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UNIVERSIDAD CATÓLICA LUMEN GENTIUM

MAESTRÍA EN FILOSOFÍA

ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA – Lic. Manuel Valeriano Antonio

Presenta: José Manuel Arias Córdova

Tlalpan, D.F., 20 de diciembre de 2017

Trabajo de investigación sobre el libro «La condición humana de Hannah Arendt»

En la historia de la filosofía el problema antropológico ha apuntado a diferentes


visiones del hombre. Hannah Arendt, filosofa del siglo XX hace en su libro la condición
humana un análisis del estudio antropológico del hombre acatado a la historia y haciendo una
comparación al tiempo contemporáneo en que se encuentra.

La visión que tiene del hombre se da en una composición tripartita, la cual parte de la
vita activa como ella llama a lo que sería las condiciones de posibilidad de existencia del
hombre, estas son: labor, trabajo y acción.

La labor es la actividad correspondiente al proceso biológico del


cuerpo humano […] la condición humana de la labor es la vida misma.
Trabajo es la actividad que corresponde a lo no natural de la exigencia
del hombre […] la condición humana del trabajo es la mundanidad.
La acción, única actividad que se da entre los hombres sin la mediación
de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad,
al hecho de que los hombres, no el hombre, vivan en la tierra y habiten
el mundo.1

1
Hannah, Arendt. La condición humana. Paidós. México. 2016. P, 21 – 22.
A partir de este análisis del hombre va a partir todo el comportamiento del hombre a
través de la historia, para ella, el hombre se ha venido desarrollando a través de este contexto
en toda la historia desde la antigüedad, ya que la parte vital de la labor permite que el hombre
como ser vivo subsistente se mantenga a sí mismo, sin embargo se va complementando con
el trabajo, ya que de este modo se diferencia de los animales en tanto que va creando objetos
que le satisfacen y también le ayudan a su supervivencia. Y por último en la acción se da la
relación con los otros, es decir, no estamos solos, sino que nos encontramos en relación con
cosas y otros hombres.

Hay que resaltar el carácter existencialista de la filósofa en cuanto dice que el hombre
se encuentra condicionado, ya que todo lo que entra en contacto con el si vuelve condición
de su existencia, es decir, hay una dependencia con el mundo que le rodea, esta se da a partir
de que necesita conocer lo exterior y a partir de ahí se relaciona con el mundo.

A partir de la acción que surge de la relación con los otros hombres se dan dos esferas
en las que se desenvuelve el hombre, a saber, una es la pública y la otra la privada; hace
manifiesto de que en la esfera pública se da igualdad comparada con la polis griega en donde
todos eran libres. Por el contrario la esfera de lo privado se compara a la familia en donde se
da una desigualdad en tanto que siempre hay uno que gobierna sobre los otros, siendo este el
patriarca.

De aquí surge otro análisis antropológico en tanto que la acción nos lleva a
relacionarnos en sociedad para el beneficio de la vida, es decir, que los hombres se asocian
para poder subsistir.

La labor se debe de diferenciar del trabajo, ya que la labor apunta hacia el hecho de
hacer algo, pero no al producto acabado de dicho hecho, el trabajo en cambio apunta al
producto realizado a partir de la acción que se realiza.

Por lo tanto desde la antigüedad la labor ha sido mal vista por el hecho de que toda
actividad que tenga relación con el desgaste del cuerpo era de lo más bajo, y de ahí surge el
hecho de tener esclavos, ya que estos eran los que realizaban los trabajos pesados, y así
alejaban de la condición humana cualquier rastro de la actividad física en el hombre.
La labor entra en relación con la vida en tanto que a partir de procesos cortos la
naturaleza se va haciendo de cosas que le ayudan a subsistir en un proceso en donde todo va
desde la vida hasta la muerte, y siempre retomando este movimiento circular.

La única actividad que corresponde estrictamente a la


experiencia de no – mundanidad o, mejor dicho, a la pérdida del mundo
tal como ocurre bajo el dolor, es la labor, donde el cuerpo humano, a
pesar de su actividad, vuelve sobre sí mismo, se concentra solo en estar
vivo, y queda apresado en su metabolismo con la naturaleza sin
trascender o liberarse del repetido clico de su propio funcionamiento.2

Es decir, que la labor tiene el único propósito de la vida misma, en cuenta que siempre
vuelve a sí mismo para su supervivencia.

El trabajo, diferenciando el de nuestras manos que es el que produce el artificio del


uso humano, a diferencia del trabajo corporal, nos beneficia en tanto que su uso nos permite
estabilizarnos como seres vivos.

El uso es una parte importante sobre el artificio humano, ya que lo que produce el
hombre es para darle una utilidad en la vida y a partir de procesos cíclicos se van creando
nuevas herramientas para el trabajo, y nuevas generaciones vienen a utilizar y renovar dichas
herramientas, dándoles entonces el uso que hace que las cosas se deterioren.

Hay que hacer pues una distinción entre el animal laborans y el homo faber, ya que
como dice Arendt el animal laborans¸ nutre su vida a partir de la labor y se vuelve dueño de
las creaturas vivientes, pero siempre ante una dependencia de la tierra y de la naturaleza, cosa
que el homo faber no tiene, ya que este es creador a partir de la materia ya existente, podría
decirse que es como un demiurgo platónico que ordena toda la materia de acuerdo a sus
necesidades siendo el amo y señor de esta.

2
Ibídem, P, 124.
El hombre, en la medida en que es homo faber, instrumentaliza, y
su instrumentalización implica una degradación de todas las cosas en
medios, su pérdida de valor intrínseco e independiente, de manera que
finalmente no sólo los objetos de fabricación, sino también la tierra en
general y todas las fuerzas de la naturaleza, que claramente toman su ser
sin ayuda del hombre y tienen una existencia independiente del mundo
humano, pierden su valor debido a que no presentan la reificación que
proviene del trabajo.3

Es por esto entonces que el hombre se hace dueño de la naturaleza y la altera a su


gusto, de una forma violenta, en el sentido de que su alteración rompe con el movimiento
cíclico vital que conservan todos los objetos.

La determinante forma de ver al hombre parte de la acción y dos de sus fundamentos


que son el discurso y la acción misma.

Primero hay que distinguir que en la acción hay una pluralidad puesto que son
diversos hombres y no un solo hombre, es de aquí donde parte la alteridad, es decir el otro
que se me presenta y que es diferente a mí aunque seamos de la misma especie.

Sin embargo como decíamos al principio el discurso y la acción son los elementos
que diferencian a los hombres puesto que estos son la forma de presentación ante los otros,
ya sea por el habla y la forma de actuar en donde se da la interacción con otros y de aquí
surge la distinción, no es meramente la apariencia distinta.

La acción y el discurso van de la mano en tanto que se da una unidad entre ellos en el
momento en que se efectúa, ya que el discurso remite a una acción, acontecimiento o hecho
especifico que se revela.

La acción y el discurso son como el medio de presentación interior de quien es tal


persona, muestran quien realmente es aquel otro, ya que su mirada parte del interior, del
conocimiento reflexivo que se exterioriza, a diferencia de la imagen única de un cuerpo.

3
Ibídem, P, 175.
Con esto quiere decir la autora que la acción es la parte que surge desde el interior del
hombre para comunicarse o relacionarse con los demás ya que de modo que va acompañado
con el discurso, se presenta ante la pluralidad como un ser individual que, aunque de la misma
especie, cuenta con rasgos intelectuales diferentes a los de los demás.

Según la autora, la forma de la vita activa se pone en contraste con la época moderna,
la cual surge a partir de tres momentos importantes en la historia, los cuales son el
descubrimiento de América y la explotación de la tierra, la reforma protestante que se revela
contra la tradición del cristianismo y la invención del telescopio y con él el desarrollo de una
nueva ciencia que parte desde una visión del universo.

El hombre juega un papel importante relacionado con la alineación ya que a partir de


esta se ha desarrollado la tardía modernidad y esta alineación se ha dado en los diferentes
momentos anteriormente mencionados.

Otro de las formas de la modernidad ha sido la interiorización del yo cartesiano que


se da en la modernidad, es decir, que hubo una introspección que remitía al interés único del
yo, dejando de lado cualquier exterioridad, aunque no en su totalidad pues la recuperaba en
la pesadilla del no sueño en donde se podía encontrar con las realidades de los objetos y
demostrar su existencia, tal como lo hizo con Dios y su bondad.

Otro de los cambios dados en la modernidad es el paso de la contemplación a la


acción, es decir, el carácter práctico que ha ido adquiriendo el hombre se debe a que la
utilidad de la acción para el conocimiento teórico fue ganando terreno sobre la simple
observación, es por esto que se fueron inventando objetos con fines contemplativos que
fueron adquiriendo fines prácticos.
La inversión de la Época moderna consistió, pues, en elevar la
acción al rango de contemplarla como el estado más elevado del ser
humano, como si en adelante la acción fuera el significado último en
virtud del cual tenía que interpretarse la contemplación, al igual que,
hasta ese tiempo, todas las actividades de la vita activa se habían juzgado
y justificado en la medida en que hacían posible la vita contemplativa.
La inversión afectó solo al pensamiento, que a partir de entonces fue el
sirviente de la acción como ésta había sido la ancilla theologiae, la
asistenta de la contemplación de la verdad divina en la filosofía medieval
y la asistenta de la contemplación de la verdad del ser en la filosofía
antigua. La propia contemplación se vació de significado.4

Con esta inversión se rompe entonces la sucesión histórica epistemológica que partía
del supuesto de un conocimiento teórico para pasar a ser un proceso pragmático que si bien
se ayudaba del pensamiento o de la contemplación, esta no era ya la base para la obtención
de tal conocimiento.

Otro de los cambio que se da en la modernidad es el ascenso del homo faber, que
como habíamos visto en la antigüedad había sido el esclavo, ahora su ascenso se debía a que
la modernidad se preocupa por la producción de materiales de consumo. Por lo tanto la
productividad y la creatividad son los estándares más latos de la modernidad ya que lo que
los materiales eran el requerimiento de la sociedad, es decir, hay una necesidad de la utilidad
de los artificios humanos.

Sin embargo este ascenso se ve derrotando en cuenta la física para a convertirse en


astrofísica, y las ciencias de la naturaleza en ciencias universales, el paso entonces de una
amplitud de nivel mundial a universal es lo que permitió el paso a la victoria a la vita activay
el animal laborans, además de la intervención de una sociedad cristiana que apuntaa a la
vida inmortal debido a la buena nueva.

La vida misma entonces se volvió inmortal después de que había caído en una
mortalidad cuando se interiorizó en el yo.

4
Ibídem, p, 317.
La vita activa del hombre se había visto fracturada en la modernidad por los
acontecimientos economistas y pragmáticos, sin embargo, la vida se ha hecho de una fuente
del trabajo del hombre, es decir, el hombre ha aplicado sus tres variables de labor, trabajo y
acción para poder llevar a cabo todavía una contemplación, no se ha quedado en un estado
mecánico de pura praxis.

BIBLIOGRAFÍA.

Hannah, Arendt. La condición humana. Paidós. México. 2016.

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