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1. Hidrocefalia
2. Enfermedad Diarreica Aguda
3. Muerte Súbita Infantil
4. Malformaciones Congénitas
5. Insuficiencia Respiratoria No Especificada
6. Síndrome de Aspiración Por Meconio
7. Asfixia del Nacimiento No Específica
8. "Neumonías y Bronconeumonías"
9. Prematurez
10. Septicemia
DIEZ PRIMERAS CAUSAS DE MORTALIDAD EN MENORES DE 7 DIAS
REPUBLICA DE GUATEMALA 2005
Enfermedad Diarreica Aguda 10
Hidrocefalia 10
Malformaciones Congenitas 30
ENFERMEDADES
Neumonias y
210
Bronconeumonias
Prematurez 232
Septicemia 233
Shock Hipovolémico 67
Prematurez 361
Septicemia 599
Hemorragia Intraventricular
La hemorragia intraventricular es una forma adquirida de la hidrocefalia, y afecta más
frecuentemente a bebés prematuros. Ocurre cuando pequeños vasos sanguíneos
extendidos a lo largo del recubrimiento ventricular se rompen. La sangre puede bloquear o
cicatrizar los ventrículos o taponar las vellosidades aracnoideas, los sitios de absorción de
LCR a lo largo del seno sagital. Menos frecuentemente, la hemorragia intraventricular puede
resultar de una deformación de los vasos sanguíneos dentro del cerebro, de un tumor
localizado cerca de los ventrículos o de una lesión a la cabeza.
Meningitis
La meningitis es una inflamación de las membranas (meninges) del cerebro y la médula
espinal. Puede ser causada por infecciones virales, las cuales pueden cicatrizar las
delicadas membranas que cubren el corredor del LCR. La hidrocefalia podría desarrollarse
después de una meningitis bacteriana si esta cicatrización restringe u obstruye el flujo de
LCR, conforme pasa a través de angostos pasadizos de los ventrículos, o conforme pasa
sobre la superficie del cerebro en el espacio subaracnoideo.
Tumores
En los niños, los tumores cerebrales ocurren más comúnmente en la parte de atrás de la
cabeza (fosa posterior). Conforme el tumor crece puede llenar o comprimir el cuarto
ventrículo, bloqueando el paso (flujo) del líquido espinal. En otras áreas del cerebro un
tumor puede bloquear similarmente o comprimir el sistema ventricular, causando la
hidrocefalia.
Quistes Aracnoideos
Los quistes aracnoideos son de origen congénito y pueden ocurrir en cualquier parte del
cerebro. En los niños, más comúnmente salen en la parte de atrás del cerebro y en la región
del tercer ventrículo. Son quistes llenos de LCR que están cubiertos con la membrana
aracnoides (una de las tres cubiertas meningeas). Algunos quistes aracnoideos son
autónomos, mientras que otros pueden estar conectados por un pasadizo con los
ventrículos o el espacio subaracnoideo. El líquido atrapado puede bloquear los corredores
del LCR, produciendo la hidrocefalia.
Tratamiento
Sistemas de Válvulas
Hoy en día, el más eficaz y mejor tratamiento para la hidrocefalia es un procedimiento
quirúrgico en el cual un tubo flexible llamado un catéter o “shunt” es colocado en el sistema
del LCR del niño. El tubo desvía el flujo del LCR de los ventrículos a otra región del cuerpo,
lo más común es la cavidad abdominal o la cámara del corazón llamada aurícula. El catéter
mide alrededor de 1 ⁄89 en diámetro y está hecho de un plástico suave y flexible
(usualmente Silastic®) que es tolerado bastante bien por nuestros tejidos del cuerpo. Los
sistemas de derivación vienen en una variedad de modelos, pero tienen componentes que
funcionan similarmente. Los catéteres y un mecanismo de control de paso (válvula de un
solo sentido) son partes comunes de todos las derivaciones.
Las partes de una derivación se han nombrado de acuerdo a donde se colocan en el cuerpo.
La porción del tubo que es introducido en los ventrículos es llamado catéter ventricular. El
catéter peritoneal es la porción del tubo que pasa el LCR al abdomen (cavidad peritoneal).
Si el tubo es colocado en la aurícula derecha del corazón se llama catéter atrial. La válvula
regula la presión del flujo del LCR y evita el contraflujo del líquido espinal hacia los
ventrículos. Las válvulas están diseñadas para funcionar a baja, mediana o alta presión.
Dependiendo de la naturaleza particular de la hidrocefalia de su niño, su neurocirujano
seleccionará una presión apropiada en la válvula para acomodar las necesidades de su
niño. Algunos modelos de válvulas tienen un aparato de control de encender y apagar.
Muchos sistemas de derivación también tienen una cámara de irrigación flexible (depósito
o reservorio) que puede estar incorporada en la misma unidad con la válvula o puede ser
una unidad separada a lo largo de la derivación, dependiendo del diseño del sistema. Esta
cá- mara sirve para varios propósitos importantes. Permite al doctor recoger muestras del
LCR de la derivación con una aguja y jeringa e inyectar la cámara para probar el
funcionamiento del sistema y para tratamiento. La cámara también permite irrigar o
bombear la derivación.
Colocación de la derivación
Como las partes de la derivación, a los procedimientos usados para colocarla también se
les ha dado sus nombres, de acuerdo al lugar del cuerpo donde se coloca. La ilustración
adelante muestra la colocación dla derivación en los dos procedimientos usados
comúnmente.
Una derivación ventrículoperitoneal (V-P) desvía LCR de los ventrículos hacia la
cavidad peritoneal, el espacio en el abdomen donde se encuentran nuestros órganos
digestivos. La punta del catéter peritoneal descansa en esta cavidad cerca del doblez
del intestino, pero no adentro. El LCR desviado a esta área es reabsorbido en el torrente
sanguíneo a través de muchos pequeños vasos sanguíneos dentro del recubrimiento
interno (peritoneo) del abdomen.
Una derivación ventrículoatrial (V-A) desvía LCR de los ventrículos hacia la aurícula
derecha del corazón. El catéter atrial es colocado dentro de una vena en el cuello y
suavemente avanzado a través de la vena dentro de la parte superior de la aurícula del
corazón. Aquí, el LCR pasa fácilmente a la corriente sanguínea y es filtrado de la misma
manera como nuestros otros líquidos corporales. La colocación de la derivación V-P es
el procedimiento preferido. En general, tiene menos riesgos y es más fácil de hacer que
el procedimiento desviador V-A. Aunque otros sitios en el cuerpo pueden usarse para
desviar el flujo del LCR de los ventrículos, se escogerían sólo si los sitios usuales para
la colocación dla derivación no se pueden usar o si el neurocirujano determina que es
el más favorable para las circunstancias particulares del niño.
Complicaciones
Aunque la hidrocefalia es tratada con éxito con la colocación quirúrgica de una derivación,
el fallo (disfunción) de la misma ocurre en un dos a cuarenta por ciento de los casos. La
falla de la derivación simplemente significa que el sistema no es capaz de desviar suficiente
LCR afuera de los ventrículos en el cerebro. Las dos causas más comúnes son obstrucción
dla derivación e infección. Estos son problemas serios y deben tratarse apropiadamente.
La mayoría de las complicaciones que requieren revisión de la derivación ocurren dentro
de seis meses a un año después de la colocación de la misma.
Obstrucción
Cuando hay disfunción del sistema derivativo, es usualmente un problema de bloqueo
completo o parcial del sistema. El líquido se acumula en el sitio de la obstrucción y, si el
bloqueo no es corregido, casi siempre resulta en síntomas recurrentes de hidrocefalia. Una
obstrucción de la derivación puede ocurrir en cualquiera de sus componentes. Más
comúnmente, sóndale catéter ventricular es obstruido por tejido de los plexos coroides o de
los ventrículos. Los catéteres o la válvula se bloquean con células sanguíneas o bacterias.
También, la punta del catéter peritoneal puede obstruirse por los dobleces de los intestinos
o tejido grasoso en la cavidad abdominal.
Infecciones
La infección de la derivación es causada por organismos bacterianos, y no es adquirida por
exposición a otros niños o adultos que están enfermos. El organismo más común que puede
causar infección se llama Staphylococcus epidermidis, que es normalmente encontrado en
la superficie de la piel del niño y las glándulas sudoríparas y folículos del pelo que están
dentro de la piel. Infecciones de este tipo ocurren más probablemente dentro del mes
después de cirugía, pero podrían ocurrir hasta seis meses después de la colocación de la
derivación. Niños con derivaciones V-P son más sensibles a infección abdominal, mientras
que niños con derivaciones V-A pueden empezar una infección generalizada que
rápidamente puede ser grave. En cualquier caso, la infección de la derivación debe tratarse
inmediatamente para evitar enfermedades que amenazan la vida o producen una seria
lesión al cerebro.
2. ENFERMEDAD DIARRÉICA AGUDA
La diarrea aguda consiste en un aumento en el número de deposiciones y/o una
disminución en su consistencia, de instauración rápida. Se puede acompañar de
signos y síntomas como náuseas, vómitos, fiebre o dolor abdominal. La causa más
frecuente es la infección gastrointestinal, que produce una gastroenteritis o
inflamación de la mucosa gástrica e intestinal. Debido a ello el término diarrea aguda
es prácticamente sinónimo de gastroenteritis aguda de causa infecciosa.
La diarrea refleja un aumento en la pérdida a través de las heces de sus principales
componentes: agua y electrolitos. El término agudo viene dado de ser habitualmente
un proceso de carácter autolimitado, con una duración menor de 2 semanas.
Generalmente se considera la existencia de diarrea cuando hay más de dos
deposiciones de menor consistencia, o una deposición de menor consistencia con
presencia de sangre macroscópica, en un periodo de 24 horas. Esta definición
puede ser imprecisa, por la variabilidad en el volumen, frecuencia y consistencia de
deposiciones en la edad infantil. Hay que tener en cuenta la edad del niño, ya que
la frecuencia de las deposiciones es más alta en niños menores de tres meses, y
que el ritmo intestinal puede cambiar con el tipo de alimentación. Hay escasos datos
de referencia del volumen fecal a las distintas edades.
Epidemiología
La diarrea aguda es una de las enfermedades más comunes en niños y la segunda
causa de morbilidad y mortalidad a escala mundial. La mortalidad es casi totalmente
a expensas de países en desarrollo.
Los rotavirus constituyen el principal agente etiológico productor de diarrea en la
infancia, se asocian a una forma de enfermedad más grave e infectan prácticamente
a todos los niños en los 4 primeros años de vida, dándose la enfermedad
especialmente entre los 6 y 24 meses de edad. Son los más frecuentemente
detectados en los casos que precisan ingreso hospitalario y, en países de clima
templado, tienen un predominio claro en los meses fríos. Son, además, el principal
agente productor de diarrea nosocomial en las unidades de ingreso infantiles. Los
adenovirus entéricos, calicivirus y astrovirus producen un cuadro clínico más leve.
Respecto a la etiología bacteriana, los agentes predominantes son Salmonella spp
y Campylobacter spp, seguidos de Shigella spp, Aeromona spp y Yersinia spp. En
la mayoría de estudios epidemiológicos infantiles estos agentes son detectados más
frecuentemente en pacientes con gastroenteritis tratados de forma ambulatoria. La
dificultad de estudio en heces de las distintas variedades de E. coli hace que se
disponga de escasos datos sobre su incidencia en nuestro medio.
Fisiopatología
En términos generales la diarrea se produce cuando el volumen de agua y
electrolitos presentado al colon excede su capacidad de absorción, eliminándose de
forma aumentada por las heces. Esto puede deberse a un aumento en la secreción
y/o a una disminución de la absorción a nivel de intestino delgado, o, más
infrecuentemente, a una alteración similar a nivel de colon. Estas alteraciones son
secundarias a la afectación intestinal que resulta de la interacción entre el agente
infeccioso y la mucosa intestinal. En determinados casos se da la penetración de la
barrera mucosa por antígenos extraños, tales como microorganismos o toxinas. Las
toxinas microbianas pueden ligarse a los receptores del enterocito y estimular la
secreción epitelial de agua e iones. Por otra parte, los microorganismos pueden
dañar el enterocito produciendo una disminución en la absorción de electrolitos, una
pérdida de las hidrolasas del borde en cepillo y un escape de fluido a través del
epitelio. La lesión por daño directo de la célula epitelial tiene lugar en las infecciones
por agentes virales como Rotavirus, aunque en este caso además una proteína viral
actuaría como enterotoxina. También se produce lesión vellositaria en infecciones
agudas por protozoos tales como Giardia lamblia, Cryptosporidium parvum y
Microsporidium. Todo ello conduce a una pérdida aumentada de agua y electrolitos
en heces.
La gran pérdida de líquidos y electrólitos puede derivar en un cuadro de
deshidratación. Esto es más frecuente en el niño pequeño, por tener una mayor
área de superficie corporal en relación con el peso que el adulto y, por lo tanto, unas
mayores pérdidas insensibles. Además existe un flujo intestinal de agua y
electrólitos más cuantioso.
En estas edades hay también un mayor riesgo nutricional, por una gran respuesta
catabólica frente a las infecciones y una depleción de las reservas nutricionales más
rápida que en el adulto. Otros factores que influyen en la afectación nutricional son
la disminución de la ingesta calórica, por la hiporexia concomitante y la restricción
alimentaria habitualmente indicada, y la posible existencia de malabsorción de
nutrientes secundaria a la lesión intestinal. Aunque, en general, se trata de un
proceso leve y autolimitado y la principal complicación es la deshidratación,
ocasionalmente se puede desarrollar una diarrea prolongada como consecuencia
de:
Intolerancia a la lactosa, en relación con un déficit transitorio de lactasa por
daño de las enzimas del borde en cepillo intestinal. Es relativamente
frecuente, sobre todo tras una gastroenteritis por rotavirus. En Europa este
hecho parece tener escasa relevancia clínica, aunque en países con un
elevado porcentaje de malnutrición sigue siendo un problema importante,
Sensibilización a las proteínas de la leche de vaca, al existir en la
gastroenteritis un aumento en la absorción de antígenos de la leche de vaca
que puede desencadenar una respuesta inmune, local o sistémica.
Diagnóstico:
La gastroenteritis aguda es un proceso autolimitado en el que, en la mayoría de los
casos, sólo es necesaria una valoración del paciente mediante una adecuada
historia clínica y una cuidadosa exploración física para establecer las indicaciones
pertinentes. La gravedad de la diarrea está en relación con el grado de
deshidratación, por lo que es fundamental una valoración lo más exacta posible de
ésta, para evitar tanto un retraso en el tratamiento como intervenciones
innecesarias.
Valoración del estado de hidratación
El dato clínico más exacto del grado de deshidratación es el porcentaje de pérdida
ponderal, que representa el déficit de líquidos existente. La deshidratación se
considera según esta pérdida como:
Leve o ausencia de deshidratación: pérdida de menos del 3% del peso
corporal.
Moderada: pérdida del 3-9% del peso corporal.
Grave: pérdida de más del 9% del peso corporal.
Habitualmente no se dispone de un peso previo, por lo que se realiza una estimación
mediante escalas clínicas que incluyen un conjunto de signos y síntomas, aunque
no están validadas para el manejo de pacientes a nivel individual (Tabla III). En la
historia clínica el dato más relevante respecto a la ausencia de deshidratación es
una diuresis normal. Respecto a los signos clínicos independientemente asociados
a deshidratación, los más significativos son: pérdida de turgencia cutánea,
respiración anormal, relleno capilar lento, mucosa oral seca, ausencia de lágrimas
y alteración neurológica. Cuando se toman en conjunto, la presencia de 2 de los 4
últimos predice un déficit del 5% con una sensibilidad y especificidad del 79% y 87%
respectivamente.
Tratamiento:
No existe un tratamiento específico de la gastroenteritis aguda como tal. El
principal objetivo en el manejo terapéutico de este proceso es la corrección de la
deshidratación y, una vez realizada ésta, la recuperación nutricional.
Rehidratación
La evidencia de un transporte de sodio acoplado al transporte activo de glucosa u
otras pequeñas moléculas orgánicas en el intestino delgado ha facilitado el
desarrollo de soluciones de rehidratación oral. La solución inicialmente utilizada,
recomendada por la OMS en 1977, fue evaluada en un principio en pacientes con
diarrea tipo colérica, con grandes pérdidas fecales de sodio, por ello su contenido
de sodio era relativamente elevado (90 mEq/litro, tabla V). El uso extendido de esta
solución en niños con otro tipo de diarrea, principalmente de etiología viral y con
menores pérdidas fecales de sodio, se asoció a riesgo de hipernatremia. En 1988
la Academia Americana de Pediatría recomendó la utilización de una solución de
rehidratación oral con una concentración de sodio de 7590 mEq/litro para la fase de
rehidratación, y de 4070 mEq/litro para la fase de mantenimiento. A su vez, la
ESPGHAN en 1992 sentó las recomendaciones para una solución de rehidratación
oral en niños europeos con menor contenido en sodio (60 mEq/litro).
En la actualidad hay evidencia suficiente de las ventajas de la rehidratación oral
frente a la intravenosa, principal forma de rehidratación antes de la década de los
setenta. Un reciente metaanálisis de los estudios publicados sobre la eficacia y
seguridad de la rehidratación oral frente a la rehidratación intravenosa en niños con
gastroenteritis aguda demuestra un porcentaje muy bajo de fracasos (solo un 4%
de los casos precisó pasar a rehidratación intravenosa). No se observa diferencia
en la duración de la diarrea, ganancia ponderal o incidencia de hiper o hiponatremia,
pero si una reducción significativa de la estancia hospitalaria con la rehidratación
oral, así como una menor incidencia de efectos adversos graves. Además, su
utilización de forma ambulatoria evitaría la hospitalización en gran número de casos.
La disponibilidad actual de soluciones de rehidratación oral adecuadas hace que su
administración sea el método de elección en el tratamiento de la deshidratación. Es
importante hacer notar que estas soluciones tienen distintas formas de
reconstitución. La presentación de la mayoría son sobres que hay que disolver en
diferentes cantidades de agua según el preparado, lo que puede llevar a errores.
Así, el sobre de Sueroral Hiposódico® se diluye en 1 litro de agua; el de Citorsal®
en 500 ml y el de Isotonar® en 250 ml. En este sentido son más ventajosas, por no
necesitar manipulación, las soluciones de presentación líquida, aunque su uso está
limitado por un precio más elevado.
Es necesario que la solución de rehidratación que se indique cumpla las
recomendaciones citadas previamente, no debiendo ser sustituida por algunas
bebidas de uso común con un mejor sabor pero que no reú- nen en su composición
las condiciones adecuadas. De las más utilizadas son las llamadas bebidas
isotónicas, diseñadas para reponer las pérdidas de agua y sales durante el ejercicio
y que contienen solo entre 10 y 20 mEq/litro de sodio y 15 mEq/litro de potasio; las
bebidas gaseosas, que contienen menos de 4 mEq/litro de sodio, mínimas
cantidades de potasio y osmolaridades por encima de 450 mOsm/litro por un alto
contenido en carbohidratos; y los jugos de frutas que, aunque tienen una mayor
concentración de potasio (>20 mEq/litro), aportan mínimas cantidades de sodio y
osmolaridades entre 600 y 700 mOsm/litro.
Son contadas las situaciones que contraindican la rehidratación oral:
Deshidratación grave
Shock hipovolémico
Alteración en el nivel de conciencia
Ileo paralítico
Pérdidas fecales intensas mantenidas (> 10 ml/kg/h)
Cuadro clínico potencialmente quirúrgico
El ritmo de administración oral de la solución de rehidratación sería:
Si no hay signos de deshidratación: 10 ml/kg por deposición líquida y 2
ml/kg por vómito para reponer las pérdidas mantenidas, añadido a la dieta
habitual del paciente.
Si la deshidratación es leve: 30-50 ml/kg (déficit) durante 4 horas + pérdidas
mantenidas (10 ml/kg por deposición líquida).
Si la deshidratación es moderada: 75-100 ml/kg durante 4 h + pérdidas
(reposición déficit + pérdidas mantenidas)
La rehidratación se realiza durante 4 horas y en algunos casos es preciso una
revaloración clínica transcurrido ese tiempo. Respecto a la técnica, se aconseja
la administración del líquido de forma fraccionada en pequeñas cantidades cada
2-3 minutos, para una mejor tolerancia. Se contempla también la rehidratación
enteral por sonda nasogástrica, tan efectiva como la oral.
Tratamiento farmacológico
Los fármacos habitualmente utilizados en estos procesos son inhibidores de la
motilidad intestinal (loperamida y otros opiáceos y anticolinérgicos), modificadores
de la secreción intestinal (sales de bismuto) y sustancias adsorbentes
(colesteramina, sales de aluminio).En general su uso no está indicado en la
población infantil, por no haberse demostrado su eficacia y/o por la existencia de
importantes efectos secundarios.
En la actualidad puede considerarse para el manejo de la gastroenteritis el
racecadotrilo (Tiorfan®), inhibidor específico de la encefalinasa que impide la
degradación de los opioides endógenos (encefalinas). Dichos opioides estimulan el
receptor delta antisecretor y reducen así la hipersecreción de agua y electrolitos en
la luz intestinal. Este efecto antihipersecretor no se acompaña de un aumento en el
tiempo de tránsito intestinal. Los estudios disponibles concluyen que, añadido a la
rehidratación oral, es eficaz en el tratamiento sintomático de la diarrea,
disminuyendo su intensidad y duración, con escasos efectos adversos. Se aconseja
realizar estudios prospectivos bien diseñados de la seguridad y eficacia en niños no
ingresados.
Habitualmente los fármacos antieméticos son innecesarios en el tratamiento de la
diarrea aguda. El ondansetron, antagonista de la serotonina, puede ser efectivo en
ocasiones disminuyendo los vómitos y limitando la necesidad de ingreso
hospitalario. Respecto a ello la ESPGHAN en sus recientes recomendaciones
considera que no hay evidencia suficiente para recomendar su uso, pudiendo darse
como efecto secundario un aumento en el número de deposiciones, aunque podría
valorarse su empleo en casos seleccionados.
Respecto a la indicación de antibióticos, al ser la diarrea aguda en el niño un proceso
infeccioso autolimitado en la mayoría de los casos, sólo estarían justificados en:
Pacientes inmunodeprimidos con enfermedad grave de base.
Todos los casos de diarrea aguda por Shigella y la mayoría de los producidos
por E. coli enteroinvasiva y enteropatógena, Clostridium difficile, E.
histolytica, Giardia lamblia o Vibrio cholerae.
Algunos casos de infección por Campylobacter, sobre todo si el tratamiento
es precoz, por Yersinia, en casos de enfermedad grave y por Salmonella en
lactantes con bacteriemia y en todo paciente menor de 3 meses.
3. MUERTE SÚBITA INFATIL
Los eventos que llevan a un paro cardíaco en la población pediátrica son: factores
respiratorios, circulatorios y cardíacos súbitos. De estos factores, son los
respiratorios los más frecuentes; en un 98 al 99%, los paros cardíacos tienen su
origen en un proceso respiratorio que ha progresado de dificultad a insuficiencia
respiratoria. Por otro lado, es bien reconocido y estadísticamente demostrado que
en la población pediátrica la principal causa de mortalidad en los primeros cinco
años es la infección respiratoria aguda, la cual, en la gran mayoría de los casos, se
manifiesta y/o presenta como un cuadro concomitante de dificultad respiratoria
progresiva llevando a la insuficiencia o falla respiratoria.
El proceso de la respiración presenta dos etapas o fases bien definidas, como son
la oxigenación y la ventilación. Se entiende por oxigenación el proceso por el cual
el organismo tiene la capacidad de internalizar el oxígeno de la atmósfera para ser
entregado a los tejidos. Por otro lado, la ventilación se refiere a la capacidad que
tiene un organismo de desalojar, eliminar el dióxido de carbono como producto del
catabolismo celular. Por lo tanto, la respiración es un equilibrio entre la utilización
del oxígeno y la eliminación del dióxido de carbono.
A. Características generales
1.- Del niño.- Los neonatos con líquido amniótico teñido con meconio suelen mostrar
signos de posmadurez; son pequeños para la edad gestacional y tienen uñas largas,
piel descamada teñida con pigmento amarillo o verde y cordón umbilical teñido de
meconio22. Estos niños pueden presentar depresión respiratoria en el momento de
nacer, con escaso esfuerzo respiratorio y tono muscular disminuido si ha existido
una asfixia perinatal importante.
2.- Del líquido amniótico.- El meconio presente en el líquido amniótico varía en
cantidad, aspecto y consistencia, desde una pequeña hasta una gran cantidad y
desde un líquido fino teñido de verde, hasta un líquido espeso en “sopa de
guisantes”
B.-Dificultad respiratoria
El neonato que ha aspirado meconio hacia las vías aéreas distales, pero que no
tiene obstrucción total de la vía aérea, manifiesta signos de dificultad respiratoria
secundarios a una resistencia elevada en la vía aérea y atrapamiento de aire, es
decir taquipnea, aleteo nasal, retracción intercostal y cianosis. Algunos recién
nacidos que no experimentan una obstrucción aguda de la vía aérea pueden tener
una presentación retardada, con una dificultad respiratoria inicial sólo leve que se
torna más grave horas después del parto, cuando se desarrolla la neumonitis
química.
C.-Otras anomalías pulmonares
Puede haber un notable aumento del diámetro anteroposterior del tórax si se
desarrolla atrapamiento aéreo. En caso de atrapamiento aéreo la auscultación
revela intercambio aéreo disminuido, es decir, estertores variables, roncus y
sibilancias. Desde un punto de vista práctico, el SAM clínicamente se clasifica en:
a) Leve.- discreta polipnea, hiperinsuflación torácica. No existe alteración en la PO2
ni en la PCO2 FiO2
b) Moderada.- hipercarbia, cianosis. Necesidad de FiO2 progresivamente creciente
en las primeras 12-24 horas, incluso VM. Pueden desarrollar neumotórax o
insuficiencia cardiaca hipóxica e HPPN.
c) Grave.- Hipoxemia e hipercarbia desde el nacimiento, que precisa VM con FiO2
altas y medidas de soporte cardiovascular. Desarrollan un cuadro de HPPN.
Auscultación: roncus y estertores diseminados.
Diagnóstico
A.- Clínico.- Debe sospecharse ante un distrés respiratorio de comienzo precoz en
un neonato con hipoxia intra parto que precisó reanimación laboriosa, observándose
meconio en tráquea e impregnación meconial de piel y cordón umbilical.
B.- Estudios de laboratorio.- Es característico que los niveles de gases en sangre
arterial revelen hipoxemia. La hiperventilación puede producir alcalosis respiratoria
en los casos leves; pero los lactantes con enfermedad grave suelen manifestar
acidosis respiratoria con retención de dióxido de carbono, debido a obstrucción de
la vía aérea y neumonitis. Si el paciente ha sufrido una asfixia perinatal grave se
observará acidosis respiratoria y metabólica combinada.
C.- Estudios radiológicos.- La radiografía de tórax típica muestra hiperinsuflación de
los campos pulmonares y diafragmas aplanados. Hay infiltrados focales irregulares
y gruesos con líquido pulmonar aumentado alternando con zonas hiperaireadas.
Puede haber neumotórax o neumomediastino en el 10-40% de los casos. La
gravedad de los hallazgos radiológicos no siempre puede correlacionarse con la
enfermedad clínica.
Tratamiento
1.- Prevención de la emisión de meconio intra útero.- Los obstetras con un
control riguroso de la monitorización del embarazo y del parto, pueden evitar la
posmadurez y la hipoxia. En cierta medida la frecuencia elevada de SAM demuestra
mala calidad perinatológica.
2.- Prevención de la aspiración de meconio.- Desde que se sepa que el LA es
meconial se avisará al obstetra y al pediatra para actuar de la siguiente manera:
El obstetra limpiará y aspirará de meconio la faringe y fosas nasales; se debe
aspirar cuidadosamente la nariz, boca y faringe, apenas sale la cabeza a
través del canal del parto, y antes que haya salido el tórax, con una sonda de
Lee 10 French.
Tras cortar el cordón y antes que el niño respire en la cuna radiante de
reanimación, se debe visualizar la hipofaringe y aspirar el meconio que
quede; el pediatra debe realizar una aspiración adecuada del meconio que
exista en boca con sonda adecuada (French n° 8 o 10) o directamente con
tubo endotraqueal antes que el RN inicie su respiración espontánea. La
intubación y aspiración endotraqueal solo se recomienda en todo recién
nacido, con meconio espeso que nacen deprimidos (no vigorosos), eligiendo
el diámetro del tubo según el peso y/o la edad gestacional (cuadro 2).
Controlar la situación general del niño. Realizar las maniobras anteriores
antes que la bradicardia sea significativa. Si el niño estuviera grave, se le
dejaría intubado. Si por el contrario el niño llorara y estuviera estable, no se
realizarían más maniobras. En ambos casos se ubicará al RN en el servicio
de Neonatología. Es fundamental realizar la limpieza de la tráquea antes de
que el niño respire y desde luego, siempre antes de ponerle en ventilación a
presión positiva.
Estos RN a menudo han sufrido asfixia perinatal grave, por lo que corren riesgos
de edema cerebral, insuficiencia renal y otras múltiples complicaciones hipóxico-
isquémicas que se deben considerar; por ello es necesario manejarlos en una
unidad de cuidados intensivos, cuidando mantener un adecuado balance
hidroelectrolítico y adecuada p0 2.
Conclusión
Esta patología, ¡prevenible!, muchas veces pasa desapercibida en nuestros
hospitales, sin tomar las medidas precautelarias adecuadas para cada caso según
la gravedad que presenten estos recién nacidos. Vemos que esta patología tiene un
alto índice de complicaciones y de morbimortalidad cuando no se actúa
oportunamente; es importante recordar siempre, que los síntomas de distrés
aumentan durante las primeras 24 horas y algunos de estos pacientes requieren
ventilación mecánica. El cuadro remite en el espacio de 3-4 días, pudiendo persistir
tan solo polipnea.
7. NEUMONÍA
La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) es una infección aguda del
parénquima pulmonar que afecta a pacientes no hospitalizados y que se caracteriza
por la aparición de fiebre y/o síntomas respiratorios, junto con la presencia de
infiltrados pulmonares en la radiografía de tórax. La NAC no es un proceso de
manejo sencillo. Establecer el diagnóstico etiológico y realizar un tratamiento
antibiótico adecuado resulta en muchas ocasiones una tarea complicada. En la
práctica clí- nica diaria no disponemos de muchas técnicas de diagnóstico
microbiológico y los resultados de las mismas con frecuencia se obtienen
tardíamente. Además, los estudios microbiológicos presentan habitual mente una
baja rentabilidad. Por estas razones, realizaremos el diagnóstico basándonos en la
agrupación de criterios clínicos, analíticos, radiológicos y epidemiológicos.
Clasificación:
La NAC se clasifica clásicamente en tres grandes síndromes: NAC típica o
bacteriana, atípica (producida por virus o bacterias atípicas) y no clasificable (casos
que no cumplen criterios que permitan incluirlos en ninguno de los 2 primeros
grupos). En muchas ocasiones es difícil diferenciar claramente los tipos de NAC,
por lo que se han establecido algoritmos diagnósticos basados en la suma de
criterios clínicos, analíticos y radiológicos que faciliten la orientación diagnóstica
(Tabla I).
Epidemiología
La NAC es una de las infecciones más frecuentes de la infancia, observándose entre
1.000 y 4.000 casos/100.000 niños/año. Esta incidencia presenta variaciones según
la edad, afectando más frecuentemente a niños entre 1 y 5 años. Aunque su
mortalidad es baja en países desarrollados, asocia una elevada morbilidad
precisando hospitalización el 14% de los niños afectado. Aunque existen pocos
datos sobre incidencia de la NAC en niños, recientemente se ha descrito un
aumento de la NAC tanto complicada como no complicada así como de la incidencia
del derrame pleural paraneumónico.
Los agentes infecciosos que causan NAC en la infancia son numerosos (S.
pneumoniae, M. pneumoniae, C. pneumoniae, S. aureus, virus respiratorios como
el VRS, parainfluenza, influenza, adenovirus…). La frecuencia de cada uno de ellos
varía de forma importante en función de la edad del paciente (Tabla II). Sin embargo,
la frecuencia global de los mismos también se modifica según se estudie en
enfermos ingresados o tratados ambulatoriamente. En niños que no precisan
ingreso, los patógenos más frecuentes serán los productores de neumonía atípica.
En niños que precisan ingreso por compromiso respiratorio o por afectación del
estado general el neumococo y el VRS son los principales patógenos.
Manifestaciones clínicas
NAC bacteriana
Se caracteriza por presentar fiebre elevada de comienzo súbito con escalofríos,
afectación del estado general y ocasionalmente aparición de herpes labial. Se
puede acompañar de dolor torácico de características pleuríticas y expectoración
purulenta.
La auscultación es focal, con presencia en ocasiones de soplo tubárico. Sin
embargo, esta forma clásica de presentación se describe fundamentalmente en
adultos y, aunque puede verse en niños mayores, es infrecuente en los lactantes y
niños pequeños. En estos suele presentarse como complicación de una infección
respiratoria viral previa que cursaba con febrícula o fiebre baja y que súbitamente
inicia fiebre elevada y empeoramiento del estado general. También puede
manifestarse como fiebre sin foco, siendo este tipo de neumonía “silente”
característica de la NAC neumocócica. La clínica respiratoria suele ser poco
llamativa y la tos no está presente o es escasa. Los niños pequeños rara vez refieren
dolor costal y es frecuente la aparición de meningismo o dolor abdominal que
confunden y retrasan el diagnóstico. La presencia de herpes tampoco es habitual
en ellos.
NAC atípica
Se caracteriza por un comienzo lento de síntomas catarrales con fiebre moderada,
tos seca irritativa, y en ocasiones dificultad respiratoria. La auscultación pulmonar
es generalizada de características bronquiales, acompañándose en ocasiones de
espasticidad.
NAC viral. Aparece en menores de 3 años habitualmente durante el invierno.
Se acompaña de cuadro catarral con febrícula o fiebre moderada, faringitis,
coriza, conjuntivitis y en ocasiones síntomas extrapulmonares como
exantemas inespecíficos o diarrea.
NAC por M. pneumoniae y C. pneumoniae. Afecta habitualmente a niños
mayores de 3 años, con presentación subaguda, acompañada de cefalea,
mialgias y característicamente de tos seca irritativa y en ocasiones
auscultación espástica. La NAC por M. pneumoniae puede asociar síntomas
extra-respiratorios (encefalitis, Guillain-Barré, neuritis, anemia hemolítica,
miocarditis, eritema exudativo multiforme…).
Diagnóstico:
Estudios analíticos
La clínica y los reactantes de fase aguda son muy inespecíficos a la hora de
diferenciar las distintas etiologías. La leucocitosis o la elevación de reactantes de
fase aguda son datos que no siempre indican una etiología bacteriana, ya que
pueden observarse en infecciones respiratorias víricas. Tan solo la presencia de
desviación izquierda es un indicador fiable de etiología bacteriana, y un predominio
linfocitario lo es de etiología viral. La determinación de procalcitonina ofrece mayor
especificidad que la proteína C reactiva para el diagnóstico diferencial entre NAC
bacteriana o vírica, aunque es una prueba que está disponible en muy pocos
centros. La determinación de crioaglutininas resulta positiva en el 50% de las
neumonías por M. pneumoniae, aunque no son específicas de esta infección. La
elevación de los eosinófilos es un dato característico de la infección por C.
trachomatis.
Estudios de imagen
No existen características radiológicas que nos permitan diferenciar con total
seguridad los 2 grandes tipos de NAC. La presencia de una condensación lobar en
la radiografía de tórax parece ser un indicador razonablemente específico de
infección bacteriana, al igual que lo es la presencia de un derrame pleural. Sin
embargo su ausencia no descarta la infección bacteriana. Los infiltrados
intersticiales difusos se asocian frecuentemente a infecciones víricas. La presencia
de imágenes aireadas (neumatoceles) con múltiples focos de infiltrados alveolares
es característica de S. aureus. La neumonía por S. pyogenes, aunque poco común,
es una infección grave que presenta frecuentemente derrame pleural. En los niños
más pequeños la condensación focal única es menos frecuente, encontrándose a
esta edad un patrón alveolo-intersticial denominado bronconeumonía cuya etiología
pudiera ser igualmente vírica o bacteriana.
Estudios microbiológicos
Permiten establecer el diagnóstico etiológico de la NAC. Sin embargo, esto es
habitualmente difícil y complejo, especialmente en el caso de los patógenos
bacterianos causantes de NAC típica.
a. Frotis nasofaríngeo. Excepto el aislamiento de B. pertussis, la presencia de
bacterias en cultivo de frotis nasofaríngeo no tiene valor diagnóstico, ya que pueden
ser colonizadoras habituales y no indica que sean las responsables del proceso. En
el caso de las infecciones víricas, la detección de antígenos virales en frotis
nasofaríngeo permite establecer el diagnóstico etiológico y su principal ventaja es
la obtención rápida del resultado.
b. Cultivo de esputo. El cultivo de esputo es difícil de conseguir en niños, aunque
puede dar buenos resultados si se obtiene correctamente. El aislamiento de una
bacteria en una muestra adecuada (> 25 leucocitos por campo y < 10 células
epiteliales) es indicativo de infección bacteriana.
c. Hemocultivo. Tiene una sensibilidad muy baja (< 20-30%).
d. Detección de antígenos bacterianos. Los test rápidos para la detección de
antígeno neumocócico en orina y sangre presentan una sensibilidad y especificidad
reducida. Un resultado positivo puede ser reflejo de una colonización o de una
infección neumocócica reciente en otro lugar diferente al pulmón (otitis, sinusitis…).
La determinación del antígeno de neumococo en líquido pleural tiene una
sensibilidad y especificidad similar a la PCR.
e. Reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Permite la identificación de material
genético viral en secreciones respiratorias con una alta sensibilidad y especificidad.
Recientemente se han publicado buenos resultados para S. pneumoniae.
f. Serología. Método sensible y específico que determina anticuerpos frente a
diversos patógenos (M. pneumoniae, C. pneumoniae, virus…). Sus resultados no
son lo suficientemente precoces como para influir en decisiones terapéuticas.
Tratamiento
El tratamiento de la NAC es fundamentalmente empírico, especialmente en los
primeros momentos (Tabla III). Este debe instaurarse basándose en: a) la edad del
paciente (relación estrecha entre la edad y la etiología de la NAC); b) características
clínico-radiológicas de la NAC; c) gravedad del enfermo; y d) resistencias
bacterianas en nuestro medio (especialmente neumococo y S. aureus).
NAC típica
El tratamiento de la NAC típica debe ir dirigido fundamentalmente frente el
neumococo. En los últimos años, se ha observado en España una disminución en
el número de cepas de S. pneumoniae resistentes a penicilina. La inclusión de los
serotipos más resistentes en la vacuna heptavalente, así como el incremento en la
aparición de nuevos serotipos más sensibles podría explicar este fenómeno. Sin
embargo, algunos autores aconsejan la utilización de dosis mayores de antibió- tico
en pacientes que precisen ingreso (ampicilina i.v. a 200 mg/kg/día), debido a la
reciente aparición en nuestro medio de formas graves con frecuente desarrollo de
derrame pleural. El tratamiento de elección en pacientes que no precisen ingreso
será amoxicilina oral a 80 mg/kg/día. H. influenzae b ya no es un patógeno común,
por lo cual no es necesaria la administración de ácido clavulánico, salvo en niños
no vacunados.
NAC atípica
El tratamiento de elección de la NAC atípica a partir de los 4-5 años es claritromicina
o azitromicina. Por debajo de esta edad el enfermo puede ser tratado
sintomáticamente, excepto si la NAC es moderada o grave o el niño tiene < 6 meses
y existe sospecha de infección por C. trachomatis, en cuyo caso se recomienda un
macrólido oral o i.v. La duración del tratamiento no está bien definida, utilizandose
habitualmente 10 días para claritromicina y 5 días para azitromicina.
Complicaciones
Derrame pleural
El derrame pleural es la complicación más frecuente de la neumonía aguda y una
de las causas más frecuentes de fracaso del tratamiento. Por ello, ante cualquier
persistencia de los síntomas o signos infecciosos (fiebre o ausencia de descenso
de los reactante de fase aguda), debe buscarse la presencia de un derrame pleural.
El patógeno más frecuente en la actualidad es S. pneumoniae seguido de S. aureus
y S. pyogenes. En los últimos años se ha producido un fuerte incremento de
derrame pleural de origen neumocócico. No están claras las causas, aunque la
mayoría de los autores piensa que está en relación con la circulación de nuevos
serotipos como el 1, 7F, 3 ó 5, cepas muy sensibles pero al mismo tiempo muy
virulentas. También se ha constatado un incremento del serotipo 19A, segundo en
frecuencia a poca distancia del 1 en derrames, pero que al contrario que los citados,
presenta elevadas resistencias antibióticas. La radiografía simple suele ser útil para
el diagnóstico. No obstante, en algunos casos es necesario recurrir a la radiografía
en decúbito o a la ecografía de tórax.
La radiografía en decúbito permite descubrir derrames ocultos y es útil para valorar
la cantidad del derrame, considerándose como significativo cualquier grosor
superior a 10 mm. En este caso se debe realizar una ecografía de tórax para
determinar si existe o no tabicación. La ecografía también es útil para localizar
pequeños derrames ocultos y como guía en la punción de los mismos. En algunos
casos especiales es necesario recurrir a la TAC de tórax, la cual, sin duda, es la que
aporta la mejor y mayor información. Si existe un derrame significativo se debe
realizar una toracocentesis diagnóstica y terapéutica.
Todo derrame pleural obtenido por toracocentesis debe ser analizado y
posteriormente valorado. Los parámetros bioquímicos del líquido pleural mejores
para esta valoración son la glucosa, la LDH, la tinción de Gram y, especialmente, el
pH. Según estos parámetros el derrame pleural se divide en: no complicado,
complicado, complejo complicado y empiema (Tabla IV).
Etiología
La mayor parte de los prematuros son nacidos tras la presentación de un parto
pretermino espontáneo o nacido tras amniorrexis prematura ( >50%). La presencia
de infección clínica o subclínica es sospechada, (cultivos positivos en los anexos
fetales en el 60% versus al 20% de los término; vaginosis materna, marcadores
inflamatorios elevados en liquido amniótico), aunque el tratamiento antibacteriano
no es eficaz en el parto prematuro espontáneo. Por el contrario su uso en la
amniorrexis prematura, consigue prolongar el embarazo, disminuir la tasa de
coriamnionitis y mejorar los resultados neonatales (. Otros factores asociados son
la existencia de partos preterminos previos, la situación socioeconomica
desfavorable de la madre y el tabaquismo materno. Las medidas que mejoran el
cuidado antenatal, medico, dietético y social son eficaces en corregir la desigualdad
y controlar la tasa de prematuridad. La raza negra aislada se muestra como factor
de riesgo en varias series.
La gestación múltiple espontánea o inducida, aumenta las tasas de prematuridad y
representan aproximadamente una cuarta parte de los preterminos. La incidencia
de gemelos y tripletes se multiplico en los primeros años de desarrollo de las
técnicas de reproducción asistida. Más del 50% de los gemelos y la práctica
totalidad de los tripletes y múltiples, son recién nacidos preterminos.
Las complicaciones maternas y fetales son la causa del 15 y el 25% de los
pretermino. El mayor porcentaje viene representado por la hipertensión materna y
la desnutrición intrauterina, seguidas por el polihidramnios. La prematuridad es
obstetricamente inducida en determinadas patologías fetales como la fetopatia
diabetica, el hidrops fetal etc.
Patología Respiratoria:
La función pulmonar del pretermino esta comprometida por diversos factores entre
los que se encuentran la inmadurez neurológica central y debilidad de la
musculatura respiratoria , asociada a un pulmón con escaso desarrollo alveolar,
déficit de síntesis de surfactante y aumento del grosor de la membrana
alveolocapilar. La vascularización pulmonar tiene un desarrollo incompleto con una
capa muscular arteriolar de menor grosor y disminución del numero de capilares
alveolares. Por ultimo existe una probable hiposensibilidad de quimiorreceptores
responsables del servocontrol.
La patología respiratoria es la primera causa de morbi-mortalidad del pretermino y
viene representada por el distres respiratorio por déficit de surfactante o enfermedad
de Membrana Hialina seguida de las apneas del pretermino y la displasia
broncopulmonar en secuencia cronológica de su aparición. Otras patologías
neumopaticas posibles son evolutivas como el neumotorax, la hipertensión
pulmonar, actelectasia, enfisemas intesticial, neumatoceles, edema de pulmón,
neumonías infecciosas o aspirativas etc.
La administración de corticoides prenatales y el uso del surfactante exógeno de
origen bovino o porcino son dos terapia de eficacia probada, que han cambiado el
pronostico de los recién nacidos preterminos. El uso de cafeína no solo mejora las
apnea del pretermino sino además se ha mostrado eficaz para reducir la tasa de la
broncodisplasia y la supervivencia libres de secuelas del desarrolló neurológico. La
oxigenoterapia con objetivos de saturación restringidos, parece contribuir a una
reducción significativa en la incidencia de retinopatía de la prematuridad y a la
integridad de mecanismos antioxidantes en los recién nacidos de riesgo.
Patología Neurológicos:
La inmadurez es la constante del SNC del pretermino, que afecta a un sistema con
escasa capacidad de adaptación postnatal por tener una cronología madurativa
relativamente fija. La estructura anatómica esta caracterizada por la fragilidad de la
estructura vascular a nivel de la matriz germinal y escasa migración neuronal, pobre
mielinización de la sustancia blanca y crecimiento exponencial de la sustancia gris.
La susceptibilidad a la hipoxia, a los cambios de la osmolaridad y tensionales, hacen
que el sangrado a nivel subpendimario sea frecuente con la producción de la
hemorragia intraventricular (HIV) y su forma mas grave de infarto hemorrágico. Su
frecuencia en preterminos con peso inferior a 750 gr. supera el 50%, mientras que
baja al 10% en los de peso superior a 1250 gr. La leucomalacea periventricular
representa el daño hipoxico de la subtancia blanca y su incidencia es del 1-3 % en
los preteminos de muy bajo peso. La sintomatología neurológica del neonato
pretermino es a menudo sutil, generalizada y bizarra, con escasos signos focales.
El estudio del SNC del pretermino con técnicas ecografías simples y doppler,
constituye una rutina asistencial sistemática en estos pacientes.
La permeabilidad aumentada de la barrera hematoencefalica puede producir
kernicterus con cifras de bilirrubinemia relativamente bajas. La inmadurez hepática
y la demora del transito digestivo hacen que sea mas frecuente la
hiperbilirrubinemia. Existen curvas de tasas de bilirrubina, edad y peso que hacen
la indicación terapéutica con márgenes de seguridad.
Oftalmológicos:
La detención de la vascularización de la retina que produce el nacimiento pretermino
y el posterior crecimiento desordenado de los neovasos, es el origen de retinopatía
del pretermino (ROP) La tasa de ROP es desciende conforme aumenta la EG; las
formas severas aparecen con EG inferior a 28 semanas y pesos inferior a 1000gr.
En los datos del Grupo SEN 1500, existe algún grado de ROP en el 11% de los
preterminos con peso inferior a 1500 gr, pero solo requiere tratamiento quirúrgico
un 4,4 %; datos similares son publicados en años anteriores y series amplias
hospitalaria. El seguimiento oftalmológico esta protocolizado en las unidades
neonatales, la incidencia de ROP es baja y muy diferente de los aspectos
epidémicos que representó en el pasado y que se mantiene en los países en vías
de desarrollo. Los preterminos son una población de riesgo oftalmológico por el
potencial daño de las áreas visuales centrales y por la prevalencia de alteraciones
de la refracción, por lo que deben de ser revisados periódicamente.
Cardiovasculares:
La hipotensión arterial precoz es mas frecuente cuanto menor es el peso. Esta
hipotensión puede estar relacionada con la incapacidad del sistema nervioso
autónomo para mantener adecuado tono vascular o con otros factores como la
hipovolemia, la sepsis y /o disfunción cardiaca. La tensión arterial media debe ser
igual o superior a la EG. del pretermino como regla general. El controvertido
tratamiento actual incluye el uso de drogas vasoactivas (Dopamina o Dobutamina o
Adrenalina y /o hidrocortisona)) y de suero fisiológico como expansor de volumen
(10- 20 ml /kg), ambos usados con indicación estricta.
La persistencia del ductus arterioso (PDA) es una patología prevalente en los
preterminos, debido por una parte a la insensibilidad al aumento de la oxigenación
y por otra parte a la caída anticipada de la presión pulmonar que hace que el shunt
izquierda derecha se establezca precozmente. La intensidad de la repercusión
hemodinámica del cortacircuito, hará la indicación terapéutica con indometacina o
ibuprofeno endovenoso o el cierre quirúrgico si procede. La respuesta a los
inhibidores de la prostaglandina es mejor cuanto mas precozmente se administren,
por lo que se abrió un capitulo aun en discusión de su uso profiláctico en los paciente
de menor peso.
Gastrointestinales:
La maduración de succión y de su coordinación con la deglución se completa entre
las 32-34 semanas; existen trastornos de tolerancia con escasa capacidad gástrica,
reflujo gastroesofagico y evacuación lenta. La motilidad del intestino es pobre y con
frecuencia se presentan retrasos de la evacuación y meteorismo. El tubo digestivo
es susceptible de maduración subtrato inducida por lo que se consigue eficaz
digestión de forma rápida, siendo el déficit más persistente el de la absorción de las
grasas y de las vitaminas liposolubles. El uso de alimentación trófica precoz, y los
soportes nutricionales parenterales, junto con el uso de leche materna fortificada,
son los pilares básicos de la alimentación del pretermino. La prematuridad es el
factor de riesgo individual más importante para la presentación de Enterocolitis
Necrotizante (EN) en cuya patogenia se mezclan factores madurativos, vasculares,
hipoxemicos e infecciosos. La gravedad de esta entidad hace necesario su
diagnostico y tratamiento precoz.
Inmunológicos:
El sistema inmune del recién nacido pretermino, es incompetente respecto al recién
acido a termino. La inmunidad inespecífica o general es ineficaz, con vulnerabilidad
de la barrera cutánea, mucosa e intestinal, disminución de la reacción inflamatoria
e incompleta fagocitosis y función bactericida de los neutrófilos y macrófagos. La
inmunidad es pecifica, muestra una disminución de Ig G que es de transferencia
materna, con práctica ausencia de Ig A e Ig M; la respuesta de la inmunidad celular
es relativamente competente. La incapacidad de limitar la infección a un territorio
orgánico, hace que la infección neonatal sea sinónimo de sepsis, con focos
secundarios que comprometen severamente el pronóstico como es la meningitis
neonatal.
Si tenemos en cuenta las manipulaciones médicas que el pretermino precisa, con
procedimientos invasivos múltiples (cateterismos vasculares, intubación
endotraqueal, alimentación parenteral etc) asociados a la ecología hospitalaria
donde es atendido, la posibilidad de adquirir una infección es alta, a las que se
añade una respuesta limitada que compromete su pronóstico. Las infecciones
antenatales, de origen vírico (citomegalovirus, rubéola, herpes…), bacteriano ( lues,
tuberculosis) o parasitario (toxoplasmosis) forman un capitulo que se encuentra
asociado con cierta frecuencia a neonatos de bajo peso, acompañando de
sintomatología especifica propia, a menudo séptica o pseudoséptica.
Metabolismo:
La termorregulación está afectada por un metabolismo basal bajo con escasa
producción de calor, disminución de la reserva grasa corporal, un aumento de la
superficie cutá- nea relativa y deficiente control vasomotor, que condicionan una
conducta poiquilotermo con mayor tendencia a la hipotermia que a la hipertermia.
Metabolismo hidrosalino: El agua representa mas del 80% del peso corporal del
recién nacido pretermino, que es portador de inmadurez renal que le impide la
reabsorción correcta del sodio y agua filtrada, junto con incompetencia para la
excreción de valencias acidas y el adecuado equilibrio de la excreción de fósforo y
calcio. Las necesidades hídricas son elevadas y deben manejarse los aportes
controlados, porque las sobrecargas se encuentran implicadas en patogenia del
PDA, de la EN o de la broncodisplasia.
La acidosis metabólica tardía ocurre en preterminos alimentados con fórmulas, por
incapacidad renal de excretar los catabólicos ácidos de las proteínas heterologas.
Se corrige adecuadamente con aportes de alcalinizantes El metabolismo calcio
fosforico debe será regulado con aportes adecuados no solo de vitamina D o de 1-
25 hidroxiderivado , sino con aportes suplementarios de ambos electrolitos acordes
con las perdidas renales detectadas, para conseguir adecuada mineralización ósea
y evitar la osteopenia del pretermino.
Metabolismo de los Hidratos de Carbono, caracterizado por los escasos depositos
de glucogeno que junto con la interrupción de los aportes de glucosa umbilical, hace
que se produzca un descenso de la glucemia. Los preterminos más extremos tienen
una pobre capacidad de regulación de la insulina, situación que condiciona con
frecuencia hiperglucemias y necesidad de aportes de insulina. Las necesidades
diarias de hidratos de carbono se cifran entre 11 y 16 gr./kg /dia.
Hematológicos:
La serie roja del pretermino tiene valores promedios inferiores a los del recién nacido
a termino, con una tasa de eritroblastos aumentada. Se produce un descenso
progresivo de los hematíes, producida por la hemólisis fisiológica sumada a las
extracciones hematicas repetidas. La reposición periódica con aliquotas de
concentrado de hematíes es frecuentemente requerida en los preterminos de muy
bajo peso. La anemia tardía del pretermino, mas alla de los 15 días de vida asocia
a la iatrogénica un componente hiporregenerativo medular. El uso de eritropoyetina
y los suplementos férricos consiguen disminuir el número de trasfusiones
necesarias. Más excepcional es la aparición de un déficit de vitamina E, que
presenta rasgos de anemia hemolítica.
La serie blanca del recién nacido pretermino es muy variable y sus alteraciones no
son específicas. Una leucocitosis importante puede estar relacionada con la
administración de corticoides prenatales o una leucopenia con la involución
placentaria precoz de las hipertensas y la disminución de los factores estimulantes
de colonias de granulocitos de origen placentario. Ambos trastornos también
pueden ser secundarios a la infección neonatal. Las plaquetas al nacimiento están
en rango de la normalidad. La plaquetopenia evolutiva se asocia a la sepsis y puede
ser signo precoz de candidemia en preterminos paucisintomáticos. La trombocitosis
evolutivas en los primeros meses de vida, puede ser significativa, aunque no existe
riesgo trombótico hasta superada la cifra de 1 millón.
Endocrinos:
Tiroides: se detectan signos de hiperfunción tiroidea, que puede encubrir un
hipotiroidismo subyacente; Así mismo en preterminos gravemente enfermos se
puede producir un hipotirosinemia transitoria. Debe realizarse un cribaje tiroideo a
los 3 días de vida y repetirlo con un mes de intervalo, como practica asistencial
rutinaria..
Existe diferencias en otras glándulas endocrinas, como la suprarrenal, la hipófisis,
el desarrollo gonadal etc, que se encuentran en estadios madurativos incompletos.
La trascendencia clínica es variable, como la inadecuada secreción de esteroides
suprarrenales que puede es responsable de las alteraciones hidroelectrolíticas.
Secuelas y seguimiento
Dada la mayor frecuencia de alteraciones del desarrollo en la población de
preterminos, se hace necesario establecer programas de seguimiento
protocolizados en especial para los preterminos de menor peso. Resumimos a
continuación los cuidados que deben seguirse.
Atención nutricional y seguimiento de su crecimiento, El objetivo nutricional
inmediato es obtener crecimiento semejante al intrauterino, pocas veces
conseguido. Alteraciones nutricionales específicas evolutivas incluyen
raquitismo, osteopenia y anemia.
Atención a la discapacidad motora, sensorial y dificultades para el
aprendizaje. El riesgo de parálisis cerebral en los preterminos de muy bajo
peso es del 10%, distribuida en tercios iguales entre las formas leve,
moderada y grave; Las alteraciones sensoriales incluyen el seguimiento
oftalmológico y auditivo. Atención a los problemas del comportamiento y del
aprendizaje cuya incidencia es mayor que en la población general.
Integración socio-familiar: a menudo en ambientes problemáticos desde el
punto de vista social, económico o cultural, con conductas parenterales
variadas que frecuentemente tienden a la sobreprotección. En el otro
extremo aparecen conductas negligentes que incluyen el maltrato; en una
serie propia encontramos una alta prevalencia de accidentes afectando a un
10% de los preterminos .
Existe un riesgo de muerte súbita que multiplica por 3 la del recién nacido a
termino, en los de peso inferiores a 1500 gr. Se insistirá en corregir otros
factores asociados, como el tabaquismo, la contaminación ambiental, la
temperatura alta, el abrigo excesivo o la postura durante el sueño.
Las infecciones respiratorias de vías altas repetidas condicionan frecuentes
reingresos, en especial en los pacientes afectos de broncodisplasia. Se
indicaran medidas higienicas y sanitarias, aislamiento de individuos
infectados, evitar el hacinamiento y demorar la escolarización hasta los 2
años. La administración de Palimizumab, ha reducido los ingresos por
bronquiolitis por VRS en la población de riesgo.
Mayor incidencia de angiomas cutáneos, tuberosos o en fresa, en
crecimiento durante los primeros meses de vida, desaparecen
espontáneamente a los 4 o 5 años de vida, dejando una cicatriz blanquecina.
La aparición de hernias inguinoescrotales, son mas frecuentes cuanto menor
es la edad de gestación. Por debajo de 32 semanas la frecuencia es similar
en ambos sexos, con posterioridad más prevalente en varones. La cirugía
está indicada y debe ser programada.
9. SEPSIS NEONATAL
La sepsis neonatal se define como un cuadro clínico caracterizado por la presencia de un síndrome
de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) o fetal (SRIF) con la manifestación de dos o más signos
de los que se enumeran a continuación, entre los que debe encontrarse fiebre y/o alteración del
conteo leucocitario:
1. Taquipnea (FR > 60), retracción, desaturación o quejido. Frecuencia respiratoria > 2 DS para la
edad o requerimiento de soporte ventilatorio.
2. Taquicardia: frecuencia cardíaca > 2 DS para la edad sostenida por ½ a 4 horas. Bradicardia:
frecuencia cardíaca < 2 DS para la edad. Descartando otras causas.
5. Conteo de leucocitos < 4.000 o > 34.000. O variación < o > al 20% para la edad. O índice I/T >
0,20.
La sepsis neonatal de aparición temprana (SNT) se ha definido de forma variable con base en dos
características principales:
1. La edad de inicio: con bacteriemia o meningitis bacterianas que ocurren en las primeras 72
horas de vida; otros autores aumentan el tiempo de presentación a 7 días en recién nacidos a
término que se encuentren en casa.
La sepsis de aparición tardía (SNTT) se presenta después de las 72 horas y hasta los 30 días de vida,
sin embargo, algunas características propias del neonato (edad gestacional corregida, patógeno
causal, entre otras) pueden extender esta definición hasta los 90 días de vida, destacando que esta
patología es causada por patógenos adquiridos de manera vertical u horizontal.
Epidemiología y fisiopatología
La incidencia y la mortalidad son más altas en los recién nacidos con peso bajo y muy bajo al nacer
(RNPT-PBN-MBPN); 26 por 1.000 nacidos vivos en < 1.000 g y 8 por 1.000 nacidos vivos con peso
entre 1.000 y 1.500 g.
Los patógenos causantes de sepsis neonatal de aparición temprana pueden invadir el torrente
sanguíneo del recién nacido directamente por la adquisición transplacentaria del agente infeccioso
durante una bacteriemia materna o, más frecuente, por exposición al líquido amniótico infectado,
o por el contacto con secreciones vaginales, cuello uterino o canal vaginal, colonizados por
microorganismos patógenos. Por lo tanto, el bebé puede adquirir la infección, ya sea en el útero o
durante el nacimiento.
Otra forma de presentación está relacionada con la colonización de la piel y las membranas
mucosas por patógenos involucrados en la corioamnionitis, que pueden manifestarse clínicamente
después del nacimiento, cuando las barreras pierden su integridad. Esta colonización también se
puede dar por patógenos nosocomiales adquiridos a través de las manos del personal hospitalario
o durante procedimientos diagnósticos y terapéuticos.
Factores de riesgo
El antecedente de un hijo previo con infección diseminada por Streptococcus del grupo B (SGB) es
identificado como uno de los más importantes; este evento se encuentra posiblemente relacionado
con una pobre respuesta inmune materna dada por unos bajos niveles de anticuerpos IgG contra
los polisacáridos capsulares específicos de SGB.
La incidencia es: el 4-6% en RNPT con antecedente de RPPM; el 3-8%, corioamnionitis materna; y
entre el 6 y 20% en gestantes con colonización positiva por SGB más corioamnionitis. En gestantes
en trabajo de parto pretérmino y membranas intactas, la tasa de invasión microbiana de la cavidad
amniótica es del 32%, y, por el contrario, si existe evidencia de ruptura, la tasa puede ser tan alta
como del 75%.
Las recomendaciones actuales del CDC para la realización de cultivo prenatal están indicadas en las
gestantes de 35 a 37 semanas, alrededor de cuatro semanas antes del nacimiento. La indicación de
profilaxis intraparto va dirigida a aquellas gestantes con aislamiento de SGB, bien sea en el tamizaje
de cultivo rectovaginal o en orina y en gestantes sin datos sobre el tamizaje o con resultado
negativo, pero con factores de riesgo dado por antecedentes de hijo previo con enfermedad
invasora por SGB, nacimiento prematuro con ruptura de membranas > 18 horas. No se recomienda
profilaxis en gestantes con tamizaje negativo sin factores de riesgo o con nacimiento por cesárea
sin ruptura de membranas.
Manifestaciones clínicas
La observación y vigilancia clínicas hacen parte de los pilares fundamentales en el enfoque y manejo
de los recién nacidos con riesgo de sepsis; la gran mayoría de los síntomas (90%) se presenta en las
primeras 48 horas, el 85% en las primeras 24.
Los síntomas y signos son inespecíficos, y requieren de un alto índice de sospecha y una vigilancia
estricta, que permita asociar esos hallazgos clínicos con los antecedentes previamente analizados,
para poder tomar una decisión adecuada y oportuna, encaminada bien sea al inicio de terapia
antibiótica o no, dado que ambas decisiones involucran comorbilidades asociadas. Estos hallazgos
clínicos podríamos agruparlos en síntomas:
Diagnóstico
Tratamiento
La selección del esquema antibiótico empí- rico más adecuado para el manejo de la sepsis neonatal
se establece con un análisis y vigilancia epidemiológica de los agentes etiológicos más
probablemente involucrados. Aunque no hay estudios de ensayos clínicos aleatorios en favor de
cualquier régimen antibiótico particular para el tratamiento de la presunta sepsis neonatal
temprana, la combinación de ampicilina y un aminoglucósido (amikacina o gentamicina) es el
esquema más apropiado, ya que cubre adecuadamente los organismos más comunes, como son el
SGB y E. coli. Este esquema también ha demostrado un efecto sinérgico en modelos animales y en
laboratorio contra L. monocytogenes.
Cuando hay aislamiento de microorganismos Gram positivos distintos de SGB, como S. aureus o
Staphylococcus coagulasa negativos, los cuales son agentes frecuentes en sepsis tardía, la
vancomicina se debe iniciar empíricamente hasta que se conozca la susceptibilidad; si es meticilino-
sensible, el tratamiento adecuado es oxacilina debido a su mejor actividad bactericida.
En los recién nacidos con infección por VHS, aciclovir parenteral a una dosis de 60 mg/kg/día por vía
intravenosa en tres dosis divididas es el tratamiento de elección, independientemente de las
manifestaciones clínicas y hallazgos.
A continuación, se dan las dosificaciones y los intervalos de los antibióticos más utilizados en
neonatología, basados en la edad gestacional, la edad gestacional corregida, el peso y la edad
cronológica