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INTRODUCCIÓN
Dios tiene un proyecto eterno. Ese proyecto fue concebido por su gran
amor y abarca a toda la humanidad. Para la realización de ese proyecto
Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Les dio la
capacidad de reproducirse, multiplicarse. Los unió en matrimonio
declarándolos una sola carne. Los bendijo, y les dio el mandato de
multiplicarse y llenar la tierra.
Ese extravío fue tan universal que la Biblia declara: No hay justo, ni aun
uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay
ni siquiera uno.” (Romanos 3.10-12).
Salvar al mundo; que nadie se pierda; que todos tengan vida eterna; que
lleguen a ser hijos de Dios, que recuperen la imagen Dios, que sean
miembros de la familia eterna de Dios.
Pero esta gloriosa salvación no podía ser una imposición divina, sino una
propuesta amorosa de parte de Dios, sujeta a ser aceptada o rechazada
de parte de cada persona.
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en
el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan
3.36).
Romanos 10.13-15:
Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?
¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?
Como está escrito:
¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz,
de los que anuncian buenas nuevas!
Mt. 4.16-17: “El pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz;
sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido”.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: “Arrepiéntanse, porque el
reino de los cielos está cerca”.
Mt. 9.35-36: “Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las
sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia”.
“Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban
agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor”.
Lc. 4.43: “Pero él les dijo: ‘Es preciso que anuncie también a los demás
pueblos las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui
enviado’ ”.
Lc. 19.9-10: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa —le dijo Jesús—, ya
que éste también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Lc. 24.46-47: “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase
en su nombre el arrepentimiento para el perdón de pecados en todas
las naciones, comenzando desde Jerusalén”.
Juan 15.5: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí,
y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada
podéis hacer”.
Juan 15.8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y
seáis así mis discípulos”.
Juan 15.16: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros,
y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca”.
Hch. 1.8: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
Ro. 1.1: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para
el evangelio de Dios”.
Ro. 15.18-19: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por
medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con
las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu
de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta
Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo”.
Ef. 3.8-9: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos,
me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de
las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la
dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó
todas las cosas”.
Fil. 1.12-14: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han
sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de
tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo
el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos,
cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a
hablar la palabra sin temor”.
Fil. 2.15: “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha
en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecéis como luminares en el mundo”.
1 Ti. 1.15: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús
vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el
primero”.
2 Ti. 1.6-8: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios
que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado
Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de
mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según
el poder de Dios”.
2 Ti. 4.1-2: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que
juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta (anima) con toda paciencia y doctrina”.
Ap. 22.17: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el
que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente”.
1 Pedro 2.9
• Somos una nación santa. Una nación con leyes santas, gobernantes
santos. Una constitución santa. En nuestra nación no hay corrupción, ni
impunidad. Esta nación no se rige por la democracia sino por la
teocracia, el gobierno de Dios. ¿Para qué nos hizo nación santa?
ANUNCIAR: Tenemos una noticia, una buena noticia para darle a todos.
Somos el diario de Dios de cada día. Somos el noticiero de Dios para el
mundo.
Apocalipsis 22.17
Y el que tiene sed (y son muchos), vendrá y beberá del agua de vida
gratuitamente
CONCLUSIÓN
Is. 52.7 ¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas
nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del
que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!
La gente no tiene paz, está siempre oyendo malas noticias, está perdida
en sus pecados.
“¡Hola! Vengo a traer paz a esta casa, tengo buenas noticias para
ustedes. Hay una solución para este país. Hay solución para los
problemas de esta familia, y para tu vida. Esa solución es el reino de
Dios.
Te lo explico en forma sencilla. Jesús en el Padrenuestro nos enseñó a
orar así: “Venga tu reino, Sea hecha tu voluntad en la tierra como en el
cielo”.
Te hago una pregunta muy simple: ¿Cómo sería este país si todos,
desde los gobernantes hasta el último habitante, viviéramos según la
voluntad de Dios? ¿Cómo sería este país si cada uno amáramos a
nuestro prójimo como a nosotros mismos?
PARA ESTO HAY QUE SALIR, HAY QUE CAMINAR, HAY QUE IR…
HERMOSOS SON LOS PIES…