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BARILOCHE

Andrés Neuman

UNDAV – LENGUAJES ARTISTICOS 1 – ALUMNO: Alejandro Sardu Hevia

TP VARIACIONES DEL CÓDIGO (distintas formas del habla)

LECTOS

Dialectos: aparecen algunas palabras en el discurso del relator que dan idea de un hablante de lengua castellana no
oriundo de Buenos Aires, a pesar de estar contando una historia plenamente porteña en su marco, aunque universal en
su contenido. Como ejemplo encontramos: APARCAR por estacionar; NEVERA por heladera, COGIÓ por agarró,
AUTOBÚS por colectivo. Aparecen esporádicamente, signo tal vez de que el origen del autor se cuela de vez en cuando
en su escrito.

En el lenguaje de la dupla de basureros, sobre todo en el negro aparecen vocablos que refieren al lunfardo porteño
como ENGRUPIR, PELANDRUN, MORFAR, MINA, BOLUDO

Cronolecto: en el encuentro con el personaje del pibe no aparece nada en el discurso de este que identifique su edad, si
su situación social emergente, pero no su edad.

VII “A eso de las seis habían encontrado a un niño escarbando entre la basura, soportando la lluvia gris sobre sus
hombros. El Negro le había preguntado si no tenía un padre o un hermano mayor que lo ayudara, que cómo iba a estar
él haciendo eso, tan temprano y tan solo. A mí no me manda nadie y a usté qué le importa si ando solo, no ve que al
final usté hace lo mismo que yo y encima es un jovato, yo cuando sea grande voy a robar algún banco y me voy a ir lejos
pero bien lejos adonde haya playas con sol todo el año. Vos pibe mejor vení acá conmigo y con mi compañero que te
llevamos a morfar algo y a tomar café con leche, qué joder. Lo habían sentado a una mesa del bar de la calle Bolívar y el
Petiso los había mirado extrañado y había levantado su primer vaso vacío de la mañana. A ver mozo póngale al pendejo
un cafecito y una medialuna, ¿no?, una medialuna o un sangüichito si él quiere. ¿Es su hijo? ¡No, qué va a ser mi hijo,
gilún, qué te crees que lo voy a obligar a madrugar para traerlo a remover mierda con su padre!, anda callate hacé el
favor, y andá sabiendo que yo además a mis pibes los visto con humildá eso sí pero limpitos. ¿Querés un sangüich de
jamón y queso? El niño asintió con la prudencia del que conoce la improbabilidad de los favores en San Telmo a las siete
de la mañana.”

Sociolectos: En el relato del autor reconocemos a un adulto con un vocabulario amplio y de un grado alto de
alfabetización, lo que le permite atravesar en la escritura distintos registros con naturalidad. El despliegue de un
vocabulario más frondoso lo utiliza en las descripciones de los “rompecabezas”

XIV “Las hojas diminutas, papiros aromáticos. Un lado apenas de la techumbre verde, del triángulo: tal vez la copa. La
orilla con sus rocas descendentes. Las grietas vegetales. Una furia gris-blanca, dividida, encima de los picos. De vez en
cuando, pliegues de espuma sobre el agua. No falta mucho para la tormenta. Las araucarias muestran unos esbeltos
dedos que poco a poco van configurándose, más alejado el amarillo, repartido en retazos, aún disperso: un amancay,
probablemente. La alfombra gris violácea del lago se eriza levemente, llega y se va antes de la tormenta. No hay
horizonte —apenas superficie— y todo es un color que va cambiando. También parece haber una silueta aguda y
desprovista, sólo al final algún ramaje. Pero él no recordaba que hubiese ningún cedro.”
El protagonista (Demetrio) y su compañero, son de un nivel de alfabetización bajo (sobre todo el negro), como
podemos observar en los siguientes diálogos entre ellos

VII “…Te digo Negro que no hiciste ninguna macana echándolo a patadas al pendejo, qué carajo ibas a hacer, no lo ibas a
dejar que encima de darle el desayuno te afanara la billetera Negro, no te hagas mala sangre por eso. El Negro estaba
lívido.”…

REGISTROS

En los diálogos entre el protagonista y su compañero en la obra encontramos un registro del habla coloquial, al que
reconocemos en la escritura por la ausencia de signos de puntuación y palabras recortadas. Ejemplo:

I “Tirame esa bolsa, tirámela, le gritó el Negro. Demetrio no escuchaba. Miraba la alcantarilla y se estaba quieto y con
los hombros encogidos como si se hubiera olvidado de bajarlos. Pero dale, vamos, qué hacés ahí. Ahora Demetrio sí lo
había escuchado, pero permanecía aún inmóvil, con las bolsas de nylon negro negras a sus pies igual que un ejército de
sucias mascotas. Mirá que son y cinco eh, después nos jodemos los dos Demetrio.”

II “¿Viste qué húmedá?”... “Demetrio prefería sin dudarlo a las más rellenitas, no le gustaba nada esa moda de que las
chicas tuvieran que volverse puntiagudas, las mujeres son de carne, qué carajo. Sin embargo al Negro no le pareció tan
mal la muchachita de falda a cuadros. Mirá qué rica la pendeja, ésas te muestran las gambas aunque se caguen de frío.
Demasiado flaca, objetó Demetrio.”

X “…¿Qué te pasó Negro? Pasa que mi mujer es una puta, eso pasa. ¡No digás eso, salame, si te quiere como una nena,
vos lo sabés muy bien! Te digo que sí Demetrio vos nontendés, y apurate que nos van a cagar a pedos, dale vamos. Tá
bien pero ahora me contás mejor porque estás diciendo boludeces y sos un salame Negro. Vos qué sabés. Cuando
arrancaron el camión, Demetrio volvió a sentirse culpable por los neumáticos. Mientras salían del garaje el encargado
los saludó con un brazo, sin despegar la oreja del transistor. ¿Pero vostás seguro Negro?”

XVIII “Pero yo no soy ningún pelandrún y me di cuenta porque la encontré cambiando las sábanas justo después de
cambiarlas ayer, je, a papá lo vas a engrupir o qué te creés que soy un qué. Y ahí nomás se acabó la cosa, le canté las
cuarenta y si vos la hubieras visto Demetrio te juro no la reconocías, toda llena de vergüenza arrodillada diciéndome que
me quería y que total por un error no le iba castigar diez años de fidelidá, ¿no?

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