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temerarios
Centro Crímina para el estudio y prevención de la delincuencia
Universidad Miguel Hernández
“Nadie que no haya pasado por ello puede llegar a imaginarse por un momento cómo se
sufre. Han pasado dos años y en ese tiempo nos hemos ido recomponiendo poco a poco,
pero siempre estará allí. No se puede superar. Aprendes a vivir con ello, pero sigues
sufriendo”.
A los jóvenes peligrosos al volante se les acaban de sumar ahora, tal y como acaba de
poner de manifiesto una nueva investigación de Criminia (Centro para el estudio y
prevención de la delincuencia) de la Universidad Miguel Hernández de Elche, un nuevo
tipo de conductor temerario. Su perfil: varones relativamente maduros que cogen el
coche bajo los efectos del alcohol o las drogas y que además incluso tienen
antecedentes delictivos.
Mientras en las zonas de ocio los jóvenes de 19 a 25 años y en las noches de los viernes
y sábados son los desgraciados protagonistas de la temeridad, ahora hay infractores de
entre 35 y 45 años que sufren accidentes en otras zonas de la ciudad. Basta con citar
algunos ejemplos de lo que está ocurriendo en las carreteras españolas: el pasado 10 de
diciembre, un vecino de Madrid de 30 años era sorprendido a 214 km por hora por la
autopista AP-51 en Ávila, a la altura de Mediana de Voltoya. Otro conductor fue
sorprendido cuando circulaba a 228 km por hora por la autovía Jerez-Los Barrios el
pasado septiembre. A las velocidades de vértigo, se suman también otro tipo de
infractor: los que circulan en sentido contrario, conocidos como kamikaces. El abanico
de ‘delincuentes al volante’ lo completan automovilistas como el conductor temerario
de Vigo, conocido como "Makelele", que está acusado de provocar accidentes y que
incluso atropelló mortalmente a un matrimonio en 2008.
A pesar de que el balance de seguridad vial de 2012 (aún no definitivo) facilitado por la
Dirección General de Tráfico destaca que la mortalidad por accidentes en vías
interurbanas se ha reducido en un 12%, 1.304 personas perdieron la vida y 6.161
resultaron heridas graves el año pasado. Es el noveno año consecutivo que desciende la
siniestralidad. Las cifras son provisionales y se refieren sólo a los accidentes mortales
ocurridos en vías interurbanas y tomadas hasta 24 horas después de producirse el
siniestro. La mayoría de los grupos de edad han descendido en el número de fallecidos
con excepción de los niños menores de 14 años y los mayores de 75 donde han
aumentado las cifras. Sin embargo, el grupo donde más ha aumentado la mortalidad es
entre los 35 a los 44 años y la mayoría de siniestros se produjo entre las siete y las ocho
de la mañana.
Según la Memoria Social del Seguro Español 2012 de la Unión Española de Entidades
Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA) el perfil de la víctima de tráfico en España
es de un varón de 38 años y medio de edad, que no tiene hijos ni cónyuge. No obstante,
este varía según las zonas geográficas, ya que en Madrid la media de edad de la víctima
es de un menor de 30 años, mientras que en otros lugares como Asturias, superan los 45
años de media.
Aunque los vehículos son ahora cuatro veces más seguros que en 1970 y se han
reducido en un 50% el número de muertes en la UE, los siniestros provocan 40.000
muertes al año y tienen unos costes directos e indirectos estimados de 180.000 millones
de euros. Es decir, el 2% del PIB de la UE.
Pero por encima de las cifras está el sufrimiento de las víctimas. Luis Cendrero,
psicólogo en DIA, explica el drama al que se enfrentan las víctimas de accidentes de
tráfico. “Los accidentes son una realidad diaria pero todo el mundo piensa que a ellos no
les va a tocar. Las víctimas de siniestros son todas, las que la sufren y los que la rodean.
La familia también es la víctima. El impacto es tremendo, la muerte de un familiar en un
accidente es como una muerte súbita. Lo importante es estar con ellos desde el primer
momento, en la fase aguda. Ayudarlos a elaborar el duelo, y acompañarlos para que
aprendan a vivir sin la persona querida que les falta”.
Miguel Martín no tuvo la fortuna de saber de su hija de la mano de gente preparada. “Lo
que más grabado tengo es cómo me lo contaron. Fue muy frío y distante. Me sentí muy
solo en esos momentos y eché en falta más cercanía y sensibilidad. Sin embargo,
gracias a DIA y a la Fiscalía de Seguridad Vial tengo que reconocer que me he sentido
apoyado en todo momento. Es cierto que al principio todo el mundo se vuelca contigo, y
luego con el tiempo te quedas solo, tu caso se olvida, pasa a un segundo plano. Yo he
estado hundido, pero no quería darme cuenta porque tenía que mantener a la familia en
pie. Mi mujer lo ha pasado realmente mal, ha tenido que acudir a varios psicólogos. No
es imaginable vivir una tragedia como esta. Y ahora nos queda la otra parte: el juicio.
Por un lado estamos deseando que salga y, por otro, nos produce una sensación de
vértigo horrible. Volver a revivir todo, pensar si la sentencia será justa…”, explica.
La familia Martín lleva dos años esperando el juicio del accidente de su hija. “Creo que
estos casos deberían dictarse con más rapidez. Es la prolongación del sufrimiento.
Sabemos por nuestro abogado que el conductor tiene retirado también el carné en Reino
Unido, pero no tenemos sentencia. También nos damos cuenta de que la Justicia
prioriza la resolución de otro tipo de casos, algo que me resulta incomprensible”, insiste
Miguel Martín.
Hoy cuando usted haya terminado de leer esta esta noticia se solidarizará con las
víctimas. Pero, aunque todos los días, los medios de comunicación le recuerden el
número de víctimas de accidentes de tráfico, probablemente, seguirá pensando que a
usted no le va a ‘tocar’. Puede ‘tocar’ a todos, por eso todos debemos interiorizar el
concepto de conducción responsable.