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LOS TÓPICOS HORACIANOS

Los topica o lugares comunes son un asunto muy antiguo en la literatura. Ya los usaron
los griegos y los denominaron con el nombre de tópicos, haciendo referencia a la
palabra griega topos, que significa lugar. Aristóteles había escrito un tratado sobre este
tema. Cicerón, en un escrito que lleva por título precisamente Topica, hace un resumen
de memoria del libro de Aristóteles. Se trata de desarrollar asuntos repetidos que
podrían dar lugar a desarrollos posteriores, pero ya conocidos por el público.
Bien es verdad que el autor latino que ha proporcionado más expresiones latinas al
acervo cultural de Europa es Cicerón. Sin embargo Horacio nos ha dejado unas cuantas
perlas, expresiones concisas, contundentes, expresivas, que han tenido mucho éxito en
la filosofía y en la literatura universal e incluso en el habla popular. ¿Quién no ha oído
decir carpe diem, beatus ille, por ejemplo? No todas ellas son de cosecha propia, ya que
muchas, como hemos apuntado anteriormente, procedían de la tradición literaria y
filosófica griega. Sin embargo, han hecho fortuna a partir de Horacio.
Numerosas son las frases de Horacio que han llegado a ser tópicos, es decir, que,
vengan o no a cuento, se dicen o se escriben. Sin embargo también nos han quedado
otras muchas menos conocidas, que merece la pena descubrir, porque, en unas pocas
palabras, son un compendio de sabiduría. Estas expresiones, junto con otras de diversos
autores, han sido adoptadas por filósofos, moralistas o literatos posteriores para explicar
en pocas palabras y con contundencia todo un razonamiento filosófico, moral o literario.

Estos son los tópicos horacianos:


1. Ab ovo usque ad mala (Sermones, 1, 3, 6): Desde el huevo a las manzanas.
Esta expresión viene a significar lo mismo que los refranes españoles “de cabo a rabo”, “de
principio a fin”, etc. La razón hay que buscarla en los referentes domésticos, y más
concretamente en la comida. Quiere decir que se trata desde el principio (en la comida
comenzaban generalmente con huevos), hasta el final (en las comidas el final más normal
era la fruta, y concretamente las manzanas).
2. Aliquando bonus dormitat Homerus (Ars poetica, 359): En ocasiones hasta el buen
Homero echa un sueñecito.
El gran poeta Homero, autor de las dos epopeyas más grandiosas de la antigüedad clásica,
La Ilíada y La Odisea, podía permitirse el lujo de cometer algún error, lo cual no empaña en
absoluto su grandeza. Es como si se dejara llevar por el sueño en algún momento, de forma
que el verso o la narración no le saliera todo lo bien a que nos tenía acostumbrados. En el
libro XV de la Odisea, Menelao se muestra tan casero que manda a su camarero Etheoneo
que vaya a encender la lumbre y asar el almuerzo de Telémaco, con otras vulgaridades y
puerilidades indignas de la pluma de Homero. Esto fue lo que indujo a Horacio a escribir la
frase en cuestión. Dice Horacio que las personas que se dedican a escribir, sobre todo
poesía, pueden tener el peligro de quedarse un poco dormidos durante su trabajo, ya que es
pesado y largo, y, además, es solitario. Él se indigna, pero lo comprende. Horacio escribe
estos versos en la Epistula ad Pisones, un conjunto de consejos de tipo literario que dirige a
los hijos de Calpurnio Pisón, gran personaje de la sociedad Romana. También es conocida
esta carta con el título de Ars poetica, ya que los consejos que da son referentes a las artes
poéticas, a las leyes que rigen la creación poética: composición, elocución, métrica. Ante
todo el creador literario tiene que tener muy claro que se dedica a un oficio que exige un
trabajo continuo que le hará huir de la mediocridad. En nuestro idioma tenemos más de un
refrán que expresa muy bien lo que quiere decir: “Hasta el mejor escribano echa un borrón”.
Todas las personas tenemos la debilidad de cometer errores, hasta el más experto en su
trabajo.
3. Aequam memento rebus in arduis servare mentem (Odas): Acuérdate de conservar
la mente despejada en los momentos difíciles.
4. Amoto quaeramus seria ludo: Una vez dejado de lado el juego, busquemos las
cosas serias.
5. Aurea mediocritas (Odas, 2, 10, 5): La dorada medianía.
Esta oda está dedicada a un tal Licinio. Prescindiendo de quién fuera el tal Licinio, ya que
no se ponen tampoco de acuerdo los estudiosos, haremos el comentario de la oda pensando
en la palabra mediocritas. Si la traducimos por “mediocridad”, nos encontramos que en
español tiene un sentido peyorativo, es decir, medianía, algo que no sobresale, o, como se
dice vulgarmente, ni fu ni fa. Sin embargo el término correcto sería “el justo medio”, ese en
el que está la virtud, como dice otro aforismo in medio consistit virtus. Por eso tiene sentido
llamar a la mediocritas con el apelativo aurea, es decir, “dorada”, o como traduce alguien
“más preciosa que el oro”. Las Odas son, tal vez la obra más conocida de Horacio. El
espíritu de Horacio era lírico, y por tanto sus mejores obras están entre las odas, en las que,
imitando a Safo y a Alceo, toca todo tipo de temas, porque todos se prestan más o menos al
lirismo. Fijó sus ritmos con vigor, y obtuvo de la lengua latina efectos admirables con una
forma muy sobria. Las odas familiares son las que más se prestan, ya que tratan con gran
finura de sus alegrías, de sus tristezas, de los consejos a sus amigos. Cuando habla de la
naturaleza, se le nota que ama al campo por la tranquilidad que proporciona, no por sí
mismo, como Virgilio.
6. Aut insanit homo, aut versus facit (Sátiras, II,.VII, 117): O el hombre está loco o
hace versos.
7. Beatus ille (Epodos, 2, 1): Dichoso aquél.
Este tópico pretende hacer una alabanza del campo, de la vida rural, frente a la guerra, al
mar y a la ciudad, a la urbana. Entre la obras de Horacio se cuentan los Epodos, 17 obras de
juventud, escritas entre los años 41 y 30 a. C., en los que Horacio imita, con temas romanos,
los metros y el espíritu del griego Arquíloco. Son poemas cortos escritos en dísticos
yámbicos. Sus temas son: 1.- los que se dirigen contra personas concretas; 2.- los que
simplemente sirven de distracción; 3.-los epodos cívicos, 4.- los epodos amorosos y
báquicos. Entre todos el más famoso es el Beatus ille qui procul negotiis…, (“Dichoso aquel
que de pleitos alejado…”), que sirvió de inspiración a Fray Luis de León para su Oda a la
vida retirada.
8. Bella detesta matribus: Las guerras detestadas por las madres.
9. Bis repetita placent: Las cosas repetidas agradan.
10. Caelum, non animum mutant qui trans mare currunt (Epístolas, I, XI, .278): Los
que corren al otro lado del mar no cambian ni el cielo ni el espíritu.
11. Carpe diem (Odas, I, 11, 8): Aprovecha el día.
“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, nos advierte el refrán español. El mensaje
de esta oda de Horacio, que tiene como colofón el famoso aforismo carpe diem, es muy
claro. No sabemos lo que vamos a vivir, no sabemos si podremos disfrutar del día de
mañana, no sabemos si lo que dejamos para mañana lo podremos llevar a cabo o se quedará
sin hacer. Por eso tenemos que aprovechar el tiempo presente que es el único que existe,
pero que al mismo tiempo es fugaz: “Mientras estamos hablando, he aquí que el tiempo,
envidioso, se nos escapa”, dice Horacio. El pasado ya no existe, ya no podemos modificarlo,
se nos ha ido de las manos. El futuro todavía no ha llegado, y no sabemos si llegará. Sólo
tenemos el presente, pero tan fugaz, que en seguida se convierte en pasado y es el futuro
quien se convierte en presente. Por eso, carpe diem, aprovecha el día de hoy. Marcial, en su
epigrama nº 15 del libro I nos hace una interpretación de este aforismo de Horacio.
12. Crescentem sequitur cura pecuniam (Odas): Cuanto más crece el dinero más crece
la preocupación.
13. Cui placet alterius, sua nimirum est odio sors (Epístolas): A quien agrada lo del
otro su suerte se convierte en cosa odiada.
14. Cura esse quod audis: Preocúpate de ser lo que oyes que eres.
15. Decipimur specie recti: Somos engañados con la apariencia de verdad.
16. Dimidium facti, qui bene coepit, hebet (Epístolas 1, II, 40): Un buen principio es la
mitad del hecho.
17. Dulce est desipere in loco (Odas): Es cosa agradable un momento de locura.
18. Dulce et decorum est pro patria mori (Odas III, 2, 13): Es dulce y honroso morir
por la patria.
Es una exaltación del patrimonio romano y pretende exponer que los ciudadanos deben
preocuparse primero por el bien común, antes que por lo propio o particular. Los seis
primeros poemas del libro tercero de las Odas son poemas cívicos, en los que trata
cuestiones de tipo moral. Entre ellos, trata del patriotismo, de la dignidad de servir e,
incluso, de morir por la patria. Horacio mismo había estado en el ejército. Después del
asesinato de César, Bruto se había trasladado a Atenas, ya que consideraba que Italia era
poco segura para él. Había sido uno de los asesinos de César, y el testigo de éste había sido
cogido por Marco Antonio, a quien no veía con buenos ojos. En Atenas seguía las
enseñanzas de filosofía y retórica como muchos jóvenes romanos, entre los que se
encontraba Horacio. Todos estos sentían la legalidad republicana y estaban dispuestos a
defenderla, por lo que acogieron a Bruto con gran entusiasmo. Horacio no era de los que se
metían en situaciones comprometidas, sino que se mantenía seguro en sus propias
convicciones. Sin embargo, como joven que era, se dejó inflamar por los ardores
republicanos, y, cuando Bruto se decidió a reclutar a los jóvenes nobles para defender la
república, se fijó en Horacio y le nombró tribuno militar. Su propio testimonio es ilustrativo:
“Estos movimientos políticos me llevaron, a mí que era totalmente inexperto en las
cuestiones de la guerra civil, a unas armas que no habrían de oponerse a los brazos de César
Augusto”. Parece que no era de los dispuestos a luchar hasta la muerte. Se dio cuenta de que
no podía nada su ejército dirigido por Bruto y Casio contra el que habían preparado Marco
Antonio y Octavio Augusto, y arrojó el escudo detrás de él sin gloria, en el momento de la
derrota de Filipos. Sin embargo, aunque habla de todo esto sin ninguna traba, y parece que
no debía avergonzarse de ello, esta actitud no casa con la que expresa en el aforismo que
comentamos. 4Sufrió las consecuencias de haber participado en la guerra en el bando de los
perdedores, pero se benefició de la amnistía decretada por Octavio, y, ya que era pobre, se
dedicó a componer versos. Perdió sus tierras de la Lucania, pero conservó suficiente dinero
como para comprar una plaza de secretario del tesoro, lo que le daba libertad económica
para dedicarse a su auténtica vocación: empleado público que en sus ratos libres componía
versos.
19. Eheu fugaces labuntur anni (Odas): ¡Ay! ¡cuán rápidos se pasan los años!
20. Est modus in rebus; sunt certi denique fines quos ultra citraque negat consistere
rectum (Sátiras): Hay una medida para las cosas; al final hay ciertos límites más allá
o más acá de los cuales el bien no puede subsistir.
21. Exegi monumentum aere perennius (Odas, III, 30, 1): He levantado un monumento
más duradero que el bronce.
En este aforismo, Horacio se vanagloria de su trabajo de poeta reconocido, y dice que será
recordado por él durante muchos siglos, tantos que superarán a las pirámides de Egipto. En
su época ya hacía 3000 años que existían, y desde entonces a ahora han pasado otros 2000.
¿Cuántos monumentos hechos por las manos del hombre, de piedra, de bronce, etc. han
dejado de existir? A todos ellos los afectan las inclemencias meteorológicas, los vientos, las
lluvias, los hielos, los cambios de temperatura, y, en nuestra época, la polución, la suciedad
del aire, la contaminación. Sin embargo a los versos de Horacio no le afecta nada de eso,
siguen tan frescos como el día que salieron de su cálamo. Bien dice que ha levantado un
monumento más duradero que el bronce.
22. Gaudet equis canibusque et aprici gramine campi: Disfruta con los caballos, con
los perros y con los campos llenos de hierba.
23. Genus irritabile vatum (Epístolas, cfr. Ars poetica 24; Epístolas, 2, II,109): Raza
insoportable de los poetas.
24. Graecia capta ferum victorem (captorem) cepit et artes intulit agresti Latio
(Epístolas, 2, 1, 156): Grecia capturada, capturó a su feroz capturador.
Después de la Tercera Guerra Púnica, todo el Mediterráneo quedó convertido en un mar
romano: Mare nostrum. Con la fuerza de las armas, los romanos se extendieron desde las
costas occidentales en Hispania, hasta las costas orientales. También la península Helénica
quedaba bajo su influencia militar. En el año 146 a. C. Grecia se convirtió en provincia
romana con el nombre de Achaia. Este hecho tuvo más trascendencia de lo que a primera
vista pudiera parecer, ya que los romanos entraron en Grecia, sí, pero lo griego penetró en el
mundo romano con un gran ímpetu. No importó que Catón el Censor, una institución en la
república romana, se opusiera con todas sus fuerzas. El hecho es que la cultura griega, que
ya había puesto un pie en el sur de la península Itálica por medio de las colonias griegas
de la Magna Grecia, irrumpió de nuevo en toda Italia. Se encargaron de transmitir esta
cultura los esclavos griegos apresados en las guerras de conquista. Éstos se convirtieron en
pedagogos, escribanos, médicos, artistas, etc., y eran los que tenían más éxito en los
mercados de esclavos, junto con los buenos gladiadores.
25. Iactes et genus et nomen inutile (Odas): Es necio quien se jacta de su estirpe y de
su nombre.
26. In amore haec sunt mala: bellum, pax rursum: En el amor son malas las dos
cosas: la guerra y la paz de nuevo.
27. In medias res (Ars poetica 148): Al meollo de la cuestión.
28. In vitium ducit culpae fuga: La huida de la culpa lleva al vicio.
29. Ira furor brevis est (Epístolas): La ira es como una locura breve.
30. Laudator temporis acti (Ars poetica): Adulador de tiempo pasado.
31. Mors ultima linea rerum est (Epístolas, I, XVI, 79): La muerte es la meta de todas
las cosas.
32. Multa renascentur quae iam cecidere (Ars poetica, 70): Muchas cosas que cayeron,
han vuelto a nacer.
33. Nec scire fas est omnia (Odas): No es posible saberlo todo.
34. Nescit vox missa reverti (Ars Poetica 390): La palabra que ha salido de la boca no
sabe volver.
35. Nihil mortalibus arduum est (Odas, I, 3, 37): No hay nada demasiado difícil para
los mortales.
36. Non omnis moriar (Odas, III, 30, 6): No moriré del todo.
Estos versos son continuación del exegi monumentum aere perennius. Sigue con la misma
idea de la permanencia en el recuerdo de las personas, y por eso no morirá del todo. La
auténtica muerte sobreviene cuando la gente se olvida de las personas que han vivido.
Horacio pensaba que iba a durar siempre, que no iba a ser olvidado. Y nos da los motivos
por los que Melpómene, musa de la poesía, habría de estar orgullosa: ha sido el primero que
ha sido capaz de componer poemas eolios en versos italianos.
37. Nunc est bibendum: Ahora hay que beber.
38. O, imitatores, servum pecus (Epístolas): ¡Oh imitadores, rebaño servil!
39. Odi profanum vulgus et arceo (Odas, III, 1,1): Odio al vulgo profano y lo rechazo.
Horacio desprecia a la persona inculta e ignorante que no es capaz de apreciar su
poesía.
40. Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci (Ars Poetica): Ha triunfado quien unió
lo útil con lo agradable.
41. Pallida mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turres (Odas I, 4,
13 - 14): La muerte pálida golpea con el mismo pie las chozas de los pobres y las
torres de los reyes.
42. Parturient montes, nascetur ridiculus mus (Ars poetica, 139): Parirán los montes y
nacerá un ridículo ratoncillo.
Horacio quiere resaltar la idea de la expectación que se crea en ocasiones ante un gran
acontecimiento, hecho o circunstancia, siendo la resolución del mismo una decepción, un
fracaso o algo muy inferior a lo que se esperaba. Lo comenta el mismo Samaniego: La
montaña que pare un ratoncillo ¿qué otra cosa es sino la crítica de aquellos escritores que
se nos presentan con un género de énfasis que hace mucho más ridículo lo huero de sus
obras?
43. Permitte divis cetera (Odas): Encomienda a los dioses las demás cosas.
44. Pulchre, bene, recte (Ars poetica, 428): Con hermosura, bien y con corrección.
45. Quid aeternis minorem consiliis animum fatigas? (Odas): ¿Por qué fatigas el
espíritu débil con proyectos eternos?
46. Quid de quoque viro et cui dicas, saepe videto (Epístolas): Considera a menudo qué
dices, acerca de quién y a quién se lo dices.
47. Quid rides? Mutato nomine de te fabula narratur: ¿Por qué te ríes? La fábula se
refiere a ti, aunque con otro nombre.
48. Quidquid praecipies esto brevis ut cito dicta percipiant animi dociles teneantque
fideles (Ars poetica, 335 - 336): Sé conciso en tus preceptos, para que el ánimo los
coja prontamente y los retenga con fidelidad.
49. Rara avis (Sermones, 2, 2, 26): Un ave rara.
Esta expresión se utiliza para designar una cosa rara o especialmente
singular y llamativa o cuando se quiere alabar algo que es único o singular.
50. Rem tene, verba sequentur (Ars poetica, cfr. 311): Conoce bien el asunto, que las
palabras seguirán.
51. Ridentem dicere verum quid vetat? (Sátiras): ¿Qué impide decir la verdad con
alegría?
52. Saepe stylum vertas, iterum quae digna legi sint scripturus (Sátiras): Tacha a
menudo si quieres escribir cosas que sean dignas de ser leídas.
53. Serviet aeternum qui parvo nesciet uti (Epístolas): Será esclavo eterno quien no
sepa usar las cosas pequeñas.
54. Usus te plura docebit (Ars poetica): El uso te enseñará muchas cosas.
55. Ut pictura poesis (Ars poetica, 361): La poesía es como una pintura.
56. Verba provisam rem non invita sequentur (Ars poetica, 311): Las palabra siguen
casi sin querer los pensamientos preparados.
57. Virtutem doctrina parit: La ciencia engendra virtud.
58. Vitando est improba Siren desidia (Sátiras II, 3, 14): Hay que evitar esa perniciosa
Sirena que es la desidia.

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