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2697 La oración es la vida del corazón nuevo. Debe animarnos en todo momento.
Nosotros, sin embargo, olvidamos al que es nuestra Vida y nuestro Todo. Por eso, los
Padres espirituales, en la tradición del Deuteronomio y de los profetas, insisten en la
oración como un «recuerdo de Dios», un frecuente despertar la «memoria del corazón»:
«Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar» (San Gregorio
Nacianceno, Oratio 27 [teológica 1], 4). Pero no se puede orar «en todo tiempo» si no se
ora, con particular dedicación, en algunos momentos: son los tiempos fuertes de la oración
cristiana, en intensidad y en duración.
2698 La Tradición de la Iglesia propone a los fieles unos ritmos de oración destinados a
alimentar la oración continua. Algunos son diarios: la oración de la mañana y la de la
tarde, antes y después de comer, la Liturgia de las Horas. El domingo, centrado en la
Eucaristía, se santifica principalmente por medio de la oración. El ciclo del año litúrgico
y sus grandes fiestas son los ritmos fundamentales de la vida de oración de los cristianos.
2699 El Señor conduce a cada persona por los caminos que Él dispone y de la manera que
Él quiere. Cada fiel, a su vez, le responde según la determinación de su corazón y las
expresiones personales de su oración. No obstante, la tradición cristiana ha conservado
tres expresiones principales de la vida de oración: la oración vocal, la meditación, y la
oración de contemplación. Tienen en común un rasgo fundamental: el recogimiento del
corazón. Esta actitud vigilante para conservar la Palabra y permanecer en presencia de
Dios hace de estas tres expresiones tiempos fuertes de la vida de oración.
2722 La oración vocal, fundada en la unión del cuerpo con el espíritu en la naturaleza
humana, asocia el cuerpo a la oración interior del corazón a ejemplo de Cristo que ora
a su Padre y enseña el “Padre Nuestro” a sus discípulos.
2752 La oración supone un esfuerzo y una lucha contra nosotros mismos y contra las
astucias del Tentador. El combate de la oración es inseparable del “combate
espiritual” necesario para actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo: Se ora
como se vive porque se vive como se ora.
REFLEXIÒN
Necesitamos la oración. Hay personas que quieren rezar porque sienten que deben
hacerlo. Pero va más allá. Rezar no es una obligación. Se trata más bien de una necesidad.
La oración es un descanso, es un encuentro con Dios que nos llena de paz y de luz.
Necesitamos que nos cuiden, que nos den paz y alegría. Necesitamos descansar, que nos
quieran. Nos hace bien a todos ser cuidados. La oración es una oportunidad para
descansar y dejar que Dios nos cuide.
Cuánta paz cuando una persona se encuentra junto a Jesús, descansa en Él, recoge
sus palabras y sus silencios. En esos momentos la persona se sabe muy querida, se siente
feliz a los pies de Jesús. Me gusta esa santa intimidad. Un diálogo lleno de silencios.
¡Cuánta paz!
No todo puede ser acción en mi vida. Necesito recogerme. Volver a lo más mío, a mi
interior. Necesito quedarme a los pies de Jesús. La oración honda me hace más niño,
más humilde.
Desde el corazón de Jesús aprendo a mirar a los demás con humildad. En la oración
aprendo a sentirme niño desvalido. Dios me cuida.
“La auténtica oración tiene lugar cuando logramos encontrarnos en presencia de Dios.
Entonces cualquier pensamiento se convierte en padre de una oración y las palabras
resultan superfluas. Esta oración es absorbente. Una vez que la has experimentado, no
puedes olvidarla nunca. Y no me refiero a ninguna gracia mística extraordinaria. Me
refiero únicamente a la conversación con Dios, al desbordamiento espontáneo del alma
que ha llegado a darse cuenta de que es un niño pequeño a los pies de un padre amoroso
y providente”.
Una oración que pacifica el alma. Me abrazo a Dios. Confío en Él. Me dejo llevar. Dios
sostiene mi vida. Esta oración es una gracia que pido cada día.
A veces la oración puede apartarme de hacer cosas. Tal vez es que necesito descansar y
dejar mi alma en Dios. Eso es lo que importa. Dios me sostiene. Yo me vacío de todo lo
que me pesa, también de mi acción. La oración se convierte entonces en descanso del
alma.
CUERPO (Pan)
3. Eucaristía
(Lucas 22, 19-20) SANGRE (Vino)
La Biblia es el libro más leído en el mundo. En ella encontramos la parte espiritual más
importante de nuestra cultura y nuestra civilización. Es portadora de valores de justicia,
libertad y fraternidad.
La Biblia narra la historia de la alianza que Dios ha hecho con los hombres.
Para nosotros los cristianos Católicos la Biblia es la Palabra de Dios: creemos que Dios
es alguien quien puede comunicarse con nosotros y que lo ha hecho a través de ella de
la manera mas sublime. Dios en comienzo se ha revelado a Israel por medio de Moisés y
los profetas, y para nosotros los cristianos, con la venida de Nuestro Señor Jesucristo.
El da testimonio de las relaciones entre los hombres y Dios: relación hecha de fidelidad
y de renuncia. Es un camino largo hacia la libertad y el amor.
Es un libro portador de sentido para los que buscan todo en su vida, verdad y la voluntad
de Dios.
El Antiguo Testamento o libro de la primera alianza tiene 46 libros: los libros del Génesis,
Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio, libro de Josué, Jueces, los dos libros de
Samuel, los dos libros de los Reyes, los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel,
Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías,
los Salmos, el libro de Job, los Proverbios, Ruth, el Cantar de los Cantares, el Eclesiástico,
el libro de las Lamentaciones, Esther, Daniel, Esdras y Nehemías, las Crónicas, el libro
de Judith Tobías y los Macabeos.
-El Nuevo Testamento o libro de la segunda alianza comprende 27 libros: los cuatro
Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), las Actas de los Apóstoles, las cartas a los
Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses Tesalonicences, Timoteo,
Filemón, Hebreos, cartas de Santiago, Pedro, Juan, Judas y Apocalipsis.
La biblia está escrita por hombres inspirados por Dios (Dios es el autor principal y los
hombres autores secundarios), cuenta la historia del Pueblo de Israel de modo más
teológico que histórico. Da un sentido a los acontecimientos más allá de lo que las
personas han vivido y entendido.
Cada autor está enmarcado en su época, su lengua, su cultura. Hay, pues, una gran
variedad de textos y estilos: narraciones de guerra (libro de los Reyes), textos poéticos:
narración de la creación, los Salmos, textos de sabiduría: los Proverbios, libro de Job;
textos jurídicos: el Levítico.
Cada libro está dividido en capítulos y en versículos que corresponden a una o dos frases
del texto.
DOGMAS MARIANOS
“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza,
a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su
Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra;
seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan
pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con
claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de
alegría y de paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)
La Inmaculada Concepción
Cada 8 de diciembre, la Iglesia celebra el dogma de fe que nos revela que, por la gracia
de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción,
es decir desde el instante en que María comenzó la vida humana.
Las devociones a la Inmaculada Virgen María son numerosas, y entre sus devotos
destacan santos como San Francisco de Asís y San Agustín. Además la devoción a la
Concepción Inmaculada de María fue llevada a toda la Iglesia de Occidente por el Papa
Sixto IV, en 1483.
El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió:
"Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por
tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de
Dios hecho carne, sea anatema."
"Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de
Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y
necesidades" (Constitución Dogmática Lumen Gentium, 66).
La Perpetua Virginidad
El dogma de la Perpetua Virginidad se refiere a que María fue Virgen antes, durante y
perpetuamente después del parto.
"Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel" (Cf.
Is., 7, 14; Miq., 5, 2-3; Mt., 1, 22-23) (Const. Dogmática Lumen Gentium, 55 - Concilio
Vaticano II).
¿Es verdad que en los evangelios se habla de «los hermanos y hermanas de Jesús?
En la Biblia leemos que los habitantes de Nazaret, hablando de Jesús, decían: «Este es el
Hijo del Carpintero y su Madre es María, es hermano de Santiago, José, Simón y Judas,
y sus hermanas también viven aquí entre nosotros.» (Mt. 13, 55-56)
En otra parte de la Biblia leemos: «Un día Jesús estaba predicando y los que estaban
sentados alrededor de él le dijeron: «Tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan».
(Mc. 3, 32)
Los que no conocen bien la Biblia sacan de estos textos la precipitada y errónea
conclusión de que María tuvo más hijos y que por tal razón no pudo haber quedado virgen,
como creen los católicos. Muchos hermanos evangélicos hablan así, al parecer, no por
amor a la verdad, sino simplemente para desorientar a los católicos y para que la gente
sencilla abandone la verdadera fe en Cristo, en su Iglesia y en la Virgen María. En esta
carta quiero explicarles cuán equivocadas están estas personas que piensan que Jesús tuvo
más hermanos en el sentido estricto.
Es verdad que en los evangelios se habla de «los hermanos y hermanas de Jesús». Pero
eso no quiere decir que sean hermanos de sangre de Jesús, o hijos e hijas de la Virgen
María.
Jesús, en su tiempo, hablaba el idioma arameo (que es como un dialecto del hebreo) y en
las lenguas arameas y hebreas se usaba la misma palabra para expresar los distintos grados
de parentesco cercano, como «primo», hermano», «tío», «sobrino», «primo segundo»...
Y para indicar estos grados de parentesco, simplemente, usaban la palabra «hermano o
hermana.»
Por ejemplo: Abhraham llama «hermano» a su sobrino Lot (Gén. 13, 8 y Gén 14, 14-16)
Labán dice «hermano» a su sobrino Jacob (Gén. 29, 15).
Es decir, en la Biblia no se usan las palabras «tío» o «sobrino», sino que a los que
descienden de un mismo abuelo se les llama hermanos.
Ahora bien, para evitar las confusiones, la Biblia usa varios modismos. Por ejemplo: si se
trataba de hermanos verdaderos, hijos de una misma madre, se usaba la expresión: «Tu
madre y los hijos de tu madre.» Esta era la única manera correcta de expresarse. En
Mateo16, 17 se usa la expresión «Simón, hijo de Jonás» para decir que el papá de Simón
es Jonás.
En ningún lugar del Evangelio se habla de los hermanos de Jesús en sentido estricto, como
«hijos de María». Por tanto en la Biblia no aparece ningún hermano de Jesús según la
carne.
En el Evangelio de Lucas leemos que Jesús subió a Jerusalén junto con María y José. El
niño Jesús tenía ya 12 años. Este relato no menciona ningún hermano de Jesús en sentido
estricto. Así el texto nos hace entender que Jesús es el hijo único de María.
(Lc. 2, 41-52).
Al momento de morir, Jesús confió su madre María al apóstol Juan, hijo de Zebedeo,
precisamente porque María quedaba sola, sin hijos propios y sin esposo. Para los judíos
una mujer que se quedaba sola era signo de maldición. Por eso Jesús confía María a Juan
y también Juan a María.
«Cuando Jesús vio a su madre, y de pie junto a ella al discípulo a quien él quería mucho,
Jesús dijo a su madre: «Madre, ahí tienes a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: Ahí tienes
a tu madre. Y desde entonces ese discípulo la recibió en su casa» (Jn. 19, 26-27).
En Mt. 13, 55-56 encontramos los nombres de cuatro «hermanos» de Jesús: Santiago (o
Jacobo), José, Simón y Judas.
De estos cuatro hermanos de Jesús arriba mencionados, dos eran apóstoles: Santiago «el
hermano del Señor» (Gál. 1, 19) es el apóstol Santiago «el Menor» (Mc. 15, 40), y Judas,
«servidor de Jesucristo y hermano de Santiago».
La madre del apóstol Santiago el Menor se llama María y esta María, madre de Santiago
y José, estaba junto a la cruz de Jesús (Mc. 15, 40) y era «hermana de María la Madre de
Jesús» (Jn. 19, 25) y tía de Jesús. Es la que el Evangelista llama María de Cleofás
(Jn. 19, 25)
Comparando los textos bíblicos entre sí, está claro que ni Santiago ni los otros tres
nombrados «hermanos de Jesús» eran hijos de la Virgen María y José, sino primos
hermanos de Jesús.
Hagamos el árbol genealógico de las dos familias:
Otros dicen que la Biblia nombra a Jesús como el «primogénito» o sea «el primer hijo de
María» y eso es señal de que María tuvo más hijos.
El hecho de que Jesús sea «primer hijo» no significa que la Virgen María tuviera más
hijos después de Jesús; de ninguna manera quiere decir eso el Evangelio. «Y dio a luz a
su primer hijo» (Lc. 2, 7) quiere decir que «antes de nacer Jesús, la Virgen no había tenido
otro hijo».
Y esto era muy importante para los judíos, porque siendo Jesús el primogénito, o sea, el
primer hijo, quedaba consagrado completamente a Dios. (Ex. 13, 2). Y es que la Ley del
Señor mandaba que el primer hijo fuera consagrado u ofrecido totalmente a Dios (Ex. 13,
12 y Ex. 34, 19). Por eso Jesús, por ser el primogénito o primer hijo ya desde su
nacimiento quedaba ofrecido y consagrado totalmente al servicio de Dios.
Esto, y no otra cosa, es lo que enseña el Evangelio al decir que Jesús fue el «primer hijo»
(Primogénito) de la Virgen María. En ningún caso quiere decir el primero entre otros
hermanos.
Un día preguntó Jesús a sus discípulos: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos? Y mirando a los que estaban en torno a él añadió: Aquí están mi madre y mis
hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios ese es mi hermano, mi hermana
y mi madre» (Mt. 12, 49-50). Jesús fue el primero en utilizar la palabra «hermano» no en
sentido carnal, sino en sentido figurado.
En el Evangelio de Juan (20, 17), Jesús llama a sus discípulos y apóstoles: «mis
hermanos» y en la carta a los Hebreos (2, 11) todos los redimidos por Cristo son «sus
hermanos.» Cristo es «el Primogénito de estos hermanos.» (Rom. 8, 29).
En este sentido aparece la palabra «hermano» 160 veces en las cartas apostólicas del N.
T. «Hermanos pues, en este sentido, hoy como ayer, son todos los que creen y aceptan a
Jesús.» Y en esto los hermanos evangélicos son muy inconsecuentes porque en sus
sermones usan a cada rato la expresión «hermanos» en sentido figurado (todo el mundo
entiende que no se trata de hermanos carnales) Pero cuando se trata de interpretar esta
palabra en el N. T., dicen que hay que entenderla en sentido carnal, de verdaderos
hermanos según la sangre.
La Iglesia Católica, al igual que las iglesias Evangélicas, tiene ahora también la costumbre
de llamar a sus fieles «hermanos y hermanas». ¿Significa esto que todos somos hermanos
según la carne? De ninguna manera, sino que utilizamos la palabra «hermanos» en sentido
figurado. ¿Por qué, entonces, los evangélicos tienen tanto empeño en interpretar la palabra
«hermano» sólo en sentido literal para concluir que la Virgen tuvo otros hijos? ¿No hay
aquí una tergiversación o mala interpretación de textos? ¿No será que se utilizan estos
textos tan sólo como un pretexto para confundir a los católicos poco familiarizados con
la Biblia?
Ojalá que estas palabras «hermano y hermana» no sean para nosotros palabras
conflictivas. Hermanos según la carne son los hijos de unos mismos padres. Hermanos
según el espíritu somos todos los seres humanos, mayormente los que son miembros de
una misma comunidad o familia religiosa.
Queridos hermanos y amigos en Cristo: Creo que estas explicaciones bastan para aclarar
el sentido bíblico de la expresión «hermanos y hermanas del Jesús.» Que nadie los venga
a molestar ahora con discursos erróneos y a decirles que María tenía muchos hijos... Los
que hablan así son personas que no conocen bien la Biblia; es gente que interpreta la
Palabra de Dios a su propio gusto y quiere solamente sembrar dudas y mentiras. ¿No dijo
el apóstol Pedro que debemos ser prudentes con nuestras interpretaciones privadas de la
Biblia? (2 Pedr. 1, 20).
Y por último, queridos hermanos, yo también los nombro con la palabra hermanos, les
pido que no hagan caso de palabrerías, sino que sean realmente capaces de vivir este gran
sueño de Jesucristo que es construir el Reino de Dios en que todos los hombres volverán
a ser hermanos.
LAS IMÁGENES
- ¿Por qué ustedes católicos usan las imágenes, puesto que la Biblia las prohíbe? si
quiere lea el siguiente texto bíblico:
-Aquí está el gran error. Para nosotros católicos no es lo mismo. Existe una grande
diferencia entre una imagen y un ídolo. Para nosotros una imagen es cualquier tipo
de figura o representación de alguien a algo mientras ídolo es un falso dios, con
vida y poder (Sab 13-15), que se pone en lugar de Dios, como en el caso del becerro
de oro ( Ex 32,1).
Pues bien, en Ex 20,4 la Biblia se está refiriendo a los ídolos y no a cualquier tipo
de imagen, como las que tenemos nosotros ahora. De hecho, en el versículo anterior
se habla claramente de «otros dioses»
-No es cierto. La misma Biblia presenta casos, en que Dios mismo ordenó construir
alguna imagen.
Asimismo, harás dos querubines de oro macizo, labrados a martillo, y los pondrás en
las extremidades del Lugar del Perdón, uno a cada lado (Ex 25,18).
Moisés habló por el pueblo y Yahvé le respondió: «Haz una serpiente de bronce,
ponla en un palo y todo el que mire, sanará» (Núm 21,8).
- Sin embargo, después la serpiente de bronce fue destruida. (2 Re 18,4)
-Claro, pero hay que saber ¿Por qué fue destruida? Por el hecho que se volvió ídolo
y se le empezó a rendir culto de adoración, imitando a los paganos. No porque era
una imagen. Así que cuando ustedes dicen que la Biblia prohíbe las imágenes es un
tremendo error, pues ya leímos en Ex 25,18 y Num 21,8 como Dios mismo las mando
hacer y las puso en su santuario.
Adorar y venerar
-Bueno, Dios las mando hacer, pero ustedes los católicos llevan las imágenes y las
estatuas en procesión, las besan, les ponen flores y velas, se arrodillan delante de
ellas, etc. Y esto si es malo, puesto que las están adorando. (Is 45,20).
- Ahora estás confundiendo entre adorar y venerar. Para ti, ¿es lo mismo adorar y
venerar? - Claro que es lo mismo.
No,eso no es así. Mira, hay que saber distinguir entre estas dos actitudes: adorar es
reconocer a una persona o un objeto como ser supremo, creador y dueño de todo;
mientras que venerar es simplemente respetar o dar un culto especial pero no de
adoración. Así que nosotros católicos adoramos solamente a Dios, un solo Dios
(Mt 4,10); mientras veneramos todo lo que está relacionado con Dios, como por
ejemplo las imágenes del mismo Jesús, la Virgen y los santos.
- Además: ¿acaso nunca han leído en la Biblia la procesión que hizo el Rey David?
Si lees en 2 Sam 6,1-5 te vas a dar cuenta de que el rey David junto con todo el
pueblo iban en procesión y llevaban las imágenes de los querubines encima de la
carreta:
"David reunió de nuevo a todo lo mejor de Israel, unos treinta mil hombres. Cuando
estuvieron listos, partió con todo su ejército para Baalá de Judá. Iban a buscar el Arca
de Dios, sobre la cual se invoca el nombre de Yavé de los ejércitos, quien se sienta
en ella sobre los querubines. Pusieron el Arca de Dios en una carreta nueva y la
llevaron de la casa de Abindab...David y todo el pueblo de Israel bailaban delante de
Yavé con todas sus fuerzas, cantando y tocando arpas, panderos y címbalos"
-Pero..., es que los católicos se ponen de rodillas delante de las imágenes y eso está
prohibido por la Bibla. (Ex 20,5; Hech 10,25-26).
-Todo depende de lo que uno piensa, cuando se pone de rodillas delante de una
persona o un objeto sagrado. Evidentemente, si uno piensa hacer un acto de
adoración, como en el caso de Cornelio que confundió a Pedro con un dios,
entonces es malo; sin embargo, si uno con aquel acto quiere manifestar solamente su
respeto, entonces no es malo.
Todo está muy claro en la Biblia, donde encontramos casos de personas que se ponen
de rodillas delante de otras personas, llevan en procesión el arca de la Alianza y se
postran delante de ella
Llegó hasta el hombre de Dios y se abrazó a sus pies (2 Re 4,27). Entonces Josué y
todos los jefes de Israel permanecieron postrados delante del Arca de Yavé hasta la
tarde (Jos 7,5). Recuerda que encima del Arca estaban las imágenes de los
querubines.
- Así que mucho cuidado con decir y afirmar cosas que no están en la Biblia. Acaso
tu pastor no te había enseñado estas citas bíblicas donde se arrodillaron ante los
hombres y ante las imágenes?
- Mira. Sencillamente, las imágenes y las estatuas de los santos son como las
fotografías o los retratos de un ser querido. Sirven para acordarnos de Jesús, la
Virgen y los santos. Al mismo tiempo, les pedimos a Jesús, la Virgen y a los santos
(no a sus imágenes o estatuas sino a la persona), que nos ayuden a vivir el Evangelio
y alcanzar la salvación.
RITO DEL BAUTISMO
Tomado del Catecismo
El sentido y la gracia del sacramento del Bautismo aparece claramente en los ritos de su
celebración. Cuando se participa atentamente en los gestos y las palabras de esta
celebración, los fieles se inician en las riquezas que este sacramento significa y realiza en
cada nuevo bautizado.
La señal de la cruz, al comienzo de la celebración, señala la impronta de Cristo sobre el
que le va a pertenecer y significa la gracia de la redención que Cristo nos ha adquirido
por su cruz.
El anuncio de la Palabra de Dios ilumina con la verdad revelada a los candidatos y a la
asamblea y suscita la respuesta de la fe, inseparable del Bautismo. En efecto, el Bautismo
es de un modo particular "el sacramento de la fe" por ser la entrada sacramental en la vida
de fe.
C: Al pedir el bautismo para sus hijos ¿Saben que ustedes se obligan a educarlo en la Fe?
P: Sí lo sabemos
C: Sobre todo a amar a Dios y al prójimo como Cristo nos enseña en el evangelio?
P: Sí lo sabemos
2. SIGNACIÓN
C: N. y N… ( o bien : Niños) con gran alegría les recibe la comunidad cristiana. Yo,
en su nombre, los signo con la señal de Cristo Salvador.
Y ahora sus padres (y padrinos) les hacen también la señal de la cruz
C: ¿Creen en Jesucristo, su único hijo nuestro Señor, que nació de Santa maría
Virgen, murió. Fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la
derecha de Dios Padre?
PP: Sí creemos
4. BAUTISMO
C: ¿Quieren por tanto, que su hijo sea bautizado en esta fe de la Iglesia, que todos
juntos acabamos de profesar?
PP: Sí queremos
C: A ustedes, padres y padrinos, se les confía el cuidado de esta luz, para que
aumente. Que sus hijos, iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz
y perseverando en la fe, puedan salir al encuentro del Señor con todos los Santos,
cuando llegue el final de los tiempos.
COMPROMISO DE LOS PADRES Y PADRINOS
BAUTIZAR A UN NIÑO NO ES SALIR DE UN COMPROMISO SINO ENTRAR
EN UN COMPROMISO MUY SERIO
En nuestro ambiente hay una costumbre muy arraigada de ´hacer compadres", de que a través del
"compadrazgo" se crean lazos muy fuertes de solidaridad y de relaciones humanas.
Lamentablemente hemos ido perdiendo el sentido de relación entre el padrino y el ahijado.
Podemos aprovechar esta manera de vivir de nuestro pueblo para que los papás y los padrinos
del niño que se va a bautizar tomen conciencia de su compromiso con el hijo y ahijado y que el
compadrazgo no se convierta en mera conveniencia social y económica. sino en una relación de
compromiso cristiano.
VEAMOS
PENSEMOS
"Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres" (CIC
1255). Ellos son los primeros y principales responsables de "formar a sus hijos en la fe y en
la práctica de la vida cristiana. mediante la palabra y el ejemplo" (CDC 774.2), y es tarea de
ambos "alimentar la vida que Dios les ha confiado" (dc 1 25 1), en este sentido se podría
decir que la celebración del Bautismo tiene una dimensión marcadamente familiar y es que
la familia es la comunidad privilegiada para la transmisión y la educación de la fe (ver CT
62 ).
Los papás deben facilitar el "despertar religioso" de sus hijos, iniciarlos en la oración
personal y comunitaria, educarlos en la conciencia moral, acompañarlos en el desarrollo del
sentido del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del compromiso en el mundo,
dentro de una perspectiva cristiana. Los papás más que transmitir contenidos, introducen a
sus hijos, y en especial a los más pequeños, en un ambiente de vida propio de una familia
cristiana.
El padrino o madrina comparten responsablemente con los papás todos los compromisos y
exigencias que del Bautismo surgen (ver CDC 774.2). especialmente son invitados a
preocuparse, junto con los papás, por la educación cristiana de su ahijado. Pueden verse
obligados, en ciertos casos, a reemplazar a los papás en esta tarea. Ocupan un lugar
importante en el espíritu y ambiente familiar. Su presencia testimonia el lugar que ha de
ocupar en la celebración del sacramento del Bautismo, por encima de los papás. la
comunidad cristiana de la que el nuevo bautizado entra oficialmente a formar parte y que va
más allá de la propia familia. "Deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al
nuevo bautizado en su camino de la vida cristiana. Su tarea es una verdadera función
eclesial." (CIC 1255).
Tristemente los padrinos o madrinas han perdido mucho del sentido de ser representantes
de la comunidad cristiana que garantizan, junto con los papás, la educación e iniciación
progresiva del nuevo bautizado en la vivencia de la fe dentro de la comunidad eclesial.
Con frecuencia notamos que se da más importancia al "compadre" o la "comadre" por
las relaciones, apoyo económico o influencia que al mismo ahijado en la tarea de
educarlo cristianamente.
De ahí que la Iglesia pide ciertas cualidades o características para que alguien pueda ser
invitado de padrino o madrina. Cualidades que se pueden sintetizar así:
Ser elegido por los papás del niño o quienes faltando éstos ocupan su lugar (ver
CDC 874.1).
Debe tener la suficiente madurez para cumplir esta responsabilidad (ver CDC
874.2).
Ser católico y haber recibido los tres sacramentos de iniciación cristiana:
Bautismo, Confirmación y Eucaristía (ver CDC 874.3).
No estar impedido por el derecho canónico para cumplir con esta obligación
(ver CDC 874.4).
No ser el papá o la mamá de quien se bautizara (ver CDC 874.5).
Es probable que entre algunas personas se tenga la duda siguiente: Alguien que pertenece a
una iglesia separada, ¿puede ser padrino? Aunque seguramente en nuestro ambiente no se
presente esta situación con regularidad. conviene al catequista tener a la mano la respuesta.
La Iglesia dice que: "El bautizado que pertenece a una comunidad eclesial no católica sólo
puede ser admitido junto con un padrino católico, y exclusivamente en calidad de testigo del
bautismo" (CDC 874.5,2).
Los que han recibido el Bautismo se sienten unidos por la nueva fe y buscan primeramente
la vida de comunidad. Los primeros cristianos realizaban el designio de Dios sobre la manera
de vivir la fe dentro de la experiencia de vida en comunidad de la siguiente manera:
"Acudían asiduamente... a la convivencia" (He 2, 42), por la que los creyentes como
hermanos viven cercanos y se ayudan mutuamente en sus necesidades (ver He 2, 44-45), con
atención especial a los pobres (ver He 4, 34-35).
"Acudían asiduamente... a la fracción del pan" (He 2, 42) con alegría, sencillez y mucho
entusiasmo (ver He 2, 46).
"Acudían asiduamente... a las oraciones" (He 2, 42) dando gracias a Dios que los ha salvado,
prolongando así la Eucaristía, gozando la simpatía de un pueblo que los tomaba en serio (ver
He 2, 47).
A muchas de nuestras comunidades cristianas les falta vida por haber olvidado estos puntos
que son la base de todo nuestro ser cristiano.
La vivencia fiel de nuestro Bautismo nos exige vivir la fe en una comunidad concreta, nuestra
parroquia, y es tarea de todos renovarla para que llegue a ser realmente el lugar donde se
vive y se ve la comunión entre los creyentes: en la escucha y conocimiento del mensaje
cristiano, en la oración, en la celebración de la Eucaristía, en la convivencia y apoyo mutuo.
CELEBREMOS
A lo largo de estas catequesis sobre el sacramento del Bautismo nos hemos dado cuenta de
la importancia que tiene para nuestra vida cristiana y la de nuestro hijo o ahijado. Hoy hemos
reflexionado sobre el compromiso y exigencias que trae para los papás, padrinos y toda la
comunidad. Así pues, si están dispuestos a tomar esta responsabilidad, hagan un compromiso
ante Dios y ante la comunidad representada en los que nos rodean.
Creyendo que el Espíritu Santo nos dará la fortaleza, respondan de pie y en voz alta a cada
pregunta: NOS COMPROMETEMOS.
¿Se comprometen a crear un ambiente en la familia que pueda ayudar a que su hijo o ahijado
se eduque en la fe, iniciándolo en la oración y en la celebración de la Eucaristía y los
sacramentos, acompañándolo a la catequesis y dándole ejemplo de convivencia cristiana?
¿Se comprometen a dar testimonio de la fe en Jesucristo con valentía, ante la Iglesia y el
mundo? ¿Se comprometen a celebrar el sacramento del Bautismo con dignidad, evitando lo
que pueda ser obstáculo a la fe que su hijo o ahijado recibe, o que desvirtúe la celebración
del mismo? ¿Se comprometen a respetarse entre ustedes, papás y padrinos, como es nuestra
tradición y como nos dice Jesucristo "ámense como Yo los he amado"?