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ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA CONDUCTA ANORMAL

1.-CREENCIA PREHISTÓRICA Y ANTIGUA:


Las conductas anormales en la prehistoria se le atribuían a espíritus malignos que controlaban el cuerpo de las
personas afectadas.
En tiempos atrás han surgidos varias hipótesis que se basan en que los hombres que Vivian en las cuevas en la edad de
piedra padecieron de enfermedades mentales en su creencia que eran espíritus malignos y que se utilizaron hasta
métodos quirúrgicos uno de ellos es el Trepanación un método que consistía en abrirle un orificio en la parte del
cráneo contar de que el espíritu maligno salga del individuo algunos lograron sobrevivir a este método en la edad de
piedra.
Otro método que se utilizaba era el Exorcismo en los antiguos Chinos, Hebreos, y Egipcios, el exorcismo que
consistían en rezos elaborados, ruidos drogas que inducían el vómito y hasta el ayuno que se usaba para retirar el
espíritu del cuerpo de la persona.
Los antropólogos se han preguntado si este tipo de ci-rugía, llamada trepanación, era realizada como una forma
de tratamiento de los trastornos psicológicos. Teorizan que la gente de la prehistoria pensaba que los espíritus
diabólicos que estaban atrapados dentro de la cabeza causaban la conducta anormal, y que la liberación de estos
espíritus haría que la persona regresara a la normalidad. Otra interpretación es que la trepanación se utilizaba como
tratamiento médico. Por lo que sabemos, el procedimiento pudo haber sido un tratamiento eficaz para algunas
perturbaciones mentales, causadas por desequilibrios o anormalidades fisiológicas. En cualquier caso, los cráneos son
la única evidencia que tenemos de ese periodo de la historia, y sólo podemos especular sobre su significado (Maher y
Maher, 1985)

2.-EXPLICACIONES NATURALISTAS (PENSAMIENTO GRECO-ROMANO)

Con la civilización griega en la era del dominio romano (500 d.c) surgen las explicaciones naturales sobre las
enfermedades mentales poniendo a un lado las explicaciones sobrenaturales.
Las explicaciones que en esos tiempos habían era acerca de lo sobre natural Hipócrates, que se le conoce como el
padre de la medicina fue el primero en desafiar esas explicaciones. Él estaba apoyado desde su punto de vista científico
para explicar las enfermedades mentales
Las explicaciones naturalistas se apoyaban firmemente en las observaciones que sentaron la base del método científico.
Hipócrates creía que, debido a que el cerebro era un órgano central de las actividades intelectuales, la conducta
desviada era ocasionada por una patología cerebral que es una enfermedad del cerebro.
Clasificando así los trastornos mentales en tres categorías:
· *Manía
· *Melancolía
· *Frenitis (Fiebre cerebral)

Otros filósofos que apoyo esas explicaciones orgánicas de las enfermedades mentales fue Platón y el medico griego
Galeno. Platón siguió los pensamientos de Hipócrates he insistió en que las personas con enfermedades mentales eran
responsabilidad de la familia y no deberían castigarle por sus conductas a los enfermos mentales.

3.- EL RETROCESO A LA SUPERSTICION:


A la Edad Media también se le conoce como la "Edad Oscura"; en términos de los modelos de los trastornos
psicológicos, este periodo fue realmente oscuro. No hubo avances científicos o médicos más allá de los de Hipócrates y
Galeno. En los raros casos en que la gente con trastornos psicológicos buscó tratamiento médico, el doctor podía
ofrecer muy poco, además de los métodos bárbaros de la purga y la sangría, intentos ineficaces de manipular la dieta o
la prescripción de drogas inútiles. Durante la Edad Media resurgieron las creencias primitivas respecto a la posesión
espiritual. La gente se volcó hacia la superstición, la astrología y la alquimia para explicar muchos fenómenos
naturales, incluyendo las enfermedades psicológicas y físicas. Los rituales mágicos, el exorcismo y los medicamentos
populares se aplicaban ampliamente. La creencia en posesiones demoniacas también se utilizaba para explicar la
conducta anormal, y las personas que buscaban ayuda del clero eran tratadas como peca-dores, brujos o encarnaciones
del diablo. El castigo y la ejecución de gente acusada de ser brujos se fue expandiendo a finales de la Edad Media,
especialmente durante el Renacimiento.
4.- LA LOCURA MASIVA O HISTERIA COLECTIVA:
Antes del siglo XX, la mayoría de estos casos – conocidos por
sociólogos y psicólogos como enfermedades masivas sociogénicas –
implicaban a personas expuestas a una estricta disciplina por un
periodo largo tiempo. Entre los siglos XV y XIX, la creencia popular
en brujas y demonios, junto con el crecimiento del rigor en algunos
conventos europeos, disparó docenas de brotes histéricos entre las
monjas. Esto no es sorprendente. Las chicas jóvenes eran
normalmente coaccionadas para adherirse a órdenes religiosas
aisladas, en régimen de clausura, practicando una disciplina rígida y
viviendo sólo con mujeres. Junto con los votos de castidad y pobreza,
muchos seguían dietas casi hasta la hambruna, repetidos rituales de
oración y ayunos prolongados. Los castigos físicos y el
encarcelamiento eran el resultado de incluso pequeñas transgresiones.
Cuando la histeria surgía, podía durar meses; o crecer y decrecer
durante años. Aunque los conventos europeos podrían haber sido el
caldo de cultivo perfecto para engaños e histeria masivos, no son los
únicos lugares. Y aunque mucho se ha escrito sobre la histeria
individual, poca atención se ha dirigido hacia engaños o brotes de
histeria en grupos. A pesar de haber muchas evidencias.

5.- LA BRUJERIA:

XV, l as conductas inexplicables siguieron atribuyéndose al mal.

en el cual los brujos eran acusados de herejes y demonios, que debían ser destruidos con el interés de preservar el
cristianismo. El "tratamiento" que recomendaban era la expulsión, la tortura y la quema en la hoguera. Las mujeres, en
especial las ancianas, así como las parteras, eran los principales sujetos de persecución. Una vez que la Iglesia etiquetaba
a una mujer como bruja, ésta no tenía escapatoria.
6.- EL RENACIMIENTO:

Aunque las ideas como la demonología y el exorcismo persistieron durante el Renacimiento (que abarcó del siglo XIV
al siglo XVI), en este periodo se incrementó el humanismo, la curiosidad por la naturaleza y el interés por el saber. Por
ejemplo, Johann Weyer (1515-1576), y médico del siglo XVI, hizo hincapié en el conflicto psicológico y las relaciones
interpersonales desequilibradas como causas de los trastornos mentales. Weyer tuvo el valor de insistir en que las brujas
eran personas mentalmente perturbadas y no criaturas de Satanás. Defendió con firmeza la necesidad de tratar a esas
personas mediante la medicina y no por medio de la teología. Su humanismo destacado sin duda salvó a muchos
enfermos mentales de morir en la hoguera. Con base en el análisis psicológico minucioso de los pacientes mentales,
Weyer describió una amplia gama de conductas anormales, entre ellas los trastornos que en la actualidad se conocen
como paranoia, epilepsia, psicosis, depresión y pesadillas recurrentes. Estableció que el tratamiento clínico debería
orientarse a cubrir las necesidades de las personas perturbadas y no a meramente seguir reglas de instituciones religiosas.
Dedicó muchísimo tiempo a hablar con y a observar a sus pacientes debido a que pensaba que no podía dar tratamiento a
la psicología anormal sin tener un co nocimiento de primera mano. Este descubrimiento lo llevó a la conclusión de que
las experiencias internas (como los conflictos psicológicos) y las relaciones desequilibradas con los demás eran
causa importante de las enfermedades mentales. Los escritos de Weyer representan un paso significativo hacia la
separación entre la psicología anormal y la teología.
7.- EL MOVIMIENTO DE LA REFORMA (Philippe Pinel)

El aumento de una actitud científica hacia los trastornos mentales que comenzó en el siglo XVIII contribuyó a incrementar la
compasión por las personas que los padecían. Esta nueva compasión se convirtió en la base para el movimiento de la Reforma del
siglo XIX. Philippe Pinel (1745-1826), un líder en la reforma de los hospitales mentales franceses, expresó gran simpatía por la
condición de los dementes. Creía con firmeza que lo que necesitaban era cuidado humano y tratamiento. A pesar de que, en la
actualidad, esta orientación es bien aceptada tanto por los trabajadores profesionales como por el público, en su época, las ideas
de Pinel estaban lejos de aceptarse. Tuvo que luchar contra el punto de vista de que las instituciones para los dementes eran más
necesarias para proteger a la sociedad que para ayudar a los enfermos.
Un paso importante hacia el trato humano de los enfermos mentales se dio el 25 de mayo de 1815, cuando la
Cámara de los Comunes británica ordenó una “Investigación Parlamentaria en los Manicomios de Inglaterra”. En esa época, el
tratamiento era brutal. Los pacientes eran azotados, apaleados y encadenados además de los tratamientos de sangrado y vómito
que eran tan comunes en la práctica médica. Incluso el rey Jorge III tuvo que pasar por un tratamiento de este tipo durante su
colapso nervioso de 1788- 1789.
A mediados del siglo XIX, la aceptación cada vez mayor de las ideas humanitarias llevó a un mayor reconocimiento de la
necesidad de reformar las instituciones sociales. Se iniciaron movimientos enérgicos para establecer asilos protectores y benignos
para los enfermos mentales. Los enormes asilos para los dementes que se construyeron en el siglo XIX se crearon porque se
pensaba que la única forma de curarlos era a través de su aislamiento de las in- fluencias dañinas de la familia, los amigos y la
comunidad. Aunada a este punto de vista, florecía la creencia en el tratamiento moral. Este planteamiento trataba de controlar y
rehabilitar al paciente mediante un horario fijo que apoyara sus hábitos regulares; un trato bondadoso con restricciones mínimas;
una visita diaria por parte del superintendente del hospital, quien asumía el papel de persuasor y líder de inspiración; ambiente
tranquilo y agradable; instalaciones que separasen a los pacientes con distintos grados de trastorno; dieta apropiada; algunos
medicamentos; y actividades físicas y mentales organizadas (ver la figura 1-11).

8.- Cuáles son las causas de la anormalidad?

Ahora que ya hemos comentado los criterios para definir la anormalidad, podemos centrar nuestra atención en sus cau-
sas. Para tratar de comprender por qué las personas sienten y actúan de maneras consideradas anormales, los científi-cos
sociales observan tres dimensiones: biológica, psicoló-gica y sociocultural. En otras palabras, la conducta anormal surge
de un conjunto complejo de determinantes en el cuer- po, la mente y el contexto social del individuo. A lo largo de este
libro, verá que estos tres campos son relevantes para comprender y tratar los trastornos psicológicos,

CAUSAS BIOLÓGICAS
En sus esfuerzos por compren-der las causas de la conducta anormal, los expertos en sa-lud mental evalúan con
sumo cuidado las causas dadas en el cuerpo de una persona, que pueden ser atribuibles a la herencia genética o a
alteraciones en el funcionamiento fí-sico. En cuanto a la rutina de cada evaluación, la doctora Tobin evalúa el grado en
que un problema, de posible cau-sa emocional, puede ser explicado en términos de determi-nantes biológicos. La
comprensión del importante papel causal de la biología alerta a la doctora Tobin sobre la ne-cesidad a incorporar
componentes biológicos, como medi-camentos, en su intervención. Muchos trastornos mentales provienen de la familia,
como el trastorno depresivo mayor. La probabilidad de que un hijo o hija de un padre depresivo desarrolle una depre-
sión, es mayor en términos estadísticos de la que tienen los descendientes de padres sin depresión. En el caso de
Rebecca Hasbrouck, la doctora Tobin atendería el hecho de que la madre de Rebecca sufre de episodios recurrentes de
depre-sión. ¿Rebecca podría ser vulnerable en cuanto a su genética, para desarrollar un trastorno del estado de ánimo
similar? Además de considerar el papel de la genética, los pro-fesionales clínicos también analizan la posibilidad de que
la conducta anormal sea el resultado de alteraciones en el funcionamiento físico. Dichas alteraciones pueden surgir por
diversas fuentes, como condiciones médicas, daño ce-rebral o la exposición a ciertos tipos de estímulos del am- biente.
Muchas condiciones médicas pueden provocar que una persona sienta y actúe de maneras anormales. Por ejem- plo, una
anormalidad en la glándula tiroides puede provo-car grandes variaciones en el estado de ánimo y en las emo-ciones. El
daño cerebral resultante de un traumatismo craneal, incluso uno leve, puede resultar en conducta rara y en emociones
intensas. De forma similar, la ingestión de sustancias, ya sea drogas ilícitas o fármacos, puede provo-car cambios
emocionales y conductuales similares un tras-torno psicológico. Incluso la exposición a estímulos am- bientales, como
sustancias tóxicas o alergénicas, pueden provocar que una persona experimente cambios emocio-nales y conductas
perturbadoras.
CAUSAS PSICOLÓGICAS
Si la biología pudiese dar todas las respuestas, entonces consideraríamos a los tras-tornos mentales como
enfermedades, pero obviamente las cosas no son así. La perturbación surge como resultado de experiencias
problemáticas de vida; quizá un evento que sucedió hace una hora, el año pasado o en los primeros días de la vida de una
persona, ha dejado una marca que provoca cambios en los sentimientos o en la conducta. Por ejemplo, el comentario
hiriente de un profesor puede provocar que un estudiante se sienta deprimido por varios días; una des-ilusión en una
relación íntima puede acarrear una reacción emocional intensa durante varios meses; un trauma que ocurrió hace muchos
años puede seguir afectando los pen-samientos, la conducta y hasta los sueños de una persona. Las experiencias de la
vida pueden contribuir también a los trastornos psicológicos, al provocar que el individuo forme asociaciones negativas
con ciertos estímulos. Por ejemplo, un miedo irracional a los espacios pequeños puede surgir de la experiencia de quedar
atrapado en un elevador.

Por lo tanto, al evaluar las causas psicológicas de la anormalidad, los científicos sociales y los profesionales
clínicos toman en cuenta las experiencias personales. La mayor parte de las experiencias son interpersonales, even-tos
que tienen lugar en interacciones con otras personas. Pero las personas también tienen experiencias intrapsí-quicas,
aquellas que involucran sus pensamientos y senti-mientos. Como verá más adelante en el libro, los proble-mas
emocionales pueden surgir a partir de percepciones distorsionadas y formas erradas de pensamiento.

CAUSAS SOCIOCULTURALES
Gran parte de lo que somos está determinado por las interacciones interper-sonales que tienen lugar en los
círculos concéntricos de nuestras vidas. El término sociocultural se refiere a los di-versos círculos de influencia social en
la vida de la gente. El círculo más inmediato se compone por las personas con quienes interactuamos al nivel más local.
En el caso del estudiante universitario típico, se trataría de un compañero de cuarto, compañeros de trabajo y
compañeros de clase que ve con regularidad. Un poco más allá del círculo inme-diato, se encuentran las personas que
habitan el círculo extenso de las relaciones, como los miembros de la familia o los amigos de la preparatoria. Un tercer
círculo está com- puesto por la gente de nuestro ambiente, con la que interactuamos de forma mínima, como los
residentes de nuestra comunidad o campus universitario, cuyas expecta-tivas y conductas influyen en nuestras vidas. Un
cuarto círculo social es la cultura mucho más amplia en la que vivimos, como la comunidad del país. La anormalidad
puede ser causada por eventos en cual-quiera o en todos estos contextos sociales. Las relaciones problemáticas con un
compañero de cuarto o un miembro de la familia pueden provocar que una persona se sienta profundamente perturbada;
el fracaso en una relación de pareja puede causar una depresión suicida; involucrarse en una relación de abuso puede
iniciar un estilo interpersonal en el que la víctima del abuso empiece a relacionarse sólo con personas agresivas y
dañinas; ser criado por un padre sádico puede provocar que una persona establezca un pa-trón de relaciones cercanas
caracterizado por control y daño emocional; la confusión política, aun a nivel local, puede evocar emociones que van de
una ansiedad perturbadora a un miedo incapacitante. Para algunas personas la causa de la anormalidad es mucho más
amplia, quizá cultural o so-cial; por ejemplo, la experiencia de discriminación tiene un profundo impacto en una persona
que es parte de un grupo minoritario, que bien puede involucrar raza, cultura, orientación sexual o discapacidad.

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