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Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA EN EL MEXICO ACTUAL


Author(s): Arnaldo Cordova
Source: Investigación Económica, Vol. 38, No. 150 (OCTUBRE-DICIEMBRE 1979), pp. 449-466
Published by: Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/42870789
Accessed: 07-02-2018 02:45 UTC

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Investigación Económica 150, octubre-diciembre de 1979, pp. 449-466

REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA


EN EL MEXICO ACTUAL

ARNALDO CORDOVA

México fue el primer país latinoamericano que experimentó una revolución


en el siglo XX; se trató de un evento cuyo carácter revolucionario estribó en
la destrucción violenta de un sistema político y su sustitución por otro total-
mente distinto. Toda revolución, para ser tal, tiene que ser, por lo menos,
una revolución política y no puede caber duda de que la revolución mexica-
na lo fue.
Paradójicamente, sin embargo, el régimen político que instauró la
revolución no reorganizó la vida económica y social de México sobre la base
de medidas revolucionarias, sino sobre la base de una política netamente
reformista. En ello radica la diferencia entre, pongamos por caso, la revolución
cubana y la revolución mexicana. La medida política típica de la primera lo
es la acción revolucionaria ; la de la revolución mexicana lo es, en cambio, la
acción reformista. Los momentos que podemos llamar cruciales en la vida
política de México han estado marcados por el mismo elemento, vale decir,
una medida reformista.
La acción revolucionaria es radical e instantánea; la acción reformista
se plantea el cambio gradualmente y a largo plazo. El modo como los cuba-
nos resolvieron la cuestión de la tierra, mediante un acto único y general de
expropiación a los antiguos propietarios, fue una acción revolucionaria;
mientras que el modo como la hicieron los mexicanos, expropiando uno por
uno a los antiguos propietarios y mediando la petición de los trabajadores
rurales interesados, fue una típica acción reformista. En México la reforma
ha sido siempre el gran acontecimiento político, social y económico, el que
marca el progreso de nuestro país en el siglo XX y el que define la ideología
y la idiosincrasia de los mexicanos. Cada vez que el sistema se paraliza o
amenaza entrar en crisis aparece la reforma, política o económica, como el
medio restaurador o antiséptico del mismo sistema. Así ocurrió, sobre todo.

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450 INVESTIGACION ECONOMICA

durante ios años treinta, cuando la crisis mundia


en un auténtico callejón sin salida. La gloria del card
salvador de México en aquella coyuntura, la debe a
programa reformista de la revolución y al estilo ref
solucionar los grandes problemas que enfrentaban e
tico.
Siempre parece operar el mismo modelo; una etapa
dad social en la que se desarrolla el país sin muchos so
situación de ruptura, y luego, la acción reformista q
volvemos a vivir una época histórica en la que el pen
reformistas vuelven a actuar, como arietes en la
a problemas que nuevamente se antojan como irreso
diez años, en los cuales estuvo vigente el llamado mo
bilizador, sobre todo durante el sexenio de Adolfo L
y los primeros cuatro años del de Gustavo Díaz Orda
pareció no haber conocido jamás una etapa de mayor
dad. Pero, como ocurre muy a menudo, aquel mo
conservador como ningún otro de los que hasta ahor
el régimen de la revolución, en el fondo no represe
prepara y precede a la tormenta. Su punto de partida
a máximo la estabilidad política para promover lo
amplios márgenes de ganancia que fuese posible alcan
ciones necesarias para hacer más atractiva la inversi
verse con toda claridad, este principio no aseguró u
de la economía y por todas partes se tradujo en la má
ción a la fuerza de trabajo.
La paz del modelo estabilizador era una ilusión. L
se volvieron más tensas que nunca; la efervescencia
momento, a pesar de la derrota del movimiento ferr
la crítica al régimen autoritario, radiada de los foros
volvió más subversiva. Fue entonces cuando apareció
lucha guerrillera, primero en el campo y luego en las
jaba una caldera con la presión al máximo y a punto d
dad económica, que era efectiva sólo para una minorí
actuar siempre con una excesiva y peligrosa conf
acorralando toda forma de disidencia, así fuese la m
entonces estuvieron atestadas de prisioneros político
nunca como entonces tendió la disidencia hacia la
establecido. Lo que daba a México una apariencia de p
era sólo el hecho de que la disidencia aparecía aisl
fácil el combatirla y disolverla.

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REI ORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 451

El movimiento estudiantil de julio a octubre de 1968 apareció como


rayo en cielo sereno. Para muchos el movimiento estudiantil fue únicamente
una explosión de clases medias insatisfechas y sin perspectivas. Se olvida a
menudo que las clases medias fueron, precisamente, uno de los sectores más
favorecidos por el boom económico de los sesenta. Se olvida también que
con mucha frecuencia es entre los sectores más prósperos de las clases popu-
lares en las modernas sociedades de masas, en donde la disidencia tiende
a la subversión del sistema. De cualquier forma, los estudiantes mexicanos
sorprendieron a todo el mimdo, justamente, por el hecho de que no plantea-
ron demandas, digámoslo así, universitarias, como había ocurrido casi siem-
pre, ni tampoco demandas de carácter económico. En el desarrollo de su
movimiento, por supuesto, trataron en todo momento de unirse a los trabaja-
dores asalariados y en sus manifestaciones por las calles no cesaban de invitar
al pueblo trabajador a que los acompañara en su protesta. Pero jamás plantea-
ron lo que normalmente exigen los trabajadores en sus luchas reivindicativas:
aumentos de salarios, medidas contra la carestía de la vida, respeto al dere-
cho de huelga o cosas por el estilo.
Las demandas del movimiento estudiantil estuvieron dirigidas, sin
excepción, en contra del autoritarismo del Estado y por la democratización
política de México. Entre sus demandas fundamentales estuvieron la supre-
sión del delito político llamado de "disolución social", que era un auténtico
delito de opinión que había venido sirviendo al régimen para perseguir toda
forma de oposición politicarla liberación de los presos políticos y la supresión
de los órganos policiacos dedicados a la represión de los movimientos popula-
res. Jamás se planteó la eliminación del orden establecido ni se postuló el
establecimiento de una nueva sociedad. Se trató, en toda la extensión del
término, de un movimiento democrático y antiautoritario.
La amplitud que alcanzó el movimiento estudiantil conmovió a la
nación entera: de ello daba una muestra irrebatible la enorme participación
popular en los actos de masas convocados por los jóvenes: manifestaciones
multitudinarias que llegaron a sobrepasar el medio millón de participantes, y
una audiencia popular cada vez más amplia y amenazadora que se expresaba
también en las propias organizaciones de masas controladas por el gobierno.
Todo ello explica por qué el gobierno tuvo que emplearse a fondo para conte
ner y, finalmente, destruir por la fuerza y la violencia al movimiento estu-
diantil, sin concesiones de ninguna especie. Cientos de jóvenes fueron muertos
en las diferentes acciones represivas que se pusieron en acto en contra del
movimiento y varios miles más fueron encarcelados y enjuiciados. El hecho
no hacía sino confirmar una larga tradición de intolerancia y violencia por
parte del Estado respecto de toda acción popular orientada a la democrati-
zación del sistema político.

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452 INVESTIGACION ECONOMICA

En esta ocasión, sin embargo, el movimiento estudi


huellas en la vida nacional. El impacto que produjo en l
mentales lo resintieron todos los grupos políticos. Nun
desde los días de Cárdenas, el prestigio del Estado de
caído tanto ni se había visto tan mermado su consenso p
fuente de su poder. La hora de los cambios había sonad
se aprestó a efectuarlos para recuperar el terreno perdid
sidenciales de 1969 y 1970, por lo demás, ofrecían una
dad para un replanteamiento general de la política d
reconstrucción de su consenso en la sociedad. El modo
realizó, como no podía ser de otra manera, se hizo de a
ción reformista de la política revolucionaria. La hora d
hora de las reformas .
Luis Echeverría Alvarez hizo su campaña electora
pésima fama como funcionario autoritario y antidemocr
rio de Gobernación del régimen de Díaz Ordaz, había es
involucrado en las acciones represivas contra el movimi
la misma campaña le dio rápidamente una nueva imagen:
rompió varios récords establecidos desde la época de Cár
sión y por el enorme número de ciudadanos que lo e
progreso material alcanzado por el país gracias a la exp
frenada a los trabajadores y bajo la consigna de desarrol
del ingreso , prometió emplear todos los recursos del E
las desigualdades que el anterior modelo de desarrollo
la sociedad mexicana. Como una respuesta a la trág
Echeverría preconizó que lo que el país necesitaba no
política sino una democracia económica , que esencialm
su lenguaje, una política de redistribución del ingreso
masas trabajadoras. Para ello, debía reorganizarse la ref
entonces apoyada casi exclusivamente en los repartos de
cir formas de colaboración en el proceso productivo qu
neutralización de los efectos desastrosos impuestos por
un nuevo auge de la producción agrícola; se puso de mo
la bandera de la colectivización agraria y se postuló un
trialización del campo. Echeverría propuso también
sustancial de la política económica del Estado : los recu
llevar, como objetivo fundamental, a una política de
que, al mismo tiempo, no interrumpiera los tradicio
ampliar la planta industrial del país. Para ello, tales rec
sustancialmente y esto no sería posible sin antes llevar
fiscal en gran escala y una decisiva reducción del endeu

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REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 453

interno y externo. Para los empresarios, Echeverría propuso un nuevo m


lo de desarrollo que incluiría como su línea fundamental la producción
manufacturas para la exportación y privilegios especiales cuando esa lín
se respetara; a los capitalistas extranjeros les pidió producir para expor
sus mismos mercados de origen. Su punto de vista fue siempre el de que
podía beneficiar más a los empresarios cómo una política de redistr
ción del ingreso y que éstos no tenían por qué oponerse a los objetivos soc
del Estado, hasta entonces abandonados en contra de los mismos princip
de la revolución.
Para Echeverría estaba claro que el momento era decisivo y había que
cambiar o el mismo régimen acabaría por ser destruido; en ello, la explosión
del 68 había sido sólo un aviso. Al tomar posesión de la Presidencia se esforzó
por dejar al descubierto los gigantescos peligros que amenazaban al régimen y
a la sociedad:

. . . Por la revolución -decía- hemos afirmado la libertad ciudadana,


la paz interior, el crecimiento sostenido y nuestra capacidad de autode-
terminación frente al exterior. Sin embargo, subsisten graves carencias e
injusticias que pueden poner en peligro nuestras conquistas: la excesiva
concentración del ingreso y la marginación de grandes grupos humanos
amenazan la continuidad armónica del desarrollo. No podemos confiar
exclusivamente al equilibrio de las instituciones y al incremento de la
riqueza la solución de nuestros problemas. Alentar las tendencias con-
servadoras que han surgido de un largo periodo de estabilidad, equival-
dría a negar la mejor herencia de nuestro pasado. Repudiar el confor-
mismo y acelerar la evolución general es, en cambio, mantener la energía
de la revolución.

En el campo de las reformas políticas no se puede decir que Echeverría


haya prometido mucho al país. Durante su gobierno se hizo célebre la expre-
sión "apertura democrática"; pero tal expresión no la pronunció jamás ni la
convirtió en emblema de su acción de gobierno. En los hechos la "apertura
democrática" no pasó de significar un cierto nuevo trato respecto de los gru-
pos intelectuales que, ello fue innegable, durante el régimen echeverrista
pudieron expresarse con una mayor liberalidad que en el pasado. Los univer-
sitarios gozaron entonces del gobierno más democrático que jamás hayan te-
nido, el de Pablo González Casanova, que quiso ser, además, el gobierno de la
Universidad decidido por un intelectual universitario y que dejó para la
máxima casa de estudios del país el corpus de programas académicos más
amplio, diversificado y consistente que nunca antes haya tenido la Univer-
sidad. El rectorado de González Casanova duró escasos dos años y medio:
pero las transformaciones a que dio lugar fueron tan profundas que, por

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454 INVESTIGACION ECONOMICA

ejemplo, el actual rectorado, el de Guillermo Soberón -qu


González Casanova- sin ideas propias, sin programa, com
de someter por la fuerza toda disidencia universitaria, y sobre
mínimo planteamiento de gobierno, no ha hecho otra cosa qu
pálido remedo de lo que fue el brillante programa del re
Casanova.
Los intelectuales mexicanos tuvieron con el gobierno de Echeverría,
de nueva cuenta, la posibilidad, cancelada por el gobierno cardenista, de ex-
presar abiertamente sus opiniones en torno a los problemas nacionales. Ante
tödo, pudieron disentir públicamente, lo que fue un logro verdaderamente
excepcional luego de tantos años de represión al pensamiento. Esto trajo
aparejados dos resultados igualmente importantes: por un lado, el floreci-
miento de la crítica intelectual al sistema establecido; fue durante el gobier-
no de Echeverría cuando se produjeron los estudios más importantes que
hasta hoy se han dado sobre la historia política del país y cuando se confor-
mó un pensamiento disidente que de inmediato obtuvo un espacio en la lucha
política nacional. Por otro- lado, una gran parte de los intelectuales me-
xicanos recobraron la confianza en el régimen revolucionario y se le entre-
garon sin concesiones, tal y como había ocurrido durante, los años del sexenio
cardenista. Muchos intelectuales, lo más granado de la inlellķemsia mexicana
se convirtieron en funcionarios o políticos profesionales del gobierno echeve-
rrista, convencidos de que éste, efectivamente, estaba abriendo nuevos cauces
a la renovación política, económica y social de México. Este fue un logro
brillante de la política del presidente Echeverría, no cabe la menor duda, c
impuso un estilo político que, desde entonces, es ya un logro consolidado
de gobierno del país. En varias ocasiones afirmó que el sector "dominante"
en México lo eran los intelectuales y, a la euestión de quita gobierna la Re-
pública Mexicana, respondió 'invariablemente: los universitarios. La composi-
ción de su gabinete, muy a pesar de las violentas tormentas que tuvo que
capear, fue siempre una prueba de que creía en esta idea. Nunca hubo en
México, como con Echeverría y después de él, tantos jóvenes ministros uni-
versitarios que parecían demostrar que, por primera vez en nuestra historia,
el talento comenzaba a gobernar de verdad a México.
Empero, en el fondo, ello no era sino una apariencia. Los mexicanos
hemos descubierto que un ministro vale realmente muy poca cosa, precisa-
mente cuando y a partir de que los gabinetes se han llenado de jóvenes
bisoños que no tienen otra identidad política que la de ser fieles amanuen-
ses, y por cierto cada vez menos inteligentes, de los presidentes en turno.
Por lo demás, no puede decirse que haya habido ningún cambio significati-
vo en lo que respecta a los demás sectores sociales. Las ocupaciones de tierras
por parte de los trabajadores rurales, como en el pasado, siguieron siendo

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REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 455

castigados eon la máxima violencia, sin concesiones. La lucha por la tier


como antaño, sólo tenía un resultado: la muerte de quien la emprendía. P
los trabajadores urbanos las cosas tampoco cambiaron mucho. Durant
gún tiempo se dijo que Echeverría quería cambiar el sistema de domina
sindical, volviéndolo más democrático y dejando que las nuevas fuerzas
proletariado se expresaran y se abrieran camino en las organizaciones sind
les. Echeverría dejó, durante sus primeros dos años de gobierno, que
opinión se expresara abiertamente. Incluso permitió que varios grupos
bernantes, integrados por jóvenes intelectuales y viejos políticos cardeni
se manifestaran sin obstáculos en ese sentido. Pero la vieja burocracia sin
cal, especialmente la dirección de la Confederación de Trabajadores de M
xico (CTM), encabezada por Fidel Velázquez, se decidió a resistir cualq
intento de reforma del sistema de dominación de masas que ella misma
presentaba. Echeverría, sin otras fuerzas de apoyo, renunció a sus proye
renovadores del orden político establecido. La VII Asamblea Naciona
Partido Revolucionario Institucional (PRI) de 1972 sancionó la alianza
disoluble entre el presidente y la vieja dirigencia sindical. Echeverrí
volvió a tocar el punto de la necesaria democratización del aparato sind
y a partir de entonces, más bien, su orientación fue la de apoyar sus pro
tos de reforma en la alianza con la dirección sindical.
Aparte de ese intento fallido de democratización de la política mex
cana, si es que realmente lo hubo y no se trató solamente de rumores de
allegados, Echeverría quiso dejar su impronta en la legislación elect
suponiendo, muy acertadamente, que la misma lucha electoral era una vá
la de escape para que por ahí tuvieran vía libre tensiones sociales que seg
asfixiando al país. Desde luego, el intento fue demasiado tímido como p
que tuviera repercusiones importantes en la lucha política nacional y rep
sentara opciones realistas y aceptables para la disidencia política. Todo c
sistió en ligeras reformas al sistema llamado, a falta de un verdadero régi
parlamentario, de "diputaciones de partido", instaurado durante el sexe
de López Mateos, y más precisamente con las reformas electorales de 19
Según este sistema, todo partido político, previamente registrado ante
órganos electorales, que obtuvieron 2.5% de la votación general, tenía der
a un número de cinco diputados. Frente a esos "diputados de partido
desplegaban los diputados elegidos por mayoría en cada uno de los distr
territoriales en que se dividía el país. Echeverría pensó, por cierto, sin
chas bases, que ampliando las posibilidades electorales de los partido
oposición que contaran con registro, la disidencia sería restringida y
ayudaría a eliminar la subversión. El porcentaje para obtener diputacion
de partido fue reducido a 1.5% y el número de diputados obtenidos con b
en la votación lograda en todo el país se fijó en 25: cinco por el primer

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456 INVESTIGACION ECONOMICA

y uno más por cada 0.5% adicional, hasta llegar a 25 dipu


estableció que en adelante la edad límite para ser diputado
mientras que la requerida para ser senador sería de 30 año
de que estas reformas, que quedaron establecidas en la Co
Ley Federal Electoral del 5 de enero de 1973, tuvieran un
en la democratización del sistema político nacional. La ciu
mente, no respondió a la reforma ni el Congreso de la U
cosa que el foro tradicional de sanción de lo que la polític
venido siendo hasta entonces.
Echeverría tuvo que enfrentar pruebas realmente dura
bierno. Y ellas se las planteó, en particular, la oposición de
esos años llegó a sus puntas extremas de respuesta polític
guerrillero se desarrolló hasta volver cotidianos los enfren
fuerzas armadas y los asaltos a las instituciones bancarias
Las cárceles volvieron a poblarse de prisioneros políticos.
tanto para quienes concordaban con la línea de gobierno d
para quienes, dentro mismo del sistema, no coincidían con
hizo un hecho, por decirlo así, irreversible. Muchos miem
deseaban una mayor apertura política; sobre todo, deseaba
tura hacia la izquierda y una política social que permitier
ciales de apoyo, en especial, al sindicalismo oficialista, un
de maniobra en defensa del gobierno. Hay evidencias
en este sentido, no pudo entender la utilidad que semejant
sentaba para su gobierno; a la guerrilla por supuesto, res
lencia y a las exigencias planteadas por las fuerzas democ
con la intolerancia. Al rector democrático de la Universi
por primera vez estaba poniendo en pie un verdadero plan
de la educación superior nacional, con un sentido patriót
le dejó que se hundiera acosado por pandilleros y rufiane
lugar de apoyarse, como dicta en toda circunstancia la ló
revolución mexicana, en el movimiento de masas para
programa de reformas económicas y sociales, Echeverría
laran las fuerzas más reaccionarias y conservadoras del rég
abajo sus proyectos de reforma, en especial, aquellos que t
la situación fiscal y financiera de la clase dominante; su
público era su principal base de apoyo social, y sin embar
batieran impunemente todos los sectores en contra de
su plan de reformas, nulificándola y reduciéndola a la
ocurre muy a menudo, los planes de reforma de Echeverr
por buenos, sino por reformistas. En algún momento al pr
se le consideró un nuevo Cárdenas, con mucha razón, pue

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REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 457

él preconizaba para los grandes problemas nacionales entraban en el rad


lismo reformista que había caracterizado al gran presidente de los a
treinta. Pero lo que Cárdenas tuvo faltó en Echeverría: la decisión de apo
se en el consenso de las masas populares, en el que nunca confió y al qu
para decirlo claramente, no pudo más que ver como un enemigo más. La
vicisitudes del movimiento sindical independiente, por obra fundament
mente del mismo gobierno de Echeverría, lo muestran con la mayor evidencia
En esos años se desarrolló impetuoso un nuevo movimiento sindi
independiente, que tuvo su animador principal en la lucha de los electrici
democráticos, comandados por Rafael Galván, y que llegó a involucr
amplios sectores de trabajadores asalariados. Ese movimiento puso nueva
mente a discusión el sistema de dominación de masas a través de las orga
zaciones sindicales y demandó la liberación de los mismos trabajadores p
organizarse y luchar por sus derechos como ellos decidieran. Sobre todo,
oportunidad a que nuevas fuerzas políticas y sociales se pusieran en pie p
combatir el orden imperante en lo que le es esencial: la dominación sobre
masas trabajadoras mediante su propia organización de clase. Entre
fuerzas contó, indudablemente, el sindicalismo universitario que rápidame
se extendió por todo el país y que tuvo la extraordinaria virtud de unif
orgánicamente a las más importantes fuerzas de izquierda que hasta enton
se habían refugiado en las universidades. A final de cuentas, ese movimie
fue sometido, usando inclusive viejos métodos represivos ante la lucha indepen
diente de las masas, pero dejó hondas huellas en la política nacional q
aunque tardíamente, el propio régimen establecido acabó por reconocer.
En efecto, y ello constituye una ironía de la historia, todo el plan d
reformas económicas del presidente Echeverría, que formaba la parte m
vistosa de su doctrina de gobierno, fracasó sin que él pudiera evitarl
exactamente, por la acción de aquellos a quienes mayormente debía bene
ciar: los capitalistas, para quienes buscaba construir un régimen de may
estabilidad política, apaciguando las insatisfacciones y los rencores socia
que los regímenes anteriores habían provocado. A partir de octubre
1974 Echeverría gobernó cada vez menos con el consenso de la clase dom
nante y al año siguiente comenzó incontenible, la fuga de capitales haci
exterior. Disgustados cada vez más con los planes de política social
presidente, los empresarios llegaron a crear un auténtico clima de rebelión
contra del gobierno, una clásica "crisis de confianza" entre el Estado y l
clase capitalista, según una fórmula empleada por Vernon, que no termin
sino hasta que Echeverría dejó la Presidencia de la República.
El nuevo presidente, José López Portillo, tuvo que efectuar un cam
de ruta más. Estaba visto que ningún plan de reformas podía prosperar
no contaba con el consentimiento de la clase dominante, lo que pareció

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458 INVESTIGACION ECONOMICA

contrasentido, pues no hay sector social que repu


miento todo intento de reformas económicas com
sarial. López Portillo, primero durante su campaña
Presidencia, dedicó sus mejores esfuerzos a tranqu
dominante y a presentar su gobierno como un rég
ello, empero, sin abandonar expresamente los plan
rría, pero dejándolos en suspenso o planteándolos
raciones en cuya realización todos debían estar de
Para López Portillo su sexenio representaba la
el régimen de la revolución. Las difícües condicio
inició su gobierno en 1970 no sólo no mejoraron,
efectos de la crisis mundial que había golpeado se
situación, lo que el régimen no podía hacer era cho
te; pero tampoco podía darse el lujo de echarse en
res sociales, en particular al movimiento obrero, q
base de apoyo en la sociedad. La fórmula para res
encontró el gobierno de López Portillo en algo qu
teando con Echeverría, pero que hasta entonce
secundario en la política nacional: la reforma polí
salida a las tensiones sociales sin que ella dependier
mas económicas que podían volver a enfrentar al
creados.
Que una solución de esta naturaleza era indispe
tar por la facilidad con que en el régimen anterior
habían desembocado en la guerrilla y en la subver
de movimientos independentistas en el seno mism
masas y, desde luego, por el deterioro del prestigi
Lo que Echeverría no había querido o no había
emprender un amplio plan de reforma de la insti
recía ahora como la verdadera solución a los prob
Con la reforma política el Estado debía ganar un
institucionalizar la disidencia, impidiendo que ést
por otro lado, dar a las instituciones públicas una
política y social. Ese doble propósito lo expresó el
de López Portillo, Jesús Reyes Heroles, en su disc
de 1977 en Chilpancingo:

El país se enfrenta a una situación económica d


ha tratado de encubrir este hecho ni las medid
esfuerzos constantes, con racionalización de a
les y privadas y con decisiones oportunas, saldre

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RKKÜKMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 459

que contamos con recursos naturales y, sobre todo, con recur


titucionales que lo garantizan. Partiendo de esta situación difí
quienes pretenden un endurecimiento del gobierno, que lo con
a la rigidez. Tal rigidez impediría la adaptación de nuestro sist
lítico a nuevas tendencias y a nuevas realidades; supondría ign
y desdeñarlas. El sisteman, encerrado en sí mismo, prescindir
que está afuera en el cuadro social y reduciría su ámbito de ac
empleo de medidas coactivas, sin ton ni son, canalizando al fo
miento de la autoridad material del Estado recursos que de
necesidades económicas y sociales. Es la prédica de un autoritar
freno ni barreras. Endurecernos y caer en la rigidez -seguía d
Heyes Heroles- es exponernos al fácil rompimiento del orden
y del orden político nacional. Frente a esta pretensión, el Pre
López Portillo está empeñado en que el Estado ensanche las
dades de la representación política de tal manera que se pueda
en los órganos de representación el complicado mosaico ide
nacional de una corriente mayoritaria, y pequeñas corrientes q
riendo en mucho de la mayoritaria, forman parte de la nación.
dad democrática supone que la mayoría prescinda de medios en
dos a constreñir a las minorías e impedirles que puedan conver
mayoritarias; pero también supone el acLlamiento de las mino
voluntad mayoritaria y su renuncia a medios violentos, trasto
del derecho. Quiere esto decir que el gobierno de México sabrá
cir reformas políticas que faciliten la unidad democrática del
abarcando la pluralidad de ideas e intereses que Jo configurali
rías y minorías constituyen el todo nacional, y el respeto ent
su convivencia pacífica dentro de la ley, es base firme del des
del imperio de las libertades y de las posibilidades de progreso s

El anuucio de la reforma política causó un enorme impac


opinión pública. Los partidos minoritarios, sobre todo los de i
desde un principio mostraron un vivo interés en el desarrollo del
cm su gran mayoría, se decidieron desde luego a participar activam
discusión de la propia reforma. En una serie de audiencias pública
sidió el secretario de Gobernación, representat.es de partidos y dist
sonalidades expresaron sus puntos de vista en torno a la reforma y
se hizo eco del debate de manera sistemática. Finalmente, el 4 de o
1977, López Portillo presentó al Congreso de la Unión su iniciativa
mas a la Constitución y poco después su proyecto de nueva ley el
Ley de Organizaciones y Procesos Electorales fue promulgada

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460 INVESTIGACION ECONOMICA

diciembre de 1977 y publicada dos días después. Se inic


de la reforma política.
La nueva legislación electoral contiene modificacion
tes entre las que se destacan las siguientes: en lugar del
de partido", el tradicional mecanismo de elección unin
territoriales (elección de un diputado por una circunsc
fue adicionado con un sistema de elección plurinomina
proporcional. El territorio nacional se dividió en 300 d
correspondiendo un diputado de elección uninominal a
tras que para la elección de diputados en forma plurin
la división del territorio nacional en varias circunscripc
el nuevo texto constitucional: en las pasadas elecciones
cabeceras en las ciudades de México, Guadalajara y Mon
votan listas de candidatos a diputados que, a su vez, de
en por lo menos un tercio de los distritos uninominale
elección proporcional son cien. Si un partido obtiene ses
nes por el sistema de elección uninominal no tendrá d
pór elección proporcional; mientras que un partido mino
diputaciones por elección proporcional deberá haber obt
1.5% de la votación total. Silos partidos minoritarios obt
noventa o más constancias de mayoría en los distritos
mero de bancas de representación proporcional se reduc
cincuenta, todo ello para mantener incólumne el derech
Con mucha razón se ha criticado la nueva ley elector
dinarias limitaciones en lo tocante al establecimiento de
cracia en el país. De hecho, las raíces de los problemas
no se tocan en absoluto; el sistema político, pese a l
siendo un sistema esencialmente autoritario. La reform
limitada a dar una mayor participación a las fuerzas m
mara de Diputados, con exclusión del Senado y otras in
Ello no obstante, la lucha política se vuelve ahora muc
que en el pasado. Con todo y lo limitado que es el sistem
proporcional, permitirá una mayor presencia de la dis
foros parlamentarios, mientras que el partido mayorit
forzado a desplegar mayores recursos políticos e ideológ
ner su predominio entre la ciudadanía.
Ciertamente, no fue casual que en cuanto se puso en
política, hasta ahora esencialmente una reforma electo
blema que comenzo a debatirse consistió en determinar
tido oficial sería en adelante y la necesidad de que se tr
como condición ineludible dé una verdadera reform

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REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 461

Con su constitución por sectores (obrero, campesino y popular), en lo


las organizaciones de masas actúan como las depositarias del poder p
co, monopolizando la representación de las masas trabajadoras, el P
cama exactamente todo lo que se opone a la realización de una auté
reforma política. Su dominio vertical sobre los trabajadores, a través
organizaciones, es en realidad él obstáculo a salvar para la democratiza
del sistema. Era natural por lo mismo, que la lucha por el poder, bajo el
de la reforma política, se planteara en primer término como una luch
transformar, desde adentro y desde afuera, al propio partido oficial.
Así las cosas, tampoco resultaba casual que jas primeras reaccio
en contra de la reforma política provinieran del seno mismo del PRI,
particular, de su sector obrero y su organización hegemónica, la Confe
ción de Trabajadores de México (CTM). Llevar la reforma política al pa
do oficial sólo quería decir modificar su estructura por sectores, dem
tizándolo internamente; pero ello, a su vez, implicaba liquidar el poder
burocracia sindical y destruir los apoyos sociales del Estado. Desde
ni los dirigentes de las organizaciones de masas ni los gobernantes que i
saban la reforma llegaban a tanto, la reforma política debía dar una m
representatividad social al Estado, mediante la participación de fu
que hasta entonces habían estado excluidas del juego político, pero
hacerlo sin poner en jaque el predominio del partido oficial que, justam
se funda en un sistema autoritario de dominación sobre las masas trab
doras.
El dilema lo resolvió brillantemente el sector obrero del PRI y, en rea-
lidad, la CTM, mediante una maniobra que todavía hoy muestra muy clara-
mente lo que es el juego político en México. Si López Portillo, con la refor-
ma política, buscaba aminorar el ritmo y limitar los alcances de las reformas
económicas que, en lo esencial, habían sido planteadas por el presidente
Echeverría, los dirigentes obreros encontraron que la reforma política podía
ser enfrentada y contrarrestada oponiéndole un nuevo plan de reformas
económicas. La fórmula parecía sencilla: la reforma política es limitada y
no enfrenta los problemas que se derivan de la crisis económica ni ataca los
intereses de los privilegiados; sólo la reforma económica es capaz de resolver
esos problemas y someter a quienes detentan el poder económico; así pues,
sin dejar de apoyar la reforma política en lo que tocaba a una mayor partici-
pación de la disidencia política minoritaria en las grandes decisiones naciona-
les; lo que la CTM, el sector obrero y el PRI debían hacer era poner en pie un
amplio programa de reformas económicas y batirse política e ideológicamen-
te con la oposición para hacerlo una realidad.
Esas ideas las expresó la CTM por primera ocasión en un documento
que hizo público el 16 de enero de 1978.

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462 INVESTIGACION ECONOMICA

La reforma política -se dice, en efecto- constituye


sistema político mexicano a la crisis económica, así
creciente de grupos sociales inconformes con la act
los que se cuenta fundamentalmente a la clase traba
formidad popular se pretende resolver, o ''atenuar, a
tades políticas y la participación ciudadana en los
ante la imposibilidad de salvar el conflicto econó
quiere afectar a los intereses y privilegias del gran
ma política, entonces, no afecta las estructuras eco
ni presenta alternativas directas para la necesaria e
de vida de las grandes mayorías de la población. La
por razón lógica, excluye de momento a la reforma
que más tarde aquélla pueda ser el principal promoto
el sistema quiere prevalecer.

Para la CTM la reforma política había comenzado


llamó un "asedio" a las instituciones nacionales y al
obrero oficial al que debía responder, no' precisamente
política, sino blandiendo el programa de reformas econ

La reforma política es un hecho consumado -se afir


to citado-. Cuestionarla u oponerse puede dar lugar
que como fuerza social contraria a todo avance de
trario, debemos aprovecharla para avanzar en el a
metas históricas de la clase obrera. Ir más allá. Sost
ma política es insuficiente para asegurar un desarro
democrático de contenido revolucionario. Deman
un programa integral, con verdadero sentido transf
ya no sólo la reforma política, sino la reforma econó
ración de la clase trabajadora al poder decisorio, a ni
empresa. El sistema no quiere perecer, quiere acelerar
tampoco el PR1 desea desaparecer o la CTM debilita
alternativa que queda al sistema, al PRl y a la CTM.
fortalecerse frente a los ataques y la acción organiz
consiste en radicalizar sus posiciones y clarificar su p
grandes problemas nacionales.

En los meses que siguieron la CTM utilizó sus reunio


profesionales, casi todos economistas y abogados, para
cuerpo de doctrina en materia de reforma económica, y
niendo como plataforma de principios del sector obrero

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REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 463

Los principios que entonces adoptó la CTM correspondían ampl


los postulados de la revolución mexicana, sólo que ahora la org
obrera los planteaba con un vigor hasta ahora desconocido en su d
Se demandó una política de ingresos dirigida a distribuir con equ
queza del país; una política de precios encaminada a incrementa
de compra de la clase trabajadora; la desaparición de los mon
ampliación del área social de la economía; la regulación de las u
privadas; la solución efectiva al problema del desempleo; la reform
integral, y la afirmación del Estado revolucionario como rector d
económica, para la consolidación de la soberanía del país y, en
para el aprovechamiento de los recursos energéticos en un desarr
nómico independiente. Todo ello, desde luego, sobre la base de
de la clase trabajadora con el Estado de la revolución mexicana. La
pronunció, asimismo, por la nacionalización de sectores estratégic
economía, entre los que destacaban la industria alimenticia y la
farmacéutica, y que había sido bandera tradicional de la izquierda m
En un documento publicado el 3 de abril de 1978, a tres mese
se realizara la IX Asamblea Nacional del PRI, el sector obrero prop
programa de reformas económicas como la verdadera alternativa,
de la reforma política, que se ofrecía al partido oficial. Por pr
cuentas, el sector obrero se declara absolutamente en contra de c
intento de modificación de la estructura del PRI por sectores; por
rio, reivindica la necesidad de que los propios sectores se fortalezca
tando aún más su capacidad de decisión en el ámbito del partido.
vale, muy claramente, a cerrar las puertas del partido a la reform
pues no se puede hablar de verdadera reforma dentro del PRI, y m
de democratización interna, si persiste el sistema corporativista de
Pero el sector obrero, a cambio de eso, preconiza la conversión de
oficial en auténtico agente de la lucha ideológica y política sobre
programa de reformas económicas, sin dejarse acorralar por una
legitimada y alentada por la reforma política.

El reciente proceso de reforma política -se afirma- habrá de


entre otras de sus implicaciones más importantes, la de que lo
dos existentes y las nuevas organizaciones desaten próxima
que pudiera llamarse una "guerra de banderas". Es decir, la pr
ción ante la opinión pública en general y sus simpatizantes ef
potenciales de una serie de las más diversas reivindicaciones s
económicas o culturales cuyo enarbolamiento tratarán tanto d
nar la imagen del PRI, como de vulnerar la del Gobierno y
consecuentemente, su "clientela política". Seguramente mucha

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464 INVESTIGACION ECONOMICA

reivindicaciones no lograrán obtener los resultad


por lo desmesurado o inoportuno de sus inten
impráctico de sus postulados. Sin embargo, es d
inferir que otras muchas sí pueden encontrar e
auténticamente popular y que, en la medida e
poder pierda las oportunidades de encabezar y
reivindicación política de este tipo, estará minan
y lo que es más grave, seguramente, perdiendo p
elección popular. Por lo anterior, es fundamental
toriales y nacionales del Partido se planteen, con
to de reivindicaciones presentes y futuras qu
audaces, resulten (aun cuando sea con gran es
prácticamente factibles. Porque no hacerlo as
PRI renunciara, de manera definitiva, a su pape
político mexicano.

Como no podía ser de otra manera, el docume


sector obrero fue unánimemente aceptado'por la X
PRT. definiendo en adelante la que sería la postura
ámbito de la reforma política, a saber: ningún cam
a su estructura sectorial, pues los sectores quedan c
que serán reforzados en el futuro. Para la mayoría
moteo más avieso de los propósitos de la reform
mente es cierto. Pero, a la vez, no se puede negar qu
a tiempo el camino para hacer frente a la reforma p
turas de poder corrieran peligro.
Queda todavía por saber si el partido oficial h
que le ha dado su sector obrero y si estará en cond
ideológica que aquél viene propugnando y reconstr
consenso político que, año con año, se reduce entre
cualquier forma, todo ello constituye un auténtico
y, en especial, para la izquierda que, por cierto,
respecta a buena parte de sus sectores, sigue califica
mica como un planteamiento puramente demagógico
No cabe duda de que la reforma política es ante
nada a ser consumida por la izquierda. La época de
No para siempre, desde luego. Pero las vías de la su
blecido son muy numerosas y, por lo menos desde
gobierno mexicano preocupa sobremanera. La lucha
por lo mismo, como un modo para hacer que las org

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REFORMA POLITICA Y REFORMA ECONOMICA 465

al menos las mayores de ellas, se agreguen al juego institucional de la


por el poder político.
Por supuesto, lo anterior ha hecho que muchos exponentes de la izqu
da piensen qU& la reforma política es un gigantesco engaño para la izqu
misma y para las masas trabajadoras, pues detrás de ella no existe inte
alguna de permitir una verdadera competencia por el poder políti
en ello haý*mucho de razón. Sin embargo, cuando se le rechaza de
manera, a menudo se olvida que, en México, la verdadera bandera
izquierda no ha sido otra que la lucha por la democracia y que, estando
lógica de la historia, la cuestión real sería, no luchar contra la reforma
tica, sino luchar por una verdadera reforma política.
A querer o no, como ya ocurrió durante los años treinta, la izquie
va a tener que enfrentar una verdadera prueba de fuego, tenga o no r
trados a sus partidos o sus asociaciones políticas, cuando deba respond
el foro mismo de las masas populares, a planteamientos como los que h
dentro del partido oficial el sector obrero. Como ha escrito no hace m
Mario Zapata, la izquierda hasta hoy ha sido capaz de presentar con cie
claridad sus proyectos por el socialismo en México; la pregunta que ah
impone es si será capaz de manejar frente a sus enemigos un proyecto
reformas económicas, sociales y políticas que le ganen el consenso
masas.

El desafío del partido oficial a la oposición, como se


de fondo y en ello se compromete no sólo el destino d
que, una vez más, puede quedar resuelta en una muy
económica, sino el futuro de la izquierda misma por tod
co. Si la izquierda sigue pensando, como lo hacen much
que entre más radical, se es más revolucionario y que s
char por el socialismo, aquí y ahora, no sólo quedar
político, que es precisamente lo que teme, àno que deja
masas trabajadoras como la clientela tradicional de apoy
político imperante en México.
Para ser consecuentes con el momento histórico q
cabe duda, los agrupamientos de izquierda están obligado
grama que atraiga a las masas trabajadoras y que pueda
política con el programa de sus adversarios. Este no pu
grama de reformas en el que la lucha por la democr
dentro de los sindicatos, constituye un núcleo esenc
sus enemigos no niegan la posibilidad del socialismo
de ellos se califican a sí mismos como "socialistas"; lo qu
algo que las masas populares creen firmemente, es

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466 INVESTIGACION ECONOMICA

ahora no es posible implantarlo en México y que existe


más importantes.
Es aquí donde puede darse una respuesta realista por
da. Esta debe demostrar no sólo que las reformas econó
sino que, además, la reforma política es indispensab
cumplan su cometido totalmente y, sobre todo, que es
ta manera la oposición de izquierda podrá hacer ver a l
que el proyecto reformista del partido oficial impulsad
obrera es una estafa a las clases trabajadoras y al país. E
ga lugar una verdadera sociedad política y pluralista de
dudas, de la responsabilidad con la que se enfrente la m

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