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Staff
Moderadora
M.Arte
Co—Moderadora
Dustie
Traductoras
Andy Lux Kteriin
Astra Basha M.Arte
Camifl Marla Warrior
Camii Paula
Celeste Perséfone
DariiB Rose_Poison
DianaE Safir
Dustie Stefanie
Estef Taty A.
FerEsq Tefifg
Katyandrea
Correctora de redacción
Paop
Diseño
M.Arte
Sinopsis
Mi hermano es un idiota. Ganó la lotería e invirtió todo su dinero en un boliche
decadente. Ya que apenas lo sustenta, se mudó conmigo.
Genial.
Tenerlo en la casa no es lo peor del mundo, pero hace un lío como ningún otro. Mis
amigos Zeke, Jessie y Kayden me mantienen cuerda pero no hay mucho que puedan
hacer.
Y definitivamente no es lo peor del mundo cuando su viejo amigo, Ryker, se muda a
la ciudad.
Al segundo en que pongo los ojos en él, estoy acalorada. Hace que mi cuerpo arda de
deseo y se congele de desesperación al mismo tiempo. Cuando habla, no escucho nada
de lo que dice porque estoy mirando esa firme mandíbula y esos labios besables como
si ya los poseyera.
Pero es una tolva en la cama. Un playboy. Un rompecorazones.
Estoy desesperada por algo de sudoroso y delicioso sexo caliente, incluso si no tiene
un final de cuento de hadas. He estado en esa situación antes. Conozco la rutina. Pero
con Ryker, es diferente.
Porque sé que voy a enamorarme de él.
Por ahora, me alejaré y mantendré mis manos quietas. No puede ser tan difícil,
¿verdad?
¿O sí?
(Ray #1)
Contenido
Portada
Staff
Sinopsis
Contenido
Capítulos
1. Rae
2. Rae
3. Rae
4. Rex
5. Rae
6. Rex
7. Rae
8. Rae
9. Rex
10. Rae
11. Rex
12. Rae
13. Rex
14. Rae
1
Siglas en inglés de Chief Executive Officer, en español significa Director General o Ejecutivo.
—¿Cómo te enteraste?
—Están enviando memorandos a todos los departamentos. Mi amigo en
contabilidad me lo dijo.
Sería raro no tener al Sr. Price cerca. ¿Quién se haría cargo? ¿Cómo sería?
¿Todavía tendría trabajo?
—¿Está vendiendo la compañía?
—No. Pero de todos modos voy a renunciar.
—¿Vas a renunciar? —Me quité las gafas—. Pero te encanta aquí.
—Lo sé —dijo con un suspiro—. Va a ser difícil dejar este lugar. Pero no voy a
aguantar al playboy que está tomando el lugar del Sr. Price.
—¿Playboy? —pregunté.
—Su hijo se hará cargo de la compañía. Por lo que he oído, es un idiota rico que
nunca trabajó un día en su vida. Se graduó de Harvard y luego vivió de las inversiones
de papá hasta que se le pidió que se hiciera cargo. No hay manera de que lidie con un
idiota como ese.
—Pero ni siquiera lo has conocido...
—Ya he oído suficiente.
—¿Y el Sr. Price pondría a su hijo al mando si no pensara que tendría éxito?
—Solía ser la voz de la razón entre Jenny y yo.
—Los padres siempre son ciegos cuando se trata de sus hijos.
—Tal vez deberías quedarte y ver cómo van las cosas primero. Si realmente es
tan perezoso, probablemente no cambiará nada.
—O recortará todos nuestros sueldos, así saca más de la pasta.
—Otra vez... estás haciendo conjeturas.
Levantó ambas manos en frustración.
—Nunca va a ser lo mismo. Todo aquí era tan grande, y no estoy dispuesta a
verlo cambiar.
—No te precipites. Dale una oportunidad antes de presentar tu renuncia. Y si no,
al menos espera hasta que encuentres otro trabajo.
Cruzó los brazos sobre su pecho.
—Jenny, todo estará bien. Ahora respira hondo.
Puso los ojos en blanco, pero hizo lo que le dije.
—Vamos a tomar un día a la vez, juntas.
Capitulo 3
Rae
Traducido por DariiB | Camii | DianaE
Corregido por M.Arte
Encontré a las chicas en una mesa en el bar.
—Tengo una cuenta que ajustar contigo.
La cara de Jessie se iluminó cuando me vio, y el alcohol que había consumido le
había puesto las mejillas rojas.
—¡Mira quién está aquí! ¡Rayo de Luz!
Me dejé caer en la silla y la miré.
—¿Cómo estuvo tu cita? —preguntó Kayden, completamente ajena a mi mirada
enojada.
Jessie lanzó las manos al aire como si fuera momento de celebrar.
—De nada, chica. Apuesto a que sacudió tu mundo.
Jessie solo era divertida cuando estaba borracha cuando yo también estaba
borracha.
—Cameron fue terrible. ¿Cómo pudiste arreglarme con él?
—¿Terrible? —preguntó Jessie—. ¿De qué estás hablando?
Comencé a imitarlo.
—Eres tan hermosa. ¿Sabes lo bonita eres? Hombre, eres guapísima. —Rodé los
ojos con tal fuerza que realmente me dolió un poco el frente de la cara—. ¿Sabe cómo
decir algo más?
Kayden tenía un cosmo rosado en la mano.
—Suena dulce para mí.
—Fue dulce, cuando lo dijo la primera vez. Pero luego cuando lo siguió
repitiendo una y otra vez. Quería meterle galletas por la garganta para que se
detuviera.
Jessie se echó a reír y mordió la aceituna del palillo.
—Hay peores.
—Era tan desesperante —dije—, y luego, cuando le pedí que se detuviera, lo
convirtió en un calvario...
Jessie levantó su mano para silenciarme.
—Eres muy exigente cuando se trata de chicos. Si tan solo tuvieras una mente
abierta, quizás encontrarías a alguien que realmente te guste. Si sigues cortándolos
cada vez que hacen una pequeña cosa, vas a morir sola.
—Ni siquiera he llegado a la peor parte todavía. —Crucé los brazos sobre mi
pecho.
—Ohh... esto suena bien. —Kayden bebió el resto de su bebida.
—Cuando llegamos a mi puerta, me empujó contra ella y decidió jugar,
Operando2 con su lengua. Metió la lengua por todas partes, incluso la subió por mi
nariz.
Kayden se encogió.
—¡Eww!
—Asqueroso —dijo Jessie.
—De hecho, baba goteó de mi barbilla y cayó al suelo. La oí chapotear. —Fue la
peor sesión de besuqueo que he tenido, y había estado en el campamento de sexto
grado—. Fue el peor besador de todos los tiempos, y actuó como si fuera uno de sus
mejores atractivos. No me importa si es un bombero sexy. Ese tipo es un monstruo
hábilmente disfrazado.
—Guau... —Jessie abandonó su bebida, claramente ya no tenía sed—.
Maldición, eso suena mal.
Kayden se estremeció.
—Qué asco.
—Así que no voy a verlo de nuevo. —Les lancé una mirada a ambas—. Y no es
porque sea exigente.
—Te escuchamos —dijo Jessie.
—Aceptamos tu decisión —dijo Kayden.
Masajeé la parte de atrás de mi cuello porque sentí un calambre acercarse.
—Entonces, ¿qué hay de nuevo con ustedes, chicas?
—Escuché que COLLECT está recibiendo un nuevo Showrunner3 —dijo Jessie.
2
Es un juego de mesa que simula una mesa de operaciones, con un paciente acostado boca arriba y extraños
objetos que deben sustraerse cuidadosamente de los huecos en su cuerpo con unas pinzas.
3
Un término que hace referencia a la persona encargada del trabajo diario de un programa o serie de televisión.
A menudo aparecen acreditados simplemente como productores ejecutivos.
—¿Qué? —exclamé—. ¿Cómo supiste sobre eso?
—Lo leí en el periódico. Y tengo que decir que el chico nuevo es S-E-X-Y.
—¿Lo es? —Jenny nunca mencionó eso.
—Sí —dijo Jessie—. Se veía sexy en la fotografía. Al menos tendrás a alguien
guapo de quien recibir órdenes.
—Solo espero que no sea tan terrible como mi compañera de trabajo lo hizo
sonar —dije.
Jessie se encogió de hombros.
—Realmente no decía nada de eso en el artículo, pero por lo que he aprendido,
cualquiera que crezca con dinero suele ser un poco idiota. Los billonarios que crean
sus propias fortunas son los humildes.
—Cierto —dijo Kayden. Su largo cabello rubio estaba en grandes rizos y se
deslizaba sobre su hombro. Sus brillantes ojos azules la hacían parecer como una
muñeca de porcelana.
—¿Cuándo comienza oficialmente a trabajar? —preguntó Jessie.
Me encogí de hombros.
—Honestamente, no lo sé. Por lo general, en el laboratorio de investigación no
tratamos con nadie además de nosotros. Por lo tanto, ya sea bueno o malo,
probablemente no tendré que tratar mucho con él.
—A menos que te lo estés follando —dijo Jessie.
Le disparé una mirada.
—Nunca dormiría con mi jefe, por muy guapo que fuera.
—Yo lo haría —dijo Jessie—. Así de sexy es este tipo.
—Necesito verlo por mí misma —dijo Kayden—. No tengo demasiado que ver
en la biblioteca.
—Porque es una biblioteca —se burló Jessie—. Sal y vive un poco.
Kayden alzó su vaso vacío.
—Muchas gracias.
4
Son las siglas en inglés de; Stupid, Annoying, Irritating and Dumb. En español significa; Estúpida, Molesta,
Irritante e Tonta.
5
Son las siglas en inglés de; Homeless Piece Of Shit. En español significa; Pedazo de mierda sin hogar.
Zeke levantó una ceja.
—¿Qué significa eso?
Le di una mirada triunfal a Rex.
—Pedazo de mierda sin hogar.
Caminamos calle abajo a las canchas locales a solo unas pocas cuadras. La
escuela ya había terminado así que esperábamos que no hubiese niños acaparándola.
De lo contrario, tendríamos que jugar con ellos como la última vez.
Rex trató de girar la pelota en su dedo índice.
—¿Cómo lo hace Michael Jordan? —La pelota seguía cayendo hacia los lados y
tenía que estabilizarla.
—En primer lugar —dije—. Él sabe jugar baloncesto. En segundo lugar, tiene
manos más viriles. Tú tienes pequeñas manos de hada.
Rex lanzó la pelota a mi hombro, y la atrapó cuando rebotó de vuelta.
—Zurullo.
—¿Se supone que eso significa algo? —pregunté sarcásticamente.
—Nop —dijo Rex—. El significado está implícito.
Doblamos la esquina y llegamos a las canchas. Estaban bloqueadas por una cerca
de metal y situadas entre dos edificios de departamentos. Me sentí mal por quien sea
que viviera allí.
—Algunos de mis amigos jugarán con nosotros —dijo Rex.
—Lo sé. —Puse los ojos en blanco—. Los he conocidos a todos antes.
—Bueno, mi amigo de Nueva York también está aquí. Acaba de regresar. Zeke y
yo no lo hemos visto en años.
No me importa su biografía.
—¿Es bueno?
—Definitivamente —dijo Zeke—. Jugamos baloncesto con él en la secundaria.
El aire estaba frío afuera y el cielo cubierto. Parecía como si fuera a llover pero
esperábamos que no lo hiciera. Los pantalones de chándal y el suéter que usaba no
eran resistentes al agua. Habíamos jugado en la lluvia antes y estuvo bien, pero
después enfermé.
—Hey. —Saludó Rex a Toby con un "choca esos cinco"—. ¿Qué pasa hombre?
—No mucho —dijo—. Solo listo para patear tu trasero.
—Ja. —Rex le dio una palmada en el hombro—. Buena esa. —Se volvió hacia el
otro chico, bloqueado de mi vista por los hombros de Rex—. Oh Dios mío, mira quién
ha crecido. —Lo abrazó y le dio un golpe en la espalda y luego retrocedió.
Cuando Rex se apartó del camino, obtuve una mirada de él. Mis ojos
inmediatamente registraron sus rasgos faciales y el color brillante de sus ojos. Su
cabello oscuro era corto y ligeramente rizado en los extremos. Sus amplios hombros
llenaban su camiseta, y sus piernas musculosas eran iguales a las del otro día.
Era Ryker.
Cuando se alejó de mí, pensé que nunca volveríamos a vernos otra vez. Pero, de
alguna manera, nuestros caminos se habían cruzado una vez más. Mi corazón
revoloteó en mi pecho y formó alas como una mariposa. A pesar de que se alejó sin
pedirme salir, todavía sentía el calor en mi interior cuando lo miré.
—Amigo, ¿cómo has estado? —preguntó Rex.
—Genial —dijo Ryker—. Es bueno estar de vuelta en casa.
Rex se metió la pelota bajo el brazo.
—Estás lleno de mierda.
Ryker sonrió.
—Bueno. No soy un gran fan de Seattle.
—Entonces, ¿por qué estás aquí? —preguntó Rex.
—Papá necesitaba mi ayuda con el negocio. —Sin siquiera decirlo, estaba claro
que no quería tener nada que ver con su trabajo. Estaba siendo forzado—. Y no
puedes darle la espalda a la familia, ¿verdad?
—Nunca. —Rex se volvió hacia mí—. Hablando de eso, aquí está mi molesta
hermana, Rae.
Mis ojos encontraron los suyos, y una conversación silenciosa pasó entre
nosotros. A juzgar por la ligera sorpresa en sus ojos, nunca esperó verme de nuevo.
No lucía satisfecho ni decepcionado.
Ryker se recuperó del shock más rápido que yo. Se acercó a mí, irguiéndose por
completo. Una leve sonrisa estaba en sus labios, junto con la barba que había estado
allí hace unos días.
—Es bueno verte de nuevo.
—Igualmente.
—¿Dónde está Safari?
—En casa. Perseguiría la pelota por toda la cancha si lo hubiera traído.
—Ah... ¿qué? —Rex nos miró alternadamente—. ¿Se conocen?
—Nos encontramos mientras corríamos en el parque —dijo Ryker con calma—.
Safari quería venir a casa conmigo.
Yo también quería.
Ryker me miró fijamente a los ojos, como si estuviera tratando de buscar algo.
—¿Cómo estuvo esa cita?
—Terrible.
—¿Sí? —preguntó—. ¿El tipo era un psicópata?
—Solo un besador descuidado.
Ryker soltó una risa y retrocedió.
—Esos son los peores. —Se volvió hacia Zeke y lo saludó—. Realmente has
hecho músculo, hombre.
—Entré en levantamiento de pesas en la universidad. —Zeke no fue tan cálido
con su viejo amigo como pensé que sería. Apenas le dio un apretón de manos antes de
retroceder—. Vamos a empezar el juego.
Ryker alzó levemente una ceja, pero rápidamente la bajo.
—Muy bien —dijo Rex—. No me importa cómo conformen los equipos, pero no
estoy en el equipo de mi hermana.
—¿Está jugando con nosotros? —preguntó Ryker sorprendido.
La tensión de repente cayó sobre todos nosotros, y fue palpable.
Rex se frotó la sien con irritación.
—Hombre, no deberías haber dicho eso...
Crucé los brazos sobre mi pecho y le dirigí una mirada venenosa.
—¿Por qué es eso sorprendente? ¿Porque soy mujer?
Ryker sabía que había dicho algo de no debía.
—No, eso no es lo que quería decir.
—Entonces, ¿qué es lo que querías decir exactamente?
Zeke agarró el balón de Rex y luego lo dribló entre sus piernas.
—Rae es la mejor jugadora de todos nosotros. Así que cuídate.
Ryker lo jugó bien y ocultó sus pensamientos detrás de su mirada.
—En ese caso, quiero estar en su equipo.
Rex se inclinó hacia Ryker y bajó la voz a un susurro.
—Buena escapada...
—Juguemos —dije—. He terminado con la charla sin sentido.
No quería sentirme fuera de lugar, así que ordené una cerveza como los demás.
Las ordenes de papas fritas y alitas de pollo estaban en camino y la televisión
mostraba un reporte deportivo sobre el último juego de los Seahawks.
—¿Dónde vives? —Ryker se sentó al lado de Rex, justo en frente mío.
Rex descansó los codos en la mesa con los ojos fijos en la pantalla.
—Tengo un departamento a unas pocas cuadras de aquí.
—Eh-hem. —Aclaré mi garganta fuertemente a causa de la información errónea
que estaba dando.
Ryker me miró, sin saber qué significaba la interrupción.
—Quiso decir mi departamento. —Mis yemas tocaron el vaso congelado de
cerveza. Mi estómago dolía porque no había comido en mucho tiempo. Alitas grasosas
y papas incluso aún más grasientas sonaban como la mejor cosa jamás hecha.
—Vive conmigo.
Ryker no lo molestó por ello.
—¿Te gusta la compañía?
—Ugh. —Rex puso los ojos en blanco y negó al mismo tiempo. Parecía como si
su cabeza estuviera a punto de caerse—. Diablos no. Tengo que hacerlo porque estoy
quebrado.
Me giré hacia Zeke.
—Sabes, puedes llevártelo cuando quieras.
—¿Y tenerlo ensuciando mi lugar? —Negó con su cabeza lentamente—. No,
gracias.
Su oscuro cabello castaño contrastaba con su rostro pálido. Tenía ojos gentiles, y
las chicas volaban a él y a mi hermano como gansos. Habíamos sido amigos desde que
podía recordar. Era el otro hermano que nunca tuve, el bueno.
—¿Por qué estás quebrado? —preguntó Ryker.
—Compré un boliche —dijo Rex.
Ryker estaba por tomar un sorbo pero se detuvo.
—¿Un boliche?
Ese maldito lugar había sido solo un dolor en el trasero.
—Rex ganó la lotería.
—¿En serio? —preguntó Ryker—. ¿La lotería actual?
—Sí —respondió Rex—. Eran cien mil.
—Y este idiota decidió comprar un boliche —dije—. Es la peor inversión jamás
hecha en la historia. Ha estado manteniéndose a flote desde el año pasado. Y lo más
importante, Rex no sabe nada sobre bolos. Nunca ha jugado.
—Oye, señorita remilgada —replicó Rex—. ¿Por qué no dejas de ser tan
negativa todo el tiempo? No empujo cada una de tus fallas por tu garganta.
—Mmm, sí, lo haces. —¿Qué clase de memoria tenía?
Rex me ignoró y continuó hablando con Ryker—: La economía ha sido una
mierda durante un tiempo, así que el negocio no se ha recuperado. Sigo esperando,
pero nada parece cambiar. Quizás tenga que venderlo, y probablemente no obtendré
mi dinero de regreso.
Aunque mi hermano me molestaba cuando era un cerdo por toda la casa, llevaba
mujeres extrañas al departamento y me insultaba delante de todos nuestros conocidos,
siempre tenía mi apoyo. Sabía que debía ser más comprensiva con esto.
—Tal vez necesitas hacer unos pocos arreglos.
—¿Arreglos? —preguntó Rex.
—Ya sabes, remodelar o algo.
—Pero eso cuesta dinero —dijo—. En caso de que te preguntes por qué estoy
viviendo contigo, es porque no tengo dinero.
—Tengo mis ahorros —ofrecí—, puedo invertirlos para algo bueno.
Zeke me miró como si me acabaran de salir cuernos y alas.
La mandíbula de Rex cayó hasta la mesa.
—Cierra la boca.
—¿Sabes lo que creo que sería realmente bueno? —dije—. Si abres un bar. Sé
que necesitan mucho esfuerzo porque tienes que obtener la licencia, pero si tienes
alcohol y buena comida para acompañar el juego, las personas realmente lo
considerarían como opción para una salida nocturna.
Ryker asintió en acuerdo, sus ojos verdes estaban destallando.
—Esa no es una mala idea.
—Y si le damos una mano de pintura a la fachada exterior y le decimos a las
personas que tendremos una gran reinauguración, tu negocio definitivamente
mejorará. —Aprendí eso en una clase de negocios en la facultad. Promover ese tipo de
atención siempre incrementaba las ventas. Esa era la razón por la que tantas cadenas
de comida rápida remodelaban cada cinco años como una regla de oro.
Zeke asintió.
—Quizás deberías haber abandonado la ciencia por las ventas y publicidad.
—Nah —dije—. Me gusta dónde estoy.
—¿Eres científica? —preguntó Ryker con interés.
Cada vez que hablaba directamente conmigo, sentía que mi estómago se
contraía. Era difícil ser yo misma a su alrededor porque me tensaba de ansiedad.
—Mis campos de estudio son la química ambiental y la biología.
Bebió un sorbo de cerveza con una mirada de aprobación en sus ojos.
—Eso es genial.
Zeke me empujó gentilmente.
—Bonita e inteligente. No ves eso muy seguido.
Le sonreí en agradecimiento.
—Gracias.
—¿Bonita? —preguntó Rex—. Cada vez que miro a Rae, pienso las heces de un
tejón australiano.
Tobias estaba por beber su cerveza cuando se detuvo y casi tiró el vaso.
—¿Quién diablos dice cosas como esas?
—Es verdad —dijo Rex—. Es por la forma en la que se peina.
—¿Recogido…? —Apenas tocaba mi cabello porque era muy perezosa. Cuando
salía con Jessie y Kayden, realmente dedicaba tiempo a mi apariencia, pero aparte de
eso, usaba el camino con menos problemas—. Y recuerda, acabo de ofrecerte mi
ayuda.
—Demonios. —Rex suspiró como si acabara de darse cuenta de su error—. Me
refiero a que estás bien.
Eso era lo mejor que alguna vez obtendría de él.
—Lo tomaré.
—Esto costará mucho dinero —dijo Zeke—. Ayudaré.
—No. —Rex miró los ojos de su mejor amigo casi malignamente—. Olvídalo.
—¿Qué? —preguntó Zeke—. No me importa. Y Rae no debería pagar por todo.
—La respuesta sigue siendo no —replicó Rex.
—¿Por qué? —preguntó Zeke—. ¿Tomarás su dinero pero no el mío?
—Es mi familia. —argumentó Rex—. Es diferente.
Zeke no reaccionó abiertamente, pero podía decir que algo en su interior se
rompió.
—Siempre pensé que éramos familia.
—Lo somos —dijo Rex—. No me quise decirlo así…
—Entonces déjame ayudarte. No lo ofrecería si no quisiera.
Zeke siempre fue un buen amigo para Rex, y apreciaba eso, incluso si nuca lo
demostraba. No sabría qué hacer conmigo misma si Jessie y Kayden no estuvieran a
mi lado todos los días.
—Creo que es una buena idea —dije—. De esa manera ninguno de los dos
aporta una gran suma.
—No lo sé… —Rex suspiró ansioso—. Ni siquiera estoy seguro de si podré
pagarte.
—Lo harás. —El boliche era un basurero. Era viejo y las paredes eran grises. Si
lo arregláramos, atraería tanto a familias como a jóvenes. Había montones de bares y
tiendas alrededor, y era el único boliche en treinta kilómetros. Tenía todo el potencial.
—Incluso si puedo, me llevará un tiempo —dijo Rex—. No podría
reembolsárselos de la noche a la mañana.
Zeke le lanzó una mirada irritada.
—Ambos fuimos a la facultad de posgrado. ¿Cuán estúpidos crees que somos?
—Bueno, creo que Rae es una de las personas más tontas que he conocido. Tú,
por otra parte, eres jodidamente inteligente. —Rex terminó el resto de su cerveza y
regresó el vaso vacío al posavasos.
Ryker nos miró alternadamente hasta que habló.
—¿Así es como son todas sus conversaciones?
—¿A qué te refieres? —preguntó Rex.
—Son crueles entre ustedes, pero ¿al mismo tiempo se respaldan entre sí?
Ryker movió sus ojos hacia los míos, y había una intensidad escondida que no
pude descifrar.
Rex se encogió de hombros.
—Es mi hermana y la odio y todo, pero… a veces me… cae bien.
Dijo algunas buenas vibras así que las correspondí.
—Como que también me agrada… una vez cada mucho tiempo.
Rex y Zeke estaban en la sala cuando agarré mi bolso y me preparé para irme.
Afeité cada centímetro de mi cuerpo excepto mis brazos, cejas y cabeza; y me cambié
las bragas por unas negras y sexys.
—Saldré con Jessie. Nos vemos luego.
Rex no se giró, pero levantó la mano en despedida.
—Nos vemos. No quería estar contigo.
No pude evitar el sarcasmo.
—Buena…
Zeke se giró y en realidad me prestó atención.
—¿Qué están planeando hacer?
—Todavía no estoy segura —dije—. Pero seguramente tiene algo que ver con
alcohol.
—¿Quieres más después de lo de hoy? —preguntó Zeke sorprendido.
—Me conoces —dije—. Soy como un pozo.
—Bueno, diviértanse. Llámame si necesitas un aventón.
—Si llamo a alguien, será a Rex. Ese idiota me debe mucho tiempo.
Rex todavía no se giraba.
—Pensé que te estabas yendo.
—Vete al infierno.
Me mostró el dedo del medio, aunque sus ojos permanecieron pegados a la
pantalla.
Ryker tenía un bonito departamento cerca del agua. Estaba en el último piso del
edificio y el elevador me llevo directo.
—Ryker.
—Soy Rae…
Entré al departamento y escuché cómo se cerraban las puertas tras de mí. Eché
un vistazo a mi alrededor y traté de no mirar boquiabierta a todas las cosas caras que
tenía. Trabajar como investigadora para COLLECT me daba un muy buen salario,
pero no era nada en comparación con esto. Solo su sala era mucho más cara que todas
mis cosas juntas.
Ryker apareció por el lado izquierdo, usando unos pantalones de chándal que le
quedaban bajos en las caderas. Incluso cuando vestía casual, se veía sexy. Su cabello
estaba un poco desordenado, como si no se hubiera peinado después de la ducha.
Probablemente sabía que iba a pasar mis dedos por él y a desordenárselo de todas
formas.
Ryker me miró con los ojos llenos de confianza. Ahora que no había testigos, me
miraba como si fuera su presa. Sus ojos recorrieron mi cuerpo, como si estuviera
imaginándose exactamente que me haría cuando llegara a cada punto.
Cuando sus labios estaban a centímetros de los míos, cerré los ojos. Estaba
preparada para sentir ese tacto que lo consumía todo, ese fuego que me quemaba de
pies a cabeza. Mi cuerpo dolía por el suyo de una forma carnal. Como un animal,
quería lanzarme a él con todo lo que tenía.
—Te prometo que este beso será mucho mejor que el último que te dieron.
Mis labios se abrieron involuntariamente, y abrí los ojos para mirar los suyos.
Sus ojos seguían serios, con su atención solo en mi boca. Movió sus dedos de mi
barbilla a mi cuello. Rodearon esa área, sosteniéndome bien. Luego agarró un puñado
de mi cabello, usándolo como ancla para mantener mis labios cerca de los suyos.
Se movió suavemente y presionó sus labios contra los míos. Cuando rozaron mi
boca, fueron suaves. Su tacto no era agresivo como su agarre indicaba. El beso fue
lento, casi inmóvil. Solo descansó su boca ahí, saboreando la gentileza del roce.
Después comenzó a mover sus labios con los míos, besándome con determinación. Mi
respiración entraba y salía de mi boca y de mis pulmones. El calor de sus dedos me
quemaba la piel, recordándome constantemente que era suya toda la tarde.
Con la mano que tenía libre me tomó por la cintura y se aferró del otro extremo.
Me empujó contra su pecho, haciendo que las curvas de mis pechos se presionaran
contra él. Había sido una chica poco femenina toda mi vida, pero Ryker
definitivamente me hacía sentir como una mujer.
Profundizó el beso pero no incrementó el ritmo. El beso seguía igual de lento
que al principio, pero así me encantaba. No había prisa por llegar a la meta, el trayecto
era igual de satisfactorio.
Ryker se apartó un poco y me miró. Mis labios se sintieron solos en cuanto los
suyos se fueron. Mi corazón latía desenfrenado con la más pequeña interrupción.
Ryker rozó sus labios contra los míos de forma juguetona antes de besar la esquina de
mi boca. Luego volvió a besarme.
Me encantaba sentir sus facciones bajo mis yemas. Su olor inundaba mis
sentidos, grabándose por siempre en mi memoria.
Recorrí su pecho con las manos por encima de su camisa y sentí lo marcado que
tenía el cuerpo. Cuando llegué a su cintura, moví las manos bajo su ropa y sentí su
piel desnuda. Su estómago era puros abdominales y líneas, y su pecho estaba duro
como una roca. Un gemido indescifrable se escapó de mis labios cuando mi cuerpo
entró a otro nivel de excitación. Estaba lista desde el momento en que entre al
departamento. No podía recordar la última vez que había tenido sexo, y me
emocionaba pensar que esta vez habría final feliz. Ryker no me parecía el tipo de
chico que dejaba a una mujer insatisfecha.
Movió una mano a mis jeans, y los desabotonó con facilidad, al mismo tiempo
que me besaba, sin perder la concentración en ninguna de las dos cosas. Una vez que
bajó el cierre, se apoyó con las puntas de los pies y me bajo el pantalón. Cuando
quedé en ropa interior, miró las bragas negras que llevaba. Sus ojos se concentraron en
esa área como si fuera un blanco. Luego abrió mis piernas con sus manos y presionó
un beso en el centro de la tela.
Mis manos se enterraron inmediatamente entre las suyas, y gemí ante el
contacto. El calor de su boca se sentía tan bien contra esa sensible área. Quería que
continuara, pero nunca admitiría estar tan desesperada como para pedírselo.
—Polla grande. Coño apretado. Buen sexo. —Besó mi estómago antes de abrir
su cajón y sacar un paquete plateado.
Se lo quité de las manos e hice los honores. Mis dedos rodaron el látex hasta
llegar a la base. Sentir su polla en mis manos me excitó demasiado. Lo medí con mis
dedos y me di cuenta de que tenía veintitrés centímetros. El hecho de que estaba
grueso lo hacía ver aún más grande.
Estaba ansiosa y necesitada. Todas sus caricias me excitaban más de lo que creía
soportar. Ahora solo lo quería profundamente dentro de mí. Lo agarré de las caderas y
le di un ligero tirón.
Dejó de besarme y presionó su frente contra la mía, luego hizo lo que le pedí sin
palabras y presionó la punta de su polla en mi interior. Desde el primer momento el
grosor me hizo abrirme, haciéndome sentir llena.
Ryker dejó escapar un gemido silencioso mientras me penetraba lentamente. Me
tomó un momento ajustarme a su gran tamaño. Con cada parte de mi cuerpo que se
amoldaba, había un ligero dolor. Pero más que nada había mucho placer.
Lo tomé de los hombros y enterré mis uñas en su piel. Lo hice más fuerte de lo
que pretendía y podría haberle sacado sangre, pero mis hormonas fueron las
responsables. Mi cabeza cayó hacia atrás automáticamente, y arqueé la espalda. Nada
podía describir lo bueno que era el sexo.
Se movió despacio, su polla se deslizaba con todo el fluido que mi cuerpo había
producido para él. En ocasiones miraba mis pechos, y otras veces me miraba a la cara.
Su expresión me decía que estaba disfrutándolo tanto como yo.
Mis dedos se movieron por su cabello y sentí las hebras. Las retorcí, sintiendo el
sudor que se empezaba a acumular en la parte trasera de su cuello. Embestía con más
fuerza a cada minuto, haciendo que la cabecera de la cama chocara contra la pared.
Cuando el momento pasó, estaba cubierta de sudor y calor. Pero aún me sentía
bien, así que no quería que terminara. Puse mis manos en su espalda y sentí lo
definido que estaba. Cada músculo estaba definido y tonificado. Podía hacer un boceto
de la anatomía del cuerpo humano con solo tocarlo.
—Mmm… —Puso más peso en sus hombros mientras se alejaba un poco de mí,
haciendo embestidas más largas mientras que se movía.
Quería estar a cargo por un rato. Después de ese desempeño, merecía recostarse
y dejarme hacer el trabajo. Lo tomé de los hombros y lo giré sobre su espalda,
montándome en él. Su polla se salió y aterrizó con un ruido sordo sobre su estómago.
Me balanceé con la punta de los pies a cada lado de sus caderas y conduje su pene
hacia mi entrada.
Ryker me miró con lujuria y asombro. Sus manos se movieron a mis nalgas y me
guio hacia su longitud, queriendo que lo metiera todo. Luego agarró mis caderas
mientras se recostaba en las almohadas.
Me aferré alrededor de sus caderas y salté sobre su polla, usando mis glúteos y
muslos para mantener el ritmo. Incluso cuando sentí ardor, continúe porque se sentía
demasiado bien.
A Ryker le encantó.
Enterré las uñas en su piel y me moví con más fuerza, llenado mi pecho y
hombros de sudor. Mi cabello pegado a la humedad ya no podía moverse.
—Justo ahí…
Después de todo ese ejercicio, no había forma de que caminara a casa. Estaba
exhausta y satisfecha. Todo lo que quería era dormirme y preocuparme de ello en la
mañana. Agarré mi teléfono de la mesita de noche y le envié un mensaje corto a Rex.
—Buenos días.
—¿Dormiste bien?
—Por ratos. —Abrí los ojos y lo miré a la cara. Estaba inclinado hacia mí,
apoyado sobre sus codos.
—¿Tú no?
—Eso debe ser genial. —Me senté y revisé la hora. —Rayos, ya me tengo que ir.
Me iba a ir a casa anoche, pero estaba muy cansada.
—No hay problema. ¿Quieres tomar una ducha? Puedo hacerte el desayuno.
—Lo fue. —Sin decir nada más, dejó claro lo que había sido anoche. Solo sexo
entre dos conocidos. Probablemente debería haberme mantenido alejada de él, pero de
verdad necesitaba esa dosis. En realidad, no me sentía arrepentida. Los encuentros de
una sola noche pueden ser una experiencia increíble dependiendo de la forma en que
lo veas. Podíamos dejarlo entre nosotros y nadie nunca lo sabría. Sería nuestro
pequeño y sucio secreto.
—Te veo después. —Me acerqué y le di un último beso lento—. Quiero este
beso para llevar.
Miré el texto fijamente con ojos entrecerrados. ¿Decía lo que creía que decía? Lo
leí otra vez y ladeé la cabeza, inseguro de qué pensar.
—¿Qué dice?
—Si Rex pregunta, me quedé contigo esta noche. Te cuento los detalles después.
—Siguió mirando la pantalla y lo leyó en silencio otra vez—. ¿Te envió algo más?
—Desplazó la conversación y vio el mensaje anterior que envió—. Acabada. Me
quedaré con Jessie.
Tomé el teléfono.
—Creo que quería enviarle el último a Jessie pero me lo envió a mí por error.
Esa era mi preocupación. Rae nunca me mentía. Me decía la fea y cruda verdad
directo en mi cara, siempre.
Zeke se quedó con la mirada perdida, sus pensamientos ocultos detrás de mirada.
—¿Crees que se acostó con alguien? —Lo apagado de su voz cayó incluso en
mis oídos.
—Lo sé. —Molestaba mucho a mi hermana, pero en verdad le tenía una gran
estima. Ambos tuvimos una vida difícil al crecer, y aun así llegó muy alto. Nunca era
pretenciosa por su éxito, y aunque era más inteligente que yo, nunca me menospreció.
Cuando tuve la crisis financiera, ni siquiera tuve que preguntar si podía mudarme con
ella. Simplemente lo ofreció.
—De acuerdo.
Ryker era un tipo decente, pero lo había visto hacer muchas cosas que harían que
cualquier hermano le prohibiera estar cerca de su hermana. Solo asumí que Ryker
entendía que Rae estaba fuera de los límites. Y si la tocaba, tendría algo que decirle al
respecto. En realidad, mi puño lo haría.
—Sí, estoy bien. —Se quedó mirando el suelo y parecía estar perdido en su
propio mundo—. Debería irme. —Se levantó del sofá y agarró sus llaves antes de
salir. No dijo adiós ni nada.
Algo le molestaba.
Acababa de terminar de hacer café cuando Rae entró. Vestía la misma ropa de
anoche, y su cabello estaba amarrado en un moño. Se veía cansada y descansada al
mismo tiempo.
Nunca charlaba conmigo, y sospeché que solo lo estaba haciendo por la culpa.
Me mintió cuando no debería haberlo hecho. De hecho, pudo no haber dicho nada. Si
hubiera estado preocupada por ella, le habría escrito. Pero no necesitaba reportarse
como si fuera su padre.
—Bien.
—Ya sabes, fuimos a algunos bares e hicimos estragos por toda la ciudad.
—Suena divertido…
—Genial. —También tenía que irme a trabajar. Trabajar tras el mostrador era
súper aburrido. Ojalá pudiera pagarle a alguien para que lo hiciera por mí.
—Llámame si me necesitas.
—El alma de la fiesta está aquí. —Tiré mis llaves en la mesa de entrada y luego
abrí una cerveza.
—Ten cuidado —advirtió Zeke—. Las chicas jóvenes suelen ser pegajosas.
—¿Esa chica tatuada con todos esos piercings? —preguntó Rae—. Rex, es mejor
que te mantengas alejado de ella. Es demasiado joven para ti.
—No —dijo Rae—. Porque es una terrible empleada. ¿Cuántas quejas has tenido
a causa de ella?
Muchas.
—Obviamente —dijo Rae—. Pero no sigas contratando chicas solo porque son
sexys.
—Atraen clientes —argumenté.
—Cierto.
Rae estaba acostumbrada a nosotros dos, así que solo nos ignoró.
—No venderemos el boliche —dijo Rae con una paciencia poco usual—. Ni
siquiera obtendrás la mitad de lo que pagaste por él. Arreglemos el lugar y levantemos
el negocio. Tal vez cuando las cosas estén funcionando, tendrás el dinero suficiente
para abrir un segundo negocio.
—Eso sería increíble. —Las chicas estarían bailando a mí alrededor todos los
días, y me pagarían por eso.
—Podemos trabajar lo de adentro por ahora —dijo Rae—. Tener un bar debería
atraer a la gente. Tal vez no un bar entero, pero al menos algo de cervezas y vino. Si
tienes muchas opciones, podría atraer a personas sospechosas. Recuerda, este es un
lugar familiar.
—Creo que una máquina arcade también ayudaría para mantener un ambiente
agradable.
—Genial —dije.
—Aún huele como si doscientos gatos vinieron y orinaron en ella. —Anotó las
cosas en su computadora.
Demonios.
—Con todos estos cambios el lugar lucirá como nuevo —dijo Rae—. Y
realmente pienso que las personas vendrán en masa.
—Y luego puedo contratar más personal así no tengo que estar ahí todo el
tiempo. —Administrar un negocio tenía sus ventajas, pero también sus desventajas.
Ya que no podía pagar por mucha ayuda, trabajaba todo el tiempo. Solo quería
trabajar en la mañana y luego irme.
—No estaré segura hasta que tenga una estimación —dijo Rae—. Pero después
de verlo detenidamente, diría que al menos… cuarenta mil.
Casi me caigo.
—¿Cuarenta mil? ¿Dólares? Por favor dime que quieres decir pesos.
—Eso suena apropiado. El bar será la parte más costosa. Y creo que también
deberías tener comida. Pizza y papas fritas o algo así.
—Voy a vomitar.
—Buen punto.
—¿Demasiado dinero? —Mis ojos casi se salen de sus orbitas—. ¿Cuánto dinero
tienen por ahí?
—Ella tiene razón —dijo Zeke—. Preferiría invertir en esto a verte volverte loco
desde el inicio. En ese caso, perderías mucho más dinero del que estaríamos
invirtiendo.
—Y en verdad creo que puede funcionar —dijo Rae—. Todo depende del
ambiente. Si la gente no se siente cómoda, no vendrá. ¿Por qué crees que todos aman
Disneyland? Es porque hace que las personas se sientan bien. Tienes que hacer algo
como eso.
—Así que necesitamos hacer de este lugar un punto de moda —dijo Rae—. Un
lugar donde todos quieran pasar el rato.
—Incluso si este plan funciona y tengo más clientes de los que pueda atender...
quién sabe cuánto tiempo me llevará pagarles. Puede tomarme años. Diez años.
—¿Realmente entendían eso?
—No estamos invirtiendo todo nuestro dinero en ello —dijo Rae—. Ambos
tenemos nuestro propio dinero.
—Guau. —Le di a Rae una mirada dura—. ¿Cuánto dinero tienes, niña?
—Uh, ¿una casa? —dijo sarcásticamente—. Un lugar con un patio para que
Safari pueda correr alrededor. Inscribir a mis hijos en escuelas.
—En cualquier caso —dijo Zeke—. No nos estás dejando sin dinero. Eso es lo
que está tratando de decirte.
Aún me sentía mal por tomar cualquier cosa de ellos. Mi hermana ya me había
dejado vivir con ella durante meses sin pagar la renta. Cuando las cosas empeoraron,
Zeke pagó todos mis almuerzos y cenas. Hicieron mucho por mí cuando ni siquiera lo
pedí. ¿Podía tomar aún más de ellos?
—¿Por qué no lo hacemos con una temática? —dijo Zeke—. Como un boliche
hippie. Decoraremos el interior con colores como los de las playeras hippies, y las
líneas de madera para cada una de las boleras serán de un color diferente. Signos de
amor y paz estarán en todas partes, y las sillas estarán cubiertas de flecos. Incluso
podemos vender coronas de flores a las personas que realmente se adentren en la
temática.
—Podríamos tener música de los 60's y de los 70's, incluso podemos tener
recortes de cartón de The Beatles y The Doors, así la gente podría pegar su cara a
través de los agujeros y tomarse una foto —dijo Zeke—. Hay muchas cosas que
podemos hacer.
—Tal vez todos los trabajadores puedan vestirse como hippies —dije—. Las
chicas usarían playeras hasta el vientre y shorts. —Sonreí ante la idea—. Ahh... su
cabello puede estar en una trenza sobre sus hombros.
—Sí. —La cara de Zeke mostraba la misma emoción—. Pueden bailar en los
mostradores cada hora y...
Suspiré en derrota.
—Eso es lo que pensé. —Rae tenía una mirada confiada en su cara como si
acabara de vencerme.
—Estuvo bien. Tuve una nueva clienta que me pidió que le cortara el cabello y
se lo arreglara. Pero cuando terminé, se enojó y dijo que no lucía bien. O sea, ¿cómo
es eso mi culpa? Fue ella quien lo eligió.
—Sí.
—¿Se lo diste?
Reí y crucé los brazos sobre el pecho para luchar contra el frío.
Miré mi reloj.
—Debería llegar pronto. Dijo que quería bañarse después del trabajo.
—Sí. —Le hice una seña al barman y pedí dos bebidas más—. Bebidas a mitad
de precio, así que estoy ordenando el doble.
—¡Salud!
Kayden sonrió y se dirigió hacia nosotras. Se sentó y observó los vasos vacíos.
—Tienes razón.
—Síp. —Jessie le hizo una seña al barman para que Kayden pudiera ordenar.
Jessie la observó.
—¿Mal día?
—La otra noche, tuve sexo con Ryker. No sabía que decirle a mi hermano
entonces…
Jessie levantó la mano, lo que usualmente hacía cuando iba a darme un sermón.
—Eres una mujer adulta que puede hacer lo que sea que quiera. ¿Por qué le estás
mintiendo? Si pasaste la noche con un tipo, no deberías tener que esconderlo. Y él se
está quedando en tu apartamento. Recuerda eso.
—Dile que crezca, maldición —dijo Jessie—. El hace lo mismo, entonces, ¿por
qué importa lo que tú hagas?
—Es más fácil de esta manera —dije—. Y sabes cómo es Rex. Cuando está
enojado por algo, jamás lo deja ir.
—No lo estoy haciendo —dijo Kayden—. Solo estoy siendo la abogada del
diablo. Siempre es bueno entender ambos puntos de vista. Rex se ve a sí mismo como
una figura paternal para ti. Claramente piensa que es su responsabilidad cuidarte. En
realidad, es dulce.
—Quizás lo haga —dije—. Pero voy a esperar a que se mude, así no tendré que
verlo todos los días.
Suspiró irritada antes de tomar su celular de su bolso. Luego fue a la parte donde
estaban mis mensajes.
—Mira. El último mensaje que recibí de ti fue el lunes cuando me preguntaste
que marca de secador de cabello debías comprar. —Me dio el celular. Eso no podía
ser cierto. Revisé su celular y me di cuenta de que mi mensaje no estaba allí.
—Tal vez le mandaste el mensaje a otra persona —dijo Kayden—. Hago eso
todo el tiempo cuando estoy cansada.
—Supongo… —La única otra persona a la que le había mando un mensaje había
sido a Rex, pero no podía ser posible que se lo hubiese mandado a él. Abrí su
conversación y casi grité—. ¡No!
Si Rex pregunta, estuve contigo esta noche. Te cuento los detalles más tarde.
—¿En serio?
Le lancé el celular.
—Mierda…
—No estoy segura —dije—. Supongo que voy a esperar a que me confronte.
—Quizás lo dejó pasar y siguió adelante —dijo Jessie—. Han pasado algunos
días.
Jessie asintió.
—Bueno, es él. Aparentemente, fue a la preparatoria con Rex y Zeke entonces
son amigos. Hace poco se mudó aquí desde Nueva York así que se reencontraron.
Jugamos al basquetbol, y después, me invitó a su casa.
—Estoy segura de que lo veré de nuevo porque es amigo de Rex, pero no vamos
a tener una cita o algo así. —Ni siquiera intercambiamos números de celular.
—Dejo bastante claro el hecho de que solo estaba buscando algo de una noche.
Y estoy bien con eso. He estado pasando por una sequía, así que fue lindo tener algo
puramente físico. —Ahora que estábamos hablando sobre Ryker, estaba distraída de la
cuestión con Rex.
—Nah. Esa vez fue divertido, pero no quiero hacerlo algo regular. Eso se vuelve
muy complicado. —Los sentimientos se involucran, y es muy difícil alejarse.
—Entonces si te invitara a salir, ¿le dirías que no? —preguntó Jessie incrédula.
Kayden asintió.
—¿Y qué hay sobre ustedes chicas? —pregunté—. ¿Qué hay de nuevo?
El Sr. Pierce vino al laboratorio al final del día. No era muy viejo, tal vez
llegando a los sesenta, pero parecía frágil. Caminaba lento, como si cada paso le
causara dolor. Su sonrisa no era tan brillante como solía ser. Me preguntaba si era la
única que lo notaba.
—¿Cómo va todo por aquí? —El Sr. Pierce se acercó a mi mesa de trabajo y se
recostó contra el mostrador.
—Yo también lo voy a extrañar, Sr. Pierce. —Siempre contagiaba los pasillos
con su espíritu alegre. Era la clase de jefe que te hacía sentir apreciada. Nunca me
sentí como una simple empleada. Siempre me sentí como una persona—. Pero estoy
segura de que nos seguiremos viendo.
Asintió.
—Estoy segura que sí. —Abrió esta compañía y trabajó aquí por más de treinta
años. Era como un hijo para él—. ¿Qué planes tiene para el retiro?
—¿Cree que su hijo está listo para llenar sus grandes zapatos?
—Eso espero.
—No aceptes a nadie menos que el mejor —dijo—. Eres muy buena para eso.
Sonreí.
—Gracias.
—Bueno… —Se paró derecho y lucía cansado—. Solo quería venir aquí una
última vez.
Lo vi en la sala.
—Aburrido. Muy aburrido. —No miró por encima de su hombro para hablarme.
Una cerveza estaba sobre la mesa, la condensación formando perlas contra el vidrio.
Últimamente no había sido él mismo. Generalmente era conversador, y cuando no lo
era, usualmente discutía conmigo. Pero ahora estaba dócil y callado.
—Tal vez.
Mantuve mi silencio.
—Ya que no estabas con Jessie la otra noche, ¿dónde estabas realmente?
Tensó su mandíbula.
—No debería de haber mentido. Pero tienes que dejar de meter la nariz en mi
vida personal. Soy una mujer adulta con un trabajo de niña grande. Lo que hago no es
de tu incumbencia. No tienes derecho a interrogar a cada chico con el que salgo ni a
espantarlos. Es completamente inaceptable. Si no actuaras así, no hubiese mentido.
—Rae, solo te estoy cuidando. Cada tipo que entra por esa puerta necesita saber
que no puede meterse contigo. Ese es mi trabajo.
—No, no lo es. —Me levanté, sintiendo la ira aflorar de golpe—. Rex, no eres
mi padre. No necesitas actuar de esa manera.
—Aprecio lo que estás haciendo, pero soy una chica grande que puede cuidarse a
sí misma. No necesito que alguien me cuide. Francamente, es raro cuando me
preguntas sobre los chicos a los que estoy viendo o cuando los acosas al verlos a la
mañana siguiente. Es muy raro. Quiero que te mantengas fuera de ahora en adelante.
No pregunto nada sobre tu vida personal ni me involucro. Necesitas salir de la mía.
—Solo mentí porque no quería explicar dónde estaba o que estaba haciendo. Es
raro, y me hace sentir incómoda.
—¿Estabas con Ryker? —La oscuridad en sus ojos me dijo que iba a estar
enojado si la respuesta era sí.
—No es un buen tipo, Rae. Es mi amigo y todo, pero no es la clase de tipo con la
que deberías salir. Solo está detrás de una cosa, y cuando la obtiene, eso es todo. Se
va.
—Rex, no importa. Tal vez estaba con otro chico. No te cuento sobre mi vida
personal, así que realmente no tienes idea de quién podría haber sido. Para de
preguntarme cosas como esa, y olvídalo.
—Rex, te amo. Siempre estaré aquí para ti. Eres toda la familia que me queda, y
siempre voy a apreciar lo que tenemos. Pero no voy a dar el brazo a torcer con esto.
Necesitas retroceder. Lo digo en serio.
Su enojo comenzó a disminuir con cada segundo que pasaba. Suspiró de nuevo,
como si supiera que lo que estaba diciendo era la verdad.
—Realmente me dolió que me mintieras. No quiero que me vuelvas a mentir.
—Bien.
—Mis intenciones eran buenas. Solo quiero lo mejor para ti. Sea quien sea con
quien termines tiene que ser el hombre perfecto en todas las maneras imaginables.
Solo… lo llevé demasiado lejos. Constantemente estoy intentando protegerte porque
me olvido de que ya no necesitas que te proteja.
—Gracias.
—Es solo que… —Se frotó la parte posterior de su cuello—. Tuve que cuidar de
ti cuando cumplí dieciocho. No sabía nada de criar a una niña o de ser responsable de
alguien más. Apenas podía cuidarme a mí mismo. Después de acogerte bajo mi ala,
empecé a verte de una manera diferente… como si fueras mi hija o algo así. Supongo
que siempre tendré esa mentalidad, asegurarme de que estés feliz y tengas todo lo que
necesitas.
Era difícil mantenerse enojada con él cuando decía cosas como esa.
—Lo sé…
—Gracias.
Sacudí la cabeza.
—Creo que podemos abrazarnos… por esta vez. —Crucé la sala y lo abracé por
la cintura.
Antes de que abriera los ojos, sabía que era mediodía. El sol brillaba a través de
las ventanas. Estaba inusualmente cálido para Seattle. Mi mente estaba despierta y
lista para el día, pero no quería moverme.
Entonces recordé dónde estaba.
Mis ojos se abrieron y vi el fuerte brazo alrededor de mí. Las suaves
respiraciones de Ryker caían sobre la parte trasera de mi cuello. Su esencia se apoderó
de mí, y podía sentir su pecho rozándome la espalda con cada respiración que tomaba.
¿Qué demonios?
Me moví lentamente de sus brazos, queriendo irme sin despertarlo. Sus brazos se
deslizaron por mi cuerpo y de ahí cayeron a la cama. Conseguí llegar al borde y
busqué mi ropa. Estaba desaparecida, no podía creer que inclusive mis bragas
estuvieran desaparecidas.
¿Por qué no las estaba usando?
¿Dormí con él otra vez?
Estaba bastante segura de que no.
Justo cuando estaba a punto de levantarme, una fuerte mano me tomó por la
muñeca y me empujó de vuelta a la cama. Me volteé para ver a Ryker viéndome
fijamente. Sus ojos verdes estaban nublados por el sueño. Su cabello revuelto por dar
vueltas por las sábanas. La mirada soñolienta en sus ojos era sexy. ¿Por qué nunca me
veía así cuando me despertaba?
—¿Vas a alguna parte?
—Trataba de escabullirme —exclamé la verdad sin siquiera pensar en ello.
—¿Sin decir buenos días?
—Sí.
Sonrió como si estuviera entretenido.
—Bueno, me alegra haberte detenido. —Su brazo se movió alrededor de mi
cintura y luego besó mi cuello y mandíbula.
Sus besos se sentían bien como la última vez, pero también eran indiscretos.
—Guau, ¿qué estás haciendo?
Movió sus labios hacia mi oído.
—¿Qué es lo que parece? —Se movió sobre mí y he hizo un camino de besos a
lo largo de mi mandíbula hasta encontrar mis labios. Me dio un beso lento y lleno de
resolución.
Mi parte lógica se volvió borrosa por un segundo.
—Debería irme…
—O podrías quedarte.
—Justo ahora debo de verme como Zombie Rob. —Probablemente mi cabello
era un lecho de nudos y mi maquillaje me hacía un perfecto extra en The Walking
Dead.
—Para nada. —Rozó sus labios con los míos—. Te ves hermosa —dijo con tanta
sinceridad que perdí la cordura—. Me gusta la manera en la que luces en la mañana.
—¿Ah, sí? —Mis manos se movieron hacia sus bíceps, notando los prominentes
músculos de ahí. Estaba perdiendo la cordura nuevamente. Ryker me distrajo con sus
bonitas palabras.
—Definitivamente. —Besó la comisura de mi boca y me quemó con el fuego.
Todo lo que quería hacer ahora era recostarme y disfrutar al hermoso hombre
arriba de mí. Tenía todo lo que podía desear. Era guapo en una manera clásica, su
cuerpo era perfecto, era dulce y reservado al mismo tiempo.
Pero no podía ir por ese camino otra vez.
—Debería irme. Necesito café y unos panqueques. —Era Domingo. Siempre
teníamos un desayuno en el departamento y mirábamos fútbol, acompañado de juegos
de mesa.
—Qué irónico —susurró—. Tengo ambos. —No se quitó de encima. De hecho,
empezó a besarme nuevamente, moviéndose de mi cuello a mi pecho.
Cada vez que me tocaba, se sentía increíble. Con solo sus labios, podía hacer que
me retorciera.
—Ryker, eres super sexy, pero no puedo hacer esto otra vez.
—Soy super sexy, ¿eh? —Besó mi estómago.
—Sí, pero es mejor que me vaya.
Agarró mis muslos y los separó antes de presionar su cara entre ellos. Aquellos
asombrosos besos tocaron mi área más sensible, inmediatamente arqueé la espalda y
alcé mis caderas en respuesta.
Ryker besó y lamió el área, dándome el mejor oral que había recibido. Su lengua
trabajó mi clítoris antes de deslizarse dentro de mi hendidura.
Me retorcí nuevamente.
—Oh…
Ryker me besó con más fuerza, prendiendo todo mi cuerpo en llamas.
En lo más profundo de mi mente, sabía que necesitaba irme. Tenía que terminar
esto. Pero mi cuerpo no me escuchaba. Estaba disfrutando mucho esto.
Rozó mi clítoris con su pulgar y acarició el resto de mi cuerpo con su boca. Sus
cálidas respiraciones cayeron sobre el área sensible, intensificando el placer. Empujó
mi cuerpo y mente al borde del éxtasis.
Estaba a punto de caer en el dulce olvido. La temperatura de mi cuerpo se
incrementó unos cuantos grados. Mis gemidos silenciosos se convirtieron en gritos.
Mis dedos se clavaron en sus antebrazos, me preparé para un orgasmo que me
quemaría al rojo vivo.
Justo antes de que alcanzara mi clímax, Ryker se alejó.
—No…
Se arrastró por mi cuerpo con una leve sonrisa en su boca. Sus labios estaban
cubiertos con mis fluidos. Brillaban como un brillo labial.
—Quédate.
—Eres un cretino. —Dejé caer mi cabeza sobre la almohada en derrota.
—Me quedaré haciendo eso si te quedas.
Mi cuerpo quería darse por vencido para regresar a ese dulce cielo. Ryker era tan
bueno con esos malditos labios ¿Dónde aprendió a hacer todo eso? Ah sí, con todas
las mujeres que arruinó a lo largo de los años.
—Quiero, pero… no es una buena idea.
—Sí, lo es. Probablemente no sea tan bueno como la última vez, pero hay una
buena posibilidad de que sea aún mejor. —Me dio un beso, queriendo que me probara.
Luego abrió la mesita de noche y sacó un paquete de aluminio.
—No. Fue divertido como cosa de una sola vez, no podemos seguir haciéndolo.
—¿Por qué no? —presionó—. ¿Por qué no puede ser una cosa de dos veces?
—Porque se convierte en una pendiente resbaladiza. Se complica. Ya no seremos
amigos. Seremos amigos con beneficios.
—No veo el problema.
—No quiero eso.
Suspiró mientras me miraba.
—¿Qué quieres?
—No lo sé —dije con un encogimiento de hombros—. Ser amigos.
—Tu coño húmedo me dice lo contrario.
—Bueno, cuando lo follas así con tu boca, no tiene muchas opciones.
Sus ojos se oscurecieron ante mis palabras.
—Cariño, no te dejaré ir hasta que consiga lo que quiero. —Separó mis muslos
con los suyos y se posicionó encima de mí.
—Buena suerte con eso. —Me moví debajo de él y alcancé el borde de la cama.
Tomé mi ropa y empecé a vestirme.
Suspiró y se paró dándole la espalda a la cabecera.
No me sentí mal por él.
—Solo piensa en mí cuando me haya ido.
—Definitivamente lo haré.
Me puse la ropa y traté de arreglar mi cabello.
Ryker abandonó la cama y se puso unos pantalones de chándal. Permaneció sin
camisa, su cincelado y fuerte físico resaltaba ya que brillaba por el sudor.
Prácticamente estaba haciendo pucheros porque no había conseguido lo que quería.
—No estás acostumbrado a escuchar un no, ¿cierto?
—En realidad, no.
Tomé mi teléfono de la mesita de noche.
Ryker se acercó a mí con determinación en sus ojos.
—¿Por qué no? Te deseo y tú me deseas.
—Te lo dije —expliqué—. Se complica. Los sentimientos se involucran y
alguien termina herido, probablemente yo.
—¿Has hecho esto antes?
Me encogí de hombros.
—No beso y lo divulgo.
Ladeó su cabeza ligeramente.
—¿Se supone que solo seremos amigos?
—¿Solo amigos? —pregunté—. La amistad es una cosa hermosa.
Sus ojos se entrecerraron en mi cara.
—Si en realidad quieres a una hermosa mujer ahora mismo, sé que Jessie te
tomaría en un santiamén. —Me sentí como una proxeneta ofreciendo a mi amiga.
—No la deseo —dijo con tanta rudeza que se sintió como una lija contra mi piel.
—¿Por qué? —exclamé—. Es hermosa. Eso no es posible.
Sostuvo mi mirada mientras hablaba.
—He visto mejores.
Bueno, entonces es un rarito.
—Debería irme. —Caminé junto a él y abandoné el dormitorio.
Me siguió, sus grandes pies golpeando el piso de madera sólida.
Alcancé las puertas del elevador.
—Bueno, gracias por dejar que me quedara aquí.
—Te puedes quedar cuando quieras.
¿Y tener que batallar con sus besos antes de irme? Resistí esta ocasión, pero no
creía que pudiera hacerlo nuevamente.
—Déjame llevarte a casa.
—No, está bien. Caminaré.
—Realmente no me molesta.
—A mí tampoco —dije—. Ya sabes lo comprometida que estoy con el ejercicio.
Sonrió por mi referencia.
—Si quieres pasar la noche fuera de casa con Safari, eres bienvenida a traerlo.
—Ew, no —dije—. Dejaría pelos por todos lados.
—Tengo aspiradora.
Necesitaba irme antes de que mi vagina empezara a tomar las decisiones.
—Bien, te veré después. —Apreté el botón del elevador y traté de no gritar
mientras el número en la parte superior mostraba que estaba en el primer piso.
Ryker me miraba con oscuros y llameantes ojos, silenciosamente
convenciéndome de cambiar de opinión.
Elevador, apresúrate.
Se acercó a mí, esos labios estaban a punto de ir a matar.
No. No. No.
Miré hacia el elevador. Estaba en el cuarto piso.
Ugh.
Ryker movió su brazo alrededor de mi cintura y me atrajo hacia él.
Solo tenía que empujarlo. Eso era todo. Problema resuelto.
Ahuecó mi mejilla.
—¿Puedo tener uno para llevar?
Carajo.
Presionó sus labios contra los míos y me besó lentamente.
Lo besé de regreso, amando cada segundo. Mis brazos se movieron alrededor de
su cuello, mis pechos rozaron su pecho desnudo. El anhelo me alcanzó, y sentí cómo
mi lengua danzaba con la suya. Era un buen besador, constantemente me hacía perder
el hilo de mis pensamientos. Todo en lo que pensaba era en él, en este beso, en
nuestros cuerpos… solo en nosotros.
El elevador sonó cuando llegó.
Retrocedí, pero su abrazo era renuente. No me liberó rápidamente, tuve que
forzarlo a hacerlo.
Entré al elevador para que no pudiera tomarme nuevamente. Honestamente,
estaba más preocupada por saltar de regreso a sus brazos.
—Solo amigos.
Se quedó allí con las manos en las caderas, mirándome.
—Ya sabes, amigos platónicos. —Presioné el botón del lobby, y esperé
ansiosamente a que las puertas se cerraran.
Sus ojos se entrecerraron.
—De la clase que juega juegos de mesa y esas cosas. —¿Por qué demonios las
puertas no se cerraban?
Cruzó los brazos sobre su pecho.
—De los que pueden ir a juegos de baloncesto y esas cosas. Quizá compartir un
hot dog. Eso es todo. —Presioné nuevamente el botón tratando de acelerar las
cosas—. ¿Tu elevador está roto o algo?
Finalmente hizo su movimiento y caminó hacia el elevador.
—¡No! —Si cruzaba el umbral, estaría arruinada. Golpeé el botón para cerrar la
puerta y se cerró justo a tiempo. Ryker estaba fuera de mi vista y el elevador empezó a
descender.
Gracias a Dios.
Zeke estaba particularmente callado, casi cabizbajo. Lo conocía desde hace tanto
tiempo y había pasado tanto con él que podía leerlo como un libro. Había algo en su
mente.
Seguí comiendo. Si decía que nada estaba mal, entonces nada estaba mal. Rae
siempre me molestaba hasta que me hacía decirlo. Esa no era mi táctica.
—Sí…
Estaba bastante seguro de que no había hecho nada para molestarlo, así que
cualquier cosa por la que estuviera loco no tenía nada que ver conmigo.
—Necesito un corte de cabello. Creo que voy a hacer que Jessie me lo corte.
Probablemente lo hará de forma gratuita, especialmente porque estoy quebrado como
el infierno.
—Buena idea.
—¿Qué pasa?
Ya había terminado dos cervezas por lo que obviamente estaba tomando valor
para este momento, esperando que el alcohol lo hiciera un poco más fácil.
Tomé mis papas fritas pero no las comí porque estaba ansioso por escuchar lo
que tuviera que decir. Zeke y yo salíamos todo el tiempo, pero no teníamos muchas
conversaciones profundas. Nos aferrábamos a los deportes, deportes y mujeres. Las
conversaciones de corazón a corazón no eran lo nuestro.
—Es diferente…
¿Qué tan diferente podría ser?
—No es como si estuvieras durmiendo con Rae o algo así. —Me reí y comí unas
cuantas papas fritas.
Dejé de comer cuando capté la mirada. Una papa estaba a punto de entrar en mi
boca cuando me detuve.
—No, no lo hice.
Me relajé.
—He tenido una atracción por Rae desde hace un tiempo. Viene y va, pero... esta
vez no va a desaparecer. —Sostuvo mi mirada, aunque estaba incómodo—. Sé que
esto es raro, y he debatido hablar contigo sobre esto... así que ahora estamos aquí.
—¿Por qué me estás diciendo esto? —Intercambiamos historias sobre nenas que
estábamos viendo, pero eso era solo una broma. Esto era diferente, y no estaba seguro
de cuál era su punto.
—Rae va a ser conquistada con el tiempo... ojalá no por Ryker. Necesito hacer
un movimiento antes de que sea demasiado tarde. Así que... quería asegurarme de que
estuvieras bien con ello antes de hacer algo.
—Así que... ¿estás bien con eso? —Estaba tan incómodo con esta conversación
como yo lo estaba.
—No lo sé.
Zeke me miró, reteniendo sus pensamientos.
—Ustedes han sido mis amigos por tanto tiempo. Si las cosas no funcionaran,
sería muy incómodo.
—Lo sé.
—No solo entre ustedes dos. Sino entre tú y yo, yo y Rae, e incluso con las
chicas. Las cosas nunca serían las mismas.
Asintió en comprensión.
—¿Y?
—A veces pienso que sería la persona perfecta para mí. Si fuera a sentar cabeza,
seria con ella.
Maldita sea.
—Sí... me engañaste.
Me froté la nuca.
Asintió.
—Gracias hombre.
—Pero realmente no creo que sienta lo mismo. Nunca he tenido esa impresión de
ella. Podrías decirle cómo te sientes, podría rechazarte, y entonces siempre sería
incómodo entre ustedes. ¿Sabes a lo que me refiero?
—Sí.
—No creo que me mire de esa manera ahora mismo, pero si le digo cómo me
siento, podría verme con una luz diferente. Y tal vez podamos partir desde allí.
—Lo sé —dijo con un suspiro—. Pero no sé qué más hacer. He estado con
muchas otras chicas, pero siempre regreso a ella.
—No me he sentido así todo el tiempo. Viene y va. Salgo con otras chicas y dejo
de pensar en ella. Pero al segundo que estoy soltero de nuevo, está en mi mente. Estoy
condenado a repetir el ciclo por siempre.
—Eso es intenso.
—Lo sé. Ojalá pudiera dejar de pensar en ella por completo. Pero al mismo
tiempo, no quiero.
—De acuerdo. —Tuve la sensación de que esto iba a terminar mal, pero no podía
decirle a Zeke qué hacer—. Buena suerte.
—Gracias —dijo—. Y gracias por entender. Sé que esto es raro para ti.
—Lo es. —No iba a endulzarlo—. ¿Cuándo vas a hablar con ella?
—No lo sé. —Miró su cerveza—. Creo que necesito tomar un tiempo para
prepararme. No tengo ni idea de lo que voy a decir.
—Sí.
—¿Quieres que la tantee primero? Me dijo que tenía que salir de su vida
personal, pero puedo trabajar en torno a ella.
—No lo sé. Si sintiera algo por mí, tú eres la última persona a la que le diría.
—Bueno.
—Sé que necesito decir algo pronto. Me temo que si espero demasiado,
encontrará a alguien más.
—Sí, probablemente.
—Te deseo toda la suerte del mundo. Estaría enfermo si funcionara porque algún
día serías mi cuñado.
Pero eso era una ilusión. Si Rae tuviera una cosa por Zeke, habría surgido hace
mucho tiempo. Habría coqueteado con él o habría dejado pistas. Podía leerla bastante
bien, así que me habría dado cuenta.
Me senté a cenar con Rex cuando mi teléfono vibró. Zeke me estaba llamando.
Rex empujó una enorme pieza de lasaña en su boca.
—Maldita sea, esta mierda está buena.
—Comes comida de la basura, así que tus elogios no significan mucho. —Tomé
la llamada—. Hola, amigo. ¿Qué pasa?
—¿Cuándo empezaste a llamarme amigo? —preguntó con una risita.
—Supongo que ahora. —Comí mientras hablaba.
—¿Quién es? —preguntó Rex—. ¿Es Zeke?
—Métete en tus asuntos.
—¿Perdón? —preguntó Zeke.
—Lo siento, estaba hablando con mi hermano de mierda.
—Oh. Ya veo.
—Vamos a cenar ahora mismo —dije—. ¿Quieres venir?
—No, está bien —dijo—. Ya comí. Me preguntaba si estás libre el sábado para ir
a cenar.
—¿Cenar? —pregunté—. ¿Con la pandilla?
—En realidad, quiero que solo seamos tú y yo.
Zeke y yo habíamos hecho cosas juntos un montón de veces, pero nunca me
había pedido ir a cenar antes. Tal vez quería hablar de algo. O tal vez estaba harto de
Rex.
—Sí, seguro. Suena bien.
—Genial —dijo—. Entonces hablaré contigo.
—Está bien, nos vemos luego, amigo
Se rio entre dientes.
—De acuerdo, amiguita.
Colgué y seguí comiendo.
—Entonces... ¿qué quería Zeke? —Rex mantuvo los ojos pegados a su comida.
—Quiere salir el sábado.
—¿Solo... ustedes dos?
¿Por qué estaba actuando como un raro de repente?
—Sí. ¿Por qué?
Se encogió de hombros.
—Solo curiosidad.
—Quiere ir a cenar. Sospecho que quiere un descanso de ti, así que por eso me
acaba de invitar.
—Uh, tal vez.
—O tal vez quiera hablar del boliche sin que estés allí.
—Supongo que eso es posible.
Alcancé el último trozo de pan de ajo, pero Rex lo cogió.
—Oye.
—Eso es una recompensa por todos esos comentarios malos que acabas de hacer.
—Imbécil.
—Como si me importara. Le doy a imbécil una buena reputación.
A veces Ryker se me venía a la mente, pero cada vez que lo hacía, alejaba el
pensamiento. Cada vez que estábamos solos, la intensidad era alarmante. En realidad
me quemaba.
Tenía el tipo de pasión que quería en una relación, especialmente en un marido.
Quería a alguien que pudiera ser mi mejor amigo, pero que también fuera mi mejor
amante. Ryker sobresalía en una categoría, pero fallaba en la otra. Era una mala
noticia... que calaba hasta los huesos.
Pero a veces mi imaginación divagaba, y pensaba en ese pecho duro y en esos
abdominales. Debió haber cientos de mujeres antes que yo. Tal vez incluso mil. No
me hizo sentir celosa el que no fuera la única. Pero estaba triste que hubiera tantas
después de mí. Un día, probablemente olvidaría que tuvo sexo conmigo.
Estaba en el laboratorio cuando Aaron, el repartidor, bajó las escaleras y entró en
el laboratorio.
—¿Alguna sustancia química de la que deba preocuparme?
—Nada más que agua.
—Pero eso no es un producto químico.
—Técnicamente, lo es. —La mayoría de la gente no lo sabía. El agua era el
componente más importante de las reacciones químicas. Sin ella, la mayoría de las
reacciones no ocurrirían.
Llevaba un jarrón de cristal con dos docenas de rosas dentro. Eran hermosas y
estaban en plena floración. Olían a verano, un olor que no había inhalado en mucho
tiempo.
—Guau. ¿Quién se las envió a Jenny?
Los puso sobre la mesa.
—En realidad, son para ti.
—¿Para mí? —exclamé. La última vez que alguien me envió flores fue...
nunca—. ¿Estás seguro?
—Eso es lo que dice la tarjeta. —Señaló el gran sobre clavado en el ramo.
—¿De quién son? —La única persona que podría enviarme flores era mi
hermano... e incluso eso era descabellado.
—No lo sé. Me dijeron que las enviara aquí. —Se dirigió de nuevo a la puerta.
—Bueno, gracias, Aaron.
—Claro.
Cuando se fue, agarré el sobre. La letra en el frente era estrictamente masculina,
pero no la reconocí. Lo abrí y comencé a leer.
Rae,
Quiero compartir un hot dog en un partido.
Quiero jugar juegos de mesa contigo.
Y quiero una cita.
Ryker
Capitulo 8
Rae
Traducido por Camifl | Safir
Corregido por M.Arte
Ryker me pidió una cita.
Una real.
¿Eso significaba lo que pensaba que significaba?
¿O necesitaba pedir aclaraciones?
No lo llamé ni le pregunté. Todavía estaba procesando la nota que envió. Era
dulce, casi demasiado dulce. ¿Lo había leído mal? ¿Quería algo más? ¿O solo lo hacía
para que pudiera conseguir lo que quería?
Dejé las rosas en la oficina porque no sabía cómo explicarlas a Rex. No saltaría a
mi garganta al respecto, pero aun así me lo preguntaría. No podía mentirle, pero no
quería contarle a Ryker sobre Rex. Era más fácil no llevarlas a casa.
Después de cenar y ver la televisión, Safari y yo fuimos a la cama. Tenía un
colchón queen-size, así que los dos apenas cabíamos juntos. Había un montón de
abrazos entre humano y canino. Pero ya estaba acostumbrada a ello y él también.
Safari hacia ruidos lindos en medio de la noche, y cuando soñaba, soltaba ladridos
tranquilos. Dormir con él era mejor que con la mayoría de los chicos con los que había
estado.
Mi teléfono se iluminó en la mesita de noche al segundo en que cerré los ojos.
Ryker me estaba llamando.
Ni siquiera estaba segura de cómo consiguió mi número. Tomé la llamada,
acostada en la oscuridad de mi habitación.
—¿Hola?
Hubo una larga pausa antes de que hablara—: ¿Tienes mis flores?
—Las tengo. Al principio no sabía que eran para mí. Ya sabes, porque solía ser
una perdedora.
Se rio entre dientes.
—Definitivamente eran para ti.
—Son muy hermosas. Gracias.
—Entonces... ¿irás a una cita conmigo?
—Eso depende —dije—. ¿Quieres ir a una cita conmigo?
—Si no quisiera, ¿por qué habría preguntado?
—Es solo que... pensé que no hacías ese tipo de cosas.
Suspiró en el teléfono como si fuera una conversación que no quería tener.
—No lo hago.
—Entonces, ¿qué significa esto?
—Significa que estoy haciendo una excepción. Hay algo en ti que no puedo dejar
de pensar. Cuando no estoy contigo, te quiero. Y cuando te tengo, todavía te deseo.
Mis pezones se endurecieron.
—¿Puedo invitarte a salir? Haremos todo el asunto de la cena.
—¿Y llegar a conocernos?
—Sí —dijo—. Y luego te llevaré hasta tu puerta.
—¿Lo harás? —Ahora no podía dejar de sonreír.
—Te daré un beso de buenas noches. Luego iré a casa.
—Guau, esto se está poniendo serio.
Se rio entre dientes.
—Creo que lo es. ¿Estás libre el sábado por la noche?
¿Esto realmente estaba ocurriendo? ¿Este hombre de verdad quería llevarme a
una cita real?
—Lo estoy.
—Genial. Hay un bonito lugar al que quiero llevarte.
—¿Qué pasó con los hot dogs en el estadio?
—¿Prefieres hacer eso? —preguntó incrédulo.
—En realidad, sí. Preferiría tener comida de béisbol a cosas de lujo cualquier
día.
Lanzó un suspiro de anhelo.
—Nena, sigues mejorando.
—¿Acabas de llamarme nena?
—Lo hice. Y voy a seguir llamándote así.
—Eso es terriblemente posesivo.
—¿No lo sabías? —susurró—. Eres oficialmente mía.
Decidí no decirle a Rex sobre Ryker hasta después de la cita. Tal vez podríamos
pasar tiempo real juntos y darnos cuenta de que nunca funcionaría. ¿Por qué preocupar
a mi hermano por algo que podría extinguirse al momento de encenderse?
Afortunadamente, Rex estaba trabajando en el boliche esa noche, así que no tuve
que preocuparme de que los dos se toparan. Llevaba exactamente lo que le dije a
Ryker que iba a usar, y cuando me recogió, me miró de arriba abajo y sonrió.
Me reí.
—Bueno, creo que te ves muy guapa. —Agarró la visera de la gorra y la levantó
ligeramente para poder ver mejor mi cara—. Entonces... ¿tengo que esperar hasta el
final de la velada para darte ese beso?
—Desafortunadamente.
—Uh... no se lo dije.
—¿Por qué?
—Es difícil de explicar. —Rex y yo teníamos una relación inusual, pero eso era
porque tuvimos una infancia bastante inusual. Nadie más la entendía excepto nosotros.
—Entonces, ¿soy un secreto sucio? Porque estoy bien con eso si nos estamos
ensuciando.
—Tengo que decir que nunca he conocido a un par de hermanos como ustedes
dos.
—El Batimóvil.
Se detuvo y me miró.
—Bueno, me lo recuerda.
—Ese es el hot dog más grande que he visto en mi vida. —Ryker miró el hot dog
de chile en mi bandeja. Era el tamaño monstruo, lleno de chile, queso, pimientos y
cebollas.
—No comí nada en todo el día para poder disfrutar de esto.
Estábamos sentados en el segundo nivel de las gradas. Ya que era un juego del
viernes, la multitud no era tan grande. Y conseguimos asientos bastante buenos para lo
extremadamente barato. Ryker llevaba unos vaqueros y una camiseta, y sus hermosos
brazos eran visibles.
Levanté el hot dog y lo metí en mi boca. Tuve que tomar un gran bocado, porque
si tomaba pequeños, todo se desintegraría. Había un arte específico cuando se venía a
consumir un hot dog del estadio de béisbol.
—Maldición, eso estuvo bueno. —Me limpié la boca con una servilleta y sentí el
picor de los pimientos.
—¿Qué?
—No lo soy.
—Sí, malditamente lo hice. —Me agarró por la parte posterior del cuello y tiró
de mis labios contra los suyos. El beso fue intenso, prácticamente violento. Aplastó su
boca contra la mía y silenciosamente me dijo todas las cosas que quería hacerme.
Chupó mi labio inferior con perfecta precisión antes de apartarse—. Esta cosa del
caballero está pasando de moda.
Cuando miré esos hermosos ojos verdes, supe que me estaba dejando llevar.
Quería más, mucho más. Había mantenido mi corazón encerrado durante tanto tiempo,
pero ahora el sello en mi pecho estaba roto.
Se inclinó hacia mí como si me fuera a besar otra vez. En lugar de presionar sus
labios contra los míos, los apoyó en mi oído. Respiró hondo, como si estuviera
luchando contra algo en lo más profundo de su ser.
No estaba segura de lo que estaba haciendo, pero me gustaba estar tan cerca de
él. Era gesto íntimo sin besar ni tocar.
—Podemos ser muy sucios —dijo—. Obscenos, para ser exactos. Pero
mantendremos esta noche pura, solo por esta ocasión. —Me besó en la oreja y pude
oír el sonido de sus labios y su lengua. Se apartó, sus ojos oscuros todavía en mí.
Sus ojos estaban pegados a la carretera, pero sabía que querían mirarme.
Sonreí.
—Bueno.
—¿Cómo es eso posible? —Jessie era morena y Kayden era rubia. Y ambas eran
impresionantes.
Se encogió de hombros.
Ni siquiera un poquito.
—No.
—Está bien.
—Luchó contra la depresión durante mucho tiempo. Mi papá nos dejó cuando
éramos jóvenes, y nunca se recuperó. Un día, llegamos a casa y la encontramos en el
suelo con una botella vacía de analgésicos a su lado.
—Está bien —dije—. Rex tenía dieciocho y yo quince. Ya que él era legalmente
adulto, se convirtió en mi tutor y cuidó de nosotros. Fue difícil porque no sabía lo que
estaba haciendo. Hasta ese momento, estaba disfrutando de su libertad y haciendo lo
que quisiera. Luchamos durante mucho tiempo.
Asintió lentamente.
—Sí…
—Yo también.
—Yo también.
—Sí... —No quería acostarme sola en mi cama. Quería a este hombre fuerte a mi
lado, para besar mi hombro en la mañana y luego enterrar su rostro en mi cuello.
Quería buen sexo, toda la noche.
Se inclinó y me dio un beso con la boca cerrada en los labios. Fue simple y
contenido, el beso más aburrido que habíamos tenido. Se apartó rápidamente, como si
estuviera besando a una tía.
—Bueno, lo fue.
—Sabes que soy un buen besador. Pero si me dejo llevar... —Miró la pared junto
a mi puerta principal—. Voy a levantarte y a follarte ahí mismo. Por lo tanto, un beso
apto para todo público es todo lo que recibirás.
Me gruñó en la cara.
—Solo trato de que seas mía. Dijiste que querías algo más, así que te estoy
dando una cita. Esto es lo que la gente hace en las citas.
—En nuestra próxima cita, te follaré tan fuerte que no podrás caminar. ¿Te
parece?
—Podría ser mañana, pero vas a salir con Zeke. —Su tono cambió notablemente.
—No seas así. —Lo miré a los ojos—. Te dije que esto no es negociable.
—En realidad, creo que es por eso que me gustas… de una manera complicada.
—Me besó en la mejilla antes de retroceder—. Buenas noches, Rae.
Sabía que iba a ceder en mi decisión de no acostarme con él, así que lo dejé ir.
Di vueltas por la cama y no podía dormir. Seguía pensando en esos suaves labios
besando mi cuerpo. La forma en que me besó el oído hizo que mi cabello se pusiera de
punta. Quería a Ryker, y mi mente no podía dejar de pensar en ello.
Tampoco mi cuerpo.
—¿Hola?
Su respiración era pesada, como si estuviera haciendo algo más que estar
acostado en la cama.
—Quiero mi gran polla en esa bonita y pequeña boca tuya. —El sonido de una
mano lubricada moviéndose rápidamente se escuchó a través del teléfono.
—Entonces ponla.
Capitulo 9
Rex
Traducido por Tefifg
Corregido por M.Arte
Kayden abrió la puerta.
Y mi mandíbula cayó.
Vestía un ceñido vestido negro con tacones plateados. Sus largas piernas lucían
súper largas en ese corto vestido. Sus delgados y tonificados muslos casi parecían
falsos porque tenían una forma demasiado perfecta.
Su figura de reloj de arena destacaba en esa delgada tela. Sus caderas eran
anchas y conducían a una estrecha cintura. Más arriba, tenía unos pechos
ridículamente grandes. Siempre había pensado que Kayden era bonita, pero esta
noche… demonios.
Su caballo rubio estaba perfectamente rizado, del tipo que me gustaba agarrar
cuando estaba follando a una chica desde atrás. Llevaba un maquillaje ligero que
realzaba sus ojos y sus labios llenos.
Joder.
Kayden vio mi expresión, sus ojos brillaban con algo que no pude identificar.
—Hola.
—Hola… —No podía dejar de mirar sus piernas. ¿Siempre habían sido tan
sexys? ¿Cómo no lo había notado antes? ¿Kayden siempre había sido tan sexy? ¿Era
solo porque rizó su cabello?
—Sí, vámonos.
—Entiendo.
—Además, es silencioso.
Sacudí la cabeza.
—No creo que pueda manejar todo ese silencio. Me volvería loco. Escuchar las
bolas de boliche chocar contra los bolos cada diez segundo es como un calmante para
mí en este punto.
—Eso no es verdad —dije—. Te he visto con Jessie y Rae. Ustedes tres son
problemas.
—Bueno, eso es diferente —dijo—. Son mis mejores amigas. Puedo hacer lo que
sea con ellas.
—Supongo que me siento de esa manera con Zeke. —Pero no había algo que
haría con él que no haría con nadie más.
—De hecho, soy el tercero. Pero tengo el presentimiento de que voy a tener que
despedir a uno de ellos pronto.
—Esperemos que las cosas den la vuelta con todos los cambios.
—Sí, pero eso tomara un tiempo. Soy muy afortunado de que Zeke y Rae estén
dispuestos a ayudarme.
Bebió de su bebida y luego regresó a la conversación con nada más que gracia.
—Ellos te aman.
—Gracias.
—Dijo que has estado tolerándolo. —Revolvió su bebida antes de tomar otro
sorbo—. Eso es bueno.
—Entiendo eso.
—La cosa es que Rea es muy segura de sí. Eso no es algo malo. Pero a veces
cree ser más fuerte de lo que realmente es. Tengo miedo de que tome más de lo que
puede manejar, y cuando la carga sea muy pesada, colapse.
—Podría salir y encontrar al Sr. Perfecto para ella, y entonces mi trabajo estaría
hecho.
No creía que Zeke lo fuera. Honestamente, Zeke era la mejor persona para ella.
Podría cuidarla, tranquilizarla cuando estuviera nerviosa por algo, y siempre la
respetaría y la trataría bien. Más importante aún, la haría feliz. Pero tenía el
presentimiento de que ellos nunca iban a terminar juntos, así que no debería
desperdiciar mis esperanzas y sueños en ello.
—¿Crees que Rae sea de esa manera cuando comiences a ver a alguien?
—¿Dije algo?
Se recuperó.
—No, no. Solo estaba pensando en algo que se me olvido hacer en el trabajo.
—No mucho.
Nunca hablaba con Kayden sobre su vida personal, así que realmente no sabía
mucho.
—¿Eres el tipo de chica que toma y deja? —Nunca había tenido novio, así que
asumí que ese debía ser el caso.
—Uh… a veces.
¿Tenía siquiera una vida personal activa? Era muy linda para no tener propuestas
de chicos a diestra y siniestra. Tal vez se sentía incómoda hablándolo conmigo, lo que
explicaría porque no estaba diciendo mucho. ¿Estoy repitiendo los mismos errores que
cometí con mi hermana?
Se encogió de hombros.
—¿Qué? —exclamé.
Me dio una sonrisa antes de alejarse. Al instante, todas las cabezas se voltearon
en su dirección, admirando su perfecta figura y sus esplendidas piernas.
—¿Qué pasa? —Giré en su dirección y vi a una linda morena. Era alta para una
chica, poco menos de metro ochenta.
—No. Solo estoy pasando el rato con una amiga. —La miré de arriba abajo y me
gustó lo que vi—. ¿Ves algo que te guste?
Ella sonrió.
—Gusto en conocerte. —Se quedó ahí parada como si esperara que le ofreciera
una bebida.
—Me encantaría charlar, pero no quiero ignorar a mi amiga. ¿Me das tu número
para poder llamarte más tarde?
—De hecho, estoy con una amiga en este momento, así que no estoy disponible
para charlar. ¿Me puedes dar tu número para que te pueda llamar después? —Solo
esperaba que no se encontrara con la otra chica.
Demonios, soy asombroso. Ni siquiera tuve que hacer algún movimiento con
alguien. Simplemente vinieron a mí.
Kayden regresó del baño, atrayendo la atención del bar entero mientras
caminaba. Volvió al taburete y colocó su bolso sobre el mostrador.
Observó las servilletas como si fueran dos insectos. Casi inmediatamente se puso
tensa otra vez. El contacto visual se rompió y se movió para buscar su bolso.
—¿Qué? Apenas hemos estado aquí por una hora. Todavía no hemos cenado.
—Fue bueno verte, Rex. Hablamos después. —Se levantó y dejó el taburete.
¿Su perro?
—No tienes un perro.
—Lo estoy cuidando por un amigo. —Se alejó sin siquiera despedirse.
¿Qué demonios?
La observe irse, intentando averiguar qué acaba de pasar. Fue al baño y todo
estaba bien. Pero tan pronto como comenzó a hablarme, se dio la vuelta y se fue. ¿Qué
me perdí?
Fui tras ella y la seguí hasta la acera. Iba camino hacia su apartamento.
La alcancé.
—Kayden, espera.
Siguió caminando.
—Solo háblame. ¿Acaso hice algo? ¿Dije algo? —Me cansé de que me ignorara,
así que la agarré del brazo y la obligué a detenerse—. Kayden, háblame.
Cuando pude ver su cara, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Sus mejillas
estaban manchadas y rojas, su pecho subía y bajaba a un ritmo alarmante.
—No eres tú. —Se alejó y sorbió su nariz—. Solo déjame ir. —Se retorció fuera
de mi agarre y siguió caminando.
Debí haber ido tras ella, pero no lo hice. Ni una sola vez en mi vida entendía a
las mujeres. Era una ciencia que no estudié. Pero nunca en mi vida me había sentido
más confundido que en ese momento.
Atravesé la puerta sintiéndome como la mierda. Tiré mis llaves sobre la mesa,
pero se deslizaron por la superficie y cayeron al suelo.
No me molesté en recogerlas.
Rae era la mejor amiga de Kayden, así que decidí preguntarle sobre lo que pasó.
Tal vez hice algo demasiado ofensivo sin siquiera darme cuenta. Necesitaba la ayuda
de otra mujer para esto.
—Cuando te dije que nada estaba pasando entre Ryker y yo, lo decía en serio.
Esa era la verdad. Éramos solo amigos que se atraían. No me quería involucrar con él
porque es un mujeriego. Pero me invitó a salir el otro día y acepte. Fuimos a un juego
béisbol y la pasamos bien. Ya que congeniamos muy bien, lo volveré a ver.
—Sí.
—Es el mayor mujeriego que conozco. Es incluso peor que yo, si te lo puedes
imaginar. No es lo suficientemente bueno para ti, y nunca lo será. Solo te romperá el
corazón. Confía en mí esta vez.
—Lo sé. Lo sé. —Levanté las manos en señal de frustración—. No intento meter
mi nariz donde no me incumbe, pero necesito advertirte. Tal vez te hable bonito, pero
solo intenta meterse en tus pantalones.
—Rex, soy una chica grande que puede tomar sus propias decisiones.
—Eso es lo que él quiere que creas. —Ryker era un buen chico, en general. Pero
no lo quería con mi hermana.
—Todos los chicos son diferentes contigo, pero al final terminan mostrando su
verdadero yo.
Dio un pisotón.
—Rex, no te estoy pidiendo permiso. Solo te estoy diciendo lo que está pasando.
No confundas esas dos cosas.
—Bueno, no me importar lo que creas. De verdad me gusta y quiero estar con él.
—No esperes que te consuele cuando rompa tu corazón, Rae. Porque no lo haré.
—Vi el final incluso antes de que empezara. Ella se enamoraría y él seguirá adelante
con una supermodelo. Lo había visto suficientes veces.
—Lo que sea. —Levantó la mano para callarme—. Puedes quejarte y lloriquear
todo lo que quieras, pero no va a cambiar nada.
El timbre sonó.
—Es Zeke
—Zeke, necesito hablar contigo un minuto. —No iba a dejar que mi amigo
quedara como idiota. Nunca se recuperaría de eso.
—No. —Rae lo agarró del brazo—. Ya vamos retrasados y ustedes dos hablan
demasiado, como un montón de colegialas.
—Zeke. —Lo seguí fuera de la puerta y le hice un gesto con la mano que decía:
“No le digas”.
Ladeó la cabeza.
—¿Qué?
La ignoré.
—Eh…
Pobrecito.
Capitulo 10
Rae
Traducido por Andy Lux
Corregido por M.Arte
—¿Me juzgarías si me como todas las costillas?
Zeke me miró desde el otro lado de la mesa, con la comisura de su labio en una
sonrisa.
—Cierto. Por eso somos amigos. —Cerré el menú porque sabía exactamente que
quería.
—¿Con Rex?
—Sí.
Se encogió de hombros.
Me reí.
—¿Cómo va el trabajo?
Asintió.
—Entiendo a qué te refieres. Pero hay muchas personas en Estados Unidos que
se preocupan por reciclar y proteger al medio ambiente. Recurre a ellos.
—Cierto.
—Gracias.
—Bueno. Tuve una paciente con acné quístico severo. Lo peor que he visto. Lo
he tratado con antibióticos, crema tópica, y una crema hidratante específica por tres
meses. Hicieron maravillas. Cuando llegó el otro día, empezó a llorar porque su cara
mejoró mucho.
—Asombroso…
—Dieciséis.
—Lo es —dijo—. Es una chica linda, pero ahora tendrá más autoestima.
—Genial.
—Sus padres no tenían un buen seguro, así que no podían pagar la mayoría de
los medicamentos. Así que no les cobré por mi tiempo.
Eso no me sorprendió en absoluto.
Sonrió.
Y una vez que las tuve, las puse a mi lado. Definitivamente las necesitaría para
esta comida.
Ver a Zeke nervioso por algo no era normal. Siempre era confiado y bueno con
las palabras. Mi teléfono vibró y se iluminó sobre la mesa. Sería grosero de mi parte
revisarlo mientras Zeke estaba tratando de decirme algo importante así que lo ignoré.
Zeke lo miró.
—Está bien.
Lo revise rápidamente.
Puse los ojos en blanco y puse el teléfono en la mesa. Ryker no era mi novio, y
ya me estaba molestando.
—Está bien. —No era el tipo de persona que se enojaba por cualquier cosa sin
razón alguna. Estaba relajado y tranquilo.
—Lo siento. Lo apagaré. —Agarré el teléfono y leí el mensaje. Ven más tarde.
Quiero besar cada centímetro de ti hasta su presencia se haya ido.
Zeke no me había mirado ni una vez. Todavía frotaba su sien como si luchara
contra una migraña.
—¿Zeke?
Al menos estaba siendo solidario a diferencia de Rex. Rex siempre pensaba que
nadie era lo suficientemente bueno para mí.
—Sí, no seguiría con esto si no lo supiera. Entiendo los riesgos, pero creo que
todo estará bien.
—¿Zeke?
—No, nada.
—¿Seguro?
—¿Qué? —presioné.
—Está bien. —Dejé el tema porque parecía no querer discutirlo—. ¿Que querías
decirme?
—Creo que yo debería invertir todo el dinero. Ya tengo una casa y un negocio
propios. Deberías ahorrar tu dinero para una casa o algo así.
¿De eso quería hablarme? Lo hizo parecer como si algo grave estuviera
ocurriendo.
—Estoy consciente de eso —dije—. Realmente quiero que esto funcione para mi
hermano. No sé qué más hacer, ¿sabes? Puedo decirte que siempre se ha sentido un
poco perdido.
Asintió.
La conversación fue mucho más tensa de lo que había sido hacía diez minutos, y
no entendía por qué. El ambiente normal que teníamos era inexistente. En lugar de ser
dos muy buenos amigos cenando juntos, parecíamos dos extraños. Quería preguntarle
si había algo más que no me estaba diciendo, pero si no quería hablar de ello, no lo
obligaría a decirlo.
Rex estaba en la cocina cuando llegué a casa. Estaba claro que había estado
caminando justo antes de que entrara. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y
estaba vestido igual que antes.
—¿Cómo te fue? —Lo dijo bruscamente con los ojos muy abiertos.
—Claro que lo hizo —dije—. ¿Crees que nos sentamos en silencio toda la
noche? —Mi hermano estaba más raro de lo normal.
—¿Qué cosas? —preguntó—. ¿Del trabajo? ¿Del boliche? ¿De los sentimientos
que tienen uno por el otro?
Le di un puñetazo.
Ryker estaba ahí con sus pantalones de chándal gris. Colgaban en sus caderas, y
su abdomen lucía fuerte. Tenía los brazos a los lados. No se veía para nada
intimidante a excepción de sus ojos.
Me miró fijamente y con tanta intensidad, que parecía que trataba de prenderme
en llamas.
No di un solo paso fuera del ascensor porque no podía pensar. Mis ojos estaban
enfocados en él, pensaba en la última conversación que tuvimos. Fue sucia, por no
decir menos.
Antes de que las puertas del elevador se cerraran, salté hacia el piso de su
apartamento. Me miraba de arriba abajo, observando cada movimiento que hacía.
Luego se acercó a mí y deslizó sus manos entre mi cabello como si hubiera estado
pensado en hacerlo todo el día. Rozó sus labios a milímetros de los míos en forma de
burla.
—Te extrañe.
—Te extrañe. —Mis ojos estaban pesados, y la pasión me guiaba hacia adelante.
Tenía la misma intensidad en sus ojos, pero su sonrisa era débil. Se inclinó sobre
mí y presionó su rostro cerca del mío.
Me beso lento y suave, sintiendo mis labios a propósito. Era eterno y no parecía
ir a ningún lado, pero era agradable. Mis muslos se tensaron automáticamente, y mi
mente flotó a un estado entre el sueño y la realidad.
—No puedo decidir que me gusta más. Estas tetas. Esta linda boca. O ese coño
dulce. —Envolvió su brazo alrededor de mi cintura y me guio por la cama hasta que
mi cabeza se posó en una almohada.
—Espera.
Dejó caer el condón en la cama y puso la palma bajo su cabeza. Sus dedos se
movieron a través de mi cabello, metiendo los mechones detrás de mi oreja.
Me moví hasta su pecho y exploré su cuerpo. Quería sentir cada centímetro de él,
conocerlo de una manera tan profunda que pudiera recordar este momento dentro de
veinte años.
Ryker estaba callado, pero su respiración aumentó. Su mano bajó por mi espalda,
y observaba todo lo que hacía.
Besé la punta y sentí las ranuras de su cabeza con mi lengua. Me tomé mi tiempo
allí ya que era la parte más sensible. Una vez que lo llené de besos, me moví
lentamente por su longitud, metiéndolo todo a mi boca.
—¿Así que?
Presioné mis labios contra los suyos y lo besé lentamente con los ojos abiertos.
También me miró sin pestañear.
—Alguien es perezoso…
—Quiero que sacudas esas tetas en mi cara. —Posó su polla en mi entrada y tiró
mis caderas hacia abajo, insertándose lentamente hasta que estuvo completamente
dentro.
—Tan apretada. —Sus manos sujetaron mis caderas y me guio de arriba abajo.
El ritmo era perfecto. Estaba a punto de venirme. Era un poco doloroso, pero eso hizo
que se sintiera aún mejor.
—Ryker...
—Mmm... me gusta cuando haces eso. —Empujó sus caderas desde abajo.
Nos movimos juntos. Usé sus hombros como ancla para impulsarme de arriba
abajo. Me trabajó desde abajo, y el producto de ambos fue el sexo más asombroso. Me
miraba a los ojos, observando cada una de mis reacciones. Su rostro se ensombreció
por la lujuria, y el sudor marcó su pecho.
No sabía si era la intensa atracción hacia él, o el hecho de que su polla era de un
tamaño formidable, pero estaba a punto de venirme con fuerza. Con Ryker, siempre
estaba lista para volar en cuestión de segundos.
—Vente en mi polla.
Coloqué los brazos alrededor de su cuello y apoyé mi cabeza contra la suya
mientras sentía la explosión. Lo embestí con fuerza porque quería todo lo que pudiera
darme. Mis gemidos se convirtieron en gritos, y todo mi cuerpo se desmoronó porque
se sentía tan condenadamente bien.
—Tan hermosa. —Besó la esquina de mi boca antes de moverse con más fuerza
debajo de mí, embistiéndome tan rápido como podía. Cuando llegó a su umbral, se
tensó debajo de mí y hundió sus dedos en mis caderas. Un gemido escapó de su
garganta, y enterró su cara en mi pecho, apretándome firmemente hasta que terminó.
Ryker no se movió durante casi un minuto. Se recuperó del placer que sentimos
antes de dar cualquier signo de vida. Su polla se suavizó y se puso semi-dura. Se retiró
suavemente de mí y me moví de su regazo. Ahora que la diversión había terminado,
estaba agotada.
Sabía que debía irme a casa, pero estaba cansada. Me tomó casi un minuto
completo encontrar la fuerza para levantarme y recoger mi ropa.
—¿Qué haces?
—Me voy a casa. —Me puse las bragas antes de agarrar mi sostén.
—¿Qué puedo decir? —dijo—. Soy un tipo divertido. —Besó mi hombro antes
de apoyarme en su pecho y poner su brazo alrededor de mi cintura.
—También la mía.
Capitulo 11
Rex
Traducido por Perséfone
Corregido por M.Arte
—Abre la puerta. Soy yo.
—No se lo dije.
—No lo supe hasta que la recogiste. Literalmente me lo dijo dos segundos antes.
Sentí la botella en mis manos, pero no bebí. No estaba seguro de cómo consolar
a mi mejor amigo en todo el mundo.
—¿Estás bien?
—Sí. Solo… me siento estúpido por no haber hecho algo antes, ¿sabes? Esperé
demasiado, y alguien más me la arrebató. No tengo a nadie más a quien culpar más
que a mí mismo.
—No durarán para siempre —dije—. Sabes cómo es Ryker. Todo esto terminará
en pocos meses, como mucho.
—Sí, probablemente.
—Tal vez.
—Sabes, esto es como esquivar una bala, si me lo preguntas. Sé que te gusta Rae
y todo, pero es bastante molesta.
—Gracias por tratar de hacerme sentir mejor, pero esa táctica no va a funcionar.
No es molesta.
—Y dijo que estaba realmente interesada en él. Nunca la había escuchado decir
eso de un tipo antes…
—Nunca sabes.
—He tenido mucho tiempo para decirle cómo me sentía, pero fui demasiado
temeroso. Creo que he perdido mi oportunidad para siempre.
—Toneladas.
—No puede ser la única chica genial.
—Aun así… estaría mal. Se le metería en la cabeza y haría las cosas incómodas
entre Ryker y yo.
—Y si Rae realmente le gusta, sería un completo idiota por arruinar eso. Tal vez
Ryker se enfrentará al desafío y será el hombre que se merece.
—Tal vez…
Asentí.
—¿Realmente crees que puedes hacer eso? —¿Podrías superar a alguien que
veías diariamente?
—Espero que tengas razón. —Se reclinó en la silla y suspiró—. Así que, ¿algo
nuevo contigo?
—¿Qué?
—Siempre que estoy con ella, solos ella y yo, siempre es rara.
—¿Rara? —preguntó—. Nunca me he dado cuenta.
—Bueno, es solo cuando estamos los dos solos. Es callada y nerviosa. Es súper
torpe todo el tiempo. La vi en la biblioteca y traté de hablarle, pero fue como si
estuviera arañando un pizarrón. Así que le pedí que saliera para relajarse a mí
alrededor.
—Kayden volvió del baño y luego huyó de mí. Dijo que tenía que estar en un
lugar y se fue.
—Y tú me lo dices.
—Amigo, fui nada menos que educado con ella toda la noche.
Me encogí de hombros.
—Quizá recibió una llamada cuando estaba en el baño. Tal vez todo lo que
sucedió realmente no tiene nada que ver contigo.
—Todos tienen secretos y cosas que ocultar —dijo Zeke—. Incluso si tú no los
tienes.
—No —dijo—. No hay nada que puedas haber hecho para provocar esa reacción
en ella. Tiene que haber algo más.
—Sí.
—¿Por qué?
Sonrió.
Me reí.
—¿Quieres una?
—¿Por qué no? —preguntó—. Tal vez podamos jugar en equipo si están
interesadas.
—¿Eso es todo lo que comerás? —Me dieron un combo, que tenía huevos,
tocino, panqueques y croquetas de papa.
—Estoy bien —dijo—. Es mucho más sexy verte comer todo eso. —Había un
brillo en sus ojos.
Comí cada bocado porque tenía mucha hambre. Cuando cené con Zeke la noche
anterior, apenas toqué la comida porque estábamos hablando mucho. En el momento
en que el camarero vino a retirar los platos, yo estaba en medio de una conversación y
no me di cuenta de que se llevó mi comida hasta que ya se había ido. Básicamente no
había comido nada en veinticuatro horas.
—Está celoso.
—Pobre chico.
—Lo compensaré cuando llegue a casa. Tal vez lo llevaré a dar un paseo o algo
así. —Terminé de comer y sentí mi estómago extenderse con toda la comida que había
ingerido—. Hombre, me moría de hambre.
El humo se disipó.
—¿Y?
—¿Y qué?
—Nada, en realidad. —¿Qué se suponía que debía decir?—. Le dije que había
sido así durante algunas semanas, y no pareció sorprendido. Me advirtió que eras un
poco mujeriego, pero también dijo que podría manejarlo por mi cuenta. —La
conversación fue bastante común.
—Zeke y yo nos contamos todo. Sé de todas sus amantes, y él sabe sobre los
míos. Fue agradable sacarlo finalmente de mi pecho.
—Generalmente.
—Mmm…
—¿Qué?
—No tengo ninguna amiga así. No le cuento a nadie sobre mi vida personal.
—¿No compartes tu vida con otra persona? ¿Decirle acerca de las personas en tu
vida? ¿Cómo van las cosas?
—Sí.
—¿Cagó un arcoíris?
—No. —No estaba segura si debía decirle todo lo que Rex dijo. Podría
descolocarlo un poco.
—¿Estaba furioso?
—No… solo dijo que debía ser cuidadosa. Le gustas como amigo y como
persona. Dice que eres leal y es divertido estar cerca de ti. Pero dijo que no eras
exactamente el tipo de chico que quiere para su hermana. Me dijo que eras malas
noticias y que no debía meterme en esto sin saberlo.
—Les dije que eras diferente conmigo. —Observé su rostro en busca de una
reacción. Quería ver el acuerdo allí, saber que tenía razón.
Respondió—: Lo soy.
—Vamos a dividirlo.
—¿Por qué?
—¿Crees que es una cita? —Estábamos en una cena barata un domingo por la
mañana. No me había duchado y mi maquillaje se ha ido. Mi cabello estaba fuera de
lugar y se negó a ser domesticado. Esta era una forma rara de la infame caminata de la
vergüenza.
—Un poco.
—Muy a menudo.
—Me encantaría. —Agarró mi mano y me jaló hacia el otro lado de la calle con
él—. Déjame duchar y nos iremos.
—Bueno.
Al instante en que me tocó, me derretí. Amé esos besos. Ahora que estaba llena y
tenía una vejiga vacía, estaba lista para ir. Mis dedos se clavaron en su cabello, y
respiré en su boca, perdida en él.
—He querido tomarte así desde el momento en que te vi. —Agarró un puñado de
mi cabello y tiró de mi cabeza un poco hacia atrás, exponiendo mi boca a él. Luego
me besó con fuerza antes de tomar un condón de su cajón y desenrollarlo.
Miré por encima de mi hombro y lo vi clavarse en mí con todo lo que tenía. Dejó
de embestir por un momento y me dio un beso lento que desmentía la intensidad del
encuentro. Era suave y lleno de afecto. Su lengua se movió con la mía, dándome
intimidad en un nuevo nivel. Rozó su nariz contra la mía antes de retirarse y regresar a
embestirme con toda su fuerza.
Me dio una media sonrisa antes de que se inclinara y me besara suavemente. Sus
labios siempre eran adictivos, como la mejor cocaína que el mundo jamás había visto.
No era solo su boca sino la forma en que la usaba. Me besó como si hubiera caído
completa y profundamente enamorado. Me rendía a esa fantasía en cada oportunidad
que tenía.
—Tal vez esa no fue la mejor idea. —Se presionó contra mí, mostrándome su
dura polla a través de los vaqueros.
Me dio esa misma mirada que siempre me daba. El fuego ardía en sus ojos y se
convirtió en una criatura de otro mundo, desesperada por una cosa.
No estaba hablando en serio, pero era divertido burlarse de él. Cuanto más
observaba cómo su rostro se oscurecía, menos se convertía en una broma. Ahora
realmente quería dejar caer mis pantalones y sentirlo follándome justo afuera del
departamento.
—Creo que escuche algo. —La voz de Rex vino desde dentro del departamento.
Ryker inmediatamente dio un paso atrás y se ajustó los vaqueros.
Rex realmente creía en fantasmas, así que era divertido burlarse de él.
—Ninguno de nosotros tenía ganas de cocinar, así que ordenamos pizza —dijo
Jessie desde su asiento en la mesa.
Abrí el refrigerador y le di una botella. Tomé una para mí. Todo era
sorprendentemente normal considerando que todo el mundo me advirtió que Ryker era
una mala noticia. Pero parecía que nada había cambiado.
—Esa zorra de la que te hablé —dijo Jessie—. Realmente trató de hacer otra cita
conmigo.
—¿La tomaste?
8
Es una torre ubicada en Seattle, Washington, y es un símbolo de esa región del país. Fue construida en 1962 en
el centro de la ciudad. El proyecto fue idea de Edward E. Carlson e inspirado en la torre de Stuttgart, en
Alemania.
—Eh, no. —Jessie puso los ojos en blanco—. No apreció el excelente corte de
cabello cuando lo tuvo. Ese barco ha zarpado.
—Hey, ¿qué está pasando aquí? —Me uní a ellos y traté de actuar con
normalidad.
Avergonzada, suspiré.
Fue entonces cuando me di cuenta que no sabía nada de Ryker. No sabía dónde
creció, si tenía hermanos, por qué era así… no hablábamos de nada.
—Aun así…
—Mira, hemos superado la etapa inicial de vernos. A partir de ahora, todo será
más tranquilo. Y le dije que esto no era algo de solo echar un polvo y huir. Si ese
fuera el caso, no nos veríamos ahora mismo. Lo sabe.
Posó los dedos bajo mi barbilla y la levantó para que lo mirara a los ojos. Me
miró a la cara, con diversión en sus ojos.
—Probablemente no.
Ryker se quedó a mi lado toda la noche. Tres botellas vacías de cerveza estaban
en la mesa, su única basura.
Desde que dormí con él anoche, no pensé que quisiera estar espalda con espalda.
—¿Quieres?
—De hecho, sí. —Se acercó más a mí y bajo la voz—. Puedes venir a mi oficina
y hacerme sexo oral cuando quieras.
—No lo haré.
—Solo en general. —Se movió otra vez, tratando de acurrucarse conmigo. Pasó
su brazo alrededor de mi cintura, pero tenía que deslizarse bajo el peso muerto del
cuerpo de Safari—. Maldita sea, es pesado.
—También fui vagabunda hasta que alguien me llevó a casa. —Tras la muerte de
mi mamá estaba pérdida. Hice muchas cosas estúpidas, me junté con las personas
equivocadas y comencé a beber incluso antes de cumplir los dieciséis. Me metía con
los chicos malos, no con los chicos sexys y de buen corazón, y Rex tuvo que lidiar con
mucha mierda que nunca debió haber sido su responsabilidad. Si él no me hubiese
enderezado, no habría ido a la universidad ni enderezado mi vida. Le debía mucho a
mi hermano.
Los ojos de Ryker se llenaron de tristeza. Sus dedos rozaron mi mejilla y
colocaron mi cabello detrás de mi oreja.
—No puedes ser un vagabundo cuando tanta gente te quiere. —Besó la piel justo
a la derecha de mi nariz.
Ryker era mucho más dulce de lo que esperaba. Parecía inflexible y serio todo el
tiempo, pero a veces esa actitud desaparecía y revelaba al verdadero hombre tras ella.
Mi padre se fue después de que yo nací. Al parecer no fue capaz de manejar dos
niños y una pareja con depresión.
—¿Lo hizo?
—No. —Ni siquiera un poco—. Creo que fue incómodo para él vernos y no
sabía que más decir. Nos tenía compasión. Estoy bastante segura de que tiene una
familia en alguna otra parte.
—¿Por qué?
Me encogí de hombros.
—Bueno, no creo que tú o Rex lo necesiten de todos modos. Ustedes dos se han
convertido en personas excepcionales por su cuenta.
—Gracias.
Cerré los ojos, la mano apoyada contra su pecho. Podía sentir el latido de su
corazón a través de la piel. Me confortaba, escuchando la cadencia.
Sonreí.
—Te acostumbras.
Capitulo 13
Rex
Traducido por SOS Safir | SOS FerEsq | SOS Andy Lux | Celeste | Marla Warrior
Corregido por M.Arte
Salí de la cama e inmediatamente hice café en la cocina. No era un gran fan de
despertar temprano. Si mi negocio mejoraba, me aseguraría de que no tuviera que
estar allí hasta por lo menos las dos de la tarde.
Le dije a Ryker que le rompería las piernas si follaba con mi hermana, y no era
una amenaza vaga. Se había salido de control una vez antes, y no iba a dejar que
sucediera de nuevo. Ella y yo éramos un equipo, y si lastimas a mi compañero, yo te
lastimaría a ti. Sabía que era demasiado protector como hermano, pero de una manera
realmente rara y complicada, la veía como mi propia hija.
Ryker dijo que no tenía ninguna mala intención con ella, y que esta no era una
típica aventura como todas las otras. Me dijo que debería esperar a que lo viera mucho
más. Al parecer, realmente le gustaba.
—Lo siento anoche fue tan incómodo —dijo Rae con una risa.
Rae cruzó los brazos sobre el pecho, incomoda que yo estuviera cerca.
Ladró.
—Estaba bromeando. —Me serví un plato de cereal—. Eso es lo que hacen los
chicos.
—Es mi apartamento, Rex. ¿Por qué no vas a otro lugar? —Safari justo a su
lado, siguiéndola por todas partes—. Podrías haber tomado tu café en la sala.
—Lo seré, muchas gracias. —Me senté y ataqué mis Lucky Charms.
—Yo también.
Safari saltó sobre la otra silla y se sentó en la mesa como una persona. Era
inusualmente inteligente y bien educado. No estaba seguro de cómo mi hermana lo
entrenaba tan bien.
—Sí, pero trato de evitarlo. Solo tengo más trabajo que hacer cuando regrese al
laboratorio. No vale la pena.
—Si tiene algo que ver con Ryker, voy a gritar. —Me dio la mirada más
venenosa de todos los tiempos—. Estoy harta de hablar de él.
—En realidad, iba a hablar de otra cosa. Pero ya que estamos en ese tema, no
creo que entiendas realmente con quien estas tratando. Ryker y yo nos hemos follado
a la misma chica al mismo tiempo en el vestidor de la escuela. La tenía por delante, y
yo la tenía por detrás. Ha tenido tríos por lo menos diez veces. Incluso…
—Eh, debería importante un poco. ¿En verdad quieres pasar tiempo con un tipo
así?
—¿Te consideras igual?
¿Eh? No entendí la pregunta.
—¿Qué?
—¿Son iguales? ¿Dirías que ustedes son la misma persona?
—Eh… supongo.
—Bueno, creo que eres una gran persona, Rex. Lo que hagas con tu vida privada
no es mí asunto, y realmente no quiero saberlo, pero veo otra cara de ti. Eres leal,
desinteresado, compasivo y muchas otras cosas. Cuando conozcas a la chica correcta,
serás el Príncipe Encantador. ¿Es justo no darle a Ryker la misma confianza?
Le di vueltas a la cuchara en mi plato.
—Supongo que no…
—Entonces olvídalo.
—Pero, ¿y si no eres la chica correcta?
—Si lo soy o no, estoy disfrutando nuestro tiempo juntos. Si no funciona, bien.
La vida sigue.
—¿En serio? —pregunté. ¿Quería mantenerse ecuánime al respecto?
—Sí. —Tomó unos cuantos sorbos de café—. Ahora, ¿qué ibas a decirme antes
de que empezáramos a hablar de Ryker... otra vez?
Me distraje con lo de Ryker y lo olvidé.
—Ocurrió algo extraño con Kayden.
—¿Algo raro? —Sus cejas se alzaron—. ¿Qué quieres decir?
Le conté la historia, de principio a fin.
—Todavía no entiendo qué demonios pasó. Incluso Zeke tampoco lo entiende.
Cuando estuvo aquí ayer, me ignoró y fingió que no pasaba nada. Por favor, dime que
sabes algo que yo no.
Puso la taza sobre la mesa y el vapor se esfumó en el aire. Apretó los labios con
fuerza mientras consideraba las posibilidades.
—La verdad, no lo sé... quizá pasó algo con su familia y no quiso contarte.
—Pero te lo diría, ¿no?
—No necesariamente —dijo—. Nos contamos muchas cosas, pero no exhibimos
nuestras vidas.
—Bueno, ¿podrías hablar con ella por mí? ¿Y descubrirlo?
—Sí, lo intentaré —dijo—. Pero tengo el presentimiento de que no tiene nada
que ver contigo. Tu historia no lo sugiere, a menos que estés olvidando algo.
—Te dije todo, de principio a fin.
—Entonces me relajaría. Por lo que sabemos, perdió su trabajo o algo así.
—¿Cómo pueden despedirte de una biblioteca? —Era imposible. Prácticamente
eran voluntarios
—Solo decía. —Terminó su café y lo puso en la mesa—. Bueno, tengo que
prepararme. Te veré después del trabajo.
—¿Cuándo empiezan los contratistas? —pregunté mientras se alejaba.
—No estoy segura. Les llamaré más tarde.
Justo cuando mi turno finalmente había terminado, Rae y Zeke entraron. Estaban
hablando y sonriendo como si todo fuese normal. Tal vez Zeke estaba tomando esta
cosa con Ryker mejor de lo que lo había creído capaz. Estaba preocupado de que la
ignorara durante un par de semanas hasta que lo superara.
—¿Qué pasa? —Salté sobre el mostrador.
—Creo que tenemos todo lo que necesitamos —dijo Zeke—. Todo está
oficialmente en marcha.
—Tendrás que cerrar el lugar por unas semanas, probablemente un mes —dijo
Rae.
—¿Qué? —exclamé—. No puedo cerrar. No ganaré dinero.
—Amigo, no estás ganando dinero ahora —dijo Zeke.
—Hey. —Apunté un dedo en su dirección—. Eso duele.
—Solo digo la verdad —dijo Zeke—. Además, no tienes que pagarle a los
empleados o mantener las luces encendidas, todo lo que tienes que hacer es
preocuparte por el alquiler y el seguro durante un mes. Así que no es gran cosa.
—Supongo que será agradable dormir en...
—Y estar en casa 24/7 para que tenga que ver tu fea cara constantemente —dijo
Rae.
—Tal vez deberías conseguir un segundo trabajo —bromeé.
Zeke sabía que una pelea estaba por comenzar.
—En fin... van a empezar a rehacer las líneas, instalar el bar y repintar las
paredes. El pronóstico del tiempo dice que va a estar soleado esta semana, así que
vamos a aprovechar eso para aplicar una capa de pintura al exterior.
Maldita sea, este lugar iba a estar patas arriba.
—Pero va a ser increíble cuando terminen —dijo Rae—. Y tomaremos ese
tiempo para determinar nuestra estrategia. Definitivamente deberíamos hacer algunas
promociones increíbles para que la gente venga. Probablemente no tendrás ninguna
ganancia al principio, pero atraerá a más clientes en el futuro. Y tengo otra idea.
Puesto que Ryker es la mayor noticia por aquí en este momento, le pediré que haga
algún tipo de desafío de bolos para la caridad. Cada reportero y presentador de
noticias estará aquí para grabarlo.
—Y baam —dijo Zeke—. Tienes un negocio prosperando.
—¿Ryker haría eso?
—Por supuesto que lo haría —dijo Rae—. Y no solo por mí.
Me conmovió, y no supe cómo poner eso en palabras. No obtenían nada de esto
aparte de que posiblemente perdieran sus inversiones, y todavía querían ayudarme.
—Gracias chicos…
—No hay problema. —Zeke le dio una palmadita a mi hombro—. Somos
familia, ¿no?
Estábamos dándole a la palabra una definición totalmente nueva.
—Sí. Somos familia —dije.
Me quité la bata de laboratorio y las gafas antes de lavar mis manos en el lavabo.
Estaban partidas y secas de tanto lavarlas. Siempre que no estaba en el trabajo, las
bañaba en crema. De lo contrario, estarían callosas.
—¿Hora de salida? —La voz de Ryker sonó detrás de mí.
No podía pretender estar sorprendida. Me había acostumbrado a que apareciera
siempre que estaba de espaldas.
—Síp. —Sequé mis manos con las toallas de papel y luego recuperé mis
pertenencias del casillero.
—¿Tuviste un buen día?
—Estuvo muy bien —dije—. Tuve problemas para concentrarme porque estaba
muy cansada. —Le lancé una mirada.
Sonrió y no demostró ni una pizca de remordimiento.
—Quizás debiste tomarte el día libre como te ofrecí.
Lancé mi bolso sobre mi hombro y caminé hacia él.
—Bueno, me voy a casa. Te veré después.
Me sujetó por la muñeca para que no pudiera ir a ningún lado. El toque era
gentil, pero insinuaba todo lo que quería hacerme justo sobre mi mesa.
—Hay algo que quiero darte. —Sacó un papel doblado y me lo entregó.
Lo abrí.
—¿Qué es esto?
—Léelo.
Eran los resultados de laboratorio de su prueba de ETS. Decía que estaba limpio.
—¿Creías que era buena idea darme esto en el trabajo?
—Jenny se ha ido todo el día, ¿no?
—Ese no es el punto. —Lo doblé y metí en mi bolso.
—Estoy limpio como te dije.
—Es bueno saberlo.
—Así que… vamos a mi casa.
—¿Ahora? —pregunte incrédula.
—Síp.
—Voy a ir a casa. No he pasado tiempo con Safari y estoy segura de que Rex ya
ha destrozado la casa.
Ryker me dio una mirada asesina.
—Quizás estás acostumbrado a que las chicas hagan lo que sea que digas, pero
no soy una de esas chicas.
—Lo he notado —dijo sombríamente.
—Te veré luego.
—Luego, ¿cómo hoy en la tarde? —presionó.
—No lo sé —dije—. Cuando quiera.
Me agarró por la muñeca otra vez.
—Empaca tus cosas y quédate conmigo esta noche. No está a discusión.
Siempre me había costado mucho acatar ordenes, siempre.
—¿Disculpa? —Quizás otras chicas disfrutaban que un hermoso hombre les
diera ordenes, pero yo no—. Ryker, te veré cuando quiera verte. Tengo otras personas
en mi vida además de ti. —Me retorcí de su agarre justo de la manera en que Rex me
enseñó.
Ryker supo que había cruzado la línea conmigo.
—Lo siento. No quise ser tan… contundente. No soy yo mismo.
Parecía sincero así que lo dejé pasar.
—Está bien.
—Yo solo… —Ryker luchaba para decir las palabras. Usualmente era elocuente
y rápido en expresarse—. No importa.
—Tal vez te vea mañana.
La decepción estaba en su rostro, pero no hizo otro argumento.
—Está bien.
Pasé junto a él y me dirigí a la puerta.
Ryker me agarró otra vez.
—¿No hay beso de despedida?
—No cuando estamos en el trabajo. —Me alejé y seguí caminando.
—Entonces será mejor que me lo compenses después. —Su juguetona sonrisa
había regresado.
El Ryker del que me había enamorado estaba de regreso.
—Diez veces más.
Al segundo que pasé la puerta, estaba todo sobre mí. Sus manos en mi cabello y
sus labios sofocando los míos. Su polla estaba dura como si hubiera estado pensando
en mí antes de que incluso entrara.
Me cargó y me llevó a su habitación, sus labios descendiendo por mi cuello.
Nunca me había sentido más sexy con otro hombre. Ryker me hacía sentir
especial, como si lo hubiera vuelto loco de deseo. Y lo decía sin usar palabras.
Al segundo en que estuve en la cama, me quitó la ropa, despojándome de ella
hasta que estuve desnuda y lista. Él solo llevaba sus pantalones de chándal, así que los
pateó lejos y trepó encima de mí.
Presionó su cara en el área entre mis piernas e hizo todas las cosas que amaba
con su lengua. Me hizo olvidar todo lo demás en el mundo y me tenía concentrada
solo en él. Me tumbé y retorcí mientras me complacía de una manera intensa.
Cuando estaba justo al borde de la liberación, se detuvo y se situó sobre mí,
separando mis muslos con los suyos mientras se preparaba para entrar. Su polla estaba
dura como una roca y ansiosa.
Succionó mi labio inferior y lo mordisqueó gentilmente antes de insertar su
punta dentro de mí. Mi humedad era abundante así que le fue fácil deslizarse por mi
coño estrecho. Una vez que estuvo completamente dentro, soltó el gemido más fuerte
que había escuchado en mi vida.
—Mierda.
Su polla se sintió aún mejor sin el látex. Podía sentir su dureza con más
definición, y la manera en que se deslizaba adelante y atrás era incluso más tentadora.
Mis uñas recorrieron su espalda mientras se movía.
Se balanceó dentro de mí con embestidas incluso más largas. Algunas veces
disminuía la velocidad para besarme, plantando suaves caricias en la comisura de mi
boca. Luego la aumentaba otra vez, mirándome a los ojos mientras me embestía.
En cuestión de minutos, mi cuerpo se tensó y me corrí. Grité y enterré mis uñas
en su espalda, amando el hecho de que cada orgasmo que me daba duraba una
eternidad. Eran poderosos y me hacían arquear la espalda por la intensidad.
Ryker se preparó para su liberación. Separó aún más mis piernas y dio lentas
estocadas, respirando con dificultad y preparándose para el estallido. Gruñidos
vinieron desde el fondo de su garganta mientras se movía.
Agarré su trasero y lo acerqué aún más a mí.
—Vente dentro de mí.
Ese fue el gatillo que superó su límite. Presionó su cara contra la mía mientras se
corría, llenándome con su calidez. Había una pesadez distinta dentro de mí, y el hecho
de que su semen fuera tan abundante me volvió a excitar.
Cuando terminó, se quedó encima, su polla ablandándose en mi interior. El sudor
estaba sobre su pecho, lo besé para retirarlo. Continúo respirando con dificultad antes
de que lentamente saliera de mí. Se giró y se tumbó sobre su espalda, sus ojos fijos en
el techo.
—Mierda, eso fue bueno.
—Realmente lo fue. —Ahora estaba lista para ir a dormir.
Fin
Ray of Hope
Ryker y yo somos nada menos que perfectos.
Te lo dije.
(Ray #2)
Sobre la autora
La autora USA Today Bestselling E. L. Tood, es una de las autoras más prolíficas de
su género habiendo publicado más de cien novelas. Con más de un millón de copias
vendidas, escribe historias de romance que van desde el romance contemporáneo,
romance new adult y romance de fantasía. Es mejor conocida por sus series Forever
and Always y Timeless.