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Filosofía moderna

Análisis de las tres cartas de Descartes

Introducción

En la introducción escrita por alguien ajeno a Descartes se nos desglosa un poco el contexto y
la finalidad de las cartas así como de su publicación. Parece que Descartes lleva a cabo una
revolución intelectual y que esta tiene una gran carga metafísica la cual aparece descrita en
estas cartas junto con un sentir más cercado del autor para con sus problemáticas.

Parece ser muy influyente el auge de pensadores libertinos ateos, contra los que Descartes va
a realizar su obra. Planteará la naturaleza de lo divino y lo que hay de divino en la naturaleza.

Primera carta:

Comienza con un alegato sobre la fama o el honor, y de cómo este limita al artista y lo
obliga a encerrarse en unas pautas establecidas de manera externa. Describe su actitud actual
con respecto a sus escritos, cómo prefiere formarse a transmitir lo poco que ha aprendido y
como lo que aprende le obliga a abandonar lo que escribe en pos de proyectos más férreos. No
obstante, considera que el proyecto en el que ahora se encuentra no lo abandonará aunque
aprendiere mucho más o nada más conociere. Es un proyecto para el cual, aun siendo breve,
se da un largo periodo para terminar.

Tras hablar de una persona que no conozco al respecto de unas cartas de Descartes a las que
no le ha respondido y formular unos problemas matemáticos que s ele habían ocurrido pero
no había resuelto, se dispone a responder a una serie de dudas que parecen haber sido
planteadas en otras cartas:
(I) Sobre la materia del primer elemento: Parece haberle preguntado por la naturaleza
de este y si es diferente de los demás, Descartes le responder vagamente pero argumetna que
una respuesta completa y cohesionada requeriría de una exposición de todos los demás
factores de su física ya que funcionan de manera encadenada. Esta descripción es la que está
llevando a cabo en el tratado.

(II) Una pregunta sobre metales y experimentos con ellos

(III) Duda sobre el alcance de sonidos simultáneamente emitidos: Para Descartes no se


relaciona con su tono sino de la densidad del aire por el que se transmite, la forma, tamaño y
movimiento de los cuerpos que se interponen en su camino y otros factores físicos. Continua
con una serie de disquisiciones al respecto de la música y los tonos que el hombre puede
escuchar, no demasiado importantes.

(IV) Cuestión teológica: Parece ser una pregunta sobre el fundamento de las verdades
matemáticas, pregunta que Descartes considera perteneciente a la metafísica y no a la
teología, por lo que es pertinente y necesario contestarla. No obstante, no se ve enteramente
capacitado para poner por escrito la reflexión al respecto de este tema que ha ido elaborando
desde hace un tiempo, lo que no quita que esta vaya a estar presente en ciertos aspectos de su
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física. Para Descartes estas verdades son producto de la acción de dios y sostener que le son
ajenas sería desvirtuar su naturaleza divina y compararlo con algún dios al estilo griego. Son
verdades todas ellas comprensibles bajo en entendimiento humano además de ser innatas.

No son como la grandeza de Dios que, aunque la conozcamos, no podemos comprenderla.


Dios podrá cambiar las verdades matemáticas y de la naturaleza en la medida en que su
voluntad pueda cambiar.

Todas estas ideas refuerzan un planteamiento más digno de Dios.

(V) El infinito: Pregunta sobre si un número infinito puede ser mayor que otro número
infinito, a lo que Descartes responde que es imposible e ilógico pues las comparaciones se
hacen con respecto a magnitudes finitas o en relación a estas; además el decir que un infinito
es más grande que otro supondría la parcial compresión de este por lo que dejaría de ser un
infinito.

Segunda carta:

Empieza hablando de la disputa con la que cerró la última carta, sobre un libro, escrito
al parecer por un ateo o un deísta, el cual pretende afirmar que las verdades eternas son
independientes de Dios, Descartes parece dejar caer que ya no está enfrascado en esos
asuntos pero que le hubiera gustado elaborar una contestación para evitar la desinformación
del público culto.

En cuanto a las verdades eternas, digo nuevamente que son tanto verdaderas cuanto posibles
sólo porque Dios las conoce como verdaderas o posibles; pero, por el contrario, no digo que
sean conocidas por Dios como verdaderas a la manera de verdades que existiesen
independientemente de Él. (Página 37 cartas de Descartes)

Para Dios querer y conocer es lo mismo, pues la verdad existe a razón de su voluntad; es un
sinsentido plantear si las verdades matemáticas existirían sin existir Dios pues es el la primera
verdad y el fundamento de todas las demás.

Critica la actitud atea de sublevar la naturaleza divina a las leyes matemáticas por ser estas
más tangibles o ‘’verdaderas’’ en el sentido de comprensibles.

Tercera carta:

(I)Me preguntáis según qué género de causalidad ha establecido Dios las verdades
eternas. (Página 41 cartas de Descartes). Con esta frase arranca el presente texto epistolar y
parecer ser esta la problemática principal.

Se prosigue con cuestiones de carácter cosmogónico-teológico del estilo de ¿qué ha llevado a


Dios a formar este universo? o ¿Qué ha hecho para producir la realidad? ; se arguye que en
Dios es la misma cosa querer comprender y crear y que ninguna actividad precede o antecede
lógicamente a ninguna otra.
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(II) En cuanto a la cuestión de si conviene con la bondad de Dios condenar a los


hombres por toda la eternidad. (Página 43 cartas de Descartes).

Al pertenecer esta cuestión a la teología Descartes no se plantea responder.

(III) Por lo que se refiere a la libertad de Dios (Página 43 cartas de Descartes). Ante esta
cuestión considera estar en consonancia con lo expuesto por el padre Gibieuf.

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