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Introducción 11
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Estado en los años sesenta y setenta del pasado siglo: lo que ahora se conoce
como criminalización, según puede advertirse, ha estado presente de alguna
forma décadas atrás en esta parte del continente.
Esa es la idea general del libro. La profundización y análisis del mismo
corre a cargo del lector. Finalmente, un texto implica también un diálogo.
A m í lcar C ar pio Pé re z
1. I ntro d u cci ó n
117
secuelas más profundas, las emocionales, aquellas que pueden ser entendi-
das a través de los sentimientos y los miedos de una población.
Desde los años setenta del siglo pasado, un grupo de historiadores, sobre
todo en Francia, desarrollaron investigaciones donde el leitmotiv son los
sentimientos y las emociones, aunque hay que destacar que existen trabajos
previos que ya habían explorado esta temática; por ejemplo, tenemos el
trabajo de Georges Lefebvre sobre el gran miedo (1932). Varias décadas
después, otros trabajos continuaron explorando la veta abierta por Lefeb-
vre, principalmente autores cercanos a las corrientes historiográficas como
la historia de las mentalidades y la historia cultural. La obra del francés Jean
Delumeau ejemplifica bien este enfoque, sobre todo con sus trabajos sobre
la historia del miedo en Occidente, por ello parte de sus ideas son retoma-
das para este texto.
Para este historiador algunos sentimientos y comportamientos pueden
ser comprendidos a partir de las manifestaciones religiosas. Los miedos y los
deseos de un individuo expresan el anhelo de seguridad buscado en todas
las épocas por el hombre, por ello manifiesta que: «Tenemos una legítima
necesidad de sentirnos seguros. Sin embargo… la inquietud también nos
es necesaria para hacernos buscar, con un deseo más ardiente, esa seguridad
(en el más allá) en la que no le faltará nada a la certidumbre ni a la plenitud
de la paz» (Delumeau, 1996: 35).
De esta forma y como lo ha expresado también el psicólogo colectivo
Pablo Fernández Christlieb: «Los sentimientos siempre brotan en tensión
con otra cosa que se les opone, y así, para que aparezca el sentimiento de
protección tiene que andar el miedo acechando por ahí fuera en alguna
parte, y este, a su vez, está hecho de una seguridad que se rompe» (Fernán-
dez, 2011: 66). Todo parece indicar que el sentimiento de miedo ha estado
presente en las diferentes épocas de la humanidad, y que en la actualidad
este sentimiento sigue presente e incluso para algunos autores se ha recru-
decido. Por ello el antropólogo Marc Augé afirmó recientemente: «Más que
nunca el mundo tiene miedo», en alusión a los problemas que enfrenta la
humanidad en una época marcada por las diferentes violencias económicas,
sociales, políticas y tecnológicas:
Según las regiones del mundo y los regímenes políticos, según la pertenencia étnica
o social, la pertenencia a un sexo o a otro, las razones del temor difieren, la muerte
está más o menos presente y la vida es más o menos intolerable. Están los temores
de los ricos y los temores de los pobres, y esos miedos respectivos se meten miedo
recíprocamente, miedos de los miedos, miedos al cuadrado, de alguna manera
(Augé, 2015: 9).
¡Cuán instructivo podría ser si, dirigidas al Dios de antaño o al actual, pudiésemos
escuchar las verdaderas plegarias dichas por los propios labios de los más humildes!
Suponiendo, por supuesto, que ellos sabían cómo expresar los impulsos del corazón sin
mutilarlos. Porque aquí yace, en última instancia, el gran obstáculo. Nada es más difícil
para un hombre que expresarse acerca de sí mismo… (citado en Ginzburg, 2012: 10).
Para empezar hay que aclarar qué es un exvoto y qué elementos aporta
como fuente histórica. Un exvoto o milagrito —como es llamado por al-
gunos fieles— es una manifestación de agradecimienta colocado por los
devotos en un espacio público hacia una divinidad por un milagro o un
favor concedido. El arraigo del exvoto está ligado a la tradición popular, es
decir, es una práctica no institucional, que se transmite informalmente y es
conservada por la costumbre (Neves, 2005: 197).
Las breves historias contenidas en los exvotos reflejan las necesidades
de la vida cotidiana de los devotos, y a partir de su vínculo con la religión
representan un medio que pone en contacto al ser humano con lo divino
sin la necesidad de intermediarios. Como resultado de la zozobra que en
diferentes épocas el hombre ha experimentado, el exvoto se ha reafirmado
y su práctica se ha transmitido por medio de la tradición popular como un
remedio ante la incertidumbre, la inseguridad, la violencia y el miedo que
acompañan nuestra existencia.
Los «milagritos» posibilitan el estudio de los espacios sagrados, ya que
los devotos se identifican con una imagen a partir de los problemas o nece-
sidades a los que da solución. De esta forma se crea un espacio devocional
alrededor de una imagen, que muchas veces es identificada debido a la so-
lución de problemas específicos, como dificultades agrícolas, enfermedades,
objetos extraviados, etcétera, y cada vez es más frecuente en México que
esté ligado al problema migratorio. Además, a través del exvoto se puede
acercar a la mentalidad de los individuos y hacer un análisis de la influencia
de la religión en su vida cotidiana y del contexto político, social y económi-
co en el que fue producido el milagrito (Carpio, 2009).
La práctica del exvoto debe ser estudiada tomando en cuenta que forma
parte de un ritual más amplio. No solo son objetos de agradecimiento, ya
que, al cumplir la promesa por el favor recibido, también se fomenta la
peregrinación hacia la iglesia o el santuario. De esta forma los exvotos y
la peregrinación son parte importante en la difusión y la fama milagrosa
del intercesor divino, así se crea un círculo que vincula al devoto con los
santuarios por su efectividad en la solución de problemas y que se hacen
explícitos a través del agradecimiento; por lo tanto, se fomenta la necesaria
asistencia del devoto para depositarlo en el santuario.
Al estar ligado a un santuario o templo, el exvoto está fuertemente vin-
culado a una devoción o a un santo. En el catolicismo popular, el culto a los
santos se ha mantenido como uno de los elementos clave en la vida religiosa,
y en América Latina sigue en el centro de las celebraciones del catolicismo
popular. Por ello, el santo y su devoción ocupan un lugar primordial en va-
rias comunidades, las tradiciones en torno a un santo se comunican desde la
infancia, se legitiman por la tradición y por su práctica habitual. Si un santo
es milagroso, también se transmite, y su fama trasciende los límites locales;
este es el caso de varias devociones en nuestro país. El antropólogo Manuel
Marzal notó que devoto, santo, milagro, bendición, castigo, promesa, fiesta y
peregrinación, guían la vida religiosa de una comunidad, y que la devoción es
el vínculo que se establece entre el fiel y el santo, y es una relación estrecha:
[…] que nace con motivos culturales, por el santo venerado desde hace mucho
tiempo en la propia familia o por ser el patrono del propio pueblo; pero se hace
cada vez más personal, a medida que el santo bendice y hace milagros al devoto,
y se manifiesta a menudo en expresiones familiares del devoto al santo […] este
trato familiar se facilita por el carácter visible y tangible de la imagen, que el devoto
suele tocar con sus manos, aunque el trato esté teñido también de respeto, porque
el santo pertenece al mundo de lo sagrado y puede castigar (Marzal, 2002: 374).
Que son objetos producidos por el hombre con clara intención de recordar, esto es, que
los artefactos son una especie de almacenes de acontecimientos significativos que per-
miten comunicar a posteriori lo que aconteció en tiempos pretéritos. Es en esta tesitura
que los artefactos otorgan un sentido al pasado experimentado por una colectividad o
sociedad. La idea de los artefactos es que perduren y que en un futuro comuniquen
situaciones significativas para un grupo o sociedad. Los artefactos tienen una larga
historia y, de acuerdo con su tiempo y condiciones, se van modificando, pero no así su
intención, que siempre es comunicar para no caer en el olvido (Mendoza, 2015: 79).
los apoyos más certeros con los que cuentan. El pedir la intercesión de un
santo para solucionar un problema es común en el catolicismo latinoame-
ricano. Cuando el milagro o la solicitud se cumplen, el devoto agradece al
santo haciendo público el milagro concedido. Estos agradecimientos cono-
cidos como exvotos reflejan un suceso significativo para un miembro de un
grupo, pero este suceso no refleja solo un problema individual; cuando un
problema es constante, grafican una problemática colectiva: este es el caso
de la migración, como veremos a continuación.
4. E l prob l e m a m i g r ator i o e n Ja li s co
Le doy las más infinitas gracias… por haberme escuchado, le pedí de todo corazón
que mi hijo Servando pasara y llegara bien, con facilidad a los Estados Unidos, y así
fue, llegó y pasó tal y como se lo pedí… es por eso que le doy las Gracias…
[…] Quiero darte las gracias por tantos favores recibidos, también quiero pedirte
que en nuestra ausencia cuides y protegas a nuestros padres, para cuando se sientan
solos y tristes te encuentres con ellos y sobre todo no los desampares y jamás les
hagas perder la fe. También quiero pedirte que nos ayudes ahora que nos vamos a
EE. UU. para que podamos pasar bien…
mayor número de hispanos son Los Ángeles, California con 718, Bexar,
Texas con 316 y Miami-Dade Country, Florida, con 288; en Eaton, Mi-
chigan, se reclutó el 7.2 de cada mil jóvenes hispanos de entre quince y
veinticuatro años (Cores, 2009). Una de las posibles causas para explicar
el aumento de hispanos en el ejército norteamericano es el ascenso so-
cial, que se traduce en una posible mejora en la calidad de vida en el país
vecino (Palomo, 2007: 4).
En el caso específico de la participación de militares de origen mexicano
en el frente de guerra, el ejemplo de la guerra de Irak nos da un parámetro.
Los soldados mexicanos representaron en 2004 el 3.9 % de los militares
en activo, es decir cerca de 54 756 elementos. En su mayoría participaron
en las secciones del ejército más vulnerables o susceptibles de sufrir un
percance, como lo son los infantes de Marina (marines) y las tropas del
ejército o Army. Por ejemplo, 13 324 mexicanos formaban parte de los
marines, lo que representa un 7.8 %, y un 3.6 % de las tropas del Army, con
17 mil 461 soldados. En contraparte, la representación de mexicanos en
sectores menos arriesgados es evidente: el 2.8 % están adscritos a la Fuerza
Aérea. Al parecer las actividades llevadas a cabo por los mexicanos en el
frente de batalla los colocó en una situación donde el perder su vida fue
un temor constante: tan solo en la primera semana de la guerra en Irak,
cuatro soldados de origen mexicano perdieron la vida (Diario de Colima,
2003: 3A).
El aumento de la población de origen latino en Norteamérica du-
rante los últimos años ha propiciado que el Gobierno considere como
parte de sus prioridades tratar de persuadir a este sector para que se in-
corporen al ejército. En el año 2010, en Estados Unidos había cerca de
50,5 millones de ciudadanos identificados como «hispano o latino», por
lo que los latinos son actualmente la minoría que más creció en las úl-
timas décadas, representando el 16,3 % de la población total en ese año
(Ureña, 2014: 2).
Para Jorge Mariscal, activista antireclutamiento de la organización
YANO (Oportunidades No Militares Para Jóvenes), los hispanos en Es-
tados Unidos tienen tres posibilidades reales para mejorar su situación, y
la más común es el camino de los empleos con una paga paupérrima y
en donde es frecuente ser presa de la discriminación. Otra vía es la de los
negocios ilícitos como la delincuencia organizada, que ha llevado a varios
jóvenes a terminar en las cárceles norteamericanas. Por último, está la posi-
bilidad de hacer una carrera universitaria, pero los apoyos requeridos para
alcanzar este tipo de logros académicos no son un privilegio generalizado.
Por ello, el otro camino viable es enlistarse en el ejército, «llenan los formu-
Muy pocos latinos que viven en los Estados Unidos llegan a la universidad. El
40 % no termina el nivel de escuela secundaria. El crecimiento demográfico de la
comunidad hispana en este país es muy alto, pero por otro lado, las oportunidades
de mejores empleos son cada vez menores. La verdad es que algunos, pero muy po-
cos, logran terminar sus estudios, gracias a haberse alistado en el ejército y muchos
pierden la vida en lugares como Irak (Magoulas, 2006).
De esta forma, para los latinos las posibilidades para el ascenso social se
estrechan, por ello enrolarse en el ejército es visto como una de las vías más
rápidas, aunque peligrosas. Los motivos que llevan a un joven a tomar el
camino castrense es claro, como bien lo resume el activista en los siguientes
tres puntos:
Imagen 1
Imagen 2
En este otro exvoto se lee un caso similar donde la familia agradece porque
su pariente no ha tenido ningún percance: «Damos gracias al Señor de los
Rayos porque hasta horita ha salido bien de su entrenamiento más difícil
de marino nuestro hijo… y también para que no vaya a haber ningunas
guerras mientras están en servicio militar…» (imagen 3).
Imagen 3
a nuestro hijo del golfo Pérsico…. De parte de sus papas y mamá herma-
nos…» (imagen 4).
Imagen 4
Imagen 5
los Rayos por darme licencia de volver con mi familia sano y salvo después
de haber salido de mi servicio de la guerra…» (imagen 6).
Imagen 6
En este último ejemplo del 2006 podemos leer como la preocupación fami-
liar y el riesgo de perder la vida en la guerra es constante: «Sr. de los Rayos.
Te doy las más infinitas gracias por haberme concedido la oportunidad de
volver a casa sana, salva y completa. Gracias por darme la oportunidad de
estar con mi familia y con todas las personas que quiero. Gracias… por
darme licencia de estar hoy en tu santísima casa, una vez más. Gracias Señor
por cada día de vida que me das. Protégenos, Padre Santo, nunca, nunca
nos desampares» (imagen 7).
Imagen 7
Este exvoto depositado por una mujer que participó en 2006 en el Army
deja en evidencia su miedo de no volver a ver a su familia y a sus seres que-
ridos, lo que confirma la idea de que la contraparte del miedo es el deseo
de seguridad y de que cuando la muerte nos acecha, muchos anhelamos
seguir viviendo.
6. Co nc lu s i o n e s
De su edad y de su situación: las cóleras y los miedos no son siempre los mismos
en los cuatro rincones de esta tierra… la historia no ha terminado y la historia
siempre fue violenta. Conocerá otras violencias, y el hecho de que siga siendo
una historia que continuará puede prestarse, pues, según el punto de vista desde
donde se la considere, al optimismo o al pesimismo, o, digamos, a un optimismo
lúcido y relativo. Los seres humanos no han terminado de tener miedo ni de
esperar. La historia está siempre más allá de los temores y de la esperanza (Augé,
2015: 63-64).
7. Fue n t e s co n s u ltad as
Páginas web
http://coepo.jalisco.gob.mx/html/I_Numeralia.html
http://www.goarmy.com/army-para-padres/vida-en-el-army.html
http://mapserver.inegi.gob.mx/AHL/realizaBusquedaurl.do?cvegeo=141040001