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LA CARGA MAYOR DEL CORAZÓN DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Dios tiene un proyecto eterno. Ese proyecto fue concebido por su gran
amor y abarca a toda la humanidad. Para la realización de ese proyecto
Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Les dio la
capacidad de reproducirse, multiplicarse. Los unió en matrimonio
declarándolos una sola carne. Los bendijo, y les dio el mandato de
multiplicarse y llenar la tierra.

Lamentablemente, el hombre y la mujer se rebelaron contra Dios,


pecaron. De allí en adelante la historia es la de una humanidad
extraviada, perdida. Isaías lo describe así: “Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino…” (Isaías
53.6).

Ese extravío fue tan universal que la Biblia declara: No hay justo, ni aun
uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay
ni siquiera uno.” (Romanos 3.10-12).

A pesar de ello, Dios nunca dejó de amar a la humanidad, y jamás


abandonó su proyecto eterno en el que incluyó a todos los seres
humanos.

Juan 3.16-17, lo describe magistralmente al declarar:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo


unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

¿Cuál fue el propósito de Dios al enviar a su Hijo al mundo? ¿Cuál fue su


propósito al cargar en él el pecado de todos nosotros?

Salvar al mundo; que nadie se pierda; que todos tengan vida eterna; que
lleguen a ser hijos de Dios, que recuperen la imagen Dios, que sean
miembros de la familia eterna de Dios.

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Pero esta gloriosa salvación no podía ser una imposición divina, sino una
propuesta amorosa de parte de Dios, sujeta a ser aceptada o rechazada
de parte de cada persona.

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en
el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan
3.36).

El Padre ya hizo su parte (amó al mundo y envió a su Hijo).


El Hijo hizo su parte (murió y resucitó).
El Espíritu Santo hizo su parte (nos dio poder para que seamos testigos).

¿Cuál es nuestra parte en este plan de Dios para la salvación de los


hombres?

Romanos 10.13-15:

Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?
¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?
Como está escrito:
¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz,
de los que anuncian buenas nuevas!

Aquí hay 7 eslabones en la dinámica de la salvación:


Salvar – Invocar – Creer – Oír – Predicar – Ir – Enviar

Invirtiendo el orden sería:


1. ENVIAR (Dios)
2. IR (Nosotros)
3. PREDICAR (Nosotros)
4. OIR (Las personas)
5. CREER (Las personas)
6. INVOCAR (Las personas)
7. SALVAR (Dios)

Nuestra responsabilidad es: IR y PREDICAR.

I. ¿CÓMO DESCUBRIR LA CARGA DEL CORAZÓN DE DIOS?

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1. LO DESCUBRIMOS AL OBSERVAR EL MINISTERIO DE JESÚS

Mt. 4.16-17: “El pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz;
sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido”.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: “Arrepiéntanse, porque el
reino de los cielos está cerca”.

Mt. 9.35-36: “Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las
sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia”.
“Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban
agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor”.

Lc. 4.43: “Pero él les dijo: ‘Es preciso que anuncie también a los demás
pueblos las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui
enviado’ ”.

Lc. 19.9-10: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa —le dijo Jesús—, ya
que éste también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido”.

2. LO DESCUBRIMOS AL LEER EL ÚLTIMO MANDATO QUE JESÚS LE DIO A SUS


DISCÍPULOS.

Mt. 28.18-20: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es


dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo. Amén”.

Mr. 16.15-16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a


toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que
no creyere, será condenado”.

Lc. 24.46-47: “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase
en su nombre el arrepentimiento para el perdón de pecados en todas
las naciones, comenzando desde Jerusalén”.

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Juan 15.5: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí,
y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada
podéis hacer”.

Juan 15.8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y
seáis así mis discípulos”.

Juan 15.16: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros,
y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca”.

Hch. 1.8: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

3. LO DESCUBRIMOS EN CASI TODAS LAS CARTAS DE LOS APÓSTOLES

Ro. 1.1: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para
el evangelio de Dios”.

Ro. 1.14-16: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.


Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio
también a vosotros que estáis en Roma. Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree; al judío primeramente, y también al griego”.

Ro. 15.18-19: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por
medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con
las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu
de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta
Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo”.

Ef. 3.8-9: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos,
me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de
las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la
dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó
todas las cosas”.

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Ef. 6.18-20: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el


Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos
los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra
para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual
soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como
debo hablar”.

Fil. 1.12-14: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han
sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de
tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo
el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos,
cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a
hablar la palabra sin temor”.

Fil. 2.15: “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha
en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecéis como luminares en el mundo”.

Col 4.2-6: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de


gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el
Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el
misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo
manifieste como debo hablar.
Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea
vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que
sepáis cómo debéis responder a cada uno”.

1 Ts. 1.7-8: “…habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya


que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la
palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también
en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que
nosotros no tenemos necesidad de hablar nada”.

1 Ti. 1.15: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús
vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el
primero”.

1 Ti. 2.1-4: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones,


peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y
por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y
reposadamente en toda piedad y honestidad.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el
cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad”.

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2 Ti. 1.6-8: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios
que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado
Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de
mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según
el poder de Dios”.

2 Ti. 4.1-2: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que
juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta (anima) con toda paciencia y doctrina”.

1 P. 2.9-10: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación


santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en
otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que
en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis
alcanzado misericordia”.

4. LO DESCUBRIMOS EN EL FINAL DEL APOCALIPSIS

Ap. 22.17: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el
que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente”.

DE TODOS ESTOS PASAJES (27 pasajes con un total de 57 versículos), quiero


detenerme en 3 pasajes para exponerlos más detalladamente:

II. NUESTRA MISIÓN

1 Pedro 2.9

Mas vosotros sois linaje escogido,


real sacerdocio,
nación santa,
pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

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Hagamos nuestra esta declaración:

Nosotros somos linaje escogido,


real sacerdocio,
nación santa,
pueblo adquirido por Dios,
para que anunciemos las virtudes de aquel
que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.

• Somos linaje escogido. Linaje proviene de ‘genos’. Somos una raza


electa. Nuestros genes son especiales, hemos nacido de Dios. Hemos
sido engendrados por Dios, somos hijos de Dios. (Juan 1.12-13). ¿Para
qué?

• Somos real sacerdocio. Es decir, sacerdotes del Rey. Un sacerdote es


un puente entre Dios y los hombres. Tenemos acceso a Dios. Podemos
entrar a la sala del Rey a interceder a favor de los hombres. Podemos ir
de parte de Dios a los hombres. Somos un puente. ¿Para qué?

• Somos una nación santa. Una nación con leyes santas, gobernantes
santos. Una constitución santa. En nuestra nación no hay corrupción, ni
impunidad. Esta nación no se rige por la democracia sino por la
teocracia, el gobierno de Dios. ¿Para qué nos hizo nación santa?

• Somos el pueblo de Dios. Tenemos la cultura del reino. Pertenecemos a


Dios. Fuimos comprados, adquiridos por Dios. ¿Para qué nos hizo su
pueblo?

La respuesta está en el mismo versículo:

PARA QUE ANUNCIEMOS LAS VIRTUDES DE AQUEL


QUE NOS LLAMÓ DE LAS TINIEBLAS A SU LUZ ADMIRABLE

Somos linaje, sacerdocio, nación y pueblo para anunciar las virtudes de


Jesucristo.

ANUNCIAR: Tenemos una noticia, una buena noticia para darle a todos.
Somos el diario de Dios de cada día. Somos el noticiero de Dios para el
mundo.

¿QUÉ DEBEMOS ANUNCIAR?

Las virtudes del Señor. A cuantas más personas podamos, mejor.

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Digámosles a todos que el Señor es bueno, que es misericordioso, es


santo, es justo, es poderoso. Digamos que es paciente, perdonador,
que es el Príncipe de paz, el dueño y Señor de nuestras vidas. Que
tiene poder para salvar, para sanar y transformar las vidas de
aquellos que se entregan a él. Que él oye la oración, que es un
Padre amoroso…
Oremos por las personas, impongamos nuestras manos sobre los
enfermos y sanémoslos en el nombre del Señor Jesucristo. Pidamos
milagros en su economía, en los conflictos familiares, en la
reconciliación matrimonial…
Creamos que Dios hará milagros, esperemos milagros, pidamos
milagros.

Anunciar, abrir la boca, hablar de Cristo, de su reino, de su poder.

2 Ti. 4.1-2 (2 Timoteo es la última carta de Pablo. El último legado)

Te encarezco delante de Dios


y del Señor Jesucristo,
que juzgará a los vivos y a los muertos
en su manifestación y en su reino,
que prediques la palabra;
que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta (anima)
con toda paciencia y doctrina.

• Ante la realidad inexorable de que un día todos serán juzgados por


Dios, consciente del juicio universal, teniendo en cuenta el drama
de la eternidad… Te encargo solemnemente que prediques la
palabra. Que proclames el logos, la verdad…
• Que instes, insistas, lo hagas con firmeza
• A tiempo y fuera de tiempo. Cuando sea oportuno o no. En tiempos
programados o fuera de programa. Siempre.
• Redarguye, convence. Reprende lo que está mal. Anima, mete fe.
• Con toda paciencia y doctrina (Didaké).

Apocalipsis 22.17

Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.


Y el que oye, diga: Ven.
Y el que tiene sed, venga;
y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

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El mensaje al unísono del Espíritu y de la iglesia. Una iglesia que está en


perfecta sintonía con el Espíritu Santo, y en esa sintonía perfecta, en el
Espíritu, y junto con el Espíritu, bajo la guía y unción del Espíritu, en el poder
del Espíritu llama a los pecadores a Cristo. ¡Vengan!

El creyente, que oye, obedece al Espíritu y a la iglesia, dice: Ven.


Por todas partes. En el mercado, en la calle, en la plaza, por las casas, a
los niños, a los grandes, a los vecinos, a los amigos, a los compañeros de
estudio o trabajo…
A todos, y en todas partes dice: ¡Ven a Cristo!

Y el que tiene sed (y son muchos), vendrá y beberá del agua de vida
gratuitamente

CONCLUSIÓN

PIES HERMOSOS, LABIOS BENDITOS

Is. 52.7 ¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas
nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del
que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!

La gente no tiene paz, está siempre oyendo malas noticias, está perdida
en sus pecados.

Qué lindo es que alguien se acerque y le diga:

“¡Hola! Vengo a traer paz a esta casa, tengo buenas noticias para
ustedes. Hay una solución para este país. Hay solución para los
problemas de esta familia, y para tu vida. Esa solución es el reino de
Dios.
Te lo explico en forma sencilla. Jesús en el Padrenuestro nos enseñó a
orar así: “Venga tu reino, Sea hecha tu voluntad en la tierra como en el
cielo”.
Te hago una pregunta muy simple: ¿Cómo sería este país si todos,
desde los gobernantes hasta el último habitante, viviéramos según la
voluntad de Dios? ¿Cómo sería este país si cada uno amáramos a
nuestro prójimo como a nosotros mismos?

Tengo una buena noticia: Dios te conoce. Él es tu creador. Él tiene un


plan maravilloso para tu vida. Vos naciste para ser un hijo de Dios. Para
vivir una vida mejor. Dios quiere que lo conozcas.

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Qué conozcas su amor. Que conozcas su voluntad, su poder. Jesús


murió por nuestros pecados. Él quiere perdonar tus pecados. Él quiere
salvarte, sanarte, hacerte bien. Traer paz y alegría a tu corazón. Pero
vos tenés que arrepentirte de tus pecados, entregar tu vida a
Jesucristo, permitirle que él gobierne tu vida. Jesús tiene poder para
cambiarte, hacerte una mejor persona, un mejor marido, una mejor
esposa, un mejor hijo... Jesús tiene poder para sanarte, librarte de tus
vicios y pecados. Con Jesús en tu corazón podés empezar una nueva
vida.

PARA ESTO HAY QUE SALIR, HAY QUE CAMINAR, HAY QUE IR…
HERMOSOS SON LOS PIES…

Recuerdo la canción que hace años compuso Danny Baker:

Hay que salir de las paredes,


Las calles están llenas de muertos,
Y la iglesia verdadera tiene vida,
Vamos hay que ayudar.

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