
amplitud de onda puede variar de 50 a 500 μs (cuanta más amplitud,
196
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
estimulación a trenes de impulsos (tandas de estimulación seguidas
de pausas), tanto a alta como a baja frecuencia, y que debe ser proba-
do en los pacientes que no consiguen alivio con la estimulación con-
tinua.
El generador ideal de la TENS, por ser un tratamiento prolongado
y que permite una actividad normal del paciente, debe ser resistente,
poco pesado (alrededor de unos 100 g) y manejable, y tener mandos
accesibles y de fácil lectura. Debido al uso continuado, es preferible que
los dispositivos que regulan los parámetros de estimulación (amplitud
de onda y frecuencia) estén protegidos de cambios accidentales.
Indicaciones
Debido a su inocuidad, la TENS está indicada en el tratamiento de
dolores agudos y crónicos bien localizados, tanto de origen somático
como neuropático, e incluso psicógeno. En dolores de gran intensidad,
se puede utilizar como tratamiento coadyuvante para disminuir el con-
sumo de fármacos analgésicos.
DOLOR AGUDO
Puede ser beneficioso tanto en el dolor agudo postraumático como
en el postoperatorio. Mediante electrodos esterilizados y colocados de
forma adyacente a la herida quirúrgica, la TENS induce una aceptable
analgesia en diversas cirugías. A diferencia de otros tratamientos, no
posee efectos adversos.
DOLOR CRÓNICO
La TENS es útil para inducir analgesia en numerosas enfermedades
que cursan con dolor crónico: alteraciones del nervio periférico sin
197
Técnicas de neuromodulación
DOLOR PSICÓGENO
En pacientes con diagnóstico de dolor psicógeno, la TENS puede ser
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
útil por su inocuidad y como tratamiento de contención en los reque-
rimientos terapéuticos del paciente.
Efectos indeseables
Una estimulación prolongada e intensa durante horas puede pro-
vocar una irritación de la piel, que cede en poco tiempo y únicamen-
te requiere el cambio de localización de los electrodos. También es
posible que aparezca alergia cutánea a alguno de los componentes
utilizados.
Contraindicaciones
La TENS está contraindicada en niños y pacientes afectos de tras-
tornos mentales que no puedan colaborar.
Los portadores de marcapasos o desfibrilador automático implan-
table (DAI) no deberían seguir un tratamiento con TENS por la
posibilidad de interferencias con estos sistemas, aunque en casos
excepcionales se puede usar bajo monitorización continua del elec-
trocardiograma (ECG) y siempre que el campo a tratar sea lejano a
esos sistemas.
La TENS no debe utilizarse durante el primer trimestre del emba-
razo por la posibilidad de inducir contracciones, aunque puede usarse
para inducir analgesia durante el trabajo del parto.
Hay que tener precaución en las zonas de piel irritadas, aunque
puede aplicarse en las zonas cercanas.
El rechazo psicológico es extremadamente infrecuente, pero algunos
pacientes muestran reparos ante el tratamiento con una técnica que
198
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en el espacio epidural posterior del raquis para el tratamiento del dolor
crónico. Además, ha habido grandes avances en la tecnología básica-
mente en la última década.
Hoy en día el mecanismo de acción sigue siendo motivo de estu-
dio, pero sabemos que produce: inhibición presináptica de las fibras
C y Aβ; activación antidrómica de las interneuronas de la sustancia
gelatinosa; inhibición de las neuronas de amplio rango en las láminas
IV y V; inhibición postsináptica de las neuronas de amplio rango; in-
hibición del tracto espinotalámico, y liberación de ácido γ-aminobu-
tírico (GABA). No obstante, todas estas teorías de simple bloqueo no
explican por qué el efecto analgésico perdura después de cesar la es-
timulación.
El procedimiento consiste en la implantación de uno o dos electro-
dos en el espacio epidural medular posterior de manera que las pares-
tesias generadas por la estimulación abarquen más del 80% del área del
dolor (Fig. 1). Preferentemente, el implante es percutáneo, pero en
ocasiones es quirúrgico, a través de una pequeña laminectomía. Hay
distintos modelos de electrodos, tanto para el implante percutáneo
como para el quirúrgico, que se diferencian por el número de contactos
(hay electrodos de hasta ocho contactos), la longitud de los contactos
y la distancia entre sí. Durante la fase de prueba, los electrodos se co-
nectan a un cable de extensión externo y este, al generador. Si la reduc-
ción del dolor es superior al 50%, se procede al implante del generador.
Hay modelos de generadores para ser conectados a un solo electrodo
o a dos y generadores recargables.
Los parámetros de estimulación convencional son: frecuencia de
40-80 Hz y amplitud e intensidad suficientes para que las parestesias
generadas abarquen ampliamente el área algógena.
199
Técnicas de neuromodulación
200
Manual de Tratamiento del Dolor
INDICACIONES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
esta enfermedad. El estudio más amplio realizado últimamente
es el Process, donde se evaluó la efectividad de la EM frente a un
tratamiento convencional en pacientes afectos de failed back
surgery syndrome. Se observó que en pacientes bien selecciona-
dos la EM era superior al tratamiento convencional; los mejores
resultados se obtuvieron en pacientes afectos de dolor en las
extremidades inferiores frente al dolor lumbar.
201
Técnicas de neuromodulación
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ción (alrededor del 10-15% de alivio del dolor). También muestran un
descenso en la dosis de morfina necesaria para controlar el dolor.
Es un hecho constatado que la estimulación pierde efectividad con
el paso del tiempo. El estudio Process mostró un paso del 48 al 34% de
la mejoría del dolor a los 12 meses.
En 1979, J.V. Krainic publicó una serie de 300 pacientes tratados en
distintos centros europeos; si bien la técnica fue eficaz en el 62% de los
pacientes en el momento del implante, tan sólo el 26% siguieron refi-
riendo un alivio del dolor a los cuatro años. Los avances tecnológicos
de los dispositivos de neuroestimulación realizados en los últimos años
han mejorado los resultados a largo plazo. Por ello, la correcta selección
de los pacientes y un periodo de prueba no inferior a 15 días son, a
nuestro entender, consideraciones clínicas necesarias para obtener me-
jores resultados en pacientes con dolor neuropático.
Hoy en día la utilización de la EM en el dolor por isquemia vascular
(angor o periféricos) es escasa, y su uso ha sido relejado.
El riesgo de complicaciones médicas (paraplejía, meningitis y fístula
de líquido cefalorraquídeo [LCR]) es bajo, inferior al 1%, y la infección
de la herida quirúrgica, del 3%. Más frecuentes (alrededor del 20%) son
los problemas relacionados con el dispositivo: migración del electrodo,
rotura, desconexión, etc.
202
Manual de Tratamiento del Dolor
203
Técnicas de neuromodulación
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
mulación periférica, especialmente en los casos de dolor a nivel toráci-
co, con una disminución importante de los requisitos de otros métodos
analgésicos. También se ha descrito una pobre correlación entre la
respuesta a la TENS y la estimulación nerviosa periférica, por lo que
hay estudios en marcha para ver si el uso conjunto de las dos técnicas
mejora más el alivio del dolor que si se usan por separado.
B.S. Nashold, et al. publicaron, ya en 1982, una serie de 39 pacientes
con un seguimiento de 4-9 años: 19 presentaban dolor por lesión de
nervios de la extremidad superior y 16 por lesión del ciático. Presentaron
una reducción significativa del dolor el 52% de los pacientes del primer
grupo y el 31% del segundo.
Se ha visto que la estimulación del nervio occipital mayor es efectiva
para el tratamiento de algunos tipos de cefalea (cefalea migrañosa, cluster
headache, cefalea de origen cervical) que no responden a tratamientos
menos invasivos. No obstante, la experiencia sigue siendo escasa.
204
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
(VPL-VPM o SGPA-PVG) los mejores resultados (beneficio en más del
75% de los pacientes tratados) se dan en el dolor poscordotomía (elec-
trodo emplazado en el VPL), el dolor por lesión de nervio periférico y
el síndrome poslaminectomía (electrodo emplazado en la SGPA). En los
últimos años, la estimulación del hipotálamo posterior ha resultado
efectiva para el tratamiento del cluster headache refractario al trata-
miento conservador.
Pueden ocurrir complicaciones por hemorragia o infección, pero son
poco frecuentes. La estimulación de la SGPA puede dar lugar a tras-
tornos de la oculomotricidad, generalmente transitorios. El principal
problema de esta técnica es el desarrollo de tolerancia y, por lo tanto,
de pérdida de efectividad del sistema.
205
Técnicas de neuromodulación
206
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
alteraciones episódicas del lenguaje (1%) y crisis comicial (0,7%). La
morbilidad grave y permanente o la mortalidad no han sido descritas.
En referencia al mecanismo de acción, T. Tsubokawa postulaba una
estimulación antidrómica de neuronas en el SI, que ejercerían un efec-
to inhibitorio sobre el tálamo. Estudios con PET-scan muestran un
aumento del flujo en el tálamo VA, VL, medial y la parte anterior del
cingulum y la ínsula. Hay estudios con estimulación magnética trans-
cortical repetitiva que apuntarían hacia una restauración de la inhibi-
ción intracortical (sistema GABAérgico), deficitaria en los pacientes con
dolor neuropático.
207
Técnicas de neuromodulación
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Expectancia de vida > 3-6 meses.
– Insuficiente alivio del dolor con opioides orales/transdér-
micos o efectos secundarios graves.
– Efectos secundarios importantes con los opioides orales/
transdérmicos.
– No contraindicación de la técnica espinal.
– Buena efectividad analgésica sin efectos secundarios a la
dosis test espinal.
– Consentimiento informado del paciente.
Criterios de selección de pacientes para la administración
prolongada de opioides intratecales en el DCNM:
– Objetividad de enfermedad orgánica.
– Fracaso analgésico de otros tratamientos menos invasivos
y costosos.
– No posibilidad de tratamiento quirúrgico.
– Ausencia de historia previa de adicción a fármacos.
– Evaluación psicológica normal.
– No contraindicación de la técnica del implante espinal:
alteración de las pruebas de coagulación, infección de la
zona, mal drenaje de LCR.
– Excelente analgesia con la dosis test, sin presentar efectos
secundarios relevantes.
– Consentimiento informado del paciente.
208
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
vía intratecal) para producir igual o mayor efecto analgésico,
disminuyendo los efectos secundarios más frecuentes de los
opioides sistémicos, como la somnolencia y el estreñimiento.
– Existe mucha menor tolerancia y dependencia, ya que la dosis
administrada es mucho menor.
Algoritmo de tratamiento
209
Técnicas de neuromodulación
DOSIS
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
(mg) de morfina sistémica/día/10 sería la dosis epidural/día y esta
se divide por 10 en la dosis intratecal.
Si el paciente no estuviera en tratamiento previo con opioides
orales o si estos le produjeran demasiados efectos secundarios,
las dosis recomendadas serían:
– Vía epidural: dosis única test de 2-4 mg y una infusión de
10-12 mg/día.
– Vía intratecal: dosis única test de 0,3-0,5 mg y una infusión
de 1-1,2 mg/día.
VÍA EPIDURAL
Consiste, como su nombre indica, en la administración continua de
fármacos por vía epidural (entre el ligamento amarillo y la duramadre).
Su tiempo es mucho más limitado, por lo que se recomienda usar esta
vía durante no más de 1-2 meses.
Presenta las siguientes ventajas: se reduce el riego potencial de de-
presión respiratoria, cefalea pospunción dural y lesión neuronal, y exis-
te la posibilidad de realizar la punción y colocación del catéter tanto a
nivel lumbar como torácico o cervical.
Las desventajas más destacables son: necesidad de dosis más elevadas
que la vía intratecal, lo que comportará un mayor efecto sistémico
del fármaco y una mayor tolerancia, aparición con mayor frecuencia
de fibrosis alrededor del catéter y requerimiento de un mayor volu-
men de reservorio al ser las dosis mayores (por regla general, se mul-
tiplican por 10).
210
Manual de Tratamiento del Dolor
VÍA INTRATECAL
Consiste en la administración de fármacos por vía intratecal, para lo
cual se debe colocar el catéter dentro de este espacio en contacto direc-
to con el LCR (Fig. 4).
Su principal ventaja es la menor dosis requerida para un mismo o
incluso mayor efecto analgésico, lo que comporta menores efectos sis-
témicos y menor tolerancia. La fibrosis que se origine alrededor del
catéter a lo largo del tiempo será mucho menor, con lo cual la salida
del fármaco por el catéter se verá menos alterada.
Entre sus desventajas cabe destacar el aumento del riesgo potencial
de lesión neurológica, cefalea pospunción dural y meningitis, y la mayor
difusión supraespinal del fármaco.
211
Técnicas de neuromodulación
Sistemas exteriorizados
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
anterior, pero se le realiza una tunelización subcutánea a media
distancia del punto de punción. Tampoco es un sistema recomen-
dado para la vía intratecal.
212
Manual de Tratamiento del Dolor
213
Técnicas de neuromodulación
214
Manual de Tratamiento del Dolor
Morfina 20 mg/ml 15 mg
Hidromorfona 10 mg/ml 4 mg
Fentanilo* 2 mg/ml Desconocida
Sufentanilo* 50 µg/ml Desconocida
Bupivacaína 40 mg/ml 30 mg
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Clonidina 2 mg/ml 1,5 mg
Ziconotide 100 µg/ml 19,2 µg
*No aprobado por la FDA para su uso a largo plazo con sistemas implantables intratecales.
215
Técnicas de neuromodulación
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
mation in patients with neuropathic pain. Pain. 2015;156(3):381-5.
Hayek SM, Deer TR, Pope JE, Panchal SJ, Patel VB. Intrathecal therapy for cancer and non-cancer pain.
Pain Physician. 2011;14(3):219-49.
Krames E. Intraspinal opioid therapy for chronic non-malignant pain: current practice and clinical guide-
lines. J Pain Symptom Manage. 1996;11(6):333-52.
Kumar K, North R, Taylor R, et al. Spinal Cord Stimulation vs. Conventional Medical Management: A
Prospective, Randomized, Controlled, Multicenter Study of Patients with Failed Back Surgery
Syndrome (PROCESS Study). Neuromodulation. 2005;8(4):213-8.
Kumar K, Taylor RS, Jacques L, et al. Spinal cord stimulation versus conventional medical management
for neuropathic pain: A multicentre randomised controlled trial in patients with failed back surgery
syndrome. Pain. 2007;132(1-2):179-88.
Lee AW, Pilitsis JG. Spinal cord stimulation: indications and outcomes. Neurosurg Focus. 2006;21(6):E3.
Mekhail NA, Cheng J, Narouze S, Kapural L, Mekhail MN, Deer T. Clinical applications of neurostimulation:
forty years later. Pain Pract. 2010;10(2):103-12.
Molet J, Serra R. Neuroestimulación. En: Aliaga L, Baños JE, De Barutell C, Molet J, Rodríguez de la Serna A,
eds. Tratamiento del dolor. Teoría y práctica. 2.a ed. Barcelona: Publicaciones Permanyer; 2002. p. 541-8.
Nguyen JP, Lefaucheur JP, Keravel Y. Motor cortex stimulation. En: Simpson BA, ed. Electrical stimulation
and relief of pain. Ámsterdam: Elsevier; 2003. p. 197-209.
Nice technology appraisal guidance 159, Spinal cord stimulation for chronic pain of neurophatic or
ischaemic origin, 2008.
Noble M, Treadwell JR, Tregear SJ, et al. Long-term opioid management for chronic noncancer pain. Co-
chrane Satabase Syst Rev. 2010;(1):CD006605.
North R, Kidd DH, Lee MS, Paintadosi S. A prospective, randomized study of spinal cord stimulation vs.
reoperation for failed back surgery syndrome: initials results. Stereotac Funct Neurosurg. 1994;62(1-
4):267-72.
Patel VB, Manchikanti L, Singh V, Schultz DM, Hayek SM, Smith HS. Systemic review of intrsthecal infusion
systems for long-term management of chronic non-cancer pain. Pain Physician. 2009;12(2):345-60.
Smith HS, Deer TR, Staats PS, Singh V, Sehgal N, Cordner H. Intrathecal drug delivery. Pain Physician.
2008;11(2 Suppl):S89-S104. Review.
Smith TJ, Coyne PJ, Staats PS, et al. An implantable drug delivery system (IDDS) for refractory cancer pain
provides sustained pain control, less drug-related toxicity, and possibly better survival compared with
comprehensive medical management (CMM). Ann Oncol. 2005;16(5):825-33.
Ver Donck A, Vranken JH, Puylaert M, Hayek S, Mekhail N, Van Zundert J. Intrathecal drug administration
in chronic pain syndromes. Pain Practice. 2014;14(5):461-76.
Wolter T. Spinal cord stimulation for neuropathic pain: current perspectives. J Pain Res. 2014;7:651-63.
216
Capítulo
13
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
TÉCNICAS ABLATIVAS NEUROQUIRÚRGICAS
Determinados tipos de dolor crónico refractarios a los tratamientos
médicos pueden ser tributarios de tratamientos con técnicas neuroqui-
rúrgicas, ya sean lesionales o neuroablativas, o técnicas de neuromo-
dulación (véase capítulo 12), cuando otras terapéuticas de diferente
índole han fracasado.
Estas técnicas neuroquirúrgicas incluyen un conjunto de procedi-
mientos para el tratamiento del dolor crónico que consisten en la
interrupción de manera permanente de las vías de la nocicepción.
Cordotomía
Consiste en la interrupción del haz espinotalámico que discurre en
el cordón anterolateral de la médula. Se puede practicar de forma per-
cutánea con radiofrecuencia a nivel cervical alto (entre C1 y C2) o a
cielo abierto mediante técnica microquirúrgica entre D1 y D2. Se debe
Técnicas ablativas neuroquirúrgicas y algias faciales
Para la cordotomía a cielo abierto el dolor debe estar por debajo del
dermatoma D5. En los pacientes con dolor bilateral o de la línea media
es preciso un procedimiento bilateral, que es poco recomendable, ya
que la cordotomía cervical alta bilateral conlleva el riesgo de provocar
un síndrome de apnea del sueño (síndrome de Ondina). Con la finalidad
de evitar este problema, en caso de ser preciso un procedimiento bila-
teral, se puede realizar una técnica percutánea cervical en un lado (Fig. 1)
y en el otro una cordotomía dorsal alta a cielo abierto. Este tratamien-
to únicamente se realizará en casos muy seleccionados por la elevada
morbilidad que comporta la técnica.
218
Manual de Tratamiento del Dolor
Paresia homolateral 5% 3%
Alteración del control de la función vesical 10% 2%
Disestesias 8%
Ataxia 20%
Síndrome de apnea del sueño 0,3% cord. unilateral
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
3% cord. bilateral
(sólo cordotomía
cervical alta)
219
Técnicas ablativas neuroquirúrgicas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La principal indicación es el dolor secundario a arrancamientos
del plexo braquial o de raíces espinales y a traumatismos de nervios
periféricos. Alivia, sobre todo, el dolor lancinante y la alodinia.
220
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de casos, a la compresión tumoral en algún punto del trayecto del
trigémino (cavum de Meckel, seno cavernoso) en el 9,4%, a la com-
presión venosa en el 1,8%, a esclerosis múltiple en el 2%. Puede ser
bilateral y por malformaciones arteriovenosas en el 0,6%, y el resto
es idiopática.
El diagnóstico diferencial debe realizarse con dolor dental (pulpitis),
disfunción de la articulación temporomandibular, dolor miofascial tem-
poral, neuralgia postherpética, neuralgia del glosofaríngeo y cluster
headache.
En el tratamiento farmacológico se utilizan uno o varios de los si-
guientes fármacos: carbamacepina, oxcarbacepina, gabapentina, prega-
balina, difenilhidantoína, lamotrigina, baclofeno y clonacepam (véase
capítulo 17).
221
Técnicas ablativas neuroquirúrgicas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
NR: no referido.
(0,4%), infarto (0,1%), paresia del VII par craneal (1,7%), pa-
resia del VIII par craneal (1,4%), fístula de líquido cefalorra-
quídeo (1,6%), meningitis (0,2%) y mortalidad (0,2%). En la
neuralgia típica se produce una reducción significativa o des-
aparición del dolor en el 80-95% de los casos, que se mantiene
en el 70% a los cinco años (Tabla 2). En la neuralgia atípica
los resultados no son tan buenos: mejora el dolor en el 50-80%,
pero sólo en el 15% se mantiene a los cinco años. La ventaja
de la MDV frente a otros procedimientos quirúrgicos reside en
que se trata de un tratamiento más etiológico, con más proba-
bilidades de preservación de la sensibilidad de la cara y que no
ocasiona paresia motora. Los inconvenientes son: necesidad de
anestesia general, procedimiento e ingresos más largos, y riesgo
de mortalidad.
− Técnicas percutáneas: consisten en acceder al ganglio de Gasser
por medio de una aguja a través del foramen oval (salida de la
rama V3 en la base del cráneo). Se realiza bajo control radioscó-
pico (Fig. 2).
• Termocoagulación percutánea del ganglio de Gasser: se rea-
liza una lesión selectiva de las fibras nociceptivas mediante el
calor generado por una corriente eléctrica de alta frecuencia
(radiofrecuencia). Con el paciente despierto se realiza in-
traoperatoriamente una estimulación sensitiva a 50 Hz para
conseguir parestesias o hipoestesia en la zona correspondiente
a la rama del dolor neurálgico. La estimulación motora se
222
Manual de Tratamiento del Dolor
223
Técnicas ablativas neuroquirúrgicas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Sanders M, 1992 240 91,7 28 10 NR
Nugent GR, 1997 800 87 23 9 5/1
Molet J, 1998 70 82 17 25 10/3
NR: no referido.
224
Manual de Tratamiento del Dolor
A B
225
Técnicas ablativas neuroquirúrgicas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
realizar un bloqueo diagnóstico de la zona con anestésico local.
El tratamiento quirúrgico engloba la MDV de pares bajos (normal-
mente la arteria cerebelosa posteroinferior), la rizotomía del IX y parcial
del X o la termocoagulación del ganglio extracraneal del IX, en la pars
nervosa del foramen rasgado posterior.
Cluster headache
El cluster headache, o cefalea en racimos, consiste en una cefalea
episódica, intensa, unilateral, acompañada de síntomas autonómicos
homolaterales. Tiene una prevalencia de 1/1.000 y predominio en hombres
en la tercera década de la vida.
El tratamiento médico consiste, en la fase aguda, en la administra-
ción de sumatriptán subcutáneo u otros triptanes y oxígeno de alto
flujo. El tratamiento preventivo indicado cuando se presentan más de
dos crisis al día consiste en corticoides para tratamientos de corta du-
ración o verapamilo para los de larga duración; también se utiliza el
carbonato de litio.
El tratamiento quirúrgico en los casos que no responden al trata-
miento médico, por orden cronológico, consiste en:
− Radiofrecuencia pulsada del ganglio esfenopalatino: a través de
la escotadura mandibular y bajo control radioscópico se introdu-
cen percutáneamente, utilizando anestesia local, la aguja y el
electrodo en la hendidura esfenopalatina, por delante de las apó-
fisis pterigoides. Se realiza la estimulación sensitiva a 50 Hz;
deben notarse parestesias en la región nasal y el paladar superior,
en su tercio posterior. Tras localizar la zona correcta, se procede
a una radiofrecuencia pulsada a 40 V durante 2 min (Fig. 4).
226
Manual de Tratamiento del Dolor
BIBLIOGRAFÍA
Bellini M, Babieri M. Percutaneous Cervical Cordotomy in cancer pain. Anaesthesiol Intensive Ther. 2014.
[Epub ahead of print]
227
Técnicas ablativas neuroquirúrgicas y algias faciales
Bentley N, Viswanathan A, Rosenberg W, Patil P. Treatment of medically refractory cancer pain with a
combination of intrathecal neuromodulation and neurosurgical ablation: case series and literature
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ganglion. J Neurosurg. 1990;72(1):49-54.
Molet J, Parés P, Bartumeus F. Tratamiento neuroquirúrgico del dolor. En: Aliaga L, Baños E, De Barutell
C, Molet J, Rodríguez de la Serna A, eds. Tratamiento del dolor. Teoría y práctica. 2.a ed. Barcelona:
Publicaciones Permanyer; 2002. p. 559-72.
Raj PP, Erdine S. The current status of the practice of radiofrequency in the world. Pain Practice.
2002;2(3):176-9.
Rappaport ZH, Devor M. Trigeminal neuralgia: the role of self-sustaining discharge in the trigeminal
ganglion. Pain. 1994;56(2):127-38.
Sluijter M. Radiofrequency. Part 1. A review of radiofrequency procedures in the lumbar region. Meggen:
FlivoPress; 2001.
Tuleasca C, Carron R, Resseguier N, et al. Repeat Gamma Knife surgery for recurrent trigeminal neuralgia:
long-term outcomes and systematic review. J Neurosurg. 2014;121 Suppl:210-21.
Valerio JE, Alvarez-Pinzon AM, Coy S, Sanchez M, Wolf AL. Viability os Second Gamma Knife Radiosurgery
vs Percutaneous Retrogasserian Balloon Compression for Primary Trigeminal Neuralgia. Neurosurgery.
2015;62 Suppl 1:197-8.
228
ENTIDADES
IV.
DOLOROSAS
Y SITUACIONES ESPECIALES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
14
CARACTERÍSTICAS
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El dolor postoperatorio es el prototipo más frecuente de dolor agu-
do que existe en el ambiente hospitalario. Se caracteriza por ser un
dolor de inicio reciente y duración limitada que aparece como conse-
cuencia de la estimulación nociceptiva resultante de la agresión quirúr-
gica sobre los distintos órganos y tejidos. Se genera por mecanismos
directos (por sección de terminaciones nerviosas a nivel de las diferen-
tes estructuras afectadas por la manipulación quirúrgica) e indirectos
(por liberación de sustancias algógenas capaces de activar y/o sensibi-
lizar los receptores encargados de procesar la sensación nociceptiva).
Según el nivel donde tengan lugar estos mecanismos, se distinguen tres
tipos de dolor: superficial o cutáneo, somático profundo (procedente de
fascias, tejido muscular, periostio, articulaciones, ligamentos y tendones)
y visceral.
A partir de estos diferentes niveles se originan una serie de impulsos
nociceptivos que, al alcanzar el sistema nervioso central (SNC), desen-
cadenan toda una reacción en cascada que afecta a varios órganos y
sistemas (respiratorio, cardiocirculatorio, digestivo y endocrinometabó-
lico), definiendo la reacción del organismo frente a la agresión quirúrgi-
ca. Esta respuesta al estrés es perjudicial para el paciente, aumentando
de forma considerable la morbilidad postoperatoria, prolongando la
estancia hospitalaria e incrementando los costes económicos. El proble-
ma se acentúa si los pacientes presentan una enfermedad concomitante
que pueda empeorar por el dolor. De ahí la necesidad de tratar el dolor
postoperatorio.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
franjas de tiempo, los cuales deben tener una secuencia lógica, dinámica
y bien establecida. Con este propósito se crearon las unidades de dolor
agudo, que aglutinan a diferentes profesionales con el objetivo de lograr
una mejora continuada del dolor agudo postoperatorio.
ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
La correcta elección de la estrategia terapéutica dependerá de una
adecuada valoración de su intensidad (a menudo infravalorada), carac-
terísticas del paciente, naturaleza de la enfermedad que lo motiva, du-
ración, recursos disponibles, experiencia y riesgo.
Los datos del estudio PATHOS sobre una encuesta realizada en 2004-
2005 muestran que sólo el 25% de los hospitales europeos contaban
con protocolos para todos los pacientes postoperados. La gestión del
dolor postoperatorio debería basarse en un abordaje integral, en el
que, además de la aplicación de estos protocolos, se integren aspectos
232
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
organizativos, de recursos, formación, colaboración interdisciplinar y
evaluación de resultados.
Los recursos terapéuticos de los que disponemos son:
– Analgésicos menores no opioides.
– Analgésicos opioides.
– Fármacos coadyuvantes
– Técnicas analgésicas especiales:
• Analgesia regional.
• Analgesia controlada por el paciente (ACP).
La utilización de una u otra técnica analgésica dependerá en gran
medida de la intensidad del dolor postoperatorio (Tabla 1).
La asociación de analgésicos menores a los opioides reduce el con-
sumo de estos.
233
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
torias, pero también en riñón, tracto urogenital, SNC y células
endoteliales. Sintetiza más prostanoides (prostaciclinas). Este
grupo también se denomina coxib (véase capítulo 4).
Clasificación
Se han descrito distintas clasificaciones de los analgésicos menores
no opioides: según el lugar de acción (central o periférico), estructu-
ra química, potencia antiinflamatoria y selectividad sobre la COX
(Tabla 2).
Vías de administración
En caso de dolor agudo postoperatorio intenso que precise una
actuación rápida y eficaz, la vía de elección es la parenteral, funda-
mentalmente la vía endovenosa, pues la vía intramuscular ofrece una
absorción impredecible.
Sólo disponemos de presentaciones aprobadas para su administra-
ción endovenosa de paracetamol, salicilatos (acetilsalicilato de lisina),
metamizol, dexketoprofeno trometamol, ketorolaco y parecoxib (profár-
maco de valdecoxib).
En general no se recomienda su uso parenteral durante más de 48 h,
intentando el paso a la vía oral en cuanto sea posible.
Algunos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden adminis-
trarse por vía rectal (paracetamol, metamizol, diclofenaco, indometa-
cina), que ofrece una absorción rápida pero errática. Resulta útil en
niños o cuando la vía oral no es factible, en presencia de gastritis o
vómitos.
234
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
• Leve: AAS, ácido salicílico, ibuprofeno, ácido mefenámico
• Moderada: diflunisal, naproxeno, nabumetona
• Elevada: diclofenaco, ketorolaco, indometacina, ketoprofeno, flubiprofeno,
lonorxicam, meloxicam, piroxicam
– Derivados no ácidos e inhibidores de la COX-2
• Paracetamol, pirazolona (fenazona, dipirona o metamizol) y los inhibidores
de la COX-2 (celecoxib, etoricoxib)
Efectos secundarios
Una de las principales limitaciones de los AINE son los múltiples
efectos secundarios que poseen sobre varios órganos y sistemas (gas-
trointestinal, cutáneo, hematopoyético, renal y respiratorio). Aunque
suelen tener lugar en tratamientos prolongados, es igualmente impor-
tante valorar, antes de su prescripción, sus contraindicaciones, interac-
ciones farmacológicas y efectos indeseables. Destacamos:
– Problemas en la coagulación: prolongan el tiempo de sangrado
dentro de los límites normales.
– Lesiones gastrointestinales y hemorragia.
– Insuficiencia renal aguda.
– Insuficiencia cardíaca congestiva.
– Hipertensión.
235
Dolor postoperatorio
Recomendaciones
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En los últimos años se han producido cambios importantes en el
consumo de este grupo de medicamentos, tanto por la aparición de
nuevos principios activos como por las restricciones en su prescripción
tras el análisis de nuevos datos sobre sus posibles riesgos asociados. Si
bien el balance riesgo-beneficio se mantiene favorable, según las recomen-
daciones de la Agencia Europea del Medicamento, los inhibidores de la
COX-2 estarían contraindicados en pacientes afectos de cardiopatía isqué-
mica y deberían ser evitados en aquellos pacientes con factores de riesgo
coronario, ya que presentan un incremento en el riesgo de reacciones
tromboembólicas cardiovasculares adversas, como infarto e ictus.
Estudios recientes también apuntan un mayor riesgo cardiovas-
cular para diclofenaco e ibuprofeno administrado a dosis elevadas
(≥ 2.400 mg/día), siendo este riesgo equiparable al de los COX-2 a dosis
estándar. Por ello, la Agencia Española de Medicamentos y Productos
Sanitarios (AEMPS), en abril de 2015, recomendó evitar la administra-
ción de diclofenaco y dosis altas de ibuprofeno en pacientes con enfer-
medad cardiovascular grave como insuficiencia cardíaca (NYHA II-IV),
cardiopatía isquémica establecida, enfermedad arterial periférica o en-
fermedad cerebrovascular.
En general, todos los AINE se deben utilizar a la dosis más baja y
durante el menor tiempo posible, en función de los factores de riesgo
cardiovascular y gastrointestinal de cada paciente. En este sentido, la
AEMPS recomienda:
– Diclofenaco: dosis mayores a 100 mg/día se han asociado a
aumento de riesgo cardiovascular.
– Ibuprofeno: 2.400 mg/día (dosis antiinflamatoria) pueden rela-
cionarse con riesgo cardiovascular. Dosis de 1.200 mg/día
(analgésicas) no han aumentado el riesgo.
236
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
• Dolor leve sin componente inflamatorio predominante.
• Alteraciones gastrointestinales.
• Tratamiento anticoagulante o diátesis hemorrágica.
• Asma, alergia a AAS o AINE.
• Embarazo, niños.
– Dexketoprofeno:
• Dolor inflamatorio o musculoesquelético.
• Dolor cólico.
– Ketorolaco:
• Dolor visceral.
– Ibuprofeno:
• Dolor inflamatorio o musculoesquelético.
• Alteraciones gastrointestinales.
– Metamizol:
• Dolor visceral.
• Alteraciones gastrointestinales.
– Naproxeno:
• Dolor inflamatorio o musculoesquelético.
• En pacientes con alto riesgo tromboembólico que ya han
recuperado la vía oral.
– Coxibs:
• Presentan una eficacia analgésica similar a los COX-1.
• Administrados en el preoperatorio, reducen el consumo de
opioides durante el postoperatorio y aumentan la satisfacción
del paciente.
237
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Ketorolaco† p.o. 10 4-6 40
im./ev. 10-30 4-6 90
Paracetamol p.o./ev. 500-1.000 6-8 4.000
Metamizol p.o. 500-1.000 6-8
im./ev. 1.000-2.000 6-8 6.000
Diclofenaco p.o./im. 50-75 8-12 150
Parecoxib‡ ev./im. 20-40 6-12 80
*Acetilsalicilato de lisina. 900 mg de ASL = 500 mg de AAS.
†Dosis inicial por vía im. o ev.: 10 mg. Dosis de mantenimiento: 10-30 mg/4-6 h. No utilizar
la vía parenteral más de dos días. Dosis máxima total (p.o. y parenteral): 90 mg (60 mg en
ancianos). Duración del tratamiento p.o.: siete días como máximo.
‡El Scottish Medicines Consortium señaló, en 2003, que no debe utilizarse porque no existe
238
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
timos que otros en determinados pacientes.
Los opioides menores se hallan indicados en el dolor agudo y posto-
peratorio de carácter leve-moderado, preferentemente asociados a anal-
gésicos menores no opioides. Los más utilizados en la práctica clínica
son codeína y tramadol. No se recomienda el uso de dextropropoxifeno
en el tratamiento del dolor por su escaso poder analgésico y estrecho
margen de seguridad. El tramadol tiene menor riesgo de depresión
respiratoria y paresia intestinal que otros opioides a dosis equipotentes,
siendo el de elección.
La meperidina también se ha utilizado en el dolor postoperatorio,
pero debido a sus efectos secundarios, tanto hemodinámicos como so-
bre el SNC, y a sus propiedades farmacocinéticas, desaconsejamos su
empleo.
La buprenorfina, a dosis clínicamente eficaces, parece tener un efecto
techo para la depresión respiratoria, pero no para la analgesia.
El tapentadol es un nuevo opioide cuya potencia se podría situar
entre el tramadol y la morfina. Combina un mecanismo de acción dual en
una misma molécula: agonista de receptores opioides μ e inhibición de la
recaptación de noradrenalina. La Food and Drug Administration aprobó
la formulación de tapentadol de liberación inmediata para el tratamiento
del dolor agudo moderado e intenso en adultos, aunque esta presentación
todavía no se encuentra disponible en España. Al igual que el tramadol,
puede ser eficaz cuando el dolor tiene un componente neuropático.
El sufentanilo, usado básicamente por vía epidural, tiene ahora un
prometedor uso transmucosa sublingual en un dispositivo que contiene
tabletas sublinguales de 15 μg. En septiembre de 2015 la EMA ha con-
cedido la autorización de comercialización para el tratamiento del dolor
239
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Vías de administración
En los últimos años se ha propagado la vía endovenosa como la
principal vía para la administración de opioides en el postoperatorio
inmediato, al mismo tiempo que ha disminuido la difusión de otras
como la intramuscular, subcutánea o rectal. Esta tendencia es debida
no sólo a los inconvenientes inherentes a estas vías (dolor a la inyec-
ción, absorción errática), sino a la difusión de los nuevos sistemas de
administración (ACP, elastómeros) aptos por vía endovenosa o espinal.
– Oral. Excepto en el dolor intenso y, si no hay contraindicaciones,
es la vía de elección para la mayoría de analgésicos. Los opioides
débiles (codeína, tramadol) son los más utilizados.
– Transmucosa. El fentanilo transmucosa bucal, sublingual o nasal
podría ser útil en el contexto del dolor postoperatorio como
premedicación ante técnicas dolorosas o en el tratamiento del
dolor incisional. Sin embargo, debe usarse con precaución en
este contexto porque su uso no está regulado en pacientes que
no se encuentran en tratamiento basal con opioides.
– Rectal. Indicada cuando la vía oral no sea factible, en presen-
cia de gastritis, vómitos o en niños. Es una vía de absorción
rápida, pero los niveles plasmáticos alcanzados son imprede-
cibles.
– Endovenosa. Alcanza la concentración plasmática deseada rápi-
damente y con mayor exactitud. Es la vía de elección para la
administración de opioides en el postoperatorio inmediato cuan-
do la vía oral no está disponible. Debido al corto tiempo de la-
tencia entre la administración del fármaco y su efecto, es la vía
240
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
utilización de las técnicas de infusión continua o mediante ACP.
– Intramuscular/subcutánea. La gran dificultad para predecir la
absorción en el postoperatorio inmediato y la variabilidad indivi-
dual en los niveles analgésicos alcanzados conlleva una escasa
eficacia de estas vías. La vía subcutánea se prefiere a la intramus-
cular, por ser menos dolorosa que esta. El opioide más adecuado
es la morfina, por ser menos irritante a nivel local.
– Espinal (subaracnoidea y epidural). Permite una analgesia de
acción rápida, por su fijación a los receptores medulares. La vía
epidural es la más utilizada en el tratamiento del dolor postope-
ratorio intenso. Sin embargo, estas vías requieren de especialistas
para su realización, así como de una rigurosa vigilancia y moni-
torización del paciente. La administración conjunta de opioides
espinales y anestésicos locales permite una potenciación de sus
efectos analgésicos, sin aumentar sus efectos secundarios.
– Intraarticular. Los últimos estudios muestran que la inyección
de morfina intraarticular no mejora los resultados analgésicos en
comparación con placebo tras artroscopia de rodilla. Tampoco
hay evidencia sobre la administración de morfina en otros luga-
res, como perineural.
241
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En la tabla 4 se resumen las dosis parenterales de los opioides más
utilizados en el dolor agudo postoperatorio, siendo los más recomen-
dados y utilizados la morfina, el fentanilo y el tramadol.
Cuando se inicia un tratamiento con opioides, es imprescindible una
correcta monitorización de sus efectos secundarios (véase capítulo 5).
Tramadol (ev.)
Morfina (ev.)
Fentanilo (ev.)
– Bolus: 0,04-0,1 mg
– Perfusión: 0,5-1 μg/kg/h
242
Manual de Tratamiento del Dolor
FÁRMACOS COADYUVANTES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Óxido nítrico
Aunque es un agente analgésico eficaz en varias situaciones de dolor
agudo, como el parto, no existen estudios controlados sobre la seguridad
de su uso repetitivo en humanos.
Antidepresivos
Son útiles en el tratamiento del dolor neuropático agudo. Es conve-
niente iniciar el tratamiento a dosis bajas, sobre todo en la población
anciana.
Antagonistas N-metil-D-aspartato
En general, la ketamina en infusión perioperatoria a dosis bajas
reduce los requerimientos de opioides, pero no se ha constatado que
disminuya de forma significativa las puntuaciones de dolor o los efectos
adversos relacionados con los opioides. Las principales funciones de
bajas dosis de ketamina son: antihiperalgesia, antialodinia, toleran-
cia-protectora y analgesia preventiva, más que analgesia postoperatoria.
Es un fármaco que podría ser útil en pacientes con dolor intenso y
mala respuesta a opioides (aunque la evidencia es contradictoria) o en
los pacientes tolerantes a los opioides.
La ketamina es un analgésico seguro y efectivo para procedimientos
dolorosos en niños.
Anticonvulsivantes
Los gabapentinoides (gabapentina/pregabalina) pueden reducir el
dolor postoperatorio y la necesidad de opioides. Ello permitiría disminuir
243
Dolor postoperatorio
Glucocorticoides
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La dexametasona, comparada con placebo, disminuye el dolor posto-
peratorio, náuseas, vómitos y fatiga.
ANALGESIA REGIONAL
Varios estudios han puesto de manifiesto el papel de la analgesia
regional (central o periférica) en la reducción de la incidencia y gravedad
de los trastornos fisiológicos ocasionados por el dolor agudo y en la
mejoría de la calidad analgésica. Está indicada en el control del dolor
postoperatorio intenso, ya sea nociceptivo, neuropático o visceral, in-
cluso en el contexto de pacientes graves.
Analgesia espinal
Es una técnica analgésica que proporciona buena calidad analgésica
con mínimos efectos secundarios en el dolor agudo intenso, principal-
mente en el postoperatorio, y en aquellos pacientes deteriorados o de edad
avanzada en los que la utilización de altas dosis de opioides, necesarias
para el control del dolor, puede suponer un alto riesgo de depresión
respiratoria.
Puede utilizarse tanto la vía subaracnoidea como la vía epidural,
siendo esta última la más empleada por su mayor seguridad. Los fármacos
administrados suelen ser opioides, anestésicos locales a baja concentra-
ción o bien una combinación de ambos. No hay diferencias consistentes
en la calidad analgésica entre ropivacaína o levobupivacaína.
ANALGESIA SUBARACNOIDEA
Proporciona una excelente analgesia, pero con una mayor incidencia
de efectos secundarios que la vía epidural, limitando la analgesia
244
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
analgesia más duradera, a la vez que permite reducir la dosis de
ambos fármacos y, por consiguiente, sus efectos secundarios. Aunque
algunos autores han utilizado anestésicos locales en infusión continua
(bupivacaína al 0,5% a 0,4 ml/h, lo que corresponde a 2 mg/h) con
buenos resultados, no es una técnica recomendable dado el riesgo de
incrementar el nivel del bloqueo.
La administración de pequeñas dosis de opioides por vía subaracnoi-
dea produce una analgesia potente y duradera, superior a su adminis-
tración sistémica y epidural, pero con una mayor frecuencia de efectos
secundarios. La incidencia de efectos secundarios es muy variable y está
relacionada con las propiedades de liposolubilidad del opioide, la dosis,
la vía de administración (subaracnoidea mayor que epidural) y las ca-
racterísticas del paciente. Entre ellos destacan: náuseas y vómitos, re-
tención urinaria, prurito y depresión respiratoria. El riesgo de depresión
respiratoria tardía tras la administración de opioides subaracnoideos es
mayor que tras su administración epidural, con un pico de incidencia a
las 7-9 h de su administración. Se debe considerar que dosis de 300 μg
de morfina o superiores incrementan el riesgo de depresión respira-
toria, por tanto sus dosis deben ser menores.
Los opioides más utilizados son: morfina, fentanilo y meperidina,
cuyas dosis, tiempo de inicio de la acción y duración de la analgesia se
ven reflejados en la tabla 5. Estudios en cesáreas muestran mejor anal-
gesia postoperatoria con morfina que con fentanilo por esta vía.
Las técnicas de analgesia subaracnoidea están indicadas fundamen-
talmente en el postoperatorio de cirugía de extremidades inferiores,
abdominal baja y genitourinaria. La utilización de opioides hidroso-
lubles, como la morfina, permite analgesiar zonas distantes al punto
de inyección, por lo que algunos autores preconizan esta técnica
245
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
analgésica en el tratamiento del dolor postoperatorio de cirugía cardíaca,
cirugía de columna, etc.
ANALGESIA EPIDURAL
La vía epidural es la modalidad de analgesia espinal más utilizada en
el tratamiento del dolor agudo y postoperatorio. Proporciona una exce-
lente calidad analgésica mediante la administración de opioides y/o
anestésicos locales a baja concentración. La inserción de un catéter en
el espacio epidural permite prolongar la analgesia el tiempo necesario.
En la tabla 6 vemos resumidos los niveles de inserción del catéter en
función de la cirugía.
Los analgésicos pueden administrarse en forma de bolus, infusión
continua o mediante técnicas de ACP. Los anestésicos locales más habi-
tuales son bupivacaína o levobupivacaína al 0,125-0,25% y ropivacaína
al 0,2%. Los opioides más utilizados son: morfina, metadona, meperidina
y fentanilo. Las características farmacocinéticas de los distintos opioi-
des, sobre todo en lo referente a su liposolubilidad, nos ayudarán en su
elección en cada caso concreto:
246
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
(por lo que el catéter deberá ubicarse metaméricamente), con
escasa tendencia a la migración cefálica y menor duración de
acción que la morfina.
Dosis + 1 mg Dosis + 2 mg
247
Dolor postoperatorio
Tabla 8. Dosis de morfina epidural según edad, localización del catéter y tipo
de cirugía
15-44 años 5 mg 4 mg 6 mg
45-65 años 4 mg 3 mg 5 mg
66-75 años 3 mg 2 mg 4 mg
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
> 76 años 2 mg 1 mg 2 mg
248
Manual de Tratamiento del Dolor
Tabla 10. Pautas orientativas para analgesia epidural torácica según la edad
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
límite 4 dosis/h
249
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Prurito: antihistamínicos endovenosos como primera línea de
tratamiento. En casos muy graves se iniciará una perfusión con-
tinua de naloxona.
– Bloqueo motor: alerta ante la posible migración del catéter al
espacio subaracnoideo. Si el bloqueo motor aumenta, debe dis-
minuirse la perfusión o descartar la migración subaracnoidea. Si
el bloqueo continúa, se debe suspender la perfusión epidural y
observar al paciente durante 12 h.
– Aumento del nivel sensitivo: es una señal más sutil de una posible
migración del catéter.
– Infección: es una complicación rara. Si hay fiebre alta, usualmente
se debe retirar el catéter.
– Depresión respiratoria: es la complicación más infrecuente. Con
una correcta evaluación la mayoría de los problemas se evitan.
Se trata con naloxona.
MEDIDAS DE SEGURIDAD
– No administrar otros opioides o sedantes por vía endovenosa sin
la aprobación del médico anestesiólogo responsable del paciente.
Esto evita complicaciones graves como la depresión respiratoria.
– Controlar la frecuencia respiratoria en número y profundidad
cada hora en las primeras 24 h y luego cada 2 h hasta que la
perfusión epidural sea suspendida. En pacientes de alto riesgo,
puede emplearse un pulsioxímetro.
– Evaluar el nivel de sedación por medio de la escala de Ramsay
cada hora durante las primeras 24 h y después cada 2 h hasta la
250
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– El flujo urinario se ha de evaluar cada 8 h. Explorar la distensión
de la vejiga para descartar la presencia de retención urinaria.
– Evaluar cada 8 h el punto de inserción del catéter en busca de
signos de infección y revisar todas las conexiones.
– Todo paciente sometido a una perfusión epidural debe disponer
de una vía venosa permeable mientras dure la perfusión y hasta
4 h después de la retirada del catéter.
251
Dolor postoperatorio
– Desorientación/confusión mental.
Bloqueos periféricos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La posible aplicación de técnicas de analgesia regional periférica
dependerá de la localización anatómica de la lesión. Los fármacos utili-
zados son anestésicos locales de larga duración, fundamentalmente bu-
pivacaína o levobupivacaína al 0,25-0,375% y ropivacaína al 0,2-0,375%,
pudiendo administrarse en dosis única o mediante perfusión continua.
A continuación comentaremos los bloqueos periféricos más utilizados
en la práctica clínica.
INFILTRACIÓN INTRAARTICULAR
La infiltración de anestésicos locales intraarticulares puede mejorar
el dolor postoperatorio. Existen estudios que revelan un mayor beneficio
si se administran volúmenes elevados de anestésico local (p. ej., 170 ml
de ropivacaína al 0,2%). En artoplastia de rodilla y hombro la infiltra-
ción peri- e intraarticular de grandes volúmenes, seguida de dosis suple-
mentarias a través de un catéter intraarticular, podría conseguir un buen
nivel de analgesia y reducir los efectos indeseables con respecto a las
técnicas convencionales.
Se han descrito casos de condrólisis tras la infusión intraarticular
de dosis altas de bupivacaína con adrenalina en artroscopia de hombro,
por lo que deberá usarse con precaución para esta indicación.
INFILTRACIÓN LOCAL
La simple infiltración subcutánea de la herida quirúrgica con anes-
tésicos locales de larga duración, como bupivacaína al 0,25 o 0,5%, ha
resultado en una disminución del dolor postoperatorio y en los reque-
rimientos de analgésicos sistémicos. Se ha utilizado para el tratamien-
to del dolor postoperatorio de herniorrafias inguinales, colecistecto-
mías, ligadura de venas varicosas, hallux valgus, etc. Esta técnica no
252
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
bupivacaína) en diversas cirugías, como apendicectomía o cesáreas,
disminuye el nivel del dolor, el consumo de opioides, las náuseas y
vómitos postoperatorios y aumenta la satisfacción del paciente. No se
han descrito incrementos en la incidencia de infecciones de la herida
con este procedimiento.
La bupivacaína, administrada en infusión continua por debajo de la
fascia abdominal superficial, proporciona una analgesia más eficaz que
la infiltración superficial de la fascia en histerectomías.
253
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
permite el fácil emplazamiento de un catéter, que permitirá prolongar
la analgesia. Sin embargo, es difícil su mantenimiento en la axila du-
rante un largo periodo de tiempo, puesto que la sudoración y los mo-
vimientos de la extremidad pueden desplazarlo con facilidad.
Pautas recomendadas: bupivacaína o levobupivacaína al 0,125-0,25%,
ropivacaína al 0,2% a velocidad de infusión de 5-10 ml/h. Técnicas de
ACP: 5 ml/h + bolus de 2 ml/10 min, máximo 4 bolus/h.
En pacientes pediátricos: bupivacaína al 0,1% a 0,1 ml/kg/h.
BLOQUEO INFRACLAVICULAR
Proporciona analgesia a la totalidad del brazo. Es la vía de elección
cuando se pretende mantener un catéter durante un largo periodo de
tiempo. Bajo riesgo de neumotórax.
Pautas recomendadas: bupivacaína o levobupivacaína al 0,125% o
ropivacaína al 0,2% en perfusión continua a 5-6 ml/h. Técnica de ACP:
infusión continua a 5 ml/h + bolus de 2 ml/10 min, máximo 4 bolus/h.
BLOQUEO INTERESCALÉNICO
Ideal para la analgesia del hombro. En muchas ocasiones la aneste-
sia del nervio cubital es incompleta con esta vía de abordaje, por lo que
en la cirugía del codo sería necesario el bloqueo de dicho nervio por vía
axilar. Los catéteres ubicados en el espacio interescalénico pueden sa-
lirse con facilidad debido a los movimientos del cuello. Este bloqueo es
una alternativa al bloqueo supraclavicular por su bajo riesgo de neu-
motórax. La parálisis del nervio frénico ocurre en el 100% de los pa-
cientes, incluso en concentraciones bajas de anestésico local, por lo que
estaría contraindicado en aquellos pacientes con enfermedad respirato-
ria que no toleren la reducción en un 25% de la función pulmonar.
254
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
sin embargo, el riesgo de neumotórax y la parálisis del nervio frénico,
que ocurre en un 50% de los casos, han limitado su utilización.
BLOQUEO INTERCOSTAL
Es un bloqueo efectivo para el control del dolor asociado a fracturas
costales unilaterales en un número no superior a 3-4, traumatismos de
la pared torácica y en el tratamiento del dolor postoperatorio de cirugía
torácica y abdomen superior. El mayor peligro del bloqueo intercostal
es el riesgo de neumotórax, por lo que no se suelen realizar bloqueos
bilaterales.
Los nervios intercostales pueden bloquearse en cualquier punto de
su trayecto por el espacio intercostal, siendo preferible a nivel del án-
gulo de la costilla. La extensión del bloqueo intercostal dependerá del
punto de punción y del volumen de anestésico inyectado. La adminis-
tración de 3-5 ml de solución anestésica proporciona analgesia sólo en
el espacio intercostal inyectado, mientras que volúmenes de 20 ml
pueden extender el bloqueo subpleuralmente hasta cinco espacios in-
tercostales adyacentes, aunque su extensión es bastante impredecible.
En las intervenciones abdominales en las que se practica la incisión
de Kocher unilateral (como en las colecistectomías), se requiere el
bloqueo de los nervios intercostales del séptimo al undécimo del lado
derecho. En cirugía torácica unilateral deben bloquearse los espacios
intercostales a nivel de la incisión, más dos espacios por encima y por
debajo.
BLOQUEO PARAVERTEBRAL
Es una técnica de analgesia regional fácil de realizar y con probada
efectividad en enfermedades que cursan con dolor unilateral de la
255
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ACP con infusión Bolus inicial
continua +
Perfusión: bupivacaína al 0,25% o ropivacaína al 0,375%,
6 ml/h
Dosis adicional: 2 ml
Tiempo de cierre: 30 min
La bupivacaína puede sustituirse por levobupivacaína.
256
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en la analgesia de fracturas costales múltiples unilaterales. Sin embar-
go, numerosos estudios han demostrado una gran variabilidad en su
efecto analgésico.
Los fármacos más utilizados son los anestésicos locales, fundamen-
talmente bupivacaína con adrenalina a concentraciones del 0,125 o
0,25%. Generalmente la inyección lenta de 20-30 ml de solución
anestésica, ya sea a través de la aguja o de un catéter, produce un alivio
completo del dolor de unas 4-6 h de duración. En las perfusiones con-
tinuas se suele utilizar bupivacaína al 0,125 o 0,25% a 5-10 ml/h.
La fibrosis pulmonar, derrames pleurales, enfermedad pulmonar
intrínseca significativa y las alteraciones de la coagulación contraindi-
can esta técnica de analgesia regional.
257
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Consiste en bloquear el plexo lumbar en el espesor del músculo
psoas. Al ser un bloqueo de plexo y no de nervios terminales, tiene
mejores resultados que el bloqueo femoral o «3 en 1», bloqueando
los nervios femorocutáneo y obturador en la mayoría de los casos.
Está indicado en la analgesia postoperatoria de cirugía de cadera o
rodilla.
Sus posibles complicaciones (punción vascular, ureteral o renal,
inyección intraperitoneal, extensión epidural o subaracnoidea, infección
o lesión nerviosa) son muy infrecuentes.
Pautas recomendadas:
– En bolus intermitentes: 20 ml de bupivacaína o levobupivacaí-
na al 0,25% con vasoconstrictor o ropivacaína al 0,2-0,3% cada
8-12 h.
– Perfusión continua: bupivacaína o levobupivacaína al 0,25% o
ropivacaína al 0,2-0,3% a 10-12 ml/h.
– ACP: bupivacaína o levobupivacaína al 0,25% o ropivacaína al
0,2-0,3% a 5 ml/h + bolus de 5-10 ml/30 min.
BLOQUEO DEL NERVIO CIÁTICO EN EL HUECO POPLÍTEO
Indicado en la analgesia postoperatoria en cirugía de pie y tobillo.
Proporciona un mejor control del dolor que los opioides sistémicos e
incluso que la analgesia epidural, por la dificultad de bloquear, esta
última, los segmentos L5-S1.
La analgesia postoperatoria puede realizarse mediante bolus inter-
mitentes (20 ml de bupivacaína al 0,25% cada 8 h) o en infusión
continua: bupivacaína o levobupivacaína al 0,125% o ropivacaína al
0,2% a 5-8 ml/h.
258
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
vo es a menudo infratratado. Otra consideración a tener en cuenta en el
paciente anciano es que con frecuencia son pacientes polimedicados, por
lo que puede existir un riesgo elevado de interacciones farmacológicas.
259
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Precaución por su larga vida media y riesgo de acumulación.
OPIOIDES AGONISTAS-ANTAGONISTAS (NALBUFINA, PEN-
TAZOCINA...)
Contraindicados por su alta incidencia de delirio.
TRAMADOL
– Su ventaja frente a los opioides en el anciano es su reducida
incidencia de depresión respiratoria a dosis analgésicas debido a
su menor potencia sobre receptores opioides.
– Produce menor estreñimiento y dependencia que los opioides.
– Se aconseja disminuir la dosis diaria y a ser posible aumentar el
intervalo de administración en pacientes mayores de 75 años
(prolongación de la vida media de eliminación).
PARACETAMOL
– Pocas contraindicaciones y suele ser bien tolerado.
– No precisa reducción de la dosis en el anciano, salvo si existe
enfermedad hepática preexistente.
– Efecto ahorrador de opioides.
– Es el analgésico menor de elección en estos pacientes.
ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS
– Mayor riesgo de efectos adversos gastrointestinales y renales en
el paciente anciano.
– Los factores de riesgo gastrointestinal incluyen la edad superior
a los 70 años y la toma de un AINE junto con aspirina a dosis
cardioprotectoras.
260
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
renal (contraindicados si aclaramiento de creatinina < 50 ml/min)
e insuficiencia cardíaca.
– Utilizar con precaución en ancianos postoperados de cirugía car-
díaca, hepatobiliar, renal y cirugía vascular mayor.
– Aunque los inhibidores de la COX-2 parecen tener menos efectos
secundarios a nivel gastrointestinal, parecen alterar la función
renal de forma similar a los AINE no selectivos. Deben adminis-
trarse con precaución en los ancianos.
METAMIZOL
– Menor incidencia de complicaciones gastrointestinales.
– Precaución en la insuficiencia renal y/o cardíaca.
ANESTÉSICOS LOCALES
– Mayor sensibilidad a los efectos de los anestésicos locales, por lo
que deben ajustarse las dosis (riesgo de acumulación en las per-
fusiones continuas).
– La analgesia epidural con anestésicos locales y opioides es una
técnica adecuada para el control del dolor postoperatorio.
– En los bloqueos de nervios periféricos, los bloqueos motor y
sensitivo pueden ser más prolongados.
261
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
las dosis de mantenimiento, deben calcularse en función del aclara-
miento de la sustancia. Si el aclaramiento del fármaco está aumentado,
la dosis de mantenimiento se calculará en función del peso total del
paciente.
La asociación con apnea obstructiva del sueño es frecuente en estos
pacientes, lo que incrementa el riesgo de complicaciones y desaturacio-
nes en el postoperatorio. En esta situación, las estrategias de analgesia
multimodal son fundamentales para conseguir un efecto ahorrador de
opioides. Será preciso mantener una monitorización especial y soporte
respiratorio adecuado.
FÁRMACOS ANALGÉSICOS
OPIOIDES
– Se aconseja reducir el empleo de opioides al mínimo posible para
disminuir el riesgo de depresión respiratoria postoperatoria.
– Evitar la vía intramuscular y subcutánea (absorción errática).
– Calcular la dosis de alfentanilo y remifentanilo en función del peso
ideal o de la masa magra. La dosis de fentanilo en función del
peso corporal total.
– Recomendadas las técnicas de ACP endovenosa de morfina, cal-
culando la dosis del opioide en función del peso ideal.
ANESTÉSICOS LOCALES
– La analgesia epidural con anestésicos locales y opioides propor-
ciona una analgesia efectiva y con menores efectos secundarios
(menor somnolencia, náuseas, vómitos, mejoría de la función
262
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
díaca y trastornos renales.
FÁRMACOS ANALGÉSICOS
Deben evitarse las pautas analgésicas que provoquen sedación exce-
siva para no enmascarar cuadros de encefalopatía.
ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS/ANALGÉSICOS ME-
NORES
− Valorar riesgo-beneficio.
− Sólo deben administrarse en la insuficiencia hepática leve-mode-
rada, en la que haya posibilidad de metabolización, y en pacientes
sin trastornos de la coagulación.
– Se prefieren los AINE con poco efecto sobre la agregación pla-
quetaria.
– El analgésico menor de primera elección es el paracetamol, se-
guido de metamizol a mitad de dosis.
– El paracetamol es hepatotóxico en caso de sobredosificación (>
10 g); sin embargo, en tratamientos prolongados, o cuando se
asocia a otros fármacos (antiepilépticos, isoniazida) o a alcohol,
puede ser tóxico a dosis terapéuticas.
263
Dolor postoperatorio
TRAMADOL
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– En la insuficiencia hepática grave son preferibles los opioides de
corta duración, como fentanilo o alfentanilo, en los que parte de
su metabolización tiene lugar fuera del hígado (riñón e intesti-
no), o remifentanilo, que es metabolizado por las esterasas plas-
máticas (es el analgésico de elección en la insuficiencia hepática
terminal).
– La metadona no está indicada en este grupo de pacientes por su
larga vida media y riesgo de acumulación.
ANESTÉSICOS LOCALES
– Las técnicas de analgesia locorregional sólo están indicadas cuan-
do no existen trastornos en la coagulación. Deben indicarse con
precaución en pacientes normocoagulados que van a ser someti-
dos a cirugía de resección hepática, pues son frecuentes los tras-
tornos de la coagulación en el postoperatorio que pueden inter-
ferir en la retirada del catéter. En estos casos es importante una
adecuada monitorización neurológica. Algunos autores apoyan la
utilización de una dosis única de morfina intratecal (0,2-0,5 mg)
en cirugía mayor.
– Los anestésicos locales tipo amida se metabolizan en el hígado,
siendo necesario disminuir las dosis, en un 60%, en la insuficien-
cia hepática grave, así como evitar las infusiones prolongadas.
Algunos autores consideran que la dosis tóxica de bupivacaína en
estos pacientes es de 1,5 mg/kg. En la insuficiencia leve-modera-
da no es necesario reducir las dosis.
264
Manual de Tratamiento del Dolor
FÁRMACOS ANALGÉSICOS
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tubular.
– Contraindicados en la insuficiencia renal.
– Los analgésicos menores de elección son paracetamol y, en se-
gundo lugar, metamizol.
TRAMADOL
– No modifica el flujo renal.
– En la insuficiencia renal se prolonga su eliminación y la de sus
metabolitos.
– Se aconseja aumentar el intervalo entre dosis.
OPIOIDES
– Riesgo de acumulación de los metabolitos activos de eliminación
renal de la morfina, meperidina, metadona, oxicodona, codeína e
hidrocodeína, que conduce a una prolongación del efecto anal-
gésico y sedación excesiva, lo que obliga a reducir las dosis y a
ampliar el intervalo entre ellas.
– Metadona está contraindicada por su tendencia a acumularse.
– En la insuficiencia renal se recomienda espaciar el intervalo
entre dosis o utilizar opioides de corta acción (fentanilo, alfenta-
nilo, remifentanilo), cuyos metabolitos inactivos no suponen un
riesgo si existe una eliminación prolongada.
– El remifentanilo es el opioide de elección en pacientes con insu-
ficiencia renal grave o en hemodiálisis.
– No recomendada la ACP endovenosa de morfina por el efecto
acumulativo (inicialmente el paciente necesitará dosis y ritmo
265
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Las dosis de opioides epidurales utilizadas habitualmente son
seguras.
– Los anestésicos locales pueden inducir hipotensión a dosis me-
nores en pacientes en hemodiálisis.
266
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Educación
– La educación en relación con el manejo del dolor agudo debe ser
parte del plan de estudios de pre- y posgrado de Medicina.
– El personal de enfermería tiene un papel clave en el manejo del dolor
agudo. La formación y la acreditación adecuadas son esenciales.
– La educación del paciente y cuidador puede influir positivamente
en el resultado del tratamiento del dolor agudo, modificando la
percepción del dolor y la necesidad de analgésicos.
– El paciente debe recibir información sobre la analgesia, su papel
en la recuperación y rehabilitación, las opciones farmacológicas
y no farmacológicas y disponer de material de lectura apropiada
que mejore la comprensión del paciente y cuidador.
Evaluación
– Tras la aplicación de los protocolos de tratamiento para cada
paciente se requieren evaluaciones periódicas de la adecuación
de la analgesia y los efectos adversos.
– La evaluación y control adecuados requieren la participación del
paciente, utilización de escalas y técnicas de medición y una
nueva evaluación de la intensidad del dolor y los efectos tras una
intervención.
– El dolor debe evaluarse tanto en reposo como en movimiento,
incluyendo las necesidades de fisioterapia y movilización.
– Niveles inesperados de dolor pueden indicar la aparición de un
nuevo diagnóstico médico, quirúrgico o psiquiátrico.
267
Dolor postoperatorio
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
individualización de la dosis.
– La analgesia multimodal mejora la eficacia de la gestión del dolor
agudo.
Terapias no farmacológicas
– Las terapias no farmacológicas deben ser consideradas como un
complemento al tratamiento farmacológico.
– Las intervenciones psicológicas, acupuntura, estimulación eléc-
trica transcutánea y terapia física pueden ayudar en el tratamien-
to del dolor agudo.
Enfoque multidisciplinar
Se recomienda un enfoque multidisciplinario para el tratamiento del
dolor agudo para todos los pacientes, especialmente en aquellos con
enfermedad médica o psicológica compleja. Ello implica una estrecha
colaboración con las especialidades quirúrgicas y otros estamentos in-
volucrados en el cuidado agudo general del paciente perioperatorio,
como fisioterapeutas, psicólogos o farmacéuticos.
Calidad
Se deben instituir auditorías regulares de manejo del dolor agudo
para evaluar los indicadores de eficacia y efectos adversos.
BIBLIOGRAFÍA
AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios). Ref: MUH(FV), 15/2012. Seguridad
cardiovascular de los AINE tradicionales: Conclusiones de la revisión de los últimos estudios publi-
cados. 22 de octubre de 2012.
268
Manual de Tratamiento del Dolor
AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios). Ref: MUH(FV), 4/2015. Riesgo car-
diovascular de dosis altas de ibuprofeno: Recomendaciones de uso. 13 de abril de 2015.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Carrascosa AJ, ed. Implantación y desarrollo de la gestión por procesos en una Unidad de Dolor
Agudo Postoperatorio. MRA ed. España; 2011. p. 57-66.
Ebert TJ, Shankar H, Haake RM. Perioperative considerations for patients with morbid obesity. Anesthesi-
ol Clin. 2006;24(3):621-36.
Genové M, Miralles F, Català E, Aliaga L. Dolor agudo y postoperatorio. En: Aliaga L, Baños JE, De Barute-
ll C, Molet J, Rodríguez de la Serna A, eds. Tratamiento del dolor. Teoría y práctica. 2.a ed. Barcelona:
Permanyer; 2002. p. 151-82.
Jouguelet-Lacoste J, La Colla L, Schilling D, et al. The use of intravenous infusion or single dose of
low-dose ketamine for postoperative analgesia: a review of the current literature. Pain Med.
2015;16(2): 383-403.
Macintyre PE, Walker SM. The scientific evidence for acute pain treatment. Curr Opin Anaesthesiol.
2010;23(5):623-8.
Rathmell JP, Wu CL, Sinatra RS, et al. Acute post-surgical pain management: a critical appraisal of current
practice. Reg Anesth Pain Med. 2006;31(4 Suppl 1):1-42.
Shang A, Gant T. Optimising postoperative pain management in the ambulatory patient. Drugs.
2003;63(9):855-67.
269
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
15
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Se define como politraumatizado aquel paciente con múltiples
lesiones, de las cuales un mínimo de dos son graves, con afectación
importante de sus funciones vitales con riesgo para el paciente,
ya sea a corto o medio plazo. Si bien las técnicas de apoyo vital
son prioritarias en el manejo de estos pacientes, el tratamiento
del dolor agudo secundario al traumatismo debe instaurarse tan
pronto como sea posible, pues la presencia de dolor desencadena
respuestas fisiológicas y psicológicas anormales, capaces de agra-
var por sí mismas el estado general del paciente, incrementando
la morbimortalidad, o bien pueden llegar a convertirse en dolores
crónicos invalidantes cuando el dolor no es tratado de forma
adecuada.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Tiroxina
– Hormona del crecimiento
– Hormona antidiurética
– Insulina
– Testosterona
– Triyodotironina
– Progesterona H
272
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Importante componente emocional (temor, ansiedad)
– En los primeros momentos, el dolor puede estar ausente o silenciado por
inconsciencia. Otras veces, el enfermo está consciente pero no manifiesta dolor
por el impacto emocional y la gran liberación de opioides endógenos
– En el tratamiento antiálgico se diferencian tres fases:
• Fase 1: asistencia primaria y traslado
• Fase 2: tratamiento intrahospitalario
• Fase 3: recuperación en sala y rehabilitación
273
Dolor en los pacientes politraumáticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La administración de analgésicos debe realizarse de forma
muy ajustada y bajo condiciones de adecuada monitorización.
El tratamiento del dolor en esta fase debe basarse en la inten-
sidad del mismo, el tipo de lesión, el estado físico general y el
nivel de conciencia. La vía endovenosa (ev.) es siempre la vía de
elección (más rápida, predecible y eficaz), y hay que evitar las
vías intramuscular (im.) y subcutánea, por su variabilidad de
absorción y tiempo de latencia.
Durante este periodo los fármacos indicados son los opioides:
morfina y fentanilo, administrados en pequeñas dosis incremen-
tales. La cautela debe ser la prioridad, ya que nos hallamos en
una fase muy dinámica. La hipotensión arterial puede presentarse
en situación de hipovolemia, al administrar fármacos analgésicos.
La hipoventilación-hipercapnia será enérgicamente evitada en los
casos de traumatismo craneoencefálico (TCE) (Tabla 4).
274
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
somático visceral, e incluso dolor neuropático (en relación con lesiones
nerviosas: arrancamiento del plexo braquial, sección traumática de un
miembro o lesiones por aplastamiento). El dolor nociceptivo suele res-
ponder bien a los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) ± opioides,
así como el dolor visceral; sin embargo, en el dolor neuropático debe
recurrirse a otros fármacos, como antiepilépticos, antidepresivos tricí-
clicos y/o bloqueos regionales.
En el paciente politraumático crítico, la valoración de la intensidad
del dolor y de la eficacia analgésica puede ser dificultosa. Si el paciente
está consciente, exploraremos el dolor mediante la escala visual analó-
gica, la escala verbal o numérica, o la escala de Andersen (Tabla 5). Si
el paciente está inconsciente (intubado en ventilación mecánica), eva-
luaremos la necesidad de analgesia en función de las lesiones, de los
parámetros hemodinámicos y de los signos de estimulación simpática.
La sedación que acompaña a este tipo de pacientes no debe enmascarar
ni hacernos olvidar la posibilidad de necesitar analgesia.
275
Dolor en los pacientes politraumáticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Las técnicas de bloqueos regionales espinales con anestésicos locales
actúan distribuyendo la analgesia metaméricamente. La administración
regional de opioides espinales permite analgesiar áreas distantes al
punto de inyección (por la migración rostral de los fármacos opioides
más hidrosolubles).
Sin embargo, en el paciente politraumatizado pueden existir condi-
ciones desfavorables para una técnica espinal regional, como la existen-
cia de lesiones de la columna vertebral, los trastornos de la coagulación
secundarios a un sangrado peritraumático ± periquirúrgico o la afecta-
ción de diferentes áreas anatómicas que sobrepasan la cobertura de una
técnica regional.
ANALGESIA SISTÉMICA
ANALGÉSICOS NO OPIOIDES (Tabla 6)
Por su carácter antiinflamatorio, falta de adicción y mínima toleran-
cia, están indicados en el dolor agudo de intensidad leve a moderada,
especialmente en lesiones musculoesqueléticas (tegumentos, articula-
ciones, periostio).
El paracetamol, dada su nula acción antiinflamatoria, tiene escasa
indicación por sí solo; suele utilizarse asociado a AINE o a opioides para
potenciar el efecto analgésico.
Los analgésicos no opioides no afectan al nivel de conciencia, lo cual
puede ser beneficioso y muy útil en el seguimiento de los pacientes con
TCE leve-moderado, así como en el traumatismo torácico, donde existe
la posibilidad de agravar una función respiratoria ya deteriorada.
En las tablas 7 y 8 se resumen las ventajas e inconvenientes de los
analgésicos no opioides en los pacientes politraumatizados.
276
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Tabla 8. Inconvenientes de los analgésicos no opioides en el politraumático
– Sus efectos secundarios pueden contraindicarlos en determinados pacientes
– Analgesia insuficiente en el dolor intenso
– Periodo de latencia mayor que los opioides, incluso cuando se administran por vía ev.
– Riesgo potencial de sangrado en traumatismos mayores
– Riesgo de lesiones GI en traumatismos graves
– Riesgo de empeoramiento del flujo sanguíneo renal en pacientes hipovolémicos
OPIOIDES
En traumatismos menores que cursan con dolor moderado, el trama-
dol puede ser útil, pues presenta un riesgo bajo de depresión respiratoria,
aunque no está exento de desventajas, como la elevada incidencia de
náuseas y vómitos.
Los opioides mayores están indicados ante un dolor agudo intenso.
Siempre se deben administrar por vía ev., manteniendo una estrecha
vigilancia del paciente y en un entorno que asegure la asistencia ven-
tilatoria, si se precisa. Debido a su efecto depresor central, se deben
utilizar con prudencia en caso de TCE (su uso está justificado siempre
que exista dolor intenso por lesiones concomitantes). También se deben
utilizar cuidadosamente en presencia de traumatismo torácico, ya que
la propia dificultad respiratoria suele llevar al descenso del volumen
corriente y ventilación alveolar, conduciendo a una respiración superfi-
cial con posteriores complicaciones pulmonares como neumonía o ate-
lectasia. Sin embargo, es importante reseñar que un control del dolor
correcto y suficiente es imprescindible para una óptima ventilación.
Otros efectos secundarios son: náuseas, vómitos, miosis, disforia,
estreñimiento y retención urinaria. En las tablas 9 y 10 se resumen las
277
Dolor en los pacientes politraumáticos
– Náuseas y vómitos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Depresión respiratoria. Puede tener implicaciones en los traumatismos graves,
sobre todo torácicos y craneoencefálicos no intubados
– Miosis (artefacto en la exploración neurológica)
– Disforia y confusión
278
Manual de Tratamiento del Dolor
– Opioide de elección
– Dosis bolus: 0,05-0,1 mg/kg ev./4 h
– Perfusión continua: 0,5-2 mg/h ev.
Fentanilo
– Corta duración
– Dosis bolus: 50-100 µg ev.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Tramadol
– En dolor moderado
– Dosis bolus: 50-100 mg ev. lento/6-8 h
279
Dolor en los pacientes politraumáticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
BLOQUEOS ANALGÉSICOS REGIONALES
Varios estudios han puesto de manifiesto el papel de la analgesia
regional en la reducción de la incidencia y gravedad de los trastornos
fisiológicos secundarios al dolor agudo, al conseguir un mejor control
del dolor (Tabla 14).
Las técnicas de analgesia regional (central o periférica) tienen un
papel importante en la modulación de la señal dolorosa antes de que
esta alcance las áreas específicas del dolor a nivel del cerebro. El bloqueo
nervioso «protegería» al sistema nervioso de la entrada de estímulos
nociceptivos y evitaría muchas de las respuestas adversas secundarias al
dolor, antes descritas. En la tabla 15 se resumen los efectos clínicos de
las técnicas de analgesia regional en el dolor agudo.
Los fármacos de elección son los anestésicos locales de larga dura-
ción de acción: bupivacaína, ropivacaína o levobupivacaína. Todos estos
bloqueos pueden realizarse en punción única, pero siempre que sea
posible es preferible la inserción de un catéter que permita la adminis-
tración de bolus intermitentes o de una perfusión continua que prolon-
gue la duración de la analgesia.
280
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Hemostasia
– ↑ flujo sanguíneo en las extremidades inferiores
– ↑ actividad fibrinolítica
– ↓ agregación plaquetaria
– ↓ viscosidad sanguínea
– Protección frente al tromboembolismo
Función pulmonar
– Mejora de la función diafragmática
– ↑ compliance de la pared torácica y abdominal
– ↓ incidencia de hipoxemia
Función gastrointestinal
– ↓ incidencia de íleo paralítico
Función inmunológica
– Mejora de la función inmunológica
281
Dolor en los pacientes politraumáticos
TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO
Los pacientes afectos de TCE requieren exploraciones neurológicas
frecuentes; cualquier cambio en el nivel de conciencia es un signo de
alerta. Por ello, es importante evitar todos aquellos fármacos con
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
efectos depresores del SNC. Los opioides mayores tienen efectos se-
cundarios que pueden resultar deletéreos en los pacientes con TCE,
como la sedación (se altera el nivel de conciencia), la depresión respi-
ratoria (favoreciendo la hipercapnia o hipoxia) o la alteración pupilar
(miosis).
El dolor asociado al TCE como lesión única se considera de inten-
sidad leve (en ocasiones moderada), por lo que se utiliza una pauta
analgésica con AINE ± paracetamol.
Sin embargo, en el caso de asociarse a otros traumatismos que cau-
sen dolor intenso, está justificado el uso cuidadoso de opioides.
Si el TCE es grave (escala de coma de Glasgow ≤ 8), el paciente es-
tará sometido a intubación y ventilación mecánica. Esta situación per-
mite el uso de opioides mayores por vía ev. (morfina) en perfusión
continua para controlar el dolor, o adyuvantes en la sedación, realizada
habitualmente con propofol o midazolam. El remifentanilo ha sido
utilizado como fármaco único y con éxito en la sedoanalgesia de estos
pacientes; sus propiedades farmacocinéticas y farmacodinámicas permi-
ten un despertar rápido y predecible para eventuales valoraciones del
estado de la conciencia o para la extubación. No se debe olvidar la re-
percusión sobre la presión intracraneal (PIC) del dolor. La analgesia
forma parte del tratamiento básico de estos pacientes y, como medida
de primer nivel, en el control de la hipertensión endocraneal.
282
Manual de Tratamiento del Dolor
TRAUMATISMO TORÁCICO
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
muy importante de la función respiratoria (también en los traumatis-
mos abdominales). Los pacientes evitan toser y los estímulos dolorosos
procedentes de los nervios aferentes de la pared torácica producen la
inmovilización de los músculos intercostales y la disminución de la
contractilidad del diafragma, con la consiguiente reducción de los vo-
lúmenes pulmonares, hipoxia y posibilidad de atelectasias con riesgo de
sobreinfección.
La analgesia con opioides por vía parenteral no es la mejor opción
en pacientes con traumatismos torácicos, debido a sus efectos depreso-
res sobre la respiración y la tos, y a un peor control del dolor en com-
paración con las técnicas regionales. De esta manera, siempre que sea
posible, la analgesia regional es de elección. En las toracotomías, la
analgesia multimodal, con un balance entre el uso sistémico y regio-
nal de los fármacos, ha demostrado los mejores resultados a corto y
largo plazo. Dentro de las técnicas de analgesia regional podemos dis-
tinguir tres tipos de bloqueos (los más utilizados): intercostal, paraver-
tebral y epidural torácico:
– Bloqueo intercostal: es efectivo en el control del dolor secunda-
rio a fracturas costales unilaterales, en un número no superior a
tres o cuatro, y a traumatismos de la pared torácica (Tabla 16).
Los principales inconvenientes de este bloqueo son las elevadas
concentraciones plasmáticas de anestésico local que se alcanzan
(aspecto importante en la elección del anestésico local) y el ries-
go de neumotórax, complicación grave si tenemos en cuenta que
esta técnica se realiza en pacientes con función pulmonar com-
prometida, y que no es una técnica continua.
– Bloqueo paravertebral: está indicado en las enfermedades dolo-
rosas que precisan un bloqueo toracolumbar unilateral, como en
283
Dolor en los pacientes politraumáticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
pleural, etc. La posibilidad de la colocación de un catéter para la
administración de analgesia continua y la baja incidencia de
complicaciones (5% en la revisión de Richardson y Sabanathan)
hacen que sea la técnica más recomendable para el tratamiento
del dolor torácico unilateral. Una característica del bloqueo pa-
ravertebral, si se compara con el epidural torácico, es la posición
del paciente: el abordaje paravertebral no exige la flexión de la
columna vertebral, lo que puede ser muy útil en algunas situa-
ciones clínicas del paciente politraumatizado.
En la tabla 17 se describen las pautas orientativas del bloqueo pa-
ravertebral, ya sea en dosis intermitentes, infusión continua o ACP.
– Bloqueo epidural: es la técnica regional que ha adquirido mayor
relevancia en los traumatismos torácicos; proporciona un exce-
lente alivio del dolor y una menor incidencia de complicaciones,
con la consiguiente disminución del tiempo de estancia hospita-
laria.
A continuación se resumen sus principales características:
• Proporciona una analgesia metamérica, completa y bilateral
de la región torácica.
• Se puede realizar en presencia de contusión pulmonar, con-
tusión cardíaca o tórax inestable.
• Es de elección el nivel torácico, utilizando anestésicos locales
y/u opioides e insertando el catéter en el centro metamérico
de la zona a analgesiar; sin embargo, si no puede realizarse la
punción a nivel torácico, el nivel lumbar es una alternativa,
utilizando entonces opioides hidrosolubles. (Para más infor-
mación véase capítulo 14).
284
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
+
Bolus de levobupivacaína o bupivacaína al 0,25% o
ropivacaína al 0,375% de 3,5 ml
Tiempo de cierre: 30 min
ACP con infusión continua: Bolus inicial*
+
Perfusión de levobupivacaína o bupivacaína al
0,25% o ropivacaína al 0,375% de 6-8 ml/h
Bolus de 2-3 ml
Tiempo de cierre: 30 min
285
Dolor en los pacientes politraumáticos
15-44 años 4 mg
45-65 años 3 mg
66-75 años 2 mg
> 75 años 1 mg
Dosis de morfina epidural lumbar para analgesia torácica: 4-6 mg.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Tabla 19. Pautas orientativas para perfusiones epidurales torácicas
286
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
AINE/paracetamol
+ bloqueo epidural lumbar: opioides
287
Dolor en los pacientes politraumáticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
la región de codo, antebrazo y mano. La orientación de la vaina
vasculonerviosa de la axila permite el fácil emplazamiento de un
catéter, que permite prolongar la analgesia; sin embargo, el man-
tenimiento del catéter en la axila durante un largo periodo de
tiempo resulta más difícil, puesto que la sudoración y los movi-
mientos de la extremidad pueden desplazarlo con facilidad. Otra
característica de este abordaje es la necesidad de mover el brazo
para su realización (flexión a 90°), lo que en algunos casos pue-
de resultar muy doloroso o imposible, y se debe elegir entonces
otra vía de abordaje, como la infraclavicular o la supraclavicular.
– Bloqueo infraclavicular: proporciona analgesia de la totalidad del
brazo. Es la vía de elección cuando se pretende mantener un
catéter durante un largo periodo de tiempo y no se necesita mo-
vilizar la extremidad. El principal riesgo de este bloqueo es el
neumotórax, aunque la incidencia es baja, especialmente bajo
control ecográfico.
– Bloqueo interescalénico: es ideal para la analgesia-anestesia del
hombro traumático y en caso de fractura del humero proximal;
también está indicado en las fracturas de clavícula (en el extremo
distal puede complementarse con el bloqueo del plexo cervical
superficial). Estas lesiones se acompañan de dolor intenso en el
postoperatorio, y resulta muy beneficiosa la colocación de un
catéter a este nivel, para el mantenimiento de la analgesia. La
parálisis frénica puede tener una repercusión negativa en el equi-
librio clínico de algunos traumatismos torácicos.
En el 18,5% de los bloqueos interescalénicos se produce un
síndrome de Horner, aspecto a tener en cuenta en pacientes con
lesiones neurológicas concomitantes, pues su presencia puede
llevar a confusión en el momento de la valoración neurológica.
288
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Hombro: Bloqueo interescalénico
289
Dolor en los pacientes politraumáticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La analgesia sistémica queda reservada para los casos en los que no
se puedan realizar técnicas regionales. El bloqueo epidural lumbar es
una excelente técnica analgésica que cubre adecuadamente el dolor
provocado por estos traumatismos y resulta más efectiva.
Sin embargo, hoy en día en lesiones unilaterales puede recurrirse al
bloqueo de nervios periféricos, como el bloqueo del nervio femoral,
ciático, obturador (en sus diferentes abordajes). Los bloqueos periféri-
cos de la extremidad inferior ofrecen la ventaja de evitar los efectos
sistémicos del bloqueo central espinal (retención urinaria, cambios
hemodinámicos), proporcionando una analgesia similar y más selectiva,
y favoreciendo la movilización precoz.
La hiperactividad simpática es una consecuencia refleja de estos
pacientes en los casos de traumatismos vasculares, amputaciones y le-
siones por aplastamiento de las extremidades. Las técnicas regionales,
además de proporcionar un mayor confort al paciente, mejoran los
resultados quirúrgicos. El bloqueo simpático de las extremidades, ya sea
secundario a un bloqueo periférico o epidural, mejora el flujo sanguíneo
de la extremidad, la viabilidad y la función de las extremidades después de
un traumatismo. El buen control del dolor desde el primer momento
disminuye el riesgo de cronificación del mismo.
– Bloqueo femoral: el bloqueo del nervio femoral se ha utilizado
para la analgesia perioperatoria de las fracturas de la diáfisis
femoral, sobre todo en su tercio medio y distal, las fracturas de
la rótula y las lesiones ligamentosas de la rodilla. Realizado
precozmente después del accidente, mejora considerablemente
las condiciones de transporte, facilita la valoración clínica y ra-
diológica de la fractura, y permite su reducción indolora y la co-
locación de los mecanismos de tracción. También se ha utilizado
290
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Si se incrementa el volumen administrado (40 ml) y se facilita
la difusión cefálica del anestésico local, el bloqueo del nervio
femoral se puede extender al nervio femorocutáneo y al obturador,
proporcionando una analgesia más completa del muslo. Bajo
control ecográfico se pueden bloquear estos tres nervios indivi-
dualmente y con menor volumen de anestésico.
– Bloqueo del nervio ciático: está indicado junto al bloqueo femo-
ral en las lesiones de la rodilla, y en solitario cubre traumatismos
de pierna, tobillo (excepto la piel de la cara interna de la pierna)
y pie. La combinación del bloqueo femoral y el ciático proporcio-
na una excelente analgesia. Existen varias vías de abordaje ciáti-
co; las proximales tienen el inconveniente de que requieren la
movilización del paciente (es una excepción la vía anterior), ideal-
mente bajo control ecográfico. Para objetivos más distales se
puede realizar un abordaje poplíteo, bien movilizando al paciente
en decúbito lateral, o bien, si esto no es posible, flexionando la
rodilla a 90º sobre la cama, en decúbito supino y con la ayuda del
ecógrafo. Es posible colocar un catéter en el abordaje subglúteo o
en el poplíteo. Administraremos volúmenes de anestésicos locales
similares a los empleados en el bloqueo femoral.
– Bloqueo epidural lumbar: en muchas situaciones la técnica de
elección es la analgesia epidural lumbar (analgesia rápida y segmen-
taria), utilizando anestésicos locales, solos o en combinación con
opioides, preferentemente liposolubles. Los analgésicos pueden
administrarse en forma de bolus, infusión continua o mediante
técnicas de ACP, a través de la inserción de un catéter en el espacio
epidural. (Los fármacos y dosis son los mismos que los descritos
en los capítulos 8 y 14).
291
Dolor en los pacientes politraumáticos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
QUEMADOS
Constituyen las lesiones más dolorosas tanto durante el periodo
agudo como en fase de rehabilitación.
La analgesia de elección está basada en el uso de opioides. La vía de
administración es la ev. hasta el cierre de las heridas; posteriormente
se indican los opioides por vía oral. Administraremos dosis de bolus de
morfina o perfusión continua ev. o ACP ev. Para procedimientos puntua-
les y relativamente cortos pueden utilizarse el fentanilo o el alfentanilo,
siempre por vía ev.
Los AINE o el paracetamol no se recomiendan en la fase aguda por
sus efectos sobre la agregación plaquetaria y la incidencia de úlcera
de estrés, pero en la fase subaguda (tras la cicatrización) sí están in-
dicados.
La analgesia regional es apropiada, pero el riesgo de infección que
acompaña a la colocación de catéteres limita su uso.
En estas lesiones la destrucción del tejido nervioso puede dar lugar
a la aparición de dolor de tipo neuropático. Si es así, se precisa un
tratamiento con fármacos que disminuyan la excitabilidad neuronal,
como antidepresivos tricíclicos, anticonvulsivantes o lidocaína.
El contexto que rodea a estos pacientes, junto con un tiempo largo
de recuperación, hace recomendable valorar el uso de ansiolíticos.
292
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
matismos sobre las extremidades, superiores e inferiores. Además de
los catéteres espinales metaméricos, también podemos mantener en sala
catéteres axilares, interescalénicos, femorales y ciáticos.
BIBLIOGRAFÍA
Chelly JE, Ghisi D, Fanelli A. Continuous peripheral nerve blocks in acute pain manegement. Br J Anaesth.
2010;105 Suppl 1:i86-96.
Cook TM. Management of pain following trauma. En: Stannard CF, Booth S, eds. Churchill’s pocketbook
of pain. Filadelfia: Churchill Livingstone; 1998. p. 171-83.
Döffert J, Steinfeldt T. [Regional anaesthesia in injuries of the upper extremity]. Anasthesiol Intensivmed
Notfallmed Schmerzther. 2015:50(4):270-7.
Gregoretti C, Decaroli D, Miletto A, Mistretta A, Cusimano R, Ranieri VM. Regional anesthesia in trauma
patients. Anesthesiol Clin. 2007;25(1):99-116, ix-x.
Hedderich R, Ness TJ. Analgesia for trauma and burns. Crit Care Clin. 1999;15(1):167-84.
Hoffmann R., González Carrasco FJ. Anestesia en ortopedia. En: Tornero C., ed. Anestesia, fundamentos y
manejo clínico. Madrid: Ed. Médica Panamericana; 2015. p. 683-705.
Karabinis A, Mandragos K, Stergiopoulos S, et al. Safety and efficacy of analgesia-based sedation with
remifentanil versus standard hypnotic-based regimens in intensive care unit patients with brain injuries:
a randomised, controlled trial [ISRCTN50308308]. Crit Care. 2004;8(4):R268-80.
Patel N. Tratamiento del dolor en traumatismos. En: Grande GM, ed. Traumatismos. Clínicas de Anestesiología
de Norteamérica. Filadelfia: WB Saunders ed.; 1999. p. 302-17.
Peitzman A, Rhodes M, Schwab W, Yealy D. En: Manual del trauma. McGraw-Hill Interamericana, Delegación
Cuauhtemoc, México; 2001. p. 439-47.
Prithvi Raj P, Hartrick C, Pither CE. Pain management of the injured. En: Capan LM, Miller SM, Turndorf
H, eds. Trauma. Anesthesia and intensive care. Filadelfia: JB Lippincott Company; 1991. p. 685-723.
Raya JA, Ferres JL. En: Atención integral urgente ante politraumatismos. Alcalá la Real: Formación Alcalá.
2001. p. 617-27.
Stevens DS, Dunn WT. Acute pain management for the trauma patient. En: Sinatra RS, Hord AH, Ginsberg
B, Preble LMm, eds. Acute pain. Mechanisms & Management. San Luis: Mosby; 1992. p. 412-21.
Tanoubi I, Cuvillon P, Nouvellon E, Fortier LP, Drolet P, Ripart J. Case report: Bilateral femoral and sciatic
regional anesthesia in a polytraumatized patient. Can J Anaesth. 2008;55(6):371-5.
293
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
16
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tado de los efectos citotóxicos sistémicos de los agentes quimioterápicos
y de los efectos locales de la irradiación. Actualmente es una de las
principales causas de toxicidad no hematológica limitante de la dosis del
tratamiento antineoplásico, lo que puede comprometer la eficacia
del mismo. Su gravedad y extensión varían en función de la citotoxicidad
de los fármacos utilizados, de la dosis, frecuencia y vía de administración
(en infusión continua la incidencia es mayor), del grado de mielosupre-
sión inducida y de la tolerancia individual de cada paciente. Es más
frecuente en los tumores hematológicos que en los sólidos. Afecta al
40% de los pacientes en régimen de quimioterapia (QT) estándar y
al 76-100% de los pacientes sometidos a dosis altas de QT, como la
empleada durante la fase de acondicionamiento para el trasplante de
médula ósea. La mucositis grave también es más frecuente en pacientes
tratados concomitantemente con QT y radioterapia (RT) en neoplasias
de cabeza y cuello. El malestar que ocasiona y su asociación a complica-
ciones, que pueden obligar a limitar las dosis terapéuticas y a prolongar
la estancia hospitalaria, hacen evidente el impacto clínico y económico
de la mucositis en el tratamiento antineoplásico.
CLÍNICA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
degeneración glandular y disrupción del colágeno, y se aprecia una
disminución del grosor de la mucosa y de la queratinización, descama-
ción de la superficie y ulceración.
La intensidad del dolor ocasionado por la mucositis depende de la
extensión del tejido dañado y del grado de inflamación local. Típicamen-
te, los pacientes lo describen como una sensación de quemazón. Es un
dolor continuo, intenso en los casos graves, con exacerbaciones rela-
cionadas con la deglución, el habla y los cuidados orales. Disminuye la
tolerancia a la higiene bucal, limita la ingesta oral de alimentos, tanto
sólidos como líquidos, y de medicación, y dificulta el habla y el descan-
so nocturno. El dolor se localiza en la boca, la garganta, las fosas na-
sales y el tracto gastrointestinal. La mucositis gastrointestinal, además
del dolor, puede acompañarse de distensión abdominal, náuseas/vómitos
y diarrea.
La World Health Organization (WHO) clasifica la mucositis en cua-
tro grados, en función de la gravedad de los signos y síntomas:
296
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Mucositis inducida por quimioterapia
La mucositis inducida por QT no sólo afecta a la mucosa oral, sino
también a todas las mucosas del organismo. La mucositis oral suele
iniciarse en los días 5-7 después del inicio de la QT, y empieza con erite-
ma en el paladar blando, la mucosa oral, la superficie ventral de la lengua
y el suelo de la boca. El eritema evoluciona con frecuencia a edema y
ulceración, lesiones que pueden oscilar desde aftas hasta una descama-
ción generalizada. Más del 90% de la ulceración se localiza en la mucosa
no queratinizada. Alcanza su grado máximo en los días 11-14, para pos-
teriormente resolverse lentamente en los siguientes 5-7 días, si no se
complica con infección o hemorragia. En los pacientes que han recibi-
do trasplante de médula ósea, la ulceración oral ocurre durante una
media de seis días; sin embargo, puede prolongarse si se desarrolla
enfermedad del injerto contra el huésped.
En la mucositis gastrointestinal, el dolor, la distensión abdominal y
la diarrea se inician alrededor del día 3, para resolverse en el día 7,
cuando los síntomas orales empiezan a manifestarse. Pueden persistir
alteraciones funcionales, como la intolerancia a la lactosa, después de
remitir los síntomas, pero generalmente son de carácter más transitorio
que las secundarias a la RT.
297
Mucositis
ETIOLOGÍA
Agentes quimioterápicos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los más frecuentemente implicados son los agentes alquilantes
(busulfán, clorambucil, cisplatino, ciclofosfamida, mecloretamina, oxa-
liplatino, procarbazina, tiotepa) y los antimetabolitos (capecitabina,
citarabina, floxuridina, 5-fluorouracilo, hidroxiurea, 6-mercaptopurina,
metotrexato, pemetrexed, 6-tioguanina). Otros agentes quimioterápicos
implicados son las antraciclinas (daunorubicina, doxorubicina, epirubi-
cina, mitoxantrona), los antibióticos antitumorales (actinomicina D,
amsacrina, bleomicina, mitramicina, mitomicina), los productos natu-
rales (etopósido, irinotecán), los taxanos (docetaxel, paclitaxel) y los
alcaloides de la vinca (vinblastina, vincristina, vindesina, vinorelbina).
Otros fármacos
Antidepresivos, antihistamínicos, antihipertensivos, diuréticos, opioi-
des, fenotiacinas, sedantes.
Radioterapia
298
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
xerostomía.
– Cavidad oral mal cuidada, prótesis dentales deficientes o mal
ajustadas.
– Neutropenia.
– Malnutrición.
– Polimorfismos genéticos.
MANEJO ESTRATÉGICO
299
Mucositis
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
III Evidencia obtenida de estudios bien diseñados, casi experimentales,
como los estudios no aleatorizados, controlados, comparativos,
de cohortes
Grado de recomendación
300
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Cepillado dental durante 90 s 2-3/día.
– Utilizar cepillos de cerda blanda y cambiarlos en cada ciclo de
QT.
– Cepillado suave de la lengua para eliminar detritus y estimular
la circulación.
– Utilización diaria de la seda dental.
– Utilización de pasta dental no abrasiva; son preferibles las pastas
para niños.
– Enjuagues con agua estéril u otra solución no irritante (suero
salino al 0,9% o bicarbonato sódico) después del cepillado.
– La seda dental y el cepillado no deben utilizarse si el recuento
de plaquetas es bajo (< 20.000), para minimizar el riesgo de
sangrado.
– Cuando el cepillado no es posible, puede utilizarse una gasa para
la limpieza de los dientes.
– Evaluación sistemática y diaria de la cavidad oral para identificar
precozmente los signos clínicos de la mucositis.
– Evitar el tabaco, el alcohol (incluso en colutorios) y las dietas
ricas en especias.
– Las prótesis dentales deben ser lavadas con frecuencia, cepilladas
y enjuagadas con soluciones antisépticas después de cada comida,
y deben retirarse durante la noche.
– Pueden utilizarse anestésicos tópicos u otros agentes para dismi-
nuir las molestias orales.
301
Mucositis
Estrategias preventivas
Se han ensayado múltiples medidas farmacológicas y no farmacoló-
gicas para la prevención de la mucositis, que incluyen protectores de la
superficie de la mucosa, antiinflamatorios, antimicrobianos, factores de
crecimiento y un gran números de agentes diversos.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Las estrategias farmacológicas que han demostrado algún beneficio
en la prevención o reducción de la gravedad de la mucositis comprenden
la amifostina, factores de crecimiento hematopoyéticos como el factor
de crecimiento granulocítico (G-CSF), factor 1 de crecimiento de los
queratinocitos (KGF-1 o palifermina), glutamina endovenosa (ev.), pas-
tilla/pasta de antibiótico de polimixina/tobramicina/anfotericina, láser,
sucralfato, crioterapia, aloe vera y miel. Sin embargo, los beneficios de
estos tratamientos han sido variables y, probablemente, sean específicos
para cada tipo de cáncer y/o régimen quimioterápico. Actualmente,
existen pocos datos clínicos que apoyen su utilización. De entre las
medidas farmacológicas, la que ha mostrado mayor eficacia ha sido el
factor de crecimiento de los queratinocitos recombinante humano
(rHuKGF-1), palifermina. Es el único fármaco aprobado por la Food and
Drug Administration (FDA) para la prevención de la mucositis en pa-
cientes sometidos a terapia mielotóxica para trasplante de médula ósea.
Ensayos clínicos en fase III han mostrado su eficacia al reducir la fre-
cuencia, duración y gravedad de la mucositis oral. Sin embargo, la
falta de datos que apoyen su efectividad y su alto coste no recomiendan
su uso a gran escala.
Entre las medidas no farmacológicas, la aplicación de crioterapia y
del láser de baja energía (LLLT) ha mostrado efectividad en diferentes
estudios. La crioterapia se ha mostrado efectiva en la prevención de la
mucositis inducida por quimioterápicos de vida media corta, mientras
que el LLLT se ha mostrado más útil en la prevención de la mucositis
en pacientes sometidos a regímenes de acondicionamiento para el tras-
plante de progenitores hematopoyéticos.
En las tablas 2 y 3 se resumen las recomendaciones de su utilización
en la profilaxis de la mucositis, así como algunas sugerencias de expertos.
302
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de cabeza y cuello sometidos a dosis medias de RT (50 Gy)
No recomendada la utilización de clorhexidina en pacientes III B
con tumores sólidos de cabeza y cuello sometidos a RT
No recomendadas las pastillas antimicrobianas en II B
pacientes que reciben RT por tumores de cabeza y cuello
No se recomiendan los enjuagues orales con sucralfato en I
pacientes en tratamiento con RT
Sugerencias
El LLLT puede utilizarse en la prevención de la mucositis III
oral en pacientes con neoplasias de cabeza y cuello
sometidos a RT, sin QT concomitante
Los suplementos orales de zinc pueden ser beneficiosos en III
la prevención de la mucositis oral en pacientes con
tumores orales que reciben RT
Los enjuagues orales con misoprostol no deben usarse en III
la prevención de la mucositis inducida por RT en tumores
de cabeza y cuello
Inducida por dosis estándar de QT
Recomendaciones
Se recomienda la utilización de crioterapia (cubitos de II A
hielo, agua helada o patatas heladas) 5 min antes de
administrar una dosis bolus de 5-fluorouracilo y
mantenerla en la cavidad oral durante un total de 30 min
La utilización de 20-30 min de crioterapia oral disminuye IV B
la mucositis en pacientes tratados con bolus de edatrexato
No se recomienda la utilización rutinaria de aciclovir y II B
análogos ev. en la prevención de la mucositis. Los
antivirales están indicados en el tratamiento de la infección
viral recurrente que suele coexistir con la mucositis
No se recomiendan los enjuagues orales con sucralfato en I
pacientes en tratamiento con QT
Continúa
303
Mucositis
Recomendaciones
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En pacientes con enfermedades hematológicas se II A
recomienda la utilización de palifermina o KGF-1 a dosis
de 60 µg/kg/día durante 3 días antes del tratamiento de
acondicionamiento y 3 días postrasplante
No se recomienda la pentoxifilina tópica en la prevención II B
de la mucositis en los pacientes sometidos a trasplante de
progenitores hematopoyéticos
El tratamiento con LLLT reduce la incidencia de II B
mucositis† (láser de He-Ne) y el dolor asociado en
pacientes que reciben altas dosis de QT o tratamiento
concomitante con RT, si el centro dispone de los medios
de soporte tecnológico y de experiencia
No se recomiendan los lavados de la cavidad oral con II C
GM-CSF en pacientes sometidos a trasplante de médula ósea
No se recomiendan los enjuagues orales con sucralfato en II
pacientes en tratamiento con QT y RT por tumores de
cabeza y cuello
No se recomienda el uso de glutamina ev. en la prevención de II
la mucositis en el trasplante de progenitores hematopoyéticos
Sugerencias
Crioterapia: en pacientes que reciben altas dosis de III
melfalán en el trasplante de células madre
hematopoyéticas
Los suplementos orales de zinc pueden ser beneficiosos en III
la prevención de la mucositis oral en pacientes con cáncer
oral que reciben RT y QT concomitante
*Antiinflamatorio no esteroideo tópico, con propiedades antiinflamatorias, analgésicas,
anestésicas y antimicrobianas. También inhibe la producción y efectos de las citocinas
proinflamatorias, particularmente del factor de necrosis tumoral α.
†Se considera que su utilización puede ser beneficiosa, aunque se han realizado pocos
304
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
que reciben dosis estándar de RT para el cáncer rectal
No se recomienda el 5-ASA, la mesalazina ni la olsalazina I A
en la prevención de la diarrea inducida por RT externa en
neoplasias pélvicas
No se recomienda el uso de supositorios de misoprostol I
para la prevención de la proctitis rádica en los pacientes
en tratamiento con RT por cáncer de próstata
Sugerencias
Se recomienda el uso de sulfasalazina (500 mg v.o., 2/día) II
para disminuir la incidencia y gravedad de la enteropatía
inducida por RT externa sobre la pelvis
Combinación de RT y QT
Sugerencias
Amifostina ev. podría usarse en la esofagitis inducida por III
el tratamiento combinado de QT y RT en pacientes con
carcinoma pulmonar no de células pequeñas
El tratamiento con probióticos que contengan lactobacilos III
puede ser útil en la prevención de la diarrea inducida por
QT y RT en pacientes con neoplasias pélvicas
305
Mucositis
Recomendaciones
Se recomienda la ACP con morfina para el tratamiento del I A
dolor de la mucositis en pacientes sometidos a trasplante
de progenitores hematopoyéticos
No se recomienda la utilización de enjuagues con I A
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
sucralfato en pacientes que reciben QT
No se recomienda la utilización de enjuagues con II A
sucralfato en pacientes tratados con RT en tumores de
cabeza y cuello
La clorhexidina no debe ser usada como tratamiento de la II A
mucositis establecida inducida por dosis estándar de QT
Sugerencias
El fentanilo transdérmico puede ser efectivo para tratar el III
dolor de la mucositis oral en pacientes tratados con dosis
estándar o altas de QT, con o sin RT concomitante
Los enjuagues orales con morfina al 2% pueden ser efectivos III
en el tratamiento del dolor por mucositis oral en los
pacientes que reciben QT y RT en tumores de cabeza y cuello
Los enjuagues orales con doxepina al 0,5% pueden ser IV
efectivos en el tratamiento del dolor por mucositis
306
Manual de Tratamiento del Dolor
Inducida por RT
Recomendaciones
No se recomienda el uso de sucralfato oral para reducir I A
los efectos secundarios de la RT
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Sugerencias
Los enemas de sucralfato pueden ayudar al manejo de la III
proctitis rádica crónica en pacientes con sangrado rectal
El uso de oxígeno hiperbárico ha mostrado efectividad en IV
el tratamiento de la proctitis inducida por RT
307
Mucositis
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
caolín, pectina, benzocaína…), pero no existe evidencia suficiente de su
eficacia.
Otra alternativa para tratar el dolor por mucositis consiste en pro-
porcionar una capa protectora a la mucosa ulcerada, mediante la apli-
cación tópica de una película bioadhesiva de hidroxipropil-celulosa o de
un gel que contenga polivinilpirrolidona, hialuronato sódico y ácido
glicirretínico (Gelclair®). La película permanece adherida a la mucosa
durante 3-4 h, proporcionando alivio del dolor. Aunque no existe evi-
dencia suficiente de su efectividad como para recomendarlo en las guías
de práctica clínica, su perfil de seguridad y el beneficio que proporcio-
na a algunos pacientes hacen que sea un tratamiento alternativo.
ANALGESIA SISTÉMICA
En los casos graves de mucositis todas las medidas comentadas
anteriormente no son suficientes para aliviar el dolor ocasionado por la
misma, y se requiere el uso de analgésicos sistémicos, fundamentalmen-
te opioides.
Dependiendo de la agresividad de la mucositis y de cada paciente,
pueden considerarse distintas vías de administración, como la oral, la
transmucosa (oral y rectal), la sublingual, la transdérmica y la paren-
teral. En los casos graves los analgésicos por vía oral (v.o.) suelen ser
mal tolerados, por lo que deberemos recurrir a la vía parenteral.
En cuanto al modo de administración, pueden utilizarse las dosis a
demanda, la infusión continua y las técnicas de analgesia controlada
por el paciente (ACP). La administración en bolus, si se precisa, suele
ser ineficaz, y la sedación excesiva secundaria puede ser perjudicial al
interferir en los cuidados orales y en la nutrición. La modalidad de ACP
308
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La analgesia mediante el sistema de ACP puede utilizarse de
dos maneras:
– ACP en bolus a demanda:
• Fármaco: morfina.
• Concentración: 2 mg/ml.
• Velocidad de perfusión: 0.
• Dosis incrementales: 1 mg.
• Tiempo de cierre: 8 min.
• Número de bolus máximo a la hora: 6.
− Perfusión basal continua + bolus adicionales a demanda:
indicada en aquellas situaciones en las que el dolor no se
controla con la modalidad de ACP a demanda. Se añade
una perfusión basal de morfina que suele oscilar entre
0,5 y 1 mg/h.
309
Mucositis
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
cositis secondary to cancer therapy. Cancer. 2014;120(10):1453-61.
Mallik S, Benson R, Rath GK. Radiation induced oral mucositis: a review of current literature on prevention
and management. Eur Arch Otorhinolaryngol. 2015. [Epub ahead of print]
Peterson DE, Bensadoun RJ, Roila F; ESMO Guidelines Working Group. Management of oral and gastro-
intestinal mucositis: ESMO Clinical Practice Guidelines. Ann Oncol. 2011;22 Suppl 6:vi78-84.
Worthington HV, Clarkson J, Bryan G, et al. Interventions for preventing oral mucositis for patients with
cancer receiving treatment. Cochrane Database Syst Rev. 2011;(4):CD000978.
310
Capítulo
17
INTRODUCCIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Cefalea o cefalalgia es todo dolor o molestia localizado en la
cabeza y cuya topografía no coincide con el área de distribución
de los nervios sensitivos craneofaciales. La cefalea es uno de los
trastornos más comunes del sistema nervioso y motivo frecuente
de consulta médica y baja laboral.
A nivel craneal existen una serie de estructuras (la piel, senos veno-
sos, periostio craneal, músculos, arterias, nervios, etc.) que transmiten
la señal dolorosa como consecuencia de distintos mecanismos, tales
como tracción, distensión de arterias y venas, inflamación y presión
directa muscular, vascular o de los nervios sensitivos.
El estímulo doloroso iniciado en estas estructuras es recogido por
los diferentes pares craneales o nervios cervicales sensibles al dolor. De
entre ellos, el sistema trigeminal es el que, por la extensión de su
inervación craneofacial, con mayor frecuencia está implicado en los
procesos de transmisión central de las cefaleas.
El plexo adventicio procedente de los ganglios trigeminales y de la
raíz dorsal cervical es el mediador de todo dolor craneal, e inerva los
vasos durales, piales y extracraneales que están inervados por neuronas
unipolares (fibras tipo C) ipsilaterales, lo que explica que en la mayoría
de los casos el dolor sea unilateral en los síndromes de cefalea.
Las neuronas trigeminovasculares finalizan en el núcleo caudal tri-
geminal (tronco de encéfalo), y su actividad está modulada por proyec-
ciones de otras áreas, principalmente corticales. A partir de este núcleo,
Cefaleas y algias faciales
– Migraña
– Cefalea tensional
– Cefaleas trigeminoautonómicas
– Otras cefaleas primarias
Cefaleas secundarias
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Cefalea atribuida a trastorno vascular craneal y/o cervical
– Cefalea atribuida a trastorno intracraneal no vascular
– Cefalea atribuida a administración o supresión de una sustancia
– Cefalea atribuida a infección
– Cefalea atribuida a trastorno de la homeostasis
– Cefalea o dolor facial atribuido a trastornos de otras estructuras craneofaciales
o cervicales
– Cefalea atribuida a trastorno psiquiátrico
Neuropatías craneales dolorosas y otros dolores
– Otras cefaleas
Migraña
Es la cefalea primaria más frecuente en la población joven (15-
40 años), afectando al 15% de las mujeres y al 7% de los hombres de
312
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
pagada (DCP).
– Características: cefalea intensa de inicio brusco y ascendente,
pulsátil, hemicraneal alternante (puede ser bilateral o retrocer-
vical). Asocia náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia y discapaci-
dad. Se exacerba con movimientos cervicales y esfuerzo físico.
Puede asociar síntomas prodrómicos (irritabilidad, bostezos, sed,
hipersomnia, cansancio, debilidad muscular). Se presenta en for-
ma de crisis en 4-72 h.
– Según la frecuencia de las crisis, puede ser episódica (menos de
15 días al mes) o crónica (15 días o más al mes).
– Desencadenantes: esfuerzo físico, dieta, alteración del ciclo sue-
ño-vigilia, trastornos hormonales o psicológicos, fármacos.
– Enfermedades asociadas: trastornos psiquiátricos, epilepsia, en-
fermedad cerebrovascular, fenómeno de Raynaud, prolapso de
válvula mitral.
FISIOPATOLOGÍA DE LA MIGRAÑA
Actualmente se acepta la teoría neurovascular que postula que los
cambios vasculares son secundarios a una activación neural primaria
en un sistema nervioso central susceptible.
La DCP se puede considerar como un gatillo de la migraña, y con-
siste en una onda de despolarización a través de la corteza cerebral,
cerebelo e hipocampo que estimula nociceptores meníngeos, activa el
sistema trigeminovascular y produce vasodilatación y extravasación
de proteínas plasmáticas (inflamación neurógena estéril). La activa-
ción del sistema trigeminovascular causa la sensibilización periférica
de las neuronas, que inerva la vasos durales y explica el dolor pulsátil
313
Cefaleas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
los triptanes son menos efectivos. A pesar de que solamente el 20%
de los pacientes reporta el fenómeno de aura, la DCP puede ocurrir de
manera silente.
TRATAMIENTO DE LA MIGRAÑA
TRATAMIENTO SINTOMÁTICO
314
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Diclofenaco 50 mg
Ketoprofeno 50-75 mg Presentación ev.
Analgésicos Paracetamol 500-1.000 mg Menos eficaz, mejor
– Crisis leves tolerado
Antagonistas Metoclopramida 10 mg Efectos secundarios:
dopaminérgicos (D2) Clorpromazina 10-25 mg síntomas extrapiramidales,
– Cefalea con náuseas sedación, hipotensión
ortostática
Antagonista Ondansetrón 4-8 mg Si no tolera
serotoninérgico 5-HT3 antidopaminérgicos
Tratamiento específico
315
Cefaleas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
6-12 meses) e individualizar el tratamiento según las comorbilidades de
cada paciente. En casos refractarios y necesidad de terapia combinada,
se recomiendan β-bloqueadores con neuromoduladores o con amitrip-
tilina (Tabla 3).
COMPLICACIONES DE LA MIGRAÑA
– Estado migrañoso: crisis de migraña debilitante que se prolonga
durante más de 72 h. Se debe tomar en cuenta que esta compli-
cación puede ser causada por abuso de fármacos y se trata a nivel
hospitalario con tratamiento endovenoso (ev.). Opciones terapéu-
ticas: metilprednisolona ev. 250-500 mg, ketorolaco ev. 30 mg,
sumatriptán sc., valproico ev. 500 mg, magnesio ev. 1-4 g y
propofol (en casos refractarios y monitorizados).
– Aura persistente sin infarto: síntomas de aura prolongada durante
una semana o más (pueden durar meses o años) sin evidencia de
isquemia por neuroimagen.
– Infarto migrañoso: síntomas de aura migrañosa asociada a una
lesión isquémica cerebral en territorio congruente, demostrado
por neuroimagen, sin otra explicación. Es una infarto cerebral
que ocurre durante una crisis migrañosa típica con aura.
– Crisis epiléptica desencadenada por aura migrañosa: es frecuen-
te observar cefaleas tipo migraña durante un periodo poscrítico,
pero también los paciente pueden presentar una crisis epiléptica
durante o después de una crisis migrañosa.
Cefalea tensional
Cefalea muy frecuente, con alto impacto socioeconómico y preva-
lencia a lo largo de la vida en la población general entre 30 y 78%.
316
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ansiedad o insomnio
Antagonistas Flunarizina 5-10 mg Efectos secundarios:
calciocanales Nimodipino 60-120 mg estreñimiento, somnolencia,
de calcio hipotensión, bloqueos de
Verapamilo 120-480 mg conducción cardíaca
Diltiazem 80-240 mg Flunarizina: riesgo de
parkinsonismo
Antiepilépticos Topiramato 25-150 mg Inicio progresivo por efectos
secundarios: parestesias,
pérdida de peso y alteraciones
cognitivas
Contraindicado en embarazo
Ácido 250-1.500 mg Muy eficaz
valproico en dos dosis Contraindicado en embarazo.
Riesgo de encefalopatía,
ganancia de peso, temblor,
alopecia, elevación de
transaminasas, pancreatitis y
agranulocitosis
Zonisamida 100-200 mg Iniciar con 25 mg/día
Gabapentina 300-1.800 mg Bien tolerada
Inicio 300 mg/8 h
Pregabalina 50-200 mg Inicio 25 mg/12 h
Antidepresivos Amitriptilina 10-50 mg Iniciar 5 mg/día
Efectos secundarios: sedación,
sequedad de boca, retención
urinaria, estreñimiento y náuseas
Mirtazapina 15-30 mg
Citalopram 20-60 mg
Duloxetina 30-90 mg
Fluoxetina 20-60 mg
Sertralina 50-150 mg
Continúa
317
Cefaleas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Migraña catamenial
(menstruación)
Indometacina 75-150 mg
IECA Lisinopril 10 mg/12 h Efectos secundarios: tos,
hipotensión y fatiga
ARA II Candesartán 16 mg/24 h Efectos secundarios: lumbalgia,
faringitis y mareo
Otros Riboflavina 400 mg
Sulfato de 500-1.500 mg
magnesio
318
Manual de Tratamiento del Dolor
episódica y migraña sin aura, por lo que el diagnóstico suele ser com-
plicado, y son útiles los diarios de cefalea para discriminar entre ambas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
319
Cefaleas y algias faciales
TRATAMIENTO
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
como finalidad abortar crisis sucesivas y reducir la frecuencia en caso
de presentación crónica. Es importante evitar factores desencadenantes
como consumo enólico, tabaquismo y algunos fármacos, como los
nitritos (Tabla 5).
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
El abordaje neuroquirúrgico en los casos crónicos refractarios de la
cefalea en racimos debería seguir el siguiente orden (véase capítulo 13):
320
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en la estimulación cerebral profunda (estimulación del hipotálamo
posterior ipsilateral al dolor). Incluso los estudios más recientes sugie-
ren estimulación del ganglio esfenopalatino para casos crónicos refrac-
tarios.
321
Cefaleas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
expuesto en la profilaxis de la migraña o la cefalea de tensión, aunque
con un mayor protagonismo de los antidepresivos cuando se identifique
un trastorno de ansiedad o anímico relacionable.
La toxina botulínica inyectada en la musculatura pericraneal sensible
a la presión representa una terapia especialmente indicada en los casos
de hemicránea.
Neuralgias craneofaciales
NEURALGIAS. CONCEPTO
La neuralgia es un dolor localizado en el área de distribución de un
nervio específico. Se caracteriza por ser de tipo agudo, lancinante, muy
intenso, breve y de aparición paroxística. Cuando la afectación del ner-
vio es secundaria a una enfermedad definida (neuralgias sintomáticas),
suelen existir datos clínicos que la identifican, como la duración más
prolongada, e incluso continua, del dolor, el no existir periodos de re-
misión o ir acompañada de signos deficitarios sensitivos, motores y/o
vegetativos, según el nervio comprometido.
322
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
racimos 2h
Dolor Maxilar/ min Paroxística Sí/no No 1:9 Variable
dental mandíbulas/ o episódica
dientes
Dolor ATM Temporal/ min/h Paroxística No No 3:1 Variable
auricular/cuello o continua
323
Cefaleas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
nantes más comunes son la deglución, la articulación de palabras, los
estornudos y los bostezos. En la mayoría de los casos la etiología es
desconocida, pero puede ser secundaria a procesos inflamatorios o
tumorales.
Existe una relación de las fibras viscerales de este nervio con las del
nervio vago a nivel del seno carotídeo, lo que puede hacer que aparez-
can cuadros de hipotensión, bradicardia e incluso síncope, o arritmias
reflejas al dolor neurálgico.
NEURALGIA DEL INTERMEDIARIO DE WRISBERG O DEL
GANGLIO GENICULADO
Neuralgia localizada en el conducto auditivo externo (CAE), pabellón
auricular, paladar blando, úvula, faringe y región mastoidea. La zona
gatillo se asienta sobre el CAE.
NEURALGIA DEL NERVIO LARÍNGEO SUPERIOR
Neuralgia localizada alrededor del cartílago tiroideo y del seno piri-
forme. Suele irradiar a la zona submandibular y al oído, por lo que el
diagnóstico diferencial principal debe establecerse con la neuralgia del
glosofaríngeo. Su frecuencia es baja y puede ser secundaria a la infil-
tración de este nervio por neoplasias laríngeas.
NEURALGIA OCCIPITAL
La neuralgia del nervio occipital mayor o neuralgia de Arnold es una
entidad muy poco frecuente. El dolor se localiza a nivel de la zona alta
cervical y región occipital, pudiendo irradiarse al vértice y zona retroor-
bitaria. El dolor suele presentarse en forma de paroxismos con sensa-
ción de descarga eléctrica y desencadenarse por el estímulo táctil de la
zona occipital y del cuero cabelludo. La forma secundaria es más
324
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Es un cuadro infrecuente que se caracteriza por la presencia de
un dolor hemicraneal mantenido de carácter leve-moderado. Pueden
sufrir exacerbaciones de dolor que se acompañan de manifestaciones
homolaterales de disfunción del sistema autonómico, similares a la
cefalea en acúmulos. Al ceder estas exacerbaciones, el paciente man-
tiene una molestia local continuada que suele referirse como dolor
punzante. Este trastorno suele beneficiarse, a diferencia de los an-
teriores, de un tratamiento sintomático efectivo con indometacina
(25-250 mg/día).
325
Cefaleas y algias faciales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
carbamacepina
Gabapentina 300-600 mg/día 900-3.600 mg/día, Buena tolerancia, no
v.o., 3/día necesidad de control
analítico
Pregabalina 75-150 mg/día 300-600 mg/día, Más eficaz en dolor
v.o., 2/día neuropático
Lamotrigina 50 mg/día 50-400 mg/día, Reacciones cutáneas
v.o., 2/día frecuentes
Topiramato 25-50 mg/día 75-150 mg/día, Litiasis renal, deterioro
v.o., 2/día cognitivo, entre otros
326
Manual de Tratamiento del Dolor
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
la cefalea. Recomendaciones 2006. Ergon SA; 2006; p. 108.
Joffroy M, Levivier M, Massager N. Trigeminal neuralgia. Pathophysiology and treatment. Acta Neurol Belg.
2001;101(1):20-5.
Mateos Martos V. Actualización en cefaleas. Neurología. 2006;2:26-34.
May A. Update on the diagnosis and management of trigemino-autonomic headaches. J Neurol.
2006;253(12):1525-32.
Otermin P. Parálisis facial y algias faciales. En: Rey A, ed. Urgencias neurológicas. 2.a ed. Barcelona: Doyma;
2002. p. 31-45.
Schoenen J. Differential diagnosis of facial pain. Acta Neurol Belg. 2001;101(1):6-9.
Thomas L, Bledsoe JM, Stead M, et al. Motor cortex and deep brain stimulation for the treatment of in-
tractable neuropathic face pain. Curr Neurol Neurosci Rep. 2009;9(2):120-6.
Rizzoli PB. Acute and Preventive Treatment of Migraine. Continuum Lifelong Learning Neurol
2012;18(4):753-63.
Ward TN. Migraine Diagnosis and Pathophysiology. Continuum Lifelong Learning Neurol 2012;18(4):
753-63.
Wiffen P, Collins S, McQuay H, et al. Anticonvulsivant drugs for acute and chronic pain. Cochrane Database
Syst Rev. 2005;(3):CD001133.
Wood AJ. Migraine: current understanding and treatment. NEJM. 2002;346:257-70.
327
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
18
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
DEFINICIÓN
La International Association for the Study of Pain (IASP) define el
dolor neuropático (DN) como el dolor iniciado o causado por una lesión
primaria o disfunción del sistema nervioso. Esta definición (H. Merskey
y N. Bogduk, 1994) ha sido debatida en los últimos años.
FISIOPATOLOGÍA
Es variada y compleja, y posiblemente estén implicados diferentes me-
canismos que pueden variar incluso en una misma enfermedad dolorosa.
Es importante poder relacionar la clínica que presenta el paciente,
y no la enfermedad, con los mecanismos fisiopatológicos responsables;
de esta manera, el tratamiento será más etiológico y menos empírico. No
obstante, a pesar de este concepto, el tratamiento sigue siendo el mismo,
ya que no encontramos evidencia en la literatura que lo sustente.
Dolor neuropático I. Generalidades
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
autoperpetuación del DN.
Varios mecanismos moleculares y biofísicos contribuyen a este fe-
nómeno de neurosensibilización:
– Hiperexpresión génica: ante una estimulación nociceptiva man-
tenida se produce una hiperexpresión de ciertos genes que deter-
minan un incremento de la síntesis de receptores y canales en
las neuronas nociceptivas, en especial de neuronas Na+ depen-
dientes, que disminuyen el umbral de neuroexcitación. Estas
neuronas se encuentran básicamente en los ganglios de la raíz
dorsal y, en menor grado, en las fibras nociceptivas periféricas y
en las terminales de las neuronas primarias aferentes. Juegan un
papel importante en el mantenimiento de los estados dolorosos
en el DN y en el dolor crónico.
– Cambio en el fenotipo de las fibras aferentes primarias: las fibras
gruesas Aβ comienzan a expresar neuropéptidos excitadores (sus-
tancia P y péptido relacionado con el gen de la calcitonina [CGPR]).
De esta manera, los estímulos de baja intensidad que activan estas
fibras pueden favorecer la liberación de estos neuropéptidos en el
asta dorsal medular y producir una hiperexcitabilidad ante estímu-
los nociceptivos. También se ha demostrado la existencia de una
situación de hiperexcitabilidad simpática, derivada de un aumento
de la expresión de α-adrenorreceptores en los axones de las fibras
nociceptivas primarias. Así pues, las catecolaminas liberadas local-
mente o en la circulación pueden estimular estas fibras y promover
el mantenimiento o autoperpetuación de la sensación dolorosa.
– Fenómeno de sprouting o arborización de las fibras Aβ: es
uno de los mecanismos que más influyen en la aparición de la
alodinia. Las fibras Aβ se activan con mayor facilidad por estímulos
330
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
modificaciones neuronales.
ETIOLOGÍA
La etiología del DN puede ser de origen metabólico, toxicomedica-
mentoso, hereditario, infeccioso, relacionado con el diagnóstico de cáncer,
postoperatorio… En la tabla 1 se muestran algunas de las causas de DN
con base en su etiología.
CLÍNICA
331
Dolor neuropático I. Generalidades
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Neuralgia del trigémino
– Plexopatía braquial o lumbar
332
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
térmica o química.
– Hiperalgesia: percepción aumentada de dolor ante un estímulo
nocivo. Sensación exagerada ante los siguientes estímulos:
• Táctil: la presión digital intensa de la piel produce un dolor
agudo superficial (hiperalgesia mecánica).
• Térmico: el contacto de la piel con sustancias frías o calientes
provoca una sensación quemante dolorosa (hiperalgesia tér-
mica).
• Físico: al presionar la piel con un alfiler se produce una sen-
sación aguda de dolor superficial (hiperalgesia al pinchazo).
– Alodinia: percepción de dolor que se desencadena con un estí-
mulo no nocivo o de baja intensidad; dolor desencadenado por
un estímulo que normalmente no provoca dolor. Según el tipo
de estímulo, se habla de:
• Alodinia mecánica estática, dinámica o al pinchazo: al presio-
nar la piel suavemente con los dedos, con el movimiento de
un algodón o con un alfiler aparece un dolor superficial y
agudo.
• Alodinia térmica: al aplicar sobre la piel una sustancia ligera-
mente fría o poco caliente aparece una sensación dolorosa
quemante.
También se debe observar la presencia de los siguientes síntomas:
– «Positivos», debidos a una hiperactividad sensitiva, como el do-
lor espontáneo, la alodinia, la hiperalgesia, la disestesia y la pa-
restesia.
– «Negativos», debidos a un déficit sensitivo, como la anestesia, la
hipoestesia, la analgesia y la hipoalgesia.
333
Dolor neuropático I. Generalidades
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
y DN posible. El DN definido y el DN probable requieren un examen
neurológico para confirmar su evidencia, y el DN posible se establece
como una hipótesis de trabajo.
Nuevo sistema de calificación de la IASP:
1. Dolor en un área definida neuroanatómicamente (por ejemplo,
un área que se corresponde con un territorio inervado periférico
o central).
2. Historia de enfermedad o lesión relevante en el sistema nervioso,
que se relaciona temporalmente con el desarrollo del dolor.
3. Pérdida sensorial parcial o completa en toda el área dolorosa o
en parte de ella.
4. Confirmación de una lesión o enfermedad mediante una prueba
específica (evidencia quirúrgica, imagen, neurofisiología clínica
o biopsia).
334
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
mente en el sistema motor, el nervioso autonómico y el examen so-
matosensorial. El examen somatosensorial puede realizarse en la
consulta médica con unos instrumentos sencillos, y hay que valorar lo
siguiente:
– Síntomas sensoriales.
– Signos positivos: alodinia mecánica y térmica, hiperalgesia,
sumación temporal y espacial…
– Signos negativos: pérdida sensorial, debilidad muscular, atrofia
muscular…
– Otros signos: edema, cambios en la coloración de la piel, hiper-
hidrosis, hipohidrosis, cambios tróficos…
Exploraciones específicas
Cuando la exploración física es dudosa o no concluyente (por ejem-
plo, cuando cualquier forma de contacto cutáneo produce dolor), se
debe realizar un test sensorial cuantitativo (TSC). Se utiliza para
valorar la función de las fibras nerviosas finas y gruesas. Es particu-
larmente apropiado para cuantificar los fenómenos sensoriales positi-
vos, como alodinia mecánica y térmica e hiperalgesia, cuantificando,
335
Dolor neuropático I. Generalidades
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
• Fibras mielinizadas de pequeño tamaño y fibras no mielinizadas:
dolor espontáneo.
– Potenciales evocados por láser: valoran la funcionalidad de las
vías nociceptivas.
Cuestionarios
Estos instrumentos (véase capítulo 2) alcanzan valores de sensibilidad
y especificidad de hasta el 80%, lo que prueba su fiabilidad y validez:
– Neurophatic Pain Scale (Galer, 1997).
– Leeds Assessment of Neuropathic Symptoms and Signs (LANSS)
(Bennet, 2001).
– Neuropathic Pain Questionnaire (NPQ) (Krause, 2003).
– Neuropathic Pain Symptom Inventory (NPSI) (Bouhassira, 2004).
– Douleur Neuropathique en 4 questions (DN4) (Bouhassira, 2005).
– Pain DETECT (Baron, 2009).
– Screening Tool (Mick, 2014).
Algunos de estos cuestionarios (por ejemplo, el DN4 y el PainDETECT)
pueden cumplimentarse casi en su totalidad en la sala de espera, lo que
permite al médico de atención primaria ahorrar tiempo de consulta.
La utilidad de los términos descriptores en el diagnóstico del DN se
multiplica con el uso de instrumentos de cribado. Si bien estos instru-
mentos de cribado han sido concebidos y validados por separado, todos
ellos hacen uso de términos comunes, que se consideran una valiosa
orientación para los facultativos.
336
Manual de Tratamiento del Dolor
TRATAMIENTO
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Lidocaína: bloqueo de los canales de Na+ voltaje dependientes.
– Carbamacepina/oxcarbacepina: bloqueo de los canales de Na+
voltaje dependientes.
– Lamotrigina: bloqueo de los canales de Na+ voltaje dependientes
e inhibición de la secreción de glutamato.
– Gabapentina/pregabalina: bloqueo de la subunidad α2β de los
canales de calcio voltaje dependientes.
– Tramadol: agonista opioide, inhibición de la recaptación de sero-
tonina y norepinefrina.
– Tapentadol: agonista opioide, inhibidor de la norepinefrina.
– Antagonistas de N-metil-D-aspartato.
Recomendaciones
Al seleccionar la medicación de primera línea para el tratamiento
del DN hay que valorar la relación entre eficacia-seguridad y coste.
337
Dolor neuropático I. Generalidades
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los fármacos, las dosis recomendadas y los efectos adversos se ex-
ponen en el capítulo 6.
En la tabla 2 se muestra el resultado de una revisión sistemática y
un metaanálisis recientemente publicado (febrero de 2015) de los en-
sayos controlados aleatorizados, desde 1996 hasta la actualidad, sobre
las recomendaciones del tratamiento farmacológico en el DN. El obje-
tivo del metaanálisis fue solventar las discrepancias en las recomenda-
ciones previas, debido a la utilización de métodos inconsistentes para
valorar la calidad de la evidencia. Se utilizó el método Grading of Re-
commendations Assessment, Development and Evaluation (GRADE),
introducido en el año 2000.
En la tabla 3 se muestra un resumen de las recomendaciones para
el tratamiento farmacológico del DN. Se observa que los fármacos de
primera línea en el tratamiento de todas las entidades con DN son los
inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN)
(duloxetina y venlafaxina), los ADT, la pregabalina, la gabapentina y
la gabapentina de liberación prolongada con enacarbil.
En la tabla 4 se objetivan las potencias, recomendaciones y dosificacio-
nes aconsejadas de cada fármaco, y se define una serie de particularidades:
– La duloxetina es el IRSN más estudiado y recomendado.
– Los ADT, en general, tienen una eficacia similar. Los terciarios
(amitriptilina, imipramina y clormipramina) no se recomiendan
en dosis mayores de 75 mg/día en adultos de más de 65 años de
edad por sus efectos secundarios anticolinérgicos y sedativos,
así como por su potencial riesgo de caídas. Con dosis mayores a
338
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Tramadol 6 741 4,7 (3,6-6,7) 12,6 (8,4-25,3)
Opioides potentes 7 838 4,3 (3,4-5,8) 11,7 (8,4-19,3)
Capsaicina al 8% 6 2.073 10,6 (7,4-18,8) –
Toxina botulínica A 4 137 1,9 (1,5-2,4) –
*Número de comparaciones con placebo en ensayos publicados y no publicados incluidos
en el metaanálisis. Los resultados se incluyeron si hacían referencia al número de
respondedores.
†
Número total de participantes tratados con tratamiento activo y con placebo.
‡
Número de pacientes necesarios a tratar para conseguir un 50% de la reducción del dolor,
o al menos un moderado alivio.
§
Número de pacientes que necesitan ser tratados para que uno abandone el tratamiento por
efectos secundarios.
¶
Incluye gabapentina, gabapentina de liberación prolongada y enacarbil.
Adaptada de Finnerup NB, Attal N, Haroutounian S, et al. Pharmacotherapy for
neuropathic pain In adults: a systematic review and meta-analysis. Lancet Neurol.
2015;14(2):162-73.
339
340
Tabla 3. Resumen de las recomendaciones para el tratamiento farmacológico del DN en adultos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
con enacarbil
Pregabalina 300-600 mg en 2 dosis Primera línea
divididas
IRSN 60-120/24 h (duloxetina) Primera línea
150-225 mg/24 h (venlafaxina
de liberación prolongada)
ADT 25-50 mg/24 h o en 2 dosis Primera línea
divididas
341
Dolor neuropático I. Generalidades
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
extraerse pocas recomendaciones. Cuatro recomendaciones débiles ba-
sadas en la cantidad y en la consistencia de la evidencia, incluyendo el
grado de eficacia y seguridad, que fueron las siguientes:
– Inyecciones epidurales para el herpes zoster.
– Inyecciones de corticosteroides para la radiculopatía.
– Estimulación epidural medular para el síndrome de cirugía de
espalda fallida.
– Estimulación espinal medular para el SCDR I.
No se recomienda el uso bloqueos simpáticos para la NPH ni las
técnicas analgésicas mediante radiofrecuencia en las radiculopatías.
BIBLIOGRAFÍA
Attal N, Cruccu G, Baron R, et al. EFNS guidelines on the pharmacological treatment of neuropathic pain:
2010 Revision. Eur J Neurol. 2010;17(9):1113-23.
Bennett MI, Attal N, Backonja MM, et al. Using screening tools to identify neuropathic pain [review]. Pain.
2007;127(3):199-203.
342
Manual de Tratamiento del Dolor
Bouhassira D, Attal N. Diagnosis and assessment of neuropathic pain: the saga of clinical tools. Pain.
2011;152(3 Suppl):S74-83.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Finnerup NB, Attal N, Haroutounian S, et al. Pharmacotherapy for neuropathic pain In adults: a systematic
review and meta-analysis. Lancet Neurol. 2015;14(2):162-73.
Finnerup NB, Otto M, McQuay HJ, Jensen TS, Sindrup SH. Algorithm for neuropathic pain treatment: an
evidence based proposal [review]. Pain. 2005;118(3):289-305.
Hollingshead J, Dühmke RM, Cornblath DR. Tramadol for neuropathic pain. Cochrane Database Syst Rev.
2006;(3):CD003726.
Khaliq W, Alam S, Puri N. Topical lidocaine for the treatment of postherpetic neuralgia. [review]. Cochrane
Database Syst Rev. 2007;(2):CD004846.
Mailis A, Furlan A. Sympathectomy for neuropathic pain. Cochrane Database Syst Rev. 2002;(1):CD002918.
Martínez V, Attal N, Vanzo B, et al. Ahderence of French GPs to chronic neuropathic pain clinical guidelines:
results of a cross-sectional, randomized, “e” case vignette survey. PLoS One. 2014;9(4):e93855.
Moulin D, Boulanger A, Clark A, et al. Pharmacological management of chronic neuropathic pain: Revised
consensus statement from the Canadian Pain Society. Pain Res Manag. 2014;19(6):328-35.
Vaegter HB; Andersen PG; Madsen MF; Handberg G; Enggard TP. Prevalence of neuropathic pain
according to the IASP Grading System in patients with chronic non-malignant pain. Pain Med.
2014;15(1):120-7.
Wiffen PJ, McQuay HJ, Edwards JE, Moore RA. Gabapentin for acute and chronic pain. Cochrane Database
Syst Rev. 2005;(3):CD005452.
343
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
19
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Elena Català y Marta Ferrándiz
HERPES ZOSTER
El virus de la varicela zoster (VVZ) es un α-herpes virus que causa
dos enfermedades en la especie humana: la varicela, que es la infección
primaria, y el herpes zoster (HZ), ocasionado por la reactivación endó-
gena de los virus que persisten de forma latente en los ganglios de las
raíces sensoriales dorsales o craneales después de la infección primaria,
que suele aparecer en la infancia. Esta reactivación se produce, por lo
general, al disminuir la inmunidad celular frente al virus por diferentes
causas (inmunosenescencia ligada a la edad y a enfermedades que de-
primen la inmunidad celular, como infecciones, procesos neoplásicos o
inmunosupresión yatrogénica). También se observa con asiduidad en
personas inmunocompetentes pero con un alto componente de estrés,
ansiedad o depresión.
El HZ se caracteriza por un dolor radicular unilateral acompañado
de una erupción vesicular limitada al dermatoma inervado por un mis-
mo ganglio sensitivo, que se resuelve en un plazo de tres semanas, sin
complicaciones en la mayoría de los casos. No obstante, determinados
pacientes siguen experimentando un dolor importante durante un tiem-
po indeterminado; se habla de dolor por neuralgia postherpética (NPH)
cuando han pasado unos tres meses desde la aparición del rash. El
problema básico de la NPH es que el dolor y la incomodidad pueden
hacerse crónicos y muy resistentes al tratamiento, y ser de muy difícil
manejo.
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Epidemiología
Clínica
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Cundo la infección latente es reactivada, el virus se desplaza desde
el ganglio sensitivo espinal o craneal a través de las fibras nerviosas
hasta la piel, dando lugar a una erupción cutánea a lo largo del trayecto
del dermatoma afectado (los más frecuentes son los torácicos y la rama
oftálmica del trigémino).
La erupción se inicia con discretas manchas eritematosas estrecha-
mente agrupadas que rápidamente se vuelven papulosas y posteriormente
vesiculares (24-36 h después). Al cabo de unos días se forman pústulas
que evolucionan hacia la formación de costras. Todo este proceso dura
aproximadamente un mes y termina con la formación de cicatrices
rosadas irregulares. En pacientes inmunocompetentes las lesiones son
característicamente unilaterales y se disponen en banda continua o
discontinua a lo largo del área de un dermatoma, ocasionalmente dos
y raramente más dermatomas contiguos.
Pueden surgir concomitantemente síntomas generales como fiebre,
rigidez de nuca, cefalea, náuseas, adenopatías regionales o difusas en
cerca del 5% de los pacientes.
Cuando el área afectada es la correspondiente a la rama oftálmica
del trigémino, puede complicarse con conjuntivitis, queratitis e irido-
ciclitis, e incluso se puede llegar a la pérdida de visión.
Raramente se produce mielitis o encefalitis, que habitualmente son
de buen pronóstico.
346
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
sia), o bien con dolor provocado por estímulos triviales (alodinia).
Los pacientes describen su dolor como «agudo, punzante, cortante
y muy pruriginoso». El dolor lancinante, que puede ser muy
intenso, es el trastorno más importante. En un pequeño número
de pacientes, un déficit motor añadido hace pensar en la extensión de
la enfermedad hacia el asta anterior de la médula espinal.
Suele remitir en 1-2 meses, pero en ciertos casos el dolor y
la incomodidad persisten durante más tiempo, incluso años,
desarrollando una NPH. Como dolor crónico, en este caso las
alteraciones de las funciones físicas y psicológicas son muy
frecuentes, y suponen una importante disminución en la calidad
de vida del paciente.
Tratamiento
Tratamiento sintomático
Incluye:
– Preparaciones de uso tópico: las lociones de calamina o pomadas
con antibiótico han sido muy utilizadas. Posteriormente han
347
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Terapéutica antiviral
Los agentes más usados son aciclovir, famciclovir, briduvina (eficaz
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
a dosis de 125 mg/día durante siete días) y valaciclovir. Algunos estudios
relativos a su utilización por vía oral apuntan que el tiempo de cicatriza-
ción de las lesiones disminuye cuando el tratamiento se inicia durante
las primeras 72 h después del inicio de la erupción y también disminu-
ye la intensidad del dolor. El famciclovir ofrece la ventaja de una
menor dosificación a igual o incluso superior efecto analgésico (dosis:
500 mg/8 h durante siete días).
Corticoides
Algunos estudios han apuntado un descenso de la incidencia de NPH
después de la utilización de corticoides (prednisolona) durante la fase
aguda del HZ. Hoy en día su uso es escaso y controvertido.
Antidepresivos tricíclicos
Si el paciente refiere un componente disestésico importante al des-
cribir el dolor, puede iniciarse precozmente amitriptilina: se comienza
con 10-25 mg/noche y se va aumentando progresivamente hasta los
50 mg/día. Es el único fármaco al que se le ha descrito un posible
efecto preventivo sobre la posterior aparición de la NPH.
Antiepilépticos
A pesar de no existir evidencia en el uso de los antiepilépticos en el
HZ, su utilización a nivel clínico es habitual.
Bloqueos nerviosos
Incluyen la infiltración local, los bloqueos periféricos o epidurales y
los bloqueos simpáticos. El bloqueo paravertebral es una buena alter-
nativa en estos pacientes, ya que es un bloqueo mixto, somaticosimpático
348
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los pacientes con HZ deben ser visitados con frecuencia durante
las fases iniciales, cuando hay que intentar conseguir un adecuado
control del dolor para que permanezcan totalmente funcionales, en la
medida de lo posible, vigilando mucho las posibles repercusiones
psicológicas y sociales ya desde el inicio de la enfermedad.
NEURALGIA POSTHERPÉTICA
Es la complicación más frecuente del HZ y se define como el dolor
a lo largo del trayecto de un nervio que surge como consecuencia de la
erupción que caracteriza el HZ y persiste una vez cicatrizadas las lesio-
nes durante más de tres meses.
Epidemiología
La incidencia y la duración de la NPH están directamente relaciona-
das con la edad. Recientemente, Salleras, et al. han mostrado que la
probabilidad de presentar una NPH es del 4,5/1.000 en la población
general de Cataluña, cifra que aumenta considerablemente con la edad:
10/1.000 en pacientes de más de 75 años y 15-18/1.000 en edades fina-
les. Diferentes factores pueden predisponer a desarrollar con mayor
facilidad una NPH tras la erupción por HZ. Cabe destacar la intensidad
de la erupción vesicular y el dolor intenso asociado, las enfermedades
metabólicas (diabetes) o las que cursan con una importante afectación
del sistema inmunitario y cuadros de depresión.
Fisiopatología
En la génesis y mantenimiento del dolor en la NPH están implicados
mecanismos tanto periféricos como centrales. El dolor está causado por
349
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
localizado en las áreas circundantes al HZ.
Clínica y exploración
El dolor en este estadio ha variado de características, produciendo
un mayor deterioro para el paciente, posiblemente por su duración en
el tiempo. El dolor lancinante, aunque puede existir, es sustituido por
un dolorimiento constante de la zona acompañado de hormigueo, que-
mazón o prurito.
En la exploración se debe realizar un examen neurológico completo,
valorando el sistema motor, el sistema somatosensorial y el sistema
nervioso autonómico. En cuanto al sistema somatosensorial, se valora-
rán los síntomas sensoriales, los signos positivos (alodinia, hiperalgesia)
y los signos negativos (hipoestesia, atrofia muscular…), intentando
mapear la zona afectada (véase capítulo 18).
Tratamiento (Tabla 1)
El dolor y los síntomas asociados en la NPH son de muy difícil ma-
nejo, con resultados poco satisfactorios en muchas ocasiones. Por esta
razón, la prevención es una prioridad crucial.
350
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Si el dolor persiste:
Tratamiento invasivo
Prevención
El tratamiento de la NPH debe ser instituido lo más precozmente
posible, pues cuanto mayor es el periodo de tiempo de instalación del
dolor, menores son las probabilidades de su control eficaz.
Como primer paso en la prevención de la aparición de dicha compli-
cación del HZ es importante identificar a los pacientes más susceptibles
de desarrollarla, que son aquellos que presentan alguno de los siguientes
factores de riesgo:
351
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Dolor de elevada intensidad.
– Inmunosupresión.
352
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Antidepresivos tricíclicos
Los antidepresivos tricíclicos (ADT) son los fármacos de primera
elección en el tratamiento de la NPH.
En estudios controlados la amitriptilina ha mostrado ser eficaz
iniciando el tratamiento a dosis bajas (10-25 mg/día), con aumentos
progresivos de la dosis hasta los 50 mg/día.
El alivio del dolor es generalmente parcial y casi siempre va acom-
pañado de efectos secundarios como estreñimiento, sedación, retención
urinaria, sequedad de boca…, que deben valorarse en cada visita.
Su efecto analgésico es independiente del antidepresivo, y es impor-
tante explicárselo bien al paciente.
Los ADT potencian el efecto de las aminas endógenas (noradrenali-
na, serotonina) en los sistemas endógenos inhibidores del dolor. Los
efectos anticolinérgicos y antihistamínicos de estos fármacos también
pueden contribuir a su efecto analgésico.
Cuando los efectos secundarios de la amitriptilina son intolerables,
puede recurrirse a la desipramina o a la nortriptilina.
La asociación con neurolépticos no está justificada en el contexto de
una mejoría analgésica.
353
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Analgésicos
Los analgésicos no opioides no han mostrado efectividad en la NPH.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En las recomendaciones actualizadas se propone tramadol como fármaco
de segunda línea y morfina o similar en la tercera línea de tratamiento.
Técnicas invasivas
Se han utilizado varias técnicas, y, aunque algunos estudios apuntan
hacia la eficacia de estas terapéuticas, se trata en general de pequeñas
series y de estudios no debidamente controlados.
Los bloqueos somáticos y los simpáticos no representan alternativas
en el abordaje a largo plazo del dolor de la NPH establecida, no así en
la fase del HZ.
Si el dolor es muy intenso, la realización de algún bloqueo nervioso
puede disminuir momentáneamente el dolor y beneficiar en este sentido
al paciente.
Las técnicas de neuromodulación, tanto la administración espinal
de fármacos como las técnicas estimulativas (la estimulación talámica
es la que mejores resultados ha ofrecido en esta enfermedad), deben ser
un último escalón de tratamiento, y han de valorarse individualmente en
cada paciente en función del dolor y otras alteraciones psicosociales
(véase capítulo 12).
354
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
También se reduce la duración del dolor tras la instauración del
rash en aquellos pacientes que desarrollan el cuadro a pesar de
haber sido vacunados. Los efectos secundarios son poco signifi-
cativos y, sobre todo, de características locales.
A finales de 2014, se introdujo en España la nueva vacuna
(Zostavax®, 182 €), de virus atenuado, ya utilizada en EE.UU.
desde el año 2006, la cual ha demostrado estimular la inmunidad
contra el VVZ. La inmunidad mediada por células sería un deter-
minante importante en el riesgo de gravedad del HZ. Mientras
los niveles de anticuerpos contra el virus permanecen relativa-
mente constantes con la edad, la incidencia aumentada de gra-
vedad del HZ y de aparición de NPH entre los adultos de más de
60 años estaría relacionada con un progresivo declive con la edad
en la inmunidad celular.
– Recientemente se han publicado los resultados de un ensayo clínico
controlado en fase III efectuado en 18 países para evaluar la eficacia
protectora de la vacuna inactivada de subunidades (glucoproteí-
na E) adyuvada con el adyuvante AS01. Esta vacuna reduce de
forma significativa la incidencia de HZ a corto plazo (3,2 años) en
las personas de 50 años o más. Cabe destacar que la protección
vacunal no disminuye con la edad en el momento de la vacuna-
ción, y oscila entre el 96,8 y el 97,9% en todos los grupos de edad.
BIBLIOGRAFÍA
Baron R, Mayoral V, Leijon G, Binder A, Stegerwald I, Sepell M. 5% lidocaine medicated plaster versus
pregabalin in post-herpetic neuralgia and diabetic polyneuropathy: an openl-label, non inferiority two
stage RCT study. Curr Med Res Opin. 2009;25(7):1663-76.
Baron R, Mayoral V, Leijon G, Binder A, Stegerwald I, Sepell M. Efficacy and safety of combination therapy
with 5% lidocaine medicated plaster and pregabalin in post-herpetic neuralgia and diabetic polyneu-
ropathy. Curr Med Res Opin. 2009;25(7):1677-87.
355
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Bowsher D. Factors influencing the features of postherpetic neuralgia and outcome when treated with
tricycles. Eur J Pain. 2003;7(1):1-7.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Khaliq W, Alam S, Puri N. Topical lidocaine for the treatment of postherpetic neuralgia. Cochrane Database
of Systematic Reviews. 2007;(2):CD004846.
Nurmikko T, Wells C, Bowsher D. Pain and allodynia in postherpetic neuralgia: role of somatic and sym-
pathetic systems. Acta Neurol Scand. 1991;84(2):146-52.
Oxman MN, Levin MJ, Jonson GR, et al. A vaccine to prevent herpes zoster and postherpetic neuralgia in
older adults. N Engl J Med. 2005;352(22):2271-84.
Salleras L, Salleras M, Soldevila N, Prat A, Garrido P, Dominguez A. [Vaccines against varicella-zoster virus
(VZV)]. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2015;33(6):411-23.
Thyregod HG, Rowbotham MC, Peters M, Possehn J, Berro M, Petersen KL. Natural history of pain follow-
ing herpes zoster. Pain. 2007;128(1-2):148-56.
Tyring SK, Díaz-Mitoma F, Padget LG, et al. Safety and tolerability of a high-potency zoster vaccine in
adults ≥ 50 years af age. Vaccine. 2007;25(10):1877-83.
Weiner DK, Schmader E. Postherpetic pain: more than sensory neuralgia? Pain Medicine. 2006;7(3):243-9.
Wu CL, Marsh A, Dworkin RH. The role of sympathetic nerve block in herpes zoster and postherpetic
neuralgia. Pain. 2000;87(2):121-9.
356
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
opioide.
357
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
circulación cerebral y periférica, los riñones y la retina.
– Síndrome neurológico: puede manifestarse de tres formas: neu-
ropatía autonómica, polineuropatía y mononeuropatía.
La polineuropatía, que es la forma más común, llega a afectar al 65%
de los diabéticos a los 25 años de evolución de la enfermedad. Clínica-
mente la afectación de fibras finas se manifiesta con dolor y parestesias
que se localizan fundamentalmente en las extremidades inferiores,
sobre todo en los pies. La disminución del reflejo aquileo y la ataxia
son características del empeoramiento de la sensación posicional y
vibratoria por la afectación de las fibras sensitivas gruesas. La mono-
neuropatía puede localizarse tanto en los pares craneales (III, IV, VI y
VII) como en los nervios periféricos (mediano, radial, cubital, peroneo,
ciático e incluso intercostales y frénico). La amiotrofia diabética afec-
ta a los músculos psoas y cuádriceps, y puede ser simétrica o asimétri-
ca. Por último, la neuropatía autonómica presenta como signos clínicos
más comunes las alteraciones de la sudoración, disfunción eréctil, hi-
potensión ortostática, enteropatía diabética, gastroparesia diabética y
vejiga neurógena.
358
Manual de Tratamiento del Dolor
Diagnóstico
Para el diagnóstico de la polineuropatía diabética, es preciso descar-
tar otras causas de polineuropatía que pueden presentarse también en
el paciente diabético y que cursan con las mismas manifestaciones,
como las siguientes: déficit de vitamina B6, alcoholismo, malnutrición,
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
fármacos (nitrofurantoína, amiodarona, metronidazol…), hipotiroidis-
mo, uremia, hipoglucemia, síndrome paraneoplásico, enfermedades
autoinmunes, SIDA o síndrome de la cola de caballo.
Una vez descartadas otras etiologías, para evidenciar los distintos
síntomas que predominan, así como el grado de afectación, se debe
realizar una serie de exploraciones (véase capítulo 18).
Tratamiento
Es el mismo tratamiento que el descrito en el apartado de dolor
neuropático pero con algunas diferencias, debido a la enfermedad de
base.
Es fundamental mantener los niveles de glucosa dentro de los lími-
tes normales. Distintos estudios realizados coinciden en que la terapia
359
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
dosis de inicio es de 30 mg/24 h con toma matutina y, si el paciente
presenta buena tolerancia a los 7-15 días de inicio del tratamiento,
se asciende hasta los 60 mg/24 h hasta alcanzar una dosis máxima de
120 mg/24 h.
Las técnicas invasivas como la estimulación medular o incluso la
administración de fármacos intratecales se deben valorar en los pacientes
con intensas algias incapacitantes y ante el fracaso de los tratamientos
anteriormente descritos (véase capítulo 12).
Es importante informar al paciente del tipo de dolor y su causa, de
que en muchas ocasiones no desaparece y de que debe tomar medicación
durante mucho tiempo o quizá el resto de su vida.
360
Manual de Tratamiento del Dolor
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Raskin J, Pritchett YL, Wang F, et al. A double-blind, randomized multicenter trial compraring duloxetine
with placebo in teh management of diabetic peripheral neuropathic pain. Pain Med. 2005;6(5):346-56.
Samper D, Monerris M, Homs M, Soler M. Etiología y manejo de la neuropatía diabética dolorosa. Rev Soc
Esp Dolor. 2010;17(6):286-96.
Terenus W. Pregabalin and duloxetine for the treatment of neuropathic pain disorders. J Pain Palliat Care
Pharmacother. 2007;21(1):79-84.
Waldman SD. Diabetic neuropathy: diagnosis and treatment for the pain management specialist. Curr Rev
Pain. 2000;4(5):383-7.
361
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
lorosa que representa la sensación de tener aún aquella parte del
cuerpo amputada. Es una consecuencia normal de la cirugía o
del traumatismo y la presentan casi todos los pacientes que han
sufrido esta agresión. No debe confundirse con la sensación de
miembro fantasma, que presentan todos los pacientes y es la
«sensación de tener toda o parte de la zona amputada». Es más
frecuente tras la amputación de una extremidad, pero también
puede presentarse tras una extracción dental, una mastectomía
o la amputación de otra parte del cuerpo.
362
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La prevalencia del dolor de miembro fantasma no está bien defini-
da y oscila entre el 49 y el 83% de los pacientes, con una media del
72%. Este porcentaje de pacientes lo presentarán con mayor o menor
intensidad y duración.
Se han identificado diversos factores de riesgo, incluyendo las sen-
saciones de miembro fantasma, el dolor de muñón, el dolor previo a la
amputación, el uso de prótesis y los años transcurridos desde la ampu-
tación. Los definiremos detalladamente:
– Las amputaciones bilaterales y la amputación de la extremidad
inferior representan el factor de riesgo más importante para
desarrollar dolor de miembro fantasma: el riesgo de dolor de
miembro fantasma oscila entre el 33% para un niño de 10 años
con una amputación distal de la extremidad superior y el 99%
para un anciano de 80 años con una amputación bilateral de las
extremidades inferiores.
– El dolor preamputación se ha asociado al dolor de miembro fan-
tasma inmediatamente tras la amputación.
– Si el motivo de la amputación ha sido una embolia arterial agu-
da, la intensidad del dolor de miembro fantasma será mayor que
si se debiera a otros motivos.
– El 66% de los pacientes amputados con dolor de muñón también
refieren dolor de miembro fantasma. Sin embargo, entre los
pacientes sin dolor de muñón únicamente el 55% referirán dolor
de miembro fantasma.
– El uso de una prótesis tiene un efecto protector frente al dolor
de miembro fantasma en un pequeño grupo de pacientes con una
amputación de una extremidad superior.
363
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Fisiopatología
A pesar de las múltiples referencias en la literatura acerca de esta
entidad, no existe consenso en cuanto a sus mecanismos etiopatogéni-
cos. El dolor de miembro fantasma ha sido atribuido a caracterizaciones
genéticas, a recuerdos, a neuromas, a la plasticidad espinal y al remapeo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
cortical.
Como en todos los tipos de dolor y básicamente en el dolor neuro-
pático, se suman factores tanto periféricos como centrales.
FACTORES PERIFÉRICOS
Las lesiones periféricas provocadas por la cirugía producen una serie
de alteraciones locales que generan y pueden perpetuar, si no se tratan
lo más pronto posible, el cuadro de dolor:
– Tensión muscular en la extremidad residual: se manifiesta con
sensaciones fantasma de calambres y estrujamiento en la extre-
midad. Numerosos amputados refieren que las sensaciones de
calambres disminuyen durante las actividades que consiguen
disminuir la contracción muscular en el miembro residual.
– Disminución del flujo sanguíneo superficial en la extremidad:
en las extremidades amputadas, las terminaciones nerviosas del
muñón permanecen sensibles a los estímulos. Si congelamos
estas terminaciones nerviosas, aumentaremos la incidencia de
descargas. Si disminuimos el flujo sanguíneo de la extremidad,
causaremos una caída de la temperatura. Además, otro fenómeno
que apoya la idea de que el dolor quemante del miembro fantas-
ma se debe a un problema vascular es el hecho de la efectividad a
corto plazo de los bloqueos simpáticos, los cuales aumentan el
flujo sanguíneo de la extremidad.
– Neuroma del muñón: dolor lancinante que puede producirse por
la estimulación del muñón o bien espontáneamente. El hecho de
que el neuroma desarrolle o no dolor de miembro fantasma de-
pende del tipo de amputación, de la estimulación del muñón y
364
Manual de Tratamiento del Dolor
FACTORES CENTRALES
La reorganización del córtex somatosensorial primario tras la am-
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
putación y desaferenciación en adultos al igual que la sobreexpresión
de áreas cognitivas se ha documentado recientemente, al igual que
existe en el dolor neuropático y el crónico en general (véanse capítulos
1 y 18).
Presentaciones clínicas
Hay que distinguir tres fenómenos diferentes que pueden ocurrir
tras una amputación y requerirán diferente tratamiento:
365
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
descargas eléctricas, pinchazos, hormigueo.... Es más frecuente en las
partes distales del cuerpo.
366
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
dan lugar a trastornos musculoesqueléticos en el raquis cervical
o lumbar. El tratamiento consiste en: intentar evitar posturas
dolorosas, analgésicos de tipo AINE, rehabilitación y otras medidas
descritas para la lumbalgia o dolor miofascial (véanse capítulos
21 y 22).
– Enfermedad local dermatológica o de los tejidos blandos circun-
dantes: se trata de cicatrices adheridas, infecciones, úlceras u
osificaciones heterotópicas. El tratamiento será específico e indi-
vidualizado en cada caso.
367
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
A pesar de que diversos estudios han proporcionado opciones tera-
péuticas, no existen guías terapéuticas definitivas, debido a la falta de
evidencia analgésica de los estudios realizados.
El hecho de que se considere un dolor multifactorial hace que se
precisen diferentes tratamientos para aliviar al paciente.
En primer lugar, definiremos las diferentes opciones terapéuticas de
las que disponemos y, en segundo lugar, intentaremos aplicarlas según
la diferente sintomatología del paciente.
Las opciones terapéuticas para el tratamiento del dolor de miembro
fantasma se clasifican en no invasivas e invasivas:
– No invasivas:
• Agentes farmacológicos.
• Estimulación eléctrica transcutánea.
• Rehabilitación (técnica del espejo), al igual que en el síndrome
de dolor regional complejo de tipo 1
• Biofeedback.
• Terapia psicológica.
– Invasivas:
• Técnicas de infiltración o bloqueos.
• Técnicas quirúrgicas.
AGENTES FARMACOLÓGICOS
La terapéutica médica sigue siendo la primera opción en el trata-
miento del dolor de miembro fantasma. Como ya hemos comentado, al
368
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
NO INVASIVAS
– Estimulación eléctrica transcutánea: un estudio aleatorizado de
51 pacientes mostró que la TENS era utilizada con eficacia para
mejorar las cicatrices dolorosas del muñón, pero no era de gran
efectividad en el caso del dolor de miembro fantasma.
– Bloqueos con AL.
– Uso de prótesis: puede ofrecer una gran mejoría funcional y pro-
mover un reajuste psicológico.
– Inyecciones de toxina botulínica: ciertos autores han descrito la
efectividad de la inyección de 100 UI de toxina botulínica A en
los puntos gatillo detectados en los músculos que forman el
muñón. Se mejora el tono muscular y el dolor del muñón, y en
este caso también el dolor del miembro fantasma. Algunos auto-
res realizan un total de cuatro inyecciones cada tres meses. En
algunos casos, la toxina botulínica A permite que los amputados
puedan colocarse la prótesis precozmente.
369
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
TERAPIAS INVASIVAS
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Las técnicas descritas y a tener en cuenta en estos pacientes bien
seleccionados son: técnica ablativa de dorsal root entry zone (DREZ)
(véase capítulo 13), estimulación cerebral profunda, estimulación cere-
bral no invasiva de reciente aparición y fármacos espinales continuos
(véase capítulo 12).
370
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
difícil que pueden presentar estos pacientes y el que conlleva
mayor dificultad de manejo, ya que, aunque la intensidad no sea
muy alta, al paciente le incomoda mucho notar el miembro que
no tiene.
No existe, hoy por hoy, un tratamiento que asegure su total recu-
peración, pero sí guías para aliviar a estos pacientes. El tratamiento
se inicia por este orden: farmacológico, no farmacológico o no invasivo
e invasivo.
Prevención
Para evitar en lo posible el dolor intenso del miembro fantasma en
el postoperatorio inmediato, las técnicas de anestesia regional son de
elección en todo el periodo peroperatorio.
371
Dolor neuropático II. Entidades neuropáticas
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
pain predict chronic pain after lower extremity amputation. J Pain. 2007;8(2):102-9.
Hunter JP, Katz J, Davis KD. Dissociation of phantom limb phenomena from stump tactile spatial acuity
and sensory threesholds. Brain. 2005;128(Pt 2):308-20.
IASP. Postamputation Pain. Global Year Against neuropathic pain. International Association for the Study
of Pain 2014-2015.
Jensen MP, Ehde DM, Hoffman AJ, Patterson DR, Czerniecki JM, Robinson LR. Cognitions, coping and
social environment predict adjustement to phantom limb pain. Pain. 2002;95(1-2):133-42.
Jensen MP, Smith DG, Ehde DM, Robinsin LR. Pain site and the effects of amputation pain: further clari-
fication of the meaning of mild, moderate, and severe pain. Pain. 2001;91(3):317-22.
Manchikanti L, Singh V. Managing phantom pain. Pain Physician. 2004;7(3):365-75.
372
Capítulo
20
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El síndrome de dolor regional complejo (SDRC) es una en-
fermedad de etiología incierta y posiblemente multifactorial que
se caracteriza por la aparición de un dolor intenso junto con
alteraciones vasomotoras y cambios tróficos evolutivos que
afectan a una región del cuerpo y pueden llevar a una discapa-
cidad importante.
HISTORIA Y TERMINOLOGÍA
La primera descripción de este síndrome se debe a Hunter, en 1766;
posteriormente otros autores describieron procesos similares que varia-
ban en su mecanismo fisiopatológico, etiología o afectación regional.
Así, en 1864, Silas Weir definió la causalgia. En 1900, Sudeck describió
la atrofia ósea aguda inflamatoria o atrofia de Sudeck. Leriche describió
la alteración del sistema nervioso simpático (SNS) en este síndrome e
introdujo el tratamiento con simpatectomía quirúrgica durante la Pri-
mera Guerra Mundial. Evans introdujo el término distrofia simpática
refleja en la década de 1950. Otras nomenclaturas que se incluyen en
el actual SDRC son: algodistrofia, síndrome hombro-mano de Stein-
brocker asociado a hemiplejia, pie doloroso descalcificado y reumatismo
neurotrófico de Ravault.
Síndrome de dolor regional complejo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
nerviosa asociada:
– Síndrome de dolor regional complejo de tipo I o antigua
distrofia simpaticorrefleja: síndrome doloroso que aparece
tras un evento traumático o no, sin evidencia de lesión
nerviosa. Es el más frecuente (casi el 90% de casos).
– Síndrome de dolor regional complejo de tipo II o antigua
causalgia: aparece tras una lesión nerviosa identificable.
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
El SDRC se define como un cuadro de dolor regional continuo des-
proporcionado al evento que lo ha iniciado, con hiperalgesia y/o alodinia,
asociado a alteraciones vasomotoras, de la regulación del flujo sanguí-
neo y de la sudoración, edema de piel y tejido subcutáneo, cambios
tróficos en la piel y trastornos motores.
El dolor es siempre desproporcionado al daño inicial y no sigue el tra-
yecto neurológico de ningún nervio o raíz. Las manifestaciones clínicas son
variadas, con diferentes combinaciones de síntomas en cada paciente.
La redefinición aceptada por la IASP en 1998 establece criterios en la
definición del SDRC de tipo I: es necesaria la presencia de los criterios 2 y 4
374
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Criterios diagnósticos de SDRC modificados de Harden (1999)
MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS
La patogénesis del SDRC no está bien definida y se considera que hay
múltiples mecanismos involucrados en su aparición y mantenimiento.
375
Síndrome de dolor regional complejo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
matismo inicial, que, si se mantiene en el tiempo, produce una sen-
sibilización de las neuronas centrales y una reorganización del SNC,
a nivel de la corteza primaria somatosensorial. El mantenimiento de
la excitabilidad periférica ante un agente nocivo inicial produce cam-
bios en los sistemas somatosensoriales que procesan información
nociceptiva, táctil y térmica, en el SNS que inerva piel y anejos (vasos
sanguíneos y glándulas sudoríparas) y en el sistema motor somático
general. A nivel central, tiene lugar una modificación de las repre-
sentaciones centrales de estos sistemas que explica las manifesta-
ciones clínicas del cuadro: somatosensoriales (dolor espontáneo,
hiperalgesia, alodinia e hipoestesia), simpáticas (sudoración, edema,
cambios del flujo sanguíneo y tróficos) y motoras (debilidad, temblor
y distonía).
Se ha observado una reorganización de la representación somato-
sensorial en el córtex cerebral del miembro afectado en pacientes con
SDRC, a través de estudios de resonancia magnética, una mayor activi-
dad del SNS mediado por el hipotálamo en pacientes con mayor área
de alodinia y posibles alteraciones de potenciales evocados somatosen-
soriales que nos indicarían que las vías corticales están involucradas en
la aparición, mantenimiento y progresión del SDRC.
ETIOLOGÍA
Aunque en la mayoría de los casos existe un traumatismo inicial que
ha provocado un daño tisular (40%) o fracturas asociadas (25%), hay
estudios que muestran que en hasta el 35% de casos no se encuentra
un evento precipitante.
Existen numerosos estudios que han intentado encontrar una pre-
disposición, ya sea genética, orgánica o psicológica, que nos oriente
376
Manual de Tratamiento del Dolor
Factores desencadenantes
– Traumatismo mayor o menor.
– Cirugía previa: liberación del túnel carpiano, liberación de Du-
puytren, cirugía de rodilla o cadera.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Inmovilización prolongada tras una fractura, yesos que compri-
men excesivamente o tiempo de isquemia en cirugía de rodilla.
– Eventos médicos que comportan inmovilización, como hemiple-
jia tras accidente cerebrovascular (AVC), infarto agudo de mio-
cardio (IAM). Se ha observado una disminución de la incidencia
en pacientes con IAM o AVC al instaurarse la deambulación
precoz y la fisioterapia pasiva y estiramientos en fase precoz en
estos pacientes.
– Se han descrito casos en pacientes tratados con fenobarbital
(síndrome hombro-mano) o con fármacos como la isoniazida, la
etionamida y, con menor frecuencia, con yodo radiactivo.
Factores predisponentes
– Factores genéticos: algunos estudios apuntan que ciertos genes
estarían asociados a una mayor prevalencia de SDRC. Se ha
observado una mayor expresión de genes HLA-A3, HLA-B27 y
HLA-DR2 en pacientes con SDRC respecto a los controles, y una
mayor resistencia a los tratamientos en los pacientes positivos a
HLA-DR2.
– Factores metabólicos: se ha visto una asociación entre la diabetes
y la afectación del hombro en forma de periartritis anquilosante.
– Factores psicológicos: algunos autores han descrito un perfil
denominado personalidad distrófica (introvertidos, pasivodepen-
dientes y con tendencia al estrés) en pacientes con SDRC. No
obstante, no existen evidencias sobre una predisposición psíquica
como origen del dolor, y se concluido que los trastornos psíquicos
son el resultado del dolor, y no su causa.
377
Síndrome de dolor regional complejo
CLÍNICA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ser intenso en un tercio de casos.
– Alteraciones vasomotoras y sudomotoras: por disfunción simpá-
tica, como alteraciones del color y de la temperatura cutáneas,
con diferencias de 1 °C entre la extremidad afecta y la contrala-
teral, sudoración y edema. Inicialmente la extremidad está seca,
caliente y rosada, y posteriormente pasa a observarse azulada, fría
e hiperhidrótica.
– Cambios tróficos: suelen aparecer en fases avanzadas con hiper-
trofia o atrofia de piel, uñas y tejidos blandos, alteraciones en el
crecimiento del vello, pérdida de la movilidad de las articulaciones
por adhesión de tendones y cápsulas articulares, engrosamientos
tendinosos, tendinitis y desmineralización ósea.
– Afectación motora: puede aparecer rigidez, distonías, temblor y
movimientos mioclónicos, así como debilidad muscular. El 45%
de pacientes presentan hiperreflexia en la extremidad afectada.
– Alteraciones psicológicas como los síntomas depresivos están
frecuentemente presentes.
– Otras alteraciones: afectación urológica como urgencia miccional,
incontinencia o retención urinaria por hiperreflexia o arreflexia
del músculo detrusor, gastroparesia, alteración de la deglución
por afectación de músculo cricofaringeo, afonía por parálisis del
músculo cricoaritenoideo.
Todo ello puede conducir a una incapacidad grave en fases avanzadas
de la enfermedad, si no se trata de forma precoz.
Clásicamente se ha dividido la clínica en tres estadios (Tabla 2),
aunque dicha clasificación está en desuso, ya que la progresión de un
estadio a otro es muy variable entre pacientes y a veces fluctuante.
378
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Estadio III Fase atrófica – Cambios tróficos graves con piel cerúlea,
uñas quebradizas, crecimiento del vello,
limitación de la movilidad articular con
retracción capsular y contractura digital
– Desmineralización ósea grave
DIAGNÓSTICO
Exploraciones complementarias
– Pruebas de laboratorio: no se han detectado alteraciones plas-
máticas específicas en este proceso. Nos ayudan a hacer el
diagnóstico diferencial con otras enfermedades como la artri-
tis reumatoide o las infecciones en las que, por ejemplo, la
proteína C reactiva o la velocidad de sedimentación globular
(VSG) acostumbran a estar elevadas (en el SDRC suelen ser
normales).
– Radiología: suele presentar alteraciones en fases avanzadas con
desmineralización ósea y osteoporosis, de forma típica a nivel
metafisoepifisario de predominio subcondral, que con la progre-
sión de la enfermedad pueden afectar a las articulaciones vecinas
y al resto de la extremidad.
379
Síndrome de dolor regional complejo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Aunque la hipercaptación gammagráfica es el hallazgo más
frecuente, en algunos pacientes puede observarse una hipocapta-
ción de Tc99, preferentemente en niños y también en algunos
adultos.
– Resonancia magnética: puede ayudar en el diagnóstico en todos
los estadios del SDRC y ser de utilidad para descartar otros
procesos. Se puede observar tumefacción de partes blandas,
engrosamiento cutáneo de la zona afecta, derrame articular,
presencia de edema medular a nivel óseo y atrofia muscular en
estadio III.
– Termografía: valora la presencia de alteraciones vasomotoras al
constatar diferencias de la temperatura cutánea entre dos extre-
midades. En un ambiente controlado, la diferencia de 1 °C es
considerada significativa, aunque las variaciones de temperatura
oscilan según los estudios, con valores medios de alrededor de
3 °C. La especificidad del test es baja, y es poco usado en la prác-
tica clínica.
– Test de función autonómica y test de sudoración: muestran una
producción anormal de sudor tanto en las fases agudas como en
las crónicas, en situación basal (resting sweat test output) o ante
estímulos colinérgicos (quantitative sudomotor axon reflex test).
No se suelen utilizar de forma habitual, sino sólo en casos dudo-
sos o en estudios, porque tienen un alto coste.
– Fluximetría cutánea por técnica Doppler láser: muestra alte-
raciones del flujo sanguíneo microvascular, del volumen y la
velocidad, en el territorio cutáneo afecto en las fases iniciales del
proceso.
380
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Otras pruebas: densitometría ósea, que puede mostrar osteopo-
rosis regional, tomografía computarizada, que puede mostrar
áreas locales de osteoporosis también en las fases avanzadas,
pletismografía, estudio de la circulación transósea como la flebo-
grafía intraósea o el electromiograma para valorar las lesiones
nerviosas.
La constatación de criterios clínicos diagnósticos y las pruebas
complementarias mencionadas nos permiten realizar el diagnóstico
diferencial con otras enfermedades como infecciones, procesos in-
flamatorios crónicos autoinmunes, vasculopatías o polineuropatías
(Tabla 3).
TRATAMIENTO
381
Síndrome de dolor regional complejo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Asociada a metabolopatías como diabetes.
Electromiograma alterado
Artritis reumatoide – Dolor con afectación poliarticular de diferentes
regiones
– Pruebas de laboratorio alteradas (FR, ANA…)
SD. Primera costilla torácica – Compresión del paquete vasculonervioso con
edema, eritema y parestesias de la extremidad
superior
Trastorno de conversión – Aparición de síntomas neurológicos de forma
involuntaria, sin alteraciones neurológicas. No
sigue el patrón de SDRC
Simuladores – Síntomas abigarrados, para obtener un
beneficio
382
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Cuando aparece dolor miofascial asociado, sobre todo en el hombro
y el músculo trapecio, se debe tratar de forma adecuada (masajes, ul-
trasonidos, diatermia, estimulación nerviosa transcutánea o infiltración
de puntos gatillo).
Junto con la fisioterapia y la terapia ocupacional, se está utilizando
el método mirror visual feedback, o espejo de regeneración visual, en
que los pacientes simultáneamente realizan los mismos ejercicios con
ambas extremidades, la afectada y la no afectada, con un espejo inter-
puesto entre ambas extremidades de tal forma que la extremidad refle-
jada en el espejo sea la no afectada por el SDRC de tipo I. El paciente
mira en el espejo la extremidad no afectada y su imagen reflejada. La
realización de esta terapia en etapas tempranas del SDRC de tipo I se
asocia a resultados satisfactorios.
Apoyo psicológico
La ansiedad, la depresión y los trastornos del sueño son frecuen-
tes, y deben ser tratados, así como el síndrome de estrés postrau-
mático y la cinesofobia (miedo a realizar ciertos movimientos por
dolor).
La terapia familiar también da buenos resultados al conseguir un
mayor apoyo para el paciente y disminuir las cargas familiares.
Tratamiento farmacológico
Aunque hay pocos fármacos que se hayan estudiado para el trata-
miento específico del SDRC, la mayoría de guías o consensos de exper-
tos recomiendan iniciar el tratamiento con antidepresivos tricíclicos,
anticonvulsivantes y antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y en casos
de dolor intenso, añadir un opioide.
383
Síndrome de dolor regional complejo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tamiento ni en las fases avanzadas con contractura y atrofia.
– Antidepresivos tricíclicos: la amitriptilina mejora el dolor y los
síntomas asociados de insomnio, depresión y ansiedad. Se reco-
mienda empezar con dosis bajas e ir aumentándolas en función
de los efectos secundarios (10-25 mg/24 h de amitriptilina hasta
25 mg/12-8 h).
– Antiepilépticos: los más utilizados actualmente son la gabapen-
tina (300-900 mg/8 h) y la pregabalina (150-300 mg/12 h), para
tratar el dolor neuropático lancinante, siempre de inicio lento
a dosis bajas, con un aumento progresivo para mejorar la to-
lerancia.
– Calcitonina: tiene un efecto antiálgico propio y retrasa la resor-
ción ósea. Hay estudios que, a dosis de 100-400 µg/día por vía
parenteral o intranasal, han mostrado eficacia, sin efectos secun-
darios importantes. La duración y la dosis óptima no están bien
definidas, su coste es alto y la vía intranasal ha sido retirada por
un ligero incremento del riesgo de tumores en tratamientos
prolongados. Su uso se ha restringido para la enfermedad de
Paget, las pérdidas agudas de masa ósea por inmovilización (como
en el SDRC) y en hipercalcemia maligna a la dosis mínima y
durante un periodo de 2-4 semanas.
– Bifosfonatos: son potentes inhibidores de la resorción ósea, y
también producen una disminución del dolor espontáneo. El
clodronato (300 mg/día) y el alendronato oral (70 mg/semana) o
endovenoso (ev.) (7,5 mg/3 dosis) parecen efectivos en las fases
iniciales, pero hay que tener en cuenta el riesgo de hipocalcemia
y osteonecrosis del maxilar.
384
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
son poco utilizados, dado que no se ha demostrado su eficacia en
estudios clínicos controlados y pueden presentar una hipotensión
importante.
– Inmunoglogulinas ev.: a dosis de 0,5 UI/kg, se han utilizado en
estudios recientes de pocos pacientes, con una mejoría estadísti-
camente significativa pero de escasa repercusión clínica. Se ne-
cesitan estudios más potentes para valorar su eficacia real, la
dosis y la duración del tratamiento.
– Ketamina ev.: es un hipnótico con efecto analgésico central que
ha demostrado mejoría del dolor en estudios aleatorios de corta
duración (< 12 semanas). Ello, junto con sus efectos secundarios
(náuseas, vómitos, alucinaciones, delirio), limita su uso a pacientes
graves tratados en unidades especializadas y que no han respon-
dido a otros tratamientos.
– Antioxidantes: antioxidantes como la N-acetilcisteína oral (600 mg/
8 h) o el dimetilsulfóxido tópico al 50% cada 6 h eliminan una
amplia gama de radicales libres y han mostrado eficacia en estudios
controlados, aunque no son de uso habitual en el tratamiento del
SDRC. La vitamina C a dosis altas de 500 mg/día se ha postulado
como un tratamiento preventivo eficaz por su efecto antioxidante.
Tratamientos invasivos
385
Síndrome de dolor regional complejo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
una técnica continua.
Se efectúan bloqueos axilares, supraclaviculares o interescalé-
nicos para la enfermedad de la extremidad superior, y bloqueos
epidurales lumbares o bloqueos distales del nervio ciático para la
afectación de la extremidad inferior.
– Bloqueos simpáticos: fueron el procedimiento diagnóstico por
excelencia y el tratamiento de primera línea del SDRC. Producen
una mejoría del dolor mediado por el simpático, principalmente
en los estadios iniciales del SDRC, aunque en estudios controla-
dos no han demostrado su eficacia a largo plazo.
La técnica más utilizada es el bloqueo nervioso simpático con
anestésico local, como el bloqueo del ganglio estrellado para la
afectación de la extremidad superior y la cara o el bloqueo sim-
pático lumbar para la afectación de las extremidades (véase capí-
tulo 10).
Se pueden realizar bloqueos regionales ev. con fármacos sim-
paticolíticos como el bretilio, la guanetidina o la reserpina, ge-
neralmente asociados a lidocaína, aunque un metaanálisis de
2001 no demostró eficacia en el control del dolor.
– Simpatectomía percutánea: química con fenol o con radiofre-
cuencia o quirúrgica, estaría indicada en pacientes con dolor
intenso y progresión de la clínica que no han respondido a
otros tratamientos y que han referido una mejoría transitoria
tras un bloqueo simpático. Una revisión sistemática concluyó
que su eficacia era pobre y los efectos adversos, importantes
(aumento del dolor o hiperhidrosis, aparición de dolor neuro-
pático en el territorio bloqueado, síndrome de Horner o lesiones
386
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
do en el espacio epidural para estimular los cordones posteriores
medulares (véase capítulo 12), y se indica en pacientes con dolor
intenso y limitado a una sola extremidad. Parece que mejora el
dolor en estudios a dos y cinco años, pero no la situación funcional
de la extremidad.
El uso de dispositivos intratecales para la administración continua
de fármacos por vía intratecal en dolor crónico no oncológico es una
técnica reconocida y utilizada en los últimos años que demuestra efec-
tividad analgésica en pacientes en los que ningún tratamiento ha sido
eficaz. Se realiza un test previo administrando una dosis única intrate-
cal del fármaco elegido para observar la eficacia analgésica y los efectos
secundarios. Si el test es positivo (analgesia > 50-60%), se procede a la
colocación del dispositivo. Los fármacos utilizados suelen ser la morfi-
na, la clonidina y el baclofeno en caso de distonías (véase capítulo 12).
CONCLUSIONES
387
Síndrome de dolor regional complejo
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
I): a research synthesis of 21 randomized clinical trials. J Pain Symptom Manage. 2001;21:511.
Perez RS, Zuurmond WW, Bezemer PD, et al. The treatment of complex regional pain syndrome type I with
free radical scavengers: a randomized controlled study. Pain. 2003;102(3):297-30.
Rowbotham M. Pharmacologic management of complex regional pain syndrome. Clin J Pain. 2006;
22(5):425-9.
Salahadin A. Etiology, clinical manifestations and diagnosis of complex regional pain syndrome in adults.
En: Post TW, ed. UpToDate. August 31, 2015.
Salahadin A. Prevention and management of complex regional pain syndrome in adults. En: Post TW, ed.
UpToDate. August 31, 2015.
Stanton-Hicks MD, Burton AW, Bruehl SP, et al. An updated interdisciplinary clinical pathway for CRPS:
report of an expert panel. Pain Practice. 2002;2(1):1-16.
388
Capítulo
21
INTRODUCCIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El dolor de espalda no es una enfermedad, sino un conjunto de
condiciones patológicas que pueden dar lugar a dolor en esa zona. Son
muchos los procesos con distintos pronósticos que pueden afectar al
raquis lumbar.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
lumbalgias que se cronifican (7%) consumen el 85% de los
recursos.
390
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Recuerdo anatómico
El raquis tiene una inervación metamérica y cada segmento verte-
bral aporta un par de nervios espinales. El nervio espinal establece
conexiones con la cadena simpática paravertebral.
391
Dolor lumbar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
CLASIFICACIÓN DEL TIPO DE DOLOR
– Agudo/crónico. Lumbalgia aguda es la que cura en seis semanas
y crónica, la que se prolonga más de tres meses. Cuando la du-
ración del cuadro doloroso se sitúa entre las seis semanas y los
tres meses, podríamos hablar de lumbalgia subaguda. Si las crisis
de lumbalgia son frecuentes (más de tres en un año), se puede
considerar que el proceso se cronifica.
– Localizado/irradiado. Si es un dolor localizado en la zona lumbar
baja, hablamos de lumbalgia, y si es irradiado, de lumbociatalgia
o ciatalgia, cuando el dolor se proyecta desde la zona lumbar a
las extremidades inferiores, siguiendo un patrón anatómico de
distribución (dermatoma o esclerotoma), llegando por la cara
anteroexterna del muslo hasta la rodilla o los dedos de los pies.
El dolor puede irradiarse de una manera más imprecisa (seudo-
ciatalgia) hacia los glúteos, el muslo y la pierna por la cara pos-
terior o hacia la cara lateral del abdomen y la ingle. En estos
casos es un dolor referido.
– La irradiación puede ser unilateral o bilateral.
– El dolor puede manifestarse con más o menos intensidad, pero
sin presentar alteraciones sensitivas o motoras: irritativo frente
a deficitario, valorando el déficit sensitivo y motor.
– Las cualidades del dolor y los factores que lo agravan o lo alivian
nos conducirán a clasificarlo como de tipo mecánico, radicular,
claudicante o inespecífico. El dolor mecánico se relaciona con el
movimiento y mejora con el reposo. No existe dolor nocturno
espontáneo. El radicular tiene características neuropáticas. Y el
392
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
clínica, la exploración física y las imágenes para llegar a un diag-
nóstico etiológico.
Historia clínica
Debe realizarse una historia clínica general del paciente: antecedentes
patológicos, familiares y repaso por aparatos. Lo principal es descartar
una enfermedad maligna o infecciosa, o bien un traumatismo. De este
modo, signos y síntomas como sensibilidad focal en la columna vertebral,
fiebre, pérdida de peso y disfunción de los intestinos o vejiga, deben
alertarnos sobre la presencia de estas enfermedades.
La descripción del dolor es primordial en la anamnesis: debemos
interrogar al enfermo sobre aspectos que nos permitan caracterizar el
dolor según su fisiopatología, intensidad y ubicación.
– Desde el punto de vista clínico, la afectación del nervio sinuver-
tebral se manifiesta por un dolor profundo, medio, ligado a los
pequeños movimientos del raquis. No irradia y no existe altera-
ción neurológica. Es poco frecuente tipificarlo de forma aislada,
ya que en poco tiempo se desvanece encubierto por el dolor
provocado sobre el RANR. Puede haber dolor referido a nalgas y
cadera. Sería el dolor de origen discal en una primera fase de
protrusión y antes de que la hernia irrite la raíz. Desde el punto
de vista terapéutico, tiene poca incidencia, aunque es útil saber-
lo identificar, ya que podemos prever la aparición de una clínica,
frecuentemente, de RANR.
– La clínica de la afectación del RPNR se da a cualquier edad y
es un dolor medio o frecuentemente lateral del raquis, que se
393
Dolor lumbar
394
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ción interapofisaria del 15% en jóvenes y del 40% en adultos.
La enfermedad de la articulación sacroilíaca se manifiesta por un
dolor constante y sordo en la región sacra, referido a la cadera, la
región inguinal y la región posterior del muslo hasta la rodilla. Hay
dolor en la palpación de la articulación sacroilíaca y en la flexión de la
columna. Raramente se presenta como un cuadro de lumbalgia aguda o
se acompaña de síntomas neurológicos; es frecuente su coexistencia con
dolor facetario. Se cree que se debe a una causa estructural que provo-
ca el desequilibrio muscular, ligamentoso y fascial de las estructuras
anatómicas que la rodean. El movimiento de esta articulación se ve
afectado por el movimiento de la columna lumbar, la cadera y la sínfi-
sis pubiana. Su prevalencia como causa de dolor lumbar es desconoci-
da, aunque algunos autores la sitúan en más del 20%.
– La clínica del RANR es frecuente entre los 25 y los 50 años. Se
manifiesta con un dolor difuso lumbar que irradia por la extre-
midad, según el patrón anatómico de distribución (dermatomo o
esclerotomo), llegando a los dedos de los pies cuando se trata de
una afectación de L5 y de S1, y hasta la rodilla en casos de L4. Es
un dolor que frecuentemente aumenta con la flexión o con la fle-
xión y rotación. La contractura muscular no es específica, ya que
también la vemos en la afectación del ramo posterior. Acostumbra
a existir el signo de atrapamiento radicular (Lasègue o Lasègue
invertido), que no es específico de ninguna raíz, pero señala
compromiso radicular.
La afectación sensitiva o motora delimita de forma precisa una me-
támera. Lo más importante es determinar si la afectación es de tipo
irritativo (hiperestesia) o deficitario (hipoestesia o anestesia y debilidad
muscular). Este dato es importante para la indicación terapéutica.
395
Dolor lumbar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
posterior o de ramo anterior, y si este es irritativo o deficitario.
396
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
lumbares: psoas, cuadrado lumbar, piramidal
– Articulaciones sacroilíacas y ligamentos posteriores
– Signo del arco
– Puntos de Valleix en nalga y cuello del peroné
retrocede unos 5° hasta que desaparece el dolor y se imprime una flexión dorsal del pie, con
lo que aumenta la tensión de la raíz nerviosa. Si hay lesión radicular, el dolor reaparece.
‡Lasègue invertido para la raíz L4: con el paciente en decúbito prono, se realiza una
hiperextensión de la extremidad con la rodilla flexionada; así se pone en tensión la raíz L4,
que, si está lesionada, produce un dolor irradiado por la cara anterior del muslo.
§Maniobra de Neri: con el paciente sentado con las caderas y rodillas en flexión de 90°, el
– Visual:
• Desviaciones de la columna.
• Asimetría de las caderas.
• Zonas de tumefacción o enrojecimiento.
397
Dolor lumbar
– Palpación:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
• Déficits neurológicos.
• Claudicación.
• Reflejos osteotendinosos.
• Maniobras.
• Lasègue: en decúbito supino se eleva la pierna del paciente y si
aparece dolor a los 30-40°, indica una posible alteración radi-
cular. Puede haber falsos positivos en intensas contracturas
musculares.
• Bragard: igual que la anterior más flexión dorsal del pie.
• Fabere: hay tres maniobras implicadas: flexión del muslo, ab-
ducción de la cadera y rotación externa. Si es doloroso, hay
que sospechar artropatía de cadera; en cambio, en una ciatalgia
será anodino.
Exploraciones complementarias
En la actualidad, el clínico dispone de un gran número de técnicas
complementarias para la exploración; la eficacia diagnóstica depende
del acierto de la indicación. No siempre existe una correlación entre
sintomatología, exploración y hallazgos de imagen y laboratorio. Una
gran parte de la población de edad avanzada, asintomática, tiene alte-
raciones de imagen, lo que conlleva dificultades diagnósticas.
La Agency for Health Care Policy and Research norteamericana no
aconseja los tests diagnósticos de entrada, a menos que el paciente
presente signos o síntomas de infección, cáncer, fractura o déficit neu-
rológico asociado a lumbalgia aguda, o si los síntomas exceden las
cuatro semanas de duración (véase capítulo 30).
– El estudio radiológico (anteroposterior y lateral) se debe realizar
de forma sistemática en bipedestación. Ante un dolor de tipo
398
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
altura de 5,4 mm o menos indica degeneración; si es de 7,7 mm
o más, indica ausencia de degeneración. Los cambios artrósicos
de la columna lumbar hay que valorarlos en las proyecciones
oblicuas para identificar las articulaciones interapofisarias.
No está indicado repetir las radiografías, ya que los cambios
artrósicos que puedan ocurrir con el tiempo se dan también en
grupos de población sin dolor y no tienen por qué estar relacio-
nados con la clínica.
– La radiografía dinámica (máxima flexión/máxima extensión) está
indicada cuando se sospecha inestabilidad.
El diagnóstico de fractura vertebral se realiza con una radio-
grafía simple en proyección lateral. En fracturas difíciles de vi-
sualizar radiológicamente es de utilidad la gammagrafía ósea con
Tc99m.
– La mielografía es una prueba con indicaciones muy limitadas,
reservada para demostrar un bloqueo medular.
– Ante un dolor de tipo radicular la tomografía computarizada (TC)
es una buena exploración. Hay que definir los niveles a explorar.
Aporta datos sobre compresiones de origen discal y no discal,
imagen de edema de la raíz; hay que valorar la imagen en trébol
de estenosis de canal. Es útil para identificar la degeneración
articular y la lesión lítica de las espondilolisis.
– La resonancia magnética (RM) da información tanto transversal
como longitudinal y está especialmente indicada para la valora-
ción de la degeneración discal. Puede detectar los desgarros del
anulus posterior como una zona de mayor densidad. Además,
399
Dolor lumbar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– La gammagrafía y el laboratorio son exploraciones complemen-
tarias para descartar enfermedad tumoral, inflamatoria y me-
tabólica. El single-photon emission computed tomography
(SPECT) permite localizar con más precisión las lesiones me-
tastásicas vertebrales; es una prueba de alta sensibilidad y espe-
cificidad.
– Los estudios electrofisiológicos (electromiografía, velocidad de
conducción, reflejo H) se utilizan en caso de diagnóstico diferen-
cial (afectación de la raíz, plexo, troncos nerviosos o polineuro-
patías), para evaluar el grado de afectación neurológica y la exis-
tencia de signos de reinervación. No están indicados en los
cuadros agudos, ya que las alteraciones tardan 2-4 semanas en
aparecer. Hay casos en que la presencia de enfermedades conco-
mitantes, como la diabetes, puede hacernos cambiar radicalmen-
te nuestra actitud terapéutica dependiendo de si la afectación
neurológica es secundaria a la diabetes o de la posible compresión
por una hernia discal.
– La discografía tiene algunas indicaciones en el diagnóstico y
tratamiento de la enfermedad degenerativa discal. Si la técnica
es correcta, detecta las fisuras internas del anillo fibroso con alta
sensibilidad y especificidad, y puede reproducir el dolor habitual
del paciente, determinando el disco degenerado causante de las
molestias. Sería el método adecuado para definir cuáles son los
discos dolorosos antes de una fijación instrumentada lumbar. No
obstante, la discografía diagnóstica está indicada sólo en aque-
llos casos cuyo resultado tenga consecuencias terapéuticas.
– La termografía no tiene utilidad en el diagnóstico de las radicu-
lopatías, pero podría ser útil para evaluar la participación del
400
Manual de Tratamiento del Dolor
ETIOLOGÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Lumbalgia de origen vertebral:
– Mecanicodegenerativa.
– Inflamatoria.
– Enfermedades endocrinas y metabólicas.
– Infecciosa.
– Tumoral.
– Enfermedades hematológicas.
Lumbalgia de origen extraespinal:
– Tumoral: tumor pancreático, hepático.
– Infecciosa: prostatitis, pielonefritis.
– Dolores referidos por enfermedad visceral.
– Miscelánea: fibrosis retroperitoneal, aneurisma de aorta.
– Enfermedades no orgánicas: síndrome depresivo y ansioso, simu-
laciones.
A continuación, se explican las causas más frecuentes de dolor
lumbar.
401
Dolor lumbar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En numerosas ocasiones se atribuye erróneamente un dolor lum-
bar a una hernia discal, cuando en realidad la prevalencia de la
hernia discal sintomática es del 2%. La mayoría de los afectados
mejoran espontáneamente, pero en el 10-25% de los casos el dolor
se cronifica.
La edad de mayor incidencia son las décadas desde los 30 hasta los
50 años. La evolución natural del raquis con la edad presenta una des-
hidratación del núcleo pulposo, alteraciones químicas y una degenera-
ción progresiva que provoca que el material discal pueda herniarse y
causar un compromiso radicular.
La radiculalgia parece ser el resultado del contacto mecánico entre
el disco y una o más raíces, o de la reacción inflamatoria frente a las
sustancias del núcleo que se vierten al espacio epidural tras el desgarro
del anulus. Además, la hernia discal puede agravarse por la estenosis del
canal lumbar al haber compresión entre el disco herniado por la parte
anterior de los cuerpos vertebrales y los cambios estenóticos en la
parte posterior.
402
Manual de Tratamiento del Dolor
Espondilolistesis
Dolor poslaminectomía
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La laminectomía descompresiva tiene como indicaciones más fre-
cuentes la hernia discal y la estenosis de canal. Los pacientes sometidos
a este tipo de cirugía, que posteriormente presentan dolor, se incluyen
dentro del síndrome de cirugía fallida de espalda. La International
Association for the Study of Pain (IASP) lo define como un dolor lumbar
que puede tener asociado, o no, un componente radicular de origen
desconocido, que persiste o aparece tras una intervención quirúrgica de
columna, realizada como tratamiento de un dolor inicial de columna
vertebral en la misma localización topográfica.
La incidencia de este síndrome aumenta en función del número de
cirugías a las que se somete el paciente:
Dolor poslaminectomía (failed back surgery syndrome):
1.a cirugía 3-15%
a
2. cirugía 20-50%
3.a cirugía > 50%
Entre las causas de dolor poslaminectomía se encuentran:
– Recidiva de hernia discal.
– Fibrosis epidural.
– Indicación quirúrgica incorrecta.
– Cirugía inadecuada.
– Enfermedad degenerativa con estenosis del canal central o fora-
minal.
– Inestabilidad lumbar.
403
Dolor lumbar
– Aracnoiditis.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la lumbalgia representa un reto para los terapeu-
tas del dolor, puesto que la propia estructura sanitaria favorece la
cronificación debido a que no existe una unidad de criterio, a lo que
se suman las listas de espera, tanto para consultas como para pruebas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
complementarias y tratamientos.
404
Manual de Tratamiento del Dolor
Reposo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Existe evidencia de nivel I de que el reposo prolongado no es efectivo.
Cuando se prescribe, no se deben sobrepasar los dos días en el dolor
de tipo mecánico ni las dos semanas para el dolor radicular, y hay que
permitir realizar las actividades de higiene y alimentación fuera de la
cama. Hay acuerdo en que el reposo prolongado es contraproducente
porque produce atrofia muscular, pérdida de masa mineral, tromboem-
bolismo y, según la edad, descompensación cardiopulmonar.
405
Dolor lumbar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
formas de tratamiento, por lo que se desconocen las repercusio-
nes o el beneficio a largo plazo. Es recomendable usar opioides
débiles, sobre todo tramadol (100-400 mg/día), a ser posible con
la prescripción retard de 12 o 24 h. El resto de opioides más po-
tentes (buprenorfina, morfina, tapentadol, fentanilo, oxicodona)
se reservan para casos crónicos con enfermedad orgánica bien
evidenciada y con dolor de elevada intensidad (véase capítulo 5).
Los antidepresivos tricíclicos están indicados como coadyuvantes
en el dolor lumbar crónico, sobre todo en el dolor neuropático
radicular; potencian el efecto de otros analgésicos y mejoran el
insomnio. Los trabajos orientados a demostrar su eficacia han
perdido validez por un importante abandono del tratamiento
debido a los efectos secundarios. Los nuevos fármacos antiepilép-
ticos, la gabapentina y la pregabalina, están indicados en el dolor
neuropático radicular con clínica de disestesias o dolor lancinan-
te (véase capítulo 6).
406
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
sonas de edad avanzada. Aunque no hay evidencia de que aporte
beneficio en el dolor lumbar crónico, en la práctica diaria se
utiliza en los cuadros de dolor mecanicodegenerativo asociado a
otras medidas. Se usan varios modos de estimulación para evitar
la acomodación (véase capítulo 12).
– La cinesiterapia no es más efectiva que otros tratamientos con-
servadores en la fase aguda, en la que sólo estarían indicadas las
contracciones isométricas de los grupos abdominales. Es eficaz
en el dolor lumbar crónico, pero los resultados son contradicto-
rios en cuanto al tipo de ejercicios. Se suelen entrenar específi-
camente los músculos que rodean la columna, que son los que
proporcionan estabilidad dinámica y control segmentario. La
cinesiterapia debe estar dirigida por un fisioterapeuta.
– La escuela de columna es un programa de enseñanza dirigido a
los pacientes que les proporciona información general sobre la
columna, posturas y actividades físicas recomendadas y medidas
de prevención y ejercicios para la espalda. Se trata de hacer par-
tícipe al paciente del cuidado de su espalda para evitar que los
casos leves se cronifiquen y conseguir la reincorporación social
y laboral de los casos más graves o crónicos. La metodología
varía según las escuelas. No hay evidencia de que sea eficaz en
los casos agudos, pero parece efectiva en los crónicos. Debe con-
siderarse como una medida coadyuvante de otros tratamientos.
Terapias psicológicas
Los factores emocionales y sociales desempeñan un importante papel
en el mantenimiento y cronificación del dolor de espalda. Son factores
de mal pronóstico los litigios laborales, las bajas prolongadas, la poca
407
Dolor lumbar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ansiedad o tensión emocional. El control de la conducta operante mo-
difica el papel que las contingencias de refuerzo de la conducta del
dolor pueden desempeñar en el mantenimiento del problema. La psico-
terapia está indicada en pacientes con una problemática psicológica
profunda. El biofeedback no está indicado en los casos agudos, pero sí
en los crónicos, con el objetivo de facilitar la reeducación muscular.
Las intervenciones cognitivo-conductuales introducidas en atención
primaria podrían ser efectivas para prevenir la cronificación, reducir la
utilización de servicios sanitarios y mejorar la función física y psicoló-
gica en pacientes con dolor crónico (véase capítulo 3).
Bloqueos nerviosos
Se utilizan con finalidad diagnóstica y terapéutica; en el primer caso,
cuando queremos confirmar que el nervio bloqueado es el responsable
de la transmisión del dolor y que la nocicepción contribuye al dolor que
manifiesta el paciente. Si se utilizan con fines terapéuticos, debemos
diferenciar si buscamos un tratamiento etiológico o sintomático.
Para los bloqueos diagnósticos se utilizan los anestésicos locales (AL)
y para los terapéuticos, una mezcla de AL y antiinflamatorios, general-
mente corticosteroides. Últimamente se ha introducido el ozono como
antiinflamatorio.
El éxito del bloqueo depende de que se alcance la estructura diana,
para lo cual es necesario un conocimiento anatómico y un material
adecuado. No todos los fallos son imputables a una técnica deficiente,
puesto que existen vías nociceptivas alternativas, células ganglionares
ectópicas y mecanismos etiológicos psicosociales.
– Los bloqueos de los puntos gatillo están indicados en el síndro-
me miofascial. De etiología desconocida, se ha encontrado una
408
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
guir un programa intensivo de fisioterapia. La toxina botulínica
ha demostrado mejores resultados que el placebo y el AL (véase
capítulo 22).
409
Dolor lumbar
– El bloqueo del ramo medial del ramo posterior o del mismo ramo
posterior para las articulaciones interapofisarias es de fácil reali-
zación, pero también debe ser guiado por imagen. Hay que buscar
el punto de referencia óseo en la base de la apófisis transversa en
la unión del proceso articular superior. Se bloquea la rama medial
de un mismo nivel y de un nivel superior. Se consideran buenos
resultados cuando hay un alivio superior al 50%. Este bloqueo
tiene un alto porcentaje de éxitos, del 80-90%. No obstante, no
está aceptado su papel de bloqueo pronóstico para predecir el
resultado de la cirugía de fusión vertebral (Fig. 3).
– La infiltración de la articulación sacroilíaca tiene valor diagnós-
tico y terapéutico cuando es esta la causa del dolor lumbar. Lo
importante es saber si la enfermedad de dicha articulación es la
causa de la lumbalgia que vamos a tratar, que raras veces se
presentará como una lumbalgia aguda. Siempre debe realizarse
mediante imagen (radioscopia o ecografía) (Fig. 4).
– Cuando el dolor es de tipo radicular, el paciente puede benefi-
ciarse de dos tipos de bloqueo: el epidural, por vía lumbar in-
terlaminar (Fig. 5), caudal (Fig. 6) o transforaminal, y el ra-
dicular selectivo (Fig. 7), con anestésicos locales (lidocaína,
410
Manual de Tratamiento del Dolor
411
Dolor lumbar
412
Manual de Tratamiento del Dolor
413
Dolor lumbar
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ya que en su ficha técnica no se contraindica explícitamente su uso por
vía epidural; se recomienda poner en el consentimiento informado de
la técnica su utilización off label. Es el corticoide depot con partículas
de menor tamaño. No se recomienda el uso de triamcinolona, debido a
que en su ficha técnica se especifica que no debe utilizarse por vía
epidural e intratecal.
– En el bloqueo radicular selectivo se coloca la medicación antiin-
flamatoria en la raíz responsable de la enfermedad. Se produce
un bloqueo peridural limitado por la membrana epirradicular. Si
se inyecta por fuera de esta membrana, el anestésico se difunde
de forma más difusa al espacio epidural, limitando el valor diag-
nóstico. La respuesta negativa al bloqueo podría predecir el fra-
caso de la cirugía. Los bloqueos radiculares han demostrado una
mayor efectividad que la inyección interlaminar (evidencia IIB+).
La técnica requiere un control de imagen, ya sea fluoroscopia,
que identifica el denominado «triángulo de seguridad», ya sea
TC. La seguridad de que estamos en el lugar adecuado nos la da
la inyección previa de contraste (Fig. 7). El volumen a inyectar
es pequeño, de entre 2 y 3 ml. La discusión se centra en la elec-
ción del corticoide, particulado o no, por la temida complicación
del daño vascular neural, debido a la trombosis de la arteria ra-
dicular. Se desaconseja utilizar corticoides en dicho bloqueo a
nivel cervical.
Es preciso evaluar la eficacia del ozono intraforaminal, así como
la seguridad y eficacia de los fármacos antirreumáticos como eta-
nercept.
Epidurolisis percutánea. Se utiliza en síndromes poslaminectomía
y en estenosis espinal que no han mejorado con epidurales. Se realiza
414
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
cuenta esta indicación y recomendarse su práctica en centros espe-
cializados.
415
Dolor lumbar
416
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Futuro: anticuerpos factor de necrosis tumoral α, terapia génica.
BIBLIOGRAFÍA
Argoff CE, Sims-O´Neill C. Epidural steroid injections are useful for the treatment of low back pain an
radicular symptoms: con. Curr Pain Headache Rep. 2009;13(1):35-8.
Barnsley L. Steroid injections: effect on pain of spinal origin. Best Pract Res Clin Anaesthesiol. 2002;16(4):
579-96.
Benzon HT, Chew TL, McCarthy RJ, Benzon HA, Walega DR. Comparison of the particle sizes of different
steroids and the effect of dilution: a review of the relative neurotoxicities of the steroids. Anesthesiology.
2007;106(2):331-8.
Dolor de espalda. Número monográfico. Rev Soc Esp Dolor. 2001;8 Suppl II.
Huntoon MA. Etanercept: an epidural steroid alternative for minimally invasive treatment of radiculitis.
Anesthesiology. 2009;110(5):967-9.
Insausti J. Radiofrecuencia de las raíces lumbosacras por vía epidural. Rev Soc Esp Dolor. 2010;17:122-3.
Itz CJ, Willems PC, Zeilstra DJ, Huygen FJ. Dutch Multidisciplynary Guideline for Invasive Treatment of
Pain Syndromes of the Lumbosacral Spine. Pain Pract. 2015. [Epub ahead of print]
Manchikanti L, Helm S, Singh V, et al. An algorithmic approach for clinical management of chronic spinal
pain. Pain Physician. 2009;12(4):E225-64.
Rathmell JP, Benzon HT, Dreyfuss P, et al. Safeguards to prevent neurologic complications after epidural
steroid injections: consensus opinions from a multidisciplinary working group and national organi-
zations. Anesthesiology. 2015;122(5):974-84.
Ropper A H, Zafonte RD. Sciatica. N Engl J Med. 2015;372(13):1240-8.
Rull M, Miralles RC. Dolor de espalda. Diagnóstico. Enfoque general del tratamiento. Prevención. Escuela
de columna. En: Sethee J, Rathmell JP. Epidural steroid injections are useful for the treatment of
low back pain and radicular symptoms: pro. Curr Pain Headache Rep. 2009;13(1):31-4.
Torres LM. Medicina del dolor. Barcelona: Masson SA; 1997. p. 293-8.
Van Zundert J, Hartrick C, Patijn J, Huygen F, Mekhail N, van Kleef M. Evidenced-based interventional pain
medicine according to clinical diagnoses. Pain Pract. 2011;11(5):423-9.
417
Dolor lumbar
ANEXO 1.
Algoritmo de tratamiento intervencionista en dolor lumboradicular
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Respuesta prolongada Respuesta limitada
Si el dolor reaparece
Síndrome poslaminectomía
Implante de estimulación
418
ANEXO 2.
Lumbalgia Lumborradiculalgia
Sd. facetario Sd. miofascial Aplastamiento Discopatía Sd. sacroilíaco hernia/protus discal Estenosis canal/foramen Poslaminectomía Sd. piramidal
vertebral
– Inf – Inf. toxina – Inf. facetaria – RF GL L2 BL – Inf – Corticoides – Corticoides – Corticoide – Inf
– RF botulínica – TENS – RF intradiscal – RF raíz epidurales epidurales epidural
– Técnicas de sacra • Interlaminar • Caudal – Catéter estimulable
aumentación • Caudal • Interlaminar – Estimulación medular
vertebral • Transforminal • Transforminal – Opioides intratecales
– Opioides – RF GRD – Catéter estimulable
Algoritmo de tratamiento intervencionista en dolor lumboradicular
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Manual de Tratamiento del Dolor
419
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
22
INTRODUCCIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El dolor miofascial es una afectación regional de partes blandas que
se presenta frecuentemente en la clínica como causa primaria de dolor
o acompañando a otras entidades (por ejemplo, síndrome del latigazo
cervical, fibromialgia…). Su prevalencia varía, según los autores, entre
un 13,5 y un 47% a nivel internacional, y se estima que hasta el 85%
de la población ha tenido alguna vez puntos de hipersensibilidad mus-
cular, de forma más frecuente entre las mujeres.
Su aparición es frecuente tras un traumatismo o una sobrecarga
muscular, aunque también intervienen factores de estrés psicológico
(ansiedad, depresión), nutricionales (déficit de vitamina C, B6), endo-
crinometabólicos e infecciosos (infecciones virales). Su presentación
puede ser aguda o crónica (más de tres meses), perpetuada por causas
mecánicas o médicas.
DEFINICIÓN
El síndrome de dolor miofascial es un cuadro doloroso regional que
afecta a partes blandas, sobre todo a la cintura escapular y pelviana, y
se caracteriza por la presencia de tres componentes básicos:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
CLASIFICACIÓN
Lo que caracteriza a los síndromes de dolor miofascial frente a otros
síndromes dolorosos que afectan a tejidos blandos es su distribución
regional (Tabla 1).
Existen cuadros clínicos definidos en función del músculo afectado
y la zona dolorosa referida asociada; por ejemplo, la presión de un PTG
en el músculo trapecio afectado produce un dolor referido en la región
temporal.
Existen diferentes tipos de PTG:
– Activo: es palpable y produce síntomas espontáneos. Se trata de
un dolor quemante y sordo. Al palpar el PTG puede producir
dolor referido.
– Latente: sólo causa disfunción cuando se realizan ciertas maniobras
con el músculo, pero no duele al palparlo.
– Central: es el más importante para el dolor del paciente.
– Secundario: está relacionado con el punto central (satélite) en
los músculos vinculados.
– Insercional: se asocia a la banda tensa, en la zona de inserción.
EPIDEMIOLOGÍA
Los PTG son muy comunes entre la población. Algunos estudios
afirman que hasta el 50% de la población adulta joven los posee, con
una prevalencia muy similar en ambos sexos. A medida que avanza la
edad y disminuye la actividad física los puntos latentes se hacen más
notorios.
422
Manual de Tratamiento del Dolor
ETIOPATOGENIA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
néticos, la personalidad y múltiples situaciones fisiológicas (posturas
inadecuadas, inmovilización prolongada, estados hormonales y nutri-
cionales, enfermedades infecciosas) que actúan como factores precipi-
tantes.
Cuando se activa un PTG se produce dolor y estrés, que contribuyen
a que PTG adicionales de la reserva sean reclutados.
ANATOMÍA PATOLÓGICA
La disfunción neuromuscular parece ser el origen de los PTG, y
evoluciona hacia una fase de distrofia. La lesión inicial da lugar a la
liberación de calcio y la formación de PTG, que provocan una contracción
mantenida, con aumento del metabolismo, disminución de la circulación
y fibras musculares acortadas que se reflejan como una banda tensa y
palpable en el músculo.
En el PTG se detecta una actividad excesiva de la placa motora
definida por un aumento en la liberación de acetilcolina y un estado de
contracción mantenido en los sarcómeros afectados.
La lesión hística también puede producir la liberación de histamina,
serotonina y prostaglandinas, que producen un aumento del metabolismo
con una reducción de la circulación y una acumulación de productos
metabólicos, que actúan como sensibilizantes para activar el PTG.
CLÍNICA
El paciente afecto de un síndrome de dolor miofascial suele relatar
algún tipo de agresión o traumatismo sobre estructuras miofasciales,
como una elongación brusca o sobrecarga, a partir de la cual se pre-
senta la clínica.
423
Dolor miofascial
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Respuesta espasmódica local de la banda muscular tensa
cuando se oprime el PTG.
El dolor suele ser constante, profundo y sordo. En ocasiones
se puede presentar hiperalgesia, alodinia o sensaciones difusas
en la zona del dolor referido, que se asemejan a parestesias y obli-
gan a hacer un diagnóstico diferencial con el dolor neuropático.
A veces no es la clínica dolorosa la que domina el cuadro, y
entonces adquieren protagonismo otros signos, como restricción
de la movilidad, debilidad muscular sin atrofia, alteraciones neu-
rovegetativas (vasoconstricción localizada, sudoración), trastor-
nos propioceptivos (pérdida de equilibrio, tinnitus), insomnio y
alteraciones del estado de ánimo.
DIAGNÓSTICO
424
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
buscando la banda tensa en toda la longitud del músculo para
localizar el punto de máxima sensibilidad. Se presiona firmemente
en este punto para inducir el patrón de dolor referido. La disten-
sión del músculo facilita la localización de la banda tensa.
Los estímulos manuales repetidos pueden hacer desaparecer
los PTG objetivados tras la primera exploración. Es recomendable
explorar la región en la que se refiere el dolor, ya que a menu-
do se encuentran PTG activos o latentes en varios músculos
(Figs. 1-12).
Banda
tensa
Fibras
musculares
relajadas
425
Dolor miofascial
A B
Porción
clavicular
Porción
esternal
PG4
medio
PG2 PG3
inferior inferior
426
Manual de Tratamiento del Dolor
PG1 PG1
Esplenio Esplenio
(cabeza) PG1 (cuello)
PG1 superior
PG2 inferior
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
División clavicular
División esternal
427
428
Superficial
2
Dolor miofascial
2
1
Profundo
psoas ilíaco.
Figura 8. Músculo romboides.
drado lumbar.
PG1
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Figura 11. Músculo pi-
ramidal.
A B
PG1
PG1 PG2
PG1 PG3
PG2 PG3
PG2
PG3
C
Porción anterior Porción posterior
429
Dolor miofascial
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Dolorímetros: cuantifican la sensibilidad del PTG y resultan úti-
les para el diagnóstico y para la valoración de la respuesta al
tratamiento. Se aplican perpendicularmente a la zona de máxima
sensibilidad hasta que el paciente refiere dolor. Una diferencia de
más de 2 kg/cm2 entre el supuesto PTG y el punto correspon-
diente contralateral se considera anormal.
− Electromiografía (EMG): pone de manifiesto el aumento de actividad
eléctrica espontánea (AEE) en el PTG, que parece corresponderse
con placas motoras terminales disfuncionales con exceso de acetil-
colina. Observamos potenciales de baja amplitud, denominados
AEE. También podemos observar potenciales en forma de espiga.
− Ultrasonidos de alta resolución: permiten visualizar la respuesta
espasmódica de la banda tensa cuando se estimula el PTG. En
ocasiones, el PTG se puede visualizar como una zona hipoecoica
focalizada que no se observa en el músculo sano.
− Termografía: puede mostrar áreas de incremento de la tempera-
tura cutánea en la zona que recubre los PTG activos.
Otros estudios complementarios no aportan datos específicos del sín-
drome, salvo que existan enfermedades comórbidas que contribuyan a su
cronificación, como déficits nutricionales o alteraciones metabólicas.
430
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Infección de partes blandas.
TRATAMIENTO
El tratamiento ha de ir encaminado a:
− Inactivar los PTG, como forma de abordaje inmediato del
círculo vicioso perpetuado por el dolor.
− Corregir los factores que puedan desencadenar o perpetuar
el síndrome, orientado al estiramiento muscular.
431
Dolor miofascial
origen del proceso nociceptivo. Es útil cuando hay pocos PTG y cuan-
do el músculo no puede distenderse a causa de un dolor excesivo.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ropivacaína al 0,2-0,375% y bupivacaína al 0,25-0,375%.
Tratamiento farmacológico
ANALGÉSICOS Y ANTIINFLAMATORIOS
Podrían contribuir al confort del paciente. En la fase aguda los an-
tiinflamatorios no esteroideos (AINE) son los de elección, pero en la
432
Manual de Tratamiento del Dolor
RELAJANTES MUSCULARES
El clonazepam ha demostrado eficacia clínica para el tratamiento
del dolor miofascial.
ANTIDEPRESIVOS
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Proporcionan un alivio sintomático potencial en los síndromes cro-
nificados. Si la amitriptilina produce excesivos efectos secundarios, los
inhibidores no selectivos de tipo duloxetina son los fármacos a utilizar
(véase capítulo 6).
TIZANIDINA
Es un agonista α2-adrenérgico que se utiliza para tratar numerosos
síndromes dolorosos. Es un fármaco prometedor en el tratamiento del
síndrome de dolor miofascial en cervicalgias y lumbalgias crónicas.
EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO
Son útiles a largo plazo para mantener los PTG desactivados y para
prevenir recurrencias. Es muy importante corregir los factores desen-
cadenantes, como las malas posturas o las posiciones forzadas que se
realizan diariamente.
APOYO PSICOLÓGICO
Podría ser beneficioso cuando el estrés es un factor contribuyente
en la perpetuación del síndrome.
TOXINA BOTULÍNICA
Concepto y propiedades farmacodinámicas
La toxina botulínica es una neurotoxina elaborada por un bacilo
grampositivo, anaerobio y esporulado llamado Clostridium botulinum.
Existen siete tipos de toxina, de los cuales la botulínica de tipo A es la
que está siendo más ampliamente utilizada en la clínica. Su acción
433
Dolor miofascial
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
continuación, tiene lugar un estadio de internalización en el que la
toxina cruza la membrana presináptica sin que se instaure la parálisis,
y, finalmente, la toxina inhibe la liberación de acetilcolina al interrumpir
el mecanismo de liberación de acetilcolina mediado por el calcio,
disminuyendo, en consecuencia, el potencial de placa y causando la
parálisis. La recuperación de la transmisión del impulso tiene lugar
gradualmente a medida que las nuevas terminaciones se regeneran y se
establece el contacto con la placa motora postsináptica, proceso que
dura 6-8 semanas.
434
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
las fibras sensitivas, no existen datos que lo confirmen, por lo cual sigue
siendo un campo de interés en estudio actualmente.
435
Dolor miofascial
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) y la EMG, para establecer
el diagnóstico de síndrome de dolor miofascial de un músculo específico,
deben recomendarse en situaciones específicas (véase capítulo 30).
PROCEDIMIENTO
Se realiza una inyección de AL y toxina botulínica de tipo A.
PROGRAMA DE REHABILITACIÓN
Es un componente extremadamente importante del tratamiento
global. Tras la inyección se debe seguir un programa especializado de
estiramiento muscular, primero pasivo y luego activo.
Selección de pacientes
Existen dos grupos de pacientes potencialmente ideales para el tra-
tamiento con toxina botulínica: los que presentan dolor crónico en el
cuello, el hombro o la porción inferior de la espalda, y los que sufren
lesiones subagudas (por latigazo) en el cuello. Los candidatos no deben
tener signos de traumatismo evidente o de enfermedades degenerativas,
neoplásicas o reumatoideas de las vértebras, los discos intervertebrales
o los músculos pararraquídeos. El diagnóstico diferencial más frecuente
es la compresión de las raíces nerviosas debida a la herniación de un
disco intervertebral, entidad que se debe excluir mediante la TC y la
RM, en el nivel indicado por el patrón de dolor irradiado.
436
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
efecto máximo de la toxina botulínica. Sin embargo, puesto que todavía
no se dispone de la cartografía de estos puntos, la punta de la aguja se
coloca en el centro del vientre muscular, donde se presume que hay una
mayor concentración de placas motoras («punto motor»). La inyección
de la toxina botulínica en un volumen aproximado de 5 ml ayuda a ga-
rantizar que la toxina se difunda con rapidez en el punto motor, si la
inyección en esta zona ha sido lo suficientemente precisa. Para tratar
músculos individuales y grandes, basta con una dosis de 100 UI.
Por lo general, inyectamos primero el AL, puesto que, aparte de faci-
litar el procedimiento, es útil para confirmar el diagnóstico y la exactitud
de la inyección. Uno de los rasgos característicos del síndrome de dolor
miofascial, a diferencia de la fibromialgia, es su sensibilidad al AL.
El procedimiento habitual es el siguiente (dependiendo del músculo
a tratar):
437
Dolor miofascial
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en la visión lateral, el músculo se ve por encima del 1/3 anterior
del cuerpo vertebral.
Se inyecta la toxina botulínica. La unidades dependen de la
marca comercial (Botox, Disport, Neuroblock…).
438
Manual de Tratamiento del Dolor
439
Dolor miofascial
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
movimiento de los músculos, tendones y ligamentos alrededor de la
columna vertebral.
Una vez se puede tolerar el dolor, se deben iniciar los ejercicios
de estiramiento activos. El fin es fortalecer los músculos de apoyo y de
contracción simultánea que rodean los músculos lesionados, corregir
las asimetrías posturales debidas a los intentos de proteger los múscu-
los dolorosos y estabilizar la musculatura pelviana, abdominal o del
hombro. Los ejercicios deben mejorar la postura y restablecer los refle-
jos tendinosos y articulares normales. Por regla general, el efecto de la
toxina se inicia a los 7-10 días del procedimiento.
Efectos adversos
Los efectos colaterales de una inyección precisa de dosis apropiadas
de toxina botulínica de tipo A son raros. En el caso de las inyecciones
en el escaleno anterior, se puede producir una debilidad muscular tran-
sitoria en forma de disfonía o disfagia leves (29% de pacientes). En otras
indicaciones, se ha descrito una reacción gripal leve y transitoria. Du-
rante el tratamiento del blefarospasmo y el espasmo hemifacial puede
aparecer diplopía o síntomas que reflejen la dispersión del efecto de
parálisis hacia los músculos de la parte media de la cara, que general-
mente desaparecen 2-4 semanas más tarde.
No existe un antídoto específico para la toxina botulínica.
El problema principal de las inyecciones reiteradas es la estimula-
ción de una respuesta inmunitaria a la toxina que genera anticuerpos
neutralizantes, pero con una incidencia muy baja (menor del 4%), in-
cluso aunque se vuelvan a inyectar grandes dosis cada 3-6 meses. Con
el fin de reducir al mínimo el número de pacientes que requieren una
440
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
TRATAMIENTO DEL SÍNDROME DE COSTEN Y DEL DOLOR
TEMPOROMANDIBULAR
Se ha utilizado la toxina en el tratamiento del dolor facial debido a
la hiperactividad de los músculos de la masticación. Tras excluir primero
causas oclusales de dolor temporomandibular, artritis de la articulación
temporomandibular y atrapamiento de nervios locales, la estrategia
consiste en inyectar en primer lugar los músculos maseteros y tem-
porales. Si con ello no se consigue aliviar el dolor ni los signos de
rechinamiento mandibular, a continuación se inyectan los músculos
pterigoideos bajo guía de TC.
TRATAMIENTO DE LA MIGRAÑA
En diferentes trabajos la toxina botulínica de tipo A se ha mostra-
do como un tratamiento bien tolerado para la migraña. La respuesta
en estos casos depende, sobre todo, de las características previas de
la propia migraña, como la frecuencia del cuadro. La hipótesis del
mecanismo de acción de la toxina no sólo se atribuye a la inhibición
441
Dolor miofascial
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
gésicos (AINE, tramadol), antidepresivos.
– Corrección de los factores desencadenantes.
BIBLIOGRAFÍA
Acquadro M, Borodic G. Treatment of myofascial pain with botulinum A toxin. Anesthesiology.
1994;80(3):705-6.
Binder WJ, Brin MF, Blitzer A, Pogoda JM. Botulinum toxin type A (Botox) for treatment of migraine.
Semin Cutan Med Surg. 2001;20(2):93-100.
Cheshire WP, Abashian SW, Mann JD. Botulinum toxin in the treatment of myofascial pain syndrome. Pain.
1994;59(1):65-9.
Cimmino MA, Ferrone C, Cutolo M. Epidemiology of chronic musculoskeletal pain. Best Pract Res Clin
Rheumatol. 2011;25(2):173-83.
Cummings TM, White AR. Needling therapies in the management of myofascial trigger point pain: a
systematic review. Arch Phys Med Rehabil. 2001;82(7):986-92.
Dommerholt J, Grieve R, Layton M, Hooks T. An evidence-informed review of the current myofascial pain
literature--January 2015. J Bodyw Mov Ther. 2015;19(1):126-37.
Sikdar S, Shah JP, Gebreab T, et al. Novel applications of ultrasound technology to visualize and charac-
terize myofascial trigger points and surrounding soft tissue. Arch Phys Med Rehabil 2009;90(11):
829-838.
Simons DG, Trabell JG, Simons LS. Myofascial pain and dysfunction: the trigger point manual. Vol 1. 2.a
ed. Baltimore (MD): Williams & Wilkins; 1999.
Soares A, Andriolo RB, Atallah AN, da Silva EM. Botulinum toxin for myofascial pain syndromes in adults.
Cochrane Database Syst Rev. 2014;7:CD007533.
Tough EA, White AR, Richards S, Campbell J. Variability of criteria used to diagnose myofascial trigger
point pain syndrome: evidence from a review of the literature. Clin J Pain. 2007;23(3):278-86.
442
Capítulo
23
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
OMALGIA
Anatomía del hombro
El hombro tiene una gran importancia funcional, ya que gracias a
él se pueden realizar gran parte de los movimientos del miembro supe-
rior. Es la articulación con mayor movilidad del cuerpo humano, pero
también la más inestable. Se compone de tres articulaciones: la principal,
que forma la glena con la cabeza del húmero, de tipo enartrosis, y dos
articulaciones de menos importancia, la acromioclavicular y la esterno-
clavicular.
Anatómicamente la cabeza humeral tiene mayor superficie que la
glena, por lo que la estabilidad de la articulación depende de la cápsu-
la articular, los ligamentos (coracohumeral y glenohumeral superior,
medio e inferior) y, a nivel muscular, de la porción larga del bíceps,
del deltoides y del conjunto muscular del manguito de los rotadores,
infraespinoso, supraespinoso, redondo menor y subescapular. Varias
estructuras en forma de saco y rellenas de líquido sinovial, llamadas
bursas, facilitan el deslizamiento de los diferentes componentes
móviles.
El hombro, está inervado por el plexo braquial, específicamente por
el nervio supraescapular y por el circunflejo o axilar.
El nervio supraescapular es una rama del tronco superior del plexo
braquial que se origina en las raíces de C5, C6 y en el 50% de casos de
C4. Recorre el triángulo posterior del cuello, situándose muy profundo
al músculo trapecio y omohioideo hasta alcanzar la escápula, por donde
pasa a través de la escotadura supraescapular por debajo del ligamento
transverso escapular superior. Posteriormente sigue su trayecto
Dolor osteoarticular: omalgia, coxalgia y gonalgia
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
y redondo menor, y recoge la sensibilidad de la cara lateral superior del
brazo.
Hombro doloroso
El síndrome más frecuente que afecta a esta articulación es el hombro
doloroso. Generalmente se debe a enfermedad articular, pero también
existen entidades extraarticulares:
– Causas intraarticulares (90%):
• Periarticulares: tendinitis o rotura del manguito de los ro-
tadores o del bíceps, artritis acromioclavicular, bursitis su-
bacromial.
• Articulares: hombro congelado, artritis inflamatorias de tipo
artritis reumatoide, espondiloartropatías, artritis séptica, artritis
microcristalina, artrosis, luxación, subluxación.
• Ósea: osteomielitis, traumatismos, enfermedad de Paget, neo-
plasias, necrosis avascular.
– Causas extraarticulares (10%):
• Pulmonares: tumor de Pancoast, neumotórax, tromboembo-
lismo pulmonar (TEP).
• Cardíacas.
• Vasculares.
• Dolor postaccidente vascular cerebral.
Técnicas analgésicas
La mayor parte de los pacientes mejoran con un tratamiento con-
servador. La recomendación más importante es no cargar peso, sobre
todo en la artrosis glenohumeral.
444
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Estimulación eléctrica transcutánea en el hombro y en la región
laterocervical si hay irradiación (véase capítulo 28).
– Infiltración intraarticular de anestésicos locales con corticoides, de
manera dirigida según el origen del problema al espacio subacromial,
acromioclavicular o glenohumeral. Hay poca evidencia a favor de las
infiltraciones con corticoides por vía subacromial para la enfermedad
del manguito de los rotadores, a pesar de que su uso es muy frecuen-
te. Las infiltraciones intraarticulares en la articulación glenohu-
meral no son de gran ayuda, excepto si existe una marcada sinovitis.
Recientemente, en septiembre de 2015, un grupo noruego ha
descrito la efectividad analgésica de la inyección intraarticular de
corticoides bajo control ecográfico en el síndrome del «hombro
congelado» (capsulitis adhesiva). Es un estudio doble ciego, alea-
torizado y de tres brazos, en el que se compara la inyección in-
traarticular única de corticoides, la inyección intraarticular
combinada con la inyección de corticoides en el «intervalo del
rotador» (espacio que se describe anatómicamente como un área
triangular en el borde anterosuperior del hombro, definido por
el proceso coracoides en la base, por el margen anterior del ten-
dón del supraespinoso en la parte anterior e, inferiormente, por
el margen superior del tendón subescapular) y un grupo placebo.
Se utilizó triamcinolona con lidocaína y en el grupo placebo,
únicamente lidocaína. En los dos grupos de corticoides se obtu-
vo una gran mejoría analgésica a las 3, 6 y 12 semanas del
tratamiento en relación con el grupo placebo, sin obtener dife-
rencias significativas entre ambos grupos. Sin embargo, a las
26 semanas de tratamiento, ya no se obtuvieron diferencias sig-
nificativas de los grupos de corticoides versus placebo.
445
Dolor osteoarticular: omalgia, coxalgia y gonalgia
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
COXALGIA
El dolor de la articulación de la cadera suele referirse en la ingle o
en la cara anterior del muslo hasta la rodilla. Las causas más frecuentes
son los espasmos del psoas (abscesos, hematomas y seromas) y las bur-
sitis (trocantérea, ileopectínea, isquioglútea…). Dada la carga mecánica
que soporta, junto con la complejidad anatómica de la zona, son múl-
tiples las causas de dolor por afectación de partes blandas en la cadera.
El dolor no siempre está bien localizado y puede irradiarse hacia la
pierna por la cara lateral o posterior, confundiéndose en ocasiones con
radiculalgia. El paciente suele referir un empeoramiento del dolor al
acostarse sobre el lado afecto y con la deambulación. Durante la explo-
ración la flexión forzada de la cadera en aducción desencadena el dolor.
Anatomía de la cadera
La articulación de la cadera, o coxofemoral, relaciona el hueso coxal
con el fémur. Junto con la musculatura que le rodea, soporta el peso
del cuerpo en posturas tanto estáticas como dinámicas. Esta articula-
ción se clasifica como enartrosis de tipo diartrosis y se caracteriza por
que las dos superficies articulares que intervienen son esféricas, o casi
esféricas, una cóncava y otra convexa, lo que permite una gran movili-
dad. La articulación está envuelta por una cápsula fibrosa, la cápsula
sinovial, cuya cubierta interna es la membrana sinovial que produce el
líquido sinovial que facilita el desplazamiento de las superficies de los
dos huesos: el acetábulo o cavidad cotiloidea del coxal (cóncavo) y la
cabeza femoral (convexa).
La cadera está dotada de cuatro ligamentos principales que son fuer-
tes bandas fibrosas: redondo, iliofemoral, isquiofemoral y pubofemoral.
446
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
también recibe la contribución de pequeñas arterias que provienen de
la arteria obturatriz, de gran importancia para prevenir la isquemia de la
cabeza femoral si se interrumpe el flujo de la arteria femoral en el caso
de una fractura de fémur, por ejemplo.
El anillo arterial extracapsular lo constituyen la arteria femoral
circunfleja medial y la lateral, así como la arteria foveal que proviene
de la obturatriz. Y el anillo arterial intracapsular subsinovial tiene ra-
mas terminales de la circunfleja femoral medial.
La inervación de la articulación coxofemoral depende de varios
nervios: el nervio ciático, encargado de la porción posterior de la cáp-
sula, el nervio femoral, encargado de la porción anterolateral de la
cápsula, y el nervio obturador, encargado de la porción anteromedial
de la articulación. También intervienen ramas sensoriales de los nervios
ciático y glúteo.
Enfermedades de la cadera
– Artrosis de cadera o coxoartrosis.
– Artritis de cadera.
– Fractura de cadera.
– Trocanteritis o bursitis trocantérea.
– Bursitis iliopectínea o isquioglútea.
– Tendinitis de los aductores
– Coxa valga o coxa vara.
– Choque femoroacetabular.
447
Dolor osteoarticular: omalgia, coxalgia y gonalgia
Técnicas analgésicas
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
del trocánter (véase capítulo 28).
– Infiltración del trocánter con anestésico local y corticoide depot
en el caso de la trocanteritis.
– Radiofrecuencia pulsada de los nervios femoral y obturador
antes de llegar a sus ramas articulares. Es la técnica que
aconsejamos y utilizamos en nuestra práctica clínica habi-
tual. Se utilizan electrodos de 10 cm de longitud y punta activa
de 5 mm.
• Femoral: bajo control ecográfico, se localiza el nervio femoral
a nivel inguinal. Se obtiene el estímulo sensitivo a 50 Hz
entre 0,3 y 0,6 V y el motor a 2 Hz (en este caso sí se consigue
al ser un nervio principalmente motor) entre 1,5 y 2 V (con-
tracción rotuliana). Se realiza un ciclo de RFP de 240’’ y se
infiltran 5 ml de ropivacaína al 0,2%; en ocasiones, también
se pueden añadir 40 mg de acetato de triamcinolona.
• Obturador: bajo control ecográfico se localiza el nervio obtu-
rador a nivel púbico (por palpación se localiza el tubérculo
púbico, se introduce la aguja hasta hacer contacto óseo y se
redirige ligeramente hacia afuera y abajo). Se obtiene el estí-
mulo sensitivo a 50 Hz entre 0,3 y 0,6 V, y el motor a 2 Hz
entre 1,5 y 2 V en la zona interna y proximal del muslo. Se
realiza un ciclo de RFP de 240’’ y se infiltran 4 ml de ropi-
vacaína al 0,2%; en ocasiones se pueden asociar 40 mg de
acetato de triamcinolona.
– Radiofrecuencia térmica o pulsada de las ramas articulares
sensitivas de los nervios obturador y femoral. La localización y
la realización de la técnica se llevan a cabo bajo control radios-
cópico.
448
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
pubis.
Se realiza una lesión con radiofrecuencia térmica a 80° durante 80’’
en cada punto, utilizando una cánula de calibre 22 G de 15 cm de lon-
gitud y punta activa de 10 mm. El estímulo sensitivo a 50 Hz debe ser
positivo entre 0,3 y 0,6 V y con el estímulo motor a 2 Hz no debe haber
ninguna contracción muscular hasta 1,5-2 V en la zona álgida. Poste-
riormente se puede realizar una infiltración intraarticular (previa com-
probación con contraste) con 10 ml de ropivacaína al 0,2% + 40 mg de
acetato de triamcinolona. En el caso de escoger la RFP, se realizan dos
ciclos de 180’’ cada uno en cada localización utilizando dos electrodos de
calibre 22 G de 15 cm de longitud y punta activa de 10 mm.
En un estudio reciente que ha comparado la RFP con el tratamiento
conservador en 29 pacientes con coxalgia crónica se obtuvo un mayor
alivio del dolor y un aumento relevante de la funcionalidad de los
pacientes.
Esta técnica no suele usarse habitualmente debido a la incomodidad
que representa para el paciente durante el procedimiento, sin que aporte
una gran ventaja analgésica.
GONALGIA
Anatomía de la rodilla
La articulación de la rodilla es la mayor articulación sinovial del
cuerpo humano y también la más superficial. Posee una gran impor-
tancia funcional y mecánica dentro de la deambulación. Es de tipo bi-
sagra y permite los movimientos de flexión y extensión de la pierna.
Desde el punto de vista funcional, ha de conjugar dos objetivos casi
excluyentes entre sí: tener una gran estabilidad y resistencia al peso que
449
Dolor osteoarticular: omalgia, coxalgia y gonalgia
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Entre el fémur y la rodilla existen dos meniscos fibrocartilaginosos
que acomodan las superficies articulares durante los movimientos. Me-
joran la congruencia entre los cóndilos femorales y tibiales. Son dos,
con forma de C, medial y lateral; están insertados en la región inter-
condílea de la meseta tibial, y se interconectan entre sí anteriormente
por el ligamento transverso de la rodilla.
La articulación está reforzada por ligamentos extracapsulares, que
estabilizan el movimiento en bisagra de la rodilla (colateral interno,
colateral externo, rotuliano, poplíteo oblicuo y poplíteo arqueado), e
intracapsulares, que mantienen el contacto de las superficies articu-
lares durante la flexión de la rodilla (cruzado anterior y cruzado
posterior).
La membrana sinovial reviste todas las superficies articulares que
no están recubiertas por cartílago articular. Se inserta en los bordes de
las superficies articulares y en los de los meniscos. Está separada del
ligamento rotuliano por una almohadilla de grasa infrarrotuliana. A
cada lado de la almohadilla, la membrana sinovial forma un borde ri-
beteado llamado pliegue alar que se proyecta hacia la cavidad articular.
Otro pliegue agudo se eleva desde la línea media hacia la fosa intercon-
dílea del fémur, y su nombre es pliegue infrarrotuliano.
Existen varias bolsas sinoviales alrededor de la rodilla que propor-
cionan superficies de baja fricción para el movimiento de los tendones
asociados con la articulación: prerrotuliana, infrarrotuliana, suprarro-
tuliana, poplítea, anserina…
La irrigación de la rodilla proviene fundamentalmente de tres arte-
rias: femoral, poplítea y tibial anterior. De estos troncos principales
surgen otros más pequeños que forman un círculo alrededor de la
450
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Arteria genicular inferior medial, que procede de la arteria poplítea.
– Arteria genicular inferior lateral, que procede de la arteria poplítea.
– Arteria genicular descendente, que procede de la arteria femoral.
– Arteria recurrente tibial anterior, que procede de la arteria tibial
anterior.
Los nervios que inervan los músculos que cruzan o intervienen en
la funcionalidad de la articulación de la rodilla también inervan la
articulación propiamente dicha. Hay inervación por parte de los si-
guientes nervios:
– Safeno y obturador (medialmente).
– Femoral (anteriormente).
– Ciático:
• Tibial (posteriormente).
• Peroneo común (lateralmente).
La inervación sensitiva proviene de:
– Ciático:
• Tibial:
Nervio geniculado superior medial.
Nervio geniculado medial.
Nervio geniculado inferior medial.
• Peroneo común:
Nervio geniculado superior lateral.
Nervio geniculado inferior lateral.
Nervio geniculado recurrente tibial.
451
Dolor osteoarticular: omalgia, coxalgia y gonalgia
– Obturador.
Enfermedades de la rodilla
– Gonalgia crónica: tiene una prevalencia del 16% en adultos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
> 45 años (18,7% en mujeres y 13,5% en hombres). La gonar-
trosis es una de las cinco causas de discapacidad entre adultos.
La gonalgia post-ATR tiene una incidencia del 20% de los casos.
– Bursitis prerrotuliana.
– Bursitis infrapatelar.
– Bursitis anserina o «pata de ganso».
– Tendinitis rotuliana.
– Osteoartrosis.
– Meniscopatía.
– Condromalacia.
Para la valoración del dolor y la funcionalidad de la articulación
dolorosa, se utiliza la escala de WOMAC (Western Ontario MacMaster
Universities Osteoarthritis Index), que realiza 25 preguntas agrupadas
en tres esferas: dolor, rigidez y funcionalidad. Existe una escala especí-
fica para la valoración de la funcionalidad y el dolor de la gonalgia, la
escala de Oxford (Oxford Knee Score).
Técnicas analgésicas
– Tratamiento conservador: reposo.
– Fisioterapia: debe realizarse diariamente, adecuándose al paciente
y la enfermedad a tratar. Se realizan ejercicios para fortalecer el
cuádriceps.
– Fármacos analgésicos: paracetamol, AINE, opioides.
– Estimulación eléctrica transcutánea en la rodilla (véase capítulo 28).
452
Manual de Tratamiento del Dolor
453
Dolor osteoarticular: omalgia, coxalgia y gonalgia
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
BIBLIOGRAFÍA
Burbank KH, Herbert Stevenson J, Czarnecki GC, Dorfman J. Chronic Shoulder Pain. Am Fam Physician.
2008;77(4):493-7.
Chie CL, Liang CL, Lu K, Chen YW, Liliang PC. Pulsed radiofrequency treatment of articular branches of
femoral and obturador nerves for chronic hip pain. Clin Interv Aging. 2015;10:569-74.
Choi WJ, Hwang SJ, Song JG, et al. Radiofrequency treatment relieves chronic knee osteoarthritis pain: a
double-blind randomized controlled trial. Pain. 2011;152(3):481-7.
García Prieto E, Alonso Moreno FJ, Vicario Espinosa C, Jiménez Pina I. Exploración de rodilla y hombro.
Formación Continuada. Metodología y Técnicas. SEMERGEN. 2009;35(10):517-22.
Masala S, Fiori R, Raguso M, Morini M, Calabria E, Simonetti G. Pulse-dose radiofrequency for knee
osteoartritis. Cardiovasc Intervent Radiol. 2014;37(2):482-7.
Pichot C, Martín E, Crespo M. Dolor osteoarticular. Reumatismos articulares inflamatorios. En: Torres LM,
ed. Medicina del dolor. Barcelona: Editorial Masson; 1997. p. 219-38.
Prestgaard T, Wormgoor ME, Haugen S, Harstad H, Mowinckel P, Brox JI. Ultrasound-guided intrarticular
and rotator interval corticosteroid injections in adhesive capsulitis of the shoulder: a double-blind,
sham-controlled randomized study. Pain. 2015;156(9):1683-91.
Ramírez Ogalla I, Moreno Martín A, Santana Pineda MM, Rodríguez Huertas F. Eficacia de la radiofrecuencia
convencional de geniculados para el tratamiento del dolor en gonartrosis moderada-severa. Rev Soc
Esp Dolor. 2014;21(4):212-8.
Reig E, Abejón D, Contreras R, Insausti J, Del Pozo C. Radiofrecuencia de las ramas sensoriales articulares de
los nervios obturador y femoral. En: Manual de técnicas de radiofrecuencia para el tratamiento del
dolor. Madrid: Cuarto Escalón; 2004. p. 121-4.
454
Capítulo
24
INTRODUCCIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El dolor visceral es un dolor sordo, difuso y mal localizado, cuyo
punto de partida son las vísceras huecas o parenquimatosas. General-
mente, es referido a un área de la superficie corporal, y frecuentemente
va acompañado por una intensa respuesta refleja motora y autonómica.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
inmunocompetentes.
456
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
presenta en la corteza somatosensorial primaria y que la
sensación somática visceral está representada principalmen-
te en la corteza somatosensorial secundaria. Las diferencias
en estas dos regiones podrían contribuir a la escasa capacidad
del individuo para localizar el dolor visceral frente al dolor
somático.
Las imágenes de RMf y PET muestran una representación del
dolor visceral y del somático en las regiones límbicas y para-
límbicas del córtex, áreas relacionadas con el componente
emocional y cognitivo del dolor.
Este tipo de dolor es abordado en la clínica por múltiples especia-
listas con diversos enfoques terapéuticos. Es importante destacar que
el tratamiento del dolor visceral por sí mismo está siendo considerado
como un síndrome, en lugar de un síntoma o subproducto de la enfer-
medad.
ANATOMÍA
457
Dolor visceral
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
visceral.
Según el origen de sus neurofibras preganglionares, el sistema visceral
se divide en dos componentes, que poseen características anatómicas y
acciones distintas:
– Sistema toracolumbar o simpático: las neurofibras pregangliona-
res se ubican en la columna de sustancia gris intermediolateral
de la médula espinal en los segmentos de T1 a L2.
– Sistema craneosacro o parasimpático: las neurofibras pregan-
glionares se originan en los núcleos grises del tronco encefálico
(visceral oculomotor o Edigen Westphal, salivar superior, salivar
inferior y motor dorsal del vago) y los núcleos parasimpáticos de
la parte media de los segmentos medulares de S2 a S4.
Sistema simpático
Es el origen de la primera neurona en el núcleo intermediolateral
de la médula espinal en los segmentos de T1 a L2. Los axones de estas
neuronas (presinápticas) emergen por el surco colateral anterior con
las raíces anteriores para formar el nervio espinal. Una vez que el
458
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
glionares no sinaptan en el tronco simpático y forman los nervios esplác-
nicos, que llegan a los plexos viscerales, con cuyas células hacen sinapsis.
A través de los nervios espinales los ramos comunicantes grises llegan
a la superficie corporal, a los vasos sanguíneos, a las glándulas, etc.
Sistema parasimpático
Forman parte del componente vagal los distintos ganglios parasim-
páticos craneales: ciliar, pterigopalatino, ótico, submandibular y vago.
Los nervios esplácnicos pélvicos se originan en los segmentos S2-S4,
salen por los ramos ventrales de los nervios espinales correspondientes
y se unen a los plexos viscerales pélvicos. Estos se distribuyen en las
estructuras viscerales correspondientes. Son redes nerviosas que poseen
componentes simpático y parasimpático.
El diagnóstico y el tratamiento del dolor visceral se abordan basán-
dose en una distribución regional, más que en una causa o mecanismo
definidos. Por lo tanto, nos referiremos al dolor visceral torácico, al
abdominal y al pélvico como entidades distintas, sin que en la práctica
clínica necesariamente lo sean.
459
Dolor visceral
DOLOR TORÁCICO
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
diagnóstico de enfermedades cardiovasculares y, a menudo, es llevada
a cabo por cardiólogos. Tras descartar la enfermedad cardiovascular, se
podrá discriminar el dolor torácico no cardiogénico (DTNC).
460
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Cartilaginoso
– Traumatismo
– Costocondritis (síndrome de Tietze)
Nervios y raíces nerviosas
– Neuritis del herpes zoster
– Neuralgia postherpética
– Compresión de raíces nerviosas
Pleuropulmonar
Vías aéreas
– Traqueobronquitis
Pulmón y pleura
– Neumotórax*
– Pleurodinia y pleuritis
– Neumonía
– Tromboembolismo pulmonar*
Trastornos abdominales que cursan con DT
– Síndrome de distensión gástrica
– Síndrome del ángulo esplénico
– Enfermedad de las vías biliares
– Ulcus gastrointestinal
– Enfermedad pancreática
– Perforación de víscera hueca (estómago, duodeno, etc.)
Esofágico
– Trastornos de la motilidad
– Reflujo gastroesofágico
– Perforación del esófago*
Cardiovascular
Patrón de dolor coronario
– Enfermedad coronaria:
• Angina de pecho*
• Infarto agudo de miocardio*
Continúa
461
Dolor visceral
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Pericarditis postinfarto*:
• Epistenocárdica
• Síndrome de Dressler
– Síndrome pospericardiotomía
– Pericarditis urémica
– Pericarditis actínica
– Disección aórtica aguda (aneurisma disecante de la aorta)*
Causas no orgánicas de DT
– Palpitaciones
– DT agudo idiopático
– Reumatismo psicógeno
*Peligro potencial de la vida del paciente.
Tomado de la guía de práctica clínica del dolor precordial José Bravo (es.slideshare.net/
drbravo/guia-clinica-de-dolor-precordial-30147557)
462
Manual de Tratamiento del Dolor
DOLOR ABDOMINAL
Desde el punto de vista del abordaje farmacológico, es necesario
diferenciar el dolor visceral con causa diagnosticada (sea oncológico o
benigno) del dolor visceral funcional.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Según algunos expertos, el tratamiento del dolor visceral no funcio-
nal sigue las pautas de tratamiento del dolor somático, a pesar de los
diferentes mecanismos neurobiológicos del dolor visceral y el somático.
Siguiendo la escalera/ascensor analgésico de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) se consigue una mejoría en la mayoría de los pacientes.
Sin embargo, hay un porcentaje de pacientes refractarios que requieren
opioides para el control del dolor, si bien el uso de los agonistas μ puede
verse limitado por sus efectos secundarios gastrointestinales. Los agonistas
opioides aumentan el umbral doloroso e inhiben la percepción del dolor
tanto somático como visceral, a través de su acción sobre los receptores
opioides μ y κ. Dentro de los opioides mayores, la metadona, con un efec-
to antagonista N-metil-D-aspartato (NMDA), podría ser una alternativa ante
la presencia de hipersensibilidad en ciertos cuadros de dolor visceral.
Se pueden añadir coadyuvantes como los anticonvulsivantes y anti-
depresivos tricíclicos (ADT) para el manejo del componente neuropático,
si está presente, y/o análogos de la somatostatina (octeótrido), beneficiosos
en los cuadros obstructivos de colon al disminuir las secreciones gástricas.
En el dolor visceral abdominal crónico no funcional «benigno», uno
de los modelos de estudio es el asociado a la pancreatitis crónica (PC).
El dolor, en estos casos, es un síntoma que de forma constante o recu-
rrente está presente en el 80-90% de los casos. Son varios los autores
que apoyan el uso de la oxicodona en el modelo del dolor visceral re-
fractario secundario a PC. En modelos animales se ha objetivado cierto
protagonismo de los receptores opioides κ en la etiología del dolor
visceral. Algunos autores defienden el componente neurogénico del
dolor de la PC: el dolor espontáneo o postprandial puede reflejar un
dolor con características similares al neuropático. Desde el punto de
vista histopatológico, los cambios tisulares en la PC simulan a los ob-
servados tras lesiones nerviosas. Todo ello permite introducir en el
463
Dolor visceral
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Dolor retroesternal no cardíaco.
– Discinesia biliar.
– Síndrome del intestino irritable.
464
Manual de Tratamiento del Dolor
Espasmolíticos
Mebeverina Bajo Beneficio global
Citrato de alverina Muy bajo Beneficio relativo
Diciclomina Muy bajo Beneficio relativo
Suplementos de fibras
Ispaghula huso Alto Beneficio global Útil en diarrea
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Loperamida Alto Beneficio global Menos eficaz en dolor
ADT
Desimipramina Moderado Beneficio relativo Ineficaz
Amitriptilina Bajo Beneficio relativo Mal tolerada
Nortriptilina Bajo Beneficio relativo Mal tolerada
ISRS
Paroxetina Alto Beneficio global Mejor tolerada
Fluoxetina Alto Beneficio global Sin beneficios
Agonista 5-HT4
Tegaserod Alto Beneficio global Procinético
NNT: 14 en SII-E
Antagonista 5-HT3
Alosetrón Alto Beneficio relativo Antidiarreico
Colitis isquémica NNT: 7 en SII-D
Gabapentina* – Beneficio relativo Reduce la sensibilidad
Octeótrido* – Beneficio relativo Inhibe la motilidad
intestinal
Agonistas opioides* – Beneficio relativo Agonistas opioides
Estreñimiento κ (?)
*No están en el cuadro original, pero se mencionan en el artículo.
SII-D: SII-diarrea predominante; SII-E: SII-estreñimiento predominante.
Modificado de Peláez R, Fernández S, Aguilar JL. Tratamiento farmacológico del dolor
abdominal visceral crónico: evaluación crítica de la evidencia disponible. Revista de la
Sociedad Española del Dolor. 2011;18(6):332-41.
DOLOR PÉLVICO
La mujer sufre más que el hombre dolor recurrente pelviano debido
a las condiciones asociadas a la función normal y anormal de los órga-
nos reproductivos. La molestia se presenta como una combinación de
síntomas que suele incluir dolor lento y continuo, sensación de peso o
465
Dolor visceral
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Mixto (orgánico + psicógeno): 15,0%.
– Idiopático: 8,0%.
TRATAMIENTO
Técnicas intervencionistas en el alivio del dolor visceral
oncológico
La OMS promueve la escalera analgésica como el estándar actual
recomendado para la gestión del dolor. Se propone una optimización
paso a paso de la farmacoterapia sistémica que utiliza agentes antiin-
flamatorios no esteroideos primero, seguidos por agentes opioides.
Debido a la relevante implicación del papel del sistema nervioso
autónomo (simpático y parasimpático) en la fisiopatología del dolor
visceral, diversos autores cuestionan el concepto de la OMS de reservar
las técnicas intervencionistas, entre ellas los bloqueos simpáticos (por
ejemplo, el bloqueo del plexo celíaco), como una herramienta de gestión
de último recurso (véase capítulo 10).
En los pacientes con enfermedad pancreática en quienes ha fallado
el bloqueo del plexo celíaco, el bloqueo de los nervios esplácnicos pue-
de representar una alternativa viable. La interrupción de estas fibras
nerviosas puede proporcionar un alivio del dolor visceral asociado a
tumores intraabdominales.
Otra alternativa cuando fracasan los bloqueos simpáticos es la neu-
romodulación. Kapural (2009) y Baranidharan, et al. (2014) describie-
ron un significativo descenso del dolor y del consumo de opioides con
la estimulación de los cordones posteriores medulares en pacientes
con dolor visceral abdominal (véase capítulo 12).
466
Manual de Tratamiento del Dolor
Tratamiento farmacológico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ten datos de un beneficio consistente de los antagonistas opioides o los
bloqueantes de los canales del calcio.
En cuanto a los ADT, varios estudios aleatorizados han mostrado
que dosis bajas de ADT pueden mejorar la clínica del dolor abdominal
funcional, sobre todo cuando la diarrea es predominante, así como los
síntomas globales, llegando a un NNT de 5,2. Sin embargo, incluso a
dosis bajas, los efectos deletéreos pueden aparecer con un NNT de 2,2.
Con respecto a los fármacos relacionados con la serotonina, su be-
neficio se debe a su participación en la neurotransmisión a nivel del SNE.
Así, la concentración de serotonina plasmática está aumentada en los
pacientes con SII-diarrea predominante (SII-D) y disminuida en el
SII-estreñimiento predominante (SII-E). Estos hallazgos justifican el uso
de antagonistas de los receptores de la 5 hidroxitriptamina (R-5HT),
para reducir el dolor y la diarrea, y de sus agonistas, para reducir el
dolor y el estreñimiento.
En el caso de los gabapentinoides, Lee, et al. se plantearon el papel
de la gabapentina frente a placebo en la mejora de la función sensitiva
y motora de pacientes afectos de SII-D. La gabapentina reduce la sen-
sibilidad y mejora la compliance rectal ante una distensión experimental.
Su uso clínico está pendiente de más estudios.
Si bien tanto los agonistas como los antagonistas de los receptores
de la somatostatina son capaces de disminuir la sensibilidad visceral,
no son de utilidad en la DF.
El uso de alimentos con alto contenido en capsaicina para el trata-
miento de la DF se ha demostrado seguro. No sólo no inducen daño
agudo o crónico en la mucosa gastroduodenal, sino que, según parece,
juegan un papel protector de la mucosa gástrica. Una de las limitaciones
es la exacerbación inicial de los síntomas.
467
Dolor visceral
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en el huésped. Los autores de una reciente revisión sistemática refirieron
evidencia de un beneficio general de los probióticos utilizados en el SII.
CONCLUSIONES
El paciente con dolor visceral precisa un abordaje diferenciado mul-
tidisciplinar. Su situación clínica condiciona la utilización de técnicas
de abordaje diferentes a las que se plantean en otros tipos de dolor.
BIBLIOGRAFÍA
Annaházi A, Róka R, Rosztóczy A, Wittmann T. Role of antispasmodics in the treatment of irritable bowel
syndrome. World J Gastroenterol. 2014;20(20):6031-43.
Baranidharan G, Simpson K, Dhandapani K. Spinal cord Stimulation for visceral pain- a novel approach.
Neuromodulation. 2014;17(8):753-8; discussion 758.
Burgstaller JM, Jenni BF, Steurer J, Held U, Wertli MM. Treatment efficacy for non-cardiovascular chest
pain: A systematic review and meta-analysis. PLoS One. 2014;9(8):e104722.
Coss-Adame E, Erdogan A, Rao SS. Treatment of esophageal (noncardiac) chest pain: An expert review. Clin
Gastroenterol Hepatol. 2014;12(8):1224-45.
Feng B, La JH, Schwartz ES, Gebhart GF. Neural and neuro-immune mechanisms of visceral hypersensi-
tivity in irritable bowel syndrome. Am J Physiol Gastrointest Liver Physiol. 2012;302(10):G1085-98.
Guía de práctica clínica del dolor precordial José Bravo (es.slideshare.net/drbravo/guia-clinica-de-dolor-pre-
cordial-30147557).
Lazaraki G, Chatzimavroudis G, Katsinelos P. Recent advances in pharmacological treatment of irritable
bowel syndrome. World J Gastroenterol. 2014;20(27):8867-85.
Lee KJ, Kim JH, Cho SW. Gabapentin reduces rectal mechanosensitivity and increases rectal compliance
in patients with diarrhoea-predominant irritable bowel syndrome. Aliment Pharmacol Ther.
2005;22(10):981-8.
Luján RC, Suárez EL, Llanos R, Baccini J. Dolor pélvico crónico. Revista Peruana de Ginecología y Obste-
tricia. 2015;42(4):149-56.
Ortiz-Olvera NX, González-Martínez M, Ruiz-Flores LG, Blancas-Valencia JM, Morán-Villota S, Dehesa-Vi-
olante M. Causas de dolor torácico no cardíaco. Rev Gastroenterol Mex. 2007;72(2):92-9.
Peláez R, Fernández S, Aguilar JL. Tratamiento farmacológico del dolor abdominal visceral crónico: evalu-
ación crítica de la evidencia disponible. Revista de la Sociedad Española del Dolor. 2011;18(6):332-41.
Sikandar S, Dickenson AH. Visceral pain: The ins and outs, the ups and downs. Curr Opin Support Palliat
Care. 2012;6(1):17-26.
Theodorou V, Ait Belgnaoui A, Agostini S, Eutamene H. Effect of commensals and probiotics on visceral
sensitivity and pain in irritable bowel syndrome. Gut Microbes. 2014;5(3):430-6.
Wertli MM, Ruchti KB, Steurer J, Held U. Diagnostic indicators of non-cardiovascular chest pain: A sys-
tematic review and meta-analysis. BMC Medicine. 2013;11:239.
468
Capítulo
25
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
INTRODUCCIÓN
El dolor es uno de los síntomas más frecuentes en los pacientes con
cáncer. Su prevalencia ha sido estimada en diferentes estudios y metaa-
nálisis, con rangos que oscilan entre el 52 y el 77%. En un metaanáli-
sis sobre dolor oncológico de 2005 se analizaron los estudios publicados
entre 1966 y 2005, y se estableció una prevalencia global de dolor del
53%. Ese mismo estudio estratificaba la prevalencia, según el origen
del carcinoma o el grupo de enfermedad (Tabla 1). Un estudio paneu-
ropeo más reciente ha cuantificado la prevalencia de dolor oncológico
en el 56% de los pacientes con cáncer.
Con frecuencia, el tratamiento del dolor oncológico es inadecuado o
no se administra correctamente debido a varios motivos, como la igno-
rancia sobre los agentes terapéuticos capaces de suprimir el dolor, la
creencia inadecuada del médico a menudo influenciada por factores
culturales del propio profesional, que considera que el dolor es un
síntoma inevitable, y problemas legales que dificultan la utilización y
acceso a los fármacos analgésicos opioides.
Cuando la masa tumoral se hace insensible a los tratamientos y
progresa dando lugar a sufrimientos físicos y psicológicos, es ineludible
e inaplazable por parte de los profesionales sanitarios intervenir con
una adecuada terapia analgésica.
TIPOS DE DOLOR
Los diferentes tipos de dolor presentes en el paciente oncológico se
clasifican, según criterios fisiopatológicos, en: dolor somático, visceral
o neuropático. Esta diferenciación se basa en los síntomas y el tipo de
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Ginecológico 60% (50-71%)
Tras tratamiento curativo 33% (21-46%)
Dolor somático
Se asocia a la invasión por la masa tumoral y la activación de los
nociceptores periféricos cutáneos o de estructuras más profundas mus-
culares u óseas.
A nivel molecular, se produce una inflamación con liberación de
prostaglandinas, bradicininas, citocinas y sustancia P, que generan y
perpetúan la nocicepción. De forma secundaria, las prostaglandinas
producen un aumento de proteína cinasa A, que paralelamente se aso-
cia a un aumento de la corriente a través de canales de sodio tetrodo-
xina resistentes y a una disminución en los canales de potasio. Parale-
lamente, la activación de prostaglandinas también inhibe el receptor
glicinérgico que posee propiedades inhibitorias. En conjunto, se genera
470
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
adyuvantes
Dolor visceral
Se observa con mayor frecuencia en pacientes con tumores abdomi-
nales y pélvicos. La fisiopatología de este dolor se explica porque las
fibras sensitivas intestinales son de tipo amielínico y pueden detectar
la distensión y probablemente la inflamación y la isquemia. Existen dos
tipos de fibras nerviosas en el intestino: vagales aferentes y espinales
aferentes. Las vagales se localizan en la mucosa (se activan con la in-
flamación o la lesión directa) o en la capa muscular (se activan con la
distensión); las espinales también se localizan en varias estructuras de
las capas intestinales y transmiten al sistema nervioso central (SNC) la
sensación de molestia o dolor. Se ha puesto especial interés en averiguar
si los receptores κ opioides desempeñan un papel selectivo en la reducción
de este dolor. También se ha postulado que el octeótrido (un análogo
471
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
a otro nivel, por ejemplo, en el hombro izquierdo en el caso de los
tumores gástricos o a nivel escapular derecho en el caso de las metás-
tasis hepáticas o afectación del diafragma del mismo lado. También en
el cáncer de páncreas el dolor es referido a ambos hipocondrios o la
espalda. Se trata de la irradiación cutánea sensitiva en un área concre-
ta de la misma metámera que inerva la víscera profunda.
Dolor neuropático
Se produce secundariamente a una compresión nerviosa, una lesión
por invasión de troncos nerviosos o por afectación del sistema nervioso
simpático.
A nivel molecular, existe un gran interés en identificar los receptores
involucrados en la generación y mantenimiento del dolor neuropático
oncológico. A continuación se expone un breve resumen de los meca-
nismos fisiopatológicos (véase capítulo 18):
– Regulación al alza anómala en las neuronas sensitivas de los
canales de sodio sensibles a la tetrodoxina y regulación a la baja
de los canales de sodio resistentes provocando un aumento de la
actividad ectópica (por ejemplo, en fibras amielínicas finas, dolor
urente; en fibras gruesas, dolor lancinante).
– En neuronas sensitivas, a nivel periférico hay cambios fenotípicos
de las fibras Aβ con expresión anómala de neuropéptidos (sus-
tancia P y CGRP, que son fibras C).
– En el ganglio de la raíz dorsal se generan sinapsis anómalas con
neuronas simpaticomiméticas, junto con la regulación al alza de
receptores adrenérgicos que generan en conjunto el desarrollo y
persistencia del dolor mantenido por el simpático.
472
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El tratamiento del dolor neuropático, por su complejidad, requiere
con frecuencia un abordaje simultáneo con diferentes maniobras tera-
péuticas, algunas no farmacológicas como la estimulación eléctrica
transcutánea (TENS) o la terapia física pasando por agentes farmacoló-
gicos o incluso técnicas intervencionistas neuroablativas. Los agentes
farmacológicos incluyen los anestésicos locales, los anticonvulsivantes
y los antidepresivos. Es sabido que los opioides provocan una disminu-
ción de la sensibilidad nerviosa, aunque con un balance entre ventajas
y desventajas poco favorable para este tipo de dolor (véase capítulo 18).
Metástasis óseas
Las neoplasias que más presentan esta invasión son las de mama,
riñón, pulmón y próstata, particularmente cuando el estadio de la en-
fermedad es avanzado. Los huesos sobre los que asientan las metástasis
y la frecuencia estimada se muestran en la figura 1.
473
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Pelvis (41%)
474
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ficio asociado a la analgesia basal de los opioides, tal como se comenta
en un metaanálisis de 2011 en que se observó que los pacientes requerían
menor dosis de opioides y menor número de dosis de rescate.
Los bifosfonatos ayudan a prevenir y tratar las complicaciones re-
lacionadas con las metástasis óseas, inhibiendo la maduración y función
de los osteoclastos, produciendo apoptosis. Debido al efecto sobre los
osteoclastos, los bifosfonatos se introdujeron como tratamiento de me-
tástasis osteolíticas como las del mieloma múltiple o de mama. Poste-
riormente, visto que las metástasis osteoblásticas asocian un alto re-
cambio con un aumento también de la resorción ósea, su uso se ha
generalizado.
El bifosfonato más utilizado es el zolendronato, que también se admi-
nistra endovenoso (ev.). La eficacia analgésica de 4 mg/3-4 semanas du-
rante varios meses se ha demostrado eficaz sobre el placebo en metás-
tasis de cánceres de mama y de próstata y en el mieloma múltiple. El
ibandronato se administra por vía oral (v.o.) (50 mg) o ev. (6 mg) para
la prevención eficaz del dolor de metástasis óseas por cáncer de mama
en tratamientos de dos años de duración. Presenta menor nefrotoxicidad
que el zolendronato.
La radioterapia presenta una efectividad analgésica que, según las
series publicadas, va del 65 al 100%, pero con una duración de efecto
transitoria. Esta terapia tiene un papel clave en múltiples síndromes
oncológicos (Tabla 3), como en los casos de riesgo de fractura patoló-
gica y en presencia de compresión medular. La analgesia se obtiene
a menudo con dosis relativamente bajas gracias a un efecto reductor de
la masa tumoral, la inhibición de la producción de factores inflamatorios
tumorales, la inhibición directa de los osteoclastos y la estimulación de
la respuesta inmunitaria.
475
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
obstructivos
Obstrucción pélvica
Tratamiento posquirúrgico Estabilización de una fractura patológica
de intervenciones paliativas intervenida. Prevención de una fractura patológica
Descompresión de metástasis o tras cirugía de
compresión medular
Vertebroplastia
Modificado de JA Jones, CB Simone. Palliative radiotherapy for advanced malignacies in a
changing oncologic landscape: guiding principles and practice implementation.
476
Manual de Tratamiento del Dolor
Metástasis cerebrales
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Son la forma más prevalente de tumor. Las neoplasias primarias más
frecuentes son las de pulmón, mama, melanoma, tracto gastrointestinal
y genitourinario. La localización de las M1 cerebrales se distribuye en los
hemisferios cerebrales (80%), el cerebelo (15%) y el tronco cerebral (5%).
Suelen localizarse más frecuentemente en los lóbulos frontales y parie-
tales que en los occipitales, y la cefalea suele ser de predominio diurno.
Plexopatías
477
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Una de las causas de plexopatía asociada a neoplasia es la secundaria
al tratamiento radioterápico, especialmente en el territorio braquial tras
la radiación de la caja torácica y la axila. A nivel lumbosacro, paralela-
mente a un origen similar debido a radioterapia de regiones pélvicas,
la plexopatía puede deberse a infiltración tumoral de la médula espinal,
del plexo o de los nervios periféricos.
Independientemente de la localización, la plexopatía se caracteriza por
un dolor intenso y discapacitante de difícil manejo. De forma tardía apare-
cen signos neurológicos deficitarios en el territorio inervado. El tratamien-
to consiste en radioterapia, quimioterapia y tratamiento analgésico sisté-
mico, y es una buena indicación administrar el fármaco de forma intratecal.
Compresión medular
Es una urgencia médica que aparece en el 5-10% de los pacientes
con cáncer. Es fundamental realizar un diagnóstico precoz para evitar
el desarrollo de secuelas neurológicas permanentes.
El diagnóstico clínico de sospecha varía entre molestias de espalda,
dolor con el supino, leve debilidad, hormigueo y disfunción eréctil. Con
la progresión de la compresión, los síntomas empeoran, y pueden llegar
a ser desde entumecimiento, incontinencia o retención urinaria o fecal
hasta paresia y parálisis.
478
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
rapia que se inicia posteriormente a partir del séptimo día tras la cirugía.
En otros casos, según el grado de extensión de la enfermedad y la
calidad de vida previa del paciente, no está indicada la cirugía, por lo
que, si es posible, antes de 48 h se intentará iniciar la radioterapia para
reducir la masa tumoral. Cabe destacar que el 90% de los pacientes
que empiezan el tratamiento a tiempo (antes de presentar parálisis)
se recuperan del episodio sin secuelas.
Mucositis
La mucosistis oral cursa con edema y ulceración, que se asocian a
un dolor intenso que impide la ingesta oral. La etiología es consecuencia
de tratamientos quimioterápicos y radioterápicos; la prevalencia es del
15-40% para el primer supuesto y del 70-90% para el segundo. El inicio
del dolor varía según si es debido a quimioterapia (inicio a los 3-5 días y
resolución lenta) o a radioterapia (se inicia en la segunda semana y per-
siste durante varias semanas).
El tratamiento se basa en una higiene adecuada, el uso de soluciones
orales de anestésicos locales como la lidocaína viscosa, el cocimiento
de llantén o la benzocaína en aerosol, y la administración de analgésicos
sistémicos; el uso de morfina en modo anestesia controlada por el pa-
ciente es una modalidad adecuada (véase capítulo 16).
479
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
ESTRATEGIA TERAPÉUTICA
El dolor de causa oncológica es un dolor crónico. El objetivo tera-
péutico es eliminarlo o disminuirlo y, posteriormente, prevenirlo. Para
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ello, es fundamental realizar una correcta valoración clínica, mediante
una adecuada historia clínica del dolor, con una exploración física ge-
neral y neurológica, y la realización de las pruebas diagnósticas nece-
sarias para confirmar el diagnóstico clínico y planear el correcto abor-
daje terapéutico.
Para conseguir un adecuado tratamiento del dolor oncológico es
esencial observar siempre estos cuatro importantes puntos:
− El dolor oncológico se puede eliminar eficazmente en la gran
mayoría de los casos.
− La terapia analgésica del dolor oncológico es fácil de realizar,
incluso por parte de personal no especializado, sobre todo en las
fases iniciales.
− La terapia del dolor oncológico no tiene por qué ser prescrita,
realizada o gestionada siempre de forma exclusiva por especialis-
tas en tratamiento del dolor.
− Se puede abolir el dolor oncológico enseñando a manejar unos
pocos protocolos y métodos sencillos, y utilizando un número
reducido de fármacos.
Los objetivos de la analgesia deben incluir: aumentar las horas de
sueño sin dolor y aliviar el dolor durante el reposo, en bipedestación y
durante la actividad.
480
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Eliminar el insomnio.
− En caso necesario, prescribir dos analgésicos con mecanis-
mos de acción diferentes.
− Elegir el fármaco en función de la intensidad del dolor.
− Administrar la analgesia de forma regular a pauta fija, no
a demanda, proporcionando al paciente la posibilidad de
administrarse dosis suplementarias o fármacos alternati-
vos de rescate para tratar el dolor episódico o mal contro-
lado.
− Evitar la administración de placebos.
− Prevenir e individualizar los efectos secundarios.
481
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
gésico útil en un paciente con dolor oncológico de intensidad
leve-moderada. Su acción analgésica se justifica en casos de
dolor óseo y su beneficio analgésico se potencia al combinarlo
con opioides.
482
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
presente: la edad, el estado de salud y el entorno familiar
ayudarán a elegir el fármaco.
− Las vías de administración preferibles son la oral y la
transdérmica, por su facilidad de utilización. Para la v.o.,
es preferible utilizar las formulaciones de liberación sos-
tenida. La vía intramuscular no debe usarse.
− Se aconseja iniciar el tratamiento con opioides de libe-
ración inmediata y de corta duración, para realizar una
titulación. En ocasiones se realiza mediante dosis
bajas de fármacos de liberación sostenida por v.o. o
fármacos transdérmicos.
− Junto a todo tratamiento opioide hay que prescribir un
fármaco para el control de las exacerbaciones dolorosas
o el dolor irruptivo. Este fármaco puede ser el mismo
opioide del tratamiento basal pero en forma de liberación
inmediata u otro fármaco de acción rápida como fentani-
lo transmucoso, sublingual o inhalado.
− Los pacientes han de ser controlados periódicamente para
evaluar la efectividad de la analgesia.
483
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
que actúa fundamentalmente como un agonista de los receptores μ, con
una potencia 10-15 veces menor que la morfina, que se caracteriza por
presentar un techo analgésico pero también menor acción depresora en
el SNC y ninguna capacidad de inducir farmacodependencia. Su absor-
ción oral es buena (2/3 de la dosis) y su biodisponibilidad es del 50%;
las concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan en 1 h y la dura-
ción de sus efectos es de 4-6 h. Su principal efecto secundario es el
estreñimiento pertinaz.
El dextropropoxifeno es un fármaco opioide derivado de la metado-
na, con buen efecto antitusígeno, cuya acción como analgésico se ve
limitada por sus efectos psicomiméticos.
A continuación se enumeran y detallan los fármacos opioides potentes
situados en el tercer escalón de la escala analgésica de la OMS: buprenor-
fina, oxicodona, morfina, fentanilo, hidromorfona, tapentadol y metadona.
La buprenorfina es un agonista parcial opioide muy lipofílico que se
puede administrar por v.o. sublingual para dolores intensos y por vía trans-
dérmica para dolores más estables. Como fármaco agonista parcial, se con-
sidera que tiene efecto techo, entendiendo que a partir de dosis analgésicas
establecidas, si se aumenta la dosis, se priorizan los efectos secundarios.
La v.o. presenta una baja biodisponibilidad, por lo que se recomien-
da el uso sublingual. Se dispone también de la buprenorfina transdér-
mica, que proporciona niveles plasmáticos estables y una analgesia más
controlada. De forma aproximada, un parche de buprenorfina de 35 µg
equivale a un parche de fentanilo de 25 µg. Administración cada 3-4 días.
Los efectos secundarios más frecuentes son: prurito y eritema se-
cundarios a la administración transdérmica; náuseas y vómitos, sobre
todo en pacientes ancianos.
484
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La hidromorfona es un opioide semisintético que se utiliza en EE.UU.
desde 1920; por su relativa corta vida media por v.o. había que adminis-
trarlo cada 4-6 h, hasta la comercialización de las nuevas fórmulas de libe-
ración ultrarretardada, que han permitido una dosis oral única diaria.
Aunque presenta ventajas respecto a otros opioides en pacientes con fun-
ción renal alterada, también requiere vigilar el riesgo de neurotoxicidad.
En relación con la equipotencia analgésica, Lawlor y Mercadante conside-
ran que este fármaco es cinco veces más potente que la morfina oral.
El tapentadol es un opioide con dos mecanismos de acción, agonis-
ta central del receptor µ e inhibidor de la recaptación de noradrenalina
que ha demostrado eficacia en dolor nociceptivo y en dolor neuropático.
Su equipotencia analgésica es 2,5 menor que la de la morfina oral.
Absorción rápida de amplia distribución y baja unión a proteínas
plasmáticas. Metabolismo por glucuronización (menos potencial de inte-
racciones farmacológicas) y eliminación renal. No precisa ajuste de dosis
en insuficiencia hepática leve ni en insuficiencia renal leve-moderada.
La morfina se ha considerado tradicionalmente el fármaco de elec-
ción para el dolor oncológico y es el estándar de oro que sirve de refe-
rencia para establecer la equipotencia del resto de opioides. A pesar de
ser un fármaco con baja biodisponibilidad oral, hecho que obliga a
aumentar la dosis administrada, es muy seguro administrado por esta
vía, que es la de elección.
Existen múltiples formulaciones galénicas que permiten una titulación
eficaz de las dosis necesarias. Por v.o., la morfina se administra en forma
de liberación rápida como comprimidos o como solución acuosa. Una vez
calculadas las dosis de morfina necesarias para controlar efectivamente
los síntomas, se indica el uso de las formas de liberación sostenida.
485
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
es especialmente efectivo por vía transdérmica. Se considera que un
parche de fentanilo transdérmico de 25 µg corresponde a 40 mg de
sulfato de morfina oral diarios.
También se usa el fentanilo por vía ev. en perfusión continua. Recien-
temente han eclosionado en el mercado múltiples preparaciones de ab-
sorción rápida indicadas para el dolor oncológico irruptivo que se basa
en la absorción a través de la mucosa oral en forma de aplicadores para
la absorción transmucosa y comprimidos de absorción bucal o sublingual.
También han aparecido pulverizadores de aplicación intranasal.
Se recomienda la titulación de estos fármacos de rescate para en-
contrar la dosis efectiva que controle las crisis dolorosas, pero cada vez
hay más bibliografía disponible sobre la conveniencia en el dolor irrup-
tivo de un abordaje con dosis proporcionales a la dosis total diaria de
analgesia opioide basal para el control de las crisis dolorosas.
La metadona es un opioide totalmente sintético que presenta una
potencia analgésica similar a la morfina, con la particularidad de que la
v.o. presenta una biodisponibilidad mucho más alta. Puesto que se asocia
a una vida media elevada y la posibilidad de acumulación, en pacientes
con tratamientos prolongados existe el riesgo de sobredosificación.
486
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Vías de administración de los opioides en el paciente
con dolor oncológico
487
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Manejo de los efectos secundarios de los opioides
La administración de opioides mayores de modo regular conlleva la
aparición de efectos secundarios. Lo correcto, en primer lugar, es in-
formar al paciente de la posible aparición de los mismos; en segundo
lugar, hay que tratarlos cuando se presenten, ya que suelen ser causa
de abandono del tratamiento. Para evitar la aparición de estos efectos
adversos, el secreto es individualizar las dosis y prescribir fármacos para
los contrarresten. Hay un aforismo clásico sobre el estreñimiento aso-
ciado a opioides que reza: «La mano que prescribe morfina es la mano
que prescribe los laxantes».
Los opioides mayores, administrados a dosis equipotentes, tienen un
perfil similar de efectos secundarios. A excepción del estreñimiento, que
es inevitable, los efectos secundarios desaparecen progresivamente, pro-
ducto del desarrollo de fenómenos de tolerancia.
Los efectos secundarios más frecuentes son: estreñimiento, náu-
seas y vómitos, y somnolencia. La depresión respiratoria y la neuro-
toxicidad son fenómenos más infrecuentes y relacionados en ocasiones
con factores no dependientes del opioide en sí, como el estado de
salud del paciente y la medicación concomitante administrada (véase
capítulo 5).
Rotación opioide
488
Manual de Tratamiento del Dolor
Las causas para indicar una rotación opioide son principalmente dos:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
grave. Cuando los fármacos o estrategias para paliar estos efectos secun-
darios fallan, se debe sustituir el opioide administrado por otro de po-
tencia similar, o bien cambiar la ruta de administración empleada. En
pacientes con síndromes neoplásicos terminales se han encontrado las
siguientes causas para proceder a la rotación de opioides: deterioro cog-
nitivo (24%), dolor incontrolable (16%), mioclonías (11%) y náuseas (9%).
La Asociación Europea de Cuidados Paliativos (EAPC) presentó y
publicó un documento de consenso y recomendaciones sobre el manejo
de opioides, que son totalmente vigentes y suponen una guía para el
uso de estos fármacos (EAPC 2010).
489
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Endovenosa − La de mayor biodisponibilidad − Cara
− Cálculo rápido de las − Requiere acceso ev.
necesidades − Riesgo de infección
− Sin límites de volumen a − Requiere personal capacitado
infundir
Subcutánea − Alta biodisponibilidad − Cara
− No necesita acceso ev. − Infusión limitada a 1-4 ml/h
− Cálculo rápido de las − Requiere personal capacitado
necesidades − Induración en el punto de
punción
Transdérmica − Fácil de utilizar − Más cara que la oral
− Pocas complicaciones − Imposible el aumento rápido
− Larga duración de la dosis
analgesia (72 h) − Intolerancia cutánea al parche
− Efectos secundarios
prolongados
Transmucosa − Mayor biodisponibilidad que − Más cara que la oral
la oral − Sólo disponible para
− Absorción muy rápida fentanilo
− No hay preparaciones retard
Rectal − Mayor biodisponibilidad que − Poco atractiva para algunos
la oral pacientes/culturas
− Disponible cuando la v.o. no
es posible
− Existen preparaciones retard
− Barata
− Fácil de administrar
Tomada y traducida de Stevens RA, Ghazi SM. Routes of opioid analgesic therapy in the
management of cancer pain. Cancer Control. 2000;7(2):132-41.
490
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
efectos secundarios.
Las técnicas de interrupción de la nocicepción se basan en inyectar
anestésicos locales o sustancias neurolíticas para interrumpir de forma
temporal o definitiva sucesivamente el dolor oncológico. En cuanto al
balance beneficios-efectos secundarios o complicaciones, parece claro
que estas técnicas intervencionistas se han de restringir al paciente con
cáncer irresecable y con escasa expectativa de vida dada su duración de
efecto y sus potenciales complicaciones. Su indicación, tradicionalmen-
te, se limitaba a un último escalón terapéutico, es decir, eran las últimas
maniobras analgésicas disponibles, y por ello se denominan el cuarto
escalón; sin embargo, la mejora de las técnicas de bloqueo, tanto a
nivel de eficacia como de seguridad, ha hecho que estas técnicas se
utilicen en momentos de la enfermedad en que se necesita un alivio
efectivo del dolor, independientemente del escalón terapéutico de la
OMS en que se encuentre el paciente.
Entre los bloqueos y neurolisis más utilizados en pacientes oncoló-
gicos cabe destacar el bloqueo del ganglio celíaco que se utiliza para el
control del dolor abdominal del cáncer de páncreas u otros tumores
abdominales altos. El bloqueo del ganglio hipogástrico superior se uti-
liza para aliviar dolores secundarios a infiltración de estructuras pélvicas,
y el bloqueo del ganglio impar, para dolor de localización perineal. El
bloqueo neurolítico subaracnoideo se indica en casos de dolor perineal
por neoplasia de colon o recto. La ventaja de esta técnica es que se con-
sigue anestesia por debajo del lugar de la neurolisis. La desventaja más
limitante es la pérdida de la continencia urinaria y de la función motora.
La cordotomía percutánea se indica en dolores rebeldes de un he-
micuerpo por debajo de C4. La técnica consiste en lesionar selectiva-
mente el haz espinotalámico contralateral. Puesto que se asocia a
491
Dolor en el paciente con cáncer y cuidados paliativos
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Efectos secundarios incapacitantes por opioides.
− No contraindicación para la técnica espinal.
− Buena efectividad tras una «dosis test espinal».
− Aceptación de la técnica por el paciente.
(Véase capítulo 12.)
BIBLIOGRAFÍA
Bennet M. Effectiveness of antiepileptic or antidepressant drugs when added to opioids for cancer pain:
systemathic review. Palliat Med. 2011;25(5):553-9.
Breivik H, Cherny N, Collett F, et al. Cancer-related pain: a pan European survey of prevalence, treatment,
and patient attitudes. Ann Oncol. 2009;20(8):1420-33.
Caraceni A, Hanks G, Kaasa S, et al. Use of opioid analgesics in the treatment of cancer pain: evidence-based
recommendations from the EAPC. Lancet Oncol. 2012;13(2):58-68.
De León-Casasola OA. Cancer pain: pharmacological, interventional, and palliative care approaches. 1.a ed.
Filadelfia: WB Saunders; 2006.
Gralow J, Tripathy D. Managing metastatic bone pain: the role of biphosphonates. J Pain Symptom Manage.
2007;33(4):462-72.
Hoskin PJ. Radiotherapy in the management of bone pain. Clin Orthopaed Related Res. 1995;(312):105-19.
Lawlor P, Turner K, Hanson J, Bruera E. Dose ratio between morphine and hydromorphone in patients
with cancer pain: a retrospective study. Pain. 1997;72(1-2):79-85.
Mercadante S. Malignant bone pain: pathophysiology and treatment. Pain. 1997;69(1-2):1-18.
Mercandate S. Opioid rotation for cancer pain: rationale and clinical aspects. Cancer. 1999;86(9):1856-66.
Nabal M, Librada S, Redondo MJ, Pigni A, Brunelli C, Caraceni A. The role of paracetamol and nonsteroi-
dal anti-inflamatory drugs in addition to WHO step III opioids In the control of pain in advanced
cancer. A systematic review of the literature. Pal Med. 2011;26(4):305-11.
Oneschuk D, Bruera E. Palliative management of brain metastases. Supp Care Cancer. 1998;6(4):365-72.
Quigley C. Opioid switching to improve pain relief and drug tolerability. Cochrane Database Syst Rev.
2004;(3):CD004847.
Reale C, Turkiewicz AM, Reale CA. Antalgic treatment of pain associated with bone metastases. Crit Rev
Oncol Hematol. 2001;37(1):1-11.
Smith HS. Painful osseous metastases. Pain Physicain. 2011;14(4):E373-403.
van den Beuken-van Everdingen MH, de Rijke JM, Kessels AG, Schouten HC, van Kleef M, Patijn J. Preva-
lence of pain in patients with cancer: a systematic review of the past 40 years. Ann Oncol. 2007;
18(9):1437-49.
492
Capítulo
26
INTRODUCCIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El manejo del dolor en el paciente mayor no fue considerado un
problema de salud pública hasta mediados de la década de 1990. En el
año 1996, un grupo de expertos, patrocinados por la International As-
sociation for the Study of Pain (IASP), publicó la primera Task Force
sobre el abordaje del dolor en dicha franja de población. Desde entonces
las sociedades de geriatría del mundo desarrollado, especialmente la
americana, han tenido un papel muy importante en la publicación de
paneles de consenso, guías y recomendaciones sobre el tratamiento del
dolor persistente en este tipo de población.
EPIDEMIOLOGÍA
El envejecimiento de la población se está produciendo en casi todos
los países del mundo. No sólo aumenta la proporción de adultos mayo-
res, sino que esta población a su vez se está haciendo cada vez más
mayor. Datos recientes del Instituto de Estadística Español previenen
de que, si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales, el por-
centaje de población mayor de 65 años, que actualmente se sitúa en el
18,2%, pasaría a ser del 24,9% en 2029 y del 38,7% en 2064.
Por otro lado, la esperanza de vida al nacer alcanzaría los 84,0 años
en los varones y los 88,7 en las mujeres en 2029, lo que supondría una
ganancia de 4,0 y 3,0 años, respectivamente, respecto a los valores ac-
tuales.
El dolor es uno de los síntomas más ampliamente citados como
subyacentes a la discapacidad en la edad avanzada y esta, a su vez, es
el predictor más importante de una mayor atención sociosanitaria. En
estos momentos, investigar los factores de riesgo para el deterioro
Dolor en el paciente mayor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
simplemente por lo que uno ha vivido.
494
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
prevalente, y dentro de este la lumbalgia es el síndrome regional
más frecuente.
495
Dolor en el paciente mayor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los comportamientos dolorosos utilizados en las escalas observacio-
nales validadas son las expresiones faciales, las vocalizaciones, los mo-
vimientos corporales, los cambios en las relaciones interpersonales, los
cambios en el patrón de actividad o rutinas y los cambios en el estado
mental.
En estos momentos, las escalas observacionales que han recibido
más soporte en las sucesivas revisiones sobre la valoración del dolor en
pacientes con limitaciones comunicativas son: escala de Abbey, DOLO-
PLUS 2, NOPAIN, PAINAD, PACSLAC y PACSLAC II.
496
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
prevalencia del 35-42%, por lo que se considera ya como una entidad
propia. Estos hallazgos sobre la aparente sensibilidad reducida al
dolor moderado contrastan con los estudios clínicos y experimenta-
les sobre el incremento de la vulnerabilidad al dolor persistente y
intenso.
Un metaanálisis sobre la tolerancia al dolor intenso mostró una
disminución de la misma con el incremento de la edad. La efectividad
de los mecanismos inhibitorios, particularmente el componente de los
opioides endógenos, se deteriora con el avance de la edad. La hiperal-
gesia inducida por capsaicina y un mayor fenómeno de wind-up sugie-
ren una prolongada hiperexcitabilidad postestimulación en el SNC de
las personas mayores. Estos hallazgos subrayan, en definitiva, una
reducida plasticidad del sistema nociceptivo y una prolongada disfun-
ción tras lesión tisular, inflamación o lesión nerviosa en pacientes
mayores.
La demencia puede exacerbar estos cambios debido a la pérdida
neurodegenerativa en regiones asociadas con niveles altos de procesa-
miento de información nociceptiva.
No obstante, no todos los estudios replican estos resultados, por lo
que la evidencia sobre los cambios o las diferencias en la percepción del
dolor en función de la edad sigue necesitando una mayor investigación
longitudinal en muestras poblacionales con nivel cognitivo y comorbi-
lidad mejor definida.
497
Dolor en el paciente mayor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Si se sabe que los pacientes de más de 70 años tienen una
media de tres comorbilidades médicas y toman un promedio de
siete medicamentos, uno puede cuestionarse la representatividad
de la muestra de los pacientes incluidos en los estudios.
498
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La fragilidad de la población mayor y la mayor incidencia de efectos
adversos farmacológicos la convierten en la candidata para la aplicación
de la mejor tecnología, extremando, de esta forma, la seguridad y mo-
nitorización en esta franja de población.
Abordaje multimodal
499
Dolor en el paciente mayor
ANESTÉSICOS LOCALES
Siempre que se pueda, realizaremos las infiltraciones con anestési-
cos locales. Los cambios en la farmacocinética de los anestésicos locales
no pueden explicar por sí solos los cambios relacionados con la edad en
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
el bloqueo neural. Se ha sugerido que, probablemente, estén más relacio-
nados con la farmacodinamia. Estos cambios provocan que se obtengan
niveles más altos de bloqueo, así como mayor intensidad y duración del
mismo. La incidencia de hipotensión es también mayor en el anciano.
Todo ello, en definitiva, aboga por la reducción de la dosis de anestésico
local en la población geriátrica.
ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS
Las últimas recomendaciones en el manejo del dolor agudo en la
población general aconsejan la administración de forma pautada de un
antiinflamatorio no esteroideo (AINE) o paracetamol, a menos que estén
contraindicados. Suplementando todas las técnicas de anestesia local o
regional antes mencionadas, tienen un efecto ahorrador sobre la dosis
total de anestésico local. Si no ha sido posible realizar una técnica lo-
corregional, se contemplará la administración de los mismos combinada
con opioides, lo cual también permite un efecto ahorrador sobre la
dosis total de opioides administrada.
La disponibilidad de preparados parenterales ha hecho que sean muy
populares. No obstante, el muy importante incremento de potenciales
efectos indeseables de los AINE en la población geriátrica es la razón
de que a menudo sean evitados, incluso cuando están más indicados o
serían más deseables.
El estudio prospectivo más amplio realizado en Europa (reclutó a 11.245
pacientes) sobre los riesgos de muerte, sangrado, alergia y fallo renal con la
utilización de los tres AINE clásicos disponibles en el mercado europeo (ke-
torolaco, diclofenaco y ketoprofeno) no mostró diferencias entre ellos, pero
dentro de los factores de riesgo más altos para dichas complicaciones estaban
la edad y el estado físico mediante la valoración de la Sociedad Americana de
500
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
administración de dosis óptimas de paracetamol aumenta el efecto
analgésico de los AINE convencionales en el dolor postoperatorio, aun-
que dicho efecto no queda tan claro con los coxib.
El metamizol es, probablemente, el analgésico menor más utilizado
en dolor postoperatorio en este país en todas las franjas de edad. Con-
tinúa la controversia sobre la agranulocitosis inducida por mitamizol,
pero, en el estudio más reciente publicado en la literatura, la incidencia
sigue siendo muy baja, del 0,96% por millón y año.
OPIOIDES
La mayoría de estudios sobre los efectos de la edad en la analgesia
opioide se basan únicamente en la morfina en analgesia postoperatoria
y usualmente a través de una bomba de tipo anestesia controlada por
el paciente (véase capítulo 8).
Mientras la dosis inicial de carga de morfina es similar a la del joven,
posteriormente hay una clara disminución de las dosis como consecuen-
cia de los cambios farmacocinéticos secundarios al estado físico, más que
a la edad cronológica en sí. La influencia del sexo es visible, con un
consumo de opioides superior en los hombres que en las mujeres.
501
Dolor en el paciente mayor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
el menos deseable en el paciente mayor. Provoca rápidamente fibrosis
cuando no se administra por vía endovenosa y tiene un metabolito
activo, la normeperidina, que puede acumularse. Dado que la función
renal disminuye con la edad, la restricción de la misma debería hacer-
se en todos los pacientes mayores. La normeperidina provoca toxicidad
del SNC, produciendo desde un aumento del delirio y la disfunción
cognitiva hasta temblor y mioclonías, llegando a las convulsiones. Hay
que pensar que su vida media es de 15 h y que, ante estos efectos inde-
seables, nunca debe utilizarse naloxona, que no sólo no los revierte,
sino que puede exacerbar la hiperexcitabilidad del SNC. En resumen,
la meperidina debería estar proscrita en geriatría.
Si el paciente es portador de un catéter epidural, sumaremos a los
anestésicos locales opioides liposolubles como el fentanilo. Se sigue
discutiendo cuál es la concentración óptima de dicha asociación.
502
Manual de Tratamiento del Dolor
CONSENSO
– El tratamiento farmacológico es tan importante como el no far-
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
macológico.
– El mantenimiento e incremento de la actividad física es clave. No
existe evidencia sobre cuál es el mejor ejercicio. La fisioterapia
resulta especialmente útil en síndromes de dolor persistente,
algunos muy prevalentes, como la artropatía degenerativa y las
fracturas osteoporóticas. Las intervenciones con mayor nivel de
evidencia son la terapia física, el programa gradual de ejercicios
de estiramiento, flexibilidad y resistencia, y los programas de
educación.
– Las terapias cognitivas conductuales han sido siempre de difícil
aplicabilidad, pero se han mostrado útiles, especialmente en pa-
cientes institucionalizados. Faltan estudios especialmente dirigi-
dos a la población geriátrica autónoma con dolor crónico que
vive en la comunidad.
– Los fármacos deberían ser administrados por vías fáciles no in-
vasivas, como la oral o la transdérmica, pautados y utilizando la
escala analgésica de la OMS.
– Se preferirán los preparados de liberación sostenida o larga ac-
tuación para el dolor continuo (véase capítulo 5).
– El dolor incidental previsible no oncológico se ha de tratar anti-
cipadamente y, si el paciente está ya con opioides potentes con
preparados de liberación retardada de tipo morfina por vía oral,
se utilizará un rescate de liberación rápida. La administración de
fentanilo por vía transmucosa sólo se debe realizar dentro del
abordaje de dolor oncológico, especialmente por su alta posibili-
dad de adicción.
– La norma es empezar lentamente y continuar lentamente.
503
Dolor en el paciente mayor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
la utilización de dosis bajas a fin de reducir los efectos adversos,
pueden ser una opción terapéutica segura en la población mayor.
El naproxeno tiene el mejor perfil de riesgo cardiovascular. Se
suplementará siempre la terapéutica con un inhibidor de la bom-
ba de protones.
– No existe justificación para la utilización de los COX-2 en esta
franja de población. Además, la administración concomitante de
aspirina altamente prevalente en esta población reduce las ven-
tajas de los mismos a nivel gastrointestinal.
– La combinación de fármacos no opioides, opioides y coadyuvantes
debe ser considerada, siempre que sea posible, a fin de reducir
los riesgos de efectos adversos, antes de dar dosis altas de cada
uno.
– Las combinaciones fijas de opioides con paracetamol pueden ser
útiles para el dolor leve-moderado.
– Si utilizamos opioides, debemos tener en cuenta lo siguiente:
• Existen muy pocos datos en dolor crónico, y la mayoría son
de dolor oncológico.
• La titulación ha de ser muy lenta. En estos últimos años ha
mejorado considerablemente la disposición de preparados que
facilitan esta maniobra (tramadol en solución, oramorph 2
mg/ml, MST 5 mg, durogesic matrix 12 µg, oxicodona 5 mg,
tapentadol 25 mg).
• Aun así, debe mantenerse una monitorización intensiva du-
rante la primera semana.
• Dosis repetidas dan lugar a concentraciones superiores al 25%
de las de los adultos.
504
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en el dolor neuropático, suelen tener un perfil inaceptable de
efectos secundarios.
• Dentro de los múltiples anticonvulsivantes, la pregabalina y
la gabapentina son las que acumulan un perfil de tolerancia
y eficacia mejor en esta franja de población.
• Raras veces consiguen un alivio completo.
• Si los administramos conjuntamente, aumenta el potencial de
efectos secundarios.
BIBLIOGRAFÍA
Abdulla A, Adams N, Bone M, et al. Guidance on the management of pain in older people. Age Ageing.
2013;42 Suppl 1:i1-57
AGS Panel on Persistent Pain in Older Persons. The management of persistent pain in older persons. J Am
Geriatr Soc. 2002;50(6 Suppl):S205-24.
American Geriatrics Society Panel on Pharmacological Management of Persistent Pain in Older Persons.
Pharmacological management of persistent pain in older persons chronic pain in older persons. J Am
Geriatr Soc. 2009;57(8):1331-57.
American Society of Anesthesiologists Task Force on Acute Pain Management. Practice guidelines for acute
pain management in the perioperative setting: an updated report by the American Society of Anes-
thesiologists Task Force on Acute Pain Management. Anesthesiology. 2004;100(6):1573-81.
Edwards RR. Age-associated differences in pain perception and pain processing. En: Gibson S, Weiner DK,
eds. Pain in older persons. Vol. 35. Seattle: IASP Press; 2005. p. 45-66.
Ferrell BR, Ferrell BA. Pain in the elderly. Seattle: IASP Press; 1996.
Forrest JB, Camu F, Greer IA, et al. Ketorolac, diclofenac, and ketoprofen are equally safe for pain relief
after major surgery. Br J Anaesth. 2002;88(2):227-33.
Gibson SJ, Farrell M. A review of age differences in the neurophysiology of nociception and the perceptu-
al experience of pain. Clin J Pain. 2004;20(4):227-39.
505
Dolor en el paciente mayor
Hadjistavropoulos T, Herr K, Prkachin KM, et al. Pain assessment in the elderly adults with dementia.
Lancet Neurol. 2014;13(12):1216-27.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Schug SA, Goddard C. Recent advances in the pharmacological management of acute and chronic pain.
Ann Palliat Med. 2014;3(4):263-75.
Taylor CB, Luce KH. Computer and internet based psychoterapy interventions. Curr Direct Psychol Sci.
2003;12(1):18-22.
The management of chronic pain in older persons: AGS Panel on Chronic Pain in Older Persons. American
Geriatrics Society. J Am Geriatr Soc. 1998;46(7):635-51.
Tsui BCH, Wagner A, Finucane B. Regional anaesthesia in the elderly: a clinical guide. Drug Aging.
2004;21(14):895-910.
Wilder-Smith OH. Opioid use in the elderly. Eur J Pain. 2005;9(2):137-40.
506
Capítulo
27
INTRODUCCIÓN
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La International Association for the Study of Pain (IASP) define el
dolor como «una experiencia sensorial y emocional desagradable aso-
ciada con una lesión presente o potencial, y si persiste, sin remedio
disponible para alterar su causa o manifestaciones, una enfermedad por
sí misma».
El dolor representa el síntoma más temido dentro de la enfermedad,
pero durante mucho tiempo ha sido subestimado en los niños. Sólo en
los últimos años el tratamiento analgésico ha formado parte de un plan
de abordaje integral en la asistencia al paciente pediátrico con dolor,
tanto agudo como crónico.
El diseño de una estrategia de prevención y tratamiento del dolor
establecido en los niños es fundamental y pasa por el abordaje multi-
modal, ampliamente aceptado en la actualidad, que engloba tanto anal-
gesia sistémica como técnicas locorregionales: nuevos anestésicos loca-
les (AL) con un amplio margen de seguridad, más experiencia en el uso
de adyuvantes (clonidina, ketamina), en los bloqueos con dosis única y
en las técnicas con catéter. En cuanto a la analgesia sistémica, los fár-
macos no opioides (antiinflamatorios no esteroideos [AINE] y paraceta-
mol) están indicados en el dolor moderado y en la escala superior los
opioides, en bolus o, cuando la situación lo requiere, con técnicas de
analgesia controlada por el paciente (ACP)/analgesia controlada por la
enfermera (ACE).
Revisando estudios recientes, se observa que en la actualidad se
dispone de muchas herramientas que ofrecen seguridad y efectivi-
dad en el tratamiento del dolor en el paciente pediátrico, incluido el
neonato, que merece una consideración especial y constituye uno de
los objetivos actuales de mejora en la analgesia, ya que durante mucho
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tado de una mejor apreciación del impacto que tiene el dolor infratratado
a largo plazo.
Reconocer y evaluar de forma precisa el dolor es fundamental para
identificar las fuentes del daño tisular y aliviar de forma eficaz el pro-
ceso doloroso; en el niño esa evaluación no es fácil y ha constituido uno
de los motivos principales de infravaloración del dolor pediátrico du-
rante décadas.
Básicamente se han utilizado tres métodos:
– Autovaloración: como el dolor es una experiencia subjetiva, las
escalas de autovaloración son preferibles a la valoración de un
observador, pues el niño integra en su evaluación los componen-
tes que prefiere y les asigna un valor individual, por lo que deben
utilizarse siempre que sea posible.
La escala visual analógica (EVA) es práctica y sencilla de utilizar
en niños mayores y adolescentes: el paciente asigna un valor
numérico a la intensidad de su experiencia dolorosa.
Las escalas faciales en los niños escolares proporcionan al pa-
ciente un símbolo que se asocia fácilmente con la intensidad del
dolor experimentado. Se han descrito muchas, pero algunas no
cuentan con estudios de validez y otras presentan en los extremos
caras sonrientes y con llanto, lo cual, según se ha visto, provoca
confusión entre afecto, estrés e intensidad del dolor. Además, las
escalas con caras sonrientes originan puntuaciones significativa-
mente más altas.
Bieri, et al. desarrollaron una escala que ha demostrado gran
sensatez, validez y consistencia, es fácilmente reproductible y no
tiene caras sonrientes ni con llanto (Fig. 1).
508
Manual de Tratamiento del Dolor
509
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Valoración fisiológica: estudia las respuestas del organismo fren-
te al proceso doloroso. Los principales parámetros estudiados
son: frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, tensión arterial,
sudoración palmar, cambios hormonales y metabólicos, y niveles
de endorfinas.
510
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
con fuerza, mover las cejas, arrugar el área nasofacial, separar los labios),
la respuesta autonómica (taquicardia, hipertensión arterial, taquipnea,
hipoxemia, aumento de resistencias vasculares pulmonares, midriasis,
diaforesis, palidez), el aumento hormonal de cortisol, glucagón, cate-
colaminas, endorfinas y aldosterona, y la hiperglucemia.
Esta vulnerabilidad a los estímulos dolorosos se explica por meca-
nismos neurofisiológicos. A pesar de tener un aparato sensorial para la
nocicepción bien desarrollado, el sistema inhibitorio descendente y sus
neurotransmisores responsables son deficientes e inmaduros hasta des-
pués del nacimiento a término.
Es importante evaluar el dolor de forma multidimensional. Existen
numerosas escalas de dolor, aproximadamente 29 validadas para neona-
tos, pero las más utilizadas son las siguientes: Neonatal Facial Coding
System (NFCS), Neonatal Infant Pain Scale (NIPS), Premature Infant
Pain Profile (PIPP), Neonatal Pain Agitation and Sedation Scale
(N-PASS) y Crying, Requires Oxigen Saturation, Increased Vital Signs,
Expression, Sleeplessness (CRIES Scale). Cada UCIN debe adoptar una
escala para evaluar el dolor, que sea fácil de interpretar tanto para el
personal médico como para el de enfermería.
Actualmente se consideran todos los factores que pueden contribuir
a reducir el estrés del neonato durante un procedimiento doloroso. Hay
una variedad de técnicas de alivio no farmacológicas que han demos-
trado ser efectivas a la hora de reducir y prevenir el dolor en procedi-
mientos menores; contamos también con terapias farmacológicas para
eliminar el dolor en procedimientos mayores, valorando siempre las
indicaciones y limitaciones de cada fármaco, ya que todos los analgési-
cos tienen efectos adversos y hay una carencia de estudios aleatorizados
en el RN.
511
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Estas terapias producen estímulos no dolorosos, que compiten con
los dolorosos, atenuando la percepción del dolor.
Es muy importante el inicio de medidas para prevenir el estrés ya
en la sala de partos (contacto con los padres todo el tiempo que sea
posible, acariciar, mecer, realizar masajes, disminuir la luz y el ruido,
música, posición «nido» con las extremidades flexionadas…).
– Contacto piel a piel. Activa el sistema de modulación del dolor
endógeno. Esta estimulación somatosensorial desencadena un
aumento de la respuesta hormonal (insulina, gastrina, colecisto-
cinasa, hormona del crecimiento) mediado por el sistema para-
simpático, desde la semana 23 de gestación, que ayuda a reducir
la respuesta al dolor.
– Succión no nutritiva. Modula la transmisión de la nocicepción a
través de la mediación del sistema opioide endógeno. Existe un
sinergismo al combinar la succión no nutritiva con sacarosa
(chupete humedecido con solución glucosada).
– Carbohidratos. Actúan a través de dos mecanismos: por una
parte, producen la liberación de opioides endógenos al estimular
estos receptores de membrana celular localizados en el cerebro
y, por otra, producen un aumento de los niveles de insulina plas-
mática, que tiene efectos analgésicos.
512
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
TERAPIA CON OPIOIDES
DOLOR POSTOPERATORIO
El tratamiento del dolor agudo en los niños, principalmente el posto-
peratorio, se basa en la analgesia multimodal: el uso de agentes con
distintos mecanismos analgésicos utilizados de forma combinada muestra
efectos sinérgicos, maximizando la eficacia y reduciendo los efectos
indeseables de los agentes o fármacos por separado.
513
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Bloqueo regional periférico ± ACP AL
– AINE + paracetamol
– Opioides + ACP morfina/fentanilo
Aproximación práctica
Veáse Tabla 1.
Analgésicos no opioides
514
Manual de Tratamiento del Dolor
PARACETAMOL
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El aclaramiento se reduce en los neonatos, especialmente en los
prematuros, por lo que las dosis repetidas de paracetamol deben admi-
nistrarse con intervalos más largos (8-12 h) o bien hay que disminuir
la dosis diaria total para evitar el incremento progresivo de las concen-
traciones plasmáticas.
Los neonatos y lactantes < 10 kg son capaces de producir los meta-
bolitos activos intermedios responsables de la lesión hepatocelular, por
lo que debemos disminuir las dosis ev. en estos casos y aumentar el
intervalo si se administra el fármaco por vía oral (v.o.).
Paracetamol
– Oral
• Neonato 28-32 semana de gestación: 10-15 mg/kg/8-12 h.
• Neonato > 32 semana de gestación: 10-15 mg/kg/6-8 h.
• Lactantes y niños: 15 mg/kg/4-6 h.
• Adolescentes: 0,5-1 g/4-6 h.
– Endovenoso
• Neonatos y lactantes < 10 kg: 7,5 mg/kg/4-6 h.
• Lactantes > 10 kg y niños < 50 kg: 15 mg/kg/ 4-6 h.
• Adolescentes > 50 kg: 1 g/4-6 h.
– Rectal
• Niños 10-20 kg: 1 supositorio 150 mg/6 h.
• Niños 20-40 kg: 1 supositorio 300 mg/6 h.
• Niños > 50 kg: 1 supositorio 600 mg/6 h.
515
Dolor en el paciente pediátrico
ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los AINE son fármacos analgésicos, antiinflamatorios y antipi-
réticos, inhibidores de la ciclooxigenasa, que producen un efecto
antiagregante reversible, debido a la inhibición de la síntesis de
tromboxano. Este es el motivo por el cual todavía existe controversia
sobre la seguridad de los AINE en la amigdalectomía; los estudios al
respecto son contradictorios. No obstante, se ha objetivado que los
posibles aumentos del sangrado no incrementan la frecuencia de rein-
tervenciones.
Los estudios muestran una eficacia similar al paracetamol, con un
efecto de ahorro de opioides.
IBUPROFENO
Es un antiinflamatorio que se presenta en forma de solución que
permite su utilización en lactantes > 3 meses y niños. Dosis: 5-10 mg/kg/
6-8 h v.o.
KETOROLACO
Es un potente analgésico, ampliamente utilizado en EE.UU., que ha
demostrado su eficacia en el dolor postoperatorio infantil.
Dosis:
– Niños > 6 meses y < 30 kg: 0,5 mg/kg/6 h ev.
– Adolescentes: 20-30 mg/6 h ev.
DEXKETOPROFENO
Es apto para uso ev. sólo en adolescentes > 14 años.
Dosis: 50 mg/8-12 h ev.
516
Manual de Tratamiento del Dolor
NAPROXENO
METAMIZOL
Pertenece al grupo de las pirazolonas. Es un buen analgésico y an-
titérmico que se utiliza con frecuencia en pediatría. Se emplea por v.o.,
rectal o parenteral. Tiene un efecto relajante sobre la musculatura lisa,
lo que le confiere una indicación en dolores de tipo cólico.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Entre las reacciones adversas destacan la agranulocitosis (incidencia
muy baja) y las reacciones anafilácticas, ambas independientes de la
dosis administrada. También puede producirse hipotensión con la ad-
ministración ev. rápida. Está contraindicado en niños con porfiria y en
niños con déficit de glucosa-6-fostato-deshidrogenasa (G6PDH).
Metamizol
– Oral: Gotas (g): equivale a 12,5 mg/kg/dosis.
• Lactantes > 4 meses y niños de hasta 4 años: 50-150 mg
(2-6 g)/6 h.
• Niños de 5-14 años: 250-375 mg (10-15 g)/6 h.
• Niños > 15 años: 500 mg (20 g) o 1 comprimido (575 mg)/8 h.
– Endovenoso
• Niños > 1 año y hasta 14 años: 20 mg/kg/6-8 h.
• Niños > 15 años: 2.000 mg/8 h.
– Rectal
• Niños de 3-11 años: 1 supositorio infantil (500 mg)/6-8 h.
• Niños de 1-3: años 1/2 supositorio infantil (250 mg) 6-8 h.
Opioides
Son de elección para el tratamiento del dolor de elevada intensidad.
Los opioides se metabolizan en el hígado mediante mecanismos de oxida-
ción y glucuronoconjugación, dependientes del citocromo P450, sistema
que se encuentra deficitario hasta el primer o segundo mes de vida.
517
Dolor en el paciente pediátrico
MORFINA
Es el opioide más utilizado para analgesia postoperatoria. En el RN,
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
la disminución del aclaramiento de morfina hace que la vida media de
eliminación esté alargada (6-7 h), en comparación con los lactantes más
mayores y los adultos (3 h). El factor más importante que contribuye
al aumento del aclaramiento de la morfina es la mejora continua de la
glucuronoconjugación con la edad. Algunos trabajos sugieren que las
variaciones en la respuesta clínica a la morfina durante el periodo neo-
natal también estarían relacionadas con el aumento de la permeabilidad
de la barrera hematoencefálica, la elevada concentración de péptidos
opioides endógenos en sangre, una proporción diferente de receptores
µ1/µ2 y la variabilidad en la producción de metabolitos de la morfina,
especialmente la morfina-6-glucurónido, que es un potente analgésico.
Debido a estos factores, en los RN la acción de una dosis única de mor-
fina puede prolongarse, y las infusiones de morfina pueden acumularse,
dando lugar a efectos indeseables como depresión respiratoria o con-
vulsiones.
Todos los estudios muestran que el aclaramiento de la morfina
depende de la edad posnatal, y alcanza valores similares al adulto a los
2-6 meses de vida.
518
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
FENTANILO
Al ser muy liposoluble, se distribuye rápidamente en los tejidos, por
lo que su corto efecto es más dependiente de esta redistribución que de
la eliminación del fármaco. Dosis altas o repetidas pueden llevar a una
prolongación de su efecto. En el plasma, el fentanilo se une en gran
proporción a la α1-ácido glucoproteína, disminuida en el RN y el lac-
tante, aumentando, por lo tanto, la fracción libre del fármaco. Además,
en el RN la eliminación puede estar alargada si existe una disminución
del flujo hepático debido a una enfermedad aguda o a cirugía abdominal.
El fentanilo es una buena alternativa a la morfina, especialmente en
aquellos pacientes con inestabilidad hemodinámica y en los que no
toleran la liberación de histamina asociada a la morfina. En RN y lac-
tantes, el fentanilo también tiene una vida media de eliminación alar-
gada (233 min), casi el doble que en los adultos (129 min), por lo que
tienen un mayor riesgo de acumulación. También se ha observado
que los pacientes de la UCI pueden presentar una variabilidad de
hasta 10 veces en las necesidades de fentanilo para conseguir unos
niveles similares de sedación. Debido a esta variabilidad en el aclara-
miento, el fentanilo ha de dosificarse según el efecto clínico.
Dosis de fentanilo de 1-2 µg/kg/h acostumbran a ser suficientes para
el control del dolor postoperatorio en niños. En neonatos y lactantes
ventilados mecánicamente, las infusiones de 2-4 µg/kg/h se asocian a
buena estabilidad hemodinámica, favoreciendo también el control de la
hipertensión pulmonar. Se ha observado que los RN que reciben infu-
siones de fentanilo con frecuencia requieren aumentos diarios en el
ritmo de infusión para conseguir niveles similares de sedación, lo que
implica un rápido desarrollo de tolerancia en estos pacientes.
519
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
las dosis oscilan entre los 10 y los 15 µg/kg, es efectivo a los 20 min y
tiene una duración de unas 2 h, aunque se asocia a una elevada inci-
dencia de náuseas y vómitos. La administración nasal de fentanilo no
se recomienda en menores de 18 años. La vía transmucosa es más eficien-
te que la oral, ya que evita el primer paso del metabolismo hepático que
reduce la disponibilidad del fentanilo un 25-33%.
REMIFENTANILO
La mayoría de trabajos con remifentanilo en pediatría se refieren a
su utilización intraoperatoria. Los estudios farmacocinéticos de remi-
fentanilo en niños de 2-12 años sugieren que tiene un perfil similar al
de los adultos. Remifentanilo es un opioide de vida media corta, meta-
bolizado por esterasas plasmáticas, que no se acumula en los tejidos y
no tiene efecto residual; por tanto, la analgesia queda interrumpida
cuando se retira la percusión del fármaco, asociándose a fenómenos de
hiperalgesia.
MEPERIDINA
Hay pocos estudios farmacocinéticos en niños, y no parece tener
ventajas claras sobre la morfina a dosis equipotentes; por tanto, no es
de elección. Cuando se administra meperidina, una tercera parte se
transforma en normeperidina, que es un activo convulsivante. La dosis
habitual es de de 0,5-1 mg/kg/3-4 h. La meperidina está contraindicada
en niños < 3 meses.
METADONA
Se elimina muy lentamente (en niños mayores de un año la vida
media de eliminación es de 19 h), por lo que tiene una acción analgésica
520
Manual de Tratamiento del Dolor
TRAMADOL
Es útil en el tratamiento del dolor, tanto agudo como crónico, de
moderado a intenso. Su utilización en niños a partir de un año está
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
aceptada en muchos países europeos.
CODEÍNA
Se utiliza en pediatría para el tratamiento del dolor leve y moderado,
ya sea sola o asociada a paracetamol, debido al sinergismo de esta aso-
ciación. La dosis habitual es de 1 mg/kg/6 h. Se puede administrar por
v.o. y rectal.
521
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La v.o. es la más simple; tras cirugía menor suele ser bien tolerada
y proporciona un excelente alivio del dolor postoperatorio. También es
una vía útil en el tratamiento del dolor crónico.
La vía intramuscular actualmente es muy poco utilizada por las
variaciones en la concentración plasmática, la absorción errática e im-
predecible desde la piel, y el miedo a los pinchazos que tienen los niños,
por lo que no se usa si se dispone de otra opción.
La administración ev. intermitente elimina el miedo a la inyección,
pero no consigue unos niveles plasmáticos estables, lo que favorece
periodos de sedación excesiva que alternan con periodos de analgesia
inadecuada. Las infusiones continuas de opioides con la posibilidad de
administrarse bolus a demanda ofrecen una analgesia efectiva; se utilizan
los sistemas de ACE en niños < 6 años o que no colaboran y sistemas
de ACP en niños > 6 años.
Para que los sistemas de ACP/ACE sean efectivos y seguros en niños,
tanto el paciente como su familia deben ser instruidos sobre su funcio-
namiento, así como el personal de enfermería que atiende a estos pa-
cientes. También es necesaria la aplicación de protocolos estrictos para
evitar la sobredosificación y errores de administración que conduzcan
a episodios de desaturación y depresión respiratoria. En estos casos será
necesaria la administración de naloxona (dosis: 5-10 µg/kg).
Inicialmente estos sistemas se utilizaban sólo en adolescentes y niños
mayores, pero la edad límite ha ido disminuyendo. Actualmente, más
que la edad, se considera que pueden utilizarse en cualquier niño que
comprenda el concepto (apretar-alivio del dolor); en los más pequeños,
es la enfermera del niño la que administra la analgesia, la controla y la
monitoriza exhaustivamente.
522
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
la analgesia y el descanso nocturno, ya que el paciente no debe
despertarse para autoadministrarse un bolus. Sin embargo, según
otros autores, la infusión basal aumenta el consumo total de opioi-
des y, por lo tanto, la incidencia de efectos adversos.
Bloqueos locorregionales
La anestesia locorregional en pediatría ha experimentado un uso
creciente en los últimos años, gracias a la toma de conciencia sobre la
importancia del dolor en el niño, a un mejor conocimiento de estas
técnicas y al desarrollo de materiales y tecnología específicos.
523
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
con respecto a los adultos, la disponibilidad de material adecuado y el
uso de la ecografía, en la medida en que se pueda, para aumentar la
precisión y reducir la dosis de AL.
Las características del paciente pediátrico (estrés psicológico y poca
colaboración) obligan a asociar a las técnicas locorregionales algún tipo
de sedación o anestesia general. El consenso entre anestesiólogos pe-
diátricos es que existe una gran experiencia en la seguridad de la rea-
lización de bloqueos en pacientes anestesiados y que es más seguro
realizar estas técnicas en un niño dormido que en uno agitado.
En los lactantes menores de seis meses, la unión de los AL a las
proteínas plasmáticas es aproximadamente la mitad que en los niños y
adultos. Además, el metabolismo de los AL se reduce en el RN debido
a una disminución de las proteínas plasmáticas (α1-glucoproteína y
albúmina fundamentalmente). Estas diferencias producen unos niveles
plasmáticos más elevados, una mayor fracción de fármaco libre y un
mayor riesgo de toxicidad en RN y lactantes.
Por otra parte, en los neonatos y lactantes, la escasa mielinización, la
menor distancia internodal y el tamaño reducido de las fibras nerviosas
permiten que concentraciones menores de AL sean suficientes para blo-
quear la conducción nerviosa. La mielinización neuronal se completa a
los 12 años, aunque a nivel práctico se considera completa a los tres años.
Con la aparición de los nuevos AL de larga duración, con mejor
perfil cardiotóxico y de seguridad, la ropivacaína y la levobupivacaína
están siendo ampliamente utilizadas, tanto en bolus como en perfusión
continua. Son equipotentes con la bupivacaína y producen menor blo-
queo motor. Las investigaciones actuales se enfocan en encontrar isó-
meros o nuevas moléculas de muy larga duración, que consigan anal-
gesia duradera con dosis única, sin necesidad de perfusiones continuas.
524
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Es importante recordar que el bloqueo motor en los niños se con-
sidera un efecto indeseable, no sólo por la incomodidad que produce,
sino también por la mayor incidencia de retención urinaria y la mayor
probabilidad de dañar la zona afecta por un traumatismo inadvertido.
525
Dolor en el paciente pediátrico
BLOQUEOS NEUROAXIALES
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de esa edad el hiato sacro tiende a cerrarse y puede ser más dificultosa
su realización, aunque no se descarta poner en práctica esta técnica a
cualquier edad. El espacio epidural del lactante está ocupado por un
tejido de sostén graso donde la difusión de AL es rápida y uniforme. A
partir de los 6-7 años de edad, esta grasa epidural se vuelve más densa
y con más tejido fibroso, lo que dificulta la difusión.
En dosis caudal única, la ropivacaína y la levobupivacaína producen
una analgesia postoperatoria similar a la bupivacaína, con una ligera
disminución del bloqueo motor, aunque sin diferencias apreciables en-
tre la ropivacaína y la levobupivacaína. La ropivacaína posee propiedades
vasoconstrictoras intrínsecas.
Las concentraciones tienen que ser bajas y la adición de adrenalina
sólo se usa para la realización de la dosis test.
La extensión de la analgesia depende del volumen inyectado. Existen
muchas fórmulas para su cálculo, pero como norma orientativa nos
puede guiar en la práctica clínica lo siguiente:
526
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Aunque se han utilizado dosis de morfina epidural por vía caudal de
50-100 µg/kg, parece ser que 33 µg/kg proporcionan una duración si-
milar de la analgesia con menos efectos secundarios. Se debe monito-
rizar a los niños 24 h después de la última dosis para detectar una
posible depresión respiratoria tardía. A las dosis recomendadas la de-
presión respiratoria es poco frecuente, pero hay otros efectos adversos,
como el prurito, las náuseas y vómitos y la retención urinaria, que son
más frecuentes.
La colocación de un catéter caudal permite prolongar la analgesia
durante el tiempo que se considere necesario. Hay estudios en RN y
lactantes que sugieren que los catéteres pueden avanzar desde el espacio
caudal hasta los segmentos torácicos, con buenos resultados. Esto se
debe a que el espacio epidural de estos pacientes tiene un plexo vascular
menos desarrollado y una grasa más gelatinosa, permitiendo el paso del
catéter. En estos casos es esencial extremar las precauciones de inspec-
ción diaria y de asepsia rigurosa. La incidencia de colonización de la
punta del catéter aumenta si se utiliza la vía caudal. En algunos pacien-
tes se tuneliza el catéter subcutáneamente para minimizar la contami-
nación. La dificultad de mantener la inserción del catéter libre de
contaminación fecal ha llevado a muchos anestesiólogos pediátricos a
preferir colocar catéteres epidurales lumbares o torácicos.
BLOQUEO EPIDURAL
El bloqueo epidural lumbar se suele realizar en niños > 10 kg y
principalmente está indicado en aquellos casos en los que se quiera
dejar durante varios días un catéter para analgesia.
Hay que recordar que el cono medular finaliza en L3, que el liga-
mento amarillo es más delgado en los niños y que el líquido cefalorra-
quídeo tiene una tasa de recambio superior a la de los adultos, por lo
527
Dolor en el paciente pediátrico
Infusiones epidurales:
– Si la punta del catéter está cerca de los dermatomas a
bloquear, utilizaremos opioides lipofílicos:
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
• 0,2-0,3 ml/kg/h de bupivacaína al 0,1-0,125% y fentanilo
1-2 µg/ ml.
• 0,1-0,4 ml/kg/h de levobupivacaína al 0,125% o ropivacaína
al 0,2% y fentanilo 1 µg/ml.
– Si la punta del catéter está situada a nivel caudal o lumbar
y la cirugía es alta, utilizaremos opioides hidrofílicos:
• 0,1-0,4 ml/kg/h de levobupivacaína al 0,125% o ropivacaína
al 0,2% y morfina 10 µg/ml.
• Morfina epidural 25-50 µg/kg.
BLOQUEOS PERIFÉRICOS
Los bloqueos periféricos, así como la infiltración de las heridas
quirúrgicas y la anestesia tópica, pueden ser muy útiles para la anal-
gesia postoperatoria. Los bloqueos periféricos se pueden realizar como
técnica de inyección única o en infusión continua a través de un ca-
téter percutáneo que se puede conectar a un dispositivo mecánico
elastomérico.
Con el uso de la ecografía, la eficacia de los bloqueos ha aumentado
y las dosis de AL se han podido reducir considerablemente.
BLOQUEO ILIOINGUINAL-ILIOHIPOGÁSTRICO
El bloqueo ilioinguinal-iliohipogástrico proporciona una excelente
analgesia, similar a la obtenida con un bloqueo caudal, tanto en her-
niorrafias como en orquidopexias. Es una técnica sencilla de realizar,
que necesita menor tiempo de preparación que el bloqueo central y
528
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
mente las dosis eran de 0,5 ml/kg, pero la realización del bloqueo
ecoguiado ha permitido disminuirlas hasta los 0,075 ml/kg.
BLOQUEO DE LOS NERVIOS DORSALES DEL PENE
El bloqueo de los nervios dorsales del pene es muy útil en circunci-
siones e hipospadias distales.
En este bloqueo la visión ecográfica de la zona a bloquear no es muy
buena, así que el beneficio de los ultrasonidos no es relevante.
El AL utilizado es la bupivacaína al 0,25% sin adrenalina, 0,1 ml/kg
por lado a bloquear, si se realiza el bloqueo mediante abordaje subpúbi-
co y punción bilateral. Podemos añadir lidocaína para acortar el tiempo
de latencia. En la práctica puede ser una buena dilución la siguiente:
– Bupivacaína al 0,5% SVC 7 ml + lidocaína al 2% 3 ml en una
jeringa de 10 ml.
– Bupivacaína al 0,5% SVC 5 ml + lidocaína al 2% 5 ml en una
jeringa de 10 ml.
Dado que las arterias del pene son vasos terminales, siempre hay que
tener presente que la solución de AL no contenga adrenalina ni ningún
otro vasoconstrictor, por la posibilidad de espasmo arterial, isquemia y
necrosis peneana.
BLOQUEO DEL NERVIO FEMORAL
El bloqueo del nervio femoral y el bloqueo «3 en 1» (femoral, lateral
cutáneo femoral y obturador) resultan útiles en las fracturas de fémur,
osteotomías, biopsias del cuádriceps y del vasto lateral e injertos de piel
procedente de la parte anterior del muslo. Por su proximidad y estruc-
turas fácilmente identificables, es un bloqueo de fácil realización con
529
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
domen están envueltos por una vaina fibrosa fácilmente identificable a
nivel del ombligo. Se trata de depositar el AL entre el vientre muscular
del recto del abdomen y su aponeurosis posterior, a ambos lados del
ombligo. De retirada con la aguja en el subcutáneo se administra el AL
(bupivacaína al 0,25%: 0,1-0,3 ml/kg por lado) en forma de V, para al-
canzar las ramas superficiales del intercostal.
BLOQUEO DEL PLEXO BRAQUIAL
El bloqueo axilar es uno de los más utilizados por su fácil realización
y seguridad; es muy útil en la reducción de fracturas, lesiones de ante-
brazo y mano, y en la cirugía de la sindactilia. Las dosis utilizadas varían
entre 0,5 y 0,7 ml/kg.
Las vías de abordaje interescalénica, supraclavicular e infraclavicular
también se han descrito en niños, aunque resultan más difíciles de
realizar. El abordaje infraclavicular se realiza con mayor frecuencia
porque disminuye la incidencia de efectos indeseables o complicaciones,
como el síndrome de Horner y la parálisis frénica, y las complicaciones
graves del acceso supraclavicular, como el neumotórax. También puede
ser realizado en fracturas, sin necesidad de movilizar el brazo.
DOLOR ONCOLÓGICO
Existe una elevada incidencia de dolor en el niño con cáncer. En el
momento del diagnóstico o durante el tratamiento, cerca del 50% de
los pacientes oncológicos pediátricos experimentan dolor, y en las fases
avanzadas de la enfermedad la incidencia puede llegar al 89%. Al dolor
de etiología estrictamente tumoral se suma el de causa iatrogénica
producido por la toxicidad de los tratamientos (quimioterapia/radiote-
rapia) y las técnicas diagnósticas. Además, son niños que también pa-
decen interacciones medicamentosas y presentan a menudo síndromes
530
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
algunos lo peor de tener cáncer. Por lo tanto, estos procedimientos deben
realizarse con una sedación adecuada, ya sea superficial o profunda (el
midazolam nasal 0,2 mg/kg u oral 0,3 mg/kg proporciona ansiolisis y
amnesia), junto con la utilización de eutetic mixture of local anesthetics
(EMLA), infiltración con anestesia local, técnicas de distracción y de
relajación, e incluso apoyo emocional, si la situación lo requiere.
La estrategia analgésica debe basarse en el tratamiento antineoplási-
co y en los fármacos y/o técnicas analgésicas. La clasificación tradicio-
nal de los analgésicos en tres niveles (no opioides [paracetamol/AINE],
opioides débiles [codeína, tramadol] y opioides [morfina]), junto con los
adyuvantes, sugiere un desarrollo gradual del dolor y puede llevarnos en
ocasiones a tratar de manera inadecuada el dolor si empezamos por el
primer escalón. Debe asumirse que la mayoría de niños oncológicos
referidos a la Clínica del Dolor se encuentran ya en el segundo escalón
y necesitan paracetamol combinado con codeína o tramadol. El grado
de dolor, la eficacia analgésica y los efectos secundarios deben valorarse
frecuentemente, y si a los pocos días de iniciar el tratamiento no se ha
conseguido una analgesia adecuada, hay que iniciar la administración
de morfina sin más retraso.
La morfina es el opioide de elección en el tratamiento del dolor
oncológico pediátrico. Al inicio, la morfina oral de liberación inmedia-
ta es utilizada habitualmente para calcular y titular la dosis analgésica
necesaria, que siempre será individualizada según la respuesta analgé-
sica y la incidencia de efectos adversos, similares a los que se observan
en los adultos. La dosis inicial de morfina recomendada oscila entre
1,5 y 2 mg/kg/día. No debe olvidarse que existen diferencias en la
farmacocinética de la morfina relacionadas con la edad: los niños me-
nores de 11 años tienen un aclaramiento significativamente mayor y un
531
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tadona también puede ser una alternativa a la morfina en este tipo de
dolor, aunque se precisa mayor experiencia.
Otras medidas a considerar son: preservación del sueño nocturno,
utilización de estrategias psicológicas y apoyo emocional, prevención
de los efectos adversos asociados a los analgésicos, pautar un analgési-
co de rescate dada la intensidad variable del dolor, utilización de medidas
físicas (calor, frío, masajes…) y educación de los padres (cumplir una
pauta horaria de analgésicos, implicar al niño en la valoración del dolor,
etc.). Es decir, no hay que olvidar la importancia del trabajo en un equi-
po multidisciplinar para el abordaje del dolor oncológico infantil.
532
Manual de Tratamiento del Dolor
DOLOR NEUROPÁTICO
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
El DN debido a una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial
no está bien documentado en los niños. Su diagnóstico es difícil, espe-
cialmente en los niños más pequeños. Muchos niños requieren muchísi-
mas pruebas antes de que se establezca un diagnóstico correcto, aunque
el diagnóstico es clínico.
Entre las causas encontramos ciertas situaciones clínicas: lesiones
traumáticas, síndrome de dolor regional complejo (SDRC), dolor onco-
lógico y quimioterapia, infecciones crónicas, enfermedades neurológicas
y metabólicas, o disfunción del nervio sensorial congénito.
El SDRC se define como un dolor de características neuropáticas
desproporcionado a los hallazgos físicos encontrados y que se asocia al
menos con un signo de disfunción autonómica (cianosis, edema, dismi-
nución de la temperatura de la piel y/o hiperhidrosis). Suele localizarse
típicamente en una extremidad (la más frecuente es la inferior), aunque
también puede ocurrir en otras localizaciones. Se puede asociar también
con alodinia, alteraciones del sueño y trastornos psicológicos.
El SDRC I pediátrico (sin lesión nerviosa definida) tiene un predo-
minio femenino (aproximadamente de 6 a 1) y una alta asociación con
deportes competitivos, gimnasia y danza, aunque se desconoce la razón
de esta asociación. El síndrome rara vez progresa al tercer estadio de
los tres que se observan en el adulto (agudo, distrófico y atrófico).
Aunque el SDRC esté bastante avanzado, en niños el pronóstico de re-
cuperación es generalmente bueno, pero muchos pacientes pueden
presentar episodios recurrentes y un pequeño porcentaje tienen dolor
persistente y disfunción de la extremidad.
Habitualmente el tratamiento del DN requiere un abordaje multi-
disciplinar, que incluye fisioterapia y soporte psicológico o tratamien-
to psiquiátrico. En ausencia de ensayos clínicos controlados, se han
533
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
En cuanto al tratamiento farmacológico, suelen combinarse fármacos
que actúan a través de diferentes mecanismos, aumentando lentamente
la dosis para intentar minimizar los efectos secundarios.
El tratamiento farmacológico del DN pediátrico incluye:
– Paracetamol, metamizol, AINE, opioides.
– Entre los antidepresivos tricíclicos se utilizan amitriptilina y
nortriptilina.
– Los fármacos antiepilépticos son agentes de primera elección en mu-
chas formas de DN. La gabapentina es un fármaco muy efectivo y
seguro, aunque en algunos niños produce como efecto secundario
cuadros de alteración de la conducta, como desinhibición o rabia (este
cuadro es más frecuente en niños con alteraciones previas de tipo
neurológico o neuropsiquiátrico que en pacientes con dolor crónico).
También se han utilizado la fenitoína, el valproato y el clonacepam,
pero presentan mayor morbilidad sobre el hígado y la médula ósea.
Otros antiepilépticos utilizados son la carbamacepina y la pregabalina.
En casos de DN grave debido a crecimiento tumoral, tanto la fenitoí-
na como el valproato pueden ser útiles para alcanzar rápidamen-
te niveles terapéuticos administrando una carga ev. del fármaco.
– La perfusión ev. de lidocaína (2-5 mg/kg en 20 min o controlada
para conseguir concentraciones plasmáticas de 2-4 µg/ml) se ha
utilizado en DN refractario de origen tumoral o por lesión nerviosa.
No siempre se recomienda utilizar los bloqueos nerviosos como tra-
tamiento inicial, ya que en ocasiones el dolor y los síntomas se pueden
solucionar sin realizar técnicas invasivas. A diferencia del adulto, en el que
se recomienda realizar los bloqueos simpáticos de forma precoz, en el niño
la duración del proceso no influye en el porcentaje de buenos resultados
534
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Los niños no toleran la repetición de bloqueos simpáticos, por lo
que las técnicas de analgesia regional continua son más apropiadas.
535
Dolor en el paciente pediátrico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
BIBLIOGRAFÍA
Burgoyne L, Billups C, Jirón JL, Kaddoum RN, Wright BB. Phantom limb in Young cáncer-related amputees;
recent experience at St jude Children’s Research Hospital. Clin J Pain. 2012;28(3):222-5.
Chang J, Versloot J, Fashler SR, McCrystal KN, Craig KD. Pain assessment in children: validity of facial
expression items in observational pain scales. Clin J Pain. 2015;31(3):189-97.
Cravero JP, Fanciullo GJ, McHugo GJ, Baird JC. The validity of the Computer Face Scale for measuring
pediatric pain and mood. Paediatr Anaesth. 2013;23(2):156-61.
De Josemaría B, Gálvez I, Reinoso-Barbero F. Uso de la Ecografía en anestesia regional pediátrica. Servicio
de Anestesiología y reanimación. Hospital san Juan de Dios. Barcelona. Rev Esp Anestesiol Reanim.
2009;56(3):170-9.
Fournier-Charrière E, Tourniaire B, Carbajal R, et al. EVENDOL, a new behavioral pain scale for children
ages 0 to 7 years in the emergency department: design and validation. Pain. 2012;153(8):1573-82.
García-Galicia A, Lara-Muñoz M del C, Arechiga-Santamaría A, Montiel-Jarquín AJ, López-Colombo A.
Validez y consistencia de una nueva escala (facial del dolor) y de la versión en español del escala de
CHEOPS para evaluar el dolor postoperatorio en niños. Cir Cir. 2012;80(6):510-5.
Hall RW, Anand KJ. Pain management in newborns. Clin Perinatol. 2014;41(4):895-924.
Howard RF, Wiener S, Walker SM. Neuropathic pain in children. Arch Dis Child. 2014;99(1):84-89.
Kachko L, Ben Ami S, Lieberman A, Shor R, Taetlin E, Efrat R. Neuropathic pain other than CRPS in
children and adolescent: incidence, referral, clinical characteristics, management and clinical out-
comes. Pediatr Anesthes. 2014;24(6):608-13.
Lemus-Varela M de L, Sola A, Golombek S, et al. Consenso sobre el abordaje diagnóstico y terapéutico del
dolor y el estrés en el recién nacido. Rev Panam Salud Publica. 2014;36(5):348-54.
Tsui B, Suresh S. Ultrasound imaging for regional anesthesia in infants, children and adolescents: a review
of current literature and its application in the practice of extremity and trunk blooks. Anesthesiolo-
gy. 2010;112(2):473-92.
536
V.
MISCELÁNEA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
28
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
La enfermera, como profesional de la salud, dentro del equipo de la
Unidad de Dolor, comparte la responsabilidad del tratamiento de los
pacientes, tanto desde la vertiente técnica como desde la psicosocial.
Además de madurez profesional y habilidad para relacionarse, su perfil
profesional y dedicación corresponden al de la enfermera especializada
en anestesiología, reanimación y terapia del dolor.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Verificación de la actividad programada en las diferentes
agendas de la unidad.
– Acogida del paciente en la unidad y valoración inicial.
540
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
control que resulten efectivas.
− Cronología: desde cuándo sufre el dolor, si se trata de un dolor
agudo o crónico, si es continuado o intermitente.
− Factores que modifican el dolor, que lo alivian o lo desencadenan.
− Manifestaciones asociadas, físicas y psíquicas.
− Intensidad del dolor: conviene utilizar siempre la misma escala
de valoración, que sea comprensible para el paciente.
− Observación de aspectos que puedan ser relevantes.
− Analgesia, si es con pauta fija, con dosis suplementaria.
− Efectos indeseables de la analgesia.
− Métodos complementarios para aliviar el dolor.
− Asegurarnos de que el paciente sigue una correcta toma de los medi-
camentos prescritos: analgésicos, antidepresivos, ansiolíticos y otros.
541
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
el procedimiento programado.
− Detectar si presenta alguna contraindicación para la realización
de la técnica.
− Procurar un clima de confianza con el paciente para que este
pueda exteriorizar sus dudas y dificultades respecto a la técnica.
− Aportar o complementar la información que tienen el paciente y
su familia sobre el procedimiento.
− Facilitar que el paciente pueda hablar con otros miembros del
equipo si tiene preguntas que les conciernen.
− Facilitar que se instale cómodamente en la camilla o silla.
− Atender al paciente procurando reducir el estrés frente a la téc-
nica que se le va a realizar: valorar qué sabe, qué quiere saber,
qué expectativas tiene, cuáles son sus objetivos y cuáles los ob-
jetivos terapéuticos.
− Informar al paciente del tiempo aproximado de duración de la
técnica, el lugar donde se realizará y las posibles incidencias y/o
molestias que se le pueden ocasionar.
− Valorar el dolor antes y después de la realización de la téc-
nica.
− Disponer los equipos técnicos y el material necesario.
− Valorar antes, durante y después del procedimiento lo siguiente:
nivel de estrés, monitorización de signos vitales y estabilidad,
intensidad del dolor según el procedimiento, medidas de seguri-
dad y confort, posturas antiálgicas e indicaciones a seguir una
vez finalizado el procedimiento.
542
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
intensidad del dolor; evaluación de su estado después del proce-
dimiento; anotar la sensibilidad y movilidad de la zona bloqueada;
la presencia o no de dolor; el estado hemodinámico; incidencias
relacionadas con el procedimiento; orientación de visitas que
garanticen la continuidad del proceso.
Técnicas intervencionistas
543
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Apósitos estériles para los puntos de punción.
− Si fuera necesario, catéter, filtro antibacteriano, conector es-
tándar para la conexión del filtro al catéter y Steri-strip® para su
fijación.
544
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
estos síntomas. Si es por efecto de un opioide, se debe adminis-
trar un antiemético y, si no es suficiente, naloxona.
545
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
BLOQUEOS CRANEOFACIALES: ARNOLD, GLOSOFARÍNGEO,
MENTONIANO SUPRA E INFRAORBITARIO, ESFENOPALATINO,
MENTONIANO, DE LA II Y LA III RAMAS DEL TRIGÉMINO
Están indicados en el tratamiento del dolor secundario a neuralgias
de estos nervios.
Se necesita el siguiente material específico: aguja con fiador de
Quincke o intercostal de calibre 22 G y 40 mm de longitud o de radio-
frecuencia de 23 G de calibre y 60 mm de longitud.
En el caso del bloqueo del glosofaríngeo y del ganglio esfenopalati-
no (este último se realiza bajo control por radioescopia), al finalizar la
técnica debe valorarse la sensibilidad de la zona afectada y el reflejo de
deglución. El paciente debe permanecer un mínimo de 30 min en de-
cúbito supino con control de los signos vitales y vigilancia de posibles
complicaciones. Si está estable hemodinámicamente y no presenta tras-
tornos en la deglución, puede irse a su domicilio.
Se recomienda al paciente que siga una dieta blanda, y se le explica
que puede tener dificultades para masticar.
546
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
control del bloqueo motor.
Las posibles complicaciones derivadas de la colocación de un catéter
son, sobre todo, infecciosas y de desplazamiento del mismo, además de
las concentraciones plasmáticas elevadas de AL por la administración
de dosis repetidas.
547
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
extremidad donde se realiza el bloqueo.
Se utiliza el doble manguito para aumentar la seguridad de la téc-
nica. El bloqueo queda instaurado en 5 min, resultando insoportable la
presión del manguito proximal; debe insuflarse el manguito distal que
se encuentra en la zona tratada y desinsuflarse el proximal. El manguito
debe mantenerse insuflado un mínimo de 30 min tras la administración
del fármaco para evitar complicaciones.
Después del bloqueo nervioso hay que seguir estos cuidados generales:
− Procurar el máximo confort al paciente, colocándolo en la posición
anatómica adecuada.
− Aclarar sus dudas.
− Calmar la ansiedad.
− Valorar y anotar el nivel de conciencia.
− Verificar la efectividad de la vía respiratoria controlando la ven-
tilación y la oxigenoterapia si se precisa.
− Monitorización: control hemodinámico de constantes vitales,
pulsioximetría y temperatura.
− Anotar el nivel analgésico sensitivo y motor, y seguir la evolu-
ción.
− Tener en cuenta que los AL son tóxicos para el sistema nervioso
central y el sistema cardiocirculatorio, si bien los efectos inde-
seables con los niveles utilizados en analgesia son excepcionales.
Este tipo de bloqueo puede provocar las complicaciones que se des-
criben a continuación, ya que el problema básico es la toxicidad de los
548
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Tratamiento inmediato:
• Oxigenoterapia.
• Tranquilizar al paciente.
• Preparar midazolam, diacepam o propofol.
• Material necesario para RCP.
− Hematoma: dependiendo de la localización y volumen del mismo,
puede producir una lesión nerviosa.
− Bloqueo prolongado: cuando el bloqueo se prolonga más de lo
habitual, se puede atribuir a la técnica, pero hay que tener en
cuenta que existen otros factores que pueden producir una lesión
o afección nerviosa.
− Mala posición del paciente durante la localización del bloqueo.
− Isquemia y lesión nerviosa por la utilización inadecuada o pro-
longada de los torniquetes.
549
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Jeringa de baja presión de 10 ml, en el caso del bloqueo epidural.
− En ocasiones se puede necesitar un catéter epidural, con filtro
antibacteriano, conector estándar para la conexión del filtro al
catéter y Steri-strip® para su fijación.
− Fijación del catéter, si lo hubiera, y aplicación de apósito estéril.
− El catéter se puede conectar a un sistema de ACP.
Complicaciones y tratamiento:
− Hipotensión arterial, como consecuencia del bloqueo simpático y
de la estasis venosa. El tratamiento consiste en la administración
de soluciones ev. y la colocación del paciente en Trendelemburg.
Si es necesario, se administra efedrina en bolus de 10 mg ev.
− Bradicardia: puede ir asociada a la hipotensión, sobre todo si el
bloqueo es más alto de T10. Puede requerir la administración de
un anticolinérgico como la atropina (0,5-1 mg ev.).
− Depresión respiratoria, como consecuencia de la administración
de opioides, aunque suele ser tardía y ocurre en rarísimas oca-
siones. La causa más frecuente, si aparece tras el bloqueo, es la
inyección intradural o subdural de las dosis de fármaco epidural
(las dosis intradurales son en proporción 10 veces menores a las
epidurales). Puede requerir la administración de O2 con gafas
nasales o Ventimask®, o incluso intubación endotraqueal y ven-
tilación asistida. Si es por opioides, puede ser necesaria la admi-
nistración de naloxona (0,1-0,2 mg). Es importante tener en
cuenta que su administración revierte los efectos opioides y, por
lo tanto, la analgesia.
550
Manual de Tratamiento del Dolor
− Náuseas y vómitos.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
el sondaje vesical.
− Lumbalgias y dorsalgias: tratamiento sintomático con aplicación
de calor local y tratamiento con estimulación eléctrica transcu-
tánea (TENS) o analgésicos.
− Cefalea pospunción dural: puede aparecer a partir de las 24 h y
requiere la valoración y tratamiento del anestesiólogo o terapeu-
ta del dolor.
Hay que realizar el mantenimiento de los catéteres por la vía espinal.
Antes de administrar una dosis de analgesia, se debe comprobar la co-
rrecta colocación del catéter epidural, ya que puede haberse desplazado
con la movilización del paciente. Se aspira para comprobar que no re-
fluye líquido cefalorraquídeo ni contenido hemático, y, si hay dudas, se
administra una dosis de prueba antes de inyectar la analgesia. El punto
de inserción del catéter no ha de mostrar signos de infección superficial.
Si se ha de retirar el catéter, hay que tener presente el horario de ad-
ministración del tratamiento con heparina.
551
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
lectura de comprobación.
Conviene citar al paciente antes de que suene la alarma que avisa de
que se ha de proceder al relleno del reservorio, aunque se puede estable-
cer un sistema de reserva para asegurar la infusión una vez ha sonado
la alarma.
Si hay complicaciones o si se requieren ajustes de las dosis, se visita
al paciente con mayor frecuencia.
Hay que llevar un control de estos pacientes haciendo énfasis en el
día de llenado para disponer del fármaco, que previamente habrá sido
preparado en la farmacia.
552
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
la EVA).
PROCEDIMIENTO
− Monitorización de los signos vitales.
− Valoración del dolor de forma previa a la administración ev. de
la fentolamina mediante la EVA.
− Colocación de la vía venosa periférica.
− Inicio del gotero ev. de fentolamina, que durará 30 min.
− Observación del paciente 30 min después de la administración
del fármaco.
COMPLICACIONES
Hipotensión y trastornos electrocardiográficos.
553
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Disminuyen las complicaciones asociadas a los opioides.
− Buena función respiratoria y del nivel de actividad debido a la
disminución del dolor.
− Utilidad en asistencia domiciliaria.
− Registro de las dosis acumuladas de la administración del fár-
maco.
− Escasa repercusión en el tránsito gastrointestinal.
Como desventajas podemos citar:
− Necesidad de colaboración activa del paciente y comprensión de
la técnica.
− Conocimiento del manejo de la técnica por parte de la enfermera.
− No se puede aplicar a todos los pacientes; por ejemplo, no se
puede aplicar en aquellos casos que cursan con desorientación.
− La efectividad va ligada al correcto funcionamiento del sistema.
− El coste es elevado.
La enfermera prepara la medicación, vigila el funcionamiento de la
bomba mientras el paciente está ingresado y da instrucciones al paciente
y a la familia sobre cómo usarla cuando sea dado de alta: manejo de la
bomba para abrirla y cerrarla, cambio de pila, autoadministración de
bolus y control del volumen del reservorio, básicamente.
Para la preparación del reservorio se necesita:
− Material para el campo estéril.
− Aguja de carga y jeringa de 20 o 50 ml.
554
Manual de Tratamiento del Dolor
− Medicación prescrita.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
− Funda o bolsa protectora de la bomba.
− Casete o reservorio de 50 o 100 ml.
Previamente a la conexión por la vía de administración, hay que
comprobar que esta reúna las condiciones adecuadas.
La perfusión se inicia con los parámetros programados por el médico
especialista.
555
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
– Breve e intensa.
– Modulada.
El tratamiento con TENS, su duración y la aplicación de los electrodos
requieren prescripción médica.
A continuación se explican las normas generales de uso y aplica-
ción de los electrodos. Al inicio del tratamiento hay que informar al
paciente y/o familia de cómo se realiza, explicando el manejo del
aparato:
– Cómo aplicar los electrodos sobre la piel siguiendo el recorrido
del dolor.
– Cómo poner en marcha el aparato e ir incrementando la sen-
sibilidad hasta que el paciente nota la parestesia o descarga
eléctrica sin que llegue a ser molesta.
– Cuál es la duración de las sesiones y el tratamiento: se recomien-
da que tengan una duración de 60 min; pueden repetirse varias
veces al día durante todo el tratamiento.
– Cómo resolver las incidencias que se pueden presentar durante
el tratamiento: cambio de pila, hidratación cutánea, suspensión
del tratamiento si el paciente presenta alguna reacción alérgica
o un dolor más intenso durante la aplicación.
– Explicar al paciente que puede llevar los electrodos autoadhesivos
todo el día y que, una vez retirados, se conservan mejor dentro
de su bolsa.
– La disposición de los electrodos puede ser en paralelo, alrededor
de la zona de dolor o cruzándola.
556
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
procedimiento: pacientes que presentan lesiones cutáneas por la
aplicación del tratamiento.
– Tolerancia y efectividad del procedimiento: cambios de las carac-
terísticas del dolor y de su intensidad.
– El tipo de estimulación utilizada, la zona donde se aplican los
electrodos y la disposición de los mismos.
– La programación de sucesivas sesiones y el número de las mismas
realizadas.
Podemos encontrar que tras un tiempo de tratamiento la efectividad
disminuya; estaría entonces indicado cambiar de modalidad.
Las indicaciones de la TENS son:
– Postoperatorio.
– Dolor postraumático.
– Dolor obstétrico.
– Dolor muscular.
– Dolor óseo y vascular.
– Dolor neuropático en fases crónicas.
– Dolor anginoso.
– Dismenorrea.
– Dolor articular.
Y las contraindicaciones:
– Pacientes con marcapasos.
557
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
– Embarazo.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
logía si el caso lo requiere.
– Incremento del dolor. En este caso debemos comprobar la co-
rrecta colocación de los electrodos, así como de los parámetros
del aparato de la TENS. Si a pesar de esto el dolor persiste, reti-
raremos el tratamiento.
IONTOFORESIS
Se trata de una técnica de tratamiento farmacológico transcutáneo
basada en la aplicación de electricidad con electrodos en los que se
deposita el fármaco. Los iones negativos migran hacia el polo positivo
y los positivos, hacia el negativo.
La cantidad de fármaco administrado depende del tiempo y la intensidad
programados. La administración de fármacos con esta técnica está indicada
en tejido diana de hasta 2 cm de profundidad, y ofrece las siguientes ventajas:
− Las dosis conseguidas a nivel local son superiores a las de la
administración sistémica y las de una pomada.
− Los efectos secundarios son sustancialmente inferiores a los de
la administración sistémica.
Las indicaciones son:
− Abordaje del dolor superficial en la rodilla.
– Epicondilitis.
Y las contraindicaciones:
− Marcapasos.
− Irritación y erosión de la piel.
558
Manual de Tratamiento del Dolor
TÉCNICA DE RELAJACIÓN
Es una técnica de intervención terapéutica complementaria en el
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
tratamiento del dolor fundamentada en profundas bases fisiológicas y
de comprobada utilidad clínica en el ámbito de la terapia del dolor.
Está indicada en dolor crónico con un importante componente de
ansiedad.
El protocolo de actuación consiste en:
− Valoración inicial del paciente (es esencial), que incluya una
elaboración del perfil psicológico.
− Valoración de la capacidad de comprensión y habilidades adecuadas
de cada persona para poder practicar la técnica.
− Excluir a aquellos pacientes que presentan cuadros de depresión
y trastornos psicóticos.
− Enseñar al paciente la técnica guiada y adiestrarlo en esta habi-
lidad de autocuidado.
− Planificar las sesiones de refuerzo del aprendizaje (a la semana,
al mes y a los dos meses), que permiten evaluar las competencias
que adquieren los pacientes y valorar las dificultades que en-
cuentran en su aplicación.
559
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
ticas como su intensidad.
Finalmente, debe valorar la efectividad del tratamiento administrado
y la posibilidad de aparición de efectos secundarios indeseables provo-
cados por el mismo. La enfermera debe saber qué está pasando y por
qué, y ha de anticiparse a una complicación mayor.
Para conseguir todo esto disponemos de varios canales de informa-
ción:
− El propio paciente, que nos dará su visión de lo que le está su-
cediendo, explicando las características del dolor: lugar donde lo
siente, frecuencia, duración, intensidad, «forma».
Siempre que sea posible, para la valoración de este parámetro,
que es importantísimo, utilizaremos escalas de medición, como
la EVA o la EVN.
A esto le sumaremos la información obtenida a través de la
recogida de datos y de la observación: signos vitales, coloración,
palidez, expresión corporal/facial (comunicación no verbal).
− El criterio propio del personal de enfermería para saber utilizar
y encauzar toda la información de la que se dispone, así como
los recursos que tiene a su alcance, para conseguir el alivio del
dolor, el confort del paciente y su estabilidad.
Se trata de «parar el golpe» de entrada del paciente con dolor;
a partir de ahí, de ese alivio, se instaura una pauta de tratamien-
to fijo, acorde con la causa, la intensidad y la mejoría del pro-
blema.
La protocolarización de pautas de analgesia, aparte de instaurar
pautas consensuadas cuya efectividad ha sido suficientemente
560
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
su manejo y las posibles complicaciones que el paciente puede pre-
sentar debido a su uso, así como la enfermedad concomitante del
paciente.
Todo ello contribuye al buen funcionamiento de estas técnicas y, por
ende, a un mejor control del dolor postoperatorio.
Las técnicas especiales de analgesia regional más frecuentemente
utilizadas son:
− Analgesia epidural continua, ya sea a nivel torácico o lumbar.
− Analgesia intradural continua.
− Analgesia axilar continua.
− Analgesia interescalénica continua.
− Analgesia infraclavicular continua.
− Analgesia femoral continua.
− Analgesia paravertebral continua.
− Analgesia del plexo lumbar continua.
Se inician en la Unidad de Reanimación, desde donde el paciente
pasa a su unidad de hospitalización con la pauta analgésica establecida,
a excepción de los pacientes con analgesia intradural continua, cuyo
uso es exclusivo en la sala de reanimación.
El seguimiento de estos pacientes se realiza diariamente con la es-
trecha colaboración del personal de enfermería de la unidad de hospi-
talización y siguiendo la dinámica de actuación que describimos a
continuación.
561
Funciones de la enfermera en el manejo del paciente con dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
registro de prescripción médica y su correcta administración.
− Valoración del dolor por parte del paciente con la EVA o la
EVN.
− Valoración del bloqueo sensitivo.
− Valoración del bloqueo motor (escala Bromage).
− Valoración de los efectos secundarios no deseables (cefa-
leas, náuseas, vómitos, prurito, retención urinaria).
− Valoración del grado de satisfacción del paciente.
Para facilitar el seguimiento y actualización de los protocolos
analgésicos, y disponer de datos conjuntos, se utiliza un programa
informático para el análisis estadístico, Statistical Package for
the Social Sciences (SPSS), donde la enfermera los registra dia-
riamente.
BIBLIOGRAFÍA
Derry S, Sven-Rice A, Cole P, Tan T, Moore R. Topical capsaicin (high concentration) for chronic neuro-
pathic pain in adults. Cochrane Database Syst Rev. 2013;2:CD007393.
Imirizaldu Garalda M, Calvo Saez JL. Prevalencia y valoración del dolor. Rev Enferm. 2009;32(6):414-20.
Ros Nebot B. Material para la anestesia regional. Rev Enferm. 2010;33(6):408-19.
562
Capítulo
29
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Uno de los mayores problemas con que nos encontramos en la prác-
tica clínica diaria es no saber con exactitud las dosis equianalgésicas del
opioide alternativo, pues hay diferencias sustanciales entre las distintas
publicaciones o libros de texto.
A pesar de las tablas orientativas, el ajuste final depende de cada
paciente, basándonos, sobre todo, en el tipo e intensidad de dolor, los
efectos secundarios del opioide inicial y el estado general del paciente.
Morfina 1 1 4
Codeína 1/10 NRC 4
Tramadol 1/6 1/10 4-6
Oxicodona 2 1 4
Metadona 3 3 4-24
Buprenorfina sl. 25-50 12,5-30 6-8
Meperidina NRC 1/8 3
Fentanilo NRC 80-100 0,5-1
Hidromorfona 5 5 24
Tapentadol 1/2,5 – 5-6
NRC: no recomendable.
Dosis equivalentes orientativas de opioides por diferentes vías de administración
Morfina 30 10
Codeína 250-300 NRC
Tramadol 150-200 100-150
Oxicodona 15 7,5
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Metadona 10-15 10
Buprenorfina 0,8 sl. 0,3-0,4
Meperidina NRC 100
Fentanilo NRC 0,1
Tapentadol 75 –
NRC: no recomendable.
564
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
115-134 175
> 135 200
565
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
Capítulo
30
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Míriam Mateo, Iván Agra y Héctor Hernández
INTRODUCCIÓN
Los síndromes dolorosos más frecuentes en una consulta general
son las lumbalgias/lumbociatalgias y otros tipos de alteraciones osteo-
musculares que frecuentemente afectan al raquis; en este capítulo se
revisarán las diferentes exploraciones complementarias que nos pueden
ayudar al diagnóstico en estos síndromes dolorosos.
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS: GENERALIDADES
Analítica sanguínea
No está indicada de rutina en el dolor en el raquis crónico, pero
debería hacerse en aquellos casos específicos en que, por historia clínica
o examen físico, el dolor sugiera la presencia de enfermedad reumato-
lógica, infecciosa, oncológica. En estos casos se solicitarán marcadores
de inflamación como velocidad de sedimentación y proteína C reactiva.
En caso de gente joven con dolor de tipo inflamatorio será útil la de-
tección de HLA-B27.
Otros marcadores a considerar dependiendo de la clínica son: factor
reumatoide, anticuerpos antinucleares, vitamina D, hormona paratiroidea,
cortisol, vitamina B12/ácido fólico. Ante sospecha de enfermedad onco-
lógica con afectación ósea será necesario descartar hipercalcemia.
Pruebas de imagen
Su solicitud depende de la localización del dolor.
Otras exploraciones
Los tests neurofisiólogicos, principalmente los estudios de conduc-
ción nerviosa, y el electromiograma (EMG) frecuentemente se emplean
cuando se sospecha enfermedad del sistema nervioso periférico. Sin
embargo, estos estudios pueden ser normales en pacientes con polineu-
ropatías o lesiones nerviosas focales con participación únicamente de
pequeñas fibras.
568
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Resonancia magnética
La resonancia magnética (RM) es más sensible que la Rx para identi-
ficar enfermedad grave, incluyendo hernias discales, compresión medular,
infecciones y tumores. Debe ser el primer estudio de imagen a realizar
en pacientes con signos o síntomas progresivos neurológicos. En ausen-
cia de factores de riesgo, no es necesaria su realización en pacientes con
dolor cervical leve (escala numérica < 3). Es una prueba que no irradia,
pero expone al paciente a un fuerte campo magnético, que puede influir
sobre marcapasos o grandes clips vasculares intracraneales.
Tomografía computarizada
La tomografía computarizada (TC) es mejor que la resonancia cuan-
do se sospechan cambios o alteraciones óseas, muestra una mejor defi-
nición de la línea de fractura, la exploración es más rápida que en la
RM y este hecho constituye una ventaja en los pacientes que presentan
dolores intensos y tienen dificultad para permanecer inmóviles. La TC
no es capaz de identificar desmielinización ni enfermedad intramedular
como los tumores de la médula espinal. La prueba tiene una radiación
significativa.
Tests electrodiagnósticos
El EMG debe ser considerado cuando el atrapamiento del nervio
periférico o la neuropatía periférica puedan ser la causa de la sintoma-
tología en las extremidades, simulando el dolor cervical radicular, sobre
todo cuando el dolor y las disestesias son más importantes en las extre-
midades que a nivel cervical. No está indicado en pacientes sin sospecha
de radiculopatía.
569
Criterios de solicitud de exploraciones complementarias en el dolor a nivel raquídeo
Resonancia magnética
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Al igual que en el dolor cervical, es considerada la mejor prueba
diagnóstica inicial de imagen en los pacientes en los que se sospeche
herniación discal, estenosis del canal, osteomielitis, abscesos epidurales,
metástasis óseas… Se recomienda en pacientes que presentan síntomas
persistentes que no responden al tratamiento conservador o que son
candidatos a cirugía o infiltraciones epidurales de corticoides.
Tomografía computarizada
Es mejor que la RM para demostrar alteraciones óseas: espondilolistesis,
cambios degenerativos, fracturas. Puede ser una prueba útil cuando hay
alteraciones en la Rx simple.
Mielograma
Puede ser más útil que la RM o la TC para el diagnóstico de hernias
discales en pacientes con cirugía lumbar previa.
La RM ha dejado en un segundo plano esta prueba, que se realiza
junto con la TC para la valoración preoperatoria de la estenosis del
canal raquídeo.
Es una técnica invasiva (punción lumbar) que consiste en la intro-
ducción en el fondo del saco dural de una sustancia radioopaca que
permite observar las irregularidades del mismo en las vainas nerviosas.
570
Manual de Tratamiento del Dolor
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
en silla de montar)
Déficit neurológico grave y progresivo
Sospecha de cáncer moderada Tratamiento analgésico.
Sospecha de espondilitis anquilosante Si no mejora o reaparece dolor,
(rigidez que mejora con el ejercicio, Rx (diferida)
edad joven, despertar por dolor durante la
noche)
Factores de riesgo de fractura vertebral
con compresión (osteoporosis, corticoides,
edad avanzada)
Signos y síntomas de radiculopatía en RM diferida
posibles candidatos a infiltración o cirugía
Factores de riesgo o síntomas de estenosis
del canal medular (edad avanzada,
pseudoclaudicación)
Sin criterios previos. Mejoría o resolución No imagen
del dolor lumbar tras un mes de
tratamiento
Adaptado de Chou R, Qaseem A, Owens DK, et al. Diagnostic imaging for low back pain:
advice for high-valuehealth care from the american College of Physicians. Ann Intern Med.
2011;154(3):181-9.
571
Criterios de solicitud de exploraciones complementarias en el dolor a nivel raquídeo
BIBLIOGRAFÍA
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
recommendations. Spine (Phila PA 1976). 2008;33(4 Suppl):S199-213.
Jarvik JG, Hollingworth W, Martin B, et al. Rapid magnetic resonance imaging vs radiographs for patients
with low back pain: a randomized controlled trial. JAMA. 2003;289(21):2810-8.
Rosenquist E WK, uptodate Evaluations of chronic pain in adults. August 3, 2015.
572
Tablas de dermatomas
e inervación muscular
Capítulo
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Publicaciones Permanyer 2015
31
Tablas de Dermatomas e Inervación Muscular
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
Bíceps (porción corta) Ciático + + +
Bíceps (porción larga) Ciático ± + + ±
Tibial anterior Peroneo profundo + +
Extensor largo 1.er dedo Peroneo profundo + +
Peroneo Peroneo superficial + +
Tibial posterior Tibial + +
Gemelos Tibial + +
Sóleo Tibial + +
Flexor corto dedos Plantar medio + +
Interoseo Plantar lateral + +
574
Índice analítico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
238 paciente (ACP) 90, 264, 266, 276, 280, 281,
131, 132, 133, 134, 135, 283, 284, 285, 286, 287,
aciclovir 303, 348 288, 289, 291, 352, 353,
136, 137, 138, 139, 140,
ácido 141, 142, 143, 144, 145, 360, 366, 369, 386, 408,
146, 233, 240, 241, 242, 409, 410, 415, 432, 436,
acetilsalicílico (AAS) 63, 65,
246, 249, 254, 255, 256, 437, 445, 446, 448, 473,
66, 67, 68, 235, 236,
237, 238, 321 258, 259, 262, 265, 278, 479, 491, 499, 500, 502,
284, 285, 287, 288, 289, 507, 514, 524, 525, 526,
araquidónico 17, 234 528, 529, 530, 533, 535,
indolacético 70 291, 292, 293, 306, 308,
309, 507, 514, 522, 523, 544, 546, 547, 548, 549,
pirrolacético 70 552
532, 544, 550, 553, 554,
salicílico 70, 235
561 anestesiología 24, 126, 141, 293,
valproico 317
epidural 232, 246, 247, 249, 501, 536, 539
γ-aminobutírico (GABA) 13, 258, 261, 262, 285, 286,
18, 102, 103, 104, 106, 291, 371, 500, 561 ansiolítico 99, 274, 275, 292, 541
111, 154, 199
espinal 79, 244, 246, 263 anticonvulsivante 99, 103, 107,
acupuntura 24, 268, 407 locorregional 97, 137, 264, 243, 292, 353, 369, 383,
280 463, 473, 480, 505
adyuvante 282, 320, 355, 471,
489, 507, 526, 527, 531 postoperatoria 146, 243, 245, antidepresivo 89, 99, 100, 101,
256, 258, 259, 501, 518, 102, 103, 243, 275, 292,
agonista parcial 81, 86, 484 521, 523, 526, 528, 559 298, 317, 322, 337, 348,
alcohol 29, 49, 140, 153, 164, regional 137, 233, 244, 252, 351, 353, 360, 383, 384,
176, 177, 179, 220, 263, 255, 256, 257, 266, 280, 387, 406, 433, 442, 462,
299, 301, 332, 501 281, 282, 283, 289, 292, 463, 473, 480, 489, 505,
293, 371, 535, 561 534, 536, 541
alendronato 384 subaracnoidea 244, 245 tricíclico 100, 103, 275, 292,
almotriptán 315 337, 348, 353, 383, 384,
analgésico no opioide 69, 276,
387, 406, 463, 505, 534,
alodinia 4, 20, 21, 99, 121, 220, 277, 354, 499, 514
536
314, 330, 331, 333, 335, anestesia dolorosa 223, 224, 225
347, 350, 374, 375, 376, antiinflamatorios no esteroideos
378, 385, 424, 471, 473, anestésico local (AL) 13, 75, 96, (AINE) 13, 61, 62, 63,
533 99, 100, 109, 110, 111, 64, 65, 66, 67, 68, 69,
Índice analítico
70, 71, 72, 73, 74, 75, benzodiacepina 30, 107, 113, ilioinguinal-iliohipogástrico
115, 127, 128, 136, 143, 152, 274 528
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
534 intraarticular 151, 164
blefarospasmo 440, 441 intradural 550
apósito
bloqueo locorregional 523, 525
de lidocaína al 5% 109, 115
axilar 137, 160, 166, 254, 287, nervioso 151, 154, 280, 348,
116, 117, 118, 119, 340,
288, 289, 386, 530 351, 354, 381, 386, 408,
341, 352, 385
caudal 164, 410, 526, 528 546, 548
apoyo psicológico 274, 382, 383, del ganglio esfenopalatino paravertebral 137, 151, 153,
433 158 168, 255, 256, 280, 283,
articulación del ganglio estrellado 172, 284, 285, 287, 348, 545
interapofisaria 391, 395, 399, 173 paravertebral cervical 159, 545
410, 411 del nervio ciático 160, 161, paravertebral lumbar 163, 545
sacroilíaca 395, 397, 410, 411, 257, 258, 280, 291 paravertebral torácico 162,
415 del nervio femoral 161, 167, 545
191, 257, 280, 290, 291, periarticular 409
artropatía psoriásica 396 529 periférico 136, 137, 153, 252,
aspirina 315 del nervio supraescapular 257, 290, 348, 499, 528,
160, 167, 187, 446, 549 535
asta
de los nervios dorsales del radicular 164
dorsal de la médula espinal pene 529 radicular selectivo 410, 414
(ADME) 17, 18
del plexo braquial 137, 253, regional endovenoso 386, 547
posterior medular 6, 7, 195, 280, 530
220 simpático 137, 151, 154, 171,
del plexo lumbar 163, 258 174, 285, 289, 290, 342,
atenolol 317 de punto gatillo 169, 408 348, 364, 367, 381, 386,
autovaloración 508, 510 diagnóstico 154, 156, 157, 466, 534, 535, 550
181, 226 supraclavicular 253, 254, 255,
epidural 151, 152, 159, 163, 287, 289, 386
280, 284, 286, 287, 289,
bomba de infusión programable
B 290, 291, 292, 360, 371,
131
386, 527, 545, 550
epidural torácico 162, 280, bradicinina 12, 14, 470, 471
baclofeno 100, 111, 154, 207, 286, 287, 289
215, 221, 326, 387 Breaf Pain Questionnary 40
femoral 257, 258, 290, 291,
benzidamina 303, 307 292, 530 bretilio 386
576
Manual de Tratamiento del Dolor
bupivacaína 110, 118, 136, 145, 211, 226, 311, 312, 313, columnas dorsales 8
146, 153, 177, 179, 207, 314, 315, 316, 318, 319,
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
parche 484 320 corticoides 99, 100, 108, 154, 156,
transdérmica 484 tensional 312, 316, 318, 319, 157, 158, 159, 160, 161,
321, 424, 441 162, 163, 164, 169, 176,
tensional crónica 321 180, 181, 226, 320, 348,
366, 384, 409, 414, 415,
celecoxib 61, 62, 63, 67, 68, 70,
C 235
432, 445, 446, 448, 453,
477, 490, 544, 570, 571
Ca++ 13, 16, 17 cinesiterapia 407 corticosteroides 108, 342, 408,
cirugía fallida de espalda 403 413
cafeína 321
citalopram 317 COX-2 61, 64, 70, 74, 234, 235,
calcitonina 11, 104, 120, 330, 236, 237, 261, 265, 504
369, 384, 387, 471, citocina 11, 14, 304, 470
496 crema EMLA 124, 125, 126
citocromo 83, 89, 101, 105,
capsaicina 100, 110, 115, 119, 517 crioterapia 302, 303
120, 121, 122, 123, 124,
cuestionario
125, 126, 339, 340, 341, claudicación
351, 352, 385, 467, 480, neurógena 396 Breve del Dolor (BPI) 31, 32,
497, 552 40, 49, 54, 92
neurológica 402
de Afrontamiento ante el
carbamacepina 103, 105, 106, clínica del dolor 40, 93, 139, Dolor Crónico
221, 325, 326, 337, 391, 466, 531 (CAD-R) 42, 49, 54
534 de Ansiedad Estado-Rasgo
clodronato 384
catéter (STAI) 40, 49, 54
epidural 212, 527 clomipramina 100 de calidad de vida Short
intratecal 212 clorhexidina 303, 306, 307 Form-36 41, 54
lumbar 144, 248, 527 de Depresión de Beck (BDI)
coadyuvante 99, 114, 197, 233, 40, 49, 54
percutáneo 212, 528 243, 326, 351, 405, 406, de Personalidad de
peridural 138 407, 463, 489, 504, 514, Eynsenck-Revisado
torácico 145, 210, 248, 527 532 (EPQ-R) 42, 49, 54
tunelizado subcutáneamente de Vicisitudes Sociales (VS)
codeína 77, 81, 87, 88, 239, 240,
212 41, 49, 54
265, 348, 405, 483, 484,
cefalea 24, 25, 63, 103, 105, 111, 505, 521, 522, 531, 563, sobre adjetivación del dolor
157, 158, 204, 206, 210, 564, 565 (MPQ) 40
577
Índice analítico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
276, 482, 516 244, 275, 326, 329, 330,
390, 392, 408, 415, 424,
331, 332, 334, 335, 336,
dextropropoxifeno 239, 483, 484 435, 436, 464, 480, 492,
494, 498, 502, 503, 504, 337, 338, 339, 340, 341,
diabetes mellitus 332, 357, 361 520, 521, 522, 531, 534, 342, 359, 364, 365, 366,
540, 541, 551, 559, 565 369, 384, 386, 406, 424,
diclofenaco 61, 63, 68, 70, 73, 464, 472, 473, 480, 485,
74, 127, 128, 234, 235, crónico maligno (DCM) 207,
489, 505, 532, 533, 534
236, 237, 238, 315, 433, 208
oncológico 217
482, 500 crónico no maligno
(DCNM) 207, 208 pediátrico 508
discografía 400 persistente 4, 21, 35, 174,
crónico no oncológico
disestesia 189, 219, 223, 224, (DCNO) 85, 90, 91, 92, 331, 493, 495, 497, 502,
333, 336, 347, 406, 569 93, 94, 97, 387 503, 533
de espalda 179, 203, 389, 396, poslaminectomía 403
displasia 296 postamputación 362
404, 407, 416, 417, 567
dispositivo 52, 131, 134, 139, del muñón 332, 365, 366, 369 postoperatorio 69, 90, 96, 97,
141, 143, 147, 197, 200, de miembro fantasma 26, 159, 131, 135, 136, 137, 138,
201, 202, 239, 387, 528 160, 161, 174, 332, 362, 144, 231, 232, 233, 238,
363, 364, 365, 366, 367, 239, 240, 241, 242, 243,
dolor 244, 246, 247, 252, 253,
368, 369, 370, 371, 535
abdominal 62, 175, 253, 455, 255, 257, 261, 266, 498,
dental 221, 323
463, 465, 467, 468, 491 501, 513, 516, 519, 520,
incidental 503
agudo 4, 24, 28, 29, 30, 34, 522, 535, 536, 545, 561
irruptivo 85, 90, 483, 486, 488
35, 71, 72, 73, 78, 90, psicógeno 198
94, 95, 112, 127, 136, isquémico 202
lancinante 220, 322, 332, 347, psicológico 44, 266
137, 138, 140, 142, 197,
212, 231, 232, 233, 234, 350, 364, 406, 472, 480 radicular 108, 201, 329, 345,
237, 238, 239, 240, 242, lumbar 25, 33, 198, 201, 389, 405, 414
243, 244, 246, 256, 266, 390, 395, 396, 401, 402, raquídeo 371
267, 268, 269, 271, 272, 403, 404, 405, 406, 407, referido 21, 169, 331, 367,
273, 276, 277, 280, 296, 410, 567, 570, 571 370, 371, 392, 393, 395,
333, 347, 392, 405, 494, lumbar no específico 390 396, 398, 409, 421, 422,
497, 498, 500, 502, 513, mecánico 392 424, 425, 456, 459, 472
521, 541, 545, 559, 560, miofascial 169, 221, 367, 370, superficial 333, 558
561 371, 383, 421, 422, 423, visceral 171, 174, 177, 178,
anginoso 198, 557 433, 435, 436, 437, 442 180, 237, 275, 422, 455,
578
Manual de Tratamiento del Dolor
456, 457, 459, 463, 464, entrevista psicodiagnóstica 37, espondilodiscitis 396, 571
466, 468, 471, 472 44, 49, 50
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de carga 134, 143, 144, 145, 281, 283, 284, 285, 286,
146, 242, 249, 286, 481 287, 289, 290, 291, 292, de nervios periféricos 203
equivalente 96, 97, 405, 563 342, 360, 371, 387, 402, medular 199, 201, 342, 360,
403, 404, 410, 412, 414, 387, 405, 415
doxepina 100, 306 416, 417, 500, 502, 526, nerviosa transcutánea
527, 528, 532, 545, 550, (TENS) 195, 196, 197,
551, 553, 561 198, 204, 366, 369, 407,
473, 535, 536, 551, 555,
E ergótico 322 556, 557, 558
escala talámica 354
eicosanoides 11, 12, 14 analgésica de la OMS 481, estudio electrofisiológico 400
483, 484, 503
ejercicio de estiramiento 433, evaluación
440, 503 conductual 509
de Andersen 275 conductual 31
electrodo 179, 183, 184, 185, de Bromage 251, 562 del dolor 31, 34, 48, 53, 114,
186, 189, 195, 196, 197, verbal 31, 275, 552 155, 208, 267, 301
198, 199, 200, 202, 203,
visual analógica (EVA) 31, exploración
204, 205, 206, 223, 226,
128, 232, 275, 335, 349, psicológica 37
227, 387, 448, 449, 453,
381, 495, 508, 510, 552, psicosocial 37, 38
547, 555, 556, 557, 558
553, 560, 562
cuadripolar 205 transósea 381
escalera analgésica de la OMS
electromiografía (EMG) 359, 463, 466
400, 430, 436, 437, 438,
568, 569 escintigrafía 380 F
EMLA 115, 124, 125, 126, 127, escuela de columna 407
129, 353, 531 factor
espasmo muscular 157, 169,
enfermera 507, 522, 532, 539, 273, 432, 434 de crecimiento 14, 302
540, 541, 542, 543, 546, de crecimiento nervioso
espasticidad 111, 112 (NGF) 14
552, 554, 560, 561, 562
espinotalámico contralateral de riesgo 51, 65, 68, 236, 260,
enfermería 24, 133, 134, 139,
491 351, 363, 493, 500, 569
242, 267, 502, 511, 522,
539, 540, 543, 545, 560, espondilitis anquilosante 64, failed back surgery syndrome
561, 562 396, 571 201, 216, 403
579
Índice analítico
fármaco fibromialgia 25, 421, 422, 437 hematoma epidural 206, 404
espinal 195, 209, 370
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
fenol 153, 164, 174, 176, 179, hidrogeniones 13
descendente 8
180, 181, 220, 386
fosfolipasa A2 14, 17 hidromorfona 77, 81, 85, 86, 97,
fenómeno de sprouting 20, 330 484, 485, 563, 565
fentanilo 77, 81, 83, 84, 85, 87, hiperalgesia 11, 12, 15, 19, 21,
90, 136, 144, 145, 152, 78, 80, 81, 95, 112, 121,
215, 240, 242, 245, 246, G 126, 232, 330, 331, 333,
247, 248, 249, 259, 262, 335, 350, 374, 375, 376,
264, 265, 274, 278, 279, gabapentina (GBP) 103, 104, 378, 379, 424, 473, 491,
286, 292, 306, 309, 371, 221, 243, 317, 326, 337, 497, 520
384, 406, 483, 484, 486, 338, 339, 340, 341, 351, periférica 12
488, 490, 502, 503, 513, 354, 360, 384, 406, 465,
514, 519, 520, 528, 532, 467, 489, 505, 534, 536 histamina 11, 12, 13, 423, 519, 551
563, 564, 565
gammagrafía 399, 400, 570 hormigueo 350, 366, 478
inhalado 483
mucosa oral 520 ganglio hormona 33, 271, 272, 320, 512,
parche 84, 484 568
basales del cerebro 204
perfusión continua 486, 513 esfenopalatino 158, 185, 226, hormonoterapia 474, 477
sublingual 483 227, 321, 325, 545, 546
Hospital Anxiety and Depression
transdérmico 306, 309, 486, estrellado 172, 173, 185, 386 Scale (HADS) 40, 41,
520, 532, 564, 565 54, 92
generadores 183, 197, 199, 217,
transmucosa 84, 309, 490, 409
520
vía transdérmica 486 glutamato (Glu) 11, 12, 13, 15,
16, 17, 18, 86, 102, 104, I
fentolamina 385, 553 105, 337, 473
fibra guanetidina 385, 386, 547 ibuprofeno 61, 63, 64, 65, 70,
Aβ 5, 15, 18, 20, 116, 199, 74, 128, 235, 236, 237,
330, 472, 473 238, 269, 315, 482, 516
Aδ 5, 6, 17, 116 imagen en trébol 399
descendente 10 H
imipramina 100, 338, 536
de tipo C 5, 6, 11, 13, 15, 17,
116, 120, 123, 199, 311, haz espinotalámico 204, 217, indometacina 65, 70, 234, 235,
472 218, 491 318, 325, 482
580
Manual de Tratamiento del Dolor
infiltración local 252, 348, 514 lámina de Rexed 220 meloxicam 235
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
177, 179, 184, 292, 307, 486, 487, 505, 513, 520,
inmunosupresión 271, 345, 352 308, 320, 337, 351, 352, 532, 563, 564, 565
353, 360, 386, 410, 432, metahemoglobinemia 126, 127
interleucina 14 433, 445, 453, 479, 525,
International Association for the 529, 534, 536 metamizol 71, 136, 143, 234,
Study of Pain (IASP) al 2% 174, 529 235, 237, 238, 261, 263,
3, 25, 27, 329, 334, 342, viscosa 308, 479 265, 276, 348, 482, 501,
343, 372, 374, 375, 403, 517, 534
493, 505, 506, 507 litio 226, 320
metástasis
International Headache lumbalgia 24, 26, 164, 318, 367, cerebral 476, 477
Society 312 389, 390, 392, 395, 398, ósea 471, 473, 474, 475, 476,
401, 402, 404, 405, 409, 482, 490, 532, 570
intradural 83, 164, 177, 532, 410, 417, 424, 433, 495,
550, 551, 561, 564 498, 551, 567 metilprednisolona 154, 316, 320
aguda 389, 390, 392, 395, 398, métodos verbales 31
405, 410
crónica 433 microdescompresión vascular
K (MDV) 221, 222, 225,
lumbociatalgia 26, 389, 392, 226
ketamina 100, 112, 113, 232, 404, 413, 567
243, 278, 279, 369, 385, o ciatalgia 392 midazolam 152, 274, 278, 282,
491, 507, 527, 536 531, 543, 549
581
Índice analítico
84, 86, 87, 88, 90, 93, 96, naproxeno 63, 64, 65, 67, 70, 74, neurolítico 153, 220, 491
97, 134, 136, 140, 144, 235, 237, 315, 318, 482,
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
513, 514, 518, 519, 520, sinuvertebral de Luschka 391 (DN4) 32, 34, 336, 343
522, 523, 527, 528, 531,
532, 536, 563, 564, 565 neuralgia 24, 26, 105, 108, 109, Neuropathic Pain Questionnaire
117, 126, 129, 156, 157, (NPQ) 32, 336
-3-glucurónido 83, 86
158, 159, 160, 161, 162,
de liberación inmediata 83, 531 163, 164, 173, 178, 198, Neuropathic Pain Scale
de liberación sostenida 83 202, 220, 221, 222, 223, (NPS) 32
epidural torácica 286 224, 225, 226, 227, 228,
Neuropathic Pain Symptom
liberación sostenida 485 322, 323, 324, 325, 326,
Inventory (NPSI) 32,
oral 83, 485, 486, 487, 531, 327, 332, 337, 342, 343,
336
532, 565 345, 349, 352, 355, 356,
361, 431, 461, 545, 546, neuropatía
mucositis 84, 85, 295, 296, 297, 549 autonómica 358
298, 299, 300, 301, 302, del glosofaríngeo 220, 221,
303, 304, 305, 306, 307, diabética 103, 121, 198, 337,
324 342, 357, 360, 361
308, 309, 310, 479, 523,
del intermediario de Wrisberg
532 neuropatías
o del ganglio
multidisciplinario 268, 381, 387, geniculado 324 diabética 357
463 del nervio laríngeo superior nimodipino 317
324
músculo nociceptor 4, 5, 6, 11, 12, 13, 14,
del trigémino 105, 156, 220,
cuadrado lumbar 398, 428, 110, 116, 121, 123, 273,
222, 224, 226, 227, 322,
438, 439, 545 313, 350, 351, 353, 455,
323, 324, 332, 337, 342
piramidal 160, 161, 398, 429, 470, 471
facial 157, 158
437, 439, 447, 545 cutáneo 5, 116
occipital o de Arnold 157, 324
psoas ilíaco 437, 438, 447 muscular 6
postherpética (NPH) 109, 117,
119, 121, 124, 126, 128, musculoarticular 5
156, 159, 162, 163, 173, visceral 5, 6
N 174, 178, 198, 202, 221,
noradrenalina (NA) 11, 13, 18,
332, 337, 342, 345, 347,
88, 89, 100, 101, 102,
348, 349, 350, 351, 352,
nadolol 317 104, 105, 113, 216, 239,
353, 354, 355, 356, 461
338, 353, 360, 484
naloxona 80, 81, 83, 87, 97, 100, neuroablación por fármacos 220
250, 502, 522, 545, 550, nortriptilina 100, 337, 353, 465,
551 neurolépticos 99, 353 534
582
Manual de Tratamiento del Dolor
O oxígeno 106, 226, 273, 281, 307, plexopatía 159, 332, 471, 477,
320 478
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
209, 210, 215, 233, 235, paracetamol 64, 66, 69, 70, 71, 284, 285, 523
237, 238, 239, 240, 241, 75, 88, 234, 235, 237, Porth (reservorio subcutáneo)
242, 243, 244, 245, 246, 238, 260, 263, 265, 276, 160, 212, 213
247, 250, 253, 257, 258, 282, 287, 292, 310, 315,
259, 260, 261, 262, 264, 319, 348, 405, 445, 448, potasio 13, 102, 358, 470
265, 266, 267, 273, 274, 452, 482, 492, 500, 501,
275, 276, 277, 278, 279, 504, 507, 513, 514, 515, prednisolona 348, 384
281, 282, 283, 284, 285, 516, 521, 531, 534 prednisona 108, 320
286, 287, 289, 291, 292, /AINE 531
293, 298, 308, 309, 337, pregabalina (PGB) 103, 104,
339, 340, 341, 351, 354, parecoxib 234, 238 117, 221, 243, 337, 338,
357, 360, 369, 383, 384, pares craneales 311, 358 354, 360, 384, 406, 489,
405, 406, 415, 445, 448, 505, 534, 536
452, 463, 465, 466, 467, parestesia 107, 157, 174, 175,
468, 469, 471, 473, 475, 176, 179, 182, 186, 196, prevalencia 23, 94, 221, 226,
480, 481, 482, 483, 484, 197, 199, 200, 203, 222, 316, 319, 329, 357, 363,
485, 486, 487, 488, 489, 226, 317, 332, 333, 336, 377, 389, 395, 402, 421,
490, 491, 492, 497, 499, 347, 358, 382, 424, 556 422, 452, 460, 464, 469,
500, 501, 502, 503, 504, 470, 479, 494, 495, 497,
paroxetina 465 562
507, 512, 513, 514, 516,
517, 518, 520, 521, 522, péptidos opioides 18, 33, 77, 78,
prilocaína 110, 118, 124, 126
523, 527, 528, 531, 532, 518
533, 534, 545, 550, 551, propanolol 315, 317, 385
554, 563, 564, 565 percepción 19, 21, 36, 41, 49,
99, 112, 154, 195, 267, propofol 152, 282, 316, 549
espinal 241, 527, 564
330, 331, 333, 457, 463,
oral 146, 208, 210, 240, 292, 489, 496, 497, 508, 511, prostaglandina (PG) 11, 14, 15,
522, 564 512 16, 17, 61, 234, 343,
ortesis 406 361, 423, 470, 475
piramidal 153, 160, 161, 397,
oxicodona 77, 81, 83, 97, 239, 398, 429, 437, 439, 447, psicotrópicos 92
265, 339, 351, 384, 406, 545
punto gatillo (PTG) 153, 169,
463, 484, 485, 504, 563, piroxicam 70, 74, 75, 235
366, 367, 369, 383, 408,
564, 565
409, 421, 422, 423, 424,
plasticidad neuronal 19, 330
óxido nítrico (ON) 13, 16, 17, 425, 430, 431, 432, 433,
243, 314 pletismografía 381 438, 442, 546
583
Índice analítico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
5-HT3 12, 13 sertralina 317
AMPA 15, 16 seudociatalgia 392
AMPA/kainato 15
R signo
muscarínico 18, 112
de atrapamiento radicular
NMDA 14, 15, 16, 112, 473 (Lasègue o Lasègue
radicular selectivo 410, 414
opioide 14, 18, 78, 79, 85, 88, invertido) 395
radiculopatía 117, 342, 352, 396, 239, 260, 463, 482, 527 del arco 394, 397, 409
400, 402, 569, 571 R-5HT 467 de Lasègue 397
lumbar. Hernia discal 402 serotoninérgico 13
de Tinel 366
radiofrecuencia pulsada α2 18
de Waddell 408
(RFP) 184, 185, 187, recién nacido (RN) 510, 511,
189, 190, 191, 192, 193, simpatectomía 373, 386
512, 513, 516, 518, 519,
226, 321, 326, 366, 432, 524, 527, 536 síndrome 26, 30, 33, 62, 64, 94,
446, 448, 449, 453 95, 96, 97, 117, 128,
rehabilitación 159, 160, 169
radiofrecuencia (RF) 170, 174, 140, 151, 154, 163, 169,
175, 176, 183, 184, 185, remifentanilo 77, 81, 152, 262, 172, 178, 180, 200, 201,
186, 187, 188, 189, 190, 264, 265, 282, 513, 520 205, 206, 218, 256, 273,
191, 192, 217, 220, 222, reserpina 385, 386, 547 288, 311, 332, 337, 342,
226, 325, 326, 342, 366, 359, 368, 373, 374, 377,
386, 405, 409, 415, 417, resonancia magnética (RM) 569, 383, 386, 401, 403, 404,
432, 446, 449, 453, 454, 570, 571 414, 415, 421, 422, 423,
536, 543, 545, 546, 549 424, 430, 431, 433, 435,
rizatriptán 315
436, 437, 441, 444, 445,
radiografía dinámica 399 455, 456, 457, 461, 473,
rofecoxib 64
radioterapia (RT) 295, 297, 298, 475, 489, 490, 495, 503,
ropivacaína 136, 144, 145, 146, 523, 530, 533, 547, 567,
301, 303, 304, 305, 306,
285 568
307, 308, 474, 475, 476,
477, 478, 479, 530 de Costen 441
raíz posterior 220, 545, 574 de dolor regional complejo
(SDRC) 154, 159, 160,
ramo S 161, 163, 172, 174, 178,
anterior 391, 396, 413, 416, 201, 202, 332, 337, 368,
459 salicilato 70, 234 373, 374, 375, 376, 377,
584
Manual de Tratamiento del Dolor
379, 380, 381, 382, 383, estereotáxica 204 217, 311, 330, 408, 434,
384, 385, 386, 387, 388, invasiva 199, 354, 360, 387, 473, 499, 512
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
de la extremidad inferior 290,
sistema test intratecal 112 292
implantable 52, 551 de la extremidad superior
inhibitorio 10, 11, 12, 14, 17, Tinel 366 287, 289
155, 484, 497, 511 tomografía computarizada (TC) torácico 137, 276, 277, 280,
intratecal 213 170, 185, 227, 381, 399, 283, 284, 287, 288, 293
intratecal implantable 351 414, 436, 437, 438, 441,
opioide endógeno (SOE) 14, 569, 570 triamcinolona 108, 154, 174,
77, 78, 512 175, 176, 181, 414, 445,
topiramato 103, 106, 317, 320, 446, 448, 449
somatosensorial 20, 21, 195, 326
329, 331, 350, 376, 533 triptanes 226, 314, 315, 320,
totalmente implantado 213, 214 toxina botulínica 154, 169, 322, 322
trigeminal 311 340, 341, 369, 409, 432,
433, 434, 435, 436, 437, tromboxano 61, 234, 516
sumatriptán 226, 315, 316, 320 438, 439, 440, 441, 544,
546
sustancia
de tipo A 339, 340, 341, 369,
gris 6, 7, 8, 204, 458
gris periacueductal (SGPA) 8,
435, 436, 438, 440, 441 U
10, 18, 19, 204, 205 tracción 290, 311, 406, 431, 455
P (SP) 11, 14, 15, 16, 17, 18, ultrasonido 383, 430, 431, 529,
tramadol 77, 81, 88, 89, 97, 111, 543
20, 104, 120 123, 129, 136, 143, 239,
240, 242, 260, 264, 265,
277, 279, 337, 339, 340,
341, 343, 348, 354, 360,
T 369, 384, 405, 406, 433, V
442, 445, 448, 483, 484,
tálamo 8, 9, 19, 204, 207, 312, 504, 521, 531, 563, 564, valdecoxib 64, 234
332, 482 565
varicela zoster (VVZ) 345, 346,
tapentadol 77, 81, 89, 98, 239, transducción 195, 457 354, 355
337, 339, 406, 468, 484,
485, 504, 563, 564, 565 transmisión 3, 4, 6, 8, 10, 11, verapamilo 226, 317, 320
13, 14, 15, 16, 17, 19,
técnica 48, 78, 100, 107, 120, vía
ablativa 156, 217, 370 151, 152, 153, 155, 195, ascendente 8, 9
585
Índice analítico
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación.
211, 212, 215, 387 World Health Organization
subaracnoidea 244, 245 (WHO) 296, 492
586