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LA EMANCIPACIÓN AMERICANA
PROCESO DE INDEPENDENCIA
Algo más de tres siglos duró el dominio español en América Latina (a excepción de
Cuba y otros pequeños enclaves). No se puede negar que la independencia vino favorecida
por la situación que se vivía en la península, a raíz de la ocupación francesa. Pero, no es
conveniente olvidar que, dicha independencia se produjo cuando América Latina estuvo
preparada para ella. La presencia militar española nunca fue elevada en el continente y
dependía del apoyo militar de los propios latinoamericanos, por lo que ésta nunca fue un
hándicap para la independencia. Por otro lado, en otro momento de la historia, con la
llegada de los Borbones al trono español y el final de la dinastía de los Austrias, no se
produjo la independencia aunque España se vio envuelta en una guerra, tan sólo se produjo
algún conato aislado de escasa entidad. En el análisis de las causas no podemos olvidar este
elemento, la capacidad y el deseo de los habitantes de América Latina, o al menos de una
élite, de regir sus propios destinos al margen de la metrópoli. Es interesante, también, no
perder de vista que el proceso de independencia fue “uno”, ya que afectó a todo el
continente americano bajo dominio español, y “múltiple” ya que dio origen a varios
procesos de independencia y a una división del continente en diferentes naciones,
relacionada, a veces, con la división administrativa española, otras con disputas comerciales
y recelos económicos.
Una independencia que fue, sobre todo, política. En su origen la independencia
política se planteó como el medio para lograr la independencia económica, liberándose de
los numerosos impuestos, de los impedimentos comerciales en favor de la metrópolis, etc...
Sin embargo la independencia política no siempre supuso la económica, ya que las nuevas
potencias industriales europeas impondrán su hegemonía económica en estos espacios
recién abiertos al comercio internacional. La independencia social no se hizo realidad.
Salvo casos aislados el objetivo nunca fue equiparar los derechos de todos los habitantes de
América Latina sino que la élite, que encabezó la misma, pretendió mantener su estatus
privilegiado. Los llamados “caudillos” fueron protagonistas clave en esta etapa de la
historia de América Latina, en la que se desarrolló el proceso de transición del Estado
colonial a los Estados nacionales.
Proceso de formación y consolidación de los estados nacionales
Causas Internas
El deseo de los criollos de independizarse, que querían tener poder político y mayor
libertad económica para poder desarrollar libremente sus actividades económicas, el
libre mercado, cuya productividad estaba frenada por el control del comercio por
parte de la metrópoli y el establecimiento de un régimen de monopolios, gabelas y
trabas. Insistían en tomar el control de los cabildos y de la administración de las
colonias.
La idea de que el Estado era un patrimonio de la Corona hizo que cuando la Familia
Real fue retenida en Francia las colonias no fueran leales a las cortes de Cádiz y la
Junta Suprema Central, sino que formaran juntas de Gobierno cuyo objetivo inicial
fue devolver al trono a Fernando VII.
La debilidad de España y Portugal en la época de la independencia de las colonias,
que habían perdido su protagonismo en Europa, quedando aún más evidente cuando
Napoleón invadió la Península Ibérica.
El descontento de los criollos, que querían la independencia para cambiar un
sistema colonial que consideraban injusto al estar excluidos de la política y de las
decisiones económicas, y encontrarse, en muchos casos, explotados.
Las enseñanzas impartidas por las universidades, las academias literarias y las
sociedades económicas. Difundían los ideales liberales y revolucionarios, es el
periodo de la Ilustración Europea, contrarios a la actuación de España en sus
colonias y que tuvieron gran influencia en los líderes revolucionarios, tales como el
principio de soberanía nacional, el contrato social de Rousseau y los derechos
individuales.
Causas Externas
El liberalismo conservador
En el proceso de reemplazo del autoritarismo colonial, en la mayor parte de los
casos, se sancionaron constituciones liberales y se crearon oligarquías nacionales, que
dominaron el nuevo Estado.
Uno de los objetivos más urgentes de estos Estados consistió en asegurar la
integridad territorial; como consecuencia, los nuevos Estados se involucraron en conflictos
armados con naciones vecinas. Tal como sucedió en el caso de la Guerra del Pacífico entre
Chile, el Perú y Bolivia en 1879, o en las campañas militares contra las comunidades
indígenas, como las que realizó el gobierno argentino en el sur y en la zona chaqueña hacia
1880.
El Estado tomó a su cargo la educación, impuso el laicismo, y convirtió la escuela
pública en agente clave para desarrollar una pedagogía cívica uniforme. La enseñanza de
una historia plena de próceres, héroes y fechas patrias fue, así, factor constituyente de un
sentimiento nacional.
También se crearon múltiples organismos burocráticos específicos, instituciones
dedicadas a la recaudación de impuestos y sistemas judiciales; se sancionaron y se
adoptaron las normas y los códigos necesarios para el funcionamiento de una sociedad
moderna. Así se completó la tarea de conformar los Estados nacionales.
En la economía mundial
Hacia fines del siglo XIX, los países industrializados, como Gran Bretaña,
Alemania, Francia y los Estados Unidos, se habían especializado en la producción de
bienes industriales y habían logrado acumular capitales. En este período, comenzaron a
requerir más productos alimenticios y materias primas de América latina. Los países
latinoamericanos ingresaron en el mercado mundial como productores de bienes primarios
especializándose en función de las ventajas comparativas.
Por ejemplo, en el caso de la Argentina, la extensión y la fertilidad de las tierras
pampeanas favorecieron la producción agrícola y ganadera; Chile fue un importante
proveedor de cobre; el Perú exportaba azúcar y plata, mientras que el Brasil era uno de los
principales países productores de café. A su vez, los países centrales exportaban a América
latina sus bienes industrializados y también realizaban inversiones de capital.
Así, en el marco de la división internacional del trabajo, se estableció una relación
entre los países centrales y la periferia, que tuvo un carácter desigual. Para resolver el
problema de la insuficiencia del mercado de capitales, la mayoría de los países
latinoamericanos acudieron a las inversiones y los créditos provenientes principalmente de
Gran Bretaña, Alemania y Francia, a excepción de México y Cuba, que recibieron aportes
fundamentalmente de los Estados Unidos.
Los préstamos tomados por los gobiernos se contrataron bajo la fórmula de
devolución en el largo plazo. Dado que la recuperación de capitales no corría a la par de
estos plazos, los gobiernos volvían a pedir créditos para pagar los intereses de préstamos
anteriores, con lo que ingresaron en una lógica de endeudamiento creciente.
La independencia de Estados Unidos que España había apoyado con las armas
contribuyó a extender esta idea. Conocieron además el desarrollo de la Revolución
Francesa
La independencia de Estados Unidos que España había apoyado con las armas
contribuyó a extender esta idea. Conocieron además el desarrollo de la Revolución
Francesa