Вы находитесь на странице: 1из 3

¿Cómo construir y comunicar los límites de manera

saludable?
Posted on 3 octubre, 2015 8 Comments

¿Qué hago?, ¿Lo pongo en penitencia?, ¿Lo castigo y no lo dejo hacer lo


que le gusta?, ¿Le doy un chirlo de vez en cuando?, ¿Lo mando a su
habitación y lo dejo llorar?, ¿Lo mando al rincón a pensar?, ¿Lo amenazo
o lo asusto con algo para que pare y haga caso?…

Concuerdo con respecto a este tema con Claudia Ester Gerstenhaber,


que en su libro Los límites un mensaje de cuidadohace una interesante
reflexión sobre las diversas formas de intervenir de los adultos cuando
quieren poner un límite.

Para pensar juntos…

La Penitencia o el rincón:

“Te vas al rincón a pensar”. ¿Realmente el nene va a pensar algo con respecto a lo que hizo o va a esperar
que pase el tiempo lleno de bronca ?. ¿Está en condiciones de reflexionar solo sin la mediación y el sostén
del adulto?

“Te vas a tu cuarto en penitencia”. Lo excluimos como un castigo sin ayudarlo a entender y expresar
saludablemente lo que siente.

Premios y castigos: “

“Si haces la tarea te compro chocolates”. Esto implica adiestramiento, no aprendizaje. ¿Se los recompensa
por hacer lo que deben? ¿Esto no estará generando especulación?.

“Como no guardaste los juguetes, ahora no ves la tele”. Estamos castigando a nuestro hijo, nos hace caso,
pero… ¿Qué aprende?.

Obligar a pedir perdón:

Cuando no hay un arrepentimiento real y el nene da un beso y pide perdón por obligación ¿No les
estaremos enseñando a ser hipócrita? Recordemos cómo nos sentíamos de niños cuando nos obligaban a
hacer esto, seguramente nos daba mucha bronca y nos sentíamos impotentes por ser obligados a hacer
algo que no sentíamos.

Gritos, violencia física y verbal:

Hay algunos padres que creen que a veces un chirlo a tiempo es necesario sobre todo frente a situaciones
en que nuestro hijo corre riesgos, por ejemplo: tocar el enchufe, cruzar solo la calle, etc. Creo que a veces
en estas situaciones es suficiente con elevar el tono de voz, decir un “no” firme y sujetar fuerte al niño
protegiéndolo de la situación riesgosa. En general los golpes, los insultos o los gritos generan en los chicos
bronca, sufrimiento, miedo, dolor y resentimiento. Al mismo tiempo les estamos enseñando un modo de
relacionarse con los otros y de resolver problemas a través de la violencia: ¿Es eso lo que queremos que
aprendan?
Amenazas:

“O te lavas los dientes o no te leo el cuento”. Le estamos dando la posibilidad de elegir, pero… ¿deben tener
esa opción?, ¿las amenazas las cumplimos?.

Mentirles o asustarlos para que obedezcan:

“Si no venís para acá el monstruo te va a comer” o “Ahí viene el hombre de la bolsa”… Esto genera mucho
miedo, no olvidemos que los chicos creen en lo que les decimos los adultos. Cuando son muy pequeños no
diferencian claramente realidad de fantasía. Al mismo tiempo les estamos enseñamos a mentir.

Entonces, ¿Qué hacemos?:

Los chicos tienen que saber qué cosas pueden hacer, qué cosas no y por qué. Los limites
son una forma de dar amor que los ayuda a organizarse internamente.
Es importante permitirle a los chicos que experimenten los efectos de su comportamiento y
que internalicen las normas paulatinamente.También es bueno enseñarles a reparar el daño que
hicieron, a hacerse responsables de sus actos y reconocer que sus acciones afectan a los otros, de
manera amorosa y gradual. Por ejemplo: “No me gusta que me pegues, si me pegas me duele
mucho, no me pegues decime que necesitas o que te pasa”, otro ejemplo “Esta es la agenda de
mamá, vamos a arreglar juntos la hoja que se rompió mientras jugabas con ella, esta agenda mamá
la necesita para trabajar, hay que tratarla con mucho cuidado, cuando quieras ver mi agenda
avísame y la vemos juntos”.
Creo que lo importante es poder contener a los chicos de manera afectuosa, sin gritos,
encierros, golpes o amenazas (ya que esto no los ayuda a elaborar la situación ni a comprender
lo que están sintiendo).
Es muy saludable ir poniendo en palabras lo que sienten, darles tiempo y ayudarlos a
clamarse, luego conversar sobre lo que paso y ayudarlos a buscar otras maneras de resolver la
situación. Por ejemplo“Papá se va a quedar al lado tuyo hasta que estés más tranquilo y podamos
hablar sobre lo que te enojó tanto”.

Comparto este video de fono infancia para profundizar en este tema:

Fuente video: https://www.facebook.com/fonoinfancia?fref=ts

Es importante limitar la acción pero no bloquear la emoción y buscar una forma alternativa y
aceptable para que exprese lo que siente. Por ejemplo, si tiene mucha bronca, se le puede ofrecer
que le pegue a un almohadón, una hoja para dibujar su bronca, un trozo de masa para aplastar o
alentarlo a decir qué le molesta y cómo se siente.
Les propongo poder pensar y tratar de entender que le pasa a nuestro hijo,
pensemos… ¿Qué nos está queriendo decir?, ¿Qué necesita? Les propongo tratar de decodificar
qué le está pasando y luego poner esto en palabras. A los nenes más chiquitos hay que ayudarlos a
entender lo que sienten ofreciéndole palabras, por ejemplo: ¿Tenés miedo?, ¿Tuviste un sueño
feo?, ¿Estás enojado porque papá no te vino a buscar?, “Se que estas muy contento y disfrutando
mucho de tu juguete, pero ya es hora de dormir, mañana seguís jugando”.
Si transformamos el día en un “NO” constante, se genera un clima agotador. Es importante
que haya muchos “si” para que cuando aparezca el “no” tenga otro valor. En algunas oportunidades
podemos reemplazar el “no” y formular él limite de otra manera. Por ejemplo:cambiar el “No podes
jugar más” por “en un ratito nos tenemos que ir, mañana volvemos a la plaza a jugar” o en lugar de
decir “No comas caramelos que vamos a comer” podemos decir “Ahora vamos a cenar todos
juntos, mamá preparó una comida muy rica, cuando termines te podes comer un caramelo”.

Conclusión

No hay recetas mágicas, cada niño, cada padre, cada madre y cada vínculo es diferente. Este artículo invita
a abrir preguntas, a mirarnos en nuestra función de padres y a pensar que nos pasa a cada uno en
particular con los límites.

Creo que es importante comunicar y construir los límites desde el afecto, establecer diálogos con
los chicos, poder pensar juntos, ofrecerles herramientas para entender lo que les pasa y ver de
que manera pueden ir expresándolo saludablemente. Hay que ayudarlos a entender lo que
sienten, poder ponerlo en palabras desde un lugar de comprensión, sostén y respeto.

Comunicar los límites y sostenerlos implica un esfuerzo, energía y armarse de mucha paciencia. Es
importante conocer nuestro nivel de tolerancia y apartarnos cuando es necesario, dejando la situación en
manos de otro adulto que este más sereno. A veces puede ser difícil manejar la situación, nos podemos
sentir sobrepasados, angustiados o agresivos, en esos casos es bueno pedir una consulta de crianza para
pensar juntos lo que nos está pasando.

Вам также может понравиться