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MÉTODO INTERACTIVO DE LECTURA PARA EDADES TEMPRANAS

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1. Sobre la importancia de la lectura.

2. La increíble historia de Tommy.


3. ¿Pueden los niños pequeños aprender a leer?
4. Este Método de Lectura aplicado a la escuela es eficaz.
5. Principios y fundamentación del método.
6. Cómo enseñar a leer a tu alumno o a tu hijo.
7. El procedimiento.
8. Control y seguimiento del Programa.
Primer año (en formato pdf).
Segundo año (en formato pdf).
Primer año con el nombre del fichero en el que está la serie (en formato
pdf).
Segundo año con el nombre del fichero en el que está la serie (en
formato pdf).
9. Bibliografía.
10. Agradecimientos.
11. Archivo para imprimir las tarjetas con las palabras básicas (en formato pdf).
12. Carpeta que contiene los ficheros para imrimir las tarjetas (en formato doc).
13. Ver este documento en formato pdf.

1. Sobre la importancia de la lectura.

LEER es una de las funciones más elevadas del cerebro humano. Es además una
de las funciones más importantes de la vida, dado que prácticamente todo
aprendizaje se basa en la habilidad para leer.

Leer bien ha sido y será siempre garantía de éxito en los estudios y en la vida de
cualquier persona. La lectura eficaz es la plataforma imprescindible en la que se
apoya el éxito de las personas y una excelente vacuna contra el aburrimiento.
Existe la queja generalizada de maestros y profesores de que los estudiantes
entienden poco de lo que leen. Creemos que la introducción del método de lectura
de Glenn Doman en edades tempranas favorecerá extraordinariamente la
renovación de esta vital actividad pedagógica.

2. La increíble historia de Tommy.

Del libro: "Cómo enseñar a leer a su bebé". Glenn Doman

Tommy era el cuarto niño de la familia Lunsky. Los padres no habían tenido una
gran educación y habían trabajado mucho para mantener a sus tres hijos
normales. En la época en la que Tommy nació, el señor Lunsky tenía su propio bar
y les iba mejor.

Sin embargo, Tommy nació con daño cerebral severo. Cuando tenía dos años lo
admitieron para hacerle un examen neurológico en un buen hospital en Nueva
Jersey. El día en que dieron el alta a Tommy, el jefe de neurocirugía tuvo una
conversación sincera con el señor y la señora Lunsky. El doctor les explicó que los
estudios mostraban que Tommy era un niño que únicamente tenía vida vegetativa,
que nunca caminaría o hablaría y que, por consiguiente, debería ser ingresado en
una institución de por vida.

Toda la determinación polaca del señor Lunski reforzó la testarudez


norteamericana cuando puso de pie su gran cuerpo, se ajustó su gran cinturón y
dijo: «Doctor, está usted completamente confundido. Se trata de nuestro hijo». Los
Lunski se pasaron muchos meses buscando a alguien que les dijera que eso no
tenía que ser necesariamente así. Todas las respuestas fueron iguales.

Cuando Tommy cumplió tres años, ya habían encontrado al doctor Eugene Spizt,
jefe de Neurocirugía del Hospital Infantil de Filadelfia.

Después de hacer minuciosos estudios neuroquirúrgicos, el doctor Spitz les dijo a


sus padres que aunque Tommy tenía un daño cerebral severo, quizá se pudiera
hacer algo por él en un grupo de instituciones en una zona de las afueras llamada
Chesnut Hill.
Tommy llegó a los Institutos para el Logro del Potencial Humano cuando tenía tres
años y dos semanas. No podía hablar ni moverse. Su lesión cerebral y los
problemas resultantes fueron evaluados en los Institutos. Se le prescribió un
tratamiento que reprodujera la pauta de desarrollo de crecimiento normal en niños
sanos. Se formó a los padres en cómo llevar a cabo este programa en casa y se
les dijo que si lo cumplían escrupulosamente Tommy mejoraría mucho. Debían
regresar en sesenta días para una reevaluación y, si Tommy mejoraba, para una
revisión del programa.

No había duda que los Lunski seguirían el programa estricto. Lo siguieron


religiosamente.

Cuando regresaron para la segunda visita, Tommy podía gatear.

Ahora los Lunski abordaban el problema con la energía que da el éxito. Estaban
tan decididos que cuando su coche se estropeó de camino a Filadelfia para la
tercera visita, sencillamente se compraron un coche de segunda mano para
atender la cita. No se podían resistir a contarnos que Tommy podía decir ya sus
dos primeras palabras, «Papi» y «Mami». Tommy tenía ahora tres años y medio y
podía gatear con las manos y las rodillas. Entonces su madre probó algo que sólo
una madre intentaría con un niño como Tommy. De la misma manera que un
padre compra un balón de fútbol para su hijito, la madre compró un libro con el
abecedario para su hijo de tres años y medio con lesión cerebral severa que sólo
decía dos palabras. Tommy, decía ella, era un niño muy brillante,
independientemente de que pudiera hablar y caminar. Cualquiera con un poco de
sentido común podía verlo simplemente mirándolo a los ojos.

Si bien por aquel entonces nuestros tests de inteligencia para niños con daño
cerebral eran mucho más complejos que los de la señora Lunski, su precisión era
parecida. Estábamos de acuerdo en que Tommy tenía una buena inteligencia, pero
enseñar a leer a un niño de tres años y medio con lesión cerebral severa, eso era
otra historia.

Prestamos muy poca atención cuando la señora Lunski nos comentó que Tommy,
por entonces ya con cuatro años, podía leer todas las palabras en el libro del
abecedario con más facilidad de lo que podía leer las letras. Nosotros estábamos
más preocupados y complacidos con su habla, que progresaba de forma
constante, así como con su movilidad física.

Cuando Tommy tenía cuatro años y dos meses, su padre nos informó que el niño
podía leer un libro que se llamaba Huevos verdes y jamón, del doctor Seuss.
Sonreímos educadamente y anotamos lo meritoriamente que el habla y el
movimiento de Tommy estaban progresando. Cuando Tommy tenía cuatro años y
seis meses, el señor Lunski nos informó que Tommy podía leer todos los libros del
doctor Seuss. Anotamos en la ficha que Tommy estaba progresando
maravillosamente y que el señor Lunski «decía» que Tommy podía leer.

Cuando Tommy vino para su decimoprimera visita, acababa de cumplir cinco años.
Aunque tanto nosotros como el doctor Spitz estábamos encantados con los
fabulosos avances de Tommy, nada indicaba que iba a ser un día tan importante
para todos los niños. Es decir, nada, excepto el insensato informe de siempre del
señor Lunski. Tommy, nos informó el señor Lunski, ahora podía leer cualquier
cosa, hasta el Reader's Digest, e incluso podía comprenderlo, pero es que además
había empezado a hacerlo antes de cumplir cinco anos.

Nos libramos de tener que comentar esto porque llegó el cocinero con nuestra
comida (un zumo de tomate y una hamburguesa). El señor Lunski, dándose cuenta
de nuestra falta de respuesta, tomó un trozo de papel de la mesa y escribió: «A
Glenn Doman le gusta beber zumo de tomate y comer hamburguesas» .

Tommy, siguiendo las instrucciones de su padre, leyó esto fácilmente y con las
entonaciones e inflexiones adecuadas. No vaciló como los niños de siete años,
que leen cada palabra por separado sin comprender el sentido de la frase.
«Escriba otra frase», dijimos pausadamente. El señor Lunski escribió: «Al papá de
Tommy le gusta beber cerveza y whisky. Tiene una barriga grande y gorda barriga
de beber cerveza y whisky en la taberna de Tommy».

Tommy sólo había leído las tres primeras palabras en voz alta cuando se empezó
a reír. Lo curioso era que la barriga de papá estaba en la cuarta línea, ya que el
señor Lunski escribió letras grandes.

Este niño con lesión cerebral severa estaba leyendo en realidad mucho más
deprisa de lo que pronunciaba a su velocidad normal de conversación. ¡Tommy no
solo estaba leyendo, estaba leyendo deprisa y su comprensión era evidente!. Se
nos quedó cara de tontos. Nos giramos hacia el señor Lunski.

«Les he estado diciendo que puede leer», dijo el señor Lunski.

Después de aquel día ninguno de nosotros volvió a ser el mismo, pues esta era la
última pieza del puzzle que se había estado encajando durante más de veinte
años.

Tommy nos había enseñado que un niño con lesión cerebral severa puede
aprender a leer antes de lo que suelen aprender los niños normales.

Tommy, por supuesto, fue inmediatamente sometido a todo tipo de pruebas por un
grupo de expertos que vinieron de Washington para este tema la semana
siguiente. Tommy -un niño con lesión cerebral severa y cinco años- podía leer
mejor que la media de niños normales con el doble de años y con una
comprensión total.

Cuando Tommy tenía seis años caminaba, aunque esto era relativamente nuevo
para él, y aún temblaba un poco y leía a nivel de sexto grado (nivel de un niño de
once a doce años). Tommy no iba a pasar el resto de su vida en una institución,
pero sus padres estaban buscando una escuela «especial» en la que matricular a
Tommy el próximo septiembre. Es decir, especialmente alta, no especialmente
baja. Afortunadamente, ahora hay algunas escuelas experimentales para niños
«superdotados» excepcionales. Tommy ha tenido la dudosa «dote» de una lesión
cerebral severa y la indudable dote de unos padres que lo quieren a rabiar y que
creyeron que por lo menos un niño no estaba utilizando todo su potencial.

Finalmente, Tommy sirvió de catalizador de veinte años de estudio. Tal vez sería
más preciso decir que fue el detonador de una carga explosiva que se había
estado fortaleciendo durante veinte años.

Lo fascinante era que Tommy deseaba leer y que lo disfrutaba


tremendamente. Asegura Doman que la verdadera causa por la que los niños
pequeños no aprenden a leer es por el tamaño de la letra.
El problema es que hemos hecho la letra
demasiado pequeña.
El problema es que hemos hecho la letra demasiado
pequeña.

El problema es que hemos hecho la letra demasiado pequeña.

3. ¿Pueden los niños pequeños aprender a leer?.

Un equipo de pediatras evolucionistas, médicos, educadores, especialistas en la


enseñanza de la lectura, ha llegado a una sorprendente información sobre cómo
aprenden los niños, qué aprenden y qué pueden llegar a aprender: cuando este
equipo había visto leer a muchos niños con lesión cerebral, y leer bien con cuatro o
cinco años; era obvio que algo iba mal con lo que estaba sucediendo a los
niños sanos. Glenn Doman, ha creado un método con el que tienen éxito en la
lectura todos los niños que lo utilizan. Este método ya se utiliza en muchas
guarderías y centros de Educación Infantil, en España y otros países con
resultados sorprendentes.

Ya está más que demostrado que:

a. Los niños pequeños quieren aprender a leer.


¿Qué niño no reconoce diferentes leyendas de distintas marcas a la edad de dos o
tres años?.
El proceso de aprendizaje en los primeros años se origina a una velocidad
increíble. Un niño pequeño tiene un ardiente e ilimitado deseo por aprender.

b. Los niños pequeños pueden aprender a leer.


Los niños pequeños pueden aprender a leer palabras y párrafos exactamente
igual que aprenden a entender las palabras habladas, las frases y los párrafos.
Cuando el oído capta, o recoge, una palabra o mensaje hablado, este mensaje
auditivo se rompe en una serie de impulsos electroquímicos que son enviados al
área auditiva del cerebro, que los descodifica y comprende en lo que se refiere al
significado que la palabra intentaba transmitir. De la misma manera, cuando el ojo
capta una palabra o mensaje escrito, este mensaje visual se rompe en una serie
de impulsos electroquímicos que son enviados al área visual del cerebro donde se
descodifican y se comprenden como lectura. Es un instrumento mágico el cerebro.
Funciona igual en lo auditivo que en lo visual.

c. Los niños pequeños están aprendiendo a leer.


El proceso de comprensión del lenguaje oral y del escrito es exactamente el
mismo, por tanto hay que romper los esquemas tradicionales sobre que la lectura
es sólo posible a partir, como mínimo, de los cinco o seis años. Es innumerable la
cantidad de centros educativos en donde los niños están aprendiendo a leer con
este método, en su mayoría Centros Privados o Concertados.

Nuestro deseo es dar a conocer el método (gracias a este programa, que facilita su
aplicación) para que llegue a todos los Centros Públicos, y también a los
Concertados o Privados, e igualmente a aquellos padres que deseen enseñar a
leer a sus hijos desde los primeros años.

d. Los niños pequeños deberían aprender a leer.


Es infinitamente más sencillo enseñar a leer a un niño a los tres años (o incluso
antes) de lo que será a cualquier otra edad posterior. Eso sí, no lo intentes con
métodos tradicionales (silábicos, onomatopéyicos, fonéticos, etc.), el niño se
aburriría de manera sorprendente; en cambio, el método que tienes en tus manos
es eficaz para el aprendizaje de la lectura en edades tempranas.

4. Este Método de Lectura aplicado a la escuela es eficaz.

El MÉTODO DE LECTURA GLENN DOMAN para el desarrollo precoz de la


Enseñanza de la Lectura funciona. Cada vez son más los centros escolares que se
interesan por él ya que produce óptimos resultados en todas partes y entre niños
de cualquier condición.

Para que el método funcione es imprescindible conocer muy bien los principios en
los que se fundamenta y el procedimiento correcto para aplicarlo. Si inicialmente
no obtienes los resultados apetecidos, no desesperes, plantéate si lo estás
aplicando correctamente y modifica lo necesario hasta conseguir resultados
adecuados.
Aunque comentaremos sobre los principios y fundamentación. A aquellas
maestras, maestros o madres que deseen aplicarlo con rigor, les recomendamos la
lectura de estos dos libros en los que nos hemos documentado para la realización
del programa, y a cuyos autores agradecemos sus aportaciones:

Cómo enseñar a leer a su bebé. Glenn Doman. Ed. EDAF.


Leer bien al alcance de todos. El método Doman aplicado a la escuela. Víctor
Estalayo y Rosario Vega. Ed. Biblioteca Nueva.

5. Principios y fundamentación.

NUNCA HA EXISTIDO, en la historia de la humanidad, un científico que haya sido


la mitad de curioso que cualquier niño que tenga una edad entre dieciocho meses
y cuatro o cinco años, pero hemos confundido esta extraordinaria curiosidad por
todo con una falta de habilidad para concentrarse. Hemos observado a nuestros
niños cuidadosamente, pero no siempre hemos comprendido lo que significan sus
acciones.

Un niño comienza a aprender justo después de nacer. Para cuando tiene seis años
y empieza el aprendizaje de la lectura, ya ha absorbido una ingente cantidad de
información, quizá más de la que aprenderá el resto de su vida. Con seis años ha
aprendido la información básica sobre sí mismo y su familia, sus vecinos y sus
relaciones con ellos, su mundo y su relación con él, y un sinfín más de hechos que
son literalmente incontables. Y lo más significativo, habrá aprendido un idioma
completo y a veces dos, tres o incluso más. El proceso de aprendizaje en los
primeros años se origina a una velocidad increíble. Un niño pequeño tiene un
ardiente e ilimitado deseo por aprender.

Si observamos atentamente a un niño pequeño. En primer lugar, vuelve loco a


todo el mundo. ¿Por qué?. Porque su curiosidad no descansa. No le puedes
disuadir, disciplinar o confinar su deseo por aprender, aunque te lo propongas, y
verdaderamente lo hemos intentado.

Quiere aprender cosas acerca de la lámpara, la taza de café, el enchufe y el


periódico y todo lo que hay en la habitación, lo que significa que golpeará la
lámpara, tirará la taza de café, pondrá sus dedos en el enchufe y romperá el
periódico. Está aprendiendo constantemente y, lógicamente, no podemos
soportarlo. Hemos decidido que es hiperactivo o incapaz de prestar atención,
cuando lo que realmente sucede es que presta atención a todo. Está pendiente de
todo con los cinco sentidos para aprender sobre el mundo que lo rodea. Ve, oye,
siente, huele y saborea. No hay otra forma de aprender que a través de estas
cinco rutas hacia el cerebro, y el niño las usa todas. Si utilizando su ruta
visual ofrecemos al niño la posibilidad de visualizar palabras, eso sí, de gran
tamaño, estará aprendiendo a leer, y con muy pocas repeticiones (entre 10 y 15)
reconocerá cada palabra aprendida, de la misma forma que cuando escucha una
palabra la reproduce oralmente.

Los estímulos visuales son mucho más fácilmente retenidos pues son estables,
pueden ser siempre de la misma calidad, se repiten de manera idéntica todas la
veces que quieras y la vía visual no pierde la capacidad de procesarlos fielmente
durante todos los años de escolaridad. En cambio los estímulos auditivos, como
las palabras, son etéreos -la vibración se pierde en segundos, se mezclan con
otros sonidos ambientales, son diferentes dependiendo de la persona que
procedan, y a medida de que los niños se alejan de la infancia la percepción
codificación y descodificación de nuevos fonemas disminuye.

Aprender a leer es tan fácil como aprender a hablar.

El cerebro humano es singular, y se puede decir de él que es el único contenedor


que es capaz de recoger más cuanto más le echas.

En los cuatro o cinco primeros años la habilidad para absorber información es


inigualable y el deseo de hacerlo es mayor de lo que jamás será
después. Aprender también es el juego más fabuloso de la vida, y el más divertido.

Hemos asumido que los niños odian aprender básicamente porque a la mayoría de
ellos no les ha gustado el colegio, o incluso lo han despreciado. Hemos confundido
el colegio con aprender. El proceso de aprendizaje debería ser prioritariamente
divertido, ya que es el más fabuloso juego de la vida.

Los ojos ven pero no comprenden lo que ven, y los oídos oyen pero no
comprenden lo que oyen. Sólo el cerebro comprende.
Cuando el oído capta, o recoge, una palabra o mensaje hablado, este mensaje
auditivo se rompe en una serie de impulsos electroquímicos que son enviados al
área auditiva del cerebro, que los descodifica y comprende en lo que se refiere al
significado que la palabra intentaba transmitir.

De la misma manera, cuando el ojo capta una palabra o mensaje escrito, este
mensaje visual se rompe en una serie de impulsos electroquímicos que son
enviados al área visual del cerebro donde se descodifican y se comprenden como
lectura. Es un instrumento mágico el cerebro.

Tanto la vía visual como la auditiva viajan a través del cerebro donde ambos
mensajes se interpretan por el mismo proceso cerebral.

Sólo hay seis funciones neurológicas que son exclusivas en el hombre. Estas
habilidades exclusivamente humanas están presentes y en funcionamiento
alrededor de los primeros ocho años. Vale la pena conocerlas:

1. Sólo el hombre es capaz de caminar completamente erguido.


2. Sólo el hombre habla en lenguaje abstracto, simbólico y
figurativo.
3. Sólo el hombre es capaz de combinar su capacidad manual
única con las habilidades motoras para escribir su lenguaje.

Las primeras tres habilidades en la lista son de naturaleza motora (expresivas) y


están basadas en las tres restantes, que son de naturaleza sensorial (receptivas).

4. Sólo el hombre comprende el lenguaje abstracto, simbólico y


figurativo que oye.
5. Sólo el hombre sabe identificar un objeto únicamente a través
del tacto.
6. Sólo el hombre ve de una manera que lo capacita para leer el
lenguaje abstracto cuando está en forma escrita.

Un niño de ocho años es capaz de realizar todas estas funciones, ya que camina,
habla, escribe, lee, comprende el lenguaje oral e identifica objetos a través del
tacto.
Como la vida futura del hombre depende de esas seis funciones que se
desarrollan durante los primeros ocho años, vamos a describir las diferentes fases
que existen durante ese periodo de modelado en la vida.

El periodo desde el nacimiento hasta un año.


En este período es cierto que nos preocupamos porque esté limpio, calentito y bien
alimentado, pero también es verdad que restringimos seriamente su crecimiento
neurológico. El bebé debería tener oportunidades casi ilimitadas de movimiento
para la exploración física y la experimentación. Nuestra cultura y sociedad actual
normalmente se lo niega. Lo que el niño sea de adulto, en términos de habilidad
física y neurológica, está determinado con mayor fuerza durante este periodo más
que en cualquier otro.

El periodo de uno a cinco años.


Durante este periodo de la vida lo amamos, nos aseguramos que no se lastime, lo
colmamos de juguetes y lo llevamos a la guardería y/o al colegio. Y, de forma
inconsciente, lo hacemos muy bien para impedir el aprendizaje. Lo que debería
suceder durante estos años decisivos es que satisficiéramos su tremenda sed de
materia prima de la que él quiere beber de todas las formas posibles, pero
especialmente en lo que se refiere al lenguaje, tanto si es hablado, oído, escrito o
leído.

Es en este periodo de la vida cuando el niño debería aprender a leer, abriendo así
para él la puerta del preciado tesoro de todo lo que el hombre ha escrito a lo largo
de la historia, la totalidad del conocimiento humano.

Es durante estos años -que no volverán- de insaciable curiosidad, cuando se


estampa el sello intelectual del niño. Aquello que el niño pueda ser, los intereses
que tendrá, cuáles serán sus capacidades, quedará determinado en estos años.
Aprender durante este periodo de la vida es de obligada necesidad, y si lo
impedimos, estamos yendo contra la naturaleza. Es una necesidad para la
supervivencia.

La supervivencia en el mundo de las personas depende de la habilidad para


comunicarse, y el lenguaje es la herramienta de comunicación.
La necesidad de aprender durante este periodo de la vida es, para el niño, una
necesidad vital. ¿No es maravilloso que la sabia Naturaleza haya hecho que al
niño le encante aprender?.

Este es, pues, el periodo en la vida en el que el cerebro del niño es una puerta
abierta a toda la información sin hacer un esfuerzo consciente de ningún tipo. Este
es el periodo de la vida en el que puede aprender a leer de forma sencilla y
natural. Se le debería ofrecer la oportunidad de hacerlo.

El periodo de cinco a ocho.


Este periodo de la vida es muy importante para toda la vida del niño. Es
prácticamente el final de sus días formativos, plásticos y moldeables.

Hasta hace poco era esta la edad en la que el niño comenzaba la escolaridad, y
suponía una separación brutal y traumática de la familia, y de este modo, desde el
principio el niño asociaba el aprender, en el mejor de los casos, con una vaga
felicidad. Difícilmente puede ser este un buen comienzo para el trabajo más
importante en la vida.

¿No sería mucho mejor para el alumno, el profesor y el mundo entero si, cuando
llegara el primer día de colegio, el nuevo alumno ya estuviese enamorado de la
alegría por aprender?.

Gran cantidad de niños han disfrutado ya de esta nueva oportunidad. No hay duda
de que la influencia de estos niños avanzados en el mundo sólo puede ser para
mejor.

El recién nacido es casi la copia exacta de un ordenador vacío, aunque superior a


ese ordenador en casi todos los aspectos. Un ordenador vacío es capaz de recibir
una gran cantidad de información fácilmente y sin esfuerzo. Un niño pequeño
también. Un ordenador es capaz de clasificar y archivar esa información. Un niño
pequeño también. Un ordenador es capaz de almacenar esa información de forma
temporal o permanente. Un niño pequeño también.

No se puede esperar que un ordenador te dé las respuestas precisas hasta que no


le hayas introducido la información necesaria para que responda a esa pregunta.
El ordenador no puede hacer eso y un niño pequeño tampoco.
Cuando hayas introducido suficiente información en el ordenador, recibirás de la
máquina respuestas correctas e incluso razonamientos. De la misma forma que
puedes recibirlas de un niño.

La máquina aceptará toda la información que introduzcas, tanto si es correcta


como si no lo es. Un niño pequeño también.

La máquina no rechazará ninguna información que introduzcas de forma correcta.


Un niño pequeño tampoco.

Si has introducido información incorrecta en la máquina, las respuestas futuras


basadas en este material serán incorrectas. Las de un niño pequeño también.
Hasta aquí los paralelismos.

Si introduces información incorrecta en el ordenador, este puede ser vaciado y


reprogramado.

Pero esto no es verdad en un niño. La información básica presente en la memoria


permanente del cerebro de un niño tiene dos limitaciones. La primera es que si
pones información equivocada en su cerebro durante los primeros ocho años de
vida, es extremadamente difícil borrarla. La segunda limitación es que si tiene más
de ocho años, absorberá el nuevo material lentamente y con creciente dificultad.

Lo que entre en el cerebro durante los primeros ocho años de vida probablemente
se quedará ahí para siempre. Por lo tanto, deberíamos hacer lo imposible para
asegurarnos que lo que entra es bueno y correcto.

Es verdaderamente sorprendente que hayamos tardado tantos años en darnos


cuenta de que cuanto más temprano aprende un niño a leer, más fácilmente y
mejor leerá.

Conocemos la fabulosa habilidad del niño para aprender el lenguaje oral, pues
bien, está demostrado que el proceso de comprensión del lenguaje oral y del
escrito es exactamente el mismo, por tanto hay que romper los esquemas
tradicionales sobre que la lectura es sólo posible a partir de los cinco o seis años.

En Yale, el doctor O.K. Moore ha llevado a cabo una extensa investigación sobre
cómo enseñar a leer a los niños preescolares. Descubrió que es más fácil enseñar
a un niño de tres años que a un niño de cuatro, a uno de cuatro más fácil que a
uno de cinco, a uno de cinco más fácil que a uno de seis.

Sin embargo, ¿cuántas veces hemos oído decir que los niños no pueden aprender
a leer hasta que tienen seis años, y que no deberían antes?.

Hace más de medio siglo María Montessori se interesó por el tremendamente


apartado grupo de niños a los que de forma fácil clasificaron como «retrasados.»
Montessori decidió, a lo largo de los años, que a estos niños se les debería
enseñar a través de los sentidos y empezar a enseñarles a través de los medios
visuales, auditivos y táctiles. Sus resultados fueron tan gratificantes que algunos
de sus «retrasados» empezaron a rendir tan bien como los niños normales. Como
resultado de esto, la doctora Montessori llegó a la conclusión que los niños sanos
no estaban rindiendo ni siquiera a un pequeño porcentaje de lo que su potencial
puede desarrollar y que se les debería dar la oportunidad de hacerlo.

En las escuelas Montessori siempre te encuentras grupos de niños encantados,


felices y bien adaptados, que están aprendiendo a leer y a realizar otras tareas que
hasta el día de hoy se han considerado avanzadas para los niños preescolares.

Que los niños menores de cinco años están aprendiendo a leer es algo que no se
debería discutir. Es un hecho. La única pregunta radica en ver que es lo que
vamos a hacer al respecto para que todos los niños puedan leer a esa edad.

La aplicación interactiva para desarrollar la estimulación precoz en la Enseñanza


de la Lectura basada en el método de lectura “Glenn Doman”, facilitará que esto
ocurra.

Ya hemos dicho que los niños pequeños deberían aprender a leer. El cerebro no
debería pasar más hambre que el estómago. La educación debería empezar en un
ambiente interesante. La persona a quien la información se le presenta en forma
de actividades pesadas y de amenazas de castigo no es probable que siga
estudiando al cabo de los años, mientras que a quienes se les presenta de forma
natural, en los momentos adecuados, es probable que continúen a lo largo de su
vida ese proceso de autoaprendizaje que empezaron en la infancia y juventud.
Algunas de las razones por las que los niños deberían aprender a leer cuando son
muy pequeños son estas:

a) La hiperactividad del niño de dos y tres años es, en realidad, el


resultado de una inagotable sed de aprendizaje. Si se le brinda la
oportunidad de saciar esa sed, al menos durante un poco de
tiempo, será muchísimo menos hiperactivo.
b) La habilidad del niño para absorber información a los dos y tres
años nunca será igual otra vez.
c) Es infinitamente más sencillo enseñar a leer a un niño a esta
edad de lo que será a cualquier otra con posterioridad.
d) Los niños a quienes se ha enseñado a leer a una edad
temprana asimilan una mayor cantidad de información que
aquellos cuyos intentos por aprender fueron frustrados.
e) Los niños que aprenden a leer cuando son pequeños tienden a
comprender mejor que los jóvenes que no aprendieron.
j) Los niños que aprenden a leer cuando son muy pequeños
tienden a leer mucho más rápidamente y comprenden mucho
mejor que los niños que no aprenden a esa edad. Esto sucede
porque los niños pequeños se atemorizan mucho menos por la
lectura y no la consideran una «asignatura» llena de temerosas
abstracciones; los pequeños lo ven como algo fascinante en
un mundo repleto de cosas fascinantes que aprender.

¿Quiénes tienen problemas, los niños pequeños que leen o los que no
leen?.
En la actualidad muchos expertos y madres han llegado a creerse cosas
simplemente porque se las han repetido con insistencia. Intentaremos tratar
seriamente estas afirmaciones comunes, que son mitos de alguna manera.

1. El mito: Los niños que leen demasiado pronto tendrán problemas de


aprendizaje.
La realidad: En la mayoría de los casos, la verdad es precisamente lo contrario.

2. El mito: El niño que lee demasiado pronto creará problemas en el primer curso.
La realidad: Este no es enteramente un mito, pues, en parte es verdad. Causará
problemas al principio. No para él, sino para el profesor. Y como se entiende que
los colegios están ahí para el beneficio del alumno y no para el del profesor, será
necesario que el profesor se ejercite un poquito en resolver su problema. A diario,
miles de buenos profesores están haciendo justamente eso, sin problema. Son los
pocos profesores que no quieren hacer ese esfuerzo los responsables de que esta
queja siga circulando.

La mayoría de los profesores de primero muy sencillamente están dando al niño


libros para que lea por su cuenta mientras esforzadamente explica el abecedario a
sus compañeros. Los buenos profesores tienen buenas estrategias para tratar este
«problema». El problema más difícil para él, y el que más tiempo le quita, es el
niño al que no puede enseñar a leer.

3. El mito: El niño que aprende a leer demasiado temprano se aburrirá en el


primer curso.
La realidad: Este es el miedo que se apodera de la gran mayoría de las madres es
sensato. La respuesta a esto es que sí, hay una buena probabilidad de que se
aburra en el primer curso casi de la misma manera que cualquier otro niño de
primero que no supiera leer.

4. El mito: El niño que lee demasiado temprano tendrá un problema de lectura.


La realidad: Puede que sí, pero la probabilidad de tenerlo será mucho menor que
si aprende a leer a la edad usual. Los niños que saben leer no tienen problemas de
lectura. Aquellos que no saben leer tienen los problemas. En realidad, son los
niños que no leen el mayor problema que se presenta en nuestros colegios.

6. Cómo enseñar a leer a tu alumno.

Las instrucciones casi siempre empiezan diciendo que si no las sigues con
precisión, no funcionan. En contraste con eso, se puede afirmar sin ningún género
de duda que aunque tu alumno esté expuesto pobremente a la lectura, seguro que
aprenderá más que si no lo hubiera estado en absoluto; por consiguiente, este es
un juego en el que siempre ganarás algo, lo hagas bien, mal o regular. Tendrías
que hacerlo pésimamente para que no produjera ningún resultado. De todas
formas, cuanto más astuto seas en el juego de enseñar a leer a tu alumno, más
rápidamente y mejor aprenderá a leer.
Si juegas correctamente a enseñar a leer, tanto tú como tu alumno lo disfrutaréis
inmensamente. Se trata sólo de unos minutos al día.

Los puntos cardinales a recordar sobre el niño antes de entrar en el tema de cómo
enseñarle a leer.

1. El niño menor de cinco años puede asimilar fácilmente


cantidades tremendas de información. Si el niño es menor de
cuatro, será más fácil y efectivo; si es menor de tres, incluso más
fácil y mucho más efectivo.
2. El niño menor de cinco años puede asimilar información a un
ritmo alto.
3. Cuanta más información asimila el niño antes de los cinco años,
más retiene.
4. El niño menor de cinco tiene una tremenda cantidad de
energía.
5. El niño menor de cinco tiene un monumental deseo de
aprender.
6. El niño menor de cinco puede aprender a leer y quiere aprender
a leer.
7. El niño menor de cinco aprende un idioma entero y puede
aprender tantos idiomas como se le enseñen. Puede aprender a
leer un idioma o más con tanta facilidad como comprende el
lenguaje hablado.

FUNDAMENTOS EDUCATIVOS

Actitud de los maestros y método.


Aprender es la aventura más grande de la vida. Aprender es un deseo, es vital,
inevitable y, sobre todo, el juego más estimulante y más grandioso de la vida. El
niño cree esto y siempre lo creerá, a menos que le convenzamos de que no es
verdad.

La regla fundamental es que tanto el maestro o maestra como el niño deben


disfrutar del aprendizaje de la lectura como el fabuloso juego que es. El maestro
nunca debe olvidar que aprender es el juego más emocionante de la vida, y no es
trabajar. Aprender es una recompensa, no un castigo. Aprender es un placer; no
una tarea. Aprender es un privilegio, no una negación.

El maestro debe recordar esto siempre y nunca debe hacer nada para destruir esta
actitud natural en el niño. Hay una ley sagrada que nunca debes olvidar: Es esta: si
no te lo estás pasando bien y tu alumno no se lo está pasando bien, detente. Estás
haciendo algo mal.

La cantidad de tiempo más adecuada.


Asegúrate que el juego dura muy poco. Se jugará tres veces al día, pero cada
sesión durará no más de dos o tres minutos.

En lo que se refiere a cuándo terminar cada sesión de aprendizaje, el maestro


debe tener una gran previsión: Detente siempre antes de lo que el niño quiere.

El maestro debe conocer lo que el niño está pensando un poquito antes de que el
niño lo sepa, y entonces debe parar. Si el maestro siempre observa este hecho, el
niño pedirá al maestro que juegue a leer y el maestro estará estimulando en lugar
de destruyendo el deseo natural que el niño tiene por aprender.

La manera de enseñar.
Tanto si la sesión de lectura consiste sólo en cinco palabras, frases o en un libro,
tu entusiasmo es la clave. A los niños les encanta aprender y lo hacen muy
rápidamente. Por lo tanto, debes mostrar tu material muy rápidamente. Nosotros
los adultos hacemos casi todo demasiado despacio para los niños y no hay un
campo donde se demuestre de forma más dolorosa que en la forma como los
adultos enseñan a los niños pequeños. Generalmente esperamos que un niño se
siente y mire fijamente a sus materiales, para que parezca como si se estuviera
concentrando en ellos. Esperamos que parezca un poco infeliz para demostrar que
realmente está aprendiendo. Pero los niños no piensan que aprender sea
doloroso, y los adultos sí.

El programa mostrará las tarjetas (palabras o frases) bastante rápido. Está


cuidadosamente diseñado de manera que las palabras o frases
aparezcan rápidamente y que tu alumno las vea fácilmente. En poco tiempo él
mismo podrá manejar el programa.
El interés de tu alumno y el entusiasmo por sus sesiones de lectura estará muy
relacionado con estas tres cosas:

1. Las veces en que utilices el programa.


2. La velocidad de aprendizaje.
3. El carácter alegre del maestro o la maestra.

El tema de la velocidad, por sí mismo, puede marcar la diferencia entre una sesión
adecuada y otra que sea demasiado lenta para tu alumno tan inteligente y ansioso.
Los niños no miran fijamente, no necesitan mirar fijamente, absorben al instante,
como esponjas.

No temas seguir la dirección de tu alumno. Te puedes sorprender del tamaño de


su apetito y del ritmo al que quiere aprender. Tu alumno debe disfrutar y
ganar confianza día a día.

Las imágenes de las palabras están diseñadas partiendo de la base de que la


lectura es una función cerebral. Están hechas de acuerdo con las capacidades y
limitaciones del aparato visual del alumno, y están diseñadas para satisfacer todas
las necesidades, tanto de visión gruesa como fina, desde la función cerebral al
aprendizaje cerebral.

Es una letra limpia y clara, de imprenta, no de caligrafía, de color rojo y


progresivamente cambiarán a un tamaño normal de color negro. Son grandes al
principio porque la vía visual inmadura no puede distinguir la letra pequeña. El
tamaño puede y debe ser reducido a medida que esta vía visual madura.

Las letras grandes se usan inicialmente por la sencilla razón que se pueden ver
más fácilmente. Son rojas sencillamente porque el rojo atrae al niño pequeño.

Una vez que empieces a enseñar a leer a tu alumno, te darás cuenta que tu
alumno asimila muy deprisa. Recuerda que el pecado capital es aburrir al niño
pequeño.

Resumen: Los fundamentos de una buena enseñanza

1. Empieza tan pronto como puedas.


2. Siéntete contento a todas horas.
3. Respeta a tu alumno/a.
4. Enseña sólo cuando tu alumno y tú estéis contentos.
5. Para antes de lo que el niño quiere.
6. Sigue el programa de forma constante y sistemática.

7. Procedimiento a seguir.

Los pasos a seguir en ese proceso son los siguientes:

1. Primer paso: palabras sueltas. Durante las nueve semanas


primeras se presentan sólo juegos de palabras sueltas.
2. Segundo paso. A partir de la décima semana se inicia la
presentación de parejas y frases de dos palabras.
3. Tercer paso: desde tercera semana del segundo año se
presentan frases de tres palabras.
4. Cuarto paso: en la decimosegunda semana del segundo año
comenzamos con frases de cuatro, cinco o más palabras.
5. Quinto paso: cualquier tipo de frases y libros (en edición futura
del programa).

La forma de trabajar con el alumno es la siguiente:


Tres sesiones diarias en grupo de no más de dos o tres minutos. En las primeras
semanas las sesiones son más breves pues el número de palabras que se
muestran es menor (1ª semana, 5 palabras; 2ª, 15 palabras; 3ª y 4ª, 20; de la 5ª a
la 9ª, 25; 10ª y 11ª, 25 palabras más 4 pares de palabras; de la 12ª en adelante, 25
palabra más 8 pares de palabras o frases de dos palabras).

Durante todo el segundo curso -4 años- las sesiones semanales serán todas de 25
palabras más dos pares o frases de dos, tres, cuatro, cinco o más palabras.

PROGRAMA DIARIO DE APRENDIZAJE.

Preparación de la sesión: Los niños se sientan cerca de la pantalla a la indicación


de la maestra que previamente ha encendido el ordenador y ha abierto el
programa. Recordad que los niños a esa edad aguantan muy poco sentados, su
tiempo de concentración es limitado y es aburrido hacerles esperar a que el
ordenador y el programa estén preparados.

Hay que procurar que no siempre se sienten en el mismo lugar, de esta forma
podrán ver las palabras desde distintos ángulos.

Trabajo diario:

Constará de tres sesiones en las que se presentan cinco juegos


de cinco palabras en cada una.
Una sesión consiste en mostrar cinco juegos de cinco palabras
una vez.
Frecuencia diaria: Tres veces cada sesión.
Duración: La sesión no nos llevará más de 1 minuto y viene
determinada por el programa.
Presentación de las palabras: cada semana se introducirán 25
palabras nuevas (a excepción de las 4 primeras – período de
adaptación). Cada viernes se retiran, y cada lunes se muestran
otras 25 nuevas palabras.

De esta forma verán cada palabra del juego tres veces al día durante cinco días, lo
que hace un total de 15 veces. Lo mismo para los pares y las oraciones. Esto
supone una dedicación diaria de no más de 8 ó 9 minutos divididos en tres
sesiones. Las tres sesiones diarias deberemos distanciarlas al menos una hora.

¿Cómo colocar a los niños?.


Se sientan en el suelo, la primera fila de cuatro o cinco niños a unos 50 ó 60 cm.
de la pantalla (mejor de 17 pulgadas o más), las demás filas inmediatamente
después.

Es conveniente cambiarlos de posición en cada sesión.

Algunos se aburrirán a partir del tercer día porque aprenden muy rápido, ponerles
atrás el cuarto y quinto día para que no distraigan a los demás, y no obligarles a
atender pues no lo necesitan. Tener en cuenta que las sesiones son muy breves.
9. Bibliografía.

Cómo enseñar a leer a su bebé. Glenn Doman. Ed. EDAF.


Leer bien al alcance de todos. El método Doman aplicado a la escuela, de Víctor
Estalayo y Rosario Vega. Ed. Biblioteca Nueva.

10. Agradecimientos.

A Glenn Doman, por su maravilloso libro: "Cómo enseñar a leer a su bebé" donde
aprendimos cómo puede y debe mejorar la lectura en todos los niños del mundo.
A Víctor Estalayo y Rosario Vega por su libro "Leer bien al alcance de todos" que
nos dio a conocer la manera en que el método se puede aplicar a la escuela.
A Matilde Macías Lavado, a Mª Carmen Álvarez Gordillo y a Guadalupe Ramos
Molina que colaboraron con sus voces en la grabación y tratamiento de los sonidos
del programa.
Y muy especialmente a Marilé Villafruela Pardo que nos enseñó la manera de
categorizar las palabras y nos revisó permanentemente el trabajo, aportándonos
su gran conocimiento del método y su gran experiencia como madre que ha
enseñado de esta forma a sus dos hijos. Gracias a ella, creemos haber hecho un
programa de calidad.

Gracias a todos de todo corazón

Diego A. Guerrero, J. Santiago Ortiz y J. Antonio Vega

Método de estimulación temprana de Glenn


Doman
Acceso al foro
El Dr. Glenn Doman (1919-2013),
médico estadounidense, comenzó a dedicarse al tratamiento de los niños con lesiones cerebrales
con el neurólogo Temple Fay. Utilizaba sus métodos, basadas en movimientos progresivos, muy
eficaces tanto en áreas motrices como en áreas más intelectuales.
Se centraban en el trabajo con los reflejos, fundamentalmente con niños con parálisis cerebral.
Al observar los progresos que se conseguían en estos niños, Doman decide trasladar sus
conocimientos al resto de los niños, de manera que se potenciara su capacidad de aprendizaje.
Elabora su teoría acerca del desarrollo cerebral, un Perfil del Desarrollo Neurológico y sistematiza
una labor educativa, estructurada mediante programas secuenciados, con métodos precisos y
eficaces.
Funda a finales de los años 50 los Institutos para el Desarrollo del Potencial Humano en Filadelfia
(EEUU), iniciando lo que Doman y sus discípulos han llamado, una “Revolución Pacífica”.
Su metodología de intervención se basa en aprovechar al máximo las posibilidades del
individuo, siendo fundamental el momento temprano en que se comienza, ya que más adelante
no se conseguirán muchas metas.
Este método exige la repetición de las diversas actividades durante varias veces al día. Además, es
muy estricto en cuanto al cumplimiento de estas rutinas.
El método Doman se subdivide en:

o Programa de lectura


o Programa de inteligencia (o conocimientos enciclopédicos)


o Programa musical


o Programa de matemáticas

o Programa de escritura


o Programa de excelencia física


o Programa de segundo idioma como lengua extranjera

La priorización en la aplicación de cada programa depende de la situación del niño y de los objetivos
que se quieren lograr.
Los programas de lectura, inteligencia, matemáticas, lengua extranjera y parte del musical consisten
en la presentación de bits. Los bits son unidades de información que pueden presentarse en
cartulina, en presentaciones PowerPoint o con nuestras aplicaciones interactivas.
En los bits de lectura, lo importante -¡esencial!- es utilizar un tamaño de letra adecuado a la madurez
visual del niño así como el tipo de letra y color adecuados.
El objetivo no es que realmente aprendan todo esto que les enseñas con los distintos programas;
cuando se da este resultado (y suele darse) se da como consecuencia, pero nunca debe ser
la finalidad de la aplicación del método, sino que la finalidad es estimular el cerebro para ayudarle
a crear conexiones neuronales, cuantas más mejor.
Todos los programas se basan en inputs, en información que le presentas al niño quien, a veces, te
da un output, esto es, una demostración de que ha conseguido retener la información presentada y
conectarla con alguna información recibida anteriormente.
El “truco” del método Doman es que se hace en sesiones muy muy breves, de modo que el niño
no sólo no se cansa sino que se queda con ganas de más, lo cual es positivo para el aprendizaje.
Siempre hay que parar antes de que el niño lo pida, antes de que se llegue a aburrir.
Hay una “regla de oro” que siempre debe observarse a la hora de aplicar el método. Glenn Doman
dice textualmente: “Si tú o tu hijo no os divertís, déjalo”. Esto debe ser algo divertido, que guste
al padre/madre y al hijo, nunca una obligación ni mucho menos una vía de crear niños-genio. Si es
divertido, el niño pedirá más y más. Si es divertido, el vínculo que se establece es absolutamente
indescriptible. Y, además, no sólo aprende el niño sino también el padre/madre/abuelo que aplica el
método.
En el aspecto motor, utiliza los que él llama los patrones básicos de movimiento:

o Patrón homolateral


o Patrón cruzado


o Técnicas de relajación de extremidades


o Ejercicios de arrastre y de gateo


o Ejercicios de braqueación y de marcha

Conferencia: Aspectos prácticos de la Metodología Doman

Vídeos en Youtube que muestran la conferencia "Aspectos prácticos de la Metodología


Doman" presentada por Elisa Guerra en el Congreso Mundial de estrategias y Metodologías
Educativas:

o ¿Qué es el método Doman?


o Por qué enseñar a leer a un bebé


o Aprender a leer es fácil y gozoso


o Los niños quieren aprender a leer


o Escuchar a las madres


o Cómo enseñar a leer antes de los seis años


o Comparativo entre el Programa Doman en casa y escuela


o Organización del Programa Doman en la escuela


o Cómo iniciar el Programa Doman en la escuela


o Evaluación en educación

 Conferencia completa

Bibliografía recomendada:

o Una guía para la educación inteligente. Dr. Francisco Kovacs. Ed. Martínez Roca, S.A.

o Cómo enseñar a leer a su bebé. Glenn Doman. Ed. Edaf. Ver resumen en pdf


o Leer bien al alcance de todos. El método Doman adaptado a la escuela. Víctor Estalayo y Rosario
Vega. Ed. Biblioteca Nueva. Ver resumen en pdf

o Cómo dar conocimientos enciclopédicos a su bebé. Glenn Doman y otros. Ed. Diana.

o Cómo enseñar matemáticas a su bebé. Glenn Doman y otros. Ed. Diana.


o Cómo multiplicar la inteligencia de su bebé. Glenn Domam y Janet Doman. Ed. Edaf.


o Qué hacer por su niño con lesión cerebral, o con daño cerebral, retraso mental, deficiencia mental,
parálisis cerebral, hiperactivo o con síndrome de Down. Glenn Doman. Ed. Diana.


o Cómo multiplicar la inteligencia física de su bebé. Glenn Doman y su equipo de los "Institutos para
el Logro del Potencial Humano". Ed. Diana.


o El método de los bits de inteligencia. Víctor Estalayo y Rosario Vega. Ed. Edelvives. Ver resumen en
pdf


o Cómo enseñar a su bebé a ser físicamente excelente. Glenn Doman. Descargar el documento:


o
 Libro completo en formato exe comprimido en un zip


o
 Libro completo en formato pdf comprimido en un zip


o
 Por capítulos en formato pdf: prólogo y capítulos 1-8, capítulo 9, capítulos 10-11, capítulos 12-
13, capítulo 14, capítulo 15 y apéndices
Puedes visitar la web de los Institutos para el logro del Potencial humano donde trabaja Glenn
Doman. Igualmente puedes visitar el Instituto de Desarrollo Infantil y Centro Bérard de Reeducación
Auditiva en el que trabajan Víctor Estalayo y Rosario Vega.
En la sección de enlaces de Educación Infantil de nuestra página web también encontarás recursos
y páginas que te pueden servir de gran ayuda.

Artículos y páginas de interés


o El Magazine de la Vanguardia


o Experiencia con el método Glenn Doman


o Método Doman para aprender a leer, una alternativa al método silábico


o Cómo enseñar a escribir con el Método Filadelfia


o Bits de inteligencia un método que mejora la atención de los niños


o Beneficios de la braqueación (el método Doman de excelencia física)

o Utilización de las TIC en Educación Infantil. El Método Doman


o Aprender a leer con Internet en edades tempranas. Página de Julia Oliva


o Entrevista a Julia Oliva


o El método Doman como método de lectura alternativo al método silábico


o El pequeño lector: Métodos de estimulación Temprana para bebés y niños


o ¿Por qu3 nestruo cebrero pedue decsiarfr etso?
o Colegio Valle de Filadelfia
o 6 motivos para usar el Método Doman de estimulación con tu hijo


o 4 claves para el éxito del Método Doman


o Entrevista a Elisa Guerra

MÉTODO DOMAN para aprender a


LEER, una alternativa al método
silábico
Glenn J. Doman, médico norteamericano, fundó los Institutos para el
Desarrollo del Potencial Humano, en Philadelphia, a finales de los años
50. Previamente, Doman había trabajado con niños aquejados por
lesiones cerebrales, que consiguieron desarrollar unas habilidades
cognitivas similares e incluso superiores a las de los niños sanos, lo que
le hizo pensar que si una estimulación adecuada lograba magníficos
resultados con estos niños, se estaba desaprovechando la capacidad de
aprendizaje de los niños sanos.
Doman investigó con niños por todo el mundo y comprobó que existen
alternativas a la hora de enseñar a leer a los más pequeños, que el
método silábico no es precisamente el más apropiado, y que los bebés
son capaces de reconocer letras y palabras si estas son suficientemente
grandes, y de aprender a leer antes de los tres años, como explica en su
libro ‘Cómo enseñar a leer a su bebé’.
Doman cree que cuanto más pequeño es un niño más facilidad tiene
para aprender y que, especialmente durante los seis primeros años
(periodo que el denomina ‘génesis del genio’) esa capacidad de
aprendizaje es superior a la que tendrá el resto de su vida. Según
Doman, los niños son capaces de leer palabras con tan solo un año de
edad, frases a los dos años, y libros cuanto tienen tres, y asegura que
disfrutan mucho con ello, y que el proceso de aprendizaje de la lectura es
similar al que sigue el niño para aprender a hablar. Afirma, además, que
aprender a leer precozmente fomenta el gusto por la lectura, favorece el
desarrollo de la inteligencia del niño, y abre para él un mundo de
posibilidades.

¿En qué consiste el método Doman?


El método Doman está diseñado para que el padre o la madre lo
practique con su bebé, adaptándolo a las características y necesidades
del niño, de manera que le resulte fácil y, sobre todo, divertido. No se
trata de algo rígido, sino flexible, que admite modificaciones.
Básicamente se trata de mostrar al niño series de cinco tarjetas con
palabras, escritas con letras grandes y que correspondan a una misma
categoría (por ejemplo: partes del cuerpo humano, colores, animales…),
de forma rápida, tres veces al día.
Debe hacerse como si fuera un juego, y recitar al niño cada palabra con
entusiasmo, en voz alta y clara; poco a poco se irán añadiendo nuevas
categorías (con sus cinco palabras correspondientes). En otras fases, y
también escritas con letras grandes pero que van disminuyendo algo de
tamaño, se enseñan al niño tarjetas con dos palabras, frases cortas y
sencillas, frases un poco más largas y, finalmente cuentos que le resulten
interesantes (una sola oración en cada página y con el texto separado de
las ilustraciones).

Glenn Doman justifica su metodología explicando el proceso mental que


tiene lugar cuando el niño lee sus primeras palabras. Afirma que un bebé
puede aprender a leer de la misma forma que aprende a hablar, siguiendo
el mismo proceso. Una palabra escuchada, sigue los mismos impulsos
electroquímicos hasta llegar al cerebro que una palabra percibida a través
de la vista. Por lo tanto, según el autor, un bebé utiliza el mismo esfuerzo
para aprender a hablar que para aprender a leer de forma global, siendo
posible realizar estos aprendizajes de forma simultanea. Así, Doman
afirma que “aprender a leer es tan fácil como aprender a hablar”. El autor
explica el proceso de la lectura global según el funcionamiento de los
hemisferios cerebrales. El hemisferio izquierdo se ocupa del lenguaje
escrito, de habilidades numéricas, del razonamiento y de las habilidades
científicas. El hemisferio derecho se ocupa de la perspicacia, del sentido
artístico, de la imaginación, de la percepción tridimensional y del sentido
musical.

Al leer de forma global, estamos utilizando los dos hemisferios, percibimos


la palabra como un todo, sin distinguir las letras, sino el dibujo que la
conforma. La palabra entra por los ojos como una foto que es procesada
y almacenada. Será después cuando el niño descubra las reglas que rigen
el lenguajes escrito, al igual que descubre las reglas que rigen el lenguaje
hablado y, por ejemplo, conjuga verbos nunca oídos (incluso regulariza
verbos irregulares, lo cual nunca ha oído del adulto). Del mismo modo, el
niño irá descubriendo como se combinan las letras para dar lugar a un
mismo sonido, como coinciden en unas palabras y en otras, y en última
instancia, como se descodifica el “código” del lenguaje escrito.

Su metodología de lectura se basa en mostrar al niño pequeño tarjetas con


palabras, de forma rápida, tres veces al día, organizadas en categorías y
de cinco en cinco.

Pero, veamos como lo hace paso a paso. En primer lugar las


características de las tarjetas.

 las tarjetas serán blancas, de formas alargadas y más grandes conforme más
pequeño sea el niño, siendo el tamaño ideal para recién nacidos de 15×60
pasando a 10×60 cuando el niño crece y aumenta su agudeza
 Las letras serán también grandes, 12.5cm de altos para recién nacidos y 7.5
para más mayores, y la tipología será de imprenta, no
 Se dejará 1.35cm de
 Las palabras serán rojas, porque llaman más la atención de los niños y las
perciben
Las tarjetas se organizarán en categorías, para que el niño vaya
estableciendo relaciones. Así, apunta como posibles categorías:- El
bebé y su familia

– Vocabulario del cuerpo.


– Familia.
– Objetos familiares.
– Animales.
– Juguetes.
– Acciones.
Bits de lectura+Inteligencia
bebés/niños

El aprendizaje tendrá cinco fases:


 Primera fase: palabras
 Segunda fase: Parejas de
 Tercera fase: Oraciones sencillas
 Cuarta fase:Frases
 Quinta fase: Cuentos.
Primera fase: palabras sueltas
En la primera fase se mostraran palabras solas, en primer lugar
sustantivos, organizados en categorías, siguiendo la siguiente sucesión:

 1º día: cinco palabras de una categoría.


 2º día: las cinco palabras de la primera categoría más cinco palabras más.
 3º día: las diez palabras de la primera y segunda categoría, más cinco palabras
más.
 4º día: las quince palabras de la 1º, 2º, 3º categoría más cinco palabras más.
 5º día: las veinte palabras de la 1º, 2º, 3º y 4º categoría y cinco palabras más.
A partir del quinto día, (cinco días = una semana para Doman), pasaremos
a ir quitando una categoría al introducir otra nueva, de tal manera, que
nunca pasemos de las 25 tarjetas por día (las palabras retiradas serán
utilizadas de nuevo en la siguiente fase, pero nunca más en ésta, para
evitar que el niño se aburra). Las categorías se pasarán por separado
(nunca las 25 tarjetas juntas, sino de cinco en cinco, respetando las
categorías), y separando las sesiones entre 15 y 30 minutos. Se pasarán
las tarjetas lo más rápido posible, un segundo por tarjeta.

Es muy importante la motivación y entusiasmo que se muestre en el


proceso, ya que si nosotros lo pasamos bien, en niño también lo hará. Así
mismo, el niño tiene que estar tranquilo, expectante, deseando ver las
tarjetas. Esto lo conseguiremos con motivación y terminando la sesión
siempre justo antes que el niño quiera hacerlo, dejándolo siempre con
ganas. Hay que mirar al niño mientras se le dice la palabra, y hacerlo de
forma lo suficientemente alta y clara y con mucho entusiasmo. Cada vez
que pasemos una categoría de parejas, las barajaremos entre sí, para que
nunca sigan el mismo orden. Así mismo, procuraremos que dos palabras
sucesivas no empiecen por la misma letra. Al final de cada sesión
recompensaremos al niño con muchos besos y abrazos (para Doman el
componente afectivo es esencial, y el éxito del aprendizaje estará
relacionado en gran medida con éste).

Segunda fase: parejas de palabras.


Sería el paso intermedio ente las palabras sueltas y las frases. Tendrá
lugar cuando el niño haya pasado ya unas 150 palabras aisladas. En esta
fase se empiezan a formar pares de palabras. Así mismo, puede empezar
a utilizarse tarjetas de colores para los colores en sí: tarjeta roja para el
rojo, azul para el azul…Los primeros juegos de palabras podrían ser: ojos
azules, uvas violetas…

Introduciremos dos juegos de palabras pares (cinco pares cada uno) a la


semana, con los juegos de palabras sueltas.

En esta segunda fase volveremos a utilizar las palabras de la fase


primera, de tal manera que se presentarán uno o dos juegos de parejas de
palabras, junto a las categorías de palabras sueltas. También se
introducirán juegos de contrarios (grande-pequeño, corto-largo…) y
palabras compuestas (sumo naranja, lápiz labios…)

Tercera fase: oraciones sencillas


En esta fase se introducen los verbos en la oración (aunque también
hemos trabajado con verbos en la fase de palabras sueltas). De tal
manera que ahora hay nombre + está + acción (Ej.: mamá está saltando)
Ahora las letras ya pueden ser más pequeñas, de 5cm de altura, y con las
frases podemos hacer un libro, de unas diez páginas e ilustraciones, con
un tamaño de 45×20 y lo leeremos a niño dos o tres veces al día.
Cuarta fase: frases.
En esta fase vuelve a disminuir el tamaño de las letras, 2.5cm, a aumentar el
número de palabras y a pasar de tinta roja a tinta negra. Es el momento de incluir
los artículos. En esta fase también podemos hacer libros con las características
similares a los de la etapa anterior.
Quinta fase: cuentos
Es la hora de leer cuentos y la hora de elegir el cuento más idóneo. Los
cuentos tendrán entre 50 y 100 palabras, teniendo una sola oración por
página, con letra no inferior a 2 centímetros y con el texto separado de las
ilustraciones y precediéndolas. Los cuentos deben estar cerca de los
intereses del niño, ser motivantes e introducir vocabulario nuevo.
Leeremos el cuento dos o tres veces al día, con una velocidad y entonación
normal.

Por último, cuando el niño ya sabe leer, es el momento ideal para


enseñarle el alfabeto, si no lo ha aprendido ya durante el proceso de
aprendizaje de lectura.

Señalar en última instancia, que Doman subraya siempre la necesidad de


adaptar el método a cada niño, a sus necesidades, a lo que a cada niño le
vaya bien, por lo que no es un método estricto, sino abierto a
modificaciones. El mejor método para un niño es aquel que le permita
aprender más fácilmente, y por lo tanto hay un método rígido idóneo que
sea el mismo para todos los niños.

Fuente: Revista digital de innovación y experiencias educativas – csi-csif.es

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