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Madrigal Peña, Miguel Ángel

Extraordinario
Apología de Sócrates y Critón
2. ¿Por qué, según Sócrates, es más importante no cometer injusticia que evitar la
muerte misma?
Para poder comprender por qué el filósofo tomó la decisión de morir antes de cometer una
injusticia, y por ende, por qué fue más importante para él la justicia con respecto a su
propia vida, hay un punto fundamental, pues es una de sus principales posturas filosóficas.
Cuando cuenta que comenzó su búsqueda de la sabiduría, nos dice que encontró una gran
decepción al interrogar a los supuestos "sabios" que pretendían conocer cosas que en
realidad no conocían.

Al retirarme de allí razonaba a solas que yo era más sabio que aquel hombre. Es probable que ni
uno ni otro sepamos nada que tenga valor, pero este hombre cree saber algo y no lo sabe, en
cambio yo, así como, en efecto, no sé, tampoco creo saber. Parece, pues, que al menos soy más
sabio que él en esta misma pequeñez, en que lo que no sé tampoco creo saberlo.1

Nos encontramos ante una de las bases teóricas en las que Sócrates apoya no sólo su
pensamiento, sino su modo de actuar en general, es decir, su "actitud" ante la vida. Ahora
bien, en pasajes posteriores del diálogo, se va esclareciendo cada vez más el hecho de que
el filósofo pondera el valor de la justicia por encima de su propia vida.

Quizá alguien diga: «¿No te da vergüenza, Sócrates, haberte dedicado a una ocupación tal por la
que ahora corres peligro de morir?» A éste yo, a mi vez, le diría unas palabras justas: «No tienes
razón, amigo, si crees que un hombre que sea de algún provecho ha de tener en cuenta el riesgo de
vivir o morir, sino el examinar solamente, al obrar, si hace cosas justas o injustas y actos propios
de un hombre bueno o de un hombre malo.2

Es curioso cómo llega un momento en el que Sócrates acude al ejemplo de Aquiles


para establecer una especie de "comparación". ¿Qué relevancia tiene esto? Que
probablemente se viera fuertemente influido por una concepción ética predominante en la
época, y ello se denota en la manera en la que él mismo se personifica de esa forma, algo
así como una versión de héroe homérico. De este modo, Sócrates va dejando cada vez más
clara su inclinación y sus razones para tomarla. Pero pienso que aún no llegamos al
argumento sustancial. Sin embargo, es pertinente analizar cómo esta comparación con

1
Apología, 21d
2
Íbid, 28b
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Aquiles nos señala una clara relevancia del "factor virtud" en su visión ética de las cosas.
No sólo eso, sino que podemos identificar más o menos una motivación de toda búsqueda
moral en una idea de bien o de felicidad. Esto nos ayuda a partir de un punto común para
todos. Posteriormente, Sócrates insiste en su argumentación basada en el "no saber"; la cual
lo acarrea hacia la que considero, es la razón fundamental por la que toma su decisión.
[...] y en cambio ahora, al ordenarme el dios según he creído y aceptado, que debo vivir
filosofando y examinándome a mí mismo y a los demás, abandonara mi puesto por temor a la
muerte o a cualquier otra cosa. Sería indigno y realmente alguien podría con justicia traerme ante
el tribunal diciendo que no creo que hay dioses, por desobedecer al oráculo, temer la muerte y
creerme sabio sin serlo.3

Inmediatamente nos brinda una afirmación bastante concluyente: "Pues nadie conoce la
muerte, ni siquiera si es, precisamente, el mayor de todos los bienes para el hombre, pero la
temen como si supieran con certeza que es el mayor de los males."4 Efectivamente ¿cómo
podemos asegurar que morir es tan malo, cuando nadie ha regresado de la muerte para
contarnos cómo están las aguas por allá?
Aunque resulta bastante lógica y persuasiva esta cuestión, la determinación no deja
de tener un alto grado de riesgo. Está bien, aceptemos que no estamos en condiciones de
decir que la muerte es un bien o un mal. Precisamente ahí está el problema, tanto no
podemos asegurar que es un mal, como tampoco podemos asegurar que es un bien. No
obstante, a pesar de las limitantes que la condición humana nos da, hay que tomar una
elección con base en los argumentos racionales más convincentes que se puedan ofrecer.
Tampoco es un volado. A mi parecer, Sócrates realiza esta deducción: Desconozco lo que
es la muerte y desconozco también si ésta me traerá bien o mal; pero puedo estar un poco
más seguro del ideal de justicia que he procurado llevar a lo largo de mi vida, y por tanto
apuesto por seguir defendiendo éste, hasta sus últimas consecuencias. El filósofo concluye
de manera bastante optimista: "Reflexionemos también que hay gran esperanza de que esto
sea un bien. La muerte es una de estas dos cosas: o bien el que está muerto no es nada ni
tiene sensación de nada, o bien, según se dice, la muerte es precisamente una

3
Íbid, 28e
4
Íbid, 29a
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transformación, un cambio de morada para el alma de este lugar de aquí a otro lugar."5 Y si
esta transformación le va a permitir seguir haciendo lo que siempre ha hecho (filosofar), él
encantado.

6. ¿Por qué, no obstante la injusticia que Sócrates padece, éste se sostiene firme en
acatar la sentencia dictada y respetar la ley ateniense?
A mi juicio, la respuesta a esta incógnita va de la mano con la de la pregunta anterior, pues
coinciden en puntos fundamentales y, en cierto modo, son complementarias una de la otra.
En Critón, podemos ver cómo el personaje al que alude el título del diálogo intenta "salvar"
a Sócrates de la pena de muerte a la que está condenado. Si el filósofo lo desea, Critón
puede pagar la suma que sea necesaria para evitar que lo hagan beber la cicuta. Sin
embargo, Sócrates se niega a ser "salvado", por más intentos de persuasión que su
interlocutor realiza.

Querido Critón, tu buena voluntad sería muy de estimar, si le acompañara algo de rectitud; si no,
cuanto más intensa, tanto más penosa. Así pues, es necesario que reflexionemos si esto debe
hacerse o no. Porque yo, no sólo ahora sino siempre, soy de condición de no prestar atención a
ninguna otra cosa que al razonamiento que, al reflexionar, me parece el mejor.6

He aquí la primera clave: no se trata de actuar conforme a lo conveniente, lo cual era la


tesis defendida por la sofística; misma que precisamente está tratando de ser combatida.
Todo lo contrario, las decisiones que tomamos deberían ser guiadas por la Verdad, por la
razón verdadera, ¿y cuál es esta razón verdadera? Dado que el hombre es un ser limitado
que no puede poseer La Verdad, sólo puede aproximarse a ella. Esta aproximación es la
antropine sophía, concepto que refiere a ese mejor razonamiento posible que menciona el
filósofo. Una vez entendido esto, aparece otro dilema: "¿acaso debemos nosotros seguir la
opinión de la mayoría y temerla, o la de uno solo que entienda, si lo hay, al cual hay que
respetar y temer más que a todos los otros juntos?"7 ¿Es la mayoría la poseedora de esa

5
Íbid, 40d
6
Critón, 46b (el subrayado es mío)
7
Íbid, 47d
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"mejor razón posible" o lo son sólo unos cuantos, y cómo podemos saberlo? Sócrates nos
deja muy en claro de qué postura es partidario, casi de inmediato responde:

[...] no debemos preocuparnos mucho de lo que nos vaya a decir la mayoría, sino de lo que diga el
que entiende sobre las cosas justas e injustas, aunque sea uno solo, y de lo que la verdad misma
diga. Así que, en primer término, no fue acertada tu propuesta de que debemos preocuparnos de la
opinión de la mayoría acerca de lo justo, lo bello y lo bueno y sus contrarios. 8

Como bien decía en la respuesta anterior, hay un "factor virtud" en la concepción ética de la
época, y como podemos apreciar, la Virtud mantiene una estrecha relación con el Bien y la
Justicia: las tres cosas refieren exactamente a lo mismo. Creo que, tácitamente, Sócrates se
está auto-declarando como uno de esos que "entiende sobre las cosas justas e injustas". Por
este motivo, es capaz de establecer un diálogo con las Leyes, y así puede dejar que ellas
mismas le digan cuál es la mejor decisión a tomar ante su situación. Literalmente en el
diálogo hay un momento en el que el filósofo es "portavoz" de éstas Leyes, las cuales le
preguntan:

¿Acaso eres tan sabio que te pasa inadvertido que la patria merece más honor que la madre, que el
padre y que todos los antepasados, que es más venerable y más santa y que es digna de la mayor
estimación entre los dioses y entre los hombres de juicio? ¿Te pasa inadvertido que hay que
respetarla y ceder ante la patria y halagarla, si está irritada, más aún que al padre; que hay que
convencerla u obedecerla haciendo lo que ella disponga [...]9

Muy a pesar de que Sócrates haya sido juzgado injustamente, y de que todos estén
conscientes de ello, está completamente convencido de que injusticia no se paga con
injusticia. ¿Y por qué sería injusto "salvarse" si pareciera que el filósofo está en todo su
"derecho" de hacerlo? Porque estaría violando las Leyes que, en su momento, juró obedecer
y esto para él no es un mal menor. No sólo estaría cometiendo injusticia contra algún
individuo en particular, sino contra toda la polis en su conjunto. Lo que nos está tratando
de decir es que si eres ciudadano y no respetas las leyes, estás destruyendo por completo la
idea de "comunidad". La Ley no es perfecta, eso queda muy claro, pero es la base sobre la
que se sostiene la polis. Y como bien dice el pasaje anterior, una vez que eres

8
Íbid, 48a (el subrayado es mío)
9
Íbid, 51a-b (el subrayado es mío)
Madrigal Peña, Miguel Ángel
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miembro/componente de la sociedad; tienes de dos sopas: 1. Obedeces las Leyes ó 2. Las
cambias ¿Y cómo las cambias? No a tu antojo, no a tu conveniencia, sino convenciendo a
los encargados de ejercerlas que están mal. Convenciendo con base en la antropine sophía
que permite la aproximación más cercana posible a La Verdad. Sócrates elige la opción
número uno, por todos los razonamientos ya enunciados a lo largo del trabajo. Y por todos
los razonamientos ya enunciados es que se sostiene firme en acatar las Leyes que lo
condenan injustamente.

Bibliografía
 Platón, "Apología de Sócrates" y "Critón", en Platón I. Introd. de Antonio Alegre
Gorri, trad. y notas de J. Calonge Ruiz. España, Gredos, 2015. 843 pp.

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