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EL DOMINIO PÚBLICO HIDRAULICO:

- BIENES QUE LO INTEGRAN

LEY DE AGUAS
TEXTO REFUNDIDO DE LA LEY DE AGUAS

TÍTULO PRELIMINAR

Artículo 1. Objeto de la Ley.

1. Es objeto de esta Ley la regulación del dominio público hidráulico, del uso del
agua y del ejercicio de las competencias atribuidas al Estado en las materias
relacionadas con dicho dominio en el marco de las competencias delimitadas en el
artículo 149 de la Constitución.

2. Es también objeto de esta ley el establecimiento de las normas básicas de


protección de las aguas continentales, costeras y de transición, sin perjuicio de su
calificación jurídica y de la legislación específica que les sea de aplicación.

3. Las aguas continentales superficiales, así como las subterráneas renovables,


integradas todas ellas en el ciclo hidrológico, constituyen un recurso unitario,
subordinado al interés general, que forma parte del dominio público estatal como
dominio público hidráulico.

4. Corresponde al Estado, en todo caso, y en los términos que se establecen en


esta Ley, la planificación hidrológica a la que deberá someterse toda actuación
sobre el dominio público hidráulico.

5. Las aguas minerales y termales se regularán por su legislación específica, sin


perjuicio de la aplicación de lo dispuesto en el apartado 2.

TÍTULO I

Del dominio público hidráulico del Estado

CAPÍTULO I

De los bienes que lo integran

Artículo 2. Definición de dominio público hidráulico.

Constituyen el dominio público hidráulico del Estado, con las salvedades


expresamente establecidas en esta Ley:

a) Las aguas continentales, tanto las superficiales como las subterráneas


renovables con independencia del tiempo de renovación.

b) Los cauces de corrientes naturales, continuas o discontinuas.

c) Los lechos de los lagos y lagunas y los de los embalses superficiales en


cauces públicos.

d) Los acuíferos, a los efectos de los actos de disposición o de afección de los


recursos hidráulicos.

e) Las aguas procedentes de la desalación de agua de mar.

Artículo 3. Modificación de la fase atmosférica.


La fase atmosférica del ciclo hidrológico sólo podrá ser modificada
artificialmente por la Administración del Estado o por aquellos a quienes ésta
autorice.

CAPÍTULO II

De los cauces, riberas y márgenes

Artículo 4. Definición de cauce.

Álveo o cauce natural de una corriente continua o discontinua es el terreno


cubierto por las aguas en las máximas crecidas ordinarias.

Artículo 5. Cauces de dominio privado.

1. Son de dominio privado los cauces por los que ocasionalmente discurran
aguas pluviales en tanto atraviesen, desde su origen, únicamente fincas de dominio
particular.

2. El dominio privado de estos cauces no autoriza para hacer en ellos labores ni


construir obras que puedan hacer variar el curso natural de las aguas o alterar su
calidad en perjuicio del interés público o de tercero, o cuya destrucción por la
fuerza de las avenidas pueda ocasionar daños a personas o cosas.

Artículo 6. Definición de riberas.

1. Se entiende por riberas las fajas laterales de los cauces públicos situadas por
encima del nivel de aguas bajas, y por márgenes los terrenos que lindan con los
cauces.

Las márgenes están sujetas, en toda su extensión longitudinal:

a) A una zona de servidumbre de cinco metros de anchura, para uso público


que se regulará reglamentariamente.

b) A una zona de policía de 100 metros de anchura en la que se condicionará el


uso del suelo y las actividades que se desarrollen.

2. En las zonas próximas a la desembocadura en el mar, en el entorno


inmediato de los embalses o cuando las condiciones topográficas o hidrográficas de
los cauces y márgenes lo hagan necesario para la seguridad de personas y bienes,
podrá modificarse la anchura de ambas zonas en la forma que reglamentariamente
se determine.

Artículo 7. Trabajos de protección en las márgenes.

Podrán realizarse en caso de urgente necesidad trabajos de protección de


carácter provisional en las márgenes de los cauces. Serán responsables de los
eventuales daños que pudieran derivarse de dichas obras los propietarios que las
hayan construido.

Artículo 8. Modificaciones de los cauces.

Las situaciones jurídicas derivadas de las modificaciones naturales de los cauces


se regirán por lo dispuesto en la legislación civil. En cuanto a las modificaciones que
se originen por las obras legalmente autorizadas se estará a lo establecido en la
concesión o autorización correspondiente.

CAPÍTULO III

De los lagos, lagunas, embalses y terrenos inundables

Artículo 9. Lecho o fondo de los lagos, lagunas y embalses superficiales.

1. Lecho o fondo de los lagos y lagunas es el terreno que ocupan sus aguas en
las épocas en que alcanzan su mayor nivel ordinario.

2. Lecho o fondo de un embalse superficial es el terreno cubierto por las aguas


cuando éstas alcanzan su mayor nivel a consecuencia de las máximas crecidas
ordinarias de los ríos que lo alimentan.

Artículo 10. Las charcas situadas en predios de propiedad privada.

Las charcas situadas en predios de propiedad privada se considerarán como


parte integrante de los mismos siempre que se destinen al servicio exclusivo de
tales predios y sin perjuicio de la aplicación de la legislación ambiental
correspondiente.

Artículo 11. Las zonas inundables.

1. Los terrenos que puedan resultar inundados durante las crecidas no


ordinarias de los lagos, lagunas, embalses, ríos o arroyos, conservarán la
calificación jurídica y la titularidad dominical que tuvieren.

2. Los Organismos de cuenca darán traslado a las Administraciones


competentes en materia de ordenación del territorio y urbanismo de los datos y
estudios disponibles sobre avenidas, al objeto de que se tengan en cuenta en la
planificación del suelo y, en particular, en las autorizaciones de usos que se
acuerden en las zonas inundables.

3. El Gobierno, por Real Decreto, podrá establecer las limitaciones en el uso de


las zonas inundables que estime necesarias para garantizar la seguridad de las
personas y bienes. Los Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas
podrán establecer, además, normas complementarias de dicha regulación.

CAPÍTULO IV

De los acuíferos

Artículo 12. El dominio público de los acuíferos.

El dominio público de los acuíferos o formaciones geológicas por las que circulan
aguas subterráneas, se entiende sin perjuicio de que el propietario del fundo pueda
realizar cualquier obra que no tenga por finalidad la extracción o aprovechamiento
del agua, ni perturbe su régimen ni deteriore su calidad, con la salvedad prevista
en el apartado 2 del artículo 54.

CAPÍTULO V

De las aguas procedentes de la desalación


Artículo 13. De la desalación, concepto y requisitos.

1. Con carácter general, la actividad de desalación de agua marina o salobre


queda sometida al régimen general establecido en esta Ley para el uso privativo del
dominio público hidráulico, sin perjuicio de las autorizaciones y concesiones
demaniales que sean precisas de acuerdo con la Ley 22/1988, de 28 de julio, de
Costas, y las demás que procedan conforme a la legislación sectorial aplicable.

2. Las obras e instalaciones de desalación declaradas de interés general del


Estado podrán ser explotadas directamente por los órganos del Ministerio de Medio
Ambiente, por las Confederaciones Hidrográficas o por las sociedades estatales a
las que se refiere el capítulo II del título VIII de esta Ley. Igualmente, de acuerdo
con lo previsto en el artículo 125, las comunidades de usuarios o las juntas
centrales de usuarios podrán, mediante la suscripción de un convenio específico con
los entes mencionados en el inciso anterior, ser beneficiarios directos de las obras e
instalaciones de desalación que les afecten.

3. Las concesiones de aguas desaladas se otorgarán por la Administración


General del Estado en el caso de que dichas aguas se destinen a su uso en una
demarcación hidrográfica intercomunitaria.

En el caso haberse suscrito el convenio específico al que se hace referencia en


el último inciso del apartado 2, las concesiones de aguas desaladas se podrán
otorgar directamente a las comunidades de usuarios o juntas centrales de usuarios.

4. En la forma que reglamentariamente se determine, se tramitarán en un solo


expediente las autorizaciones y concesiones que deban otorgarse por dos o más
órganos u organismos públicos de la Administración General del Estado.

5. En el supuesto de que el uso no vaya a ser directo y exclusivo del


concesionario, la Administración concedente aprobará los valores máximos y
mínimos de las tarifas, que habrán de incorporar las cuotas de amortización de las
obras.

6. Los concesionarios de la actividad de desalación y de aguas desaladas que


tengan inscritos sus derechos en el Registro de Aguas podrán participar en las
operaciones de los centros de intercambio de derechos de uso del agua a los que se
refiere el artículo 71 de esta Ley.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS

Disposición transitoria primera. Titulares de derechos sobre aguas públicas


derivados de la Ley de 13 de junio de 1879.

1. Quienes, conforme a la normativa anterior a la Ley 29/1985, de 2 de agosto,


de Aguas, fueran titulares de aprovechamiento de aguas públicas en virtud de
concesión administrativa o prescripción acreditada, así como de autorizaciones de
ocupación o utilización del dominio público estatal, seguirán disfrutando de sus
derechos, de acuerdo con el contenido de sus títulos administrativos y lo que la
propia Ley 29/1985 establece, durante un plazo máximo de setenta y cinco años a
partir de la entrada en vigor de la misma, de no fijarse en su título otro menor.

2. Los aprovechamientos de aguas definidas como públicas según la normativa


anterior a la Ley 29/1985, de 2 de agosto, de Aguas, quedarán legalizados
mediante inscripción en el Registro de Aguas, siempre que sus titulares hayan
acreditado el derecho a la utilización del recurso de conformidad con lo establecido
en la disposición transitoria primera 2 de esa ley.

El derecho a la utilización del recurso se prolongará por un plazo de setenta y


cinco años, contados desde la entrada en vigor de dicha Ley, sin perjuicio de que la
Administración ajuste el caudal del aprovechamiento a las necesidades reales.

Disposición transitoria segunda. Titulares de derechos sobre aguas


privadas procedentes de manantiales, derivados de la Ley de 13 de junio
de 1879.

1. A los titulares de algún derecho conforme a la Ley de 13 de junio de 1879,


sobre aguas privadas procedentes de manantiales que vinieran utilizándose en todo
o en parte y hubieran obtenido su inclusión en el Registro de Aguas como
aprovechamiento temporal de aguas privadas, les será respetado dicho régimen por
un plazo máximo de cincuenta años, a contar desde el 1 de enero de 1986.
Quienes, al término de dicho plazo, se encontraran utilizando los caudales, en
virtud de título legítimo, tendrán derecho preferente para la obtención de la
correspondiente concesión administrativa de conformidad con lo previsto en la Ley
29/1985, de 2 de agosto, de Aguas.

2. Si los interesados no hubiesen acreditado sus derechos con arreglo a la


disposición transitoria segunda 1, mantendrán su titularidad en la misma forma que
hasta ahora, pero no podrán gozar de la protección administrativa que se deriva de
la inscripción en el Registro de Aguas.

3. En cualquiera de los supuestos anteriores, el incremento de los caudales


totales utilizados, así como la modificación de las condiciones o régimen del
aprovechamiento, requerirán la oportuna concesión que ampare la totalidad de la
explotación según lo establecido en la presente Ley.

4. En todo caso, a los aprovechamientos de aguas a que se refiere esta


disposición transitoria les serán aplicables las normas que regulan la
sobreexplotación de acuíferos, los usos del agua en caso de sequía grave o de
urgente necesidad y, en general, las relativas a limitaciones del uso del dominio
público hidráulico.

Disposición transitoria tercera. Titulares de derechos sobre aguas privadas


procedentes de pozos o galerías, derivados de la Ley de 13 de junio de
1879.

1. Los aprovechamientos temporales de aguas privadas procedentes de pozos o


galerías, inscritos en el Registro de Aguas al amparo de la disposición transitoria
tercera 1 de la Ley 29/1985, de 2 de agosto, de Aguas, serán respetados por la
Administración, durante un plazo de cincuenta años a contar desde el 1 de enero de
1986, en lo que se refiere al régimen de explotación de los caudales, y derecho
preferente para la obtención de la correspondiente concesión administrativa de
conformidad con lo previsto en la citada Ley.

2. Si los interesados no hubiesen acreditado sus derechos, de conformidad con


la disposición transitoria tercera 1, mantendrán su titularidad en la misma forma
que hasta ahora, pero no podrán gozar de la protección administrativa que se
deriva de la inscripción en el Registro de Aguas.
3. En cualquiera de los supuestos anteriores, el incremento de los caudales
totales utilizados, así como la modificación de las condiciones o régimen de
aprovechamiento, requerirán la oportuna concesión que ampare la totalidad de la
explotación, según lo establecido en la presente Ley.

4. En todo caso, a los aprovechamientos de aguas privadas a que se refiere esta


disposición transitoria, les serán aplicables las normas que regulan la
sobreexplotación de acuíferos, los usos del agua en caso de sequía grave o de
urgente necesidad y, en general, las relativas a las limitaciones del uso del dominio
público hidráulico.

Disposición transitoria tercera bis. Disposiciones comunes a la aplicación


del apartado tercero de las disposiciones transitorias segunda y tercera.

1. A los efectos de aplicación del apartado tercero de las disposiciones


transitoria segunda y tercera, se considerará modificación de las condiciones o del
régimen de aprovechamiento, entre otras, las actuaciones que supongan la
variación de la profundidad, diámetro o localización del pozo, así como cualquier
cambio en el uso, ubicación o variación de superficie sobre la que se aplica el
recurso en el caso de aprovechamientos de regadío.

La Dirección General del Agua dictará unas instrucciones en las que se


establezcan los criterios técnicos para la aplicación uniforme de lo establecido en
este apartado.

2. La concesión a que hacen referencia las disposiciones transitorias segunda y


tercera en sus apartados terceros se otorgará, a instancia de parte, sin
procedimiento de competencia de proyectos, exigirá el informe de compatibilidad
con el Plan Hidrológico y el de la Administración competente en función del uso a
que se destine, se someterá a información pública y en caso de existir Comunidad
de Usuarios, se solicitará informe a la misma.

3. La concesión a otorgar tendrá las siguientes características:

a) El plazo de la concesión no será inferior al establecido en su inscripción en la


sección C del Registro de Aguas, teniendo preferencia en ese momento el
concesionario para obtener una nueva concesión.

b) Recogerá las características con que el aprovechamiento esté incluido en la


sección C del Registro de Aguas de la cuenca, a excepción de las características
objeto de modificación que hayan motivado el inicio del procedimiento, y previa
comprobación de su adecuación a la realidad por parte del organismo de cuenca.

4. En el caso de que la concesión se refiera a masas de agua subterránea


declaradas en riesgo de no alcanzar los objetivos de buen estado a que se refiere el
artículo 56, la concesión estará sometida a las limitaciones establecidas en el
programa de actuación, o en su defecto, a las medidas cautelares relativas a la
extracción o de protección de la calidad del agua subterránea que en su caso se
establezcan.

5. Cuando la modificación de las condiciones o régimen de aprovechamiento no


haya sido comunicada por su titular al organismo de cuenca para su autorización,
sin perjuicio de la aplicación del procedimiento sancionador previsto, el organismo
de cuenca requerirá al interesado para que solicite y obtenga la correspondiente
concesión.
6. El otorgamiento de la concesión comportará la extinción simultánea del
derecho sobre aguas privadas reconocido hasta ese momento.

RD 849/1986

REGLAMENTO DEL DOMINIO PUBLICO HIDRAULICO QUE


DESARROLLA LOS TITULOS PRELIMINAR, I, IV, V, VI Y VII
DE LA LEY 29/1985, DE 2 DE AGOSTO, DE AGUAS

TITULO PRELIMINAR

Artículo 1.

1. Es objeto del presente Reglamento el desarrollo de los títulos Preliminar, I,


IV, V, VI, VII y VIII del texto refundido de la Ley de Aguas, aprobado por el Real
Decreto Legislativo 1/2001, de 20 de julio, en el marco definido en el artículo 1.1
de dicho texto refundido.

Lo dispuesto en el apartado anterior se entenderá, respecto del desarrollo


complementario del título V, sin perjuicio de lo establecido en el Real Decreto
817/2015, de 11 de septiembre, por el que se establecen los criterios de
seguimiento y evaluación del estado de las aguas superficiales y las normas de
calidad ambiental.

2. Las aguas continentales superficiales, así como las subterráneas renovables,


integradas todas ellas en el ciclo hidrológico, constituyen un recurso unitario,
subordinado al interés general, que forma parte del dominio público estatal como
dominio público hidráulico (art. 1.2 de la LA).

3. Corresponde al Estado, en los términos que se establecen en la Ley de Aguas


y en este Reglamento, la planificación hidrológica, a la que deberá someterse toda
actuación sobre el dominio público hidraulico (art. 1.3 de la LA).
4. Las aguas minerales y termales se regularán por su legislación específica
(art. 1.4 de la LA). En el expediente para su calificación como tales se habrá de oír
al Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo a los efectos de su exclusión del ámbito
de la Ley de Aguas, si procediere.

TITULO I

Del dominio público hidráulico del Estado

CAPITULO I

De los bienes que lo integran

Artículo 2.

Constituyen el dominio público hidráulico del Estado, con las salvedades


expresamente establecidas en la Ley:

a) Las aguas continentales, tanto las superficiales como las subterráneas


renovables. con independencia del tiempo de renovación.

b) Los cauces de corrientes naturales, continuas o discontinuas.

c) Los lechos de los lagos y lagunas y los de los embalses superficiales en


cauces públicos.

d) Los acuíferos subterráneos, a los efectos de los actos de disposición o de


afección de los recursos hidráulicos (art. 2 de la LA).

Artículo 3.

1. La fase atmosférica del ciclo hidrológico sólo podrá ser modificada


artificialmente por la Administración del Estado o por aquellos a quienes ésta
autorice (art. 3 de la LA).

Toda actuación pública o privada tendente a modificar el régimen de lluvias


deberá ser aprobada previamente por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo,
a propuesta del Organismo de cuenca.

2. A tal efecto, el Organismo de cuenca, a la vista del proyecto presentado por


el solicitante, del conocimiento que exista sobre la materia y de los posibles efectos
negativos sobre las precipitaciones en otras áreas, previo informe del Instituto
Nacional de Meteorología elevará propuesta al Ministerio de Obras Públicas y
Urbanismo.

3. Cuando la modificación de la fase atmosférica del ciclo hidrológico tenga por


finalidad evitar precipitaciones en forma de granizo o pedrisco, la autorización se
otorgará por el Organismo de cuenca por un plazo de doce meses, renovables por
periodos idénticos.

En la instancia se indicará el alcance de la pretensión y los medios previstos


para conseguirla. El Organismo de cuenca, previos los asesoramientos que estime
oportunos, otorgará la autorización con carácter discrecional, pudiendo revocarla en
cualquier momento si se produjesen resultados no deseados.
4. Cuando los procedimientos empleados a los efectos de este artículo impliquen
la utilización de productos o formas de energía con propiedades potencialmente
adversas para la salud, se requerirá el informe favorable de la Administración
Sanitaria para el otorgamiento de la autorización.

CAPITULO II

De los cauces, riberas y márgenes

Artículo 4.

1. Álveo o cauce natural de una corriente continua o discontinua es el terreno


cubierto por las aguas en las máximas crecidas ordinarias (artículo 4 del texto
refundido de la Ley de Aguas). La determinación de ese terreno se realizará
atendiendo a sus características geomorfológicas, ecológicas y teniendo en cuenta
las informaciones hidrológicas, hidráulicas, fotográficas y cartográficas que existan,
así como las referencias históricas disponibles.

2. En los tramos de cauce donde exista información hidrológica suficiente, se


considerará caudal de la máxima crecida ordinaria la media de los máximos
caudales instantáneos anuales en su régimen natural, calculada a partir de las
series de datos existentes y seleccionando un período que incluirá el máximo
número de años posible y será superior a diez años consecutivos. Dicho periodo
será representativo del comportamiento hidráulico de la corriente y en su definición
se tendrá en cuenta las características geomorfológicas, ecológicas y referencias
históricas disponibles.

En los tramos de cauce en los que no haya información hidrológica suficiente


para aplicar el párrafo anterior, el caudal de la máxima crecida ordinaria se
establecerá a partir de métodos hidrológicos e hidráulicos alternativos, y, en
especial, a partir de la simulación hidrológica e hidráulica de la determinación del
álveo o cauce natural y teniendo en cuenta el comportamiento hidráulico de la
corriente, las características geomorfológicas, ecológicas y referencias históricas
disponibles.

Artículo 5.

1. Son de dominio privado los cauces por los que ocasionalmente discurran
aguas pluviales, en tanto atraviesen, desde su origen, únicamente fincas de
dominio particular.

2. El dominio privado de estos cauces no autoriza hacer en ellos labores ni


construir obras que puedan hacer variar el curso natural de las aguas en perjuicio
del interés público o de tercero, o cuya destrucción por la fuerza de las avenidas
pueda ocasionar daños a personas o cosas (art. 5 de la LA).

Artículo 6.

1. Se entiende por riberas las fajas laterales de los cauces públicos situadas por
encima del nivel de aguas bajas y por márgenes los terrenos que lindan con los
cauces.

2. La protección del dominio público hidráulico tiene como objetivos


fundamentales los enumerados en el artículo 92 del texto refundido de la Ley de
Aguas. Sin perjuicio de las técnicas específicas dedicadas al cumplimiento de dichos
objetivos, las márgenes de los terrenos que lindan con dichos cauces están sujetas
en toda su extensión longitudinal:
a) A una zona de servidumbre de cinco metros de anchura para uso público,
que se regula en este reglamento.

b) A una zona de policía de cien metros de anchura, en la que se condicionará el


uso del suelo y las actividades que en él se desarrollen.

3. La regulación de dichas zonas tiene como finalidad la consecución de los


objetivos de preservar el estado del dominio público hidráulico, prevenir el
deterioro de los ecosistemas acuáticos, contribuyendo a su mejora, y proteger el
régimen de las corrientes en avenidas, favoreciendo la función de los terrenos
colindantes con los cauces en la laminación de caudales y carga sólida
transportada.

4. En las zonas próximas a la desembocadura en el mar, en el entorno


inmediato de los embalses o cuando las condiciones topográficas o hidrográficas de
los cauces y márgenes lo hagan necesario para la seguridad de personas y bienes,
podrá modificarse la anchura de dichas zonas en la forma que se determina en este
Reglamento.

Artículo 7.

1. La zona de servidumbre para uso público definida en el artículo anterior


tendrá los fines siguientes:

a) Protección del ecosistema fluvial y del dominio público hidráulico.

b) Paso público peatonal y para el desarrollo de los servicios de vigilancia,


conservación y salvamento, salvo que por razones ambientales o de seguridad el
organismo de cuenca considere conveniente su limitación.

c) Varado y amarre de embarcaciones de forma ocasional y en caso de


necesidad.

2. Los propietarios de estas zonas de servidumbre podrán libremente sembrar y


plantar especies no arbóreas, siempre que no deterioren el ecosistema fluvial o
impidan el paso señalado en el apartado anterior.

Las talas o plantaciones de especies arbóreas requerirán autorización del


organismo de cuenca.

3. Con carácter general no se podrá realizar ningún tipo de construcción en esta


zona salvo que resulte conveniente o necesaria para el uso del dominio público
hidráulico o para su conservación y restauración. Solo podrán autorizarse
edificaciones en zona de servidumbre en casos muy justificados.

Las edificaciones que se autoricen se ejecutarán en las condiciones menos


desfavorables para la propia servidumbre y con la mínima ocupación de la misma,
tanto en su suelo como en su vuelo. Deberá garantizarse la efectividad de la
servidumbre, procurando su continuidad o su ubicación alternativa y la
comunicación entre las áreas de su trazado que queden limitadas o cercenadas por
aquélla.

Artículo 8.

Por razones topográficas, hidrográficas, o si lo exigieran las características de la


concesión de un aprovechamiento hidráulico, podrá modificarse la zona de
servidumbre. La modificación se hará por causas justificadas de exigencia del uso
público, previa la tramitación de un expediente en el que se oirá al propietario del
terreno y, en su caso, al titular de la concesión, determinándose la correspondiente
indemnización de acuerdo con la legislación de expropiación forzosa, si procediera.

Artículo 9.

1. En la zona de policía de 100 metros de anchura medidos horizontalmente a


partir del cauce quedan sometidos a lo dispuesto en este Reglamento las siguientes
actividades y usos del suelo:

a) Las alteraciones sustanciales del relieve natural del terreno.

b) Las extracciones de áridos.

c) Las construcciones de todo tipo, tengan carácter definitivo o provisional.

d) Cualquier otro uso o actividad que suponga un obstáculo para la corriente en


régimen de avenidas o que pueda ser causa de degradación o deterioro del estado
de la masa de agua, del ecosistema acuático, y en general, del dominio público
hidráulico.

2. Sin perjuicio de la modificación de los límites de la zona de policía, cuando


concurra alguna de las causas señaladas en el artículo 6.2 del Texto Refundido de
la Ley de Aguas (TRLA), la zona de policía podrá ampliarse, si ello fuese necesario,
para incluir la zona o zonas donde se concentra preferentemente el flujo, al objeto
específico de proteger el régimen de corrientes en avenidas, y reducir el riesgo de
producción de daños en personas y bienes. En estas zonas o vías de flujo
preferente sólo podrán ser autorizadas aquellas actividades no vulnerables frente a
las avenidas y que no supongan una reducción significativa de la capacidad de
desagüe de dichas zonas, en los términos previsto en los artículos 9 bis, 9 ter y 9
quáter.

La zona de flujo preferente es aquella zona constituida por la unión de la zona o


zonas donde se concentra preferentemente el flujo durante las avenidas, o vía de
intenso desagüe, y de la zona donde, para la avenida de 100 años de periodo de
retorno, se puedan producir graves daños sobre las personas y los bienes,
quedando delimitado su límite exterior mediante la envolvente de ambas zonas.

A los efectos de la aplicación de la definición anterior, se considerará que


pueden producirse graves daños sobre las personas y los bienes cuando las
condiciones hidráulicas durante la avenida satisfagan uno o más de los siguientes
criterios:

a) Que el calado sea superior a 1 m.

b) Que la velocidad sea superior a 1 m/s.

c) Que el producto de ambas variables sea superior a 0,5 m2/s.

Se entiende por vía de intenso desagüe la zona por la que pasaría la avenida de
100 años de periodo de retorno sin producir una sobreelevación mayor que 0,3 m,
respecto a la cota de la lámina de agua que se produciría con esa misma avenida
considerando toda la llanura de inundación existente. La sobreelevación anterior
podrá, a criterio del organismo de cuenca, reducirse hasta 0,1 m cuando el
incremento de la inundación pueda producir graves perjuicios o aumentarse hasta
0,5 m en zonas rurales o cuando el incremento de la inundación produzca daños
reducidos.
En la delimitación de la zona de flujo preferente se empleará toda la información
de índole histórica y geomorfológica existente, a fin de garantizar la adecuada
coherencia de los resultados con las evidencias físicas disponibles sobre el
comportamiento hidráulico del río.

3. La modificación de los límites de la zona de policía, cuando concurra alguna


de las causas señaladas en el apartado 2 del presente artículo, solo podrá ser
promovida por la Administración General del Estado, autonómica o local.

La competencia para acordar la modificación corresponderá al organismo de


cuenca, debiendo instruir al efecto el oportuno expediente en el que deberá
practicarse el trámite de información pública y el de audiencia a los ayuntamientos
y comunidades autónomas en cuyo territorio se encuentren los terrenos gravados y
a los propietarios afectados. La resolución deberá ser motivada y publicada, al
menos, en el Boletín Oficial de las provincias afectadas.

4. La ejecución de cualquier obra o trabajo en la zona de policía de cauces


precisará autorización administrativa previa del organismo de cuenca, sin perjuicio
de los supuestos especiales regulados en este Reglamento. Dicha autorización será
independiente de cualquier otra que haya de ser otorgada por los distintos órganos
de las Administraciones públicas.

Artículo 9 bis. Limitaciones a los usos en la zona de flujo preferente en


suelo rural.

Con el objeto de garantizar la seguridad de las personas y bienes, de


conformidad con lo previsto en el artículo 11.3 del TRLA, y sin perjuicio de las
normas complementarias que puedan establecer las comunidades autónomas, se
establecen las siguientes limitaciones en los usos del suelo en la zona de flujo
preferente:

1. En los suelos que se encuentren en la fecha de entrada en vigor del Real


Decreto 638/2016, de 9 de diciembre, en la situación básica de suelo rural del texto
refundido de la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana aprobado por el Real Decreto
Legislativo 7/2015, de 30 de octubre, no se permitirá la instalación de nuevas:

a) Instalaciones que almacenen, transformen, manipulen, generen o viertan


productos que pudieran resultar perjudiciales para la salud humana y el entorno
(suelo, agua, vegetación o fauna) como consecuencia de su arrastre, dilución o
infiltración, en particular estaciones de suministro de carburante, depuradoras
industriales, almacenes de residuos, instalaciones eléctricas de media y alta
tensión; o centros escolares o sanitarios, residencias de personas mayores, o de
personas con discapacidad, centros deportivos o grandes superficies comerciales
donde puedan darse grandes aglomeraciones de población; o parques de
bomberos, centros penitenciarios, instalaciones de los servicios de Protección Civil.

b) Edificaciones, obras de reparación o rehabilitación que supongan un


incremento de la ocupación en planta o del volumen de edificaciones existentes,
cambios de uso que incrementen la vulnerabilidad de la seguridad de las personas o
bienes frente a las avenidas, garajes subterráneos, sótanos y cualquier edificación
bajo rasante e instalaciones permanentes de aparcamientos de vehículos en
superficie.

c) Acampadas, zonas destinadas al alojamiento en los campings y edificios de


usos vinculados.
d) Depuradoras de aguas residuales urbanas, salvo en aquellos casos en los que
se compruebe que no existe una ubicación alternativa o, en el caso de pequeñas
poblaciones, que sus sistemas de depuración sean compatibles con las
inundaciones. En estos casos excepcionales, se diseñarán teniendo en cuenta,
además de los requisitos previstos en los artículos 246 y 259 ter, el riesgo de
inundación existente, incluyendo medidas que eviten los eventuales daños que
puedan originarse en sus instalaciones y garantizando que no se incremente el
riesgo de inundación en el entorno inmediato, ni aguas abajo. Además se informará
al organismo de cuenca de los puntos de desbordamiento en virtud de la
disposición adicional segunda. Quedan exceptuadas las obras de conservación,
mejora y protección de las ya existentes.

e) Invernaderos, cerramientos y vallados que no sean permeables, tales como


los cierres de muro de fábrica estancos de cualquier clase.

f) Granjas y criaderos de animales que deban estar incluidos en el Registro de


explotaciones ganaderas.

g) Rellenos que modifiquen la rasante del terreno y supongan una reducción


significativa de la capacidad de desagüe. Este supuesto no es de aplicación a los
rellenos asociados a las actuaciones contempladas en el artículo 126 ter, que se
regirán por lo establecido en dicho artículo.

h) Acopios de materiales que puedan ser arrastrados o puedan degradar el


dominio público hidráulico o almacenamiento de residuos de todo tipo.

i) Infraestructuras lineales diseñadas de modo tendente al paralelismo con el


cauce. Excepcionalmente, cuando se demuestre en que no existe otra alternativa
viable de trazado, podrá admitirse una ocupación parcial de la zona de flujo
preferente, minimizando siempre la alteración del régimen hidráulico y que se
compense, en su caso, el incremento del riesgo de inundación que eventualmente
pudiera producirse. Quedan exceptuadas las infraestructuras de saneamiento,
abastecimiento y otras canalizaciones subterráneas así como las obras de
conservación, mejora y protección de infraestructuras lineales ya existentes. Las
obras de protección frente a inundaciones se regirán por lo establecido en los
artículos 126, 126 bis y 126 ter.

2. Excepcionalmente se permite la construcción de pequeñas edificaciones


destinadas a usos agrícolas con una superficie máxima de 40 m2, la construcción
de las obras necesarias asociadas a los aprovechamientos reconocidos por la
legislación de aguas, y aquellas otras obras destinadas a la conservación y
restauración de construcciones singulares asociadas a usos tradicionales del agua,
siempre que se mantenga su uso tradicional y no permitiendo, en ningún caso, un
cambio de uso salvo el acondicionamiento museístico, siempre que se reúnan los
siguientes requisitos:

a) No represente un aumento de la vulnerabilidad de la seguridad de las


personas o bienes frente a las avenidas.

b) Que no se incremente de manera significativa la inundabilidad del entorno


inmediato, ni aguas abajo, ni se condicionen las posibles actuaciones de defensa
contra inundaciones de la zona urbana. Se considera que se produce un incremento
significativo de la inundabilidad cuando a partir de la información obtenida de los
estudios hidrológicos e hidráulicos, que en caso necesario sean requeridos para su
autorización y que definan la situación antes de la actuación prevista y después de
la misma, no se deduzca un aumento de la zona inundable en terrenos altamente
vulnerables.
3. Toda actuación en la zona de flujo preferente deberá contar con una
declaración responsable, presentada ante la Administración hidráulica competente e
integrada, en su caso, en la documentación del expediente de autorización, en la
que el promotor exprese claramente que conoce y asume el riesgo existente y las
medidas de protección civil aplicables al caso, comprometiéndose a trasladar esa
información a los posibles afectados, con independencia de las medidas
complementarias que estime oportuno adoptar para su protección. Dicha
declaración será independiente de cualquier autorización o acto de intervención
administrativa previa que haya de ser otorgada por los distintos órganos de las
Administraciones públicas, con sujeción, al menos, a las limitaciones de uso que se
establecen en este artículo. En particular, estas actuaciones deberán contar con
carácter previo a su realización, según proceda, con la autorización en la zona de
policía en los términos previstos en el artículo 78 o con el informe de la
Administración hidráulica de conformidad con el artículo 25.4 del TRLA (en tal caso,
a menos que el correspondiente Plan de Ordenación Urbana, otras figuras de
ordenamiento urbanístico o planes de obras de la Administración, hubieran sido
informados y hubieran recogido las oportunas previsiones formuladas al efecto). La
declaración responsable deberá presentarse ante la Administración hidráulica con
una antelación mínima de un mes antes del inicio de la actividad en los casos en
que no haya estado incluida en un expediente de autorización.

4. Para los supuestos excepcionales anteriores, y para las edificaciones ya


existentes, las administraciones competentes fomentarán la adopción de medidas
de disminución de la vulnerabilidad y autoprotección, todo ello de acuerdo con lo
establecido en la Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección
Civil y la normativa de las comunidades autónomas.

Artículo 9 ter. Obras y construcciones en la zona de flujo preferente en


suelos en situación básica de suelo urbanizado.

1. En el suelo que se encuentre en la fecha de entrada en vigor del Real


Decreto 638/2016, de 9 de diciembre, en la situación básica de suelo urbanizado de
acuerdo con el artículo 21.3 y 4 del texto refundido de la Ley de Suelo y
Rehabilitación Urbana, se podrán realizar nuevas edificaciones, obras de reparación
o rehabilitación que supongan un incremento de la ocupación en planta o del
volumen de edificaciones existentes, cambios de uso, garajes subterráneos,
sótanos y cualquier edificación bajo rasante e instalaciones permanentes de
aparcamientos de vehículos en superficie, siempre que se reúnan los siguientes
requisitos y sin perjuicio de las normas adicionales que establezcan las
comunidades autónomas:

a) No representen un aumento de la vulnerabilidad de la seguridad de las


personas o bienes frente a las avenidas, al haberse diseñado teniendo en cuenta el
riesgo al que están sometidos.

b) Que no se incremente de manera significativa la inundabilidad del entorno


inmediato ni aguas abajo, ni se condicionen las posibles actuaciones de defensa
contra inundaciones de la zona urbana. Se considera que se produce un incremento
significativo de la inundabilidad cuando a partir de la información obtenida de los
estudios hidrológicos e hidráulicos, que en caso necesario sean requeridos para su
autorización y que definan la situación antes de la actuación prevista y después de
la misma, no se deduzca un aumento de la zona inundable en terrenos altamente
vulnerables.

c) Que no se traten de nuevas instalaciones que almacenen, transformen,


manipulen, generen o viertan productos que pudieran resultar perjudiciales para la
salud humana y el entorno (suelo, agua, vegetación o fauna) como consecuencia de
su arrastre, dilución o infiltración, en particular estaciones de suministro de
carburante, depuradoras industriales, almacenes de residuos, instalaciones
eléctricas de media y alta tensión.

d) Que no se trate de nuevos centros escolares o sanitarios, residencias de


personas mayores, o de personas con discapacidad, centros deportivos o grandes
superficies comerciales donde puedan darse grandes aglomeraciones de población.

e) Que no se trate de nuevos parques de bomberos, centros penitenciarios o


instalaciones de los servicios de Protección Civil.

f) Las edificaciones de carácter residencial se diseñarán teniendo en cuenta el


riesgo y el tipo de inundación existente y los nuevos usos residenciales se
dispondrán a una cota tal que no se vean afectados por la avenida con periodo de
retorno de 500 años. Podrán disponer de garajes subterráneos y sótanos, siempre
que se garantice la estanqueidad del recinto para la avenida de 500 años de
período de retorno, y que se realicen estudios específicos para evitar el colapso de
las edificaciones, todo ello teniendo en cuenta la carga sólida transportada y que
además dispongan de respiraderos y vías de evacuación por encima de la cota de
dicha avenida. Se deberá tener en cuenta, en la medida de lo posible, su
accesibilidad en situación de emergencia por inundaciones.

2. Además de lo exigido en el artículo 9 bis.3, con carácter previo al inicio de las


obras, el promotor deberá disponer del certificado del Registro de la Propiedad en el
que se acredite que existe anotación registral indicando que la construcción se
encuentra en zona de flujo preferente.

3. Para los supuestos excepcionales anteriores, y para las edificaciones ya


existentes, las administraciones competentes fomentarán la adopción de medidas
de disminución de la vulnerabilidad y autoprotección, todo ello de acuerdo con lo
establecido en la Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección
Civil y la normativa de las comunidades autónomas.

Artículo 9 quáter. Régimen especial en municipios con más de 1/3 de su


superficie incluida en la zona de flujo preferente.

1. En los municipios en que al menos un 1/3 de su superficie esté incluida en la


zona de flujo preferente o que por la morfología de su territorio tengan una
imposibilidad material para orientar sus futuros desarrollos hacia zonas no
inundables, se podrá permitir como régimen especial la realización de nuevas
edificaciones o usos asociados en la zona de flujo preferente, siempre que cumplan
los siguientes requisitos y sin perjuicio de las normas adicionales que establezcan
las comunidades autónomas:

a) Estén ubicados fuera de la zona de policía.

b) No incrementen de manera significativa el riesgo de inundación existente. Se


considera que se produce un incremento significativo del riesgo de inundación
cuando a partir de la información obtenida de los estudios hidrológicos e
hidráulicos, que en caso necesario sean requeridos para su autorización y que
definan la situación antes de la actuación prevista y después de la misma, no se
deduzca un aumento de la zona inundable en terrenos altamente vulnerables.

c) No representen un aumento de la vulnerabilidad de la seguridad de las


personas o bienes frente a las avenidas, al haberse diseñado teniendo en cuenta el
riesgo al que están sometidos, cumpliendo además con lo establecido en el
artículo 9 ter.1.f).
d) No se permitirá la construcción de instalaciones que se encuentren entre las
contenidas en el artículo 9 bis.1.a), e) y h), ni grandes superficies comerciales
donde puedan darse grandes aglomeraciones de población.

e) No se permitirá, salvo que cuando con carácter excepcional se demuestre


que no existe otra alternativa de ubicación, el nuevo establecimiento de servicios o
equipamientos sensibles o infraestructuras públicas esenciales para el núcleo
urbano tales como: hospitales, centros escolares o sanitarios, residencias de
personas mayores o de personas con discapacidad, centros deportivos, parques de
bomberos, depuradoras, instalaciones de los servicios de Protección Civil o
similares. Para estos casos excepcionales, las infraestructuras requeridas no
deberán incrementar de manera significativa la inundabilidad del entorno inmediato
ni aguas abajo, de forma que no se produzca un aumento de la zona inundable en
terrenos altamente vulnerables. Igualmente, no condicionarán las posibles
actuaciones de defensa contra inundaciones de la zona urbana, ni representarán un
aumento de la vulnerabilidad de la seguridad de las personas o bienes frente a las
avenidas, al haberse diseñado teniendo en cuenta el riesgo al que están sometidas,
cumpliendo además con lo establecido en el artículo 9 ter.1.f); para ello se
realizarán los oportunos estudios hidrológicos e hidráulicos que definan la situación
antes de la actuación prevista y después de la misma.

2. Además de lo exigido en el artículo 9 bis.3, con carácter previo al inicio de las


obras, el promotor deberá disponer del certificado del Registro de la Propiedad en el
que se acredite que existe anotación registral indicando que la construcción se
encuentra en zona de flujo preferente.

3. Para los supuestos anteriores, y para las edificaciones ya existentes, las


administraciones competentes fomentarán la adopción de medidas de disminución
de la vulnerabilidad y autoprotección, todo ello de acuerdo con lo establecido en la
Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil y la normativa
de las comunidades autónomas.

Artículo 10. Gestión de los episodios de avenidas e inundaciones.

1. Podrán realizarse en caso de urgencia trabajos de protección de carácter


provisional en las márgenes de los cauces. Serán responsables de los eventuales
daños que pudieran derivarse de dichas obras los propietarios o en su caso los
promotores que las hayan construido.

2. La realización de los citados trabajos en la zona de policía deberá ser puesta


en conocimiento del organismo de cuenca en el plazo de quince días, al objeto de
que éste, a la vista de los mismos y de las circunstancias que los motivaron, pueda
resolver sobre su legalización o demolición de conformidad con el artículo 78.

3. En la gestión de una avenida, en la operación de los órganos de desagüe de


los embalses de la cuenca se procederá de acuerdo con lo establecido en el
artículo 49 del Reglamento de la Administración Pública del Agua y de la
planificación hidrológica aprobado por Real Decreto 927/1988, de 29 de julio, y con
las obligaciones establecidas para los titulares de presas y embalses en el
artículo 367 de este Reglamento.

4. Con el fin de minimizar, en la medida de lo posible, los daños aguas abajo de


los embalses existentes, en el conjunto de operaciones destinadas a la gestión de
una avenida en un determinado tramo de río situado aguas abajo de un embalse, o
sistema de embalses, las maniobras de los órganos de desagüe se realizarán con el
objetivo de que el caudal máximo desaguado no supere, a lo largo del periodo de
duración de la avenida, al máximo caudal de entrada estimado en dicho período,
sin perjuicio de las maniobras que se realicen con el objetivo de aumentar la
capacidad de regulación del embalse o su propia seguridad mediante desembalses
preventivos ni de las obligaciones derivadas del cumplimiento del régimen de
caudales ecológicos.

Artículo 11.

Las situaciones jurídicas derivadas de las modificaciones naturales de los cauces


se regirán por lo dispuesto en la legislación civil. En cuanto a las modificaciones que
se originen por las obras legalmente autorizadas, se estará a lo establecido en la
concesion o autorización correspondiente (art. 8 de la LA).

CAPITULO lII

De los lagos, lagunas, embalses y terrenos inundables

Artículo 12.

1. Lecho o fondo de los lagos o lagunas es el terreno que ocupan sus aguas en
las épocas en que alcanzan su mayor nivel ordinario.

2. Lecho o fondo de un embalse superficial es el terreno cubierto por las aguas


cuando éstas alcanzan su mayor nivel a consecuencia de las máximas crecidas
ordinarias de los ríos que lo alimentan (art. 9 de la LA).

Artículo 13.

Las charcas situadas en predios de propiedad privada se considerarán como


parte integrante de los mismos, siempre que se destinen al servicio exclusivo de
tales predios (art. 10 de la LA).

Artículo 14.

1. Se considera zona inundable los terrenos que puedan resultar inundados por
los niveles teóricos que alcanzarían las aguas en las avenidas cuyo período
estadístico de retorno sea de 500 años, atendiendo a estudios geomorfológicos,
hidrológicos e hidráulicos, así como de series de avenidas históricas y documentos
o evidencias históricas de las mismas en los lagos, lagunas, embalses, ríos o
arroyos. Estos terrenos cumplen labores de retención o alivio de los flujos de agua
y carga sólida transportada durante dichas crecidas o de resguardo contra la
erosión. Estas zonas se declararán en los lagos, lagunas, embalses, ríos o arroyos.

La calificación como zonas inundables no alterará la calificación jurídica y la


titularidad dominical que dichos terrenos tuviesen.

2. Los organismos de cuenca darán traslado a las Administraciones competentes


en materia de ordenación del territorio y urbanismo de los datos y estudios
disponibles sobre avenidas, al objeto de que se tengan en cuenta en la planificación
del suelo, y en particular, en las autorizaciones de usos que se acuerden en las
zonas inundables.

De igual manera los organismos de cuenca trasladarán al Catastro inmobiliario


así como a las Administraciones competentes en materia de ordenación del
territorio y urbanismo los deslindes aprobados definitivamente, o las delimitaciones
de los mismos basadas en los estudios realizados, así como de las zonas de
servidumbre y policía, al objeto de que sean incorporados en el catastro y tenidos
en cuenta en el ejercicio de sus potestades sobre ordenación del territorio y
planificación urbanística, o en la ejecución del planeamiento ya aprobado.
3. El conjunto de estudios de inundabilidad realizados por el Ministerio de Medio
Ambiente y sus organismos de cuenca configurarán el Sistema Nacional de
Cartografía de Zonas Inundables, que deberá desarrollarse en colaboración con las
correspondientes comunidades autónoma, y, en su caso, con las administraciones
locales afectadas. En esta cartografía, además de la zona inundable, se incluirá de
forma preceptiva la delimitación de los cauces públicos y de las zonas de
servidumbre y policía, incluyendo las vías de flujo preferente.

La información contenida en el Sistema Nacional de Cartografía de las Zonas


Inundables estará a disposición de los órganos de la Administración estatal,
autonómica y local.

Se dará publicidad al Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables de


conformidad con lo dispuesto en la Ley 27/2006, de 18 de julio, por la que se
regulan los derechos de acceso a la información, de participación pública y de
acceso a la justicia en materia de medio ambiente.

Artículo 14 bis. Limitaciones a los usos del suelo en la zona inundable.

Con el objeto de garantizar la seguridad de las personas y bienes, de


conformidad con lo previsto en el artículo 11.3 del texto refundido de la Ley de
Aguas, y sin perjuicio de las normas complementarias que puedan establecer las
comunidades autónomas, se establecen las siguientes limitaciones en los usos del
suelo en la zona inundable:

1. Las nuevas edificaciones y usos asociados en aquellos suelos que se


encuentren en situación básica de suelo rural en la fecha de entrada en vigor del
Real Decreto 638/2016, de 9 de diciembre, se realizarán, en la medida de lo
posible, fuera de las zonas inundables.

En aquellos casos en los que no sea posible, se estará a lo que al respecto


establezcan, en su caso, las normativas de las comunidades autónomas, teniendo
en cuenta lo siguiente:

a) Las edificaciones se diseñarán teniendo en cuenta el riesgo de inundación


existente y los nuevos usos residenciales se dispondrán a una cota tal que no se
vean afectados por la avenida con periodo de retorno de 500 años, debiendo
diseñarse teniendo en cuenta el riesgo y el tipo de inundación existente. Podrán
disponer de garajes subterráneos y sótanos, siempre que se garantice la
estanqueidad del recinto para la avenida de 500 años de período de retorno, se
realicen estudios específicos para evitar el colapso de las edificaciones, todo ello
teniendo en cuenta la carga sólida transportada, y además se disponga de
respiraderos y vías de evacuación por encima de la cota de dicha avenida. Se
deberá tener en cuenta su accesibilidad en situación de emergencia por
inundaciones.

b) Se evitará el establecimiento de servicios o equipamientos sensibles o


infraestructuras públicas esenciales tales como, hospitales, centros escolares o
sanitarios, residencias de personas mayores o de personas con discapacidad,
centros deportivos o grandes superficies comerciales donde puedan darse grandes
aglomeraciones de población, acampadas, zonas destinadas al alojamiento en los
campings y edificios de usos vinculados, parques de bomberos, centros
penitenciarios, depuradoras, instalaciones de los servicios de Protección Civil, o
similares. Excepcionalmente, cuando se demuestre que no existe otra alternativa
de ubicación, se podrá permitir su establecimiento, siempre que se cumpla lo
establecido en el apartado anterior y se asegure su accesibilidad en situación de
emergencia por inundaciones.
2. En aquellos suelos que se encuentren a en la fecha de entrada en vigor del
Real Decreto 638/2016, de 9 de diciembre, en la situación básica de suelo
urbanizado, podrá permitirse la construcción de nuevas edificaciones, teniendo en
cuenta, en la medida de lo posible, lo establecido en las letras a) y b) del
apartado 1.

3. Para los supuestos anteriores, y para las edificaciones ya existentes, las


administraciones competentes fomentarán la adopción de medidas de disminución
de la vulnerabilidad y autoprotección, todo ello de acuerdo con lo establecido en la
Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil y la normativa
de las comunidades autónomas. Asimismo, el promotor deberá suscribir una
declaración responsable en la que exprese claramente que conoce y asume el
riesgo existente y las medidas de protección civil aplicables al caso,
comprometiéndose a trasladar esa información a los posibles afectados, con
independencia de las medidas complementarias que estime oportuno adoptar para
su protección. Esta declaración responsable deberá estar integrada, en su caso, en
la documentación del expediente de autorización. En los casos en que no haya
estado incluida en un expediente de autorización de la administración hidráulica,
deberá presentarse ante ésta con una antelación mínima de un mes antes del inicio
de la actividad.

4. Además de lo establecido en el apartado anterior, con carácter previo al inicio


de las obras, el promotor deberá disponer del certificado del Registro de la
Propiedad en el que se acredite que existe anotación registral indicando que la
construcción se encuentra en zona inundable.

5. En relación con las zonas inundables, se distinguirá entre aquéllas que están
incluidas dentro de la zona de policía que define el artículo 6.1.b) del TRLA, en la
que la ejecución de cualquier obra o trabajo precisará autorización administrativa
de los organismos de cuenca de acuerdo con el artículo 9.4, de aquellas otras zonas
inundables situadas fuera de dicha zona de policía, en las que las actividades serán
autorizadas por la administración competente con sujeción, al menos, a las
limitaciones de uso que se establecen en este artículo, y al informe que emitirá con
carácter previo la Administración hidráulica de conformidad con el artículo 25.4 del
TRLA, a menos que el correspondiente Plan de Ordenación Urbana, otras figuras de
ordenamiento urbanístico o planes de obras de la Administración, hubieran sido
informados y hubieran recogido las oportunas previsiones formuladas al efecto.

CAPITULO IV

De los acuíferos subterráneos

Artículo 15.

1. Se entiende por acuíferos, terrenos acuíferos o acuíferos subterráneos


aquellas formaciones geológicas que contienen agua, o la han contenido y por las
cuales el agua puede fluir.

2. El dominio público de los acuíferos o formaciones geológicas por las que


circulan aguas subterráneas, se entiende sin perjuicio de que el propietario del
fundo pueda realizar cualquier obra que no tenga por finalidad la extracción o
aprovechamiento del agua ni perturbe su régimen ni deteriore su calidad, con la
salvedad prevista en el apartado 2 del artículo 52 de la Ley de Aguas (art. 12 de la
LA).

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