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"En invierno, disfruta", escribió el poeta británico William Blake. Y es esta complacencia
precisamente la que preocupa al FMI. Davos se convirtió en fiel metáfora del estado y
evolución del sistema global. Tras una nevada como no se recordaba en décadas, y
que sembró el caos en la villa justo en el arranque del foro, el sol finalmente brilló, pero
el riesgo de avalancha llegó a tocar máximos.
Para el fundador y presidente de Bridgewater, Ray Dalio, y Min Zhu, presidente del
Instituto Nacional de Investigación Financiera de China, y ex alto cargo del FMI, la
probabilidad de una recesión en dos o tres años es "elevada".
El presidente global de PwC Bob Moritz no se atreve a poner una fecha, pero observó
en una entrevista con este diario la desconexión entre "los enormes riesgos" y la
boyante situación de los mercados.
Entre estos riesgos, para algunos preocupa el elevado endeudamiento, aunque otros
como Pissarides opinan que aún no es preocupante. "Me inquieta que el consenso diga
que no hay razones para estar preocupado", argumentó David Rubenstein, cofundador
y copresidente de The Carlyle Group. "El mayor peligro es que la gente no piensa que
habrá crisis financiera en uno o dos años", comentó.
Los bancos centrales, héroes en los peores momentos de la crisis, se podrían convertir
ahora en villanos si se precipitan o comunican erróneamente el final del estímulo
monetario o la subida de tipos de interés. "La perspectiva aparece muy favorable, pero
es también en esos momentos cuando se comenten errores. Cuando conduces a
mucha velocidad en la autopista es cuando necesitas ser especialmente cuidadoso",
describió el miembro del Consejo Ejecutivo del BCE Benoit Coeure. "Nosotros seremos
prudentes", añadió en un debate.
El golpe que supondrá al bolsillo de los consumidores el encarecimiento del precio del
dinero se podría sumar a la subida del precio del petróleo. El consumo y la inversión se
verán afectados, lo cual se podría amplificar si una de las zonas calientes del planeta
termina por estallar. La confianza caería, el gasto se congelaría y la economía se
depreciaría más aún.
Para Axel Weber, ex-presidente del Bundesbank y hoy al cargo de UBS, los riesgos
geopolíticos tienen incluso un "potencial mayor" de alterar a la economía global que una
subida de tipos de interés.
Mercados inflados, una deuda aun más abultada, dudas sobre cómo volver a la
normalidad en la política monetaria, riesgos geopolíticos y el interrogante de China
componen un cuadro que adelgaza ese optimismo descarado que ha reinado en Davos.
Por eso, desde el FMI, la OCDE y el BCE piden que se pare de descorchar champán y
los países se remanguen para reformar sus economías y volver a ganar espacio fiscal,
para que el impacto les coja equipados. Las reformas prioritarias son las que preparen
a los ciudadanos para navegar en un mundo más incierto e inestable. Es decir, la
educación y la adquisición de habilidades, como medio también para reducir la
desigualdad.
Pero al mismo tiempo "no perder de vista las oportunidades que representan", por
ejemplo en términos de inclusión en el sistema financiero. "Las criptomonedas nos
pueden ayudar a mejorar nuestros sistemas [monetarios]", los cuales son "muy caros y
muy lentos", sentenció.