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Las desamortizaciones

Durante el reinado de Isabel II, los distintos gobiernos liberales promulgaron reformas de la
estructura de la propiedad agraria para modificar las formas de propiedad y de explotación de
la tierra. El objetivo era liberalizar el mercado de la tierra; para ello se llevó a cabo la supresión
de mayorazgos, la abolición del régimen señorial y las desamortización, tanto eclesiástica como
civil.

Por desamortización entendemos la incautación estatal de los bienes raíces de propiedad


colectiva, bien eclesiásticos o bien civiles que, tras la nacionalización y posterior venta en
subasta, ha pasado a formar una propiedad nueva, privada, con plena libertad de uso y
disposición. Los antecedentes de este proceso son: durante el reinado de Carlos III apareció la
crítica a la amortización de la iglesia, nobleza y ayuntamientos. Los ilustrados propusieron
suprimir la amortización, sin embargo, no contaron con el apoyo de la corona; durante el
reinado de Carlos IV, Godoy puso a la venta los bienes de las órdenes eclesiásticas suprimidas
para hacer frente a los gastos del Estado y al aumento de la deuda pública. Las causas se
basaban en la política belicista del momento; durante la Guerra de Independencia, José I
Bonaparte y las Cortes de Cádiz ejecutaron la supresión de conventos y órdenes religiosas, para
poner en venta sus propiedades. El objetivo era reducir la deuda del Estado; durante el trienio
liberal se llevó a cabo la desamortización de los bienes de los conventos. Con estos
precedentes, a partir de 1833 el proceso desamortización sufrió una aceleración por diversas
causas: la obtención de recursos para afrontar la guerra carlista, el clima anticlerical, debido al
apoyo del clero al carlismo; exigencia de los compradores de bienes desamortizados en el
trienio, que fueron expropiados en 1823, de que se les devolviera dichas propiedades. En el
reinado de Isabel II caben destacar dos desamortizaciones:

La desamortizacion eclesiástica de Mendizábal: como medida previa, en 1835 se


disolvieron gran parte de las órdenes religiosas, quedando declaradas sus fincas como
propiedad del Estado. La desamortización de Mendizábal se iniciaba en 1837 con la
venta en subasta de las tierras expropiadas de la iglesia. Sus objetivos eran: el
saneamiento de la hacienda, la financiación de la guerra carlista y favorecer la aparición
de nuevos propietarios que formaran una clase media. Los grandes beneficiarios fueron
los burgueses en detrimento de los campesinos, sin capacidad de comprar. Por lo tanto,
no se consiguió el objetivo de crear una clase media de pequeños propietarios, sino que
las tierras fueron compradas de forma mayoritaria por nobles y burgueses enriquecidos.
Tampoco se solucionó el problema de la deuda pública..Por otro lado, La Iglesia vio
desmanteladas las bases económicas de su poder. Los resultados de la desamortización
explican por qué la nobleza, en general, apoyó al liberalismo, y por qué muchos
campesinos y gran parte del clero se hicieron antiliberales (carlistas), al verse
perjudicados por las reformas.

La desamortizacion civil de Madoz de 1855:


incluyó las tierras eclesiásticas aún no vendidas y las de propiedad municipal. Se
pretendía reducir la deuda pública e invertir los ingresos en la modernización económica
del país, en especial la red de ferrocarriles. Sus resultados tampoco fueron muy
positivos: Arruinó a los ayuntamientos, No solucionó el problema de la deuda pública,
perjudicó a los vecinos más pobres que se vieron privados del aprovechamiento libre de
las tierras comunales.

Las principales consecuencias económicas y sociales de ambas desamortizaciones fueron


las siguientes: se consiguió la puesta en cultivos de grandes extensiones de tierra, hecho que
aumentó la producción; las ventas absorbieron gran cantidad de capitales privados; no se zanjó
el problema de la deuda, pero si contribuyó a atenuarlo; no varió significativamente la
estructura la propiedad, solo se produjo un cambio propietarios; la doble desamortización
perjudicó al campesinado y al clero. A los campesinos no se le reconoció el derecho sobre las
tierras señoriales o municipales, ni se les facilitó el acceso a las tierras desamortizadas. El
descontento del clero queda evidenciado, se basó la expropiación de sus tierras. Algunos
historiadores han criticado que primara la finalidad fiscal sobre la reforma social, y se
desaprovechara la oportunidad de repartir las tierras entre los campesinos que habían venido
trabajando, como proponían algunos contemporáneos.

Las desamortizaciones eclesiástica y civil llevadas a cabo durante el reinado Isabel II,
constituyeron una de las primeras medidas hacia la liberación de la tierra. Su extraordinario
alcance se reflejaba en que las de Mendizábal y Madoz afectaron al 20 % del suelo español. No
obstante, no estimularon el desarrollo industrial y la modernización económica.

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