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ESCUELAS DEPORTIVAS
4.3.1. JUSTIFICACIÓN
Según los estudiantes es esencial la creación de estos espacios para dar la posibilidad de
aprovechar al máximo el tiempo libre, por que con esta actividad estamos fortaleciendo el
cuerpo, mejorando así nuestro estado de salud.
De igual manera se pretende desarrollar muchos valores entre los niños, que de una u
otra manera van encaminados a que cada día sean mas comprometidos consigo mismo.
Dichos valores son: Disciplina, responsabilidad, puntualidad, respeto, orden, autonomía,
identidad, gratitud, entre otros.
También la ley 115 de 1.994, establece “...el aprovechamiento del tiempo libre, el fomento
de las diversas culturas, la practica de la educación física, la recreación y el deporte
formativo” (2)
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Si es posible establecer comparaciones entre las diferentes etapas de la vida a partir del
énfasis que en cada una puedan tomar los polos seguridad-autonomía, dependencia-
independencia o control-libertad, es obvio que, en líneas generales, durante el periodo
infantil la importancia o la necesidad de los respectivos primeros términos de cada pareja
es superior al de las etapas subsiguientes. Las características psicogénicas y fisiológicas,
las condiciones socioeconómicas, así como el marco legal, limitan la posible autonomía a
favor de la necesidad de custodia. Ello, que naturalmente afecta a todos los órdenes de la
vida infantil, es particularmente relevante respecto al tiempo libre y al ocio. La inmadurez
física y psíquica, la dependencia económica, las legislaciones que acotan la
responsabilidad jurídica de los niños, etc., establecen un campo de posibilidades para el
ocio infantil cualitativa y cuantitativamente distinto del correspondiente al adulto. En
términos de un concepto absoluto y, en algún sentido, idealista, de la libertad, ello
supondría que el gradiente de autonomía en el tiempo libre infantil seria inferior al de los
periodos siguientes. Pero esto, aún siendo posiblemente cierto, resulta una perogrullada
si de ella no se derivan consecuencias más operativas. La mayor necesidad de custodia
en la infancia puede interpretarse, o bien como una restricción de la autonomía del tiempo
libre de los niños, o bien planteándolo de una forma mas positiva, como el requerimiento
de una más adecuada protección y salvaguarda de su autonomía posible. Por ser más
frágil, más fácilmente manipulable más propenso al ejercicio de la arbitrariedad por parte
de personas e instituciones que ejercen la función de control sobre la infancia han de
existir los mecanismos pertinentes que protejan el tiempo libre de los niños. Algunos de
estos mecanismos ya existen, pero no siempre son los adecuados. A menudo están
cargados de proyecciones adultas casi patológicas, de doble moral, de manipulación
disfrazada y de un dudoso filantropismo o espíritu proteccionista, que en lugar de proteger
realmente el tiempo libre de los niños lo reduce. Desde luego, no es fácil encontrar el
verdadero equilibrio entre las parejas citadas (seguridad-autonomía, dependencia-
independencia, etc.), pero en cualquier caso la búsqueda del mismo, si en todos a los
órdenes de la vida infantil es necesaria, en el tiempo libre se presenta como el problema
educativo principal.
Si como se acaba de decir, el tiempo libre infantil presenta en cierta manera, mayores
condicionamientos que el adulto, paradójicamente, existe una suerte de ideología difusa
que hace de la infancia el periodo privilegiado para el ocio y el juego. Precisamente, una
buena parte de lo que constituye concepto cultural de infancia, que según la conocida
tesis de Ph Aries, forja en la época moderna, esta formada por elementos que, de una u
otra forma, se relacionan con el ocio. El actual concepto de infancia, que empieza a
desarrollarse en el siglo XVII, se va configurando posteriormente con la progresiva
escolarización, el alejamiento consiguiente del mundo del trabajo, la formación de la
familia nuclear burguesa y con una serie de aditamentos (vestidos específicos para los
niños, diferenciación entre juego infantil y juego adulto, aparición de una literatura
intencionalmente destinada a ellos, etc.). Este concepto se representa básicamente
mediante tres imágenes complementarias que sitúan respectivamente al niño en la
escuela, en la familia y en el juego. La literatura y la iconografía podrían ilustrar
abundantemente las tres imágenes que se corresponden con los tres roles fundamentales
de la infancia: el niño-escolar, el niño-hijo y el niño que juega. De este modo, el mundo del
juego deviene uno de los contextos fundamentales de la infancia. Y tanto se llega a
considerar un mundo propio de ella que, en la consideración social se excluye, a veces,
del tal mundo a los otros periodos: el juego adulto será una suerte de infantilismo, un
residuo o, como más, un expediente aceptado sólo como forma de recuperación física y
psíquica del trabajo, y, por tanto, subordinado a él. En esta presentación lo propio del niño
es aprender y jugar, así como lo propio del adulto es trabajar. Tal es, así, la imagen social
de los roles de las edades; la representación que asigna al ocio un lugar privilegiado en la
infancia.
RAZONES EDUCATIVAS
Haya sido o no eficaz en ello, la institución escolar, de entre todas las dimensiones
formativas de la persona, tradicionalmente ha privilegiado la intelectual. Es antigua, sin
embargo, la exigencia pedagógica de una educación integral que no descuide ninguna de
las facetas del ser humano y potencie armónicamente todas.
La idea de la educación integral es una vieja aspiración pedagógica que, en la practica la
escuela raramente ha satisfecho. La escuela se ha polarizado en el aspecto intelectual,
mientras la afectividad, la sociabilidad, la sensibilidad, la expresión artística o, incluso, la
educación física, fuera de contadas excepciones que no hacen más que confirmar la
regla, han penetrado en la escuela ostentando un papel muy secundario y subordinado
(“las marías”).
El reconocimiento de que el juego, por si mismo y sin que necesariamente tenga que ser
mediatizado con contenidos didácticos intencionalmente añadidos, es un factor
importantísimo para el desarrollo del niño constituye otro de los factores de la
potenciación de la pedagogía del ocio. Al fin y al cabo, el juego no es la única actividad
del tiempo libre, pero si una de las mas paradigmáticas, sobre todo para la infancia. Por
tanto, el reconocimiento del valor formativo de la actividad lúdica había de reforzar por
fuerza la puesta a punto de la reflexión pedagógica sobre el tiempo libre.
No es este el lugar para pasar revista a las ya múltiples teorías explicativas de la actividad
lúdica: si que hay que resaltar, no obstante, que prácticamente todas las teorías
psicológicas sobre el juego infantil destacan su importancia en el proceso de crecimiento
del niño. Desde la teoría de K. Groos, que explicaba el juego como un ejercicio
preparatorio para la edad adulta y que lo consideraba como una forma de auto educación
espontánea, todas las demás (ls de W. Stern, S. Hall, E. Claparede, F. Buytendijk,
K.Buhier, J. Piaget, D. B. Eikonin, etc., incluidas las psicoanalíticas), enfatizando un
aspecto u otro, admiten el papel del juego en el desarrollo. Incluso algunos, como
Vigotsky, van mas allá y lo consideran como un “factor básico del desarrollo” y “una
actividad conductora que determina la evolución del niño”.
E l reconocimiento del valor formativo del juego ha llevado a que este halla sido
promulgado, incluso, como un derecho de la infancia. La declaración universal de los
derechos del niño publicada en 1.959, proclama, en su principio 7 el principio que esta
dedicado justamente a la educación: “ el niño disfrutara plena mente de juegos y
diversiones, los cuales deberán estar orientados hacia las finalidades perseguidas por la
educación: la sociedad y las autoridades publicas, se esforzaran en promover la
satisfacción de este derecho”. Ello sancionaba formalmente la necesidad de tiempo libre y
su orientación formal.
SENTIDO DE LA INTERVENCIÓN.
Cuando se parte del ocio como objetivo ocurre algo parejo alo anterior. Cabe plantear
también dos posibilidades: que esta finalidad se pretenda conseguir en el marco del
tiempo libre o en in contexto ajeno a el. Este último puede ser, por ejemplo, el caso de la
escuela. El tiempo escolar, aunque no es general tiempo libre puede acoger entre sus
funciones la de pertrechar a los niños con sus recursos culturales que les ofrezcan
mejores posibilidades de ocio. Si por el contrario la educación para el ocio tiene lugar en
una situación de tiempo libre, se trata entonces del caso anterior. En el cuadro uno se
resume los dos sentidos con sus respectivas posibilidades.
Seguramente lo que puede construir el sentido mas especifico de una pedagogía del
tiempo libre es el núcleo central del esquema. Es decir, el objeto mas propio de tal
pedagogía seria educar simultáneamente en y para el ocio. De hecho, la conjunción de
ambos planteamientos refuerza a cada uno de ellos en particular.
Utiliza el tiempo libre para objetivos absolutamente ajenos a el (como preparar unas
oposiciones), aunque perfectamente legitimo, es desvirtuarlo: aquel tiempo libre
ciertamente deja de vivirse como tal. Por otro lado, parece que la mejor manera de actuar
para el ocio sea hacerlo en el propio tiempo libre, es decir, mediante el ocio. No haría falta
insistir en ello si la pedagogía no estuviese demasiado acostumbrada a lo contrario. Es
decir, a olvidarse de aquella cláusula tan sencilla y nuclear de la pedagogía activa que
dice:”lo que se aprende es lo que se hace”.
Es un sentido estricto, pues, la pedagogía del ocio seria educación mediante el ocio (esto
es en y para el tiempo libre). Es un sentido amplio, sin embargo, es necesario considerar
todas aquellas situaciones, aun no siendo propiamente de tiempo libre, condicionan su
uso.
Por eso conviene introducir ciertas matizaciones a lo dicho sobre el objeto estricto de la
pedagogía del ocio. Una de ellas es la que se acaba de enunciar. Existen adquisiciones
educativas que, aún cuando no se realicen en contextos escritos de ocio pueden
coadyuvar indirectamente a enriquecer las actividades de ocio. Esto es así en virtud de la
transferencia que siempre puede darse en los aprendizajes significativos, De ahí que
antes se citase el importante papel que la escuela tiene en la educación para el tiempo
libre. En segundo lugar, difícilmente seria recomendable una intervención o institución
educativa que solo tuviera al ocio como objetivo. Aunque la institucionalización de los
fenómenos educativos propenden a especializar y escindir aspectos parciales del proceso
educativo global, a este hay que seguir considerándolo como una unidad. “si se parte de
muchas educaciones-escribió J. Franch- es que se tiene presente mas lo que realiza de
especial el supuesto educador que lo que hace el niño. Si, en cambio, se sitúa al niño en
el centro de la consideración del problema, se plantea necesariamente la unidad de su
proceso educativo y la exigencia de la globalidad del conjunto de la experiencia que vive
en ámbitos diversos.
Los beneficios que proporcionan el ocio, el tiempo libre y la recreación han sido
estudiados por múltiples investigadores y estudiosos de este fenómeno, muchos de los
cuales concluyen que los beneficios están directamente relacionados con las causas que
motivan a los individuos para realizar una actividad. Grandall (1.980) establece 17
motivadores o causas diferentes.
PLAN DE ACCIÓN
CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES
MES
SEMAN RECURSO
ACTIVIDADES A FEB MARZ ABRIL MAYO JUNIO JULIO AGO SEP OCT NOV S
1234123412341234123412341234123412341234
X X
LA
COMPETENCIAS BICICLET
DE RELEVOS A
X X
MARATÓN POR PISCINA
GRADOS
X X CONOS -
TRIATLÓN LAZOS
ATLETISMO BARRAS
POR PAREJAS X X
COSTALE
CARRERA CON S
OBSTÁCULOS X
PARQUÉZ
CARRERA DE X X
ENCOSTALADO PING
S PONG,
X
PARQUÉZ MESA
RAQUETA
PING PON S
AJEDRÉZ X X X
AJEDREZ
RUTINA BICICLET
AERÓBICA A
HORA DE CICLA
X
CAMINATA X X X
1.
X X X