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Hackeando la prevención del consumo de cannabis: de la sustancia a las personas

Juan Carlos Melero. Responsable de prevención de Fundación EDEX.

Introducción

El cannabis es la sustancia psicoactiva ilícita más consumida a escala global. Si


atendemos a los datos del informe mundial sobre drogas de 2017, si bien relativo a
datos de 2015 (Naciones Unidas, 2017), 183 millones de personas (el 3,8 % de la
población adulta del planeta) habían consumido cannabis en el mundo alguna vez
durante los 12 meses anteriores, más que todas las demás sustancias ilícitas juntas. Un
consumo que se ha mantenido estable durante la anterior década.

Si nos fijamos en el último informe del Observatorio Europeo de las Drogas y las
Toxicomanías (EMCDDA, 2017), el 26,3 % de la población general europea (15-64
años) lo ha hecho alguna vez a lo largo de su vida. El 7 % de dicha población ha
consumido cannabis el pasado año. porcentaje que asciende al 13,9% entre la población
de 15 a 34 años. El 1 % de personas adultas consume cannabis a diario, lo que
representa alrededor de 1 millón de personas. El 70 % de ellas tienen entre 15 y 34 años.
Entre adolescentes europeos de 15-16 años, según el estudio ESPAD (2015), la
prevalencia de consumo alguna vez en la vida es del 18 %, mientras que el año anterior
lo consumieron el 13 %. Si nos fijamos en los datos referentes al consumo en los 30
días anteriores, el porcentaje de adolescentes que consumen cannabis habría pasado del
5 % en 1995 al 8 % en 2015, con una tendencia estable en los últimos años.

Por último, si observamos los últimos estudios realizados por la Delegación del
Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, ESTUDES 2015 y EDADES 2015-2016
encontramos los siguientes datos:

- Entre población general (15-64 años) el consumo alguna vez en la vida


desciende del 32,1 % al 31,5 %) entre 2009 y 2015.
- Este mismo consumo se reduce entre adolescentes (14-18 años) del 35,2 % al
29,1 % entre 2008 y 2014.
- Entre este último colectivo, el consumo durante los 12 meses anteriores se ha
reducido entre 2012 y 2014 del 26,6% al 25,4 %.

1
- El consumo en los últimos treinta días se reduce en la población general entre
2009 y 2015 del 7,6 % al 7,3 %, y entre la población adolescente del 20,1 % al
18,6 % entre 2008 y 2014.
- El consumo problemático entre la población general baja de 2,2 % al 1,8 % entre
2013 y 2015, y entre la población de 14-18 años del 4,6 % en 2010 al 2,5% en
2014.

Si bien los consumos son apreciables, no es menos cierto que la tendencia general es
hacia una cierta estabilización en las distintas formas de consumo, con porcentajes de
abuso que se mantienen en tasas reducidas. Del mismo modo, la edad media de inicio se
mantiene estable. Por otra parte, la “percepción de riesgo” supera el 60 % entre la
población general y ronda el 90 % entre adolescentes de 14-18 años, porcentajes que no
pueden considerarse escasos.

Consumos adolescentes

- Lucía tiene 14 años y el sábado recibió su primera invitación a fumar un porro


que rulaba en la cuadrilla. Sintió cierto hormigueo en el estómago pero prefirió
dejarlo correr.
- Alberto tiene 15 años y hace meses que fuma porros. Está convencido de que la
medicina ha demostrado que esta práctica es buena para la salud.
- Elena tiene 16 años y lleva uno fumando porros los fines de semana. Al
principio sintió algún reparo, pero ahora ya no le preocupa.
- Mikel tiene 17 años y no fuma porros. Entre sus amigas y amigos no es un
hábito muy extendido, aunque sabe que en otros ambientes lo es.

Cuatro posibilidades imaginarias, pero verosímiles, que conforman parcialmente el


complejo tapiz de los consumos adolescentes de cannabis. ¿Qué tienen en común estos
cuatro personajes apócrifos? Fundamentalmente, que se encuentran en esa edad
imprecisa e inestable que es la adolescencia. Son adolescentes, chicas y chicos, que en
el marco del proceso de transformación personal y exploración de la realidad que viven,
es probable que reciban ofertas de cannabis que, de aceptar, consumirán en la mayoría
de los casos de manera experimental.

De entre los muchos rasgos que definen la adolescencia, la curiosidad les animará a
explorar los distintos territorios que conforman la realidad. Por eso, se impone la
necesidad de decidir, entre otros muchos asuntos, cómo se relacionan con el alcohol,
2
con el tabaco y, en el caso que nos ocupa, con el cannabis. ¿De qué depende su
decisión? De muchos y diversos elementos de entre los cuales podemos destacar dos:

- La información de la que dispongan: para que tomen decisiones inteligentes


(informadas, autónomas, responsables) es imprescindible que manejen un saber
adecuado sobre el cannabis, que conozcan en esencia de qué se trata, y estén en
condiciones de cuestionar algunos de los mitos con los que pueden toparse (que
si es un producto ecológico, que si cura el cáncer…) Sesgos que, como en tantos
otros casos, tienen su punto de veracidad, convertido por arte de birlibirloque en
mero ruido.
- Las habilidades psicosociales que manejen: el consumo de cannabis es, en
buena medida, resultado de un proceso relacional que muestra toda su intensidad
en la adolescencia. ¿Fuman cannabis por curiosidad? En parte. ¿Lo hacen por
imitación? A veces. ¿Por inercia? Seguramente. Pero fuman, sobre todo, porque
las dinámicas emocionales que se dan en sus grupos de pertenencia depositan
sobre esta conducta expectativas que tienen que aprender a gestionar. Es
entonces cuando habilidades como la asertividad o una adecuada inteligencia
emocional, les permitirán adoptar la conducta que realmente le apetece (que en
algunos casos será consumir y en otros muchos desentenderse de las ofertas que
reciban).

A alimentar y fortalecer estas dos dimensiones (información y habilidades


psicosociales) orientamos el grueso de nuestro trabajo en prevención. A partir de la
convicción de que, más allá del humo, lo que realmente importa en prevención son las
personas y su competencia para gobernar satisfactoriamente sus vidas. Por eso no
entendemos la prevención como sermonear, sobreactuar, intimidar… Por el contrario, la
entendemos como un proceso de diálogo educativo que permita descubrir información
útil sobre las sustancias y entrenar habilidades efectivas para construir formas de vida
personales y autónomas.

Un debate necesario

En diciembre de 2012, el Ayuntamiento de Portugalete y EDEX creamos una serie de


encuentros que bautizamos como “Hackeando la prevención de las drogodependencias”.
Pretendíamos realizar una revisión crítica del trabajo desarrollado hasta la fecha en

3
materia de prevención. Y hacerlo a través de una metodología colaborativa que
permitiera poner en común las diferentes perspectivas existentes.

Aquella primera edición centró sus reflexiones en el binomio “Menores y alcohol”.


Están disponibles en la red1 la descripción del proceso, los vídeos de las 10 ponencias
presentadas y el documento final que recogió las propuestas de reflexión generadas en
el encuentro (Gallastegi, 2013). Para continuar este proceso, en diciembre de 2013
organizamos el segundo de estos encuentros, centrado en esta ocasión en “Menores y
cannabis”. Si centramos el foco en los consumos adolescentes y en las políticas
desarrolladas para su prevención, parece conveniente formularse algunas preguntas:
¿Tiene nuestra sociedad problemas con los consumos adolescentes de cannabis? Si es
así, ¿cuál es su naturaleza y alcance? ¿Es inevitable pasar por el consumo de porros para
tener un papel durante la adolescencia? ¿Estamos actuando en prevención del modo
adecuado? ¿Qué nos enseña la experiencia? ¿Cómo, cuándo, dónde y por parte de quién
deberían darse las intervenciones?

Con una metodología similar a la del primer encuentro, durante todo una mañana
dinamizamos un debate grupal entre profesionales de la prevención de las
drogodependencias de administraciones públicas y organizaciones del tercer sector, la
educación, la protección de los derechos de la infancia, la dinamización juvenil, el
trabajo con adolescentes en medio abierto, la universidad, etc. Las cuatro ponencias que
sirvieron de disparador a este debate están disponibles en la red2.

En el informe resultante de este segundo encuentro (Melero, 2014), recogimos lo más


relevante de cuanto se planteó, incluidas las diez propuestas para la reflexión que
presentamos a continuación:

1. Dejar de acercarse a la adolescencia como una etapa problemática para pasar a


ver a chicas y chicos con necesidades específicas en su desarrollo
socioemocional.
2. Evidenciar que detrás de la sustancia está la persona, con sus preguntas vitales
no necesariamente atendidas por la prevención.

1
http://menoresyalcohol.edex.es/
2
http://tv.edex.es/categories/menores-y-cannabis/

4
3. Quitarse las anteojeras de las drogas para disponer de una mirada global de la
realidad adolescente, especialmente atenta a los factores psicosociales
subyacentes.
4. Diferenciar los riesgos asociados a las diversas formas de consumo con respecto
a aquellos otros relacionados con el tratamiento legal que recibe el cannabis.
5. Evitar la estigmatización tanto de quienes consumen como de quienes han
tomado la decisión de no hacerlo.
6. Impulsar en exclusiva aquellas intervenciones preventivas sobre las que exista
evidencia científica.
7. Apostar por una percepción globalizadora de la prevención, que permita en cada
caso desarrollar las estrategias más adecuadas.
8. Desarrollar un trabajo preventivo continuado que evite actuaciones puntuales.
9. Impulsar una intervención coordinada a escala local por parte de las diversas
instituciones con capacidad y responsabilidad en la materia.
10. Impulsar la realización de estudios cualitativos que favorezcan una mejor
comprensión de las necesidades a las que responden los consumos.

Nuestra apuesta preventiva

Queda aún mucho por investigar en el campo de la prevención. Sin embargo, también es
cierto que conocemos cada vez mejor criterios y modalidades de prevención que,
adecuadamente dinamizados, consiguen resultados positivos. Es el caso de programas
escolares basados en el desarrollo de habilidades para la vida (WHO, 2016). Programas
que, para que tengan alguna posibilidad de mostrar su eficacia, además de disponer de
evidencia científica que los sustente, deben ser universales, comenzar de manera precoz,
ser continuados en el tiempo, basarse en el desarrollo de metodologías interactivas, etc.
A estos efectos, recordemos que la implantación de programas preventivos se está
viendo reducida en los últimos años en nuestro país, según los datos presentados en el
informe de evaluación de la Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2017 (DGPNSD,
2017).

En el marco de este proceso Fundación EDEX impulsa el desarrollo en España del


programa de prevención universal en la escuela:“Unplugged”3, que, precisamente en
este campo de la prevención del abuso de cannabis, así como en la prevención del abuso

3
http://unplugged.edex.es

5
de alcohol, ha mostrado resultados positivos (Vigna-Taglianti et al, 2014). Un
programa, “Unplugged”, a cuyo proceso de creación hemos estado vinculados desde su
origen en el marco del proyecto europeo EU-Dap4. Un programa que, en el seguimiento
realizado a los 18 meses de su aplicación (Faggiano, 2010) mostró resultados positivos,
estadísticamente significativos, entre el alumnado que participó en su desarrollo frente a
la muestra tomada como grupo control.

“Unplugged” obtiene en EDDRA el nivel máximo de calidad previsto por el sistema


(3)5, y en el registro de prevención recientemente creado por el Observatorio Europeo
de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA) con la denominación Xchange
prevention registry recibe la categoría A que solo obtienen otros dos programas
europeos entre los 24 considerados (ninguno de ellos se aplica en España)6.

Referencias bibliográficas

- Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (2017). Estrategia
Nacional sobre Drogas 2009-2016. Informe de la evaluación final. DGPNSD:
Madrid.
- ESPAD Group (2016). ESPAD Report 2015: Results from the European School
Survey Project on Alcohol and Other Drugs. Publications Office of the
European Union, Luxembourg.
- Faggiano, F. et al (2010). The effectiveness of a school-based substance abuse
prevention program: 18-Month follow-up of the EU-Dap cluster randomized
controlled trial. Drug and alcohol dependence, Volume 108, Issues 1-2,
Pages 56–64
- Gallastegi, A. (2013). Menores y alcohol. Hackeando la prevención de las
drogodependencias. Bilbao: Ayuntamiento de Portugalete y EDEX.
- Melero, J.C. (2014). Menores y cannabis. Hackeando la prevención de las
drogodependencias. Bilbao: Ayuntamiento de Portugalete y EDEX.
- Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2017). Informe
Mundial sobre las Drogas 2017. Resumen, conclusiones y consecuencias en
materia de políticas. UNODC: Viena.

4
http://www.eudap.net
5
http://www.emcdda.europa.eu/html.cfm/index52035EN.html?project_id=IT&tab=overview
6
http://www.emcdda.europa.eu/best-practice/xchange/unplugged_en

6
- Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (2017). Informe
Europeo sobre Drogas 2017: Tendencias y novedades. Oficina de Publicaciones
de la Unión Europea: Luxemburgo.
- Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (2016). ESTUDES.
Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España. Encuesta sobre uso de drogas en
Enseñanzas Secundarias en España. 1994-2014. DGPNSD: Madrid.
- Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (2017). EDADES 2015-
2016. Encuesta sobre alcohol y drogas en España. DGPNSD: Madrid.
- Vigna-Taglianti, F. et al (2014). “Unplugged”, a European school-based
program for subsance use prevention among adolescentes: overview of results
from the EU-Dap trial. New Directions for Youth Development. Volume 2014,
Issue 141, Pages 67–82.
- World Health Organization (2016). The health and social effects of nonmedical
cannabis use. WHO: Geneva.

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