Вы находитесь на странице: 1из 12

(Publicación periodística del diario la Industria de Trujillo 16 de

noviembre 2014)

LA MASCARA DEL
CANGREJO FANTASMA
En las últimas décadas la historia del Perú, se ha
enriquecido con los resultados de la eficiente labor de
proyectos arqueológicos que constantemente nos
sorprenden con sus descubrimientos. Los arqueólogos
interpretan el material cultural para poder explicar el uso y
función de los objetos, recintos o templos, siendo estas
interpretaciones las que aportan un mejor entendimiento del
legado histórico de los antepasados.

El hombre andino siempre estuvo ligado a la observación de


los fenómenos naturales, y a través de ésta podía reconocer
su entorno, y al reconocerlo, entenderlo y luego buscar en
ellos sus atributos o poderes inherentes. Los sabios o
dirigentes fueron desarrollando una estructura social que se
hizo compleja cuando el pensamiento colectivo los fue
transformando en dioses o deidades, e iban descubriendo
herramientas para poder interactuar con estas fuerzas. Así,
aparece la magia con el rito y las sociedades iban creciendo
e interactuando entre ellas: intercambiaban alimentos,
objetos y también ideologías; las cuales fueron expresadas
en imágenes o símbolos convencionales plasmados en
objetos de diversos materiales, permitiendo de esa forma
que sus ideas se perennicen en el grupo.
La cultura Lambayeque o Sicán se desarrolló en el valle
medio del río la Leche - Provincia de Ferreñafe, destacó en
arquitectura y dominaron la orfebrería. Es en esta actividad
que sobresale una representación muy particular, nos
referimos a las conocidas “Máscaras Funerarias de Ojos
Almendrados” las cuales siempre acompañan a los difuntos
de alto rango o de importancia. Estas máscaras son hechas
en láminas de oro, pintadas de rojo, de grandes ojos
almendrados y algunas piezas presentan extensiones a
manera de pedúnculos oculares hechas en cuentas de cuarzo,
ensartadas en delgados tubos o alambres. Tiene nariz y boca
pequeña, llevan narigueras y flecos nasales, presentan
además orejeras circulares.

(Foto mascara Sicán, museo de Sicán – Lambayeque)


Para explicar la posible funcionalidad de esta máscara, se
plantea una hipótesis que tiene como principal evidencia las
comparaciones analógicas entre la estilización de la máscara
y los diseños naturales de un crustáceo, llamado el
“cangrejo fantasma” (Ocypode gaudichaudii) conocido
con ese nombre por su capacidad de aparecer y desaparecer
dentro de sus agujeros que cavan profundamente en las
zonas secas de la playa, pudiendo movilizarse en la
oscuridad sin ningún problema. También se les conoce
como “carreteros” o “cangrejos corredores”, se
alimentan de los desechos arrojadas por el mar incluidos
cadáveres donde se concentran masivamente para
alimentarse especialmente durante la noche que son más
activos.
Sus características saltantes son: un caparazón liso aplanado
de color rojo o anaranjado con manchas blancas, rostro
separado del capuchón y ligeramente inclinado hacia
adelante, presentan dos tenazas y ocho patas ambulatorias,
destacan sus concavidades almendradas donde sus orbitas
oculares son expuestas y semitransparentes que les da una
excelente visión de 360°.
Si realizamos una comparación física entre la máscara
Lambayeque y el cangrejo fantasma observamos que: ambos
tienen pedúnculos oculares transparentes y que salen de
unas cavidades de forma almendrada, tienen coloración
rojiza con dos líneas verticales superiores , presentan surcos
verticales curvados como surcos nasolabiales y flecos
colgantes por debajo de lo que podría corresponder a una
forma nasal.
Las comparaciones físicas con la máscara bien podrían
quedar solamente en una curiosa coincidencia, sin embargo,
encontramos otros elementos de juicio a tener en
consideración y que se relacionan con la parte mágica y
funcional de lo que serían los rituales funerarios asociados a
la máscara Lambayeque.

Para analizar estas prácticas funerarias es necesario


considerar la percepción de la muerte, desde una perspectiva
de la cosmovisión andina, y según los cronistas españoles
(s. XVI), la muerte era concebida como un viaje a otra
dimensión de la vida, era descender al inframundo y se
entendía como un lugar misterioso, peligroso y de una
eterna oscuridad, compuesto por multitud de caminos donde
el difunto divagaba y fácilmente podría perderse, para lo
cual era necesario proveerle de todo lo que un ser humano
necesitaría para una larga travesía. Era importante por ello
que lleve suficiente alimento, bebidas, ropa, acompañantes,
animales y otros objetos útiles, todo esto de acuerdo a la
investidura e importancia del difunto. Cabe destacar además
que muchas veces en la parafernalia funeraria, se
incorporaban elementos simbólicos que podrían proteger o
auxiliar al individuo como podría ser el caso de las máscaras
funerarias.
La máscara en un contexto ritual tiene la capacidad de
comunicación y transformación del individuo que lo usa, y a
diferencia del teatro, es concebido como real. Por lo tanto, si
un personaje usa una máscara de cóndor él será el mismo
cóndor encarnado y no solamente su representación, se trata
de una transformación mimética donde se asume la
identidad del personaje y por lo tanto se incorporan al
individuo las cualidades y facultades propias del ser
representado, además de protegerlo y ocultarlo.
Considerando este análisis podríamos tener una mayor
aproximación y justificación al uso de la máscara del
“cangrejo fantasma” en los rituales Lambayeque, puesto
que, el crustáceo se asocia a la muerte y es muy posible que
cuando colocaban esta máscara al difunto, este adquiría las
facultades del crustáceo lo que le permita movilizarse en la
oscuridad sin problema, siendo lo más saltante el poder
ingresar protegido al inframundo donde aparentemente
también sería su ambiente natural. Este crustáceo era visto
por los antiguos como un ser asociado a la muerte por su
actividad carroñera y nocturna, además que naturalmente
tenía el color simbólico rojo para poder viajar por el
inframundo, color que coincidentemente podría también
estar asociado al momento que el sol en el ocaso (muerte del
sol) se aprecia rojizo desapareciendo, y que en una aparente
perspectiva de su época, estaría iniciando su viaje por el
inframundo, para renacer al día siguiente en una nueva vida.
Cangrejo fantasma o carretero (Ocypode gaudichaudii)

Finalmente, es preciso mencionar una evidencia


arqueológica registrada en una tumba Sicán ( Shimada 1978),
donde se observa un personaje que lleva la máscara del
cangrejo fantasma y cuya posición del cuerpo es poco
convencional, pues está de cabeza como ingresando a la
tumba y a pocos centímetros en la parte baja fueron
colocados dos manos con antebrazos hechos en láminas de
oro pero su escala es mayor y desproporcionada para ser
usada como accesorio, y es que su aparente función fue
claramente simbólica. Acaso estarían representadas las
tenazas del cangrejo fantasma?

(Representación entierro Sicán - Museo de Sicán)


Wilo Vargas M
Arqueólogo
Obra: “Los Dioses no hablan, pero se comunican”

Вам также может понравиться