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SIETE TRUCOS PARA QUE EL AMOR DURE

Los hombres ponen toda su voluntad para hacer las cosas lo mejor posible
dentro de los cánones que les han enseñado. Ese esfuerzo produce en ti una
ternura que se convierte en gratitud. Y la gratitud de regreso es amor. Habrá
más cosas para agradecerle a un hombre si eres clara con él.

1) Pídele ayuda. A nosotros los varones nos gusta ayudar, pero las mujeres no
piden ayuda ... por lo cual ellas se enfadan porque no hacemos nada. A las
mujeres les irrita, por ejemplo, que el mayor trabajo doméstico recae en la
persona a quien más le fastidia el desorden... que siempre es la mujer, porque
a la mayoría de los hombres no les molesta vivir en un basural.

Esto se resuelve pidiéndole claramente: "Necesito que ayudes en la limpieza.


No puedo con todo sola". Si haces un pedido claro, respondemos.

Fíjate que nosotros nos podemos quejamos de que "Ella pretende que yo
adivine lo que quiere". Tú piensas que en la frase "Hay una araña en la cocina"
no hay nada que adivinar. Pero es que una mujer no lo dice a título
informativo, sino pidiendo solución activa: cariño, mátala o por lo menos
llévala detenida.

2) Explícale por qué eres como eres. Los hombres no comprendemos ciertas
manías femeninas, y las consideramos extrañas, locas o caprichosas.

Uds No explican que no es que siempre quieran "ir de compras", sino que para
una mujer el mayor placer de mirar escaparates es ver una cantidad de cosas
que ya están limpias, planchadas y correctamente dobladas ... ¡y hechas por
otro! También puedes explicarle a tu marido le robas papas fritas porque
pedirte una bolsa para ti sería romper oficialmente la dieta y que prefieres ver
películas románticas para entender lo que te estás perdiendo…¡¡!! Los
hombres somos racionales: si explicas, lo comprendemos todo.

3) No le hagas visitas sorpresa. Las llegadas sorpresa o visitas sorpresa a su


trabajo no son románticas. Pocos o Ningún hombre estará encantando con esa
llegada súbita. En primer lugar, porque más que sorpresa es una invasión. Si
quieres ir a verlo, llámalo, avísale y haz como le dice el Zorro al Principito en el
libro de Antoine de Saint Exupery: "Si me avisas que vienes a las cuatro, yo
desde las tres comenzaré a ser feliz.
4) No quieras ponerlo celoso. Los hombres solemos ser territoriales y celosos
por naturaleza. Darle celos por deporte es un error: se pondrá nervioso y luego
no servirá ni para matar una cucaracha.

5) Hazlo sentir que en ti tiene un refugio de comprensión. Que sepa que si no


entiendes algo que hace, al menos haces el esfuerzo por ponerte en su lugar.
Por ejemplo, si no toleras que abra el refrigerador "a ver qué hay" cuando
estás llevando la comida a la mesa, al menos trata de ser amable y dile: "Si
prefieres aceitunas rancias en lugar de un rico lomo a la pimienta que estoy
llevando, por mí no hay problema.... ¡guardo la cena en el refrigerador!" .

6) Respeta sus ideas y aprecia sus opiniones. A los hombres a menudo no nos
importa tanto que seamos escuchados, sino que nos digan que tenemos razón.
Después puedes hacer lo que quieras, pero a él por favor dile: "Tienes toda la
razón del mundo". Y trata de no hacer muecas o agarrarte la cabeza con
ambas manos mientras él opina. Recuerda que ya es un milagro que esté
hablando. No lo reprimas o callará para siempre.

7) Armen un proyecto juntos. Puede ser reparar el techo o plantar un árbol -o


romperle el techo del vecino y arrancar el árbol del vecino, lo importante es
tener un objetivo a largo plazo que los llenará de complicidad al saber que
pueden concretar sueños en común. Uno de los mejores proyectos cotidianos
es reservarse un rato para el sexo y para eso debes vestirte de modo que él
recuerde que eres una mujer…

Los hijos también son un proyecto común, que une a la pareja con la
expectativa de que crezcan sanos, buenos... ¡y que se vayan cuanto antes, así
ustedes pueden volver a estar tranquilos! Pero esa expectativa se demora
tanto que pareciera que los hijos no acaban de crecer. Cuando tus hijos te
enfrentan haciendo lo contrario de lo que esperas de ellos, la única manera de
no volverte loca es contar con la complicidad de tu hombre para encarrilarlos.
Formar con tu marido un frente de guerra para atrincherarse contra los hijos
te da la mayor sensación de unión que habrás sentido jamás con una persona."

Con los hijos necesitados de correcciones… quien va a pensar en divorciarse.


¿Solita tú enfrentando ese caos? ¡No! El amor es compartir juntos las angustias
y los disgustos a los que te someten los hijos, enfrentar vendavales y, luego de
haber capoteado tormentas, quedar agradecidos de haberse tenido el uno al
otro en momentos de zozobra.

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