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El señor Don Amaury Matos fue como un padre para mí, siempre me dio
buenos consejos y apoyo. Me contaba siempre sus historias de su vida la cual
aprendí mucho, me decía que venía desde abajo muy pobre, quemaba y
trasportaba carbón, tenía colmado, era agricultor y comerciante. Fue un
maestro el cual me enseño tantas cosas que me han ayudado en mi vida hacer
lo que soy en el día de hoy.
Fuimos socio por mucho tiempo, donde siempre hubo una credibilidad del uno
hacia al otro y una confianza tan grande que me daba cheques en blancos
firmados y nunca defraudé su confianza y de haberlo hecho a lo mejor hubiera
muerto primero que él, ya que la conciencia me hubiera matado. Aunque ya no
exista físicamente, todo los días lo recuerdo como el hombre que me ayudo
abril caminos. Amigos sinceros quien ocupa un lugar muy especial en mi mente
y en mi corazón para siempre.
Amaury creyó en mí y lo único que una persona debe hacer para llegar a mi
corazón y comprometerme para siempre, es creer en mi persona, lo único que
me consuela es que, estoy seguro que Dios lo tiene en un lugar muy especial
como era él, amigo, sincero, honesto, capaz y sobre todo luchador y trabajador,
el cual ayudo muchas personas no solo a mí, sino a tantas personas
necesitadas, aunque quizás muchos no agradecieron y valoraron lo que hizo,
pero es uno de los motivos por el cual Dios debe tenerlo en la gloria eterna.
Son palabras resumidas que puedo decir de ese gran hombre, que entiendo
que Azua no tendrá otro igual. Cada día recuerdo sus historias y sus consejos y
eso me motiva a seguir hacia adelante y no fallarle a quienes creen en mí ya
que puedo decir de dónde vengo y quien soy gracias a Dios y todo el que a
creído en mí.